
Pocos casos hay en la historia de la Iglesia de difusión tan rápida y universal de una devoción mariana como es la del culto al famoso cuadro de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Era el día 23 de junio del año 1867, domínica infraoctava del Corpus, cuando, en la iglesia de padres redentoristas de Roma, el decano del Capítulo Vaticano, patriarca de Constantinopla (después cardenal), daba comienzo a la ceremonia de coronación de la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Con anterioridad, el día 12 de mayo del mismo año, habían aprobado por unanimidad los capitulares el proyecto de coronación, declarando en público decreto que dicho cuadro reunía todas las condiciones para tal honor: antiquísimo culto de más de tres siglos y fama de muy milagroso. Se señaló para la litúrgica conmemoración. de aquella fiesta la domínica que precede a la Natividad de San Juan Bautista. Hoy se celebra trasladada al 27 de junio en el calendario universal de la Iglesia.