Nuestra Señora de Aparecida, Patrona de Brasil, con recursos audiovisuales

Nuestra Señora de Aparecida, Patrona de Brasil, con recursos audiovisuales

¡Oh, María Santísima! De los méritos de nuestro Señor Jesucristo en tu querida imagen de Aparecida, alcanza numerosos beneficios sobre todo a Brasil.

Yo, aunque indigno de pertenecer al número de tus hijos e hijas, pero lleno de deseo de participar de los beneficios de tu misericordia, postrado a tus pies consagro mi entendimiento para que siempre pienses en el amor que mereces.

Te consagro mi lengua para que siempre te alabe y propague tu devoción. Te consagro mi corazón para que, después de Dios, te ame sobre todas las cosas.

Recíbeme, Oh Reina incomparable. Tú, que en Cristo crucificado eres nuestra Madre en el dichoso número de tus hijos e hijas, recíbeme bajo tu protección.

Socórreme en todas mis necesidades espirituales y temporales, sobre todo en la hora de mi muerte. Bendíceme oh celestial cooperadora; y con tu poderosa intercesión, fortaléceme en mi flaqueza a fin de que te sirva fielmente en esta vida y después pueda alabarte, amarte y darte gracias en el cielo por toda la eternidad.

Santo Padre Francisco, Ofrecimiento a la Virgen de Aparecida.

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La historia cuenta que en el año 1717, El gobernador de Sao Paulo y Minas Gerais, don Pedro de Almeida y Portugal, Conde de Assumar, pasó por la villa de Guaratinguetá camino a villa Rica. Por tal motivo, los pobladores del lugar, queriendo agasajar al invitado, solicitaron a tres pescadores, Domingos Garcia, Filipe Pedroso e João Alves, una provisión de peces.

Estos hombres se encontraban en el río Paraiba, arrojando sus redes en el agua, cuando de repente al levantar una de ellas, encontraron una figura rota de terracota de la Virgen de la Concepción, de tan solo 36 cm. Primero hallaron el cuerpo y al arrojar otra vez la red lograron ubicar la cabeza.

Luego del suceso, la pesca, que hasta ese momento había sido escasa, fue tan abundante, que tuvieron que volver a la costa por el peso que tenían sus pequeñas embarcaciones. Read More Uno de los pescadores llevó la imagen a su casa y le realizó un pequeño altar, unos años después crearon un oratorio, lugar que era visitado por todos los lugareños.

El 5 de mayo de 1743, se comenzó a construir un templo, que se inauguró el 26 de julio de 1745, venerando a la Virgen bajo la invocación de Nuestra Señora Aparecida.

El pueblo de Nuestra Señora Aparecida se encuentra a unos cuantos kilómetros de Guaratinguetá, villa del Estado de Sao Paulo. Se ignora completamente como es que la imagen fue a parar al río, pero si se conoce su autor, un monje de Sao Paulo, llamado Frei Agostino de Jesús quien la moldeo en el año 1650.

La Virgen es de color moreno y esta vestida con un manto grueso bordado, sus manos se ubican en el pecho en posición de oración, fue coronada solemnemente en 1904, por don José de Camargo Barros, obispo de Sao Paulo.

El 16 de julio de 1930, Pío XI la declaró a Nuestra Señora Aparecida patrona de Brasil. El día 4 de julio de 1980, el Papa Juan Pablo II visito el santuario y le dio el título de Basílica.

Arículo original en catholic.net

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Recursos audiovisuales

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Colorea a santa Teresa de Lisieux, Patrona de las Misiones

Colorea a santa Teresa de Lisieux, Patrona de las Misiones

Con motivo de la fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús o de Lisieux, el día 1 de octubre, os ofrecemos las siguientes láminas para que los niños de la familia se diviertan coloreando a la santa, Doctora de la Iglesia y Patrona de las Misiones.

Podéis acceder a las láminas en tamaño real pulsando sobre los títulos de cada imagen y sobre las propias imágenes.

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Colorea a santa Teresa de Lisieux, Patrona de las Misiones

Santa Teresita – Lámina 1

Santa Teresita – Lámina 2

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Santa Teresita - Lámina 2

Santa Teresita – Lámina 3

Santa Teresita – Lámina 4

Santa Teresita - Lámina 3

Santa Teresita - Lámina 4

Santa Teresita – Lámina 5

Santa Teresita – Lámina 6

Santa Teresita - Lámina 5

Santa Teresita - Lámina 6

Santa Teresita – Lámina 7

Santa Teresita – Lámina 8

Santa Teresita - Lámina 7

Santa Teresita - Lámina 8

Santa Teresita – Lámina 9

Santa Teresita – Lámina 10

Santa Teresita - Lámina 9

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Nuestra Señora de los Ángeles, Patrona de Costa Rica, con recursos audiovisuales

Nuestra Señora de los Ángeles, Patrona de Costa Rica, con recursos audiovisuales

La ciudad de Cartago, como muchas otras en la época colonial, segregaba a los blancos de los indios y mestizos. A todo el que no fuera blanco puro se le había prohibido el acceso a la ciudad, donde una cruz de piedra señalaba la división y los límites.

Estamos en los alrededores del año 1635, en la sección llamada «Puebla de los Pardos» y Juana Pereira, una pobre mestiza, se ha levantado al amanecer para, como todos los días, buscar la leña que necesita. Es el 2 de agosto, fiesta de la Virgen de los Angeles, y la luz del alba que ilumina el sendero entre los árboles, le permite a la india descubrir una pequeña imagen de la Virgen, sencillamente tallada en una piedra oscura, visiblemente colocada sobre una gran roca en la vereda del camino. Con gran alegría Juana Pereira recogió aquel tesoro, sin imaginar que otras cinco veces más lo volvería a hallar en el mismo sitio, pues la imagen desaparecía de armarios, cofres, y hasta del sagrario parroquial, para regresar tenazmente a la roca donde había sido encontrada. Entonces todos entendieron que la Virgen quería tener allí un lugar de oración donde pudiera dar su amor a los humildes y los pobres.

La imagen, tallada en piedra del lugar, es muy pequeña, pues mide aproximadamente sólo tres pulgadas de longitud. Nuestra Señora de los Angeles lleva cargado a Jesús en el brazo izquierdo, en el que graciosamente recoge los pliegues del manto que la cubre desde la cabeza. Su rostro es redondeado y dulce, sus ojos son rasgados, como achinados, y su boca es delicada. Su color es plomizo con algunos destellos dorados como diminutas estrellas repartidas por toda la escultura.

La Virgen se presenta actualmente a la veneración de sus fieles en un hermoso ostensorio de nobles metales y piedras preciosas, en forma de resplandor que la rodea totalmente, aumentando visualmente su tamaño. De la base de esta «custodia» brota una flor de lis rematada por el ángel que

sostiene la imagen de piedra. De esta sólo se ven los rostros de María y el Niño Jesús, pues un manto precioso la protege a la vez que la embellece.

La «Negrita» como la llama el cariño de los costarricenses, fue coronada solemnemente el 25 de abril de 1926. Nueve años más tarde, su Santidad Pío XI elevó el Santuario de la Reina de los Angeles a la dignidad de Basílica menor.

A Cartago llega un constante peregrinar de devotos que vienen a visitar a su Madre de los cielos; muchos entran de rodillas, como acto de humildad y de acción de gracias y luego van a orar ante la roca donde fue hallada la bendita imagen. Esta piedra se ha ido gastando por el roce de tantas manos que la acarician agradecidas mientras oran, dan gracias y piden alivio a su dolor, sus sufrimientos o sus necesidades. Debajo de esta piedra brota un manantial cuyas aguas recogen los que acuden en busca de la misericordia y la salud. El agua es signo del bautismo. No hay otra cosa que mas quiera la Virgen a que vivamos profundamente las gracias de nuestro bautismo.

Fuente: corazones.org

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Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, patrona de Colombia

Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, patrona de Colombia

A los 37 años de descubiertas las actuales tierras del continente americano, llegan a la ciudad de Santa Marta, en diciembre de 1528 los españoles, García de Lerma que vino como gobernador y 19 frailes Dominicos como misioneros y evangelizadores.

En 1555 llegó a la costa norte un continente de frailes Dominicos con una estatua de la Virgen el Rosario.

Esta primera estatua de la Virgen fue llevada a Santa fe de Bogotá en 1556.

Grandes homenajes se le tributaron a su llegada, y desde entonces, es la impulsadora de la predicación misionera y del Santo Rosario.

Origen de la sagrada Imagen

chiquinquira_2_origenEn el año 1560, Antonio de Santana, (caballero venido de España), obtuvo la encomienda de Suta en el valle de Sequencipá (Boyacá), lo cual lo autorizó para organizar y regir el destino socio-político de la región.

1560-62. Antonio Santana, solicitó al fraile dominico Andrés Jadraque le consiga una imagen de la Virgen María, para colocarla en la capilla de Suta. Fray Andrés, fue a Tunja y convino con Alonso de Narváez, que le pintara una copia de la imagen de la Virgen María. La pintura la hizo en un lienzo de algodón de 1,26 x 1,13 cts. tejido por los indios, utilizando mezcla de tierra de colores y zumo de yerbas y flores. Como en el lienzo sobraba espacio, Alonso pintó al lado derecho a San Antonio de Padua, fraile franciscano, por ser el nombre del encomendero; al lado izquierdo pintó a San Andrés, apóstol, por ser el nombre del fraile que lo agenciaba. El encomendero pagó por la pintura $ 20 pesos. La imagen fue colocada en la capilla pajiza de Suta, donde fray Andrés catequizaba a los indios de la región.

La Imagen queda abandonada

En 1574, la misión que habían iniciado los dominicos pasa al clero secular y fray Andrés Jadraque es enviado a otro convento. Al ausentarse fray Andrés de aquel lugar, prontodecayó el culto y la Imagen quedó abandonada. Con el tiempo la capilla se deterioró, las goteras y el sol dañaron la imagen.

En 1576, el doctrinero Juan Alemán de Liguizamón, encontró el lienzo en tan mal estadoque nada representaba, lo retiró del altary lo entregó al encomendero en presencia de su mujer, Catalina de Irlos. «El lienzo fue a dar a una despensa de campo, donde estuvo mucho tiempo de una parte a otra, según el servicio doméstico a que se le aplicaba, entre otros el de secar trigo al sol, con lo cual se le causaron varias roturas.

En 1577, muerto Antonio de Santana, su mujer Catalina se retiró a la aldea de Chiquinquirá con su familia y llevó el lienzo como un objeto de servicio doméstico. Por esta época, Chiquinquirá era una aldea despoblada, muy pantanosa, cubierta de niebla. Los indios de esta región tenían un famoso templo en la laguna de Fúquene, a donde acudían a ofrecer sus dones y sacrificios.

La española, María Ramos recupera el Lienzo

En 1585, María Ramos, esposa de Pedro de Santana, hermano de Antonio, llegó a Tunja en busca de su marido a quien encontró viviendo con otra mujer. Decepcionada, se vino a vivir con su cuñada Catalina de Irlos a la aldea de Chiquinquirá, donde encontró el lienzo abandonado. Al saber que en él habían pintado una imagen de la Virgen, lo recogió, lo arregló y lo colocó en alto, frente al cual hacia su acostumbrada oración: «¿Hasta cuándo, rosa del cielo, habéis de estar tan escondida? ¿Cuándo será el día en que os manifestéis y os dejéis ver al descubierto para que mis ojos se regalen de vuestra soberana hermosura, que llene de alegría mi alma?».

Coronación Canónica de la Imagen y su ocurrir histórico en el Siglo XX y XXI

chiquinquira_3_coronacionEn 1908 el Provincial Fray Vicente María Cornejo y el Prior del Santuario Fray José Ángel Lambona, con la recomendación de la Conferencia Episcopal, pidieron a la Santa Sede la coronación canónica de la Sagrada Imagen, petición que fue despachada favorablemente el 9 de enero de 1910 por el Capítulo de la Basílica Vaticana; San Pío X firmó el Decreto, el cual fue enviado al Ilustrísimo señor Maldonado Calvo, Obispo de la Diócesis de Tunja, quien dispuso la Coronación para el día 9 de julio de 1919, día consagrado por el clero colombiano para honrar a María, con la recitación de su Oficio.

Los Dominicos emprendieron la obra de recorrer en triunfante peregrinación con una copia del cuadro de nuestra Señora por Boyacá, Santander, Cundinamarca, Caldas, Huila, Tolima y Antioquia, como preparativos para dicha coronación.

El gran día de la Coronación

El acto se llevó a cabo en la Plaza de Bolívar de la ciudad de Bogotá, el 9 de julio de 1919. En la ceremonia estuvieron presentes el Excelentísimo Señor Nuncio Apostólico Don Enrique Gasparri, varios obispos y el señor Presidente de la República Marco Fidel Suárez. Acabada la misa, el Provincial de los Dominicos, Fray José Ángel Lombana y los presbíteros Jenaro Jiménez y Eduardo Díaz, presentaron el venerable lienzo al señor Obispo de Tunja, Eduardo Maldonado, quien tomó las coronas y las puso en las cabezas del Niño y de la Virgen respectivamente, diciendo en voz brillante. «Así como hoy os coronamos en la tierra, así merezcamos ser coronados en el Cielo». «Yo… pido humilde y respetuosamente a los Arzobispos y Obispos aquí congregados, que así como la República fue consagrada al Sacratísimo Corazón de Jesús, de la misma manera, se consagra solemne y públicamente, por voto nacional, a la Santísima Virgen, Reina de Colombia».

El Título de Basílica

1927, agosto 18. El Papa Pío XI le dio al templo el título de Basílica Menor, ceremonia que se celebró el 9 de julio del 1928, a la cual asistió en Nuncio Apostólico Pablo Giobe, el Arzobispo Ismael Perdomo y el Presidente de la república, Miguel Abadía Méndez.

1944, julio 9. Colocan el Cetro a la Virgen María, como símbolo de realeza. Bajan el cuadro, lo colocan sobre el altar; el obispo de Tunja bendice el Cetro y lo colocó sobre el lienzo; el provincial, Fr. Alberto Ariza lo fija al cuadro.

1954, diciembre 4. La imagen es llevada a Bogotá con motivo del Tercer Congreso Mariano. Pío XII pronunció un discurso alusivo a la Virgen de Chiquinquirá, con motivo del Congreso. El 8, el Presidente de la república, General Gustavo Rojas Pinilla condecoró la sagrada imagen, con la Cruz de Boyacá en su máximo grado.

1960, abril 3, el Papa Juan XXIII ofrendó el Cirio de la Purificación que envió con el Nuncio Mons. José Paupini, para que ardiera ante la Imagen de María implorando el éxito del Concilio Vaticano II.

Un temblor semidestruye la Basílica

1967, julio 29, a las 5,30 a.m. un temblor dejó semidestruida la Basílica, el templo de la renovación y parte de la ciudad. La parte alta del frontis y las torres de la basílica quedaron en ruinas, lo mismo que el entejado central, el embovedado quedó agrietado, la cabeza de la estatua en piedra de Santo Domingo que estaba en la parte alta del frontis se vino a tierra. La Imagen fue sacada del templo al día siguiente y llevada al patio del convento de los frailes dominicos donde siguió recibiendo el culto que le tributan los peregrinos.

1969, julio 9, Reconstruida la basílica, la imagen es llevada del patio del convento dominicano hacia el atrio donde se celebró la eucaristía. Allí se leyó el mensaje del Papa Pablo VI, se hizo la consagración oficial de Colombia a la Virgen María. El obispo de Tunja y fray Alberto Madero, colocaron la Media Luna repujada en oro, a los pies de María, y la Imagen vuelve a ser colocada en su trono.

1977, abril 26, Pablo VI erigió la Diócesis de Chiquinquirá, desmembrándola de la Arquidiócesis de de Tunja. El 14 de junio el obispo Alberto Giraldo Jaramillo, tomó posesión de la Diócesis, ante el Nuncio Apostólico Eduardo Martínez Somalo.

1979, inicia labores el Seminario menor.

1984, sep. 1º. Fue nombrado Obispo Mons. Álvaro Raúl Jarro Tobos.

1998, marzo 15, lo remplazó Mons. Héctor Gutiérrez Pabón.

2004, mayo 5, fue nombrado el actual Obispo, Mons. Luis Felipe Sánchez Aponte.

Los dominicos invitan al Papa a visitar el Santuario

1983, los frailes comunican a los obispos y al Gobierno nacional la idea de invitar al Papa con motivos del Cuarto Centenario de la renovación de la Imagen de María. El gobierno acogió la idea y por vía diplomática se hizo la invitación. En 1985, octubre, el Vaticano confirmó la visita de Juan Pablo II para el 3 de julio del 1986.

Practican exámenes radiológicos a la Imagen

1986, abril 9, por orden del Presidente de la República, Belisario Betancur, un grupo de expertos le hizo un examen radiológico al lienzo, para constatar su autenticidad y antigüedad. La Imagen fue llevada a media noche al hospital donde le tomaron varias radiografías y fotografías especiales. Hecho el examen la Imagen vuelve a la basílica a las 4,30 a.m. escoltada por tropas del Batallón Sucre.

Resultados de los exámenes hecho al Sagrado Lienzo

El 30 de mayo de 1986, la Dra. María Cecilia Álvarez White entregó el Resultado del Examen hecho a la Imagen, los que revelaron: «que la pintura corresponde a 1562; que la Imagen presenta señales claras de que por ella corrió agua de las goteras que se presentaron en la capilla de Suta; que la pintura nunca ha sido retocada; que ésta es de regular calidad y que para pintarla utilizaron materiales de la época; que el lienzo está muy deteriorado y que la Imagen de María está muy borrosa debido al agua que corrió por ésta; que el alumbrado eléctrico ha causado daños en la pintura, que la conservación del cuadro es realmente prodigiosa».

El Papa Juan Pablo II visita el Santuario

1986, julio 3, Juan Pablo II, arribó en helicóptero a las instalaciones del Batallón Sucre a las 9,56 a.m. siguió en papamóvil hasta el parque, donde lo recibió el Presidente, Belisario Betancur, y sus ministros, los señores Obispos, el clero y cerca de 200 mil peregrinos en su mayoría campesinos. A las 10,00 a.m. celebró la Eucaristía en el templete. A las 12,45 p.m. se dirigió en papamóvil hacia la basílica y a la 1,05 p.m. consagró la nación a la Virgen María.

1999, julio 9, la imagen fue llevada a Bogotá para presidir la oración por la paz. Allí le confieren la Orden del Congreso, en el grado de Gran Cruz Extraordinaria.

2006, mayo 20. En el Censo de 2005-06, Chiquinquirá aparece con 54.949 habitantes: 28.431 mujeres y 26.518 hombres.

2007, agosto 5, los 65 frailes dominicos, Miembros del Capítulo General de la Orden, visitaron el Santuario; la Eucaristía fue presidida por el Maestro General de la Orden, fray Carlos A. Azpiroz Costa.

2007, septiembre 23, se bendijo el terreno donde se inició la construcción de la Capilla de la Reconciliación; terminada la misa de 8,00 a.m. los fieles salieron en procesión hacia el pasillo donde el Prior, Fr. Omar Alberto Sánchez Cubillos, les explicó los detalles de la obra, con diseño elaborado fray Arles Durán, O.P. Como interventor de la obra, fue nombrado el arquitecto Javier Ricardo Lancheros.

2008, Jun. 27. Se hizo el lanzamiento del libro: «El Milagro del Santuario», obra fotográfica e histórica de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, lo cual fue todo un éxito.

2008, Septiembre 22-24. Se reunió en el convento, El Encuentro de Rectores de Santuarios de Colombia, FASANCOL, asistieron 25 quienes se reunieron en el salón del Noviciado del convento dominicano.

Milagro de la Renovación

chiquinquira_4_milagroEstas palabras las repetía María Ramos todos los días hasta que por fin fueron benignamente escuchadas. Fue así como el día viernes 26 de diciembre de 1586 a las nueve de la mañana, después de haber estado la devota más de dos horas en oración, se levantó de su asiento para salir de la capilla. En aquél instante pasaba por allí una india que venía de Muzo, llamada Isabel, con un niño llamado Miguel de unos cuatro o cinco años. Al pasar por frente a la puerta de la capilla dijo el niño a la mujer que lo llevaba: «¡mire, mire! Miró la mujer hacia la capilla y vio que la imagen de Nuestra Señora estaba en el suelo, de pie, y despedía de si una luz que llenaba de claridad toda la capilla. Llena de asombro dijo en alta voz a María Ramos, que iba saliendo del oratorio: «Mire, mire, Señora, que la Madre de Dios se ha bajado de su sitio, está en vuestro asiento y parece que se está quemando». Miró María Ramos y admirada de ver tan estupendo prodigio, llena de asombro se dirigió llorando hacia el altar, se arrojó a los pies de la sagrada Imagen; con mucho temor puso los ojos en ella y vio cumplidos sus deseos, pues, estaba patente la imagen de la Madre de Dios en el sitio en que la piadosa María Ramos solía orar, con una hermosura sin igual y con unos colores muy vivos y despidiendo de si grandes resplandores que bañaban de luz a los santos que tenía a los lados y llenaba de claridad toda la capilla. Tenía el rostro muy encendido. Toda la pintura estaba renovada completamente. Sin embargo quedaron en el lienzo, los agujeros que antes tenía.

Después de una hora, con mucho temor y reverencia alzaron el cuadro y lo colocaron en el lugar que estaba antes. El rostro de la Madre Santísima duró encendido todo aquél día; después, la imagen quedó tal como hoy se contempla.

La noticia del prodigio se propagó rápidamente por todos los lugares circunvecinos, cuyos moradores presurosos acudieron a ver la imagen renovada.

Se inicia un proceso jurídico para constatar el hecho

1587. Al saber la noticia, el doctrinero de Suta Juan de Figueredo, vino a la aldea de Chiquinquirá acompañado de Diego López, para hacer información jurídica de los hechos. El 10 de enero de 1587 recibieron declaraciones de los testigos. El presbítero Figueredo envió esta información al arzobispo de Santafé, Luis Zapata de Cárdenas.

Los indios cocas, le construyen una capilla

1587. Como la imagen se renovó en una choza arruinada que no tenía puerta, el Padre Figueredo mandó llamar al cacique del lugar llamado Alonso y lo invitó a levantar allí una capilla decente para colocar la sagrada Imagen . Los indios empezaron a construir en el lote donado por Pedro Rivera, hijo de Antonio de Santana, una capilla de vara en tierra, pajiza, pocos metros más abajo de donde está hoy el templo. En cinco meses levantaron dicha capilla a donde se trasladó la Imagen. Detrás de la capilla hicieron una habitación para María Ramos, quien quedó al cuidado de la imagen.

El Arzobispo nombra jueces que investiguen el hecho

1588. Al saber el Arzobispo de Santafé, Luis Zapata de Cárdenas, la extraordinaria devoción que había despertados entre los fieles, el 6 de enero de 1588 nombró jueces comisarios a los presbíteros Juan Rodríguez, Juan de Castellanos y Juan de Cañada, quienes levantaron el proceso, del 15 al 18 de enero ante el Notario de Tunja. Entre los testigos declararon los clérigos: Francisco Pérez, doctrinero del lugar, Juan Alemán Leguizamón, quien mandó a retirar la imagen de las ruinas de la capilla de Suta y Juan de Figueredo, quien era doctrinero de Suta cuando se renovó la sagrada Imagen.

Se crea la Doctrina de Chiquinquirá

1588, marzo 19, el arzobispo erigió la Doctrina o parroquia indígena, de Chiquinquirá, en función de la considerable y creciente afluencia de peregrinos, separando la feligresía de la doctrina de Suta, y nombra como doctrinero al presbítero Gonzalo Gallego.

Se construye el primer templo

En 1587, el Arzobispo de Santa Fe de Bogotá, don Fray Luis Zapata de Cárdenas, levantó información jurada de los milagros concedidos por la Santísima Virgen y dispuso que se edificara un templo a Nuestra Señora del rosario de Chiquinquirá. En 1588 se dio principio a la obra; el 17 de agosto el arzobispo bendijo y colocó la primera piedra para el primer templo de Nuestra Señora, en terreno donado por Pedro de Rivera Santana, esposo de María Ramos y sobrino de Antonio de Santana. Este templo hecho de piedra y ladrillo, tenía 150 metros de largo y 38 metros de ancho. En dicho evento estuvo presente el Presidente del Reino, Antonio González.

1596. El Papa Clemente VIII concede indulgencia plenaria a quienes visiten devotamente la sagrada imagen de la Virgen María.

El arzobispo encuentra la Imagen descuidada

1633. febrero 1º. Al visitar el Santuario el arzobispo Bernardino Almansa, se llenó de tristeza al encontrar la Sagrada Imagen muy descuidada. El 19 de septiembre de 1633, ordenó por Decreto que el templo de la Virgen de Chiquinquirá con su servicio se entregue a una comunidad religiosa para que se engrandezca el culto en el Santuario.

Los dominicos piden la sagrada Imagen

Al saber las disposiciones del arzobispo, los frailes dominicos pidieron se les diese la Imagen de la Virgen María con sus pertenencias, ofreciendo en permuta dos parroquias propias de la Orden dominicana, y se comprometían a fundar un convento en Chiquinquirá, para celebrar con mayor solemnidad el culto divino y a conceder la salida de la Imagen, siempre que fuese necesario para remediar la peste y otras calamidades.

La Imagen es llevada a Tunja y de allí a Santafé

1633, agosto 8. Mientras los dominicos esperaban la resolución del Vice-Patrono Real, la imagen fue llevada a Tunja y de allí a Santafé , donde los fieles agradecidos por los favores recibidos de la Virgen, quisieron quedarse con la imagen para darle culto solemne en la Catedral Metropolitana; hicieron una colecta y empezaron a levantarle una capilla en una de las naves de la catedral.

1636. El arzobispo de Santafé, Fr. Cristóbal de Torres, de acuerdo con el Presidente del Nuevo Reino, don Sancho Girón, marqués de Sufraga, define entregar a la Comunidad Dominicana el Santuario y la doctrina de Chiquinquirá, en permuta por las parroquias de Gachetá y Siachoque. La permuta fue ratificada por el Presidente el 31 de marzo. El 19 de abril el Arzobispo ratificó el convenio y comisionó al doctrinero de Suta para su ejecución.

Los Frailes Dominicos, Guardianes del Santuario

1634, marzo 6, el Cabildo Metropolitano accedió a la solicitud hecha por los dominicos y ordena que se entregue la imagen de la Virgen con todos sus bienes y la doctrina a los frailes dominicos. El acuerdo lo firmaron: el Deán y Canónigos ante el Notario Alonso Rodríguez, a quien encargaron que hiciera relación de todo al Marqués de Sofraga, Presidente del Nuevo Reino, para que apruebe la permuta.

1636. Firmada la permuta, se envió al arzobispo la escritura junto con la solicitud de los dominicos, al Vice-patrono, Marqués de Sufraga, para que diera su consentimiento. Firmado el Contrato por el Vice-Patrono Real, Presidente del Nuevo Reino de Granada D. Sancho Girón, Marqués de Sofraga, el arzobispo de Santafé Fr. Cristóbal de Torres y el Cabildo metropolitano, fue llevado al Consejo Real de Su Majestad, y sobre él se erigió la Casa de Chiquinquirá, en Convento formal por Cédula Real de 10 de abril de 1558, con las licencias necesario como luego lo declaró el propio Rey.

El 30 de mayo, el cura de Susa, Diego de Sanabria, comisionado por el arzobispo, hizo entrega de todo lo mencionado en el Auto a fray Bartolomé Núñez, Vicario nombrado por fray Antonio de León, Vicario Provincial, quien tomó posesión del cuadro de la Virgen y cuanto le pertenecía, en nombre de la Orden dominicana, en presencia del presbítero. Gabriel de Rivera Castellanos.

En Chiquinquirá no existía sino el templo en construcción, junto al cual vivía el doctrinero y unas chozas donde se albergaban los peregrinos; no existía casa cural. El doctrinero Pbro. Gabriel Rivera vivía en un cuarto sobre la sacristía.

Crean la Parroquia de Chiquinquirá

1760, sep. 1º. Con el traslado de los indios, cesó la Doctrina y el arzobispo Araús erigió la Parroquia bajo el título y patrocinio de Ntra. Sra. de Chiquinquirá, como estaba en la Doctrina desde 1588.

Entregan las joyas para la lucha libertadora

1815. El tribuno del pueblo, José Acevedo y Gómez, acudió a los frailes dominicos solicitando apoyo para continuar la lucha libertadora. Los frailes le entregaron dinero y las joyas que habían donado los peregrinos a la Virgen, consistentes en collares, cadenas, cruces, cintos, rosario medallones, zarcillos y otros objetos de oro y esmeraldas.

Secuestran la sagrada Imagen

1816, abril 21. El general Manuel Serviez comandante de las fuerzas patriotas, sacó la Imagen en un cajón cubierto con toldas de campaña y la llevó para que protegiera a sus tropas que iban vía al Llano. Las tropas españolas lo alcanzaron en Cáqueza, lo atacaron el 9 de mayo, rescataron la Imagen y la devolvieron al Santuario el 3 de julio.

1821, enero 2, Simón Bolívar visita el Santuario, en agradecimiento por la ayuda recibida en 1815 para el sostenimiento de sus tropas. En 1827 volvió y permaneció del 6 al 8 de septiembre. En 1928, junio 20, vino por última vez y postrado de rodillas ante la sagrada imagen de María, oró por largo rato.

1895, dic. 26. Fr. Rafael José Méndez, por inspiración de Fr. Vicente María Cornejo, lanzó en el sermón de la fiesta, la idea de pedir la coronación de la Sagrada Imagen.

Colocan la Imagen en el altar de mármol

1908, dic. 24, es consagrado el altar de mármol, de 12 metros de alto, de orden corintio, levantado sobre ocho columnas; coronado por tres ángeles tamaño natural. En la bóveda van siete figuras en relieve, simbólicas de los siete sacramentos y un arabesco central. Al frente en la parte alta del Camarín aparece el Monograma de María.

chiquinquira_5_descripcionDescripción

El rostro de la Virgen María se destaca por su modesta actitud y su inefable sonrisa, sus ojos entrecerrados la revisten de una hermosura admirable, que mueve al recogimiento; un velo blanco cubre su cabeza; viste un manto azul celeste, una túnica rosada, un rosario cuelga de las manos de María y del Niño Jesús, quien en la derecha sostiene tiene un hilo que pende del pie de un pajarillo. A la derecha de María, está San Antonio de Padua, sosteniendo en la mano izquierda, un libro sobre el cual está el Niño Jesús con el mapamundi en sus manos; en la derecha sostiene una palma. A la izquierda está San Andrés, apóstol, leyendo la Sagrada Escritura, en la izquierda sostiene la cruz en forma de X, signo de su martirio. María sostiene en sus brazos al Niño Jesús invitándonos a acogernos a Él, quien puede remediar todos nuestros males. A primera vista se descubren vestigios de las goteras que corrieron sobre la pintura. El cuadro está adornado con dos coronas, dos rosarios, el cetro, la Cruz de Boyacá, la Orden de San Carlos y la Orden del Congreso; lo rodean 30 semicircunferencias con escudos de la Santa Sede, la Provincia y algunas Diócesis; del cuadro penden, un rosario y dos rosas de plata; un fuerte cristal lo protege desde 1954.

Conservación prodigiosa del Lienzo

Este milagro consiste en que durante más de 422 años (1587-2009) el lienzo se conserve tan cómo se renovó. Desde 1587 hasta 1897, que se le colocó el cristal para protegerlo, diariamente se estuvo retocando en el lienzo de la Virgen, mazos de rosario, manojos de yerbas, panecitos de tierra blanca y otras mil cosas y el lienzo no ha sufrido daños, debiéndose haber destruido y acabado la tela en la parte que tales refregones sufrió. Tenían en el templo una vara larga con un garabato en la punta, donde engarzaban los objetos, los aplicaban al lienzo de manera que no quedara duda de que han sido tocados en la Imagen. Si vemos la columna de mármol, de la Virgen del Pilar de Zaragoza en España, los peregrinos la besan por el respaldo, y con solo aplicarle los labios, en tan largo tiempo, se ha hecho al mármol una concavidad, lo mismo que el pie de bronce de San Pedro del Vaticano, se ha desgastado notablemente con el ósculo de los turistas. Es indiscutible que «en esta Imagen hay encerrado algún don especial de Dios, reservado para remedio de graves males» como lo expresó la Sagrada Congregación de Ritos en su Decreto de 18 de julio de 1829.

Itinerario de la sagrada Imagen (1562- 2009)

chiquinquira_6_itinerarioEn 1562, la Imagen fue colocada en la capilla de paja y bahareque de Suta, donde permaneció 16 años; de allí fue retirada en 1578 y quedó abandonada, rodando de una parte a otra como objeto de uso doméstico durante 8 años, hasta que María Ramos la recuperó en 1585.

1586 dic. 26, se renovó y permaneció en la choza donde vivía María Ramos hasta 1588.

1587, dic. 3, fue llevada a Tunja; regresó el 20 de enero de 1588.

1588 fue colocada en la capilla de paja que le levantaron los indios.

1608, es colocada en el altar del templo donde permaneció 220 años.

1633, agosto 8, es llevada a Tunja. El 12 de sep. Salió hacia Santafé, donde permaneció en la Catedral dos años y tres meses, hasta noviembre de 1635 que vuelve a su Santuario.

1781, fue colocada en el altar de plata martillada.

1806, se traslada a la sacristía por hallarse el templo en ruinas; luego es colocada en una capilla provisional construida junto al muro norte de la obra del nuevo templo, hoy capilla de difuntos, donde permaneció hasta 1813 que se colocó en el altar de mármol.

1816, abril 21, es sacada por Serviez; y llevada hasta Cáqueza; es devuelta el 3 de julio.

1841, mayo 9, es llevada a Bogotá, regresa el 14 de agosto.

1841, septiembre 4, es llevada a Tunja, regresa al tercer día.

1865, es colocada en un altar de bronce, donde permaneció 42 años.

1896, agosto 13, con motivo del incendio de la sacristía, fue sacada y llevada al templo de la Renovación donde permaneció día y medio.

1908, es colocada en el altar de mármol, donde reposa hoy día.

1918, junio 22, es sacada violentamente y llevada a la capilla del colegio de Jesús María, donde permaneció sin recibir culto, hasta el 24 de octubre que fue devuelta a la Basílica.

1919, junio 28, es llevada a Bogotá para ser coronada, regresa el 14 de agosto.

1954, dic 4, llevada a Bogotá en autoferro; regresa el 9 de diciembre.

1962, dic 6, llevada a Bogotá en autoferro, para implorar el éxito del Concilio; regresa el 9.

1967, julio 30, es sacada de la Basílica semidestruida por un temblor y llevada al patio del convento, donde permaneció hasta 1969, julio 9 que fue colocada nuevamente en su trono.

1986, abril 9, fue llevada al hospital, donde le hicieron varios exámenes radiológicos, la regresaron a las 4,30 a.m.

1986, julio 3, fue llevada al parque «Juan Pablo II» donde fue venerada por el Papa y millares de peregrinos.

1998, dic 26, fue bajada de su trono para la fiesta de «Los Siete años».

1999, julio 9, llevada a Bogotá, para presidir la oración por la paz, do0nde es condecorada con la Orden del Congreso en el grado de Gran Cruz extraordinaria; regresa el 12.

2005. Dic. 25, fiesta de Los Siete Años, fue llevada al Parque Juan Pablo II, de allí al templo de la Renovación y el 26 regresó a su trono.

Fuente original en virgendechiquinquira.com

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Vídeos sobre Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá

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Santa Cecilia, patrona de la Música, con recursos audiovisuales

Santa Cecilia, patrona de la Música, con recursos audiovisuales

Una de las santas más conocidas y veneradas a lo largo de la historia cristiana ha sido Cecilia de Roma. Universalmente reconocida como patrona de la música, esta mártir primitiva ya tenía una amplia veneración y reconocimiento por parte de la comunidad cristiana en el siglo IV de nuestra era, y posteriormente se la ha conmemorado tanto en Oriente como en Occidente. Su nombre también es de los que figuran entre las santas mujeres mártires conmemoradas en el Canon de la Misa. Pero, ¿sabemos realmente quién fue esta mártir tan reverenciada?

Su nombre y su vida

Comencemos por el nombre, que es romano de origen (Caecilia) y significa «ciega». Lo más probable es que fuera un nombre común entre las mujeres de su gens, quizá por alguna antepasada (o antepasado) que fue ciego. Era tradición en las altas familias romanas mantener un nombre o un apodo a modo de nombre a lo largo de generaciones. Existen muchos Cecilias y Cecilios en la historia antigua romana, por lo que el origen del nombre está fuera de discusión. La etimología del nombre que da Jacopo della Voragine en la Leyenda Áurea, según la cual Cecilia provendría de «Coeli Lilia» (lirio del cielo), me parece errónea e interesada; y además no sería la primera vez que este autor incurre en errores graves de etimología.

Felizmente, no existe ninguna duda acerca de su existencia histórica, pero no está nada claro cuándo vivió y sufrió el martirio. Así pues, partiendo de que no se conoce la fecha exacta de su martirio, a ello hay que añadir que su passio, legendaria y sin la menor credibilidad histórica, fue redactada después del marco propuesto para su muerte –entre los siglos I y IV-; como suele suceder en la mayoría de casos. ¿Qué nos dice esta passio sobre ella?

Cecilia era hija de una noble familia romana (la gens Metela) que había sido educada cristianamente, pero a la que prometieron, en contra de sus deseos, a un joven noble romano llamado Valeriano, cuando en realidad ella ya le había consagrado su virginidad a Cristo (el mismo papa Urbano le había impuesto el velo de las vírgenes). El día de su boda, en medio de la algarabía de músicos y bailarines, ella cantaba a Dios en su corazón rogándole que la mantuviera pura. Cuando estuvo sola con su marido le anunció que tenía un ángel guardando su virginidad y que no podía tocarla. Como Valeriano quisiera ver ese ángel, Cecilia lo mandó al tercer miliario de la Via Appia, donde las catacumbas, y fue convertido y bautizado por Urbano. Regresando a donde Cecilia, vio al ángel y se comprometió a respetar la pureza de su esposa, fueron ambos coronados de lirios por el ser celestial, y llegando luego a su presencia Tiburcio, hermano de Valeriano, fue también convertido y bautizado. Como se dedicaran los dos hermanos a realizar buenas obras y a sepultar mártires cristianos, fueron denunciados ante Almaquio, prefecto de Roma, y después de interrogados y juzgados, decapitados en el Pago Triopius (a 6 km de Roma). Con ellos se convirtió y fue también martirizado un tal Máximo. Cecilia los sepultó a los tres en un sepulcro nuevo grabado con un ave fénix (símbolo pagano de la resurrección) en el cementerio de Pretextato; y luego distribuyó los bienes de su marido entre los pobres antes de que el prefecto, como era costumbre, se los incautara. Cecilia fue luego arrestada y condenada a morir asfixiada en los vapores del baño de su casa –otras versiones la ponen escaldada viva en una olla de agua hirviente, algo impensable en una mujer de su alcurnia- pero al salir ilesa, trataron de decapitarla. Tras tres golpes de espada la cabeza no se desprendía, por lo que agonizó durante tres días, y a la llegada de Urbano, le legó su casa para que la hiciese iglesia y murió, mostrando tres dedos de una mano y una de la otra (esto se ha interpretado, bien como que Cecilia quería referirse a la Santísima Trinidad, «Un solo Dios verdadero y tres personas»; o bien que quería referirse a que había vivido tres días de un solo martirio). Urbano la hizo enterrar en el cementerio de Calixto, junto a la cripta de los Papas.

Hasta aquí la passio, que no merece credibilidad por su escaso rigor histórico. ¿Por qué? Tengamos en cuenta que Cecilia no es mencionada en la Depositio Martyrum del siglo IV. No la mencionan ni los poemas de San Dámaso, ni los de Prudencio. Tampoco hablan de ella ni San Jerónimo, ni San Agustín, y ni siquiera aparece en el calendario de la Iglesia de Cartago. Y no han llegado hasta nosotros las verdaderas Actas de su martirio. Todo lo que tenemos es esta passio, escrita en el siglo V, por un escritor anónimo, y que no está fundada en documentos antiguos. Tan sólo unos escasos datos podrían tener cierta verosimilitud. Pero veamos lo que dicen los expertos acerca de este tema. Erbes dice que el autor se inspiró en la Historia persecutionis vandalicae de Victor de Vita y que es anterior, concretamente del siglo IV. En este libro, hay una historia similar a la de la passio de Cecilia. También tiene episodios copiados de otras dos obras: el Apologético de Tertuliano y el Tractatus de Trinitate de San Agustín. En resumen: la historia que todos conocemos sobre Santa Cecilia es un compendio de relatos ficticios con intención devota. No merecen credibilidad.

Sobre cuándo pudo haberse ubicado el martirio de Cecilia, los autores proponen un auténtico baile de fechas en los que no entraré por no cansar al lector con nombres y cifras. Digamos simplemente que hay muchos autores con diferentes propuestas y que el marco establecido ronda entre el año 177 (s. I) y la mitad del siglo IV… vamos, un margen de muy escasa precisión, que coge prácticamente todas las persecuciones cristianas habidas. ¿Y qué hay del día del martirio? La passio nada dice al respecto, pero la mayoría de fuentes hagiográficas lo ubican el 22 de noviembre, fecha en que actualmente la celebramos.

Hoy lo dejaremos aquí para no cansaros, pero seguiremos hablando sobre su culto y sus reliquias, y en un tercer artículo, sobre la cuestión de su patronazgo sobre la música, que tiene mucho intríngulis. Sólo dos cuestiones fundamentales a remarcar: es una mártir real, auténtica, una persona histórica, que existió de verdad. Sin embargo, no se sabe absolutamente nada de su vida y tampoco cuándo vivió.

¿Cómo han llegado las reliquias de la Santa a nosotros?

El relato lo tenemos en la biografía de San Pascual I (817-824), donde leemos que, en el año 821, «estando haciendo reformas en la iglesia de la mártir, se le apareció en sueños una joven de aspecto angelical que se identificó como Cecilia, sierva de Cristo. Estando obsesionado el pontífice con que el rey longobardo Astolfo lo había sustraído [el cuerpo de ella] en el año 756, Cecilia le dice que eso no es cierto y le invita a que busque sus reliquias y las coloque en la iglesia que San Pascual estaba reconstruyendo. El papa las encuentra en el cementerio de Pretextato, no en el de Calixto y las traslada junto con las de Valeriano, Tiburcio y Máximo a la iglesia».Esta iglesia es la actual Santa Cecilia In Trastevere, donde podemos aún hoy venerar sus restos.

Pero he aquí otro error de la passio: ella no estaba sepultada en el cementerio de Calixto, sino en el de Pretextato. Duchesne arregla el asunto diciendo que previamente al papa Pascual I se había llevado a Cecilia junto al cuerpo de su esposo y de su cuñado, pero, ¿es esto realmente así?

En cualquier caso, Pascual I dispuso que el cuerpo de la mártir fuese colocado dentro de un ataúd de madera de ciprés y éste dentro de un sarcófago de mármol. En otro dispuso que fueran colocados Valeriano, Tiburcio y Máximo; y en un tercero a los también mártires Urbano y Lucio, que también habían ido a parar allí. Estos tres sarcófagos se encuentran actualmente en la confessio, en la cripta bajo el altar mayor de esta iglesia, donde podemos venerarlos (y no, como comúnmente se suele creer, donde está la imagen yacente de mármol esculpida por Stefano Maderna, que es simplemente eso: una estatua). La cabeza de Cecilia, sin embargo, no está ahí: fue colocada en un cofre de plata, que en tiempos de San León IV fue llevada a la Basílica de los Cuatro Santos Coronados.

El reconocimiento de estas reliquias se llevó a cabo el 19 de octubre de 1599, bajo supervisión del cardenal Sfondrati, que extrajo los sarcófagos de debajo el altar mayor. Ella estaba incorrupta, y no acostada, sino recostada del lado derecho y con las piernas encogidas, como si estuviese durmiendo. Así lo dice literalmente el acta de reconocimiento: «Visebaturque non ut assolet in sepulchro resupinum positum corpus, sed ut in lecto iacens, supra dexterum cubare latus, et contractis nonnisi ad modestiam genibus, ut durmientes imaginem redderet potius quam defunctae». Este hallazgo del cuerpo en estas condiciones probablemente inspiró la decisión de no tocarla en absoluto: no se extrajeron reliquias de ella, ni un fragmento. Por lo tanto, todos los relicarios sueltos que haya por la cristiandad y que se atribuyan a ella, con la excepción de la cabeza, son evidentemente falsos.

En el año 1600 Antonio Bosio reeditó la famosa passio, dedicándola a Sfondrati y añadiendo el episodio del reconocimiento de las reliquias. Pero en el mismo año del reconocimiento, acabado éste, fueron puestas a veneración pública las reliquias de la Santa hasta el día 22 de noviembre de 1599, con la ocasión de la festividad, momento en que fueron devueltas a la cripta, hasta día de hoy. Ante ellas pasaron media Roma, más de cuarenta cardenales (San Roberto Belarmino, entre ellos) el futuro León XI y el futuro Pablo V. Ahí fue cuando la vio el escultor barroco Stefano Maderno, y tomando el modelo, esculpió la imagen yacente de mármol que de sobra conocemos.

Tocado el tema de las reliquias y del lugar donde actualmente han quedado –la cripta de Santa Cecilia In Trastevere- conviene hablar también de la que fue su segunda tumba en las catacumbas de Calixto. Su descubrimiento lo menciona De Rossi en su segundo tomo de la obra «Roma Soterranea» (año 1854). Como decíamos, estaba en la cripta de los papas del cementerio de Calixto. Había una inscripción en negro, en forma de libro, que rezaba: «Decori sepulchri S. Conciliar martyris……» sobre unos ladrillos decorados en amarillo y negro con una inscripción en griego que rezaba: «Señor, ayuda a tu siervo Juan. Amén». Vamos, lo que viene siendo un típico graffiti de peregrino que llega al sitio y quiere dejar constancia de su visita, lo mismo que hacen hoy en día turistas y viajeros. Otros graffitis de sacerdotes fueron hallados junto a éste: de Prando, Benedicto, Sergio, Crescencio, Esteban, León, Lupo, Bonifacio… vamos, que era un lugar bastante frecuentado.

De Rossi argumenta que tales grafitos podrían datar de época de San Pascual I, es posible que sean anteriores porque entonces el cuerpo de la mártir no estaba aún allí, en el cementerio de Calixto, sino que el Papa lo halló en el de Pretextato como va dicho. En lo alto del lucernario de la cripta de los papas y de Santa Cecilia en el dicho cementerio de Calixto estaba pintada la Santa, de aspecto juvenil y en actitud orante, también una cruz y dos ovejas.

¿Por qué es patrona de la Música?

Es universalmente reconocida como patrona de los músicos y ningún Santo posterior le ha arrebatado este papel en la cultura y devoción cristianas, ni siquiera aquellos que sí fueron músicos en su vida terrenal, o protegieron la música mediante el mecenazgo. ¿Por qué? Vamos a verlo.

Por sorprendente que nos parezca a los que estamos acostumbrados a asociarla a la música, hasta pasada la Edad Media realmente no tuvo nada que ver con tal. De hecho, durante la Edad Media, el patrón de los músicos fue San Juan Bautista (!!). Esto se debe, en primer lugar, porque a su nacimiento su padre Zacarías entonó el Benedictus, y éste acabó por convertirse en el himno oficial de laudes que se cantaba diariamente por las mañanas en las comunidades monásticas. Y en segundo lugar porque algo tendrá que ver eso de «Oíd la voz que clama en el desierto…» y buena voz debió tener el Precursor para predicar en esas zonas tan yermas y abiertas, donde la voz la engulle el viento. Aunque en principio ni una cosa ni otra tengan mucho que ver con el canto en sí (en todo caso, ¿no debió ser Zacarías, y no Juan, el escogido como protector de los músicos?). Sin embargo a partir del Renacimiento es Cecilia, la mártir romana, quien reemplaza al Bautista en esta función de protectora de los músicos.

No fue un cambio brusco, de la noche a la mañana. En Historia las cosas jamás son así. Ya en muchos manuscritos medievales iluminados, así como en tablas góticas, Cecilia empezó a ser representada con un atributo que nos recuerda claramente al canto y a la música: una ave canora, esto es, un pajarito de especie indefinida, posado en sus dedos, que sin duda alude a esas especies de aves que tienen una gran capacidad de canto y entonación para atraer a las hembras. Son los primeros indicios que luego se convertirán en atributos más sonantes en este sentido: los instrumentos musicales. Pero incluso célebres artistas góticos como Cimabue y el Beato Angélico la representaron únicamente con la palma del martirio. Nada musical había aún en ella.

Pero antes de seguir con la iconografía, la pregunta esencial: ¿por qué una antigua mártir romana que jamás había tenido nada que ver con la música, de repente empieza a aparecer con atributos musicales? Como era de esperar, esto es a causa de una interpretación errónea de un pasaje de su –ya de por sí- inventada passio. Concretamente el pasaje «cantantibus organis illa in corde suo decantabat» (que se traduce como «mientras sonaban los instrumentos, ella cantaba a Dios en su corazón»). Se refiere al pasaje que menciona su boda con Valeriano y comenta que mientras sonaban los instrumentos y la algarabía de los músicos y bailarines en el salón del banquete, ella interiormente le rogaba a Dios que la preservara virgen en su noche de bodas. Esto se ha quedado anclado en el oficio divino dedicado a la Santa el día de su fiesta, donde el himno de maitines («in corde suo soli Domino decantabat») y en laudes y vísperas, donde una antífona reza:»Cantantibus organis, Concilia Domino decantabat dicens: Fiat cor deum inmaculatum ut non confundar»(«cantaba diciendo, Dios, haz mi corazón inmaculado para que no sea confundida»).

A partir de esta interpretación, que data del siglo XV, empezó a creerse que Cecilia era músico o cantora, cuando sabemos que en la Antigüedad, y especialmente en la sociedad romana, a las mujeres de alta alcurnia no se les permitía aprender música ni canto; y no por machismo, sino porque el canto y la música eran consideradas actividades libertinas, de baja estofa, propias de gentuza y de esclavos, y por tanto indignas de una matrona romana. Pero, ¿es que fue Cecilia una matrona romana? ¡Eso si aceptamos la passio! Y como ya vimos, es inventada, por lo que ni podemos afirmar ni negar nada. No sabemos nada de ella.

Pero dejando aparte estas divagaciones, aún queda ver cómo posteriores interpretaciones, todavía peores que esta primera, propias del desvirtuamiento del latín clásico, llegaron a traducir este pasaje como «y mientras sonaba el órgano, ella cantaba a Dios…». «Organis» traducido como «órgano», ¡un instrumento musical que no existió hasta la época barroca, y por tanto, mucho menos existía en la Antigüedad! Y hete aquí que Cecilia empezó a aparecer, no ya oyendo sonar el órgano, sino tocándolo ella misma… un instrumento inexistente en su época, una actividad indigna de su supuesto estatus. El colmo de los despropósitos.

Posteriormente, en el arte ya tardío, manierista y neoclásico, se ha querido arreglar este desastre poniéndola como cantora, o dándole instrumentos más propios de la época, como arpas o liras; pero lo cierto es que siguen siendo instrumentos musicales que sólo se hubiera permitido manejar a una esclava. Por último, hay quien propone que quizá organis hiciera referencia a los instrumentos, no de música, sino de tortura («y mientras la torturaban, ella cantaba al Señor en su corazón»); lo cual es bellísimo, pero igualmente ridículo: a una matrona de su alcurnia jamás se la hubiera sometido a tortura, pues la ciudadanía romana la preservaba de ello. Vuelvo a insistir: eso si aceptamos la passio, que no es aceptable.

Es por esto que desde la mitad del siglo XVI, especialmente en Francia, todos los músicos la festejan como patrona, hasta día de hoy, el 22 de noviembre. Pero como hemos visto, es más que probable que ella jamás tuviese nada que ver con la música o el canto, ya que todas las interpretaciones posteriores que se lo atribuyen son tardías y basadas en un error de lectura de una passio que ya es legendaria en sí misma. Mientras tanto, nuestra pobre Cecilia sigue cargando con instrumentos de música allá donde va, y si no fuera por esto, quién sabe si haría tiempo que hubiera sido olvidada como tantas otras. Bienvenido sea, pues, tal error, y sigan invocándola los músicos y cantores, para que su memoria no se pierda.

Artículo original (primera parte).

Artículo original (Segunda parte).

Artículo original (Tercera parte).

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Otras recursos biográficos en la red

Santa Cecicila en Aciprensa.

Santa Cecicila en catholic.net.

Santa Cecicila en corazones.org

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Recursos audiovisuales

Santa Cecicila, presentación de Natalia Castro Yuste

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Santa Cecilia, patrona de la Música, por Encarni Llamas, en DiocesisTV

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Santa Cecilia, su vida

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La vida de Santa Cecilia, por Camila Beiner

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Vida de Santa Ceciclia en dibujos animados

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Vida de Santa Ceciclia, por la Banda Militar de las Fuerzas Aéreas de Perú

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Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico

Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico

La advocación y culto a Nuestra Señora de la Divina Providencia se originó en Italia en el siglo XIII. Fue una devoción muy difundida y popular que posteriormente pasó a España donde se levantó un santuario en Tarragona, Cataluña.

Al ser nombrado obispo de Puerto Rico el catalán Gil Esteve y Tomás, trajo consigo esta devoción que conociera en sus años de seminarista. En las manos de la Divina Providencia tuvo que poner toda su diócesis este prelado, pues encontró a la catedral prácticamente en ruinas y la economía de la diócesis en peores condiciones. La confianza del obispo y su trabajo dieron fruto rápidamente y antes de los cinco años ya había podido reconstruir el templo catedralicio, en el que se estableció el culto y la devoción a la Virgen de la Providencia.

La imagen original venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas, es un hermoso óleo en el que aparece la Virgen con el Divino Niño dormido plácidamente en sus brazos. Se cuenta que el título «de la Divina Providencia», se debe a San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien al invocar la protección de la Virgen un día en que sus frailes no tenían nada que comer, encontró a la puerta del convento dos cestas repletas de alimentos sin que se pudiese conocer su procedencia.

La imagen mandada a hacer por Don Gil Esteve fue tallada en Barcelona según el gusto de la época. Es una hermosa imagen sentada, «de ropaje, (es decir, hecha para ser vestida), y estuvo expuesta al culto en la catedral durante 67 años, hasta que en 1920 fue sustituida por otra magnífica talla, toda de madera, que es la imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia más familiar y conocida por las comunidades puertorriqueñas.

María se inclina sobre el Niño, que en total actitud de confianza duerme plácidamente en su regazo. Las manos de la Virgen se unen en oración mientras sostiene suavemente la mano izquierda del Divino Infante. El conjunto sugiere ternura, abandono, devoción y paz.

El Papa Pablo VI declaró a Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, como patrona principal de la isla de Puerto Rico mediante un decreto firmado el 19 de noviembre de 1969. En ese documento se decretó también que la solemnidad de la Virgen debía trasladarse del dos de enero, aniversario de su llegada a la isla, al 19 de noviembre, día en que fue descubierta la isla de Borinquen. Se quiso unir así los dos grandes afectos de los puertorriqueños; el amor por su

preciosa isla y el amor por la Madre de Dios.

La talla más antigua, que data del 1853, fue la elegida para ser coronada solemnemente durante la reunión del Consejo Episcopal Latino Americano celebrada en San Juan de Puerto Rico el 5 de noviembre de 1976. La víspera del acontecimiento esta imagen fue vilmente quemada en la Parroquia de Santa Teresita de Santurce. Pero eso no detuvo la solemne coronación, que ocurrió en medio de la emoción y las lágrimas de millares de sus hijos y la presencia de cardenales, arzobispos y obispos venidos de toda Latinoamérica.

La imagen quemada fue enviada a España para ser restaurada. Actualmente espera la construcción del proyectado gran santuario nacional para ser allí colocada.

Su fiesta se celebra el 19 de noviembre.

Artículo original en corazones.org

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Otros recursos en la red

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Himno a Nuestra Señora de la Divina Providencia

Virgen Santa de la Providencia

Madre de Clemencia,

Honor del Caribe.

Protectora, Borinquen te aclama.

Patrona te llama y a tu amparo vive.

Los Boricuas, tus hijos amados,

llegan confiados a buscar los bienes,

que les brinda con todo el cariño,

por tu mano, el niño,

que en tus brazos tienes.

Ese niño que reposa en calma,

despierto en el alma

en Borinquen sueña.

Y se alegra de que hayas querido

por trono escogido, tierra Borinqueña.

Puerto Rico, te tiende su brazo,

solo en tu regazo, descansar añora,

y te pide, que sigas constante,

siendo en cada instante

su fiel protectora.

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Vídeo del Himno

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Canción dedicada a Nuestra Señora de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico

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