
Si queremos asentar sobre bases firmes la vida conyugal debemos clarificar bien la idea del matrimonio.
Toda persona medianamente formada sabe que la cultura occidental —a la que tanto debemos en diversos aspectos— fue posible gracias, en buena medida, a la labor impagable de quienes se extenuaron buscando la verdad y clarificando los conceptos, como dice del gran Sócrates su discípulo Platón. Cuando se aprende a distinguir lo bello de lo feo, lo justo de lo injusto, lo constructivo de lo destructivo..., se sigue un camino ascendente en cuanto a claridad de ideas, firmeza de conducta, seguridad en los ideales, concordia de los espíritus.