Catequesis infantil para la Jornada Mundial de las Misiones

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En la celebración del día del Domund, la Jornada Mundial de las Misiones, os presentamos esta catequesis orientada a los niños, y elaborada por Alejandro Martínez, de la Delegación Diocesana de Misiones de Granada para las Obras Misionales Pontificias.

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Para ir creando ambiente

Bailando sobre el papel

El catequista prepara hojas de periódico. Los participantes se dividen en parejas, cada una de las cuales tendrá una página. Las parejas bailan sobre esta mientras suena música o el catequista da palmadas. Cuando la música o las palmadas paren, cada pareja permanecerá inmóvil sobre su hoja de periódico. La siguiente vez que la música o las palmadas paren, la pareja deberá doblar por la mitad su papel. Después de varios turnos, los papeles se hacen muy pequeños, porque han sido doblados repetidamente, y resulta cada vez más difícil bailar sobre ellos. Las parejas que saquen los pies de su papel, quedan fuera del juego, que continúa hasta que una pareja gane.

Sagidi sagidi sapopó

El grupo forma un círculo o una línea. El catequista enseña a todos este simple canto monótono: «Sagidi sagidi sapopó». Cada vez que el grupo recita «Sagidi sagidi sapopó», el catequista hace una acción diferente, tal como chasquear los dedos, aplaudir al ritmo del canto, mover la cabeza, dar patadas al aire… Con cada nueva repetición del canto, cada uno copia las acciones de la persona de su izquierda, moviéndose siempre por detrás de ella.

1 El regalo de la alegría

domund_2014_catequesis_01Este juego sirve para promover la valoración y el estímulo positivo entre los miembros del grupo. Se necesitan hojas de papel y lápices.

Desarrollo

domund_2014_catequesis_02

Cada chico deberá tener tantos papeles como integrantes del grupo sean, incluido el catequista.

Se invita a los participantes a que cada uno escriba un mensaje a cada compañero de su grupo; un mensaje que tienda a despertar en cada cual sentimientos positivos respecto de sí mismo, incluso en el caso de aquellas personas por las que no se sienta gran simpatía.

  • El mensaje debe ser concreto y específico para cada persona, es decir, que describa rasgos de su personalidad, y debe expresarse, por ejemplo, así: «Me gusta cómo ríes cuando…», en vez de: «Me gusta tu actitud», pues este es muy general.
  • Procura decir algo bueno que le hayas observado o que admires, sus mejores momentos, sus éxitos; y haz siempre la presentación de tu mensaje de un modo personal: «A mí me gusta tu…», «Yo veo que tu…».
  • Escribe a quién va dirigido y fírmalo.
  • A continuación se ponen los papeles en una caja, doblados, con el nombre del destinatario por fuera; luego cada uno saca los dirigidos a él y los lee.

Esta actividad es muy valiosa, porque nos permite expresar lo mejor del otro y que este sepa lo que valoramos de él, además de mejorar considerablemente nuestros lazos amistosos. Terminar la dinámica recordando: «Los mejores regalos no son los que cuestan más dinero. Los mejores regalos son los que se dan desde el corazón».

2 En busca del tesoro perdido: ser felices

Los participantes deberán buscar un «tesoro escondido» lo más rápido posible. El catequista muestra lo que va a ser el «tesoro escondido» a todos los jugadores.

Todos, menos el catequista, salen de la sala. El catequista esconde el «tesoro» en un lugar donde sea difícil verlo. Luego llama a los chicos y chicas para que entren.

Deben buscar el «tesoro escondido» sin decir ninguna palabra y de una forma disimulada. Cuando un jugador lo encuentre, deberá hacer como si no lo hubiera visto y, discretamente, ir junto al catequista y contarle en un susurro dónde lo encontró. Si acierta, permanece al lado del catequista. El juego termina cuando el último jugador encuentra el «tesoro escondido». Comentar el juego: cómo me ha ido, cómo me he sentido, por qué…

3 Jesús y el tesoro escondido

Algo parecido ocurre en esta parábola que contó Jesús:

«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo» (Mt 13, 44).

O bien ver este vídeo de la parábola:

Para el catequista

En esta parábola, el compromiso que exige el Reino (el seguimiento de Jesús) no se hace por un esfuerzo ascético y personal (no por méritos personales), sino por la alegría de haber descubierto un valor insospechado e incomparable («va a vender todo lo que tiene y compra el campo»).

  • ¿Por qué quería el hombre comprar el campo?
  • ¿Por qué estaba gozoso el hombre de vender todo lo que tenía?
  • ¿Alguna vez te has imaginado cómo sería descubrir un tesoro escondido? Si descubrieras un tesoro enterrado en un campo, ¿venderías todo lo que tienes para poder comprar ese campo?
  • ¿Qué se necesita para encontrar un tesoro? ¿Qué compartirías de tu tesoro?

Existe un tesoro escondido. Algunos ya lo han descubierto, pero lamentablemente hay otros muchos que todavía no han tenido posibilidad de descubrirlo. Ese tesoro es el Reino de Dios. Las cosas de este mundo son fáciles de ver, pues siempre están frente a nosotros. Si eso es todo lo que vemos, es fácil atesorar solo esas cosas materiales. Pero las cosas de Dios son el verdadero tesoro, mucho más precioso que todo este mundo junto. Y este tesoro, su Reino, es ALEGRÍA. Dios quiere que tú, todos nosotros, seamos felices, y que ayudemos a otros, especialmente a los pobres, a ser felices también.

  • ¿Qué estarías dispuesto a compartir de tu tesoro?
  • Actividad: El tesoro es tan grande que se va descubriendo poco a poco lo que hay en él. A veces nuestros ojos no perciben algo, pero sabemos que existe (por ejemplo, el aire que respiramos no lo vemos, pero sabemos que esta ahí). Seguro que hemos encontrado parte de ese tesoro. En una cartulina vamos a escribir y poner en común lo que hemos descubierto cada uno de él (por ejemplo: compartir, alegría, perdonar, saludar, acompañar, amor, solidaridad, entrega, sonreír, tirar para delante…).

4 Misioneros, su tesoro es comunicar la alegría del Evangelio

¿Has pensado cuál es el tesoro de un misionero?

¿Qué han vendido para tener ese tesoro?

¿Lo pierden al llevarlo a otros? ¿Sí o no? ¿Por qué?

¿Están locos? ¿Por qué?

Se puede ver el DVD/vídeo de la campaña del DOMUND 2014 o visionar aquí el vídeo:

Comentar en el grupo y ver cómo colaborar con la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND).

5 Oración: como María

María también encontró su tesoro: tener a Jesús y entregarlo a la humanidad. Ella aceptó la llamada del ángel Gabriel de parte de Dios para ser la madre del Mesías: «Alégrate, llena de gracia». Y ni corta ni perezosa, se puso en camino, y con rapidez, para echar una mano a su prima Isabel, que también estaba embarazada y era muy mayor.

María no se quedó en Nazaret, no se quedó paralizada… Rápidamente, con prisa, se fue a ayudar a su prima. Y de ese encuentro brotó más alegría: «En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó [de alegría] la criatura en su vientre»; María cantó diciendo: «Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador». «Hay más dicha en dar que en recibir», enseñará Jesús.

Recordamos cómo dimos comienzo a la catequesis, enviando esos mensajes que alegraban a nuestros compañeros.

Que aprendamos a ser como María: a amar con generosidad. Unimos nuestras manos y damos gracias a Dios por nuestros misioneros.

Rezamos el avemaría y acabamos con el padrenuestro: «Venga tu Reino a toda la Tierra».

Puedes descargarte esta dinámica en pdf en las Obras Misionales Pontificias

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