San Justino, filósofo y mártir con actividades para catequesis

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San Justino fue un hombre muy sabio que vivió hace muchos siglos, en el siglo II después de Cristo. Nació en una ciudad llamada Flavia Neápolis (hoy conocida como Nablus), en una tierra llena de historia: Palestina.

Desde joven, Justino quería encontrar la verdad. Leía libros, escuchaba a filósofos y hacía muchas preguntas sobre la vida, el alma y Dios. Aunque aprendió mucho, sentía que algo le faltaba… hasta que conoció a los cristianos.

Justino quedó impresionado por el valor de los cristianos perseguidos, que preferían morir antes que negar a Jesús. Vio en ellos una luz especial y descubrió que Jesús es la Verdad que tanto había buscado. Se convirtió al cristianismo y nunca dejó de estudiar ni enseñar.

Usó su sabiduría para defender la fe con palabras claras y firmes. Escribió libros (llamados Apologías) y habló con muchos sobre Jesús. También explicó con gran amor lo que los cristianos creían, especialmente sobre la Eucaristía, el sacramento que nos une con el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Finalmente, por no querer adorar a falsos dioses y por hablar con valentía sobre Jesús, San Justino fue arrestado y dio su vida por su fe. Fue un mártir, es decir, murió por amor a Dios. Hoy es considerado patrono de los filósofos y de los que buscan la verdad.

Las tres misiones de San Justino

San Justino vivió tres grandes caminos que lo hicieron santo:

  1. Filósofo: Amaba pensar y aprender. Buscaba la verdad con su inteligencia.
  2. Santo: Vivía con fe, bondad y amor a Dios.
  3. Mártir: Dio su vida por no negar a Cristo.

Actividad 1: Busca la Verdad

Materiales: Biblia, hojas blancas, lápices de colores.

Instrucciones:

En grupos, los niños buscarán en la Biblia una frase que hable sobre la verdad (por ejemplo, “Yo soy el camino, la verdad y la vida” – Juan 14,6). Después, cada uno decorará esa frase en una hoja con dibujos que representen la luz, la sabiduría o Jesús.

Actividad 2: ¿Qué harías tú?

Materiales: Ninguno. Actividad de conversación.

Instrucciones:

El catequista propondrá esta situación:

“Imagina que alguien te dice que dejes de creer en Jesús o se burlará de ti. ¿Qué harías?”

Luego, se conversa en grupo sobre el valor, el amor a Dios y cómo hoy también podemos ser valientes como San Justino, sin miedo a mostrar que somos cristianos.

Actividad 3: Mi escudo de fe

Materiales: Cartulina, tijeras, lápices, pegamento.

Instrucciones:

Cada niño diseñará su propio “escudo de la fe”, como si fuera un caballero de Cristo. El escudo debe tener símbolos que representen lo que ellos creen (por ejemplo, una cruz, un cáliz, un corazón, una Biblia) y escribir una palabra clave que los inspire (como “verdad”, “amor”, “valentía” o “Jesús”).

Conclusión

San Justino nos enseña que la fe y la inteligencia pueden ir juntas, y que ser cristiano no es solo rezar, sino también defender la verdad con valentía y amor. Su vida nos invita a buscar a Dios con todo el corazón, la mente y nuestras acciones.

¡San Justino, ruega por nosotros!

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