Confirmando nuestra fe en Jesucristo – Quién soy yo para mí. Quién soy yo para Dios

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Naturalmente es importante ofrecer a los confirmandos una buena preparación, que debe estar orientada a conducirlos hacia una adhesión personal a la fe en Cristo y a despertar en ellos el sentido de pertenencia a la Iglesia.

SS Francisco, Audiencia general,
29 de enero de 2014
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Objetivos

Combato mis complejos aceptando y cultivando mis cualidades…

Videos de ambientación

Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura (Superación desde la basura)

El Rey León. Recuerda quién eres (Disney) 4′

Charla aclaratoria para debatir después en los grupos

A veces los jóvenes cargamos pesados complejos, nacidos y enraizados desde pequeños. Quizás nuestros pesimismos los sembraron retos y exigencias exageradas de nuestros padres. Puede ser que me influyeron algunos fracasos escolares. Quizás algún tipo de abuso…

O nos criaron demasiados mimados, incapaces de realizar nada por nosotros mismos. O nos metieron por caminos que no estaban de acuerdo con nuestras cualidades.

Al pretender ahora confirmar nuestra personalidad, es de suma importancia que anulemos nuestros complejos. Todo complejo encierra una mentira. Es creer que no sirvo para lo que sí sirvo: complejo de inferioridad. O pensar que sirvo para lo que no sirvo: complejo de superioridad. Con la mentira no se construye nada positivo. Por eso es tan importante que aprenda a conocerme tal como soy. Se trata de mis materiales de construcción con los que tengo que levantar el ideal de mi vida.

Todos somos obra de Dios. Cuando nacemos él nos entrega hermosas semillas: las cualidades que debemos desarrollar en la vida. Pero hay que saber reconocerlas, cultivarlas y defenderlas continuamente. De ello dependerá nuestra futura cosecha de felicidad.

No nos dejemos llevar por una “humildad de garabato”. La humildad es la verdad. Tengo que construir mi personalidad desde mis propios cimientos, con mis propios materiales, con la verdad…

Pero si no reconozco mis cualidades y no las desarrollo, mi vida será un fracaso…

Escuchar como oración este salmo

Perucho Rivera. Salmo 139 Allí estás Tú (letra) 5’

Textos iluminadores para orar y dialogar en grupos

Releer y seleccionar el Sal 139, 1-18: «Dios conoce hasta lo más íntimo de nuestro ser».

Señor, tú me sondeas y me conoces

tú sabes si me siento o me levanto;

de lejos percibes lo que pienso,

te das cuenta si camino o si descanso,

y todos mis pasos te son familiares.

Antes que la palabra esté en mi lengua,

tú, Señor, la conoces plenamente;

me rodeas por detrás y por delante

y tienes puesta tu mano sobre mí;

una ciencia tan admirable me sobrepasa:

es tan alta que no puedo alcanzarla.

¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu?

¿A dónde huiré de tu presencia?

Si subo al cielo, allí estás tú;

si me tiendo en el Abismo, estás presente.

Si tomara las alas de la aurora

y fuera a habitar en los confines del mar,

también allí me llevaría tu mano

y me sostendría tu derecha.

Si dijera: «¡Que me cubran las tinieblas

y la luz sea como la noche a mi alrededor!»,

las tinieblas no serían oscuras para ti

y la noche será clara como el día.

Tú creaste mis entrañas,

me plasmaste en el seno de mi madre:

te doy gracias porque fui formado

de manera tan admirable.

¡Qué maravillosas son tus obras!

Tú conocías hasta el fondo de mi alma

y nada de mi ser se te ocultaba,

cuando yo era formado en lo secreto,

cuando era tejido en lo profundo de la tierra.

Tus ojos ya veían mis acciones,

todas ellas estaban en tu Libro;

mis días estaban escritos y señalados,

antes que uno solo de ellos existiera.

¡Qué difíciles son para mí tus designios!

¡Y qué inmenso, Dios mío, es el conjunto de ellos!

Si me pongo a contarlos,

son más que la arena;

y si terminara de hacerlo,

aún entonces seguiría a tu lado.

       Dejarme mirar por Dios hasta lo más profundo de mi personalidad, y aceptarla con alegría.

Is 40, 27-31; 41, 8-14; 43, 1-5: «Tú vales mucho a mis ojos».

¿Por qué dices Jacob, y lo repites tú, Israel: «Al Señor se le oculta mi camino y mi derecho pasa desapercibido a mi Dios? ¿No lo saber acaso? ¿Nunca lo has escuchado? El Señor es un Dios eterno, él crea los confines de la tierra: no se fatiga ni se agota, su inteligencia es inescrutable. El fortalece al que está fatigado y acrecienta la fuerza del que no tiene vigor. Los jóvenes se fatigan y se agotan, los muchachos tropiezan y caen. Pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan.

Pero tú, Israel, mi servidor, Jacob, a quien yo elegí, descendencia de Abraham, mi amigo; tú, a quien tomé de los confines de la tierra y llamé de las regiones más remotas, yo te dije: «Tú eres mi servidor, yo te elegí y no te rechacé». No temas, porque yo estoy contigo, no te inquietes, porque yo soy tu Dios; yo te fortalezco y te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa. Sí, quedarán avergonzados y confundidos los que se enfurecen contra ti; serán como nada y desaparecerán aquellos que te desafían. Buscarás, pero no los encontrarás, a aquellos que te provocan; serán como nada, absolutamente nada, los que te hacen la guerra. Porque yo, el Señor, soy tu Dios, el que te sostengo de la mano derecha y te digo: ¿No temas, yo vengo en tu ayuda». Tú eres un gusano, Jacob, eres una lombriz, Israel, pero no temas, yo vengo en tu ayuda –oráculo del Señor– y tu redentor es el Santo de Israel.


Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones. Él no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad; no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley. Así habla Dios, el Señor, el que creó el cielo y lo desplegó, el que extendió la tierra y lo que ella produce, el que da el aliento al pueblo que la habita y el espíritu a los que caminan por ella.

¿Es cierto que los jóvenes tenemos complejos? ¿Podríamos describirlos?

¿Cuánto siento que valgo yo ante Dios?

Tarea en el grupo

Redactar entre todos una lista de cualidades de la juventud actual.

Oración resumen

Alguien lee cada frase y todos repiten. Luego algunos vuelven a leer la frase que más les llega.

Creador nuestro, Padre y Madre, desde nuestra gestación nos amas con un amor maravilloso / y sueñas con hermosos proyectos sobre nosotros. Mi existencia es un sueño de tu amor…

Gracias porque me has hecho amoroso(a), inteligente y lindo(a), parecido(a) a ti.

Muéstrame la verdad que ven en mí tus ojos. Sé que tus hermosos proyectos para mí son realizables.

Me das un corazón para amar a semejanza tuya, lleno de deseos y energías.

Mi inteligencia puede crecer sin fin, siempre en búsqueda de nuevas verdades…

Me das voz para cantar al amor y a la belleza, / a la amistad, a la lucha por la verdad y la justicia…

Nos haces partícipes de tu poder creador, / capaces de novedades maravillosas.

Creo en las inmensas posibilidades de desarrollo de todo ser humano.

En las capacidades de la inteligencia y el amor. Creo que otro mundo es posible.

Ayúdanos a reconocer con sencillez todas nuestras capacidades humanas, / a desarrollarlas lindamente / y a ponerlas al servicio de un mundo mejor.

Tarea en casa

Hacer una lista de mis propias cualidades: las que se mantienen aun en semilla, las que están en crecimiento y las que ya dan fruto.

Poner mi nombre y mi foto en la carpeta y una frase resumen de mis ideales.

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Para acceder a otros escritos y materiales del padre José Luis Caravias SJ,
puedes acceder a su magnífico blog en wordpress

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