Guía para vivir el Año Santo de la Misericordia junto al Papa Francisco: Diciembre 2015

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“El pensamiento se dirige ahora a la Madre de la Misericordia.  La dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, para que todos podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios.  Ninguno como María ha conocido la profundidad el misterio de Dios hecho hombre.  Todo en su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne.  La Madre del Crucificado-Resucitado entró en el santuario de la misericordia divina porque participó íntimamente en el misterio de su amor.

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(Misericordiae Vultus, 24)

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La Virgen de Guadalupe, Madre de la Misericordia

Virgen de Guadalupe

Escuchamos al Papa Francisco

“El pensamiento se dirige ahora a la Madre de la Misericordia.  La dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, para que todos podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios.  Ninguno como María ha conocido la profundidad el misterio de Dios hecho hombre.  Todo en su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne.  La Madre del Crucificado-Resucitado entró en el santuario de la misericordia divina porque participó íntimamente en el misterio de su amor.

Elegida para ser la Madre del Hijo de Dios, María estuvo preparada desde siempre para ser Arca de la Alianza entre Dios y los hombres. Custodió en su corazón la divina misericordia en perfecta sintonía con su Hijo Jesús.  Su canto de alabanza, en el umbral de la casa de Isabel, estuvo dedicado a la misericordia que se extiende “de generación en generación” (Lc 1,50). También nosotros estábamos presentes en aquellas palabras proféticas de la Virgen María.  Esto nos servirá de consolación y de apoyo mientras atravesaremos la Puerta Santa para experimentar los frutos de la misericordia divina.

Al pie de la cruz, María junto con Juan, el discípulo del amor, es testigo de las palabras de perdón que salen de la boca de Jesús.  El perdón supremo ofrecido a quien lo ha crucificado nos muestra hasta dónde puede llegar la misericordia de Dios.  María atestigua que la misericordia del Hijo de Dios no conoce límites y alcanza a todos sin excluir ninguno.  Dirijamos a ella la antigua y siempre nueva oración del Salve Regina, para que nunca se canse de volver a nosotros sus ojos misericordiosos y nos haga dignos de contemplar el rostro de la misericordia, su Hijo Jesús.”

Misericordiae Vultus, 24

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Escuchamos la Palabra de Dios

“Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí.  Jesús también fue invitado con sus discípulos.  Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino».  Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía».  Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga».  Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una.  Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde.  “Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete”.  Así lo hicieron.  El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: “siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento”. Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea.  Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.”

Evangelio de Juan 2, 1-11

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Un salmo para alabar  

A cada estrofa del salmo repetimos:

¡Felices los que van por un camino intachable,

los que siguen la ley del Señor!

¡Cuánto amo tu ley,

todo el día la medito!

Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos,

porque siempre me acompañan.

Soy más prudente que todos mis maestros,

porque siempre medito tus prescripciones.

Soy más inteligente que los ancianos,

porque observo tus preceptos.

Yo aparto mis pies del mal camino,

para cumplir tu palabra.

No me separo de tus juicios,

porque eres tú el que me enseñas.

¡Qué dulce es tu palabra para mi boca,

es más dulce que la miel!

Tus preceptos me hacen comprender:

por eso aborrezco el camino de la mentira.

Salmo 119, 97-103 

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Para reflexionar y/o compartir en grupo

  1. ¿De qué manera creemos que la Virgen María entró en el santuario de la misericordia junto a su hijo, Jesús?
  2. ¿Qué sentimientos nos despierta el hecho de saber que tenemos a María de Guadalupe, nuestra querida Madre, intercediendo por nosotros frente a su hijo, Jesús?
  3. ¿Por qué creemos que la Virgen María es conocida como la madre del Amor y de la Misericordia?
  4. ¿Qué implica para nuestras vidas responder al pedido de la Virgen María, que nos dice: “Haga lo que Jesús les diga”?
  5. Compartimos en común todo lo reflexionado y, entre todos, buscamos alguna forma de expresarle nuestro amor y agradecimiento a la Virgen María de Guadalupe, por permitir con su “sí” que la Misericordia entre en el mundo.

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Intenciones

A cada intención respondemos: ¡María de Guadalupe, Madre de la Misericordia, ayúdanos a mostrar la ternura de Dios a nuestros hermanos!

  • Te pedimos, bienaventurada Virgen María, que cuides y protejas al Papa Francisco, para que siga siendo un testigo preclaro de la Misericordia Divina. Oremos…
  • Madre bondadosa de Guadalupe, te pedimos que acompañes e ilumines a la Iglesia, para que testimonie con alegría y sencillez el gran amor que Dios nos ha manifestado.  Oremos…
  • Madre del Amor, haz que vivamos el misterio de Dios hecho hombre y ayúdanos a plasmarlo en nuestras vidas testimoniando con misericordia a nuestros hermanos.  Oremos…
  • Madre de la Misericordia, te pedimos que seamos fieles a nuestro compromiso con la vida; que tengamos para con nuestros hermanos la ternura de Dios en la mirada y que nuestros actos los realicemos con alegría.  Oremos…
  • Madre de la Compasión, así como fuiste preparada desde siempre para ser alianza entre Dios y los hombres, danos fuerza y decisión para trabajar por la reconciliación y la paz entre todos nuestros compatriotas.  Oremos…
  • Madre de la Comprensión, te pedimos que intercedas por nosotros y todos los que amamos, para que nos ayudes nuestro peregrinar; de manera que vivamos en el perdón y el amor de Dios, por siempre.  Oremos…

Agregamos nuestras intenciones personales y comunitarias…

Rezamos un Padrenuestro, La Salve (Salve Regina) y el Gloria.

Repetimos con convicción la advocación: ¡Jesús, en vos confío!  ¡Jesús, en vos confío!  ¡Jesús, en vos confío!

Oración: Madre de la Misericordia, que la alegría de tus actos sean los que imitemos, que la fidelidad de tu vida divina sea la que nos guíe en nuestras vidas.  María ayúdanos para que seamos testigos de la Misericordia Divina, que mostremos el rostro de tu Hijo a nuestros hermanos, que la parte divina de nuestra humanidad crezca cada vez con más fuerza dentro nuestro por la fuerza de tu amor.  Madre, así como fuiste preparada desde siempre para ser puente entre Dios y los hombres, danos tu fuerza para trabajar por la reconciliación y el perdón.  Ayúdanos a incluir a tu hijo amado, Jesús, en nuestras vidas y en la de nuestros hermanos, de manera que todos seamos capaces de vivir en el amor, siendo misericordiosos como el Padre.  ¡Te lo pedimos por Cristo, Nuestro Señor! ¡Amén! 

Señal de la Cruz

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Compromiso personal del mes

Este mes de diciembre voy a acercarme a una Iglesia o Santuario para rezar el rosario y  pasar un buen rato junto a  la Virgen María.  También podré colaborar con alguna acción pastoral de la Parroquia más cercana u otro compromiso similar…

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Para memorizar y rezar durante el mes de diciembre

¡María de Guadalupe, ayúdanos a vivir con intensidad este Año Santo!

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La misericordia en los santos 

Beata Madre Teresa de Calcuta (1910-1997).  Solo por amor.  Una señora, impresionada por verla bañar a un leproso, le dijo: -Yo no bañaría a un leproso ni por un millón de dólares.  La Madre Teresa le contestó: -Yo tampoco, porque a un leproso solo se lo puede bañar por amor.

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Un cuento para rumiar

MERIENDA INESPERADA

Mateo, con apenas ocho años, quería conocer a Dios…  Sabía que tendría que hacer un largo viaje para llegar hasta donde Él vive, así que guardó en su mochila pastelitos de chocolate y refrescos de fruta.  Y, a la hora de la siesta, empezó su camino. Cuando había caminado un rato largo, se encontró con una mujer anciana.  Estaba sentada en un banco del parque, sola, contemplando en silencio algunas palomas que picoteaban migajas de pan que ella les arrojaba.

Mateo se sentó junto a ella y abrió su mochila.  Comenzó a beber uno de sus refrescos cuando notó que la anciana le miraba, así que le ofreció uno de ellos.  Ella, agradecida, lo aceptó y le sonrió.  Su sonrisa era muy bella, tanto que el niño quería verla de nuevo, así que le ofreció entonces uno de sus pastelillos. De nuevo, ella le volvió a sonreír.  Mateo estaba encantado, y se quedó toda la tarde junto a ella, comiendo y sonriendo, aunque sin hablar una palabra.  Cuando estaba oscureciendo, Mateo se levantó para irse.

Dio algunos pasos, pero se detuvo; dio vuelta atrás, corrió hacia la anciana y le dio un abrazo.  Ella después de abrazarlo, le dedicó la más grande  sonrisa de su vida.  Cuando Mateo llegó a su casa, su madre quedó sorprendida de la cara de felicidad que traía.  Entonces le preguntó:

–Hijo, ¿qué hiciste hoy que te veo tan feliz?

Mateo le  contestó:

– ¡Hoy merendé con Dios!

Y antes de que su madre reaccionara, añadió:

–Y… ¿sabes? ¡Tiene la sonrisa más hermosa que nunca he visto!»

Mientras tanto, la anciana, también radiante de felicidad, regresó a su casa.  Su hijo se quedó  sorprendido de la expresión de paz que reflejaba en su cara, y le preguntó:

–Mamá, ¿qué hiciste hoy que te ha puesto tan contenta?

La anciana le  contestó:

–¡Comí pastelitos de chocolate con Dios, en  el parque!  Y antes de que su hijo respondiera, añadió: y, ¿sabes…?  ¡Es más joven de lo que yo pensaba…!

Adaptación – Autor desconocido

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Para disfrutar del buen cine

TÍTULO EN CASTELLANO

ORIGEN

DIRECTOR

PROTAGONISTAS

Título Original / Otro Título

AÑO

DURACIÓN

GÉNERO

CALIFICACIÓN

Mientras estés conmigo

USA

Tim Robbins

Sean Penn / Susan Sarandon

Dead Man Walking (Pena de muerte)

1995

125 min

Drama

SAM 18

Amigos intocables

FRANCIA

Nakache / Toledano

François Cluzet / Omar Sy

Intouchables

2011

112 min

DRAMA

SAM 13

Mientras estés conmigo o Pena de muerte. Es un alegato contra la pena muerte, basado en una historia real.  Matthew Poncelet (Sean Penn), es un condenado a la pena capital por el asesinato de dos jóvenes.  En las semanas previas a su ejecución, inicia un profundo diálogo con la Hna. Helen Prejean (Susan Sarandon).  La Hna. Helen intentará que Matthew consiga la absolución y la paz espiritual.  En sus conversaciones, surgen la angustia frente a la espantosa agonía del condenado y la importancia del testimonio cristiano, ofrecido con misericordia, a través de la Hna. Helen.

Intocables.  Philippe (François Cluzet), un aristócrata millonario que se ha quedado tetrapléjico a causa de un accidente, contrata como acompañante terapéutico a Driss (Omar Sy), un inmigrante recién salido de la cárcel, procedente de un barrio marginal.  Dos cosmovisiones opuestas de la vida que, poco a poco, van congeniando hasta lograr una amistad tan disparatada y sólida como inesperada.  La trama nos muestra cómo a través del diálogo sincero, el respeto mutuo y, a la larga, el amor al prójimo, pueden salvar a las personas.

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