Los gestos en la oración con los niños

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“Contrariamente a lo que pasa con el adulto, el gesto no es para el niño la proyección de una idea o de un sentimiento que tiende a la exteriorización; es el medio por el cual la idea o sentimiento penetra en la conciencia.”

Lubienska de Lenval

El gesto en la comunicación humana

El gesto es el lenguaje humano y religioso más primitivo y universal. Desde tiempos remotos, el gesto ha servido de instrumento de comunicación antes que la palabra. Aún hoy en día, cuando dos personas no hablan el mismo idioma, se comunican a través de gestos y signos, lo mismo sucede con los niños pequeños. Los gestos impresionan más que las palabras. El gesto es más concreto, tangible. La vida afectiva, los estados de ánimo se expresan más y mejor a través de gestos que de palabras: una sonrisa, una caricia, un abrazo, un beso, una lágrima, etc.

Dios mismo se fue revelando a los hombres por medio de gestos salvíficos. La Historia de la Salvación está llena de gestos de Dios hacia los hombres y de estos hacia Dios. Todo lo ha hecho Dios Padre para preparar la venida de su Hijo único, Jesús, el gran gesto del amor de Dios.

Importancia del gesto para los niños

El gesto es, para el niño, un medio mucho más significativo que la palabra. Además, el gesto permite al niño expresar lo que no puede decir con palabras o dar más fuerza al sentido de las mismas. Los niños captan mucho más aquello que les queremos transmitir cuando son capaces de expresarlo a través de un gesto o signo. Por ejemplo: un niño expresará mucho más profundamente su sentimiento de alabanza haciendo un gran saludo a Dios con los brazos, para acompañar las palabras: “yo te alabo Dios mío” que si pronunciara solo las palabras.

Los más chicos necesitan mucho más del gesto que de la palabra para expresarse. Da la impresión de que si no interviene todo el cuerpo o algunas partes del mismo, la comunicación parece estar incompleta. El niño se expresa con todo su cuerpo, vibra cuando está en movimiento. Todo lo que afecta a sus sentidos le afecta a él. Casi que si no interviene todo el cuerpo o algunas partes del mismo, la comunicación parece estar incompleta. Mucho más en la oración… Los niños no solo disfrutan más cuando todo el cuerpo expresa lo que sienten sino que esta expresión hace que sientan más profundamente lo que hacen. Una cosa es decir que estamos contentos porque Jesús nos ama y otra, muy distinta, es bailar una ronda en torno a una imagen de Jesús cantándole con todo nuestro ser la canción: “Yo tengo un amigo que me ama”.

Con los pequeños, continuamente hay que detenerse en los gestos sagrados que utilizamos, explicando el significado de los gestos que realizamos. Nos tomaremos el tiempo que sea necesario para que los interioricen y, si es necesario, los recreen permanentemente. Muchas veces, podrán inventarse gestos junto con los niños; lo importante es que les ayuden a expresar mejor la fe y, por tanto, el amor de Dios.

Evidentemente, los chicos no solo disfrutan más cuando todo el cuerpo expresa lo que sienten sino que esta expresión hace que sientan más profundamente lo que dicen. Desafortunadamente la rutina o la falta de conocimiento terminan por anular el sentido de gestos que en otro momento fueron muy valiosos.

Debemos procurar que los niños vivan los gestos religiosos que realizan y que siempre respondan a actitudes interiores. Es importantísimo que nosotros primero conozcamos el sentido de dichos gestos y los hagamos con detenimiento; luego, se los transmitiremos lentamente y con gran dignidad. Nosotros debemos siempre hacer y vivir los gestos con los niños. De este modo, se desata una corriente de contagio que es muy beneficiosa para el crecimiento en la fe. Todo gesto religioso utilizado en nuestras oraciones y vivido con intensidad por los niños, ayudará de manera muy especial, a establecer una comunicación profunda y auténtica con Dios, nuestro Padre.

«…La catequesis litúrgica prepara a los sacramentos y favorece una comprensión y vivencia más profundas de la liturgia. Esta catequesis explica los contenidos de la oración, el sentido de los gestos y de los signos, educa para la participación activa, para la contemplación y el silencio. Debe ser considerada como una forma eminente de catequesis”.

Directorio General para la Catequesis, 71

(De la Serie «Iniciación en la oración», columna 8.ª)

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