by Roberto González Váquez | Parroquia de Santa Catalina (Colombia) | 11 Jun, 2023 | Postcomunión Dinámicas
En la víspera de su Pasión, durante la Cena pascual, el Señor tomó el pan en sus manos —como acabamos de escuchar en el Evangelio— y, después de pronunciar la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: «Tomad, este es mi cuerpo». Después tomó el cáliz, dio gracias, se lo dio y todos bebieron de él. Y dijo: «Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos» (Mc 14, 22-24). Toda la historia de Dios con los hombres se resume en estas palabras. No sólo recuerdan e interpretan el pasado, sino que también anticipan el futuro, la venida del reino de Dios al mundo. Jesús no sólo pronuncia palabras. Lo que dice es un acontecimiento, el acontecimiento central de la historia del mundo y de nuestra vida personal.
Santo Padre emérito Benedicto XVI
Solemnidad del Corpus Christi
Homilía del jueves, 15 de junio de 2006
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Celebración del pan y del vino
Celebración para niños de postcomunión con motivo de la Solemnidad del Corpus Christi. Los cantos son de libre elección y el código utilizado para las lecturas es el siguiente: C: celebrante, L1: lector 1, L2: lector 2, y R: respuesta.
C. Mientras escuchamos este “Es mi cuerpo tomad y comed” se acerca cada uno a la mesa, donde esta en su lugar un pan.
Para hacernos discípulos, Jesús nos hace eucaristía. Vamos a reflexionar sobre nuestro propio proceso de formación en la acción a través de los pasos de Jesús en la Última Cena: Tomo pan, lo bendijo, lo partió, lo repartió, Esto es mi cuerpo y mi sangre, coman y beban todos, hagan esto en memoria mía. Detallemos estos pasos:
1.- Tomó pan en sus manos.
L1. Tú eres el pan en las manos de Jesús. El quiso moldearte a su imagen y semejanza. “Como el barro en manos del alfarero, así son ustedes en mis manos, casa de Israel” (Jr 18, 6). Como un día moldeo a Adán y delineo los rasgos que definen los suyos, así te toma a ti para hacerte su discípulo, antes que ser un miembro del grupo. Tus cualidades y limitaciones son la materia prima con la que hace un vaso nuevo.
C. Mientras se canta “Un vaso nuevo” cada uno toma en sus manos el pan y se siente en manos de Dios. Para trabajar por el Señor, primero hemos de ser trabajados por El; para ser liberadores, hemos de ser liberados; para predicar el amor de Dios, hemos de experimentarlo. ¿Qué materia prima ofrezco al Señor?
R. Desprogramarnos
La computadora trabaja gracias a un programa que capacita su trabajo, pero también que la condiciona. A veces hemos hecho planes de nuestra vida, pero los proyectos del Señor pueden sorprendernos. También Saulo estaba convencido de seguir la voluntad del Señor cuando perseguía a los cristianos, y se dejo desprogramar en el camino de Damasco. De pronto, no veía nada, no podía nada, no sabia nada. Y dijo: “Señor ¿qué quieres que haga?” (Hc 22,10).
C. Al escuchar el canto “Entre tus manos”, nosotros hacemos la misma afirmación.
2.- Lo bendijo
L1. Bendecir significa “decir bien”. Sobre tu vida Cristo dice una palabra viva y eficaz que afirma tu verdad. Te conoce como eres, te acepta como eres, pero te dirige su Palabra para que vayas identificándote con sus mismos valores. Moldea así tu forma de pensar, que determinara tu forma de ser y actuar. Como ir grabando un disco para que luego reproduzca el mensaje. “Así como la lluvia empapa la tierra y la fecunda, así mi Palabra no tornara a mi vacía” (Is 55, 10, 11). Más cortante que espada de dos filos, esa Palabra penetra hasta la raíz de tus decisiones.
C. Mientras se canta “Tu Palabra me da Vida”, en el símbolo del pan tratas de pensar lo que impide que su Palabra de fruto en ti:
- las preocupaciones del mundo, que consisten en afanarte por las cosas transitorias.
- el afán de riquezas que comprende la exagerada búsqueda de bienes materiales.
- el placer de la carne que es la satisfacción desmedida de todos los sentidos.
R. Escuchar.
“El primer mandamiento es este: Escucha Israel” (Mc 12, 28). Solo si escuchamos al Señor no le achacaremos nuestros errores e imposiciones, no nos equivocaremos ni arriesgaremos a otros “Habla Señor, que tu siervo escucha” “He aquí la esclava del Señor, Hágase en mi según tu Palabra”.
3.- Lo partió
L1. Después que el Señor te tomo en sus manos tal como eres, pronuncio sobre ti su Palabra viva, te consagra a través de una purificación para que seas capaz de ser ofrenda espiritual. Para que seas ázimo, libre de toda contaminación por la levadura. “Purifíquense de toda vieja levadura, para ser masa nueva, pues son panes ácimos, porque Cristo, nuestro Cordero Pascual, ha sido inmolado” (1Cor 5, 7). Necesitas ser partido, destrozado, para despojarte de todo lo que te sobra o te daña.
L2. Si tuvieras más posibilidades, sería más efectivo tu trabajo. Pero el problema más serio tal vez no es lo que te falta, sino lo que te sobra. Los metales son puros si no tienen aleaciones. La pureza de intención consiste en hacer las cosas por una sola razón, que sea Evangélica, sin mezclarle intereses personales o ventajas.
C. En este momento cada uno va partiendo su pan en cuantos pedazos sea necesario mientras revisamos las cosas que nos sobran, y las acciones que contaminamos, que no nos dejan ser libres.
¿Que nos sobra?: el egoísmo, materialismo., competencia con nuestros compañeros, orgullo, soberbia, las heridas emocionales a consecuencia del pecado.
Nuestras acciones:
- Realizamos un importante trabajo en el grupo, pero nuestra única intención es ser tomados en cuenta por los demás; por eso nos desanimamos cuando no nos reconocen.
- Nos esforzamos por cumplir el deber y lo que nos encomiendan, pero para ganar otra competencia con otros compañeros del grupo. Buscamos quedar bien o superarlos.
- Desaprobamos un proyecto señalándole mil desventajas, pero el verdadero problema es que no nos tomaron en cuenta para hacerlo.
- Buscamos estar en el grupo para servir una pascua, e incluso lo hacemos como una opción prioritaria, pero más que servir, nos servimos de esto para incrementar el culto a nuestra persona.
- Hacemos oración todos los domingos, pero no con vista a Dios, sino al reconocimiento de los demás
- Servimos al Señor pero esperando una recompensa material.
Igual que los fariseos:
- Ayunaban de acuerdo a la ley, pero demacraban su rostro para que todos advirtieran su sacrificio.
- Buscaban hacer notorias oraciones para que se hablara bien de ellos.
Mientras se canta este CANTO, revisemos en nuestro interior que es lo que más nos sobra.
L2. El oro y la plata pasan por un largo proceso de purificación, pero el diamante no puede ser purificado. Hay áreas de nuestra vida que solo dependen de la acción del Espíritu Santo. Somos libres par aceptar que nos lave los pies, pero no podemos hacer nada para que nos lave las manos y la cabeza. No se trata de mejorar nuestra fachada exterior, sino de purificar el corazón. Seria pintar de blanco el sepulcro y dejar por dentro la corrupción. El Señor vomita el doblez de corazón. “Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios” (Mt 5)
C. Ahora cada uno saque un poco de migaron de su pan, sintiéndose que es el mismo, lo moldea y lo come. Mientras escuchamos el proceso que debemos seguir para purificarnos.
Medios de purificación:
A) La persecución:
L1. A través de la crítica, la burla, la incomprensión, la destitución, Dios te va liberando de toda seguridad, para depender solo de El. “Ustedes que me han seguido recibirán el ciento por uno, junto con persecuciones, y después la vida eterna” (Mc 10, 29-30) “El siervo bueno es más que su señor; si a mi me han perseguido, también los perseguirán a ustedes” (Jn 15, 20) “Si fueran del mundo, el mundo los amaría. Pero como ya no son del mundo, porque yo al elegirlos los saque del mundo, por eso el mundo los odia” (Jn 15, 19). Si no has sido perseguido, posiblemente eres perseguidor: “El que no esta conmigo, esta contra mi”. El ladrillo de barro necesita meterse al fuego para poder ser utilizado en la construcción. El grano de trigo debe morir para dar fruto.
C. Reflexión.
B) El fracaso
L2. A veces Dios puede permitirlo para que hagamos un alto en el camino y rectifiquemos. La nueva Jerusalén se construye sobre ruinas de la antigua, Así mostramos que trabajamos, si no por fidelidad a Dios y a la misión encomendada. “Uno siembra, otro recoge, Cristo es quien da el crecimiento”. Independientemente del éxito que tengamos en el grupo, nosotros hemos sido enviados a evangelizar.
C. Reflexión.
C) Los problemas:
L1. Jesús nunca nos dijo que todo seria fácil. Nos mando como ovejas entre los lobos. Solo que tendríamos un poder especial para vencer las pruebas y superar las dificultades. Pablo lucho contra el aguijón de la carne, el ángel de Satanás que lo abofeteaba, y al no poder vencerlo suplico y suplico al Señor que lo librara, pero el Señor le respondió: “Te basta mi gracia”. Dios no nos evita los problemas, pero nos da garantía de victoria. Debemos cargar con la cruz para seguir a Cristo a su Pascua. “En el mundo tendrán tribulaciones, pero animo, Yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33).
Los problemas y dificultades purifican nuestras intenciones. Trabajamos, no por comodidad, ni por ventajas personales, sino porque El nos ha seducido y nos hemos dejado seducir. Hay un fuego prendido en nuestros huesos, como en Jeremías, que es imposible extinguir. La obra no es nuestra, sino de Dios. Los problemas sentimos que nos sobrepasan, pero de ninguna manera superan el amor de Dios. Esa es la fe que mueve montañas. Podemos pasar las aguas caudalosas del Mar Rojo, pero el triunfo no es nuestro, pues el Señor ha solucionado los problemas que para nosotros eran imposibles.
C. Reflexión.
D) La calumnia:
L2. Jesús lo prometió: “Los atacaran con toda clase de mentiras” (Mt 5, 11). Es una de las bienaventuranzas, no una desgracia que echa por tierra todo lo construido. La dura experiencia de ser condenados o mal interpretados por algo que no hicimos ni dijimos; y Dios guardando silencio, como si estuviera de parte de quien tiene la injusticia y la mentira. Todo esto propicia la tentación de renunciar al grupo o a encerrarnos en nosotros mismos en actitud defensiva. Y parece que a Dios no le importa el grito de su siervo. En esas circunstancias, el plan de Dios no es manifestar su poder ni extender su brazo vengador, sino purificar a los que han vivido bajo el complejo de esclavitud, forjando al hombre nuevo que conquiste la tierra prometida. Por eso el Señor mismo ha corrido el riesgo de que su nombre sea difamado, de perder su reputación ante los creyentes. Y nosotros no aceptamos que nuestra imagen sea derrumbada y nuestra estatua derribada. Cuando le seguimos a pesar de las calumnias, es que nuestra motivación es su amor, por encima de nuestra fama, prestigio o renombre. Le seguimos por El, no por lo que nos puede dar.
C. Reflexión.
R. Desprendimiento:
Si quemamos las naves, no nos queda otra sino internarnos en la aventura de Jesús. Cuando Jesús dijo: “¿Ustedes también quieren retirarse?” Pedro respondió: “¿A quién iremos, solo tú tienes palabras de vida eterna?”. No importa que sean los buenos quienes nos persigan. Fueron los buenos los que llevaron a Jesús a la Cruz. Tal vez los responsables de representar a Dios te estén obligando a callar, a dejar de trabajar, te tachan de enemigo del orden establecido. Solo te queda abandonarte completamente en Dios, abrazándote a la Cruz. Ya vendrá la resurrección. Tus pecados que son muchos te quedan perdonados porque amas mucho.
4.- Lo repartió.
L1. El pan no se deja en las manos de Jesús, sino que se da a los demás. Jesús llamo a sus discípulos para que estuvieran con El y para enviarlos a predicar. Quien descubre a Jesús comparte su hallazgo con los demás. Entre más partido hayas sido, más repartido serás, y más alcanzaran a comer de esta multiplicación de panes que ha hecho el Señor contigo. Tú pondrás tus cinco panes y dos peces que tienes para ti, y El hace el milagro de darte fecundidad. La vida se conquista dándola. “El hijo del hombre no ha venido ha ser servido sino a servir, y a dar la vida en rescate de todos”.
R. Servicio generoso:
La viuda pobre dio más que todos, porque “Ofrendo todo cuanto tenia”. Nosotros medimos la calidad de la oferta por la cantidad. Pero el ofrendómetro divino mide lo que se dejo de dar, no lo que se dio. Desprendernos para una relación de exclusividad con Cristo y con la causa del reino.
C. ¿En qué urge que sigas sirviendo? En este momento como signo de que queremos ser compartidos intercambiamos nuestros trozos de pan con los demás.
CANTO
5.- Esto es mi cuerpo, esta es mi sangre.
L1. Nosotros nos transformamos en el mismo Jesús. La formación de un discípulo apóstol se termina hasta que es transformado en cristo Jesús. “Vivo, mas no vivo yo, es Cristo quien vive en mi” (Gal 2, 20). Todos juntos, amasados como granos de trigo hecha harina, formamos el cuerpo de Cristo. Somos miembros unos de otros. Hay variedad de carismas, ministerios, actividades, pero un mismo Espíritu que anima. Buscamos el crecimiento de todo el cuerpo.
C. ¿Hay personas que no acepto en este grupo? Manifestamos un gesto de paz unos con otros mientras se canta “Hazme un Instrumento de Paz”.
6. Coman y beban todos.
L2. Ser comido y bebido significa gastar la vida en servicio de los demás, para que ellos vivan. Los malos pastores viven de sus ovejas; el buen pastor da la vida por sus ovejas. Sobre todo por la oveja perdida, rebelde, que nada puede dar a cambio.
R. Disposición incondicional:
Un servidor es como el grano de trigo que muere para dar fruto. Sabe desaparecer en tiempo oportuno, entregándose en alimento para que otros crezcan. Esta en la entera disposición de quien lo necesita.
C. Todos pasan a beber un poco de vino en el cáliz comen de su pan. (Se pone un poco de música.)
7.- Hagan esto en memoria mía.
L1. Ya que hemos sido hechos Eucaristía, ahora Jesús nos manda repetir este mismo gesto, para hacer otros discípulos como El nos ha hecho a nosotros. Así nos ofreceremos juntos al Padre. No basta entrenar a la gente con dinámicas de grupo y administración, con clases de religión y ciencias de la comunicación. “Enséñenles a guardar todo lo que Yo les he mandado”. Este es el programa de vida que se te ofrece en cada Eucaristía. En ella vas siendo cada día más discípulo y pastor.
C. Compromiso.
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by Juan Jáuregui | CeF | 15 Sep, 2015 | Postcomunión Liturgia
Hemos redescubierto que también en la catequesis tiene un rol fundamental el primer anuncio o «kerygma», que debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora y de todo intento de renovación eclesial. El kerygma es trinitario. Es el fuego del Espíritu que se dona en forma de lenguas y nos hace creer en Jesucristo, que con su muerte y resurrección nos revela y nos comunica la misericordia infinita del Padre. En la boca del catequista vuelve a resonar siempre el primer anuncio: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte». Cuando a este primer anuncio se le llama «primero», eso no significa que está al comienzo y después se olvida o se reemplaza por otros contenidos que lo superan. Es el primero en un sentido cualitativo, porque es el anuncio principal, ese que siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis, en todas sus etapas y momentos[126]. Por ello, también «el sacerdote, como la Iglesia, debe crecer en la conciencia de su permanente necesidad de ser evangelizado»
SS Francisco, Evangeli Gaudium, n 164.
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En este artículo os presentamos un ejemplo de celebración para el inicio de la catequesis para niños, en cualquiera de sus etapas.
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Celebración del comienzo de la catequesis
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En esta Misa del Domingo vamos a hacer una celebración especial dedicada a las personas que van a ser catequistas de niños de nuestra comunidad parroquial.
Ser catequista es una labor muy importante dentro de una comunidad cristiana.
Es compromiso para trabajar en la tarea que Jesús nos ha confiado a sus seguidores: ser luz para los demás, servir a los más pequeños y necesitados, ejercer nuestros dones y carismas en bien de toda la comunidad creyente.
Estos catequistas se han mostrado dispuestos a aceptar este compromiso de servir con alegría y esmero a nuestra Comunidad. Nos alegramos por su decisión, y también queremos que cuenten con todos nosotros para ayudarles en esta misión.
Saben que no son honores ni favores lo que van a recibir, sino una tarea que les va a llevar trabajo, tiempo y entrega.
Por nuestra oración al Espíritu Santo van a recibir fuerzas para cumplir con la misión que Jesús dio a sus discípulos: “Como el Padre me ha enviado, así os envío yo…Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio a todos los hombres enseñándoles a guardar todo lo que os he anunciado..”
Comenzamos la Eucaristía cantando…
Saludo del sacerdote
Hermanos , es una suerte para la Iglesia, y para nuestra parroquia en particular, tener personas como vosotros que están dispuestas a dedicar parte de su tiempo a una misión tan importante como es la de catequista. Os lo agradecemos de todo corazón y le damos gracias a Dios por haberos escogido para esta tarea.
Reunidos en el nombre del Señor, celebramos esta acción de gracias al Padre y pedimos por nuestros hermanos. El Dios que nos salva, que nos transmite su palabra a través de personas y se hace presente con su Espíritu, esté con todos vosotros.
Nos pedimos perdón
Todos empezamos con muchas ganas el curso de Catequesis, pero a medida que pasa el tiempo, nos desanimamos. Muchas veces es porque no somos fieles a lo que Jesús espera de nosotros. Por eso pedimos su perdón al empezar esta celebración.
— A ti, Señor, te pedimos perdón por no responder a tu llamada. Señor, ten piedad…
— A ti, Señor, te pedimos perdón por nuestra falta de compromiso. Cristo, ten piedad…
— A ti, Señor, te pedimos perdón por nuestra pereza y desgana por extender tu Reino entre los hombres. Señor, ten piedad…
Gloria
En el Padre confiamos y en Jesús, que es su Palabra, y el Hijo del Eterno Padre. Por eso le decimos: Gracias, mil gracias, Señor, por tu inmenso y tierno amor.
Oración
Oh Dios, fuente de luz y de bondad,
que has mandado a tu único Hijo, Palabra de vida,
a revelar a los hombres el Misterio de tu Amor,
bendice a estos miembros de nuestra comunidad,
elegidos para el ministerio de catequistas.
Ayúdales a meditar tu Palabra,
para que la anuncien fielmente a sus hermanos.
Por nuestro….
Liturgia de la Palabra del día…
Homilía
La mano
A la pregunta del Escriba ¿Qué mandamiento es el primero de todo?. Jesús no duda. Lo primero de todo es amar. El amor es lo que justifica la existencia. De tal forma que se puede decir que quien ama acierta en la vida y quien no ama se equivoca, por muchos que sean sus logros en otros campos…
Cada día vamos construyendo en nosotros o un pequeño monstruo de egoísmo, frialdad e insensibilidad o un ser tierno, fraterno y solidario…Porque el amor es algo que no se improvisa, sino algo que hay que ir construyendo cada día..
El amor hay que aprenderlo y contagiarlo a los seres que tenemos a nuestro lado… especialmente con los gestos y obras…. y no tanto con palabras, porque el amor no es para hablarlo sino para vivirlo…
Son los gestos los que educan y marcan a las personas… Como el caso de Martín…
Se acercaba el día de Acción de Gracias y la maestra pidió a sus alumnos de primer grado que dibujaran algo por lo que estuvieran muy agradecidos. Pensó que esos niños, en su mayoría muy pobres, no tendrían muchas cosas que agradecer: Sabía que la mayoría de ellos pintarían pavos horneados, tortas, helados, tal vez la playa…
La maestra se quedó helada con el dibujo que le entregó Martín: una simple mano dibujada con dificultad, sin gracia.
¿Qué querría expresar con esa mano? ¿De quién sería esa mano? La clase quedó cautivada con el dibujo de Martín. .
— Maestra, esa es la mano de Dios que nos da la comida —dijo un alumno.
— Yo creo que es la mano del señor que vende los gallitos en el portón de la escuela —aventuró una niña.
— Es la mano del panadero que hace el pan y las tortas —expresó otra.
— Es la mano del médico que curó a Martín cuando estuvo hospitalizado —gritó con entusiasmo un niño. Martín permanecía en silencio negando con su cabeza. La maestra se acercó a él, se inclinó cariñosamente sobre su pupitre y le preguntó de quién era esa mano.
— Es su mano, señorita —dijo ruborizado. Entonces recordó la maestra que muchas veces, a la hora del recreo, había llevado a Martín, un niño muy débil y desamparado, de la mano. Y comprendió que ese gesto tan simple para ella era la experiencia más placentera en la vida de Martín.
Ser educador (padre, catequista, sacerdote, profesor…) es tener la mano siempre abierta, dispuesta a ayudar al que lo necesite. Frente a una cultura que separa, excluye, rechaza o convierte la mano en puño que golpea, abramos manos y corazones, enseñemos con la palabra y el ejemplo, el valor de la aceptación que crea alegría y esperanza.
Convirtámonos todos hoy en esa mano que acompaña, que apoya y que sostiene… Y así expresaremos el amor que hay en nuestro corazón y haremos este mundo más habitable y más bonito.
Oración de los fieles
— Para que nuestra catequesis sea un gran hogar donde se viva el espíritu de amistad y trabajo, y donde quepan todos los niños y los jóvenes. ROGUEMOS AL SEÑOR…
— Para que logremos crecer a lo largo del curso como personas y como cristianos. ROGUEMOS AL SEÑOR…
— Para que nos ayudemos entre todos, cada uno con las cualidades que tiene. ROGUEMOS AL SEÑOR…
— Para que nos respetemos y no haya entre nosotros abusos, ni peleas, ni marginaciones. Y que sepamos perdonar las ofensas de los demás, como Dios nos perdona a nosotros. ROGUEMOS AL SEÑOR…
— Empezar el curso como si nuestra parroquia fuera una isla perdida en el océano, ignorando la cruda realidad del resto de niños y niñas que nada tienen de lo mucho que tenemos nosotros, sería una gran injusticia, un gran olvido, una mala forma de empezar el curso. Te pedimos que todos los niños del mundo tengan escuela, familia, pan y cariño. ROGUEMOS AL SEÑOR…
— Para que Jesús sea nuestro amigo a lo largo del curso. ROGUEMOS AL SEÑOR…
Llamada y presentación de los catequistas
Ahora, van a ser llamados los que durante este curso impartirán la catequesis en nuestra parroquia.
Nuestros catequistas van a recibir ahora la Biblia y el Catecismo que van a utilizar en la catequesis. El sacerdote se los va a entregar y a la vez va a pronunciar una oración:
“Transmite fielmente la Palabra de Dios”
Todos seguiremos con mucha atención este momento tan importante de la entrega de la palabra de Dios.
Sacerdote: N., recibe el Libro de la Sagrada Escritura y el Catecismo para la Vida Cristiana. Transmite fielmente la Palabra de Dios para que tome fuerza y vigor en tu grupo de amigos de Jesús.
(Los catequistas se quedan haciendo un semicírculo enfrente del altar para recibir la bendición)
Sacerdote: El Señor esté en vuestro corazón y en vuestros labios, para que podáis anunciar dignamente su Evangelio….Amén.
María, Madre y modelo de los catequistas, os acompañe con su protección… Amén.
Id y enseñad lo que el Señor nos ha mandado, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asamblea: (da un aplauso en señal de aceptación)
Hermanos, estos son los que van a recibir la misión de catequistas durante este curso. Demos gracias a Dios.
Todos: Demos gracias a Dios.
Rito de las ofrendas
Gesto simbólico
Cirio Pascual encendido. Un niño realiza el gesto mientras se va explicando
Vamos a hacer un gesto simbólico. Ahí está el Cirio Pascual que representa a Jesús y se enciende el Sábado de Resurrección. El es la luz que ilumina a todo hombre que quiere escucharle y ser su discípulo.
Ahora encendemos con su luz tres cirios que están en este lado del altar.
- un cirio representa a los chicos y chicas que vais a participar en catequesis: que la luz de Jesús os aclare para que este año sepáis elegir bien, os eduquéis y hagáis lo que es bueno;
- otro cirio representa al catequista: que la luz de Jesús le ilumine para que enseñe bien;
- el otro cirio representa al grupo: que entre todos nos demos buenos ejemplos para aprender y hacer lo mejor.
Para una celebración de catequistas
Se entrega a cada uno una pequeña vela encendida del Cirio Pascual
La llama encendida simboliza luz y calor. Nosotros, los catequistas, llevamos luz y calor a los niños y debemos darnos cuenta de la importancia de nuestra acción en las vidas de los niños.
Como educadores cristianos, la luz que llevamos es la misma luz de Cristo.
¿Qué pasaría ahora si alguna vela se os apaga? Sin duda, los compañeros de al lado os la volverían a encender:
De la misma manera, si alguna vez a lo largo del curso nuestra luz se empieza a apagar, no estaremos solos, somos una comunidad de compañeros que nos podemos dar luz y nos podemos ayudar.
Prefacio
Te damos las gracias, Padre de bondad,
por habernos dado a Jesús, tu Hijo,
amigo y hermano nuestro.
Su amor se manifestó a los pobres y enfermos,
a los pequeños y sencillos.
Su vida y su mensaje son para nosotros la prueba
de que eres un Dios que cuidas de los hombres,
como un padre se preocupa de sus hijos.
Por eso te alabamos y glorificamos,
y con los ángeles y los santos
proclamamos y cantamos tu bondad…
Santo, Santo, Santo…
Preparamos el banquete
Pedimos el pan
De todas las oraciones que aprendemos en la catequesis, la más bonita es el Padrenuestro. Una oración que rezaba Jesús, se la enseñó a sus amigos y se ha ido transmitiendo de generación en generación hasta llegar a nosotros. Es la más bonita porque en ella decimos que todos somos una gran familia y tenemos un Padre extraordinario, que nos da el pan de cada día. Por eso unidos decimos: Padre nuestro…
Sellamos la Paz
“Mi paz os dejo, mi paz os doy”, son las palabras de Jesús al enviar a sus Apóstoles a anunciar el Evangelio. Ese va a ser nuestro saludo de hoy y el de todos los días.
— Que la paz de Jesús esté con vosotros…
— Nos damos como amigos y hermanos la paz…
(Los niños van a dar la paz a los catequistas)
Compartimos el pan
Jesús es un pan distinto al de todos los días. Si alguien come de ese pan, vivirá para siempre, porque el pan de Jesús es su amor, su vida entregada por nosotros.
— Dichosos los invitados a su mesa…
Ritos finales
Gracias a los catequistas
No hace falta ser rico para ser agradecido, sino tener un corazón que sepa reconocer lo que otros hacen por ti. Por eso decimos:
Todos: Gracias, Señor, por la gente que nos quiere.
Quiero ser agradecido, por los vestidos que llevo, por el alimento que como y por todas las cosas que tengo.
Todos: Gracias, Señor, por la gente que nos quiere.
Gracias, Señor, por las personas que me quieren y cuidan todos los días. Porque tengo una casa y una familia, para descansar y disfrutar.
Todos. Gracias, Señor, por la gente que nos quiere.
Gracias por los ratos que paso en la Iglesia. Por los catequistas, por el cura y los amigos. Gracias por tratarnos con tanto cariño.
Todos: Gracias, Señor, por la gente que nos quiere.
Entrega de los Catecismos
Celebrante: (Llama a un niño/a y le entrega el catecismo)
Recibid este catecismo. Durante el curso, en él encontraréis la luz del Evangelio. Descubrirla y vivirla cada día.
(Se va llamando a los niños y entregándoles el Catecismo…)
Celebrante: (Llama a un padre o madre de familia y le entrega la Biblia)
En nombre de todos los padres de familia de la parroquia, recibid el Libro de la Palabra de Dios. Que ella os ilumine para guiar a vuestros hijos por el camino de la fe y hacer de vuestra familia una familia cristiana.
Oración del Catequista:
Señor,
tu elección llega por caminos insospechados.
Nos llamas a través de otras personas.
Nos llamas, sobre todo, por medio de los niños.
Te doy gracias, porque me has llamado y me has elegido
para acompañar a unos niños
en su despertar a la vida y a la fe.
¿Sabré corresponder a tu confianza?
Envía tu lluvia y tu sol
sobre el desierto de mi tierra
para que produzca flores y frutos de vida.
Agarra mi mano con tu mano
para que juntos, agarremos muchas manos
y alcemos muchas vidas hacia las alturas.
Gracias porque nos has llamado
y nos has elegido.
Canto de acción de gracias:
Oración final
La recitan todos a dos coros… Con niños, conviene leérsela antes y glosarla levemente para que entiendan lo que rezan. Motivarles también a que rezar es más que leer, es decirlo dirigiéndose a Jesús, no hace falta gritar:
Aquí estoy, Señor,
junto a ti que eres la luz.
Miro tu luz y, a veces, apenas la veo
porque me ciegan otras cosas.
Pero yo te busco y te quiero.
Yo te necesito, Jesús.
Quiero tu luz más que ninguna.
Abre mis ojos, Señor,
y alumbra mi mirada.
Aquí estoy, Señor, con mis amigos
y mi curso recién estrenado. Me gusta estrenar.
Aquí estoy, Señor,
junto a ti que eres la luz.
Miro tu luz y, a veces, apenas la veo
porque me ciegan otras cosas.
Pero yo te busco y te quiero.
Yo te necesito, Jesús.
Quiero tu luz más que ninguna.
Abre mis ojos, Señor,
y alumbra mi mirada.
Quiero que tu luz crezca dentro de mí.
Quiero que mi cerilla sea antorcha un día,
y la antorcha, hoguera que dé calor, el calor de la alegría y la amistad.
Yo te prometo, Señor, esforzarme
en no dejar que se apague la luz y en hacerla crecer día a día
a lo largo del curso y de la vida.
Quiero ver con tu luz
en cada hombre un hermano,
en la naturaleza un regalo de tu parte,
y en cada día otra oportunidad para saber corresponderte.
Señor, quiero amarte y servirte en todo y en todos.
Alumbra mi vida con la tuya
y ayúdame a ser antorcha encendida
por tu amor.
Bendición
— Dios Padre, que nos ha enviado a su Hijo para revelarnos su plan de amor, os colme de toda bendición. Amén.
— Jesús, salvador, que llama a los hombres a vivir en comunión con el Padre y con el Espíritu, os acompañe con su gracia. Amén.
— El Espíritu del Señor Resucitado, que concede a la Iglesia sus carismas para el bien de todos, os conceda su luz y el gozo de actuar en comunión con los demás ministerios de la comunidad. Amén.
La bendición de Dios todopoderoso…
Artículo original de Juan Jáuregui
by donbosco.es | 22 Abr, 2014 | Despertar religioso Juegos
Siempre que realizamos una celebración, hacemos hincapié en que tiene tres partes. Toda celebración tiene un «antes», un «durante» y un «después».
Estas tres partes, son importantes para celebrar realmente. También debemos tener en cuenta todos los que van a participar en la celebración, para que nadie se sienta espectador, ya que todos van a celebrar y por lo tanto, de alguna manera, deben sentirse que están participando.
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Antes
Con los chicos
Pasamos por las salas y conversamos con los chicos acerca de lo que significa la Pascua.
En el relato, hacemos hincapié en el momento de la resurrección, y en el pedido de Jesús de que debemos anunciar a todos que él está vivo, que está junto a nosotros y que nos quiere.
No podemos dar este mensaje sin decir que Jesús murió, pero el centro del mensaje debe ser la resurrección. Para ayudarnos en el relato, podemos preparar láminas. Hemos hecho la experiencia de realizar los dibujos con chicos más grandes que ya reflexionaron acerca de la pascua y que hacen los dibujos sabiendo que son para los más pequeños.
Actividad
Preparamos una lámina grande (dos o tres papeles afiche) con un dibujo sencillo de Jesús resucitado con los brazos abiertos. Entre todas las salas se pinta este dibujo y alrededor del mismo, se escriben mensajes de los chicos a Jesús.
- ¿Qué le podemos decir a Jesús en esta Pascua?
- ¿Qué le podemos pedir?
- ¿Qué le podemos agradecer?
Lo importante es que los chicos le digan algo a Jesús que está vivo en medio nuestro.
El catequista escribe los distintos mensajes directamente en el papel afiche.
Importante: llevar los chicos a la capilla en pequeños grupos antes de la celebración para que la conozcan, la dibujen, caminen, pregunten por todo lo que les llama la atención, para que el día de la celebración estén tranquilos porque conocen el lugar.
Con los adultos
Invitar a los padres y abuelos a una reunión de preparación para la pascua. Podemos leer con ellos el texto de los peregrinos de Emaús y meditar acerca de cómo, cuando reconocieron a Jesús salieron corriendo a contarlo a los demás, a pesar de que era de noche y los caminos en la época de Jesús, también eran peligrosos.
- ¿Cómo anunciamos nosotros a Jesús resucitado?
- ¿Cómo pueden anunciar nuestros hijos a Jesús resucitado?
En la reunión también se preparan las canciones que se cantarán durante la celebración y se prepara con ellos un regalo para cada sala.
Regalo
Preparamos una imagen igual a la que trabajamos con los chicos más chica. Los adultos que participan de la reunión las pintan, las pegan sobre una base de cartón más grande, y arman un cuadrito. Para armar el marco, se puede utilizar cartón coarrugado, papel de colores, goma de pegar de colores, marcadores.
También se prepara un cirio pequeño, de cartón, para cada chico.
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Durante
Los chicos entran a la capilla y se sientan en el suelo, cerca del altar.
Cantan alguna canción para saludar a Jesús.
Guía: (conversando con los chicos) ¿Saben por qué estamos reunidos? Estamos reunidos todos los chicos y los papás para celebrar una gran fiesta, es una de las fiestas más importantes…
Entra alguien caracterizado como periodista con una cámara fotográfica o de video.
Periodista: Disculpen que interrumpa, pero me dijeron que tenía que venir a este Jardín porque estaba pasando algo muy importante. Yo soy un periodista importante y no me quiero perder ninguna noticia.
Guía: ¿Así que usted es muy importante?
Periodista: Sí, yo soy re-importante.
Guía: ¿Y por qué es re-importante?
Periodista: Y, soy importante porque salgo en la tele y todos me conocen.
Guía: ¿Y está seguro que por eso es importante?
Periodista: También conozco personas importantes… y voy a fiestas importantes… y hago cosas importantes… y, y… (piensa)
Guía: ¿Y? A mí no me impresiona. Yo sí que conozco a gente re-importante.
Periodista: A ver, ¿a quiénes?
Guía: A ver…, vamos a preguntarle a los chicos.
Periodista: ¿A los chicos? ¿Pero, cómo le va a preguntar a los chicos? ¿Qué van a saber ellos quién es importante y por qué?
Guía: Espere, espere, se nota que hace mucho que no conversa con ningún chico. Ellos sí tienen cosas importantes que decirnos aunque los grandes a veces no los escuchamos. A ver chicos: ¿quién es importante para ustedes?
El guía conversa con los chicos. Seguramente dirán los papás, los abuelos, los hermanos, los amigos, Jesús. Podemos ayudarlos con preguntas: ¿Quién los quiere? ¿Quién los cuida?
Periodista: Está bien, está bien. Me parece que me convencieron. Los papás son importantes, los abuelos, los hermanos, los maestros, pero, ¿Jesús? ¿Por qué Jesús es importante?
Guía: (pregunta a los chicos y a los papás) Jesús es importante porque nos quiere, nos cuida, nos enseña muchas cosas buenas y especialmente, porque murió y resucitó, está vivo en medio nuestro, aunque no lo veamos, porque nos ama. Y como Jesús es el que más amó, por eso es el más importante. ¿Cantamos una canción a Jesús dando gracias por su amor? (Cantamos «El amor de Dios es maravilloso», o «Yo tengo un amigo que me ama».)
Periodista: (durante la canción estuvo cantando, bailando y sacando fotos a todos los chicos) Bueno, yo tengo que despedirne, me tengo que ir a trabajar, pero les quiero decir que me voy con el corazón cambiado porque ustedes, los chicos me dieron la mejor noticia que yo haya escuchado: Jesús resucitó, está vivo en medio nuestro. Nunca voy a olvidar esto que hoy me han enseñado.
Guía: Para no olvidarnos tampoco nosotros que Jesús resucitó, vamos a prender el cirio, esta gran vela que está junto al altar. Esta luz nos recuerda que Jesús está en medio nuestro. Vamos a cerrar los ojos, hacemos silencio y vamos a decirle a Jesús las oraciones que escribimos en la sala.
El guía se acerca al afiche y lee, en voz alta, algunas de las oraciones.
Guía: Ahora vamos a pedirle a los papás que ellos hagan una oración. El que quiera, pide a Jesús algo. Todos decimos: Gracias Jesús por escucharnos.
Rezamos el Padrenuestro.
El guía entrega a cada maestra una vela encendida, el cuadrito y un sobre con los cirios que realizaron los padres y abuelos y después, dice:
Guía: Damos un aplauso a los que trabajaron y trabajan tanto para nosotros.
También explica que la maestra se lleva un pequeño regalo para que ellos realicen en el aula un trabajito. Cantamos esta es la luz de Cristo.
(Se puede preparar una velita de las de noche sobre un platito, o una vela común a la cual le hayamos puesto un cono de cartón. De ser posible, se puede preparar una vela para cada sala, para que la maestra la encienda durante el tiempo de pascua al agradecer la merienda.)
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Después
En el aula, cada chico recibe su cirio y lo pega en una hoja en blanco o de color. Lo decora con flores, papeles de colores, goma de pegar, dibujos…
Se lo lleva de recuerdo de la celebración a su casa.
Nota: También es posible pedirle a los chicos que unos días antes de la celebración lleven a la escuela un paquete de galletitas. Con la maestra realizan tarjetas de Pascua que pegan en cada paquete, y el día de la celebración las llevan en una caja a la capilla y la colocan en el altar. Se les explica a los chicos que esas galletitas van a ser entregadas a chicos y grandes de distintos lugares carenciados para que ellos también se enteren que Jesús resucitó. Para compartir nuestra alegría con ellos. Luego, las personas que realizan la acción social en la escuela, las entregan en los lugares que ya tengan destinados. Es importante que los padres sepan la cantidad de galletitas que se llevaron a la escuela y dónde se entregaron.
Hace algunos años pedimos en la escuela que los chicos llevaran huevitos de pascua porque para ellos es lo más representativo de la Pascua. Pero, naturalmente, muchos chicos del jardín se los querían comer en vez de ponerlos en la caja, o llegaban rotos. Por eso, pensamos que las galletitas podían resultar mucho mejor y así se lo explicamos a los mismos chicos, que también lo comprenden.
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Documento original en donbosco.es, el Portal Salesiano de España
by CeF | 28 Feb, 2013 | Catequesis Liturgia
La confesión individual e íntegra y la absolución continúan siendo el único modo ordinario para que los fieles se reconcilien con Dios y la Iglesia, a no ser que una imposibilidad física o moral excuse de este modo de confesión.
Ritual de la Penitencia, Prenotandos 31.
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XI. La celebración del sacramento de la Penitencia
1480 Como todos los sacramentos, la Penitencia es una acción litúrgica. Ordinariamente los elementos de su celebración son: saludo y bendición del sacerdote, lectura de la Palabra de Dios para iluminar la conciencia y suscitar la contrición, y exhortación al arrepentimiento; la confesión que reconoce los pecados y los manifiesta al sacerdote; la imposición y la aceptación de la penitencia; la absolución del sacerdote; alabanza de acción de gracias y despedida con la bendición del sacerdote.
1481 La liturgia bizantina posee expresiones diversas de absolución, en forma deprecativa, que expresan admirablemente el misterio del perdón: «Que el Dios que por el profeta Natán perdonó a David cuando confesó sus pecados, y a Pedro cuando lloró amargamente y a la pecadora cuando derramó lágrimas sobre sus pies, y al publicano, y al pródigo, que este mismo Dios, por medio de mí, pecador, os perdone en esta vida y en la otra y que os haga comparecer sin condenaros en su temible tribunal. El que es bendito por los siglos de los siglos. Amén» (Eulógion to méga [Atenas 1992] p. 222).
1482 El sacramento de la Penitencia puede también celebrarse en el marco de una celebración comunitaria, en la que los penitentes se preparan a la confesión y juntos dan gracias por el perdón recibido. Así la confesión personal de los pecados y la absolución individual están insertadas en una liturgia de la Palabra de Dios, con lecturas y homilía, examen de conciencia dirigido en común, petición comunitaria del perdón, rezo del Padre Nuestro y acción de gracias en común. Esta celebración comunitaria expresa más claramente el carácter eclesial de la penitencia. En todo caso, cualquiera que sea la manera de su celebración, el sacramento de la Penitencia es siempre, por su naturaleza misma, una acción litúrgica, por tanto, eclesial y pública (cf SC 26-27).
1483 En casos de necesidad grave se puede recurrir a la celebración comunitaria de la reconciliación con confesión general y absolución general. Semejante necesidad grave puede presentarse cuando hay un peligro inminente de muerte sin que el sacerdote o los sacerdotes tengan tiempo suficiente para oír la confesión de cada penitente. La necesidad grave puede existir también cuando, teniendo en cuenta el número de penitentes, no hay bastantes confesores para oír debidamente las confesiones individuales en un tiempo razonable, de manera que los penitentes, sin culpa suya, se verían privados durante largo tiempo de la gracia sacramental o de la sagrada comunión. En este caso, los fieles deben tener, para la validez de la absolución, el propósito de confesar individualmente sus pecados graves en su debido tiempo (CIC can 962, §1). Al obispo diocesano corresponde juzgar si existen las condiciones requeridas para la absolución general (CIC can 961, §2). Una gran concurrencia de fieles con ocasión de grandes fiestas o de peregrinaciones no constituyen por su naturaleza ocasión de la referida necesidad grave. (cf CIC can 962, §1, 2)
1484 «La confesión individual e íntegra y la absolución continúan siendo el único modo ordinario para que los fieles se reconcilien con Dios y la Iglesia, a no ser que una imposibilidad física o moral excuse de este modo de confesión» (Ritual de la Penitencia, Prenotandos 31). Y esto se establece así por razones profundas. Cristo actúa en cada uno de los sacramentos. Se dirige personalmente a cada uno de los pecadores: «Hijo, tus pecados están perdonados» (Mc 2,5); es el médico que se inclina sobre cada uno de los enfermos que tienen necesidad de él (cf Mc 2,17) para curarlos; los restaura y los devuelve a la comunión fraterna. Por tanto, la confesión personal es la forma más significativa de la reconciliación con Dios y con la Iglesia.
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Fuente original: Catecismo de la Iglesia Católica
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by Luis Herrera, capellán del Colegio «Los Olmos» | 20 Dic, 2009 | Postcomunión Liturgia
La Navidad es un tiempo de celebración del nacimiento de Jesús, que abarca desde la Nochebuena del 24 de diciembre hasta la fiesta del Bautismo del Señor.
La preceden cuatro semanas de preparación (Adviento).
El corazón de estas fiestas es la Solemnidad del 25 de diciembre, Navidad.
Posteriormente, tienen lugar las siguientes fiestas: San Esteban (primer mártir: día 26); San Juan (el discípulo a quien Jesús más amaba: día 27); Santos Inocentes (día 28); Sagrada Familia (domingo siguiente a Navidad); Santa María, Madre de Dios (1 de enero); Adoración de los Magos (Epifanía, 6 de enero); Y el Bautismo de Nuestro Señor (domingo siguiente a Epifanía), con que termina el tiempo litúrgico de la Navidad.
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