La Eucaristía en el noviazgo cristiano: fuente y culmen del amor verdadero

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El noviazgo cristiano es un tiempo de discernimiento, de crecimiento en el amor y de preparación para el matrimonio. En este camino, la Eucaristía no es un mero complemento devocional, sino el corazón mismo del amor que los novios están llamados a vivir y a construir. Tal como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1324), la Eucaristía es “fuente y culmen de toda la vida cristiana”, y por tanto también del amor conyugal en su etapa inicial y en su plenitud.

Amor que se alimenta de Cristo

San Juan Pablo II, en su Carta a las Familias (1994), subrayaba que la comunión con Cristo en la Eucaristía capacita a los esposos a “amar como Él ama”, con un amor que es total, fiel, fecundo y libre. Pero esta gracia no comienza solamente en el altar nupcial, sino que puede y debe formar parte del noviazgo cristiano. Participar juntos en la Santa Misa, adorar juntos al Santísimo Sacramento, y dejar que el corazón de cada uno se configure con el de Cristo, es la mejor escuela para aprender a amar de forma auténtica.

La Eucaristía: camino de pureza y entrega

El noviazgo es un tiempo de aprendizaje del don de sí mismo. En una sociedad que banaliza el cuerpo y la sexualidad, la Eucaristía enseña a los novios a vivir la castidad con alegría y esperanza. Cristo, al entregarse en el Pan eucarístico, revela que el verdadero amor no se basa en el deseo de posesión, sino en la capacidad de darse sin reservas, sin condiciones y sin reservas egoístas. El Catecismo (n. 1380) recuerda que Jesús “quiso quedarse con nosotros para ser el alma de nuestra alma, la vida de nuestra vida”.

Este amor eucarístico enseña a los novios a esperar, a confiar, a respetarse. Los fortalece en la lucha por vivir una relación ordenada, centrada en Dios y no en las pasiones. Como afirma Amoris Laetitia del Papa Francisco (n. 316), “el tiempo del noviazgo puede ser un camino de iniciación, de crecimiento progresivo en el amor, con la ayuda de Dios y el acompañamiento de la comunidad eclesial”.

La Eucaristía y el proyecto de vida en común

Los novios que se preparan para el matrimonio están llamados a construir un proyecto de vida donde Cristo sea el centro. La Eucaristía, memorial del amor de Dios que se entrega hasta la muerte, ofrece el modelo perfecto de alianza, fidelidad y servicio mutuo. Participar en ella con fe y frecuencia ayuda a discernir si el amor que se vive es verdaderamente cristiano: paciente, bondadoso, humilde, lleno de esperanza (cf. 1 Cor 13).

Además, los sacramentos son entre sí como una red invisible que sostiene la vida cristiana. La Eucaristía alimenta la gracia del Bautismo, fortalece el alma para vivir la vocación, y prepara el corazón para recibir el sacramento del Matrimonio. Por eso, todo noviazgo que desea ser santo debe pasar por la Eucaristía, no sólo como rito, sino como vida.

Oración a la Eucaristía por los novios que se preparan para el matrimonio

Señor Jesús, Pan de Vida,

Tú que te entregas en cada Eucaristía por amor,

enséñanos a amarnos como Tú nos amas:

con un amor casto, fiel, generoso y libre.

Acompáñanos en este tiempo de preparación para el matrimonio,

para que cada paso esté iluminado por tu presencia.

Haz de nuestra relación un reflejo de tu entrega en la Cruz

y de tu amor vivo en el Sacramento del Altar.

Danos la gracia de ser testigos de tu Evangelio

en medio del mundo,

y haz que, unidos a Ti,

aprendamos a servirnos, a perdonarnos, a entregarnos.

Virgen María, mujer eucarística,

acompáñanos con tu ternura de Madre

y enséñanos a vivir este amor como camino hacia el cielo.

Amén.

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