
Yo doy la paz, y creo la desdicha (Is 45,7)
¡Breve es la sentencia, pero es dulce fuente de miel; y de miel que de ninguna manera causa saciedad! El placer que da la miel sensible se termina en la lengua y acaba en corrupción. La miel de la doctrina penetra en la conciencia y la rocía de perpetuo placer y conduce a la inmortalidad. Además, la miel sensible se extrae de las plantas, esta otra se compone de las divinas Escrituras. De esta segunda miel os ha saciado el que en el día de hoy con tan gran elocuencia os ha predicado, y ha obtenido el fruto de vuestro asentimiento, y ha demostrado la nobleza de su caridad y su fe. ¡Ea, pues! ¡También nosotros os serviremos la mesa acostumbrada con gran presteza, porque no es poco lo que nos gozamos al ver que a pesar de la celebridad de los juegos del Circo, que son juegos de niños, los abandonasteis y habéis concurrido en tan inmensa multitud!