Experiencias de una madre en Adviento y Navidad

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En estos tiempos del Adviento y la Navidad es importante recuperar el sentido de lo que hacemos o vemos, porque estamos hartos de ver coronas, nacimientos o árboles de Navidad como algo simplemente decorativo. Seguro que se pueden recuperar otros tantos signos y tradiciones.

En mi familia dedicamos gran parte del Adviento a montar el Belén en casa. Colaboramos todos, y cada uno aporta lo mejor de sí mismo. Es como algo que les va atrayendo cada vez más, a fuerza de poner empeño. ¿ Que cómo hemos conseguido que tengan interés por montar el Nacimiento? Hemos ido incorporando algunas tradiciones que realmente les cautivan.

Una de ellas es que desde pequeños les hemos procurado llevar a ver nacimientos en Madrid, que es donde vivimos, y también fuera de Madrid; en Ocaña (Toledo) hay uno ¡que es estupendo!

Vista general de nuestro belén

Vista general de nuestro belén

Para la elaboración del nacimiento realizamos diversas excursiones, que reúnen a todos: una salida al campo toda la familia para recoger hierbas, musgo, piedras, arbustos…. cualquier cosa es susceptible de convertirse en un elemento de nuestro nacimiento. Los más pequeños se apasionan por encontrar algo que pueda ser útil, y se les despierta la imaginación. Con esa excusa, toda la familia pasa un día junta en el campo.

Hay aún otra salida, no menos apasionante, que es la compra, cada año, de algo nuevo para el nacimiento. El ver los adornos en la plaza, hacerse uno más con la gente, conocer el Madrid antiguo, elegir aquello que va a formar parte nuestra, como pueda ser una lavandera, una oveja o un cerdito, me parece una de las cosas más entrañables de nuestra preparación del belén.

El Misterio y sus aledaños

El Misterio y sus aledaños

Para poner el nacimiento, hay que preparar la casa, renunciar a una parte nuestra para plantar el belén en el centro, a pesar de los inconvenientes. Exige un trabajo extra sacar toda la parafernalia que ocupa. De ello da constancia el papá y los más mayores, a la hora de subir del trastero todas la cajas. La ilusión que produce en los pequeños ir descubriendo el contenido de cada una de ellas, un año más, compensa todos nuestros esfuerzos.

Después viene la puesta en escena. Surge entre todos una tormenta de ideas que raya en lo contencioso, hasta que… milagrosamente, cada elemento va ocupando su lugar; fruto del espíritu, ¡claro está!, porque quedan en evidencia nuestras disensiones. Pero al final, el portal está donde tenía que estar y así también el castillo de Herodes, la posada, la Anunciación de los pastores, etc.

Anunciación y posada

Anunciación y posada

Pasada la fase técnica, le sigue la más artística, de pequeños elementos decorativos como el musgo, el serrín… Todos los hierbajos que cogimos en el campo, encuentran ahora su utilidad. Los pequeños son, ahora, los auténticos protagonistas. En esta etapa, es claro, que tampoco están ausentes las disensiones, pero cada uno encuentra su espacio donde volcar su creatividad.

Hay algo que les suscita mucho interés, y es la competencia con otras familias conocidas que ponen el belén. El año pasado, y valga como ejemplo, una familia de nuestra comunidad entró en el colegio El Prado por primer año, se presentó al concurso de belenes y ganó el primer premio; puede imaginarse que, este año, no estamos dispuestos a que nos ganen, y para ello hemos ido a tomar unas clases a casa de una amiga que es experta en belenes, porque ¡está en juego nuestro orgullo!

Panadería y carpintería

Panadería y carpintería

Por último, la Nochebuena: antes de cenar con los abuelos, primos y tíos que vienen a casa, en torno al Belén leemos el pasaje del Evangelio que narra el nacimiento de Jesús extensamente, y los niños van identificando en el Belén todas las escenas posibles. Esto les encanta. Acabamos cantando todos con las panderetas y guitarras un montón de villancicos al estilo más tradicional.

Habría más que podría contar, pero con esto, se puede hacer una idea de lo que da de sí la tradición en familia de montar el Belén en casa. Y, con todo, somos unos inexpertos, pero, eso sí: lo hemos pasado fenomenal con nuestros hijos y creemos que siempre lo recordarán y lo seguirán haciendo con sus propias familias, porque nosotros lo aprendimos a su vez de nuestros padres.

Fuera del hogar, también tiene interés el sentido que pueden tener los nacimientos en nuestra vida parroquial. Un año tuvimos una experiencia muy buena que fue reunirnos las familias que teníamos niños pequeños con la catequista de preparación de primera comunión, y en torno al belén darles una catequesis a todos juntos. Fue muy bonito.

Presentación en el Templo

Presentación en el Templo

Algo que centra mucho a los niños en la parroquia, y que también nosotros hemos cultivado en casa, es la preparación de una representación teatral de la Navidad. Se pasan todo el Adviento yendo a ensayar la obra los sábados y la disputa cada año entre las niñas es quién va a hacer el papel de Virgen. Es un éxito. En nuestra parroquia ha ido siempre gente que no tenía nada que ver con ella, porque los niños atraen. También la preparación de la visita de los Reyes Magos a la parroquia puede ocupar parte del Adviento.

En nuestro caso, la preparación del Adviento en la familia y en la parroquia están muy imbricadas.

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