Virgen del Cisne, más allá del milagro – Película online

Virgen del Cisne, más allá del milagro – Película online

La devoción a la Virgen del Cisne, en Ecuador, se remonta a más de 400 años cuando un grupo de indios de El Cisne, palabra que, según refiere el Dr. Pío Jaramillo Alvarado en su historia de Loja, deriva del vocablo quechua «cuizne» (lugar), viajó hasta Quito para solicitar al célebre artista Diego de Robles una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe similar a la que se veneraba en la iglesia quiteña de Guápulo.

Aparición milagrosa

En 1596 se desató una terrible tempestad que arrasó las tierras de Loja y Zaruma. A causa de la hambruna, Diego de Zorrilla, oidor de la Real Audiencia de Quito, dispuso que los habitantes de El Cisne se retirasen tierra adentro, hacia el cercano pueblo de San Pedro de Chuquiribamba, en busca de protección. Fue entonces que la Virgen Santísima se apareció a los indios para pedirles que permaneciesen en el lugar y levantasen allí una iglesia en su honor.

Viajaron los indios a Quito para encargar la imagen, según se ha dicho, y a su regreso levantaron el templo al que los pobladores pusieron bajo la advocación de Nuestra Señora del Cisne. La talla que se les hizo no fue la pedida sino una réplica igual a la que los españoles veneraban en Cáceres, Extremadura, que mucho agradó a los pobladores. La imagen es morena, con el pelo rizado, pequeñita de estatura, vestida en colores muy vivos y muy milagrera.

A partir de ese momento comenzaron a recibirse gracias y favores marianos, especialmente la tan necesaria lluvia en tiempos de cosecha.

La leyenda

Cuenta la leyenda que salía todos los días a conducir sus rebaños una doncella indígena, inocente y humilde, a quien con frecuencia se le aparecía una hermosa pastorcilla coronada de rosas y aspecto resplandeciente. La pastorcilla, siempre luciendo sencilla indumentaria, no era otra que la Virgen Santísima, que acompañaba a la niña por los campos mientras cuidaba el ganado que pacía y la ayudaba a hilar cuando en horas del medio día la indiecita, fatigada, se tendía a dormir confiadamente bajo la sombra de un árbol.

Otros milagros

En momentos en que los habitantes de El Cisne se trasladaban a San Pedro de Chiuquiribamba se desató otra terrible tempestad. Tanto asustó a los naturales que le pidieron a aquellos que regresaran a su tierra y se llevaran la santa imagen. Así lo hicieron y casi al instante la tormenta se aplacó, por lo que muchos habitantes de la región se declararon esclavos de María Santísima bajo esa advocación.

En otra oportunidad, un peruano, curado milagrosamente de una grave dolencia por la Virgen del Cisne, prometió trasladarse a su santuario para dar gracias. Al llegar a El Cisne y mientras subía la pronunciada cuesta de la Alhaja, comenzó a fatigarse y a sentir una profunda sed. Le faltaron las fuerzas y cayó desmayado y en tan angustiante situación pronunció, con un hilo de voz, la siguiente oración: «Madre mía del Cisne ¿cómo consientes que muera antes de llegar a tu santuario a donde voy a darte gracias por los grandes beneficios que me has otorgado? Dadme agua para salvar mi vida». Acto seguido alzó la cabeza y vio cerca, en el suelo, una ligera mancha de humedad de la que brotó un hilo de agua que empezó a correr hacia él. Con ella aplacó la sed y recuperó las fuerzas siguiendo su peregrinar hasta el santuario, donde cayó de rodillas a los pies de la sagrada imagen, emocionado y agradecido.

El santuario de la Virgen

A 70 km de Loja, se levanta la basílica gótica de la Virgen del Cisne, concurrido centro de peregrinaciones en la cumbre de una montaña. La edificación, iniciada por el P. Ricardo Fernández, fue continuada por los padres oblatos, quienes la tienen a su cargo hasta el día de hoy. El altar mayor, labrado totalmente en oro, es una pieza de inestimable valor artístico y en su parte superior posee el camarín donde la Virgen reposa la mayor parte del año.

La devoción por Nuestra Señora del Cisne -cuyo principal día de veneración es históricamente el 15 de agosto -se extendió por todo el continente, alcanzando incluso puntos tan distantes como Madrid y numerosas ciudades de Norteamérica.

Pío Jaramillo Alvarado: Crónicas y documentos al margen de la
historia de Loja y su provincia
, Ed. Cultura Ecuatoriana, 1974.

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Virgen del Cisne, más allá del milagro (película)

Sinopsis

A una niña pastorcita se le aparece una mujer coronada con flores. La infante le dice que la población en que vive migrará a otro sitio por la sequía. Sin embargo, la extraña figura solicita que edifiquen un santuario y una imagen semejante a ella y, a cambio, las tierras se convertirán en cultivables y libres de plagas. El pueblo comienza a creer en un milagro y cuatro indígenas inician la travesía en busca del escultor que diseñó la efigie.

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Ficha técnica

Título original: Virgen del Cisne – Más allá del milagro

Dirección: Paúl Moreira

País: Ecuador

Año: 2013

Duración: 94 min

Género: Histórica/Religiosa

Intérpretes: Natalia Anda, Karen Salinas, Olsmán Briseño, Marco Simbaña, Diego Robles, Alberto Padilla y Danny Pérez.

Guión: Paúl Moreira.

Producción: Mónica Maldonado

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Películas navideñas para los más pequeños en Youtube

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Con motivo de estas fechas navideñas, os proponemos algunas películas navideñas de dibujos y animación para los más pequeños de la familia que podréis ver online en el portal web YouTube.

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La Parábola del Sembrador: catequesis en vídeo

La Parábola del Sembrador: catequesis en vídeo

Os presentamos el siguiente vídeo que aborda la parábola del sembrador. Se trata de un programa de la realización televisiva «Mi casita sobre la Roca» en el que se aborda la parábola del sembrador. Las canciones, marionetas y personajes hacen de este un material idóneo para niños en sus primeros pasos de iniciación cristiana y en la preparación de su Primera Comunión.

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La parábola del sembrador: vídeo del programa Mi casita sobre la roca

Párabola del sembrador: Evangelio según san Lucas 8, 4-15

En aquel tiempo, se le juntaba a Jesús mucha gente, y viniendo a él de todas las ciudades, dijo en parábola: Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte cayó al borde del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre terreno pedregoso, y después de brotar, se secó, por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron. Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado. Dicho esto, exclamó: El que tenga oídos para oír, que oiga. Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola, y él dijo: A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que viendo, no vean y, oyendo, no entiendan. La parábola quiere decir esto: La simiente es la Palabra de Dios. Los del borde del camino, son los que han oído; después viene el diablo y se lleva de su corazón la Palabra, no sea que crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, la reciben con alegría; pero éstos no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba desisten. Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo de su caminar son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a madurez. Lo que en buena tierra, son los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia.

Parábola del sembrador: Evangelio según san Marcos 4, 1-20

Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: «Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento». Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga». Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. El les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone». Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas? El sembrador siembra la Palabra. Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos. De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben en seguida. Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento».

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Fuentes originales: la empresa familiar Valivan Producciones y EWTN Televisión