Orar a través del dibujo

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El dibujo, o más ampliamente la expresión plástica, es una de las maneras de expresarse que más atrapa y entusiasma a los chicos.

Cualquiera de nosotros ha podido observar cómo les gusta dibujar a los niños y cómo lo hacen con gran aplicación.

La expresión plástica moviliza al niño de tal manera que todo su ser es absorbido por dicha actividad, produciéndole tal placer y dedicación solo comparable con el juego.

Dicho entusiasmo podría aprovecharse para canalizar algún momento de oración, de manera que placer, dedicación y oración estén estrechamente unidos. Se me ocurre que habría que utilizar este recurso asiduamente en la catequesis, por supuesto que sin cansar ni agotar a los chicos, ni mucho menos coartarles su capacidad creadora. Por otra parte, todo acto creativo es una participación en la Creación de Dios. La búsqueda de la belleza, es en su esencia la búsqueda de Dios.

En los niños experiencia de fe y expresión de fe están indisolublemente unidos. Para ellos las actividades de expresión de la fe son una forma de revivir lo que acaban de vivenciar catequísticamente. Es decir, si el niño realiza una experiencia de fe, vuelve a revivirla e internalizarla cuando puede expresarla a través de una creación propia. Asimismo, cuando está realizando una expresión de la fe está teniendo una experiencia de fe. Es un proceso que se retroalimenta permanentemente.

Dibujar ofreciendo a Dios el dibujo, al ritmo de una música tranquila, puede convertirse en un momento de serena oración. Otra forma, es expresar a través del dibujo nuestras necesidades a Dios, nuestros agradecimientos o sencillamente lo que queremos decirle o contarle.

Siempre que dibujemos con niños, agreguemos el contenido catequístico, bien concreto en el tema del dibujo. En la medida de lo posible, hagamos que el niño se incluya a sí mismo, a sus amigos, a su familia, a Jesús, etcétera, dentro del dibujo. No estereotipemos ninguna imagen de Dios, ni mucho menos corrijamos a los niños al respecto. Sí, podemos incentivar el dibujo, la creatividad, a través de sugerencias.

Por ejemplo, se puede incentivar a partir de un texto bíblico. Con la hoja delante y los materiales listos, después de la narración respectiva, los chicos pueden cerrar los ojos e imaginarse la escena: cómo están vestidos los personajes, cuál es el clima reinante; qué ruidos y sonidos me imagino en la escena; cuál es el diálogo entre los personajes; qué dice Jesús, cuál es su actitud… Me imagino dentro de la escena, con mis amigos, con mi familia, etc. Qué colores expresan mejor lo que imaginé… Con pregunta como estas se puede ir orientando a los chicos para ir haciendo una oración. Entonces sí, abrimos los ojos y con el gozo de saber que estamos dibujando para Dios, nos ponemos manos a la obra.

Cabe aclarar que no estamos evaluando la técnica ni la calidad del dibujo sino procuramos que sea un medio de acercamiento a Dios. Finalizada la experiencia se pueden llevar los dibujos al templo, para ofrecérselos a Dios o colocarlos en el rincón de oración de la casa para rezar en familia, a partir de los mismos.


Técnicas de expresión plástica

  • El dibujo (con cualquier tipo de material y/o técnica): por supuesto que siempre responderá al tema catequístico tratado en el encuentro. Es muy importante que los niños se incluyan dentro del mismo, junto a Dios y a sus amigos.
  • La pintura con pincel u otras variantes.
  • La dáctilo-pintura o pintura con las manos.
  • La impresión: con diversos materiales como papas, hojas de plantas, corchos, etc.
  • El collage: con cualquier tipo de material.
  • El trabajo con material descartable: corchos, escarbadientes, telas, fibras o cualquier tipo de material de desecho.
  • El plegado y otros trabajos con papel: como por ejemplo: recortar figuras con los dedos, papel de diario; corrugado o bolilleo, consiste en hacer bollitos pequeños con papel crepe de distintos colores; picado: con papel glasé y punzón; etc.
  • El modelado: con cualquier material: pasta de sal, caucho, masa, porcelana fría, etc. El modelado da infinitas posibilidades, permite el armado de representaciones grupales.

(De la Serie «Iniciación en la oración», columna 10.ª)

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