
Nos encontramos ante una de estas santas que tienen mucho digno de ser admiradas más que imitadas. Y no se trata de una santa antigua sino muy cercana a nuestros días. De hecho nace en una familia pobre el año 1878.
Dios lleva a Gema casi desde poco de nacer por unos caminos que muy pronto llamarán la atención. La vida de Gema será una de esas vidas que casi desde que tuvo uso de razón hasta su muerte, y aun más allá de su muerte, tendrá fanáticos seguidores que todo lo verán en ella de orden sobrenatural y santo, y otros empedernidos detractores que no verán en ella sino histerismos físicos y morales y hasta influencias diabólicas.
A Gema Galgani hay que juzgarla con los adelantos de la ciencia de nuestros días y hay que aceptar que el Señor igual puede elegir para ser sus amigos -que nosotros llamamos santos- a personas sanas como a personas enfermas. Gema, nuestra -protagonista, perteneció a las segundas y mediante sus enfermedades, llevadas con gran heroísmo, llegó hasta la santidad reconocida por sus conciudadanos primero y después por la misma Iglesia.