
Educar el pudor y la modestia
Aunque no esté de moda y va contracorriente, los padres están llamados a inculcar en los hijos, desde pequeños, el respeto hacia sí mismos, el pudor y, en la adolescencia, la virginidad.
La pureza exige el pudor. Este es parte integrante de la templanza. El pudor preserva la intimidad de la persona.
Designa el rechazo, a mostrar lo que debe permanecer velado. Está ordenado a la castidad, cuya delicadeza proclama. Ordena las miradas y los gestos en conformidad con la dignidad de las personas y con la relación que existe entre ellas (CEC, 2521).