La casulla de san Ildefonso

La casulla de san Ildefonso

En Toledo la buena, esa villa real
Que yace sobre Tajo, río caudal,
Hubo un arzobispo, clérigo leal,
Que fue de la Gloriosa amigo natural.
Llamábase Ildefonso, lo dice la escritura (1),
Pastor que a su grey (2) daba buena pastura (3);
Hombre de santa vida que tuvo gran cordura.
Por mucho que digamos, su historia lo mestura (4).
Siempre con la Gloriosa tuvo atenencia (5),
Nunca varón por dueña tuvo mayor querencia.
En hacerle un servicio ponía toda su vehemencia.
Lo hacía con seso y buena providencia (6).
Sin contar otros servicios, muchos y muy granados,
Dos están escritos (1). Son los más señalados:
Hizo un libro de dichos coloreados (7)
Sobre su virginidad contra tres renegados.
Otro servicio le hizo el leal tonsurado (10):
Una fiesta en diciembre mediado,
La que caía en marzo, día muy señalado,
Cuando Gabriel vino con el rico mandado.
Cuando Gabriel vino con la mensajería,
Cuando gustosamente dijo: «Ave María»,
Y le dio la nueva de que pariría al Mesías
Quedando tan íntegra como estaba ese día.
Entonces desaparece un tiempo, cosa conocida,
En el que no canta la Iglesia canto de alegría,
En el que no tenía su dignidad tan señalado día.
Si lo pensamos bien, hizo gran cortesía.
Hizo otra gran providencia (6) el amigo leal:
Puso esa fiesta cerca de la navidad.
Plantó buena viña cerca de buen parral:
La madre junto al hijo, algo sin igual.
El tiempo de cuaresma es de aflicción,
Ni se cantan aleluyas, ni se hace procesión.
Todo esto lo consideró el prudente varón.
Tuvo luego por ello honroso galardón (8).
San Ildefonso, clérigo leal,
Hizo a la Gloriosa fiesta muy principal.
Pocos en Toledo se quedaron en su hostal (9),
Pocos no fueron a la misa de la catedral.
El Santo arzobispo, un leal tonsurado (10),
Para decir la misa estaba preparado.
En su preciosa cátedra (11) sentado,
Le llevó la Gloriosa un regalo muy preciado.
Se le apareció la madre del Rey de la Majestad
Con un libro en la mano de muy gran calidad:
El que él había escrito sobre la virginidad.
Le gustó a Ildefonso de toda voluntad.
Le hizo otra gracia como nunca fue oída:
Le dio una casulla sin aguja cosida.
Obra era angélica, no por hombre tejida.
Le dirigió unas palabras, razón buena y cumplida.
Le dijo: «Amigo, debes saber que de ti estoy pagada (12).
Has defendido mi honra, no de forma simple, sino doblada:
Escribiste sobre mí un buen libro, fui bien alabada;
Me hiciste una nueva festividad que no era acostumbrada.
Para la misa de esta nueva festividad
Te traigo una ofrenda de gran autoridad:
Una casulla con que cantes, preciosa de verdad,
Hoy y en el santo día de Navidad.»
Dichas estas palabras, la madre Gloriosa
Desapareció de sus ojos, no vio ninguna cosa.
Acabó la misa la persona preciosa (13),
De la madre de Cristo, criada y esposa (14).
Estar en la cátedra en que tú estás sentado,
Sólo a tu persona es esto condonado (15);
Vestir esta alba, a ti es otorgado.
Si otro la vistiere, no será bien hallado (16).
Esta fiesta preciosa, recién contada,
En concilio general fue luego confirmada.
Por muchas iglesias es hecha y celebrada:
Mientras dure el mundo, no será olvidada.
Cuando quiso Cristo, celestial señor,
Falleció San Ildefonso, precioso confesor:
Lo honró la Gloriosa, madre del Creador.
Si dio gran honra al cuerpo, al alma, mucho mayor.
Nombraron arzobispo a un canónigo lozano (17).
Era muy soberbio y de seso liviano (18),
Quiso igualar al otro, fue en ello villano (19).
Por bien no se lo tuvo el pueblo toledano.
Se sentó en la cátedra (11) de su anteçesor,
Pidió la casulla que le dio el Creador,
Dijo palabras locas el torpe pecador
Que pesaron a la Madre de Dios Nuestro Señor.
Dijo unas palabras de muy gran liviandad (18):
«Nunca Ildefonso tuvo que yo mayor dignidad,
Pues estoy consagrado como él en verdad.
Todos somos iguales en la humanidad.»
Si no hubiese Siagrio (20) tan adelante ido,
Si hubiese su lengua un poco retenido,
En la ira del Creador no habría caído.
Sin duda, mal pecado, está perdido.
Mandó a sus ayudantes la casulla traer
Para ir a la misa y la confesión hacer;
Pero no le fue permitido ni tuvo el poder,
Pues lo que Dios no quiere nunca puede ser.
Aunque era amplia la santa vestidura,
A Siagrio (20) se le hizo estrecha sin mesura.
Le apretó la garganta como si fuera una cadena dura.
Fue ahogado por su gran locura.
La Virgen gloriosa, estrella de la mar,
Sabe a sus amigos buen galardón (8) dar:
Bien sabe a los buenos premiar,
A los que la sirven mal, sábelos castigar.
Amigos, a tal madre servirla bien debemos.
Si así lo hacemos, nuestro provecho buscaremos,
Honraremos los cuerpos, las almas salvaremos.
Por un pequeño servicio gran premio obtendremos.
*  *  *
Notas

1 Para el hombre medieval, el hecho de que algo se ponga por escrito es prueba de su veracidad. Y así, por ejemplo, en el Libro de Alexandre, otro de los textos fundamentales del Mester de clerecía, se dice tras contar una serie de mirabilia: en escripto yaz’ esto, sepades, non vos miento.

2 Significa tanto rebaño como congregación de fieles cristianos. (RAE)

4 Descubrir, revelar. (Juan Manuel Cacho Blecua. Milagros. Austral)

5 Amistad, concordia. (Juan Manuel Cacho Blecua. Milagros. Austral)

6 Prevención que mira o conduce al logro de un fin. (RAE)

7 Es decir, adornado con figuras retóricas (Juan Manuel Cacho Blecua. Milagros. Austral)

8 Premio o recompensa de los méritos o servicios. (RAE)

9 Aunque propiamente hostal significa casa donde se da comida y alojamiento mediante pago (RAE), creo que aquí hay que entender que comprende también las viviendas particulares; es decir, que pocos se quedaron en sus casas.

10 Clérigo.

11 Lugar que ocupa el obispo en su catedral, desde el que preside las celebraciones litúrgicas. (RAE)

12 Ufano, satisfecho de algo. (RAE)

13 Entiendo que «la persona preciosa» se refiere a San Ildefonso. Es por lo tanto una perífrasis.

14 Hipérbaton. El orden sería, creo, De la madre, criada y esposa de Cristo.

16 Bien visto.

17 Orgulloso, altivo (RAE)

18 Ligero (Juan Manuel Cacho Blecua. Milagros. Austral), inconstante. (RAE)

19 Insolente. (Juan Manuel Cacho Blecua. Milagros. Austral)

20 Nombre del nuevo arzobispo.
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Los milagros de Nuestra Señora, Milagro I. Versión en castellano moderno de José Luis Gamboa