La Biblia más infantil: Reyes, el rey Salomón
Absalón y la encina
David tuvo dos hijos, Absalón y Salomón. Absalón no era bueno, y se peleó con su padre porque quería ser el rey. Perdió y, cuando salía huyendo de la ciudad a caballo, se le enredó el pelo en un árbol, pues lo tenía muy largo, y le cogieron prisionero.
«Que no me pelee con nadie»
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El rey Salomón
Cuando David murió, Salomón fue el nuevo rey. Dios, como estaba muy contento con él porque era bueno, le dijo: «Pídeme lo que quieras». Salomón contestó: «Quiero saber mandar bien a tu pueblo». A Dios le gustó que Salomón no fuera egoísta y no pidiera cosas para él. Entonces, además de hacerle sabio, le dio riquezas y le hizo muy poderoso.
«Ayúdame a no ser egoísta»
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El Arca de la Alianza
Salomón hizo el reino muy grande. Construyó el templo de Jerusalén y puso allí el Arca de la Alianza y rezaba ante ella. Y Dios estaba contento porque era obediente. Además, como era muy sabio, hacía justicia muy bien.
«Quiero rezar muy bien y tenerte siempre contento»
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El juicio de Salomón
Había dos mujeres que vivían juntas y tenían cada una un niño recién nacido. Uno se murió, y su madre le quitó el niño a la otra. Empezaron a discutir, porque las dos decían que el niño era suyo. Las llevaron delante de Salomón, que dijo: «Traed la espada, partid al niño por la mitad y dadle un trozo a cada mujer». Una de ellas dijo enseguida: «¡No! ¡Que no maten a mi hijo! Que se lo den a la otra». Entonces Salomón supo que ésta era la verdadera madre e hizo que le entregaran al niño. Cuando la gente se enteró de lo sucedido, daban gracias a Dios por haberles dado un rey tan sabio.
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De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 55 a 58
Coordinador: Pedro de la Herrán
Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz
Dibujos: José Ramón Sánchez y Javier Jerez
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