
Un día que estaba Eva sola, se disfrazó de serpiente y le dijo: «¿Por qué no coméis fruta de ese árbol?». Eva contestó: «Porque Dios nos ha dicho que podemos comer de todos los árboles del jardín, menos del que está en medio. Si desobedecemos, se pondrá triste».
La serpiente dijo a Eva: «Dios os ha prohibido comer de ese árbol, porque sabe que si lo hacéis seréis como Él, no tendréis que obedecerle y podréis hacer lo que queráis».
Eva comió del fruto del árbol y también Adán.
«Ayúdame a obedecer siempre».
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La expulsión del Paraíso
Nada más comer, se dieron cuenta de que Dios les estaba mirando y
se pusieron tristes, pues habían obrado mal. Dios les dijo que se fueran del Paraíso por desobedientes. Pero como nos quiere mucho, Dios prometió a Adán y Eva que mandaría a su Hijo, Jesús. Él nos enseñará a todos los hombres lo que tenemos que hacer para ir al Cielo.
«Dios mío, ¡qué bueno eres!».
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De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 12 y 13
Coordinador: Pedro de la Herrán
Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz
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