Juan 12, 24-26. Fiesta de san Lorenzo, diácono y mártir. Ir con Jesús… esa debe ser nuestra alegría con la que seremos fecundos.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna. El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre».
Sagrada Escritura en el portal web de la Santa Sede
Lecturas
Primera lectura: Carta II de san Pablo a los Corintios, 2 Cor 9, 6-10
Salmo: Sal 112(111), 1-2.5-9
Oración introductoria
Señor, ayúdame a servirte siempre y en todo. A saber vivir sostenido por tu amor, dispuesto a dejarme cribar con una confianza ilimitada en tu Providencia, por un amor apasionado y abrazado a tu cruz.
Petición
Señor, dame la generosidad para pasar mi vida sirviendo a los demás.
Meditación del Santo Padre Francisco
[Queridos hermanos y hermanas:]
[…] Asumir un estilo de vida cristiano significa, pues, «tomar la cruz con Jesús e ir adelante». Cristo mismo nos mostró este estilo negándose a sí mismo. Él, aun siendo igual a Dios —observó el Pontífice—, no se glorió de ello, no lo consideró «un bien irrenunciable, sino que se humilló a sí mismo» y se hizo «siervo por todos nosotros».
Este es el estilo de vida que «nos salvará, nos dará alegría y nos hará fecundos, porque este camino que lleva a negarse a sí mismo está hecho para dar vida; es lo contrario del camino del egoísmo», es decir, «el que lleva a sentir apego a todos los bienes solo para sí». En cambio, este es un camino «abierto a los demás, porque es el mismo que recorrió Jesús». Por lo tanto, es un camino «de negación de sí para dar vida. El estilo cristiano está precisamente en este estilo de humildad, de docilidad, de mansedumbre. Quien quiera salvar su vida, la perderá. En el Evangelio, Jesús repite esta idea. Recordad cuando habla del grano de trigo: si esta semilla no muere, no puede dar fruto» (cf. Jn 12, 24).
Se trata de un camino que hay que recorrer «con alegría, porque —explicó el Papa— Él mismo nos da la alegría. Seguir a Jesús es alegría». Pero es necesario seguirlo con su estilo –insistió–, «y no con el estilo del mundo», haciendo lo que cada uno puede: lo que importa es hacerlo «para dar vida a los demás, no para dar vida a uno mismo. Es el espíritu de generosidad». Entonces, el camino a seguir es éste: «Humildad, servicio, ningún egoísmo, sin sentirse importante o adelantarse a los demás como una persona importante. ¡Soy cristiano…!». Con este propósito, el Papa Francisco citó la imitación de Cristo, subrayando que «nos da un consejo bellísimo: ama nesciri et pro nihilo reputari, «ama pasar desapercibido y ser considerado una nulidad»». Es la humildad cristiana. Es lo que Jesús hizo antes».
«Pensemos en Jesús que está delante de nosotros —prosiguió—, que nos guía por ese camino. Ésta es nuestra alegría y ésta es nuestra fecundidad: ir con Jesús. Otras alegrías no son fecundas, piensan solamente, como dice el Señor, en ganar el mundo entero, pero al final se pierde y se arruina a sí mismo».
Santo Padre Francisco: El estilo cristiano
Meditación del jueves, 6 de marzo de 2014
Meditación del Santo Padre emérito Benedicto XVI
Aquí el Señor insiste en la correlación entre la muerte de la semilla y el «mucho fruto» que dará. El grano de trigo es él, Jesús. El fruto es la «vida en abundancia», que nos ha adquirido mediante su cruz. Esta es también la lógica y la verdadera fecundidad de toda pastoral vocacional en la Iglesia: como Cristo, el sacerdote y el animador deben ser un «grano de trigo», que renuncia a sí mismo para hacer la voluntad del Padre; que sabe vivir oculto, alejado del clamor y del ruido; que renuncia a buscar la visibilidad y la grandeza de imagen que hoy a menudo se convierten en criterios e incluso en finalidades de la vida en buena parte de nuestra cultura y fascinan a muchos jóvenes.
Queridos amigos, sed sembradores de confianza y de esperanza, pues la juventud de hoy vive inmersa en un profundo sentido de extravío. Con frecuencia las palabras humanas carecen de futuro y de perspectiva; carecen incluso de sentido y de sabiduría. Se difunde una actitud de impaciencia frenética y una incapacidad de vivir el tiempo de la espera. Sin embargo, esta puede ser la hora de Dios: su llamada, mediante la fuerza y la eficacia de la Palabra, genera un camino de esperanza hacia la plenitud de la vida.
Santo Padre emérito Benedicto XVI
Discurso del sábado, 21 de julio de 2009
Propósito
Darme el tiempo para escuchar a las personas con las que convivo diariamente: oír, comprender, acompañar, sin buscar alguna ventaja personal.
Diálogo con Cristo
Generosidad, valentía, fe, perseverancia, paciencia, tenacidad, celo apostólico y humildad son las virtudes que deben abonar la semilla de mi vida, para que dé el fruto para lo cual fue creada. Señor, dame tu gracia para dejar a un lado todo lo que me aparte de cumplir tu voluntad.
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