A lo largo de la Historia la música siempre ha estado muy ligada a la adoración de Dios. Desde los seis o siete años y, sobre todo, tras realizar la Primera Comunión los jóvenes cristianos se incorporan casi plenamente (lo hacen al recibir la Confirmación) a la vida de la Iglesia, especialmente al cumplimiento del mandato dominical.
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Es en este momento, cuando los niños ya comulgan, en el que más agradecen la música en la liturgia y en la catequesis, ya que la melodía los ayuda a «sentir» los contenidos de lo que las letras expresan, las canciones los llevan a ser más participativos en las ceremonias y favorecen enormemente la devoción por la Santa Misa. Recordando el famoso aforismo de san Agustín, «aquel que canta reza dos veces».
Para ayudar a nuestros hijos en este aspecto os ofrecemos un enlace al mayor cancionero católico en la red, el de padrenuestro.net, donde podéis encontrar canciones para cualquier tema, devoción y época del año.
También os ofrecemos un enlace a un magnífico artículo sobre la importancia de la música en la liturgia, publicado en es.catholic.net:
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