
«Escucha Israel: Yahvé nuestro Dios es el único Yahvé. Amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza. Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Se las repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado; las atarás a tu mano como una señal, y serán como una insignia entre tus ojos; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas».
Libro del Deuteronomio (Dt 6, 4-9)
Es constante en la Tradición cristiana, como también en la hebrea [29], que la primera y más incisiva transmisión de la fe a los hijos acontezca en el seno de la familia.