Os proponemos esta dinámica de catequesis para que los niños aprendan la historia de Nuestra Señora de Guadalupe mientras disfrutan coloreando los dibujos.
Ante cualquier pregunta que pueda surgir por parte de los niños, recomendamos a los catequistas consultar la catequesis de san Juan Pablo II sobre la Virgen de Guadalupe y el Catecismo mariano: todo lo que has de saber sobre la Virgen María.
Os deseamos que disfrutéis con las maravillosas ilustraciones de Hilda Tessa y los textos del Hermano Roque Miguel Vernaz, religioso de la Congregación de los Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey.
Nota: podéis obtener las imágenes en tamaño real pulsando directamente sobre el título o la imagen de cada capítulo.
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Historia de Nuestra Señora de Guadalupe VI
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Obediente Juan Diego a las palabras de la Señora, al día siguiente volvió de nuevo a importunar a las puertas del palacio episcopal, y una vez en la presencia del Obispo, con lágrimas en los ojos, le contó cómo por segunda vez había visto a la Señora, y el encargo que le había hecho.
El Obispo esta vez le escuchó con mayor atención, y después de haberle hecho muchas preguntas, dijo al indio que tenía que pedir a la Señora una señal de su autenticidad, y que una vez obtenida volviera a verle.
Después le despidió muy amablemente, y sin que Juan Diego se diera cuenta, ordenó a dos de sus criados que le siguieran y vigilasen.
Pero al pasar el puente que cruza el río que hay junto a la colina, desapareció súbitamente de la vista de sus observadores, y por más que le buscaron no pudieron hallarle.
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Historia de Nuestra Señora de Guadalupe VII
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Mientras tanto, Juan Diego había seguido su ruta. En lo alto de la colina la Virgen le esperaba. Después de una profunda inclinación, el indio le contó el resultado de la audiencia y cómo le había pedido que para demostrar su veracidad debería presentar un signo que no diera lugar a dudas. Entonces dijo la Virgen: «Vuelve mañana a este lugar y Yo te daré ese signo».
Pero al día siguiente Juan Diego no apareció. El motivo fue que su tío con quien él vivía y a quien quería como a un padre se había puesto enfermo muy grave y creía que se moría.
Aquel día lo utilizó en buscar un médico y atender a su tío; y al día siguiente, muy temprano, marchó a México a buscar un sacerdote para que le administrara los sacramentos antes de morir.
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Historia de Nuestra Señora de Guadalupe VIII
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Juan Diego marchó con mucha prisa a buscar al sacerdote, dando un pequeño rodeo para no pasar por la colina donde estaba la Bella Señora, para que no le entretuviera, porque su tío estaba en peligro de morir sin sacramentos.
Pero la Santísima Virgen, saliéndole al encuentro le dijo: «Querido hijo mío: ¿adónde vas por este camino?» El indio quedó confuso y enseguida contestó: «Mi querida Señora: voy corriendo a México a buscar un sacerdote, porque mi tío se está muriendo». Pero la Virgen le dijo, bondadosa: «Querido hijo mío: no te aflijas ni te preocupes por tu tío. ¿No estoy Yo aquí para ayudarte? ¿No estáis bajo mi amparo y protección? ¿No soy Yo la vida y la salud? No tienes nada que temer. Tu tío no morirá de esta enfermedad. Ahora mismo ya está completamente bien».
Dieguito quedó con esto tan contento y consolado que dijo a la Señora: «Señora mía y Madre mía: mandadme lo que queráis, que yo lo haré».
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Historia de Nuestra Señora de Guadalupe IX
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«Sube, hijo mío, a lo alto de la colina y tráeme las flores que allí encontrarás». Dieguito sabía que allí arriba solamente había rocas; pero obedeciendo al mandato de la Virgen subió corriendo, sin vacilar.
¡Cuál no sería su asombro cuando llegó al lugar y se encontró entre las rocas con un lindo rosal cargado de preciosísimas rosas! Lleno de alegría las cortó y volvió con ellas donde estaba la Señora.
Entonces le dice la Virgen: «Envuélvelas en tu capa y vete a llevárselas al Obispo, como señal de que Yo soy la Madre de Dios. Cuando las vea, él te creerá». El indiecito hizo a la Señora una profunda reverencia, y marchó feliz y seguro de que con aquel testimonio ya lo iba a creer.
Llegando al palacio episcopal, tampoco esta vez lo dejaban pasar; pero al observar el bulto que llevaba y el perfume de las rosas, quisieron quitarle alguna; pero su sorpresa fue tremenda cuando al meter la mano en la capa, se encontraron con el vacío, no hallando las rosas, como si hubiesen desaparecido.
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Historia de Nuestra Señora de Guadalupe X
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Atónitos por el suceso, fueron a contárselo al Obispo que lo mandó pasar deseoso de ver aquel milagro. Pero el milagro que presenció fue todavía mayor, porque no solamente vio que las rosas estaban allí, frescas y fragantes, con delicioso perfume, sino que al abrir la capa y caer las rosas a sus pies, descubrió en la capa del indio el mayor de los milagros: una bellísima imagen de Nuestra Señora que dejó estupefacto incluso al indio, que la traía sin saberlo.
Tomó el Señor Obispo con todo respeto a la milagrosa imagen, y después de haberla venerado en presencia de todos los de la casa, la llevó a su capilla particular, dando gracias a Dios y a su benditísima Madre.
Pero al correrse la noticia, todos querían verla y venerarla, por lo que fue preciso empezar rápidamente la construcción del templo para Ella en el mismo lugar que Ella señalara, donde con gran devoción de todos los mejicanos fue venerada y desde donde Ella empezó generosa a repartir sus gracias con todos los necesitados.
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Colorea y aprende la historia de Nuestra Señora de Guadalupe I
Colorea y aprende la historia de Nuestra Señora de Guadalupe II