La Virgen María según el Santo Padre Francisco

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«[…] como una buena madre, está cerca de nosotros, para que nunca perdamos el valor ante las adversidades de la vida […]»

Santo Padre Francisco I

Lo que es la Virgen María, según el Papa Francisco, en quince rasgos, a luz de su alocución en la basílica de Santa María la Mayor de Roma ante la Salus Populi Romani, el sábado 4 de mayo de 2013.

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La Virgen María según el Santo Padre Francisco

1. — Bajo su guía maternal la Virgen María nos conduce a estar cada vez más unidos a su Hijo Jesús.

2. — La Virgen María nos da la salud, es nuestra salud.

3. — La Virgen María es madre, y una madre se preocupa sobre todo por la salud de sus hijos, sabe cuidarlos siempre con amor grande y tierno.

4. — La Virgen María es una mamá, ayuda a los hijos a crecer y quiere que crezcan bien, por ello los educa a no ceder a la pereza —que también se deriva de un cierto bienestar— a no conformarse con una vida cómoda que se contenta solo con tener algunas cosas.

5. — La Virgen María es la mamá que cuida a los hijos para que crezcan más y más, crezcan fuertes, capaces de asumir responsabilidades, de asumir compromisos en la vida, de tender hacia grandes ideales.

6. — La Virgen María hace precisamente esto con nosotros, nos ayuda a crecer humanamente y en la fe, a ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser hombres y cristianos de una manera superficial, sino a vivir con responsabilidad, a tender cada vez más hacia lo alto.

7. — La Virgen María es una mamá, además, que piensa en la salud de sus hijos, educándolos también a afrontar las dificultades de la vida. No se educa, no se cuida la salud evitando los problemas, como si la vida fuera una autopista sin obstáculos. La mamá ayuda a los hijos a mirar con realismo los problemas de la vida y a no perderse en ellos, sino a afrontarlos con valentía, a no ser débiles y a saberlos superar, en un sano equilibrio que una madre «siente» entre las «áreas de seguridad» y las «zonas de riesgo». Y esto una madre sabe hacerlo.

8. — La Virgen María es una madre que lleva al hijo no siempre sobre el camino «seguro», porque de esta manera no puede crecer. Pero tampoco solamente sobre el riesgo, porque es peligroso. Una madre sabe equilibrar estas cosas. Una vida sin retos no existe y un chico o una chica que no sepa afrontarlos poniéndose en juego ¡no tiene columna vertebral!

9. — La Virgen María ha vivido muchos momentos no fáciles en su vida, desde el nacimiento de Jesús, cuando «no había lugar para ellos en el albergue» (Lc 2, 7), hasta el Calvario (cfr. Jn 19, 25). Y como una buena madre, está cerca de nosotros, para que nunca perdamos el valor ante las adversidades de la vida, ante nuestra debilidad, ante nuestros pecados: nos da fuerza, nos muestra el camino de su Hijo.

10. — Jesús en la cruz le dice a María, indicando a Juan: «¡Mujer, aquí tienes a tu hijo!» y a Juan: «Aquí tienes a tu madre» (cfr. Jn 19, 26—27). En este discípulo todos estamos representados: el Señor nos confía en las manos llenas de amor y de ternura de la Madre, para que sintamos que nos sostiene al afrontar y vencer las dificultades de nuestro camino humano y cristiano. A no tener miedo de las dificultades. A afrontarlas con la ayuda de la madre

11. — Una buena mamá no solo acompaña a los niños en el crecimiento, sin evitar los problemas, los desafíos de la vida, una buena mamá ayuda también a tomar las decisiones definitivas con libertad.

12. — La Virgen María es maestra de la verdadera libertad. Donde reina la filosofía de lo provisorio, ¿qué significa libertad? Por cierto, no es hacer todo lo que uno quiere, dejarse dominar por las pasiones, pasar de una experiencia a otra sin discernimiento, seguir las modas del momento… Libertad no significa, por así decirlo, tirar por la ventana todo lo que no nos gusta. La libertad se nos dona ¡para que sepamos optar por las cosas buenas en la vida!

13. — La Virgen María, como buena madre, nos educa a ser, como Ella, capaces de tomar decisiones definitivas, con aquella libertad plena con la que respondió «sí» al plan de Dios para su vida (cfr. Lc 1, 38).

Queridos hermanos y hermanas, ¡qué difícil es, en nuestro tiempo, tomar decisiones definitivas! Nos seduce lo provisorio. Somos víctimas de una tendencia que nos empuja a lo efímero… ¡como si deseáramos permanecer adolescentes para toda la vida! ¡No tengamos miedo de los compromisos definitivos, de los compromisos que involucran y abarcan toda la vida! ¡De esta manera, nuestra vida será fecunda! Y ¡esto es libertad! Tener el coraje de tomar decisiones con grandeza.

14. — Toda la existencia de la Virgen María es un himno a la vida, un himno de amor a la vida: ha generado a Jesús en la carne y ha acompañado el nacimiento de la Iglesia en el Calvario y en el Cenáculo.

15. — La Virgen María, la Salus Populi Romani, es la mamá que nos dona la salud en el crecimiento, para afrontar y superar los problemas, en hacernos libres para las opciones definitivas; la mamá que nos enseña a ser fecundos, a estar abiertos a la vida y a ser cada vez más fecundos en el bien, en la alegría, en la esperanza, a no perder jamás la esperanza, a donar vida a los demás, vida física y espiritual.

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Alocución en la basílica de Santa María la Mayor de Roma

Sábado 4 de mayo de 2013

Fuente original: Revista Ecclesia


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