José era uno de los hijos más pequeños de Jacob. Tenía muchos sueños y le gustaba contarlos. Un día les contó uno a sus hermanos: «Estábamos en el campo atando espigas. Las mías se mantenían derechas, mientras que las vuestras se inclinaban ante las mías».
Sus hermanos, pensando que José quería ser el jefe y mandarles, le tomaron manía.
«Ayúdame a no tener manía a nadie»
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José en la cisterna
Un día, Jacob mandó a José, que fuera a ver cómo estaban sus hermanos. Éstos, al verle, decidieron tirarle a un pozo. No querían que muriera y se lo vendieron como esclavo a unos mercaderes que pasaban por allí.
«¡Señor, ayúdame a portarme bien con mis hermanos!»
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Las pirámides de Egipto
Los mercaderes llevaron a José a Egipto. Allí estuvo sirviendo a Putifar, jefe de la guardia del Faraón, el rey de Egipto. Mientras tanto, Jacob estaba muy triste, pues sus hijos le habían contado que a José se lo había comido una fiera.
«Que nunca dé disgustos a mis papás»
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José en la cárcel
Los hombres de la guardia del Faraón tenían envidia de José porque todo lo hacía bien y se inventaron cosas para poder acusarle y meterle en la cárcel.
Allí conoció a los encargados del vino y de los pasteles de palacio, de los que se hizo muy amigo. José les explicó el significado del sueño que habían tenido y acertó.
«Ayúdame a ser buen amigo»
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José explica el sueño del Faraón
El Faraón tuvo un sueño en el que vio unas vacas y nadie sabía explicarle su significado. Cuando se enteraron los encargados del vino, fueron al Faracón y le dijeron que José sabía explicar los sueños. El Faraón mandó llamar a José, que le dijo: «Las siete vacas gordas quieren decir siete años de mucha comida, y las siete vacas flacas, significan siete años de hambre. Tienes que buscar a un hombre sabio que sepa guardar alimentos durante los años buenos, para cuando venga el tiempo de hambre». El Faraón de dijo: «Tú serás ese hombre, te nombro mi Ministro».
Los hermanos de José van a Egipto
Cuando pasaron los siete años buenos y llegó la época del hambre, todo el mundo iba a Egipto a comprar trigo. También llegaron los hermanos de José, que no le reconocieron. Cuando José vio que se querían entre ellos y que habían cuidado de su padre, se echó a llorar y les abrazó diciendo: «Yo soy José, vuestro hermano. No os preocupéis porque no estoy enfadado con vosotros. Ha sido Dios quien ha querido que yo esté en Egipto para cuidaros».
«Dios mío, que sepa perdonar como José»
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Jacob va también a Egipto
Luego José les dijo: «Volved a Canaán y decidle a nuestro padre que estoy vivo y que se venga con vosotros. Yo cuidaré de todos». Regresaron los hermanos a Canaán y contaron a Jacob que José vivía. Jacob se puso muy contento.
Además Dios de dijo: «Haz lo que pide tu hijo José. En Egipto Yo te daré un gran pueblo y volverás a la Tierra Prometida».
«Que dé alegrías a mis papás como José a Jacob»
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Los israelitas en Egipto
Pasó el tiempo y llegó otro Faraón, que no había conocido a José. Como habían ido muchos israelitas a Egipto a por comida, el Faraón le dio miedo que fueran más numerosos y fuertes que ellos y los puso a trabajar como esclavos.
Además, mandó arrojar al río Nilo a los niños israelitas que nacieran.
«Ayúdame a no hacer cosas malas»
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De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 27 a 34
Coordinador: Pedro de la Herrán
Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz
Dibujos: José Ramón Sánchez y Javier Jerez
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