Marcos 6, 34-44. Tiempo de Navidad (8 de enero). Para conocer a Dios, que es amor, debemos subir por la escalera del amor al prójimo, de las obras de caridad, de las obras de misericordia que el Señor nos enseñó.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato. Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vaya a las poblaciones cercanas a comprar algo para comer». El respondió: «Denles de comer ustedes mismos». Ellos le dijeron: «Habría que comprar pan por valor de doscientos denarios para dar de comer a todos». Jesús preguntó: «¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver». Después de averiguarlo, dijeron: «Cinco panes y dos pescados». El les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta. Entonces él tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente. Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Sagrada Escritura en el portal web de la Santa Sede
Lecturas
Primera lectura: Epístola I de san Juan, 1 Jn 4, 7-10
Salmo: Sal 72(71), 1-8
Oración introductoria
Señor, ten compasión de mí. Ayúdame a aprovechar bien este rato de oración, incrementa mi fe para que pueda descubrir el redil sobre el cual debo caminar. Multiplica mis dones para que, esperando y confiando en tu misericordia, crezca en mi amor a Ti y a los demás.
Petición
Señor, que sepa descubrir las necesidades espirituales de quien está más cerca de mí y busque resolverlas.
Meditación del Santo Padre Francisco
[…]
En la misma línea se sitúa también el episodio presentado por el pasaje del Evangelio de Marcos (6, 34-44) propuesto por la liturgia. «Primero dice que Jesús tuvo compasión de mucha gente, es el amor de Jesús: vio mucha gente, como ovejas que no tenían pastor, desorientadas». Pero también hoy, recordó el Papa Francisco, hay «mucha gente desorientada en nuestras ciudades, en nuestros países: mucha gente». Cuando «Jesús vio a esta gente desorientada se conmovió: comenzó a enseñarles la doctrina, las cosas de Dios y la gente le prestaba atención, lo escuchaba muy bien porque el Señor hablaba bien, hablaba al corazón».
Luego, relata san Marcos en su Evangelio, Jesús, al darse cuenta de que cinco mil personas ni siquiera habían comido, pidió a los discípulos que se ocupasen de ello. Así, pues, es Cristo quien «va, el primero, al encuentro de la gente». Por su parte, tal vez, «los discípulos se pusieron un poco nerviosos, sintieron fastidio y su respuesta es fuerte: ¿tenemos que ir a comprar 200 denarios de pan y darles de comer?». Así, si «el amor de Dios era el primero, los discípulos no habían entendido nada». Pero es precisamente «así el amor de Dios: siempre nos espera, siempre nos sorprende». Es «el Padre, nuestro Padre que nos ama mucho, quien siempre está dispuesto a perdonarnos, siempre». Y no una vez» sino «setenta veces siete: siempre». Precisamente «como un Padre lleno de amor». Así, «para conocer a este Dios que es amor debemos subir por la escalera del amor al prójimo, de las obras de caridad, de las obras de misericordia que el Señor nos enseñó».
El Papa Francisco concluyó pidiendo «que el Señor, en estos días en los que la Iglesia nos hace pensar en la manifestación de Dios, nos dé la gracia de conocerlo por el camino del amor».
Santo Padre Francisco: Que el Señor cambie el corazón de los crueles
Meditación del jueves, 8 de enero de 2015
Meditación del Santo Padre emérito Benedicto XVI
Queridos hermanos y hermanas:
La Palabra de Dios […] nos vuelve a proponer un tema fundamental y siempre fascinante de la Biblia: nos recuerda que Dios es el Pastor de la humanidad. Esto significa que Dios quiere para nosotros la vida, quiere guiarnos a buenos pastos, donde podamos alimentarnos y reposar; no quiere que nos perdamos y que muramos, sino que lleguemos a la meta de nuestro camino, que es precisamente la plenitud de la vida. Es lo que desea cada padre y cada madre para sus propios hijos: el bien, la felicidad, la realización. En el Evangelio de hoy Jesús se presenta como Pastor de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Su mirada sobre la gente es una mirada por así decirlo «pastoral». Por ejemplo, […] se dice que, «habiendo bajado de la barca, vio una gran multitud; tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas» (Mc 6, 34). Jesús encarna a Dios Pastor con su modo de predicar y con sus obras, atendiendo a los enfermos y a los pecadores, a quienes están «perdidos» (cf. Lc 19, 10), para conducirlos a lugar seguro, a la misericordia del Padre. […]
Queridos amigos: estas palabras nos hacen vibrar el corazón, porque expresan nuestro deseo más profundo; dicen aquello para lo que estamos hechos: la vida, la vida eterna. […]
Santo Padre emérito Benedicto XVI
Ángelus del domingo, 22 de julio de 2012
Propósito
Hacer una visita a Cristo Eucaristía para contemplar y agradecer su amor y cercanía.
Diálogo con Cristo
Señor, gracias por enseñarme el camino que debo seguir: vivir la caridad en todo momento. Ayúdame a abrir mi corazón para deducir lo que puedo hacer por los demás, no con mis propios talentos, sino poniendo éstos en tus manos, para que los multipliques y pueda, así, convertirme en un auténtico discípulo y misionero de tu amor.
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