San Maximiliano Kolbe: mártir de la generosidad

por

Catequesis en familia - Inicio 5 Confirmación 5 Confirmación Vida de los Santos 5 San Maximiliano Kolbe: mártir de la generosidad

El día 14 de agosto la Iglesia celebra la memoria de san Maximiliano Kolbe, franciscano asesinado en los campos de concentración nazis. Además de la biografía que presentamos a continuación, en este enlace tenéis un documental sobre la vida de este santo mártir.

Niñez

Como sucediera con los padres de Santa Teresita de Lisieux, Luís Martin y Celia Guerin, que queriendo ser religiosos, él en el Gran San Bernardo, fueron disuadidos por los superiores, sin saber que iban a ser padres de una tan gran santa, Ocurrió con María Dabrowska, pensó ser religiosa «para gozar del paraíso junto a las almas puras» ignorando que la Providencia la elegía para se la madre de San Maximiliano, fundador y mártir de la caridad. Pero los problemas políticos de la época lo impidieron, pues los rusos, que habían ocupado Polonia, habían cerrado los conventos y dispersado a los religiosos, y apenas existían conventos y éstos clandestinos. Entonces rezó: «Señor, no quiero imponeros mi voluntad. Si vuestros designios son otros, dadme al menos un marido que no blasfeme, no beba alcohol, ni vaya a la taberna. Esto, Señor, te lo pido incondicionalmente». María deseaba formar una familia cristiana y Dios la escuchó. Se casó con Julio Kolbe, católico fervoroso que dirigía la Tercera Orden Franciscana, en la que ingresó ella también. Julio era un hombre dulce y sensible, casi tímido, y sin vicios. Los jóvenes esposos de la ciudad de Pabiance tenían en un su casa un taller y un altarcito con la imagen de la Virgen de Czestochowa, patrona de Polonia.


Primeros años de Maximiliano

Llegaron los niños: Francisco; Raimundo, José, Valentín y Antonio. Los dos más pequeños murieron prematuramente. Y Raimundo tomaría el nombre de Maximiliano. La casa de los Kolbe era pobre pero llena de amo. Los padres, laboriosos y religiosos educaron con rectitud a los tres niños, llenos de vida y traviesos. El ideal en el que crecieron los jóvenes fue San Francisco de Asís. «Maximiliano deseaba desbordar de alegría como San Francisco; y como Francisco deseaba conversar con los pájaros». Cuenta su madre que una vez le reprochó una travesura: Niño mío, ¡quien sabe lo que sera de ti!. Después, observó que el muchacho había cambiado tan radicalmente, esta desconocido. Teníamos un pequeño altar. Allí se retiraba con disimulo y rezaba llorando. En general, tenia una conducta superior a su edad, siempre recogido y serio, y cuando rezaba, estallaba en lágrimas. Era un verdadero don de lágrimas. Estuve preocupada, pensando si estaría enfermo, y le pregunté: ¿qué te pasa, hijo? ¡Has de contar todo a tu mamita!


Le visita la Virgen

San Maximiliano Kolbe: mártir de la generosidadOcurrió en 1906. Temblando de emoción y con los ojos anegados en lagrimas, me contó: «Mamá, cuando me reprochaste, pedí mucho a la Virgen me dijera lo que seria de mi. Lo mismo en la iglesia, le volví a rogar. Entonces se me apareció la Virgen, con dos coronas: una blanca y otra roja. Me miró con cariño y me preguntó si quería esas dos coronas. La blanca significaba que conservaría la pureza y la roja que seria mártir. Contesté que las aceptaba… las dos. Entonces la Virgen me miro con dulzura y desapareció». teniendo en las manos La misma madre lo relata después del martirio del hijo. » Yo sabia que Maximiliano moriría mártir. El cambio extraordinario en la conducta del muchacho, para mi, atestiguaba que lo que me había contado era. El tenia plena conciencia, y al hablarme, con el rostro radiante demostraba que deseaba morir mártir. Este fascinante encuentro de Maximiliano con su «Madrecita» celestial es la raíz de todo su futuro; es el motor de sus amplios planes; es la fuerza para los vuelos más audaces; es el manantial de su santidad y de su apostolado.


Vocación franciscana

Alrededor de Pascua de 1907 en Pabianice predicaron una Misión r los Franciscanos Conventuales, que se ganaron la admiración de los jóvenes Kolbe. Al final, uno de los frailes, el P. Pellegrino Haczela, anunció que en Leopolis habían abierto un seminario que recibiría a todos los jóvenes que quisieran ser franciscanos. Maximiliano sentía su vocación ya preparada por la Virgen y por la vida Franciscana de su hogar. Entraron en la sacristía los dos hermanos y pidieron a los Misioneros, que los recibieran en la Orden. Sus padres dieron su consentimiento aceptando el gran sacrificio para toda la familia.

Ingresaron en los Frailes Menores Conventuales en Luov, en la Polonia ocupada por Austria. Raimundo tomó el nombre de Maximiliano María. El padre Wilk dice que Maximiliano: «era diligente en el cumplimiento de sus deberes, dotado para las matemáticas, obediente a los profesores, servicial con los compañeros, alegre y equilibrado. Rezaba con recogimiento. Un día ví en una sala, Maximiliano de rodillas ante una gran cruz, absorto en oración.»


La Noche Oscura

Pero entró la crisis en los dos hermanos. Maximiliano llegó a convencerse y convencer a su hermano de abandonar el seminario. ¿La noche oscura del alma?, ¿temor ante un reto que el se tomaba tan en serio que le pareciera por encima de sus fuerzas?, ¿dudas de su opción de las dos coronas cuando se le apareció la virgen?. Cuando iban a hablar con el superior, llegó su madre llena de alegría al verlos. Con satisfacción les cuenta que el hermano menor también va a entrar en la orden. ¡Y ella y su padre también tienen vocación religiosa de manera que toda la familia será Franciscana!. La madre les aseguró que ella siempre oraría por sus hijos. Abrazos y lágrimas acentuaban sus palabras.

Aquella visita disipó todas las dudas en los corazones de los hermanos. Nueve años mas tarde, desde Roma, recuerda aquella visita en una carta a su madre y la considera un » regalo salvador, providencial de la Inmaculada». Su madre tristemente le comunica la salida de su hermano Francisco de la orden.

El 4 de septiembre de 1910, con sus dieciséis años vistió el hábito franciscano, ciñó el cordón de San Francisco, y comenzó su año de noviciado. En 1912, el P. Provincial dispuso que, siguiera sus estudios de filosofía y teología en Roma. Los años romanos serán fecundísimos y decisivos en la vida de Maximiliano. La Virgen le inspira la fundación de La Milicia de la Inmaculada.


Los años de estudio en Roma

En 1917, Maximiliano fundó una asociación de fieles llamada «La Milicia de la Inmaculada», para promover el amor y el servicio a la Inmaculada, y la conversión de las almas. Era el año de las apariciones de la Virgen en Fátima. La Milicia debía responder a la Inmaculada Mediadora para la conversión y santificación de los no católicos, especialmente de los que rechazaban a la Iglesia. Sus miembros se consagraban a la Virgen María y cada día lo vivían ofreciéndolo todo a ella por la conversión de los pecadores y esforzándose por todos los medios por establecer el Reino del Corazón de Jesús en el mundo.

Durante siete años le absorbe el estudio. Terminó sus estudios romanos con dos doctorados, en filosofía, en la Universidad Gregoriana y en teología en el Colegio Seráfico Internacional. No tenia por ello vanidad intelectual pues su deseo era «poder confundir a los incrédulos.

San Maximiliano Kolbe: mártir de la generosidad

«Por la misericordia de Dios y la intercesión de la Inmaculada, el 28 de abril de 1918, fui consagrado sacerdote de nuestro Señor Jesucristo», anota Maximiliano. Celebra su primera Misa en el altar de la Aparición en S. Andrés «delle Fratte», lugar de la conversión de Alfonso Ratisbonne. Es su primer sacrificio eucarístico, a los pies de su Reina inmaculada. Maximiliano gastó su vida en hacer amar Virgen. En 1927 fundó en Polonia la Ciudad de la Inmaculada, una gran organización, que tuvo mucho éxito y una inaudita expansión. Luego funda en Japón otra institución semejante, con igual éxito.

Su formación espiritual sólida y segura había abierto su espíritu a una aguda penetración y profunda contemplación del misterio de Cristo. Como los teólogos franciscanos ama contemplar en el plano salvífico de Dios la Voluntad del Padre por medio del Hijo y del Espíritu Santo de santificar el mundo en el que el Verbo Encarnado Y Redentor constituye el punto final del amor de Dios que se comunica y el punto de convergencia del amor de las criaturas; y en el mismo designio de Dios contemplar la presencia de Maria Inmaculada que está en el vértice de la participación y colaboración en la Encarnación del Redentor y de la acción santificante del Espíritu. Se sentía fuertemente responsable de estar inserto en la historia de la vida de la Iglesia, y ardía en el deseo de instaurar el Reino de Dios bajo el patrocinio de Maria Inmaculada.


Resgreso a Polonia y crecimiento de la Milicia de la Inmaculada

El P. Maximiliano vuelve a Polonia. Tiene 25 años, pero intelectual, moral y espiritualmente, es un hombre cabal. Pero sus pulmones están lesionados. «Ha vuelto enfermizo, débil , sin dar grandes esperanzas de trabajo» escribe el P. Kubit. Pero había vuelto con una fuerza espiritual extraordinaria. Pocos lo comprendían y no faltaron las persecuciones y luchas, las calumnias y obstáculos. «Sin embargo, aunque todo esté en contra nuestra, tenemos, cual faro y brújula la santa obediencia «.


La Milicia de la Inmaculada

Por su delicada salud su orden lo liberó de otros cargos para que pudiera dedicarse a la promoción de la Milicia. «La Milicia de la Inmaculada es todo el ideal de mi vida». Hablaba de ella y exaltaba su misión. Insistía en la necesidad de organizarse invitaba a asociarse. Su «idea fija» lo perseguía, y quería contagiar su entusiasmo a todos.

San Maximiliano Kolbe: mártir de la generosidadEl 7 de octubre de 1919, Fiesta del Rosario, seis hermanos clérigos con su maestro el P. Keller firmaron su adhesión a la Milicia de la Inmaculada. Pese a su pobre salud, fue dada la sesión inaugural de la M.I. el 12 de enero de 1920. En ese día el P. Kolbe pudo cosechar para la Inmaculada la adhesión y consagración de los que él había formado y comunicado su fuego mariano, estudiantes y obreros, soldados y amas de casa. A pesar de la oposición y altibajos, muchos habían sentido una llamada interior de renovación cristiana a la luz de la Inmaculada, y se consagraron para ser «cosa y propiedad» de la Inmaculada, esclavos de Ella, como Ella lo había sido del Señor (Lc 1, 48).


El caballero de la Inmaculada

El amor a la Inmaculada reclama un medio para comunicarlo y para salvar almas. Hay que llegar a todos y forjar santos que den su vida por amor. Además necesitaban vincularse y formar una verdadera familia espiritual, armarse con una visión clara de los designios de Dios, llegar a una coherencia de vida. Para ello fundó el boletín de enlace. La M.I. debía utilizar todo medio de propaganda y divulgación, para la llegada del reinado de María. «El Caballero de la Inmaculada», así se llamaba la revista, debía tener un aliento amplio y generoso. No sólo debía servir para estrechar vínculos de fervor entre los asociados de la M.I, sino que también debía abrirse a todas las familias de Polonia y del mundo. Enseña Historia de la Iglesia en Cracovia, Polonia. Allí organiza el primer grupo.


Fundador de periódicos, emisoras de radio e imprenta. Al Japón.

El padre Maximiliano fundó dos periódicos. «El Caballero de la Inmaculada», y «El Pequeño diario». Organizó una imprenta en la ciudad de la Inmaculada en Polonia, y se trasladó al Japón y fundó una revista católica que llegó a tener una tirada de 15.000 ejemplares. Un verdadero milagro en ese país donde había pocos católicos. En la guerra mundial la ciudad de Nagasaki, donde él tenía su imprenta, fue destruida por la bomba atómica. Su imprenta quedó intacta.

Cuando los nazis invadieron Polonia, bombardearon la ciudad de la Inmaculada y se llevaron prisionero al padre Maximiliano, con todos sus colabores. El había fundado también una estación de radio y dirigía la revista «El caballero de la Inmaculada», con gran éxito y notable difusión. Todo se lo destruyó la guerra, pero su martirio le consiguió un puesto glorioso en el cielo.


Hecho prisionero

San Maximiliano Kolbe: mártir de la generosidadEl año 1936, siendo director espiritual de Niepokalanów, fue apresado junto a otros frailes y enviado a campos de concentración en Alemania y Polonia. Poco tiempo después, el día de la Inmaculada, es liberado. En 1941 es hecho prisionero otra vez y enviado a la prisión de Pawiak, y luego al campo de concentración de Auschwitz, donde prosiguió su ministerio a pesar de las terribles condiciones de vida. Los nazis trataban a los prisioneros de una manera inhumana y los llamaban por números; a San Maximiliano le asignaron el número 16670. A pesar de los difíciles momentos en el campo su generosidad y su preocupación por los demás nunca le abandonaron.


No hay amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos.

Jn 15, 13


En el terrorífico campo de concentración de Auschwitz

Un día se fugó un preso. La ley de los alemanes era que por cada preso que se fugara del campo de concentración, tenían que morir diez de sus compañeros. Hicieron el sorteo 1-2-3-4…9…10 y al que le correspondió el número 10 se oyó un grito desgarrador: «Dios mío, yo tengo esposa e hijos. ¿Quién los va a cuidar?»..Fue puesto aparte para echarlo a un sótano a morir de hambre.

El padre Kolbe dijo al oficial: «Yo me ofrezco para reemplazar al compañero que ha sido señalado para morir de hambre». El oficial le respondió: ¿Y por qué? – Porque él tiene esposa e hijos que lo necesitan. Yo soy soltero y solo, y nadie me necesita. El oficial dudó un momento y respondió: Aceptado.

Y Maximiliano Kolbe fue llevado con sus otros nueve compañeros a morir de hambre en un subterráneo. Aquellos tenebrosos días fueron de angustias y agonías continuas. Maximiliano animaba a los demás y rezaba con ellos. Poco a poco fueron muriendo uno tras otro. Después de diez días, sólo él vivía. Como los guardias necesitan ese lugar para otros presos, le pusieron una inyección de cianuro y lo mataron. Era el 14 de agosto de 1941.


Apoteosis

Cuando el Papa Pablo VI lo declaró beato, estuvo presente el hombre por el cual él había ofrecido el sacrificio de su vida. Juan Pablo II, su paisano, lo declaró santo ante una multitud inmensa de polacos.

En este gran santo sí se cumple lo que dijo Jesús: «Si el grano de trigo cae en tierra y muere, produce mucho fruto. Nadie tiene mayor amor que el que ofrece la vida por sus amigos».

*  *  *

Novedad
Cuadernos, recursos y guía
Amigos de Jesús
La Biblia de los más pequeños
Cuentos de Casals
Recomendamos
Editorial Combel
Editorial Casals