por Marta Arrubla Pérez | Hermanas Mercedarias de Bérriz | 29 Feb, 2016 | Despertar religioso Historias de la Biblia
Era día de fiesta. El pueblo de Dios recordaba cómo los había rescatado de Egipto hacía mucho tiempo. Jesús se reunió para cenar con sus amigos.
Antes de sentarse a la mesa, Jesús cogió una palangana llena de agua y una toalla. Se arrodilló y comenzó a lavarles los pies, sucios después de haber caminado durante todo el día.
Pedro: (Con tono avergonzado) — Señor, ¿lavarme los pies tú a mí? —le dijo Pedro— Jamás permitiré que me laves los pies.
Jesús: — Pedro, deja que te lave. Yo os quiero muchísimo y hago todo por vosotros. Quiero que vosotros hagáis lo mismo, que os cuidéis los unos a los otros del mismo modo que yo cuido de vosotros.
Era la hora de la cena. Jesús y sus amigos se sentaron a la mesa.
Jesús cogió un trozo de pan, dio gracias por él y lo partió en trozos para compartirlo con todos.
Jesús: — Este es mi cuerpo que va a ser entregado por vosotros.
Cogió también una copa de vino, dio gracias a Dios por ella y se la pasó a los discípulos.
Jesús: — Esta es mi sangre, mi vida, que será derramada para salvaros. Cuando ya no esté con vosotros, haced esto para recordarme.
Se había hecho de noche. Judas, el amigo traidor, había salido para buscar a los enemigos de Jesús y llevarlos hasta él. Jesús les dijo:
Jesús: — Antes de que termine la noche, todos vosotros me abandonaréis.
Pedro: (Con tono extrañado) — ¡Yo no! —protestó Pedro— nunca te dejaré.
Jesús: — Sí, tú también lo harás.
Los amigos de Jesús estaban muy tristes porque no querían que muriese. El les
explicaba:
Jesús: — Voy a ir con mi Padre Dios, pero volveré. Todos vosotros confiáis en Dios, ahora confiad en mí. Siempre os querré. Si vosotros realmente me queréis, os amaréis unos a otros.
Después, salieron hacia el monte de los Olivos. Jesús un poco apartado y mientras sus amigos se quedaban dormidos, comenzó a hablar con Dios.
Jesús: (Con tono angustiado) — Padre, tú me quieres y puedes hacerlo todo. Por favor, sálvame de esta terrible muerte, a no ser que tenga que suceder, así que no sea como yo quiero, sino como tú quieras.
De repente, unas antorchas brillaron entre los árboles. Se acercaba gente. Eran soldados. Judas los guiaba.
Judas: — ¡Hola, Maestro! —dijo Judas mientras se acercaba a Jesús.
Jesús: — ¿A quién buscáis?
Soldados: — A Jesús de Nazaret.
Jesús: Yo soy
Pedro, aunque tenía miedo, les siguió y esperó fuera del lugar al que habían llevado a Jesús. Una mujer le preguntó:
Mujer: — ¿No eres tú uno de sus amigos?
Pedro: (Con miedo) — Yo no.
Las mujeres insistían, pero Pedro decía que no conocía a Jesús porque tenía muchísimo miedo de que lo apresaran a él también.
Después, Pedro lo sintió mucho y estaba tan triste por haber abandonado a Jesús que cuando Jesús le miró se puso a llorar.
Poncio Pilato, amigo del emperador romano, era el que mandaba en la ciudad.
Poncio Pilato: (Inseguro) — No veo que Jesús haya hecho nada malo.
Gente: (Gritando) — Síiiiiiiii, dice mentiras acerca de Dios, ¡¡¡crucifícalo, crucifícalo!!!
Gritaban los que no querían a Jesús. No creían que Jesús era el Rey prometido por Dios.
Poncio Pilato tenía miedo de la gente.
Poncio Pilato: — Haré lo que me pedís, pero no me echéis la culpa de nada.
Y lo entregó a los soldados.
Lo llevaron cargando con su cruz al monte Calvario y lo clavaron en la cruz en medio de otros dos prisioneros. Uno a cada lado de Jesús. Su madre, María y su amigo Juan estaban a sus pies, rezando.
Jesús no odiaba a los soldados que lo habían clavado en la cruz, a pesar de todo el mal que le estaban haciendo.
Jesús: — Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
(HACER PAUSA)
Al final, Jesús, dando un fuerte gritó, inclinó la cabeza y murió.
Ese día fue el día más triste.
Dos amigos descolgaron a Jesús de la cruz y llevaron el cuerpo a la sepultura, que era una especie de cueva con una piedra grande y pesada que cerraba la entrada.
Envolvieron el cuerpo de Jesús y lo dejaron allí. Las mujeres muy tristes, se fueron, pero volverían.
Era domingo por la mañana, muy temprano. Las mujeres se dirigieron a la sepultura de Jesús:
Mujer 1: (Sorprendida y asustada) — Pero… ¿Dónde está la piedra grande y pesada? ¿Quién la ha movido?
Mujer 2: (Sorprendida y asustada) — ¡El cuerpo de Jesús no está aquí! ¡Se ha ido!
Las mujeres muy asustadas corrieron a contárselo a los demás amigos de Jesús.
Adaptación del texto de la Biblia infantil Tu primera Biblia de la editorial Edebé.
Descargar el texto de la fuente original de las Hermanas Mercedarias de Bérriz
* * *
por Editorial Casals | 14 Oct, 2013 | Despertar religioso Historias de la Biblia
La Resurrección de Jesús
Pasados tres días, como ya había anunciado, resucita Jesús. Salió del sepulcro vivo y lleno de gloria. Un gran terremoto asustó a los soldados. Cuando María Magdalena y las otras mujeres llegan al sepulcro, un ángel resplandeciente les dice: «No temáis. ¿Buscáis a Jesús, el Crucificado? No está aquí. ¡Ha resucitado!».
* * *
«Oración al Ángel de la Guarda»
Ángel de la guarda,
Dulce compañía,
No me desampares
Ni de noche ni de día.
No me dejes solo
Que me perdería.
* * *
Los discípulos de Emaús
Dos discípulos de Jesús, llenos de tristeza, se marchaban a su pueblo. Jesús resucitado se les acercó en el camino, sin que ellos lo reconocieran. Al llegar a Emaús, le invitaron a que se quedase a comer con ellos. Por fin, le reconocieron al partir el pan. Jesús desapareció y ellos corrieron a Jerusalén para decir a los Apóstoles que habían visto a Jesús resucitado.
«Jesús, que nunca me separe de ti»
* * *
Jesús sube al Cielo
Después de resucitar, Jesús se queda con los Apóstoles unos días, les anima y les enseña todo lo que tienen que hacer. Un día se los lleva la Monte de los Olivos y les dice: «Bajará el Espíritu Santo y estará siempre con vosotros para ayudaros. Entonces hablaréis de mí hasta el último rincón de la tierra».
Luego se despidió, los bendijo y empezó a subir hacia el Cielo, hasta que lo tapó una nube.
* * *
Somos discípulos de Jesús
Luego, con la fuerza del Espíritu Santo que les envió Jesús, los Apóstoles extendieron la Iglesia por todo el mundo… Para ser buenos cristianos tenemos que ser muy amigos de Jesús y conocer muy bien su vida y sus palabras. Él es nuestro Salvador. Él es el camino que nos lleva al Cielo; el Cielo es una fiesta maravillosa que no tiene fin…
«Gracias Jesús, por todo lo que has hecho por mí»
* * *

* * *
De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 119 a 122
Coordinador: Pedro de la Herrán
Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz
Dibujos: José Ramón Sánchez y Javier Jerez
* * *
por Editorial Casals | 18 Sep, 2013 | Despertar religioso Historias de la Biblia
Jesús lleva la cruz
Con la cruz a cuestas va Jesús camino del Calvario, que es una colina que hay muy cerca de Jerusalén.
Sobre sus hombros lleva el enorme peso de la Cruz. La lleva para pagar por los pecados de todos los hombres de todos los tiempos… La gente se burla al verla pasar.
«Jesús, quiero ayudarte a llevar la cruz»
* * *

Jesús muere en la cruz
Jesús está ya en la Cruz, como un ladrón más, entre dos ladrones. Los fariseos se burlan: «Si eres Hijo de Dios, baja de la Cruz y creeremos en Ti». Mientras, Jesús reza y le pide a Dios: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen». Al pie de la cruz están la Virgen María y Juan el apóstol. Jesús nos da a su Madre como Madre nuestra antes de morir. Luego dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, murió.
Canción poesía: «Madrecita»
Madrecita de todos los niños,
Que estás en el cielo rezando por mí,
Si algún día tu hijito no es bueno,
Cógelo en tus brazos y acurrúcale.
Por las noches, cuando esté dormido,
Ven junto a mi cama,
Ven y bésame.
Con tu manto de luna y estrellas,
Cúbreme en tus brazos y acurrúcame.
* * *
Jesús es bajado de la cruz
Dos hombres buenos y valientes bajan el cuerpo de Jesús y se lo dan a su Madre, que lo recibe en sus brazos con inmenso cariño y dolor. Después, le vendan con aromas y perfumes y lo ponen en un sepulcro nuevo, cavando en una roca que estaba cerca de allí.
«Jesús, que vaya a hacerte compañía en el Sagrario»
* * *
Jesús es sepultado
El sepulcro donde ha sido enterrado Jesús tiene una gran piedra en la puerta. Los fariseos han pedido a Pilato que ponga guardias en la entrada, pues oyeron decir a Jesús que resucitaría al tercer día y temen que los discípulos se lleven el cuerpo de Jesús y luego digan que ha resucitado.
«Jesús, no quiero decir mentiras»
* * *
De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 115 a 118
Coordinador: Pedro de la Herrán
Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz
Dibujos: José Ramón Sánchez y Javier Jerez
* * *
por Editorial Casals | 9 Sep, 2013 | Despertar religioso Historias de la Biblia
Jesús en el huerto de los olivos
Después de la Última Cena, Jesús se fue a rezar al Huerto de los Olivos. Los Apóstoles le siguieron, pero se quedaron dormidos cerca de donde rezaba Jesús. Jesús estaba muy triste pensando en los pecados de los hombres y en lo mucho que tenía que sufrir para salvarnos. Y le dijo a su Padre Dios: «Padre, si es posible, que no tenga que sufrir tanto; pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres Tú».
«Jesús, yo no quiero ponerte triste»
* * *
Prendimiento de Jesús
Judas, uno de los doce Apóstoles que había dejado de ser amigo de Jesús, llevó hasta el Huerto de los Olivos a los fariseos y a los soldados con espadas, palos y lanzas para coger a Jesús. Jesús, cuando les vio, dijo: «Venís a por mí como si fuera un ladrón… Cogedme a mí, pero dejad marchar a mis amigos».
«Que nunca sea malo y te traicione»
* * *
Jesús es azotado
Los soldados llevaron a Jesús ante Pilato, que era el que más mandaba. Pilato habló con Jesús, y luego dijo que lo ataran a una columna y que le dieran azotes en la espalda con látigos. Jesús sufre en silencio, por nuestros pecados.
«Jesús, yo quiero ofrecerte las cosas que me cuestan»
* * *
La coronación de espinas
El cuerpo de Jesús está destrozado. Los soldados se han burlado de Él, le han quitado sus ropas y le han puesto una corona de espinas y, por manto, un trapo sucio de color púrpura.
Pilato se lo enseña al pueblo, pensando que sentirán lástima y le dejarían en paz. Pero no fue así.
«Ayúdame a no burlarme de nadie»
* * *
¡Crucifícale!
«¡Crucifícale! ¡Crucifícale!» grita la gente como loca. Los fariseos les han convencido para que pidan la muerte de Jesús. A Pilato le dicen: «Si sueltas a Jesús, ya no serás amigo del César», que era el jefe de todos los romanos. A Pilato le da miedo perder su puesto de gobernador y condena a muerte a Jesús, aunque sabía que era inocente.
«Jesús, yo te quiero amar por los que no te quieren»
* * *
De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 110 a 114
Coordinador: Pedro de la Herrán
Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz
Dibujos: José Ramón Sánchez y Javier Jerez
* * *
por Editorial Casals | 16 Jul, 2013 | Despertar religioso Historias de la Biblia
El domingo de Ramos
La noticia del gran milagro llegó a todas partes. Cuando Jesús entró en la Ciudad de Jerusalén montado en un borriquillo, la gente salió a recibirle con palmas y ramos, cantando: «¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».
«¡Bendito seas, Señor!»
* * *
La Última Cena
El Jueves Santo, un día antes de morir, Jesús se reunió con los Apóstoles y les invitó a cenar. Sería la Última Cena. Jesús les dijo: «Tenía muchas ganas de estar con vosotros esta noche…». Y les enseñó muchas cosas, que sus amigos nunca olvidarán.
«¡Jesús: que tenga muchas ganas de estar contigo!»
* * *
Jesús nos deja la Eucaristía
Después, Jesús, que nos quiere mucho, y todo lo puede, convirtió el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre, y se los dio a sus discípulos. Los Apóstoles recibieron entonces su Primera Comunión. Jesús nos deja la Eucaristía para así quedarse siempre con nosotros. Él está en el Sagrario y podemos ir a visitarle.
«Jesús, gracias porque te has quedado en el Sagrario»
* * *
Jesús nos da el Mandamiento Nuevo
Después de hacer aquel gran milagro, Jesús quiere que aprendamos su última lección: «Un nuevo mandamiento os doy: amaos los unos a los otros como yo os he amado. En esto conocerán todos que sois mis discípulos». Todos los cristianos formamos una gran familia y hemos de querernos mucho, ayudándonos unos a otros, en especial a los más necesitados.
«Jesús, ayúdame a querer a todos»
* * *
De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 106 a 109
Coordinador: Pedro de la Herrán
Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz
Dibujos: José Ramón Sánchez y Javier Jerez
* * *
por Editorial Casals | 30 Jun, 2013 | Despertar religioso Historias de la Biblia
Marta y María
En un pueblecito llamado Betania, vivían tres hermanos: Marta, María y Lázaro, a los que Jesús quería mucho. Un día le llegó a Jesús una triste noticia: «Lázaro ha muerto». Entonces Jesús fue a Betania, donde le recibieron las dos hermanas llorando. Marta le dijo: «Si hubieras estado aquí, Lázaro no habría muerto». Jesús respondió: «No te preocupes, Lázaro resucitará».
«Que mis hermanos y yo seamos muy amigos tuyos»
* * *

Jesús resucita a Lázaro
Jesús fue hasta el sepulcro y mandó quitar la piedra. El sepulcro donde estaba enterrado Lázaro era una cueva con una piedra tapando la entrada. Las hermanas le advirtieron que ya olía mal, pues llevaba cuatro días muerto. Pero obedecieron y abrieron la cueva. Jesús gritó con fuerte voz: «Lázaro, sal fuera». Y Lázaro salió vivo, vendado de pies y manos.
* * *
De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 104 a 105
Coordinador: Pedro de la Herrán
Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz
Dibujos: José Ramón Sánchez y Javier Jerez
* * *
por Editorial Casals | 11 Jun, 2013 | Despertar religioso Historias de la Biblia
Ahora os vamos a contar algunas enseñanzas de Jesús. Jesús enseñaba con parábolas, que son pequeñas historias o comparaciones que servían para que la gente sencilla aprendiese lo que Jesús les quería enseñar. Unas parábolas tratan del Reino de los Cielos y otras nos muestran la misericordia del Señor.
«Gracias por tus parábolas, porque así te entiendo mejor»
* * *
La parábola del trigo
¡Mirad qué contento está este campesino porque el campo está lleno de trigo! Jesús dijo un día: «El reino de los cielos es como la semilla que siembra el hombre en la tierra. El hombre duerme de noche y se levanta de día, y la semilla crece hasta que se convierte en trigo». El trigo ha crecido gracias a los cuidados del labrador, pero sobre todo porque Dios ha dado su gracia, su sol, su lluvia… Pues así crece dentro de nuestra alma el Reino de Dios.
«Que tu Reino esté en mi corazón»
* * *
El hijo pródigo (I)
Una de las parábolas más bonitas es la del hijo pródigo. En ella Jesús nos habla de lo bueno que es Dios. Cuenta cómo un hijo pidió dinero a su padre y se fue de su casa a un país lejano, donde se lo gastó todo portándose muy mal.
«Que nunca me aleje de mi padre Dios»
* * *
El hijo pródigo (II)
Al quedarse sin nada, se puso a trabajar cuidando cerdos, pues sólo encontró este trabajo. Escuchemos lo que está pensando «¡Cuántos jornalero en casa de mi padre tienen pan abundante, mientras yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti…». Y se puso en viaje para volver a casa de su padre.
Oración del «Padrenuestro»
Padre nuestro,
Que estás en el cielo,
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu voluntad
En la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
Y líbranos del mal.
Amén.
* * *
El hijo pródigo (III)
Cuando su padre le vio llegar, salió corriendo a su encuentro y le abrazó lleno de alegría. El hijo le pidió perdón y el padre, muy contento, le perdonó y le preparó una gran fiesta, porque había vuelto el hijo que creía perdido para siempre.
«Gloria»
Gloria al Padre y al Hijo
Y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
Ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos.
Amén.
* * *
De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 99 a 103
Coordinador: Pedro de la Herrán
Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz
Dibujos: José Ramón Sánchez y Javier Jerez
* * *
por Editorial Casals | 27 May, 2013 | Despertar religioso Historias de la Biblia
El paralítico (I)
Estaba Jesús explicando el Evangelio en casa de unos amigos. La casa estaba llena y no cabía nadie más. Fuera de la casa, estaba un paralítico que había oído hablar de Jesús y deseaba entrar. Unos amigos le ayudaron, metiéndole por una ventana y lo pusieron a los pies de Jesús. Jesús le dijo: «Confía en mí, tus pecados te son perdonados».
«Que yo también te acerque a mis amigos»
* * *

El paralítico (II)
También estaban allí unos fariseos, para ver lo que hacía Jesús y espiarle. Los fariseos pensaron: «Éste miente, pues sólo Dios puede perdonar los pecados». Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: «¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil: perdonar los pecados o curar al paralítico y que ande?». Y para que vieran que es el Hijo de Dios y que puede perdonar los pecados, dijo al paralítico: «¡Levántate, coge tu camilla y vete a casa!». El paralítico se puso en pie muy contento y se fue a su casa.
«Jesús, perdóname cuanto me he portado mal»
* * *
La hija de Jairo (I)
Otro día, Jairo, que era uno de los jefes de la sinagoga, se acercó llorando porque su hija se le estaba muriendo. Jesús le acompañó. Cuando llegó a la casa, la niña ya había muerto, pero Él les dijo a los que lloraban y daban gritos: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino dormida». Algunos se reían de Él. Pero Jesús entró en el cuarto de la niña…
* * *
La hija de Jairo (II)
La cogió de la mano… y la niña resucitó. Como Jesús es Dios, tiene poder sobre la vida y sobre la muerte. No tiene más que mandar. Por eso le bastó decirle a la hija de Jairo: «Niña, ¡levántate!». Y la niña muerta se levantó enseguida y se puso a andar. Y todos quedaron asombrados ante el poder de Jesús.
«Jesús, qué grande es tu poder»
* * *
Multiplicación de los panes
Un día estaba Jesús hablando a mucha gente. Se iba haciendo de noche y estaban lejos de sus casas. Jesús les dijo a los Apóstoles que mandaran a todos sentarse y les dieran de cenar. Pero sólo tenían cinco panes y dos peces. Jesús bendijo los panes y los peces y se multiplicaron de tal manera, que los Apóstoles los repartieron y comieron todos y además sobró.
* * *
Oración «Bendición de la mesa»
El niño Jesús, que nació en Belen,
Bendiga esta mesa y a nosotros también.
* * *
De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 94 a 98
Coordinador: Pedro de la Herrán
Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz
Dibujos: José Ramón Sánchez y Javier Jerez
* * *
por Editorial Casals | 1 May, 2013 | Despertar religioso Historias de la Biblia
El leproso (1)
Jesús hizo muchos milagros. Los milagros son hechos extraordinarios que ningún hombre puede hacer. Sólo puede hacerlos Dios. Cierto día, le salió al encuentro un leproso, uno de esos enfermos con llagas y úlceras que tenían que vivir en cuevas en el campo porque nadie los quería… El pobre leproso, que había oído hablar de la bondad de Jesús de Nazaret, se acercó a Él y le dijo: «Señor, si quieres puedes limpiarme…».
* * *

El leproso (2)
Jesús tuvo pena de él, extendió la mano y le tocó, diciéndole: «¡Quiero, queda limpio!». Y en el mismo instante desapareció la lepra, y su carne se volvió sana y suave como la de un niño. El leproso, loco de alegría, contó a grandes voces por el camino el milagro que le había hecho Jesús.
«Jesús, que yo también sea muy alegre»
* * *
La pesca milagrosa
Un día, Jesús se subió a la barca de Pedro y le dijo que echase las redes al mar para pescar. Pedro le contestó: «Hemos estado toda la noche pescando, sin coger un solo pez… pero si Tú lo dices, echaré la red». Pedro obedece a Jesús, y al subir la red, estaba tan llena de peces que casi se rompía.
«Jesús, que te obedezca siempre»
* * *
Tempestad en el lago
Otro día, Jesús y sus discípulos atravesaban el lago. Era al atardecer y Jesús, cansado de predicar, iba durmiendo en la barca. De pronto se levantó una tormenta terrible y las olas cubrían la barca. Los discípulos se asustaron mucho y lo despertaron diciendo: «Señor, sálvanos, que nos hundimos».
«Que acuda a Ti en todas mis necesidades»
* * *
Jesús calma la tempestad
Jesús les contestó: «¿Por qué tenéis miedo? ¿No sabéis que estoy con vosotros?». Entonces, se levantó y le dijo al viento: «¡Párate!». Inmediatamente, se calmó el viento y el mar quedó en calma, como un espejo. Los discípulos estaban admirados y muy contentos.
* * *
«Oraciones de la noche»
Con Dios me acuesto,
Con Dios me levanto,
Con la Virgen María
Y el Espíritu Santo.
Bajo mi frente,
Junto mis manos,
Porque a Ti yo quiero
Mi corazón ofrecerte.
Cubre mi cama
De sueños buenos,
Llena mi almohada
De angelitos bellos.
* * *
De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 89 a 93
Coordinador: Pedro de la Herrán
Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz
Dibujos: José Ramón Sánchez y Javier Jerez
* * *