¿Por qué la Biblia Católica tiene más libros que la protestante?

por

Catequesis en familia - Inicio 5 Catequesis familiar 5 Catequesis Artículos 5 ¿Por qué la Biblia Católica tiene más libros que la protestante?

Por el año 605 a.C., el Pueblo de Israel sufrió una dispersión o, como se le conoce bíblicamente, una «diáspora». El rey Nabuconodosor conquistó Jerusalén y llevó a los israelitas cautivos a Babilonia, comenzando de Babilónica» (cf. 2 Reyes 24, 12; y 2 Reyes 25, 1).

Pero no todos los israelitas fueron llevado cautivos, un «resto» quedó en Israel: 2 Reyes 25, 12; 2 Reyes 25, 22; Jeremías 40, 11; Ezequiel 33, 27. También un número de Israelitas no fueron cautivos a Babilonia sino que fueron a Egipto: 2 Reyes 25, 26; Jeremías 42, 14; Jeremías 43, 7.


El rey Ciro de Persia conquistó a Babilonia (2 Crónicas 36, 20; 2 Crónicas 36, 23) y dio la libertad a los israelitas de regresar a Israel, terminando así su esclavitud. Algunos regresaron a Palestina (Esdras 1, 5; 7, 28; y Nehemías 2, 11) pero otros se fueron en vez a Egipto, estableciéndose, en su mayoría, en la ciudad de Alejandría (fundada por Alejandro Magno en el 322 a.C, contaba con la biblioteca mas importante del mundo en esa época). En esta gran ciudad convivían griegos, judíos y egipcios. Así que los judíos estaban disgregados aun después del fin del cautiverio, unos en Palestina y otros en la diáspora, sobre todo en Alejandría. En el tiempo de Jesús habían mas judíos en Alejandría que en la misma Palestina (1 Macabeos 1, 1)

Mientras la primera semejanza de un canon hebreo se empieza a formar, la lengua hebrea comienza a morir y desapareció completamente para el año 135 a.C. Por esta razón Jesús y sus contemporáneos en Palestina hablaban arameo, un dialecto del hebreo.


La Traducción de los Setenta (Septuagésima)

Como en la mayor parte del mundo civilizado, la lengua principal de Alejandría en el siglo III a.C. era el griego. Había por eso gran necesidad de una traducción griega de las Sagradas Escrituras. La historia relata que Demetrio de Faleron, el bibliotecario de Plotomeo II (285-246 a.C.), quería unas copias de la Ley Judía para la Biblioteca de Alejandría. La traducción se realizó a inicios del siglo tercero a.C. y se llamó la Traducción de los Setenta (por el número de traductores que trabajaron en la obra). Comenzando con el Torá, tradujeron todas las Sagradas Escrituras, es decir todo lo que es hoy conocido por los cristianos como el Antiguo Testamento. Introdujeron también una nueva organización e incluyeron Libros Sagrados que, por ser mas recientes, no estaban en los antiguos cánones pero eran generalmente reconocidos como sagrados por los judíos. Se trata de siete libros, escritos en griego, que son llamados hoy deuterocanónicos. Vemos entonces que no hay un «silencio bíblico» (una ausencia de Revelación) en los siglos precedentes al nacimiento de Jesús. La mayoría de los judíos de aquel tiempo sabían que Dios continuaba revelándose. Aquella era la última etapa de revelación antes de la venida del Mesías.

La Traducción de los Setenta contiene los textos originales de algunos de los deuterocanónicos (Sabiduría y 2 Macabeos) y la base canónica de otros, ya sea en parte (Ester, Daniel y Sirac) o completamente (Tobit, Judit, Baruc y 1 Macabeos).


La Traducción de de los Setenta es la que se usaba en tiempo de Jesucristo y los Apóstoles

La versión alejandrina, con los siete libros deuterocanónicos, se propagó mucho y era la generalmente usada por los judíos en la era Apostólica. Por esta razón no es sorprendente que esta fuera la traducción utilizada por Cristo y los escritores del Nuevo Testamento. 300 de las 350 referencias al Antiguo Testamento que se hacen en el Nuevo Testamento son tomadas de la versión alejandrina. Por es no hay duda de que la Iglesia apostólica del primer siglo aceptó los libros deuterocanónicos como parte de su canon (libros reconocidos como Palabra de Dios). Por ejemplo, Orígenes, (Padre de la Iglesia, 254), afirmó que los cristianos usaban estos libros aunque algunos líderes judíos no los aceptaban oficialmente.

Al final del primer siglo de la era cristiana, una escuela judía, quizás de rabinos, hicieron un canon hebreo en la ciudad de Jamnia, en Palestina. Cerraron el canon con los profetas Esdras (458 a. C.), Nehemías (445 a. C.), y Malaquías (433 a. C.). Este canon comprendía de 22 a 24 libros. No rechazaron los libros deuterocanónicos definitivamente, pero no los incluyeron entre los canónicos. El canon reconocido por los judíos no se fijó hasta mas de cien años después. Aun entonces, los libros «deuterocanónicos» siguieron siendo leídos y respetados por los judíos. Mientras tanto los cristianos siguieron reconociendo la versión alejandrina. Es así que surgieron los dos cánones del Antíguo Testamento.


Los dos cánones del Antiguo Testamento

El canon de Alejandría (la traducción de los Setenta al griego, hecha antes de Cristo y aceptada por todos los cristianos y muchos judíos, que contiene los libros deuterocanónicos).

El canon de Palestina (Jamnia, traducción hebrea hecha después de Cristo).

Los historiadores ponen como fecha en que se fijaron los cánones de las traducciones de Alejandría y de Palestina para el siglo segundo de nuestra era. El Obispo Melito de Sardis registró la primera lista conocida del canon alejandrino en el año 170 A.D. Contenía 45/46 libros (el libro de Lamentaciones se consideraba como parte de Jeremías). El canon Palestino contenía solo 39 libros pues no tenía los libros 7 libros Deuterocanónicos.


La Vulgata de San Jerónimo

La primera traducción de la Biblia al latín fue hecha por San Jerónimo y se llamó Vulgata (año 383 AD). El latín era entonces el idioma común en el mundo Mediterráneo. San Jerónimo en un principio tradujo del texto hebreo del canon de Palestina. Su estilo era mas elegante y en algunas frases distinto a la Traducción de los Setenta. Además le faltaban los libros deuterocanónicos por no estar en el texto hebreo. Esto produjo una polémica entre los cristianos. En defensa de su traducción, San Jerónimo escribió una carta: Ad Pachmmachium de optimo genere interpretandi, la cual es el primer tratado acerca de la traductología. Por eso se le considera el padre de esta disciplina. Ahí explica, entre otras cosas el motivo por el cual considera inexacta a la septuagésima. Finalmente se aceptó su versión, pero con la inclusión de los libros deuterocanónicos. Por eso la Vulgata tiene todos los 46 libros.


La Iglesia establece el canon

La controversia sobre que libros son canónicos fue larga, extendiéndose hasta el siglo IV y aun mas tarde. Las polémicas con los herejes, particularmente los seguidores de Marción, que rechazaban libros generalmente reconocidos por los Padres, hizo que la Iglesia definiera con autoridad la lista de los libros sagrados (el canon).

Los concilios de la Iglesia, el Concilio de Hipona, en el año 393 y el Concilio de Cartago, en el año 397 y 419, ambos en el norte de África, confirmaron el canon Alejandrino (con 46 libros para el Antiguo Testamento) y también fijaron el canon del Nuevo Testamento con 27 libros. La carta del papa S. Inocencio I en el 405, también oficialmente lista estos libros. Finalmente, el Concilio de Florencia (1442) definitivamente estableció la lista oficial de 46 libros del A.T. y los 27 del N.T.


El canon del Nuevo Testamento se definió en el siglo IV tras un largo y difícil proceso de discernimiento

El mismo nombre de «Nuevo Testamento» no se usó hasta el siglo II. Uno de los criterios para aceptar o no los libros fue que tuviese como autor a un apóstol; su uso, especialmente en la liturgia en las Iglesias Apostólicas y la conformidad con la fe de la Iglesia. Fue bajo estos criterios que algunos evangelios atribuidos a los Apóstoles (ej. Ev de Tomás, Ev. de Pedro) fueron rechazados. El evangelio de San Juan y el Apocalipsis se consideraron por largo tiempo como dudosos por el atractivo que tenían con grupos sectarios y milenaristas.

Todos los católicos aceptaron el canon de la Biblia fijado por los concilios mencionados y, como este canon no fue causa de seria controversia hasta el siglo XVI, no se necesitó definir el canon de la Biblia como una verdad infalible.


A la Biblia Protestante le faltan libros

En el 1534, Martín Lutero tradujo la Biblia al alemán y agrupó los siete libros deuterocanónicos bajo el título de «apócrifos», señalando: «estos son libros que no se tienen por iguales a las Sagradas Escrituras y sin embargo son útiles y buenos para leer.» Es así como los protestantes llegaron a considera a los deuterocanónicos como libros no aceptados en el canon, o sea como libros apócrifos.


La historia demuestra que no es verdad lo que dijo Lutero

Siempre los cristianos habían reconocido esos libros como parte de la Biblia. Los concilios del siglo IV y posteriores habían confirmado la creencia cristiana. La opinión de Lutero era mas bien la de los judíos que seguían la traducción de Jamnia. Lamentablemente Lutero propagó sus errores junto con su rebelión. Es por eso que sus seguidores, los protestantes, carecen de los libros deuterocanónicos de la Biblia:

  • Tobías
  • Judit
  • Ester (protocanónico con partes deuterocanónicas)
  • Daniel (protocanónico con partes deuterocanónicas)
  • I Macabeos
  • II Macabeos
  • Sabiduría
  • Eclesiástico (también llamado «Sirac»)
  • Baruc


Lutero no solo eliminó libros del Antiguo Testamento sino que hizo cambios en el Nuevo Testamento

«Él [Martín Lutero] había declarado que la persona no se justifica por la fe obrando en el amor, sino sólo por la fe. Llegó incluso a añadir la palabra «solamente» después de la palabra «justificado» en su traducción alemana de Romanos 3, 28, y llamó a la Carta de Santiago «epístola falsificada» porque Santiago dice explícitamente: «Veis que por las obras se justifica el hombre y no sólo por la fe». (Scott y Kimberly HAHN, Roma dulce hogar, ed. Rialp, Madrid, 2000, página 57; Scott Hahn fue ministro protestante, presbiteriano antes de su conversión)

Se tomó la libertad de separar los libros del Nuevo Testamento de la siguiente manera:

  • Libros sobre la obra de Dios para la salvación: Juan, Romanos, Gálatas, Efesios, I Pedro y I Juan.
  • Otros libros canónicos: Mateo, Marcos, Lucas, Hechos, el resto de las cartas de Pablo, II Pedro y II de Juan.
  • Los libros no canónicos: Hebreos, Santiago, Judas, Apocalipsis y libros del Antiguo Testamento.

Gracias a Dios, los protestantes tienen los mismos libros que los católicos en el Nuevo Testamento porque no aceptaron los cambios de Lutero para esta parte del canon.

Los protestantes y evangélicos se encuentran en una posición contradictoria

Reconocen el canon establecido por los concilios del siglo IV para el Nuevo Testamento (los 27 libros que ellos tienen) pero no reconocen esa misma autoridad para el canon del AT.

Es interesante notar que la Biblia Gutenberg, la primera Biblia impresa, es la Biblia latina (Vulgata), por lo tanto, contenía los 46 libros del canon alejandrino.


Posición de la Iglesia Anglicana (episcopalianos)

Según los 39 Artículos de Religión (1563) de la Iglesia de Inglaterra, los libros deuterocanónicos pueden ser leídos para «ejemplo de vida e instrucción de costumbres», pero no deben ser usados para «establecer ninguna doctrina» (Artículo VI). Consecuentemente, la Biblia, versión del Rey Jaime (1611) imprimió estos libros entre el N.T. y el A.T. Pero Juan Lightfoot (1643) criticó este orden alegando que los «malditos apócrifos» pudiesen ser así vistos como un puente entre el A.T. y el N.T. La Confesión de Westminster (1647) decidió que estos libros, «al no ser de inspiración divina, no son parte del canon de las Escrituras y, por lo tanto, no son de ninguna autoridad de la Iglesia de Dios ni deben ser en ninguna forma aprobados o utilizados mas que otros escritos humanos».


Clarificación católica del Canon

La Iglesia católica, fiel a la encomienda del Señor de enseñar la verdad y refutar los errores, definió solemnemente, en el Concilio de Trento, en el año 1563, el canon del Antiguo Testamento con 46 libros siguiendo la traducción griega que siempre habían utilizado los cristianos desde el tiempo apostólico. Confirmó así la fe cristiana de siempre y dijo que los libros deuterocanónicos deben ser tratados «con igual devoción y reverencia». El Catecismo de la Iglesia Católica reafirma la lista completa de los Libros Sagrados, incluyendo los deuterocanónicos.

Esta enseñanza del Concilio de Trento fue ratificada por el Concilio Vaticano I y por el Concilio Vaticano II (Constitución Dogmática Dei Verbum sobre la Sagrada Escritura).
La Biblia es un regalo del Señor presentado como obra terminada a través de un largo proceso culminado por el Espíritu Santo en la Iglesia Católica por cuya autoridad se establece el canon definitivo.


Novedad
Cuadernos, recursos y guía
Amigos de Jesús
La Biblia de los más pequeños
Cuentos de Casals
Recomendamos
Editorial Combel
Editorial Casals