«Cada una de las celebraciones eucarísticas de los niños prepárese con cuidado y en especial de una manera particular las oraciones, los cantos, las lecturas, las intenciones de la oración de los fieles, tomando para dicha participación el parecer de los adultos y los niños que ejercen algún ministerio particular en estas Misas. Para preparar y adornar el lugar de la celebración así como para la preparación del cáliz con la patena y las vinajeras, en cuanto se pueda, dese lugar a algunos niños. Salvar siempre la debida preparación interior, también tales acciones ayudan a despertar el sentido comunitario de la Celebración…»
Sagrada Congregación para el Culto Divino: Directorio Litúrgico para las misas con participación de niños, n.º 29
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Para que una celebración tenga posibilidades de llegar a buen término es necesario tomarse un tiempo importante para pensarla, para prepararla bien. Cuanto más se piense antes y uno se anticipe a las situaciones, seguramente mayor probabilidades de que salga bien tendremos. Sobre todo si dicha preparación por parte de los adultos se hace en familia o en equipo, entre todos, siempre hay menos riesgo de equivocarnos.
Podemos hablar de dos momentos: la preparación remota y la preparación inmediata.
La preparación anterior o remota
El éxito de una celebración depende muchas veces de una buena preparación. No puede ser resultado del azar o de la improvisación. Hay que escribirla, pensarla con tiempo; y lo más importante, hay que rezarla delante de Dios.
Habrá que determinar los siguientes puntos:
- ¿Qué objetivo nos proponemos con la misma? ¿Qué queremos celebrar? ¿Cuándo y en qué lugar se va a realizar y si está disponible en ese momento?
- ¿Es necesario distribuir funciones? ¿Qué cantos se van a elegir? ¿Cuál será la Palabra de Dios? ¿Qué materiales serán necesarios?
- ¿Qué van a hacer los niños antes y durante la celebración? ¿Cómo se ubicarán? ¿Cuál va a ser el gesto por destacar? ¿Tienen que llevar algo preparado? ¿Van a participar otras personas? ¿Hay que invitarlas? ¿Cómo? ¿Qué papel desempeñarán?
- ¿Qué elementos pueden jugar en contra? ¿Están previstas las posibles dificultades?
En síntesis, hay que prever el qué, quién, cuándo, dónde, cómo y el porqué de la celebración. Es aconsejable dejar por escrito el esquema y los responsables, las necesidades y cada etapa de la celebración.
Preparación previa o inmediata
El mismo día de la celebración, en algún momento previo, siempre es importante preparar todo cuidadosamente.
Habrá que prever:
- Explicarle a los niños qué van a hacer, ensayar las canciones, las dramatizaciones, etc.
- Fijarse si están todos los elementos dispuestos y preparados el lugar, por ejemplo: almohadones, Biblia, velas, fósforos o encendedores, floreros, etc.
- Probar todos los materiales por utilizar: proyector, pantalla, reproductor de música, alargadores, etc. No es la primera ni la última vez, que una celebración no se puede realizar por culpa de un enchufe o adaptador.
- Avisar a otros grupos o personas presentes que se va a realizar una celebración a tal hora y en tal lugar, de manera de evitar superposiciones o interrupciones innecesarias.
Pero, sobre todo, lo que importa al preparar una Celebración de la Palabra es poder situarse en la mentalidad de los niños y vislumbrar qué signos y gestos tendrán un mejor poder convocante para despertar el gusto en los niños de participar en la liturgia. Qué tema y qué Palabra de Dios calará más profundamente en el momento que están viviendo, en los interrogantes vitales que tienen los niños y niñas de esa edad.
Lo esencial es que el grupo o persona que la prepara deberá ponerla en oración. No olvidemos que siempre que tengamos que hablar con los niños de Dios, primero tenemos que hablar con Dios de los niños.
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