Evangelio del día: Mansedumbre del Mesías

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Mateo 12, 14-21. Sábado de la 15.ª semana del Tiempo Ordinario. Solo hay un camino de mansedumbre: la contemplación de la humanidad sufriente de Nuestro Señor Jesucristo.

En seguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar con él. Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Muchos lo siguieron, y los curó a todos. Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías: «Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones. No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre».

Sagrada Escritura en el portal web de la Santa Sede

Lecturas

Primera lectura: Libro del Éxodo, Éx 12,37-42

Salmo: Sal 136(135), 1.23-24.10-12.13-15

Oración introductoria

Señor, qué grande es tu sabiduría y amor. Humildemente te retiras porque no era el tiempo, para quienes te perseguían, de conocer tu verdad. Yo creo, espero y te amo, por eso pongo en Ti toda mi esperanza. Confío en que ilumines mi oración para que, por medio de ella, te ame más, porque Tú eres digno de ser amado sobre todas las cosas.

Petición

Señor, haz que busque no tanto decir, sino ser un evangelizador auténtico.

Meditación del Santo Padre Francisco

Apacibilidad, humildad, bondad, ternura, mansedumbre, magnanimidad son todas virtudes que se necesitan para seguir el camino indicado por Cristo. Recibirlas es «una gracia. Una gracia —especificó el Santo Padre— que viene de la contemplación de Jesús». No por casualidad nuestros padres y nuestras madres espirituales —indicó— nos han enseñado cuán importante es contemplar la pasión del Señor.

«Sólo contemplando la humanidad sufriente de Jesús —repitió— podemos hacernos mansos, humildes, tiernos como Él. No hay otro camino». Ciertamente tendremos que hacer el esfuerzo de «buscar a Jesús; pensar en su pasión, en cuánto sufrió; pensar en su silencio manso». Este será nuestro esfuerzo, recalcó; después «de lo demás se encarga Él, y hará todo lo que falta. Pero tú debes hacer esto: esconder tu vida en Dios con Cristo».

Así que, para ser buenos cristianos, es necesario contemplar siempre la humanidad de Jesús y la humanidad sufriente. «¿Para dar testimonio? Contempla a Jesús. ¿Para perdonar? Contempla a Jesús sufriente. ¿Para no odiar al prójimo? Contempla a Jesús sufriente. ¿Para no murmurar contra el prójimo? Contempla a Jesús sufriente. No hay otro camino», insistió el Papa, recordando que estas virtudes son las mismas del Padre, «que es bueno, manso y magnánimo, que nos perdona siempre», y las mismas de la Virgen, nuestra Madre. No es fácil, pero es posible. «Encomendémonos a la Virgen […] y  pidámosle que nos dé la gracia de experimentar su dulzura».

Santo Padre Francisco: Contemplar a Jesús manso y sufriente

Homilía del jueves, 12 de septiembre de 2013

Propósito

Ahora que hemos intuido cuál es su modo de obrar, iniciemos en nuestra vida los cambios necesarios para actuar como Cristo nos pide.

Diálogo con Cristo

Jesucristo, Tú siempre curas, física y espiritualmente, a quien se acerca. Para Ti lo importante es curar el alma, pero sabiendo de nuestras limitaciones humanas, también curas lo exterior. Lo único que pides es una muestra pequeña de fe y esperanza. Por intercesión de tu Madre, quiero colaborar en llevar este mensaje a los demás, especialmente a mi familia. Que la extensión de tu Reino sea el ideal que inspire, estimule, dirija y conforme mi vida.

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