Ser misioneros

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Cristo Dijo,»Id por todo el mundo y predicad el evangelio». Los cristianos hemos obedecido la voz de  Jesús, hemos atravesado mares y ríos, montañas y cordilleras, sabanas y desiertos,  nos introdujimos en el centro de la tierra buscando a los desfavorecidos dejados del mundo y lejos de Dios.

En las caras de los más pobres encontramos felicidad, sin tener tanto como otros, y es que si se aprende a no tener se desea menos,  encontramos paz, humildad, paciencia, abnegación, entrega…

Y es que en su mundo también estaba Dios, no lo conocían como tal, pero en sus mentes y en el fondo de sus corazones había un secreto guardado.

No tenían leyes, ni preceptos, ni mandamientos, pero la ley de la naturaleza les guiaba en su sendero. A veces surgían las disputas naturales entre seres humanos y las resolvían a su manera, mas simple y sencilla quizás pero de todo corazón.

Algunos pueblos adoraban a su manera a dioses materiales porque intuían al ser superior, y les guardaban unos ritos como nosotros podemos hacerlo al Dios verdadero. Yo creo que en su misericordia Dios les oía como si a El realmente se refiriesen.

Pero nos olvidamos de seguir regando la semilla primitiva y ser misionero lo entendimos por salir fuera y dar a conocer a Dios a los demás, ¿ y nosotros?, ¿le conocemos?

Muchos  estamos en el mundo civilizado sin ser conscientes de la riqueza de ser cristianos, cuando tenemos un problema y no sabemos afrontarlo nos damos cuenta de la verdadera carencia.

Andamos por el mundo sin saber a donde vamos, las prisas de la vida nos invaden y aprisionan, nos dejamos influir por lo material olvidando la parte espiritual, no tenemos tiempo para meditar y lo dejamos aparcado para mas adelante, ¡cuando halla tiempo!, pasamos de todo, no miramos alrededor ni a las personas que tenemos cerca, todo lo que no sea «necesario» es aplazado hasta mejores momentos, pero esos momentos no llegan, estamos atenazados con trivialidades olvidando lo realmente importante.

Miramos hacia dentro y el exterior no lo vemos, somos egoístas sin darnos cuenta, si así nos comportamos consigo mismos el prójimo nos trae sin cuidado.

Ser misionero es estar en todo momento pendiente de proclamar  la palabra, de ayudar, aconsejar, acompañar, amar…

Lo desalentador es que no llenamos los vasos y tenemos sed, no podemos dar de beber  porque estamos sedientos, vacíos por dentro, secos, y una higuera seca es una higuera estéril, somos responsables de la soledad de los seres queridos que no atendemos, de la tristeza que no alegramos, de los caminos torcidos que no enderezamos, del amor que no damos…

Y al final nos examinaran del amor…

Fuente: Autorescatolicos.org

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