San Juan de Capistrano, el Santo de Europa, con recursos audiovisuales

San Juan de Capistrano, el Santo de Europa, con recursos audiovisuales

Juan es uno de los predicadores más famosos que ha tenido la Iglesia Católica, y fue conocido ya en su tiempo como «el Santo de Europa».

Nació en un pueblo llamado Capistrano, en la región montañosa de Italia, en 1386. Fue un estudiante sumamente consagrado a sus deberes y llegó a ser abogado y juez, y gobernador de Perugia. Pero en una guerra contra otra ciudad cayó prisionero. Tuvo un sueño en el que vió a san Francisco de Asís que le llamaba a entrar en la orden franciscana. En la cárcel se puso a meditar y se dio cuenta de que en vez de dedicarse a conseguir dinero, honores y dignidades en el mundo, era mejor dedicarse a conseguir la santidad y la salvación en una comunidad de religiosos, y entró de franciscano.

Como era muy vanidoso y le gustaba mucho aparecer, dispuso vencer su orgullo recorriendo la ciudad cabalgando en un pobre burro, pero montado al revés, mirando hacia atrás, y con un sombrero de papel en el cual había escrito en grandes letras: «Soy un miserable pecador». La gente le silbó y le lanzaron piedras y basura. Así llegó hasta el convento de los franciscanos a pedir que lo recibieran de religioso.

El Padre maestro de novicios dispuso ponerle pruebas muy duras para ver si en verdad este hombre de 30 años era capaz de ser religioso humilde y sacrificado. Lo humillaba sin compasión y lo dedicaba a los oficios más agotadores y humildes, pero Juan en vez de disgustarse le conservó una profunda gratitud por toda su vida, pues le supo formar un verdadero carácter, y lo preparó para enfrentarse valientemente a las dificultades de la vida. Él recordaba muy bien aquellas palabras de Jesús: «Si el grano de trigo no cae en tierra y no muere, se queda sin producir fruto, pero si muere producirá mucho fruto» (Jn 12, 24).

A los 33 años fue ordenado de sacerdote y luego, durante 40 años recorrió toda Europa predicando con enormes éxitos espirituales. Tuvo por maestro de predicación y por guía espiritual al gran san Bernardino de Siena, y formando grupos de seis y ocho religiosos se distribuyeron primero por toda Italia, y después por los demás países de Europa predicando la conversión y la penitencia.

Juan tenía que predicar en los campos y en las plazas porque el gentío tan enorme no cabía en las iglesias.

Su presencia de predicador era impresionante. Flaco, pálido, penitente, con voz sonora y penetrante; un semblante luminoso, y unos ojos brillantes que parecían traspasar el alma, conmovía hasta a los más indiferentes. La gente lo llamaba «el padre piadoso», «el santo predicador». Vibraba en la predicación de las verdades eternas. La gente al verlo y oírlo recordaba la figura austera de San Juan Bautista predicando conversión en las orillas del río Jordán. Y les repetía las palabras del Bautista: «Raza de víboras: tienen que producir frutos de conversión. Porque ya está el hacha de la justicia divina junto a la vida de cada uno, y árbol que no produce frutos de obras buenas será cortado y echado al fuego» (Lc 3, 7).

Muchos pedían a gritos la confesión, prometiendo cambiar de vida y estallaban en llanto de arrepentimiento. Las gentes traían sus objetos de superstición y los libros de brujería y otros juegos y los quemaban en públicas hogueras en la mitad de las plazas. Muchos jóvenes al oírlo predicar se proponían irse de religiosos. En Alemania consiguió 120 jóvenes para las comunidades religiosas y en Polonia 130. Sus sermones eran de dos y tres horas, pero a los oyentes se les pasaba el tiempo sin darse cuenta. Atacaba sin miedo a los vicios y malas costumbres, y muchísimos, después de escucharle, dejaban sus malas amistades y las borracheras. Después de predicar se iba a visitar enfermos, y con sus oraciones y su bendición sacerdotal obtenía innumerables curaciones.

Juan convertía pecadores no sólo por su predicación tan elocuente y fuerte, sino por su gran espíritu de penitencia. Dormía pocas horas cada noche. Vestía siempre trajes sumamente pobres. Comía muy poco, y siempre alimentos burdos y nunca comidas finas ni especiales. Una artritis muy dolorosa lo hacía cojear y dolores muy fuertes de estómago lo hacían retorcerse, pero su rostro era siempre alegre y jovial. En su cuerpo era débil pero en su espíritu era un gigante. Después de muerto reunieron los apuntes de los estudios que hizo para preparar sus sermones y suman 17 gruesos volúmenes.

La Comunidad Franciscana lo eligió por dos veces como Vicario General, y aprovechó este altísimo cargo para tratar de reformar la vida religiosa de los franciscanos, llegando a conseguir que en toda Europa esta Orden religiosa llegara a un gran fervor.

Muchos se le oponían a sus ideas de reformar y de volver más fervorosos a los religiosos. Y lo que más lo hacía sufrir era que la oposición venía de sus mismos colegas en el apostolado. Se cumplía en él lo que dice el Salmo: «Aquel que comía conmigo el pan en la misma mesa, se ha declarado en contra de mí».

Pero esas incomprensiones le sirvieron para no dedicarse a buscar las alabanzas de las gentes, sino las felicitaciones de Dios. Él repetía la frase de san Pablo: «Si lo que busco es agradar a la gente, ya no seré siervo de Cristo».

Juan tenía unas dotes nada comunes para la diplomacia. Era sabio, era prudente, y medía muy bien sus juicios y sus palabras. Había sido juez y gobernador y sabía tratar muy bien a las personas. Por eso cuatro Pontífices (Martín V, Eugenio IV, Nicolás V y Calixto III) lo emplearon como embajador en muchas y muy delicadas misiones diplomáticas y con muy buenos resultados. Tres veces le ofrecieron los Sumos Pontífices nombrarlo obispo de importantes ciudades, pero prefirió seguir siendo humilde predicador, pobre y sin títulos honoríficos.

Cuarenta años llevaba Juan predicando de ciudad en ciudad y de nación en nación, con enormes frutos espirituales, cuando a la edad de 70 años lo llamó Dios a que le colaborara en la liberación de sus católicos en Hungría. Y fue de la siguiente manera.

En 1453 los turcos musulmanes se habían apoderado de Constantinopla, y se propusieron invadir a Europa para acabar con el cristianismo. Y se dirigieron a Hungría. Las noticias que llegaban de Serbia, nación invadida por los turcos, eran impresionantes. Crueldades salvajes contra los que no quisieran renegar de la fe en Cristo, y destrucción de todo lo que fuera cristiano católico. Entonces Juan se fue a Hungría y recorrió toda la nación predicando al pueblo, incitándolo a salir entusiasta en defensa de su santa religión. Las multitudes respondieron a su llamado, y pronto se formó un buen ejército de creyentes.

Los musulmanes llegaron cerca de Belgrado con 200 cañones, una gran flota de barcos de guerra por el río Danubio, y 50.000 terribles jenízaros de a caballo, armados hasta los dientes. Los jefes católicos pensaron en retirarse porque eran muy inferiores en número. Pero fue aquí cuando intervino Juan de Capistrano. El gran misionero salvó a la ciudad de Bucarest de tres modos.

El primero, convenciendo al jefe católico Hunyades a que atacara la flota turca que era mucho más numerosa. Atacaron y salieron vencedores los católicos.

El segundo, fue cuando ya los católicos estaban dispuestos a abandonar la fortaleza de la ciudad y salir huyendo. Entonces Juan se dedicó a animarlos, llevando en sus manos una bandera con una cruz y gritando sin cesar: Jesús, Jesús, Jesús. Los combatientes cristianos se llenaron de valor y resistieron heroicamente. Y el tercer modo, fue cuando ya Hunyades y sus generales estaban dispuestos a abandonar la ciudad, juzgando la situación insostenible, ante la tremenda desproporción entre las fuerzas católicas y las enemigas, Juan recorrió todos los batallones gritando entusiasmado: «Creyentes valientes, todos a defender nuestra santa religión». Entonces los católicos dieron el asalto final y derrotaron totalmente a los enemigos que tuvieron que abandonar aquella región.

Jamás empleó armas materiales. Sus armas eran la oración, la penitencia y la fuerza irresistible de su predicación.

Las gentes decían que aquellos cuarteles de guerreros más parecían casas de religiosos que campamentos militares, porque allí se rezaba y se vivía una vida llena de virtudes. Todos los capellanes celebraban cada día la santa misa y predicaban. Muchísimos soldados se confesaban y comulgaban. Y los militares repetían en sus batallones: «Tenemos un capellán santo. Hay que portarse de manera digna de este gran sacerdote que nos dirige. Si nos portamos mal no vamos a conseguir victorias sino derrotas». Y los oficiales afirmaban: «Este padrecito tiene más autoridad sobre nuestros soldados, que el mismo jefe de la nación».

Mientras los católicos luchaban con las armas en Hungría, el Sumo Pontífice hacía rezar en todo el mundo el Ángelus (o tres Avemarías diarias) por los guerreros católicos y la Santísima Virgen consiguió de su Hijo una gran victoria. Con razón en Budapest le levantaron una gran estatua a san Juan de Capistrano, porque salvó la ciudad de caer en manos de los más crueles enemigos de nuestra santa religión.

Y sucedió que la cantidad de muertos en aquella descomunal batalla fue tan grande, que los cadáveres dispersados por los campos llenaron el aire de putrefacción y se desató una furiosa epidemia de tifus. San Juan de Capistrano había ofrecido a Dios su vida con tal de conseguir la victoria contra los enemigos del catolicismo, y Dios le aceptó su oferta. El santo se contagió de tifus y, como estaba tan débil a causa de tantos trabajos y de tantas penitencias, murió el 23 de octubre de 1456.

Artículo original en Amor Eterno

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Nuestro santo en la red

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Estampa de san Juan de Capistrano

Estampa de san Juan de Capistrano

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Recursos audiovisuales

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Catequesis «¡Somos novios!»

Catequesis «¡Somos novios!»

Es importante preguntarse si es posible amarse «para siempre». Ésta es una pregunta que debemos hacer: ¿es posible amarse «para siempre»? Muchas personas hoy tienen miedo de hacer opciones definitivas. Un joven decía a su obispo: «Yo quiero llegar a ser sacerdote, pero sólo por diez años». Tenía miedo a una opción definitiva. Pero es un miedo general, propio de nuestra cultura. Hacer opciones para toda la vida, parece imposible. Hoy todo cambia rápidamente, nada dura largamente. Y esta mentalidad lleva a muchos que se preparan para el matrimonio a decir: «estamos juntos hasta que dura el amor», ¿y luego? Muchos saludos y nos vemos. Y así termina el matrimonio. ¿Pero qué entendemos por «amor»? ¿Sólo un sentimiento, uno estado psicofísico? Cierto, si es esto, no se puede construir sobre ello algo sólido. Pero si en cambio el amor es una relación, entonces es una realidad que crece, y podemos incluso decir, a modo de ejemplo, que se construye como una casa. Y la casa se construye juntos, no solos. Construir significa aquí favorecer y ayudar el crecimiento. Queridos novios, vosotros os estáis preparando para crecer juntos, construir esta casa, vivir juntos para siempre. No queréis fundarla en la arena de los sentimientos que van y vienen, sino en la roca del amor auténtico, el amor que viene de Dios.

SS Francisco, Discurso a las parejas de novios que se preparan para el matrimonio, Plaza de San Pedro, viernes, 14 de febrero de 2014.

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Os presentamos esta sesión de catequesis para novios elaborada por Javier González Ramírez orientada a los jóvenes. En ella se pretende que los asistentes descubran el sentido cristiano del noviazgo, para los que se propone al catequista u orientador una dinámica, una charla, una serie de compromisos y otros materiales para que sean meditados por los asistentes a la sesión. Este material ha sido publicado en el libro titulado Un proceso de Formación para los Grupos Juveniles 1 por la Editorial San Pablo y lo ofrece la Pastoral Juvenil de Monterrey (México), para su uso sin ánimo de lucro.

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1. Objetivo

Descubrir el sentido cristiano del noviazgo.

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2. Dinámica: «Puntos de vista»

Partimos de la experiencia

A. Grupos pequeños

Se le encomienda a cada grupo un tema de reflexión sobre el noviazgo para que den sus puntos de vista. Sugerimos cuatro temas de reflexión con las siguientes preguntas:

Tema 1: El sentido cristiano del noviazgo

  • ¿Cuál es la preocupación fundamental de los novios durante el noviazgo?
  • ¿Qué es lo que más les interesa?
  • ¿Creen que el noviazgo sea un tiempo importante en la vida de los jóvenes? ¿Por qué?
  • ¿Qué sentido tiene el noviazgo?

Tema 2: La edad y la duración del noviazgo

  • ¿A qué edad conviene tener novio?
  • ¿Qué opinan de los que se casan a los dos o tres meses de novios?
  • ¿Qué opinan de los que duran muchos años de novios?

Tema 3: La elección de novio(a)

  • ¿Qué criterios se siguen generalmente para la elección del novio(a)?
  • ¿Qué cualidades debe tener el novio(a)?
  • ¿Es importante hacer una buena elección? ¿Por qué?

Tema 4: el noviazgo y los padres de familia

  • ¿Qué errores cometen frecuentemente los padres de familia con sus hijos que tienen novios?
  • ¿Qué deberían hacer los padres de familia durante el noviazgo de sus hijos?

B. Plenario

Cada grupo expone el tema que reflexionó al resto de los participantes. Al final se pueden hacer preguntas, aclaraciones y comentarios sobre los temas tratados.

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3. Buscamos luz sobre el tema

Charla: sentido cristiano del noviazgo

El noviazgo no es un pasatiempo o una diversión; es una etapa importante en la vida de los jóvenes.

A. El noviazgo es un tiempo para conocerse

  • El noviazgo es una escuela en la que los novios han de aprender a conocerse. Un conocimiento profundo que va más allá de las apariencias. Conocerse como son, con sus cualidades y defectos.
  • Conocerse para saber tratarse y comprenderse, no obstante que sean diferentes. Conocerse para ayudarse mutuamente, para compartir con confianza los anhelos, proyectos, esperanzas y temores. Conocerse para que midan si pueden o no contraer el importante compromiso de formar responsablemente un hogar.
  • Los novios deberían aprovechar sus encuentros y salidas para conocerse más: conocer la forma de ser y de pensar del otro, conocer su familia, sus amigos, etc.

B. El noviazgo es un tiempo para amarse

  • Por el amor los novios se sienten atraídos y empiezan a relacionarse. Este amor tiene su origen en Dios, que es la fuente del amor. El noviazgo es una llamada de Dios a vivir el amor en su dimensión humana y cristiana. -Un amor que no es egoísmo. Un amor que se traduce en respeto, generosidad, servicio, sacrificio.
  • Desgraciadamente muchos consideran el noviazgo como una aventura amorosa, como un flirteo, donde lo único que predomina es el coqueteo, el placer y la pasión. Son noviazgos de diversión y entretenimiento que no fomentan el amor verdadero.

C. El noviazgo es un tiempo de preparación para el matrimonio

  • La meta del noviazgo es el matrimonio. En el noviazgo se construye el amor que ha de unir a los esposos para toda la vida.
  • La felicidad del hogar se fragua en el noviazgo. El noviazgo es, por tanto, un compromiso serio y trascendente que nunca debe tomar. se a la ligera.
  • Un problema: la edad para el noviazgo. Si la meta del noviazgo es el matrimonio, no tiene sentido el noviazgo de adolescentes. El noviazgo exige madurez y reflexión.
  • Otro problema: la elección del novio(a). Muchos problemas de la vida matrimonial arrancan de no haber elegido bien al novio.
  • Para elegir al novio no hay que quedarse en los aspectos externos (dinero, belleza física, etc.); hay que fijarse en las cualidades del corazón (comprensión, espíritu de trabajo, capacidad de diálogo, servicialidad, religiosidad, etc.).

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4. Nos comprometemos

Compromisos

  • Tomar el noviazgo con seriedad y formalidad.
  • Saber elegir al novio(a).
  • No «jugar» con los sentimientos de las personas.
  • «Meter a Dios en el noviazgo»: Ir a Misa juntos, orar juntos, hacer un apostolado común, etc.

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5. Materiales complementarios

Poema «En-amor-a-dos»

Señor, tu amor nos invade.
Te haces presente en el agua, en la flor,
en la música, en el aire, en la luz…
Un día tu amor, tu amor de enamorado, llegó al colmo;
te hiciste hombre como nosotros.
¡Una sola carne con nosotros!
Acertaste. ¡Vaya que acertaste!
Has logrado que quien se enamore de ti
te vea en todas partes, te sienta en todo.

Tu amor fue una locura, y tu locura ha contagiado.
Nos amas con todo el corazón, con toda el alma,
con todo tu ser… ¡Y así te gusta que nos amemos!
En esto del amor sí que diste en el clavo.
Diste contento a todos, nos nivelaste a todos…
¡Todos podemos amar a tope
sin pisar los derechos de nadie!

¡Qué maravilla es el hombre! ¡Qué maravilla la mujer!
El amor entre los dos
es lo más grandioso que has hecho.
Lo más maravilloso de cada uno.
Lo más maravilloso de los dos en uno.
Lo más maravilloso de ti… en cada uno.

En los dos hecho uno…
Para dos que se aman así, todo y nada es banal,
todo les parece inútil e importante,
todo lo ven desde su amor.

Cuando dos se dicen «te quiero»,
tu repites lo de «hágase la luz»,
y das, como beso de amor, un nuevo soplo de vida.
Y ríes a carcajadas. Y palmoteas de satisfacción.
Es que lo que mejor te ha salido de todo es el amor.

Y sueñas, siempre sueñas en el amor.
Te dices a ti mismo: en mi siembra de amor,
empezarán en-amor-a-dos.
Y cuando lo hayan experimentado plenamente
seguirán en-amor-a-(to)dos…
Y siempre, siempre en-amor a-d(i)os.

Quizás, algún día, Señor, veamos en cada árbol
miles de corazones, flechas, nombres…
y en medio tú.

Nunca te pondrás celoso
porque el hombre y la mujer se quieran tanto,
hasta la pasión, si su amor es verdadero.

Seguro que te gusta, Señor. Lo que no te gusta
es que pongamos alambradas al corazón
Señor, acrecienta el amor de los que se aman.
Y, a todos, haznos amar a los otros,
a las cosas, a Ti, con corazón… de enamorados.

Alfonso Francia.

Plegaria de los novios

Somos novios; Señor, y nos queremos mucho. Hace tiempo nos encontramos y nos reconocimos, como si siempre nos hubiéramos buscado.

Qué experiencia maravillosa, para cada uno, sentirse elegido, preferido sin saber de todo por qué.

Sentimos tu presencia, Señor, y te damos gracias por haber hecho posible este amor.

Queremos no olvidarte:
para que seamos abiertos y sinceros;
para que busquemos el bien y la alegría del otro con comprensión;
para que nos esforcemos en cambiar
y ofrecemos cada uno lo mejor de sí mismo;
para que el deseo y la pasión no ahoguen el amor;
para que juntos forjemos un ideal-vocación
para la vida y nos unamos para alcanzarlo.

Un día, Señor, pensamos sellar para siempre nuestro amor con el sacramento del matrimonio. Que nuestro noviazgo sea un camino de maduración y seamos conscientes del compromiso mutuo que asumiremos.

Amén.

Decálogo de los novios

  1. Amarse de todo corazón sin excluir a Dios y a los demás.
  2. No tomar en vano el nombre del amor, ni profanarlo con el egoísmo.
  3. Santificar el noviazgo con miras a un hogar humano y santo.
  4. Seguir amando a los padres, pero sin dejarlos que lancen dardos que hieren y separan.
  5. No matar la ilusión de la paternidad responsable, ni dejarse ilusionar por nada extra matrimonial que divida y disuelva el mutuo amor.
  6. Conservar la castidad propia del noviazgo, que prepare para la castidad matrimonial.
  7. No robar modelos imperfectos y podridos de la pantalla, de las novelas, de la vida real.
  8. No creer calumnias ni chismes que destruyen el hogar, separan los corazones, y terminan separando los cuerpos de los esposos.
  9. No desear sino lo que acerca y une, y buscar cuanto da fuerza y santifica el amor y la unión entre los esposos con los hijos y con todos.
  10. No codiciar ni aspirar a más de lo que da la vida y puede brotar de la realidad económica y física del propia matrimonio.

Javier González Ramírez:
Un proceso de Formación para los Grupos Juveniles 1,
Tema 10
, Editorial San Pablo.

Dinámicas para fomentar las relaciones humanas en la catequesis

Dinámicas para fomentar las relaciones humanas en la catequesis

Luego vienen la pubertad y la adolescencia, con las grandezas y los riesgos que presenta esa edad. Es el momento del descubrimiento de sí mismo y del propio mundo interior, el momento de los proyectos generosos, momento en que brota el sentimiento del amor, así como los impulsos biológicos de la sexualidad, del deseo de estar juntos; momento de una alegría particularmente intensa, relacionada con el embriagador descubrimiento de la vida. Pero también es a menudo la edad de los interrogantes más profundos, de búsquedas angustiosas, incluso frustrantes, de desconfianza de los demás y de peligrosos repliegues sobre sí mismo; a veces también la edad de los primeros fracasos y de las primeras amarguras. La catequesis no puede ignorar esos aspectos fácilmente cambiantes de un período tan delicado de la vida. Podrá ser decisiva una catequesis capaz de conducir al adolescente a una revisión de su propia vida y al diálogo, una catequesis que no ignore sus grandes temas, —la donación de sí mismo, la fe, el amor y su mediación que es la sexualidad—.

San Juan Pablo II, Catechesi Tradendae n. 38.

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En este artículo recopilamos una serie de veintitrés dinámicas útiles para utilizar en las sesiones de catequesis de postcomunión y en la preparación del sacramento de la Confirmación. Su objetivo fundamental es fomentar las relaciones humanas entre los catecúmenos que forman el grupo, ayudándolos a relacionarse entre ellos, a conocerse a ellos mismos y a estar más dispuestos a recibir el mensaje evangélico.

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1. La tempestad

2. Fulano se comió un pan en las calles de…

3. Números

4. Las frutas están en la canasta

5. Las frutas

6. El teléfono escacharrado

7. Representaciones

8. La argolla

9. La risa

10. El rey manda

11. Quien se fue a Sevilla, perdió su silla

12. El naufrago

13. El correo llega

14. Encontrar su pareja

15. Zoológico de caramelos

16. Zapatos

17. Nombres diferentes

18. Penitencias

19. La patata caliente

20. Laberinto humano

21. La cuerda en la botella

22. El limón

23. El encuentro

 

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1. La tempestad

Materiales necesarios: sillas colocadas en círculo (no debe sobrar ninguna).

Todos los participantes forman un círculo con sus respectivas sillas. Quien dirija la dinámica se coloca a la mitad y dice:

—Un barco en medio del mar, viaja a rumbo desconocido. Cuando yo diga ola a la derecha, todos cambian de puesto a la derecha; cuando yo diga, ola a la izquierda, todos cambian de puesto hacia la izquierda, cuando yo diga tempestad, todos deben cambiar de puesto, mezclándose en diferentes direcciones.

Se dan varias órdenes, intercambiando a la derecha y a la izquierda; cuando se observe que los participantes estén distraídos, el dirigente dice: “Tempestad”.

A la segunda o tercera orden el dirigente ocupa un puesto aprovechando la confusión, quedando un participante sin puesto, este debe entonces pasar a dirigir la dinámica.

Si el participante queda tres veces sin puesto, se le impone una “penitencia”.

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2. Fulano se comió un pan en las calles de…

Materiales necesarios: sillas colocadas en círculo.

Los participantes se ubican en sus sillas formando un círculo.

Quien dirige la dinámica dice:

—Fulano se comió un pan en las calles de (nombre de tu ciudad o pueblo).

El aludido contesta:

—¿Quién, yo?

Y responden:

—Sí, tú.

Al tiempo que este contesta:

—Pero yo no fui.

Acto seguido, se pregunta:

—Entonces, ¿quién?

A la cual él o ella responde de nuevo dando el nombre de otro participante:

—¡Fue fulanito!

Así pues, se repite el dialogo anterior, hasta que todos sean nombrados.

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3. Números

Se forma una ronda con todos los participantes, los participantes deben estar siempre en movimiento, es decir, caminando.

Quien dirige la dinámica da la orden: “una pareja”, “dos parejas”, tres, cuatro, etc.

Al escuchar la orden, los participantes deben tomarse de la mano. La persona que quede sin pareja o si se equivoca de número sale de la dinámica.

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4. Las frutas están en la canasta

Los participantes deben colocarse en círculo con sus respectivas sillas.

El asesor del grupo se dirige a algunos de los participantes y les dice:

—Limón, piña, lechosa.

El aludido debe decir el nombre de la persona que está a su derecha. Luego se dirige a otro participante:

—Melocotón, manzana, pera.

Y este deberá decir el nombre del compañero que está a la izquierda.

La orden deberá decirse varias veces y a diferentes participantes. Cuando se observe que están distraídos y se han nombrado a todos se dice en voz alta:

—Las frutas están en la canasta.

Luego, todos los participantes deberán cambiar de lugar mezclándose en todas las direcciones pues no está permitido que nadie se quede en su puesto original.

La orden: “las frutas están en la canasta”, tras repetirse 2 o 3 veces, indica a aquel que está dirigiendo la dinámica que ocupe una silla y continúa la dinámica reemplazando a la persona que quedo sin ella.

A cada participante se le da el nombre de tres frutas o tres veces el nombre de una misma fruta.

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5. Las frutas

Puede hacerse al aire libre o en el salón, el objetivo es ver la relación que hay entre comprador y vendedor.

Se divide el grupo en dos equipos de 6 personas.

A un equipo se le da el nombre de frutas diferentes (comprador), el otro equipo no sabe el nombre de las frutas (es el vendedor) y lo tienen que adivinar cuando vayan los compradores a solicitarla.

“Los compradores” serán 2 personas escogidas de los que quedaron fuera de los 12. Uno será de modales bruscos y otro de modales correctos. Estos deben simular la compra de las frutas y acertar de que fruta se trata mediante un dialogo de compraventa, adivinando los nombres de las frutas (el dialogo se deja a la creatividad de los participantes).

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6. El teléfono escacharrado

Se trata de descubrir barreras en la comunicación.

Se divide el grupo en dos equipos (también puede hacerse un solo grupo en círculo).

Al primero de la fila (o del círculo) se le da un mensaje al oído a fin de que lo vaya transmitiendo en secreto correctamente. Luego se pregunta en voz alta al último de cada fila (o del círculo) cuál fue el mensaje que se le comunico.

Se compara, entonces, con el mensaje real transmitido.

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7. Representaciones

Cada participante recibe un papel de un color específico con una silaba o palabra. Los de papeles del mismo color han de reunirse y combinarlas, y así obtener el título de una canción o el nombre de una acción.

Si le sale una acción, por ejemplo “paseo por la montaña”, debe de representarlo con mímica.

Los demás deberán adivinar la acción que está representando.

Si le sale una canción, por ejemplo “Pescador de hombres” el grupo se reúne, ensaya y la canta.

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8. La argolla

Los participantes se dividen en dos equipos de igual cantidad, formando líneas o filas alternando chicos y chicas.

Cada participante tiene un palito en la boca y el primero de cada fila un anillo.

Se trata de ir pasando el anillo o argollita de palito en palito, sin dejarlo caer y sin tocarlo, hasta el final de la fila.

Gana el equipo que lo haga en menor tiempo.

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9. La risa

Los participantes se separan en dos filas iguales, una frente a la otra, a una distancia de unos dos metros.

Quien dirija la dinámica tira al centro una moneda o algo de dos colores.

Si cae cara o un color especifico los participantes de una fila deben permanecer serios y los de la otra deben reír fuerte y hacer morisquetas.

Los que ríen cuando deben estar serios salen de la fila y se continúa.

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10. El rey manda

Quien dirija la dinámica hace las veces de rey todos los demás formaran un equipo.

Cada equipo elige un nombre a fin de favorecer la animación de la dinámica.

Cada equipo elige a un representante y este será el único que servirá al rey acatando sus órdenes.

Si el rey pide, por ejemplo, un reloj, el representante de cada equipo trata de conseguir el reloj en su equipo a fin de llevarlo prontamente al rey.

El rey sólo recibe el regalo del primero que lo entregue.

Al final gana el equipo que haya suministrado más objetos.

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11. Quien se fue a Sevilla, perdió su silla

Se colocan sillas en dos filas, una menos del total de participantes juntando los respaldos.

Todos se sientan y mientras suena la música todos deben bailar a su alrededor.

Cuando la música cesa a la señal del que dirige, toman asiento.

Quien se quede sin silla, sale de la dinámica.

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12. El naufrago

Uno es el capitán, que dirigirá la dinámica. Todos los demás serán tripulantes.

El barco va a naufragar y todos deben seguir las órdenes del capitán.

Según el número de participantes se nombrará a dos ayudantes que tirarán al mar a los que se equivoquen, de esa manera salen de la dinámica.

El barco se hunde y el capitán dice:

—Haced grupos de 8, de 7, de 6, etc.

Todos los que queden fuera de un grupo salen de la dinámica.

Es necesario hacer reflexiones que sirvan para aplicarlas a diversas actitudes ante la vida.

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13. El correo llega

Esta dinámica se puede realizar de pie o sentado.

Quien dirige la dinámica dice:

—Llegó el correo para los que tienen: zapatos, reloj, etc.

Los aludidos deben cambiar de sitio rápido

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14. Encontrar su pareja

Los participantes varones se colocan en círculo y en el centro las niñas.

La cantidad de varones alrededor será uno más que el de las niñas.

Los círculos se mueven en direcciones opuestas bailando al son de la música. Cada varón sale a buscar pareja.

El que se quede dos veces sin pareja tiene que pagar penitencia.

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15. Zoológico de caramelos

Los participantes se sientan en círculo. En una mesa en el centro se colocan los caramelos.

El dirigente susurra en el oído de cada persona el nombre de un animal diferente, pero uno de los nombres se dará a varios participantes.

En el momento en que el dirigente dice en voz alta el nombre de un animal, la persona con ese nombre corre y toma un caramelo.

Cuando quede un caramelo, se dice el nombre del animal que tiene varios participantes estos correrán para tratar de agarrarlo.

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16. Zapatos

Todos los participantes se quitan los zapatos.

El dirigente los amarra en parejas distintas.

Los participantes están a 5 m de distancia.

Cuando se da la señal todos van a buscar sus zapatos, se los ponen y el último que llegue tiene su penitencia.

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17. Nombres diferentes

Se forma un círculo con todos los participantes.

El animador dará un nombre a cada participante: este nombre es el de uno de los integrantes del grupo.

Cuando dice: “Salga Fulano” y sale el verdadero Fulano y no al que se le dio ese nombre, sale de la dinámica.

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18. Penitencias

Se forma un círculo con todos los participantes.

A cada participante se le pide que le marque una penitencia al compañero de la derecha, la escriba en un papel y al final coloque su nombre.

Cuando todos hayan terminado, el animador recoge los papeles, y les explica a los participantes que cada quien tiene que hacer la penitencia que escribió.

Al final se da la moraleja: no le hagas al otro que no quieres que te hagan a ti.

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19. La patata caliente

Se hace un circulo con los participantes, ya sean sentados o en pie.

Se elige a un participante y se le entrega una pelota o cualquier otro objeto.

El animador se coloca de espalda al grupo y va diciendo: “¡patata caliente!”.

La pelota u objeto va rotando entre todos.

De repente dice: “¡se quemó!”… y la persona que en ese momento tenga la pelota pierde, y si se queda dos veces con la misma tiene penitencia.

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20. Laberinto humano

Todos en círculo agarrados de las manos.

Quien dirige va a ser la punta y empieza a pasar por arriba, por abajo, por donde quiera. Sin soltarse de las manos todos lo siguen.

Cuando todos estén enredados, se pide que se vuelva a la posición inicial, sin soltarse.

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21. La cuerda en la botella

Se hace un círculo todos de pie, se elige una persona y se le amarra en la parte de atrás del pantalón (en el ojal) una cuerda pequeña, y se le pide que introduzca la punta de la cuerda en la botella.

Si en un minuto no logra hacerlo tiene penitencia.

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22. El limón

Se forman dos grupos: se coloca en fila un grupo frente a otro y en el medio se coloca un limón.

El primero de cada fila corre hacia atrás y pasa por el medio de las piernas de los otros participantes.

El primero que llegue, agarra el limón y lo deja ahí, y se coloca de último en la fila.

Así van pasando todos.

El equipo que más veces agarre el limón gana.

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23. El encuentro

Varios participantes en pie o sentados en círculo, pero un poco separados.

Dos participantes vecinos agarran cada uno un objeto.

El animador, de espalda y sin ver, ordena que comience la dinámica.

Cada objeto pasa de mano en mano, pero en dirección opuesta.

De repente se ordena que se vuelvan los objetos en dirección contraria (la señal puede darse a través de una palmada).

La dinámica termina cuando alguien queda con los dos objetos: se le marca penitencia.

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Colección de juegos y dinámicas de catequesis para niños

Colección de juegos y dinámicas de catequesis para niños

En este artículo recogemos una amplia colección de actividades dirigidas especialmente a los coordinadores de grupos de niños de primera comunión, y que pueden ser de especial interés para aplicar en sus sesiones de catequesis. Recopilamos, de diversas fuentes, dieciocho juegos y cuarenta y seis ejemplos de dinámicas para desarrollar. También son muy adecuadas para animadores de catequesis familiar y para padres que quieran trabajar actitudes, valores y conocimientos cristianos con sus hijos.

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Juegos

  1. Cazar al ruidoso
  2. Dibujos en equipo
  3. El pitador
  4. La batalla de los globos
  5. Matamoscas
  6. Rescate del tesoro
  7. Una torre alta, firme y segura
  8. Relévame I
  9. Relévame II
  10. La caza de la culebra
  11. El supermercado
  12. Agarrar las cintas
  13. Las banderas
  14. Cinchada en cruz
  15. Dos lineas y un pañuelo
  16. Fútbol revisión
  17. ¡Me mató!
  18. Fútbol loco

Dinámicas

  1. Junto a mi casa vive un señor que no cree
  2. Cabeza y cola
  3. Dramatizaciones bíblicas
  4. Dramatizaciones para analizar la realidad
  5. El bautismo de emergencia
  6. Venimos de Jerusalén
  7. La biblia incompleta
  8. La biblioteca del catequista
  9. Un profeta
  10. Hablando con los personajes de la Biblia
  11. El personaje desconocido
  12. Béisbol bíblico
  13. Bolsita de sorpresas
  14. Alcance la estrella
  15. Coleccionando estrellas
  16. Orden del día
  17. Descubriendo a los personajes de la Biblia
  18. Qué me pueden decir
  19. Qué tenemos en común
  20. Adivina del personaje
  21. Los libros de la Biblia
  22. Contenido de los libros de la Biblia
  23. Por qué se llaman así
  24. A quién te pareces
  25. Dones y frutos del Espíritu Santo
  26. Contenido de los libros de la Biblia II
  27. Jesucristo es…
  28. Mis carismas
  29. Tus carismas
  30. Dones, carismas y ministerios
  31. El cofre espiritual
  32. Jesucristo: palabras y obras
  33. Los siete sacramentos
  34. En mi parroquia hay… (sacramentos)
  35. Se iba a celebrar un bautismo, pero…
  36. Ministerios para la celebración eucarística
  37. El baúl de las oraciones
  38. Teología de los sacramentos
  39. En mi parroquia hay un señor que… (mandamientos)
  40. Mi madrina
  41. La señora Caridad
  42. Escuchando problemas
  43. Uno, dos, tres, cristianos
  44. Dones y frutos del espíritu santo
  45. María nuestra patrona
  46. Libros y personajes

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Juegos

Cazar al ruidoso

Objetivos: Ayudar a los niños a ganar confianza en sus movimientos aunque no vean nada.

Materiales: Tantos pañuelos como chicos haya menos uno

Desarrollo: Todos los niños con los ojos vendados menos uno que es el «ruidoso», al que intentan cazar los demás, el primero que lo hace, pasa a hacer de «ruidoso». El «ruidoso» se desplaza lentamente y haciendo distintos ruidos. Se marca una zona determinada de la que no se puede salir.

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Dibujos en equipo

Objetivos: Incentivar la capacidad creativa y la rapidez de pensamiento.

Materiales: Un lápiz por equipo. 5 o más pliegos de papel por equipo.

Desarrollo: Se forman equipos según el número de participantes y el material que se disponga (se recomienda no más de 6 por equipo ). Estos equipos se forman en fila, un equipo junto al otro, dónde el primero de cada fila tiene un lápiz. Frente a cada equipo, a unos 7-10 metros se coloca un pliego de papel u hoja grande. El juego comienza cuando el animador nombra un tema, por ejemplo «la ciudad», luego el primero de cada fila corre hacia el papel de su equipo con un lápiz en la mano y comienza a dibujar sobre el tema nombrado, en este caso «la ciudad», luego de más o menos 10 segundos el animador grita «ya» y los que estaban dibujando corren a entregar el lápiz al segundo de su fila que rápidamente corre a continuar el dibujo de su equipo, luego de más o menos 10 segundos…

El juego termina cuando el animador lo estime y se le otorgan puntos al equipo que mejor dibujó sobre el tema nombrado.

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El pitador

Objetivos: Agilizar los sentidos

Materiales: Un silbato

Desarrollo: Un jugador se coloca en el centro de un gran círculo, con los ojos vendados y un silbato colgado de la cintura. Un equipo, partiendo de cualquier punto del borde del círculo, trata de acercarse para tocar el silbato sin ser oído.

Si el jugador del centro toca al jugador que se acerca éste último queda eliminado.

Este es un juego muy reposado que exige silencio absoluto por parte de los que no están participando; de lo contrario el juego pierde interés.

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La batalla de los globos

Objetivos: Fomentar la libertad de movimiento y la competencia.

Materiales: Un globo por participante.

Desarrollo: Cada uno de los participantes tendrá un globo inflado amarrado en uno de sus tobillos de forma que quede colgando aprox. 10 cm. El juego consiste en tratar de pisar el globo del contrincante sin que le pisen el suyo. Al participante que le revientan el globo queda eliminado.

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Matamoscas

Objetivos: Fomentar la cooperación.

Desarrollo: Todos los chicos se ubican en un extremo de un terreno previamente delimitado. El animador nombra a un participante que se ubicará en el medio del terreno, a su indicación todos los participantes deberán correr hacia el otro extremo, los participantes que sean atrapados por éste deberán tomarse de las manos y, sin soltarse, tratarán de atrapar a los otros jugadores que arrancan por otro lado del terreno. Ganará el jugador que sea el último en ser atrapado.

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Rescate del tesoro

Objetivos: Fomentar el juego en equipos.

Materiales: Una bolsa con cosas pequeñas (fichas, monedas, etc,) que serán el tesoro.

Desarrollo: Los equipos atacantes usarán un pañuelo entallado atrás (en el pantalón). Los atacantes deben llegar al tesoro y sacar una «ficha» del tesoro para levarla a su guarida. Deben tratar de que los defensores no les quiten el pañuelo que representa su vida. Al juntar 5 fichas en su guarida los atacantes pueden recuperar una vida. Los defensores entregan a un dirigente las vidas que le quitan a los atacantes, el mismo que esta encargado de entregar las vidas que quieran recuperar los atacantes. Los defensores pueden tener una zona de la que no puedan salir. Además debe existir un círculo de más o menos 2 m de radio alrededor del tesoro que delimite una zona prohibida para los defensores. El juego termina cuando no quedan fichas, no quedan atacantes vivos o después de ciertos minutos para luego hacer el recuento de puntos (un punto por ficha y cinco puntos por vida).

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Una torre alta, firme y segura

Objetivos: Este juego sirve de integración para equipos recién formados.

Materiales: Una barra de pegamento por equipo. Dos o tres periódicos completos que se puedan usar.

Desarrollo: El responsable de la actividad pide a cada equipo que construya «una torre alta, firme y hermosa». No especifica nada más y se le entregan los materiales a cada equipo. Después de más o menos 30 minutos se juntan los equipos y por votación se elige la que mejor cumple con las características solicitadas. Después el responsable de la actividad pide a los participantes que piensen que su equipo se construye igual que la torre que han presentado.

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Relévame I

Objetivos: Fomentar el juego en equipo y remarcar la cooperación

Desarrollo: Hay tantas botellas como grupos (pueden ser cartones de leche con la parte superior cortada). Las botellas estarán vacías y tendrán la misma capacidad.

Cada botella distará de su equipo unos 10 metros. Los grupos dispondrán de algún recipiente con agua o canilla para poderse ir a llenar la boca. Cuando suena la señal, sale un jugador de cada equipo con la boca llena de agua. Al llegar a la botella, vierte en ella el agua que lleva y regresa corriendo. En cuanto ha llegado a donde está su equipo, sale otro jugador haciendo lo mismo… Gana el equipo que consigue llenar antes la botella.

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Relévame II

Objetivos: Fomentar el juego en equipo y remarcar la cooperación

Desarrollo: Cada equipo se pone formando una fila. Detrás del último de la fila hay una botella vacía, y delante del primero hay un recipiente lleno de agua. Todos los jugadores se ponen con las piernas abiertas. Cuando empieza el juego, el primero llena en el recipiente un vaso y se lo pasa al segundo por debajo de sus propias piernas; éste lo pasa al tercero y así hasta llegar al último, que vaciará el agua que quede en el vaso dentro de la botella y devolverá dicho vaso al compañero que tiene delante. El vaso siempre tiene que pasar por entre las piernas.

Gana el equipo que primero llene la botella.

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La caza de la culebra

Objetivos: Fomentar la agilidad y la atención.

Desarrollo: En el suelo y dispersas, se situarán tantas cuerdas como número de participantes haya menos uno. Todos corren entre las cuerdas, y, a la señal, deben apoderarse de una, quedando eliminado el que no lo consiga. Una vez eliminado, se retira una cuerda, se tiran todas las demás al suelo y se vuelve a empezar. Si dos participantes toman la misma cuerda, se hace una pequeña prueba de velocidad, poniendo la cuerda portada por el animador a cierta distancia ambos; a la señal, los dos corren hacia ella ganando quien la agarre primero.

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El supermercado

Objetivos: Aumentar la atención en los participantes

Desarrollo: Este juego se llama supermercado (con todas sus variantes): se sientan todos en ronda sentados en sillas dejando una silla vacía, a cada uno se le da el nombre de algún producto del supermercado (uno es lata de tomates, el otro perejil, el otro detergente, y así). El animador comienza a contar una historia (que tenga algún sentido y sea graciosa, obviamente) y a medida que nombra algún elemento del supermercado que figura entre los que posee alguno de los niños, el niño nombrado tiene que darse cuenta e inmediatamente levantarse y correr al lugar vacío de la ronda. Si no lo hace pierde un punto. El último detalle a tener en cuenta es que si el animador, mientras cuenta la historia, dice la palabra supermercado, todos deben cambiar de lugar. Este juego puede adaptarse con personajes bíblicos (y, por ejemplo, cuando se dice Jesús o Biblia todos cambian de lugar) o a cualquier otra situación.

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Agarrar las cintas

Objetivos: Divertir

Materiales: Cintas de tres colores, tantas como participantes en el juego.

Desarrollo: Se forman tres equipos. Cada niño se coloca una cinta del color correspondiente a su grupo en la parte trasera de la cintura (colgando de los pantalones, cinturón). El juego consiste en sacar las cintas a los demás. Cuando se quita una cinta se coloca junto a la propia. El niño que se queda sin cinta queda fuera del juego hasta que uno del mismo equipo recupere la cinta y pueda llevársela, quien no tiene cinta quedará en un lugar llamado “el calabozo”. El juego termina cuando un equipo queda sin cintas y los ganadores cuentan cuantas cintas tienen cada uno.

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Las banderas

Objetivos: Fomentar el juego en equipos

Materiales: Cintas de dos colores diferentes (una para cada participante), dos banderas

Desarrollo: Se divide a los participantes en dos equipos, y a cada uno de los dos equipos se les asigna un campo relativamente amplio, y con unos límites bien definidos. Cada uno de los equipos dispone de una bandera, que debe colocar en su campo de forma que sea distinguible a simple vista por los miembros del otro equipo. El juego consiste en que cada uno de los equipos debe robar la bandera del equipo contrario, y llevarla hasta su campo, y evitar que el equipo contrario robe su bandera. A los enemigos se los captura únicamente en el campo propio, y se hace quitando el pañuelo que llevan colgando de la cintura, quien es atrapado queda afuera.

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Cinchada en cruz

Objetivos: Divertirse

Materiales: Dos cuerdas gruesas. Una cuerda más fina para atar el ladrillo. Cuatro recipientes y un ladrillo que quepa en ellos.

Desarrollo: Se atan las dos cuerdas por el medio y se colocan en forma de equis. Se ata el pedazo de cuerda fina en el centro de la equis con el ladrillo en la punta. Se colocan cuatro recipientes en equis a los lados del centro. Los cuatro equipos se posicionan en las puntas de la equis y comienza el juego. Gana el primero que logre colocar el ladrillo dentro de su recipiente.

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Dos lineas y un pañuelo

Objetivos: Este juego ayuda a agilizar los reflejos, la agilidad.

Materiales: Un pañuelo

Desarrollo: Se escogen dos equipos, se traza una línea en el suelo, se colocan cada uno de los equipos a ambos lados de la línea a unos 5 metros o más de distancia de la misma, se coloca un pañuelo sobre la línea de manera que sobresalgan las puntas del mismo a ambos lados. Se le asigna un numero a cada uno de los participantes de cada equipo, por ejemplo si son cinco jugadores por equipo existirá 1-1, 2-2, 3-3, 4-4, 5-5 ; el animador estará dirigiendo el juego de manera que si él dice «uno», entonces saldrán los numero «uno» de los dos equipos y trataran de agarrar el pañuelo y llevárselo, el jugador del equipo contrario, el que no alcance a agarrar el pañuelo, correrá tras el que sí lo agarró y si lo toca antes que llegue a donde su equipo pierde, si los jugadores se paran frente a la pañoleta y uno de ellos pone el pie después de la línea o pisa la línea pierde, si uno de los jugadores toca al otro antes que el toque la pañoleta pierde.

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Fútbol revisión

Objetivos: Evaluar Jugando

Desarrollo: Se juega igual que el fútbol, con la variante de que cada vez que tienes que cobrar algo (lateral, gol, etc..) le haces una pregunta sobre temas que se hayan desarrollado en el año al equipo que cobraste a favor si la contesta mal lo cobrado será para el equipo contrario. Es una buena forma de evaluar sin que los chicos se den cuenta y mantener siempre presente los conocimientos.

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¡Me mató!

Objetivos: Divertirse

Materiales: Globos, una pelota que se pueda tomar con la mano.

Desarrollo: Se juega muy parecido al balonmano (fútbol con la mano), pero con una serie de peculiaridades; todos los jugadores tienen que llevar un globo debajo de la remera (es su vida, si se explota tiene que salir del campo a buscar otro globo hasta un máximo de dos veces), se puede explotar el globo de un jugador del equipo contrario siempre que este lleve la pelota, el arquero puede quitar la vida a cualquier jugador que se encuentre dentro del área, si alguien quita la vida cuando no puede deberá entregar la suya a quien se la ha quitado e ir el a por una, y se comete una falta. El juego no se detiene nunca exceptuando cuando se produce una falta, hay gol o la pelota se sale fuera del campo.

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Fútbol loco

Objetivos: Divertirse

Desarrollo: Se divide al grupo en cuatro equipos. Se usa la cancha de fútbol habitual y las reglas del fútbol, con la variante de que se juegan dos partidos a la vez y con cuatro arcos (cruzados). Los jugadores solo pueden pegarle a la pelota que les corresponde a su partido. Luego los ganadores jugarán entre si y los perdedores igual conservando la misma dinámica.

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Dinámicas

Junto a mi casa vive un señor que no cree

Con este juego se afianza el Credo.

Se reparte a los miembros el credo, una parte para cada uno. Por ejemplo:

  • Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra
  • Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
  • Y nació de Santa María Virgen…

Y así, de acuerdo al número de miembros.

Un miembro comienza diciendo: Junto a mi casa vive un señor que no cree en…

El miembro que tiene la parte del Credo que se ha mencionado responde: El sí cree en… (lo dicho), pero no cree en…

Ejemplo:

El que inicia dice: Junto a mi casa vive un señor que no cree en la Virgen

El que tiene «y nació de Santa María Virgen» responde: El sí cree en la Virgen, pero no cree en la Iglesia

El que tiene «creo en la santa Iglesia Católica» responde: El sí cree en la Iglesia, pero no cree en la vida eterna.

Y así sucesivamente.

No hay que sacar a los que pierden, pues se trata de que repasen bien y ellos son los que más necesitan afianzarse.

Solamente alguna vez, cuando ya todos están peritos, podría jugarse retirando a los que pierdan, se equivoquen, o se demoren, y otorgando un premio al que gana.

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Cabeza y cola

Es bueno especialmente para aquello que hay que aprender de memoria, o para las oraciones comunes. Igualmente, pueden prepararse preguntas para respuesta breve, a juicio del catequista.

Los niños se sientan en semicírculo. En un extremo está la cabeza y en otro la cola.

La primera pregunta se le dirige al niño de la cabeza, si responde bien se queda ahí, pero si no sabe se le pregunta al segundo y a los que siguen, hasta que alguno responda bien. Cuando eso sucede, el que respondió bien sube al puesto del primero que recibió la pregunta y todos se corren un puesto hacia la cola.

Se siguen haciendo preguntas y así los niños pueden conservar el puesto, subir o bajar.

Esta dinámica nos permite detectar quiénes son los que generalmente se quedan cerca de la cola, o sea los que saben menos, los distraídos, los que tienen dificultad para aprender. Al darse cuenta, hay que tomar a estos niños en tiempo extra para buscar la forma de afianzar en ellos el conocimiento.

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Dramatizaciones bíblicas

Puede dramatizarse algún pasaje de la Biblia, por ejemplo: el llamado de Dios a Samuel, o la visita de Jesús a la casa de Marta y María, o cualquier texto que pueda servir para el mensaje que se presenta.

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Dramatizaciones para analizar la realidad

También pueden dramatizarse hechos de la vida real, que puedan servir para iniciar la catequesis o realizar el análisis de la realidad. Por ejemplo: relaciones entre padres e hijos.

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El bautismo de emergencia

En la misma forma que el anterior.

Es bueno que los catequistas aprendan cómo se bautiza a un niño en peligro de muerte. Esto desde cuando se preparan para la primera comunión.

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Venimos de Jerusalén

Se reparte a los miembros en dos bandos, o en más si son muchas personas.

Cada equipo debe ir preparando la mímica de un pasaje de la Biblia, para que el otro pueda descubrir de qué se trata.

Al principio, pueden ser sólo pasajes del Evangelio. Y con grupos más avanzados, de toda la Biblia.

Los que van a representar llegan y los otros les preguntan: ¿De dónde vienen?

Respuesta: De Jerusalén.

Pregunta: ¿Qué oficio traen?

Respuesta: Ya lo verán.

E inmediatamente comienzan a representar su mímica. Los otros observan y cuando crean que ya saben de qué se trata, lo dicen en voz alta. Si está correcto, ahí se termina y pasan a actuar ellos.

Si no lograron saber, pierden un miembro y el equipo que actuó dice a quién deben dar.

Se pueden dar una, dos, o tres posibilidades de «adivinar», según el grupo.

Los equipos siguen actuando en forma alterna.

Cuando el tiempo termine, gana el equipo que tenga mayor número de miembros.

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La biblia incompleta

Se distribuyen entre los participantes los nombres de los libros de la Biblia, o de una parte de la Biblia, por ejemplo: los profetas.

El que inicia dice: Esta Biblia está incompleta porque le falta el libro de Jeremías.

El que tiene asignado ese libro dice: El libro de Jeremías no le falta, el que le falta es el libro de Amós.

El otro dice: El libro de Amós no le falta, el que le falta es el libro de Sofonías.

Y así se continúa.

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La biblioteca del catequista

Es muy similar al de la Biblia incompleta, pero con los libros que debe tener un catequista. Por ejemplo: La Biblia, Vaticano II, Medellín, Puebla, Catecismo de la Iglesia Católica y otros.

A cada uno se le asigna el nombre de un libro.

El que inicia dice: Yo quiero comprar una Biblia.

Al que le corresponde la Biblia interviene: Yo ya tengo la Biblia, pero quiero comprar el libro de Medellín.

El otro dice: Yo ya tengo el libro de Medellín, pero quiero comprar el Catecismo de la Iglesia Católica, etc.

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Un profeta

Se van nombrando las diferentes clases de personajes que aparecen en la Biblia: profetas, reyes, apóstoles, evangelistas, patriarcas, fariseos, etc.

Se ponen todos en círculo.

El primero dice: Un profeta

El que sigue dice: Un profeta y dos…

El que sigue dice: Un profeta, dos… y tres…

Y así sucesivamente.

Ejemplo:

  • Un profeta
  • Un profeta y dos apóstoles
  • Un profeta, dos apóstoles y tres reyes
  • Un profeta, dos apóstoles, tres reyes y cuatro evangelistas

Cuando alguien pierde, se vuelve a comenzar. Gana el que queda de último.

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Hablando con los personajes de la Biblia

A uno de los miembros se le asigna con tiempo un personaje bíblico, conocido por todos, para que se estudie bien quién fue ese personaje, qué hizo, cómo fue su vida, etc.

La persona se presenta, ojalá vestida como el personaje, y les comienza a contar su vida. También, si se quiere, se permite a los asistentes que le hagan preguntas.

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El personaje desconocido

Variante de la anterior.

Cuando se quiere presentar a un personaje desconocido por los participantes, para que así lo conozcan. ejemplo:

Si se está estudiando los jueces de Israel, alguien –en algunos casos el mismo catequista y en otros algún estudiantes que se ha preparado con tiempo-

Se presenta ante los demás, si quiere ataviado como el personaje y comienza a contarles de su vida.

Por ejemplo: Yo me llamo Gedeón, estaba trabajando cuando el Señor me llamó de tal y tal manera, yo le pedí una señal, etc.

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Béisbol bíblico

Se reparten en dos o más equipos. Cada equipo elige su líder.

Debe haber tres clases de preguntas: hit, doble y jonrón. Estas preguntas se habrán preparado y clasificado con anterioridad, revisadas por el catequista.

El líder de un grupo dirige una pregunta al primer miembro del equipo que está jugando. Si responde bien, se anota un hit, doble, o jonrón. Si no responde, puede responder el segundo miembro, si no sabe puede responder el tercero y así sucesivamente. Si nadie responde, es un out y ahí termina la ronda, pero un miembro del equipo del líder debe responder correctamente o de lo contrario también es out.

Se inicia entonces la segunda ronda, cambiando de equipo. Y así se continúa de acuerdo al tiempo que se programe.

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Bolsita de sorpresas

Se tiene una bolsita, con diversas preguntas sobre los temas de la catequesis. Cada miembro va sacando una y la debe responder. Si no la responde, el compañero puede hacerlo y se va llevando la cuenta de las respuestas correctas.

Es preferible que todos participen durante todo el tiempo, sin sacarlos, para que los que no saben mucho escuchen y así tengan la oportunidad de repasar lo que no saben bien.

Cuando están ya muy adelantados, se puede alguna vez ir sacando a los que fallan y dar un premiecito al ganador.

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Alcance la estrella

Se realiza en forma de concurso, con dos o tres equipos, que deben tener igual número de miembros.

Las estrellas estarán prendidas en un tablero un poco alejado de los asientos. Por detrás cada estrella lleva una pregunta.

Los miembros se numeran: 1, 2, 3 Y cuando sea el momento, quien dirige el juego indica: salgan los números tal.

El primero que llegue, coge la estrella que desee, lee en voz alta la pregunta y da su respuesta.

Si no lo sabe, no o responde bien, otro de su mismo número puede responder. De lo contrario, devuelve la estrella a su sitio. Se va notando la puntuación, para saber al final cuál es el equipo ganador.

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Coleccionando estrellas

Es una variante de la anterior. No hay equipos. Es personal.

En cada estrella figuran la pregunta y la respuesta correcta. Todos se sientan en rueda. El primero alcanza la estrella, lee la pregunta y se la lanza al segundo. Si este responde correctamente recibe su estrella y pasa a tomar otra para seguir el juego. Si no responde bien, el que trajo la estrella le dice la respuesta y regresa la estrella a su sitio. El segundo, aunque no hubiera respondido bien, pasa a buscar otra estrella y le hace la pregunta al tercero y así se continúa.

Gana el que haya recogido más estrellas.

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Orden del día

Se puede usar especialmente para un día de encuentro o convivencia.

El catequista, de acuerdo a la programación, prepara tarjetas con diversos servicios o ministerios. Por ejemplo: adornar el salón, dirigir la oración inicial, preparar una dinámica, mantener todo en orden, repartir algo, encargarse de distribuir el refrigerio, explicar un tema, preparar una cartelera, etc. Guarda estas tarjetas en una bolsa.

Cada catequista saca una y se preparar para hacer lo indicado.

Esto ayuda a fomentar la responsabilidad y el espíritu de servicio y además permite ver que uno es capaz de hacer las cosas bien, si se preparara convenientemente.

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Descubriendo a los personajes de la Biblia

Uno de los participantes, o el propio catequista, representa a un personaje de la Biblia, que sea bastante conocido. Les va indicando algunas cosas sobre su vida, de manera que ellos puedan descubrir de quién se trata.

Si hay varios participantes, el que logró descubrir pasa a representar a otro personaje.

De acuerdo a la madurez del grupo, esto puede traerse preparado, o repartir y dejar unos momentos para prepararse, o cuando la persona deba actuar, saca a la suerte la papeleta con el nombre del personaje que deberá representar.

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Qué me pueden decir

Uno de los miembros sale del salón y los demás seleccionan un personaje de la Biblia, que sea muy conocido.

Cuando regresa, pregunta: Del Antiguo o del Nuevo Testamento? Y cuando le responden, continúa: Qué me saben decir?

Cada miembro le dice, sin repeticiones, algo sobre el personaje, hasta que logre detectar quién es.

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Qué tenemos en común

Cada miembro saca una papeleta, en la cual figura el nombre de un personaje de la Biblia y reflexiona qué tiene en común con ese personaje, por ejemplo: que es varón, que el joven, que es tímido, que vive en el campo, que se desanima fácilmente.

Después hay socialización.

En grupos adelantados, los otros miembros pueden intervenir diciéndole en qué más se parece.

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Adivina del personaje

Se tiene ya preparadas unas series de «pistas» sobre diferentes personajes de la Biblia. Puede ser verbalmente o con papeletas, para que se pueda descubrir de quién se trata. De acuerdo a la madurez del grupo, se puede preguntar a todos en general, o a cada uno en particular. Es posible establecer quipos.

Ejemplo:

  • Un profeta
  • Tuvo un encuentro especial con Dios en el monte Horeb
  • Puso en ridículo a los sacerdotes de Baal
  • Fue arrebatado en un carro de fuego.

Las pistas se escogen de acuerdo con la madurez del grupo y su conocimiento de la Biblia.

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Los libros de la Biblia

Se toma un grupo de libros de la Biblia, por ejemplo los profetas o las epístolas paulinas. Se sientan todos en rueda y a cada uno se le asigna el nombre de un libro (puede ser en el orden en que aparecen en la Escritura). El primero lo dice, el segundo repite ese y dice el siguiente, y así se continúa.

Ejemplo: Epístolas Católicas

El primero dice: Primera de Pedro

El segundo dice: Primera de Pedro, segunda de Pedro

El tercero dice: Primera de Pedro, segunda de Pedro, carta de Santiago

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Contenido de los libros de la Biblia

Cuando el grupo ya conoce, aunque sea a grandes rasgos, el contenido de los libros de la Biblia, se puede realizar la siguiente dinámica:

El que inicia menciona un libro y su contenido general, pero luego añade: me gustaría saber de qué se trata el libro tal, mencionando otro. El que sigue debe responder, y así sucesivamente. Si alguno no sabe, se da la oportunidad de que el siguiente responda, pero sin retirar a nadie, pues lo que necesitamos es que afiancen y memoricen los contenidos.

También se puede jugar entre dos o más equipos, anotando qué equipo ha respondido mejor.

Ejemplo:

—Yo sé que el libro del Éxodo narra cómo Dios sacó al pueblo de la esclavitud en Egipto y lo puso en camino hacia la tierra prometida. Me gustaría saber de qué trata el libro de los jueces.

—El libro de los jueces trata sobre el pueblo establecido ya en la tierra prometida, liderado por hombres carismáticos llamados jueces. Me gustaría saber de qué trata el libro de la Sabiduría.

—El libro de la sabiduría trata de…

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Por qué se llaman así

Esta dinámica está relacionada con la anterior y permite memorizar la razón por la cual cada libro lleva su nombre.

El catequista y en grupos más avanzados los mismos participantes, pueden referirse al libro, para que el que va a contestar lo identifique.

Por ejemplo:

¿Por qué se llama así el libro de los Números?

O bien:

¿Qué libro lleva un nombre que significa “segunda ley”?

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A quién te pareces

Se selecciona a uno de los miembros y los demás le van diciendo a qué personaje de la Biblia se parece y por qué.

También se le puede pedir a uno que se retire unos momentos del salón, mientras todos deciden a qué personaje se parece.

Cuando llega, cada uno le va diciendo una característica y él debe detectar de quién se trata.

Ejemplo: El grupo lo encuentra parecido a San Pedro.

Cuando llega le van diciendo: eres entusiasta, te gusta hablar en nombre de todos, a veces eres imprudentes, eres, líder, tienes suegra,…

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Dones y frutos del Espíritu Santo

Pueden distribuirse entre los presentes, e irlos repitiendo como se hizo con los libros de la Biblia, o adaptarse otras dinámicas.

Por ejemplo: se reparten entre los participantes los dones del Espíritu.

El que inicia dice: Estoy pidiéndole al Espíritu Santo el don de fortaleza.

El que lo tiene, responde: Yo también le estoy pidiendo el don de consejo

Y así se continúa.

En la misma forma puede hacerse con los frutos, o con los carismas.

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Contenido de los libros de la Biblia II

Es para grupos avanzados y comprometidos. Se elige un determinado libro, que todos han leído previamente. El catequista puede iniciar diciendo: Estoy leyendo el libro tal y encontré esto, luego los demás por turno van diciendo: no solamente trata de eso, yo también encontré tal cosa.

Ejemplo: Libro del Génesis

Catequista: Leí el libro del Génesis y encontré la historia del diluvio universal.

Participante1: En el Génesis no solamente está la historia del diluvio universal, yo también encontré la historia de Abraham.

Participante 2: En el Génesis no solamente está la historia de Abraham, yo también encontré la creación.

Participante 3: En el Génesis no solamente está la creación, yo también encontré la historia de Esaú y Jacob.

Y así sucesivamente.

Si al catequista le parece, puede indicar qué libro se va a tratar en la siguiente sesión, para que lo lean o repasen el resumen, de acuerdo a la edad y condición de los participantes.

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Jesucristo es…

Se distribuyen entre los participantes las diferentes frases: Jesucristo es el camino, Jesucristo es la verdad, Jesucristo es el buen pastor, Jesucristo es la Palabra de Dios, y otras.

El que comienza dice, por ejemplo: Jesucristo es el camino.

El que tiene esa frase interviene: Jesucristo es el camino y también Jesucristo es la vida.

El que tiene la vida, dice: Jesucristo es la vida y también Jesucristo es el buen pastor.

Y así continúa la dinámica.

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Mis carismas

Se reparten a todos pequeñas llamitas de papel, para que cada uno reflexione unos momentos sobre lo que es el carisma. El catequista puede ir orientando la reflexión, para que cada uno de los catequizando reconozca los carismas que le ha regalado el Espíritu Santo. Cada uno escribe su carisma en la llamita.

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Tus carismas

Se reparten a los participantes llamitas con los nombres, procurando que a nadie le toque el suyo. Cada uno debe escribir un carisma que ha descubierto en el compañero. Después se les pide que roten la llamita dos o tres puestos a su derecha, el que la recibe observa y escribe lo que considere conveniente. Así se procede una o dos veces más. Luego se recoge todo y se le entrega a cada uno su llamita.

Variante: Primero cada cual escribe su carisma, y luego se rotan las llamitas.

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Dones, carismas y ministerios

Cuando el grupo ya ha madurado, y se reconocen bien los dones y carismas de los participantes, se pueden realizar las anteriores dinámicas y añadir cómo puede usarse para servir a su comunidad. Según sea el grupo, pueden conformarse diversos ministerios, ya sea al interior del mismo grupo, ya para trabajos en su parroquia, en su colegio o en su comunidad.

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El cofre espiritual

Cuando ya se han descubierto los dones y carismas, cada uno escribe en una hoja aquello que puede hacer por el grupo o por su comunidad, ofreciéndose para ello cuando lo necesiten. Por ejemplo: servir de monaguillo, visitar a los enfermos, orar en los velorios, elaborar carteles

Cualquiera puede ir a buscar al cofre cuando necesite un servicio. El catequista debe conocer bien el contenido del cofre, para ayudar a todos a ubicarse como servidores de la comunidad.

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Jesucristo: palabras y obras

Jesucristo confirmaba con sus milagros las enseñanzas que impartía y explicaba con sus enseñanzas el sentido de sus milagros. Entonces, buscamos por ejemplo:

Jesucristo afirmó “Yo soy la luz” y dio la vista al ciego de nacimiento.

Se puede organizar con dos equipos:

La primera persona del equipo uno dice: Jesucristo afirmó “Yo soy la luz”; y la primera persona del equipo dos responde: Y dio la vista al ciego de nacimiento.

Así mismo puede hacerse con otras frases:

  • Dijo “Yo soy el camino” e hizo caminar al paralítico
  • Dijo “Yo soy la vida” y resucitó a Lázaro
  • Y otras más…

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Los siete sacramentos

Se asignan sacramentos a las personas, de manera que estén representados todos siete. Cuando el sacramento se mencione, ellos deben cambiar de puesto. Cuando se diga «sacramentos», todos deben cambiar.

Quien dirige el juego, va inventando una pequeña historia, o frases sueltas, nombrando los sacramentos:

Ejemplo:

El guía dice: El domingo pasado en la Parroquia hubo Primeras Comuniones.

(Todos los que tiene el sacramento de la Eucaristía cambian de puesto).

El guía continúa: pero se habían confesado el sábado.

(Todos los que tiene la confesión cambian de puesto).

Y en esta Misa un adulto recibió el Bautismo, la Confirmación y la Primera Comunión.

(Los que tienen esos sacramentos cambian).

Se puede observar quién se equivoca, o no cambia y tener una penitencia al final.

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En mi parroquia hay… (sobre los sacramentos)

Deben participar en el juego siete niños. Si son más. Algunos actúan como observadores y llevan la cuenta de las equivocaciones.

Se le asigna a cada uno un sacramento. Puede iniciar el juego el catequista, o alguno de los miembros.

Ejemplo:

Alguien dice: En mi parroquia hubo un bautismo. El que tiene el bautismo responde:

No fue un bautismo, sino un matrimonio. El que tiene el matrimonio dice: No fue un matrimonio, sino solamente una misa. El que tiene la eucaristía dice: No fue una misa, sino la ordenación de un sacerdote. Es mejor dejarlos jugar, aunque se equivoquen. Ir corrigiendo, pero sin sacarlos, para que se graben bien los sacramentos.

Se iba a celebrar un bautismo, pero…

Se asigna a cada uno algo de lo necesario para la celebración del bautismo: sacerdote, padrino, bautizando, agua, cirio, crisma, etc.

El que guía, o uno de los miembros dice: Se iba a celebrar un bautismo, pero faltó…

Ejemplo:

Se iba a celebrar un bautismo, pero faltó el padrino.

Al que le correspondió el padrino, dice: El padrino sí estaba, pero faltó el sacerdote.

El otro dice: el sacerdote sí estaba, pero faltó el agua, y así sucesivamente.

No deben sacarse cuando se equivocan, pues se trata de que recuerden bien lo necesario para el bautismo.

Asimismo puede procederse con los demás sacramentos.

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Ministerios para la celebración eucarística

Se asignan a los miembros los diferentes ministerios: presbítero, lector, salmista, comentador, monaguillo, recolector, cantor, etc.

El que comienza dice: Estábamos listos para la misa del domingo, pero faltaba…

Y se procede igual que en el anterior.

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El baúl de las oraciones

En un pequeño baúl se recogen papeletas con solicitud de oración de los mismos participantes, de sus familias, o de la comunidad. Por ejemplo: por la señora que está operada, por el papá que no tiene trabajo, por la conversión de alguien. Y en el momento de orar cada uno toma una papeleta y ora por esas necesidades.

Variante: Cada uno se lleva a la casa el papelito y ora por esa intención durante la semana.

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Teología de los sacramentos

Se puede practicar con grupos avanzados, con un sacramento cada vez, destacando lo esencial del sacramento a través de frases clave.

Por ejemplo: El Bautismo.

Frases: el bautismo borra el pecado original, el bautismo une a Cristo muerto y resucitado, por el bautismo somos hijos de Dios, por el bautismo somos miembros de la Iglesia,… A cada participante se le asigna una frase.

Si el que comienza dice: por el bautismo soy hijo de Dios. El que tenga esa frase interviene para decir: por el bautismo soy hijo de Dios y además participo de la misión mesiánica de Cristo. El que tiene esta frase la escucha, la repite y añade otra. Y así se continúa.

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En mi parroquia hay un señor que… (mandamientos)

Es similar al anterior, pero con los mandamientos, indicando algo que el mandamiento prohíbe, es decir, nombrando los pecados.

Ejemplo:

El que inicia dice: En mi parroquia hay un señor que roba.

El que tiene el 7º mandamiento dice: El no roba, lo que pasa es que no va a misa.

El que tiene el 3º dice: El sí va a misa, lo que pasa es que practica el espiritismo.

El que tiene el 1º dice: el no practica el espiritismo, lo que pasa es que…

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Mi madrina

Similar al anterior, pero con lo que los mandamientos ordenan.

Ejemplo:

El que comienza dice: Mi madrina va todos los domingos a misa.

El que tiene el tercer mandamiento dice: Y mi madrina siempre dice la verdad

El que tiene el octavo mandamiento dice: Y mi madrina es fiel a su esposo.

Y así se continúa.

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La señora Caridad

Con esta dinámica se repasan las obras de misericordia. A cada cual se le asigna una. Se puede trabajar de varias maneras, tal como se hizo con los mandamientos y los sacramentos.

También al terminar cada cual puede comunicar al grupo su compromiso para realizar esta semana un acto de caridad, por ejemplo: visitar a un enfermo, ayudar a un pobre, aconsejar a un amigo que anda en malos pasos, participar en un novenario de difuntos, tener paciencia con su vecino, etc.

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Escuchando problemas

Se expone un caso de la vida real, algo que se escogerá de acuerdo a las condiciones del grupo. Por ejemplo: el caso de una hija rebelde, de un niño ladrón.

Cada caso debe estar bien detallado, «con pelos y señales», ya sea que se tome de algo que sabemos, o que sea un relato verosímil preparado por el catequista. El grupo en plenario, o dividido en grupitos pequeños, reflexiona y luego se busca entre todos, a la luz de la Palabra de Dios, con todo lo que hemos aprendido, cuál es la actitud más conveniente para tomar ante este caso.

Puede usarse con grupos de adultos, pero también con adolescentes, pues a ellos les ayuda cuando se tratan cosas de la vida corriente y a veces es un punto de partida para empezar a confiar sus problemas.

Si hay miembros del grupo que conocen algún caso especial, pueden traerlo escrito y detallado para que sirva de tema a todos. Siempre se debe presentar por escrito, para que quede muy claro y tenga seriedad.

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Uno, dos, tres, cristianos

Es una dinámica que se usa con niños para afianzar en ellos que la cruz es la señal del cristiano.

Se reparten los niños en un espacio más o menos grande. El que dirige se pone de espaldas, contra la pared o contra un árbol, o simplemente vendado, y dice: uno, dos, tres, cristiano.

Entretanto, los otros se vienen caminando o corriendo hacia él, pero mientras habla deben ponerse en cruz. Cuando él vuelva la cara, todos deben estar quietos y en cruz. Si alguno todavía se mueve, o no está en cruz, se le corrige para que lo haga bien. Vuelven a jugar, hasta que alguno logre llegar por detrás y tocar al líder, pasando inmediatamente a dirigir el juego.

Variante: Cuando el líder se vuelve y un niño aún se está moviendo, o no está en cruz, mandarlo para atrás, al sitio del inicio.

Después, uno de los niños puede ponerse de espaldas.

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Dones y frutos del Espíritu Santo

Pueden distribuirse entre los presentes, e irlos repitiendo como se hizo con los libros de la Biblia, o adaptarse otras dinámicas.

Por ejemplo: se reparten entre los participantes los dones del Espíritu.

El que comienza dice: Estoy pidiéndole al Espíritu Santo el don de fortaleza.

El que lo tiene, responde: Yo también le estoy pidiendo el don de consejo. Y así se continúa.

En la misma forma puede hacerse con los frutos, o con los carismas.

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María, nuestra patrona

Puede prepararse durante el mes de mayo, o para alguna fiesta de la Virgen.

Se preparan las banderas de los diferentes países, departamentos, comunidades, estados, provincias o poblaciones, según se organice; y aparte están unas papeletas con las advocaciones de Nuestra Señora: Chiquinquirá Patrona de Colombia, Coromoto Patrona de Venezuela, la Inmaculada para España, Luján para Argentina, Guadalupe para México, etc. cada participante saca una y la coloca junto a la bandera correspondiente.

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Libros y personajes

Se puede realizar con grupos bastante avanzados. Hay que elegir un personaje bíblico que sea muy conocido e importante, buscando lo que se dice de él en los diversos libros de la Biblia. Si se quiere, se anuncia con anticipación, para que todos busquen, ayudándose de las concordancias bíblicas.

Ejemplo: Moisés

El primer participante dice: En el libro del Éxodo se relata cómo llamó Dios a Moisés cuando vio la zarza ardiente.

El segundo dice: En el Deuteronomio aparece que Moisés murió en el Monte Nebo.

El tercero dice: En los evangélicos sinópticos se afirma que Moisés apareció junto con Elías en la Transfiguración

Y así se continúa.

Si se quiere, se hace repitiendo lo que dijo el anterior: En el libro del Éxodo se relata cómo llamó Dios a Moisés cuando vio la zarza ardiente; y también en el Deuteronomio aparece que Moisés murió en el Monte Nebo.

Nuevas dinámicas para la catequesis de adolescentes, jóvenes y adultos

Nuevas dinámicas para la catequesis de adolescentes, jóvenes y adultos

«Dios es creativo, no es cerrado, y por esto jamás es rígido, ¡Dios no es rígido! Nos acoge, nos viene al encuentro, nos comprende. Para ser fieles, para ser creativos, es necesario saber cambiar. Saber cambiar. ¿Y por qué debo cambiar? Es para adecuarme a las circunstancias en las que debo anunciar el Evangelio. Para permanecer con Dios es necesario saber salir, no tener miedo de salir. Si un catequista se deja llevar por el miedo, es un cobarde; si un catequista se está ahí tranquilo termina por ser una estatua de museo: ¡y tenemos tantas eh! ¡Tenemos tantas!¡Por favor, ninguna estatua de museo! Si un catequista es rígido se vuelve acartonado y estéril».

Papa Francisco,
Discurso en el Congreso Internacional sobre la Catequesis
(Roma, 27 de septiembre de 2013)

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Os presentamos el libro Nuevas dinámicas para la catequesis de adolescentes, jóvenes y adultos de Fernanda Rodríguez Games, de Ediciones Paulinas, que incluye una serie impresionante de nuevos planteamientos para poner en práctica en nuestras sesiones de catequesis de confirmación, de catecumenado de jóvenes o adultos, de novios, grupos, etc.

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Nuevas dinámicas para la catequesis de adolescentes, jóvenes y adultos


El catequista, testimonio de la fe – Discurso del Papa Francisco

El catequista, testimonio de la fe – Discurso del Papa Francisco

Queridos catequistas, buenas tardes.

Me alegra que en el Año de la fe tenga lugar este encuentro para ustedes: la catequesis es un pilar maestro para la educación de la fe, y hacen falta buenos catequistas. Gracias por este servicio a la Iglesia y en la Iglesia.

Aunque a veces pueda ser difícil, se trabaje mucho, con mucho empeño, y no se vean los resultados deseados, educar en la fe es hermoso. Es, quizás, la mejor herencia que podemos dejar: la fe. Educar en la fe, para hacerla crecer. Ayudar a niños, muchachos, jóvenes y adultos a conocer y amar cada vez más al Señor, es una de las más bellas aventuras educativas: se construye la Iglesia. «Ser» catequistas. No trabajar como catequistas: eso no vale. Uno trabaja como catequista porque le gusta la enseñanza… Pero si tú no eres catequista, ¡no vale! No serás fecundo, no serás fecunda. Catequista es una vocación: “ser catequista”, ésta es la vocación, no trabajar como catequista. ¡Cuidado!, no he dicho «hacer» de catequista, sino «serlo», porque incluye la vida. Se guía al encuentro con Jesús con las palabras y con la vida, con el testimonio. Recuerden lo que nos dijo Benedicto XVI: “La Iglesia no crece por proselitismo. Crece por atracción”. Y lo que atrae es el testimonio. Ser catequista significa dar testimonio de la fe; ser coherente en la propia vida. Y esto no es fácil. ¡No es fácil! Ayudamos, guiamos al encuentro con Jesús con las palabras y con la vida, con el testimonio. Me gusta recordar lo que San Francisco de Asís decía a sus frailes: “Predicad siempre el Evangelio y, si fuese necesario, también con las palabras”. Las palabras vienen… pero antes el testimonio: que la gente vea en vuestra vida el Evangelio, que pueda leer el Evangelio. Y «ser» catequistas requiere amor, amor cada vez más intenso a Cristo, amor a su pueblo santo. Y este amor no se compra en las tiendas, no se compra tampoco aquí en Roma. ¡Este amor viene de Cristo! ¡Es un regalo de Cristo! ¡Es un regalo de Cristo! Y si viene de Cristo, sale de Cristo y nosotros tenemos que caminar desde Cristo, desde este amor que Él nos da.

¿Qué significa este caminar desde Cristo, para un catequista, para ustedes, también para mí, porque también yo soy catequista? ¿Qué significa?

Hablaré de tres cosas: uno, dos y tres, como hacían los viejos jesuitas… Uno, dos y tres.

1. Ante todo, caminar desde Cristo significa tener familiaridad con él, tener esta familiaridad con Jesús: Jesús insiste sobre esto a sus discípulos en la Última Cena, cuando se apresta a vivir el más alto don de amor, el sacrificio de la cruz. Jesús usa la imagen de la vid y los sarmientos, y dice: Permanezcan en mi amor, permanezcan unidos a mí, como el sarmiento está unido a la vid. Si estamos unidos a Él, podemos dar fruto, y ésta es la familiaridad con Cristo. ¡Permanecer en Jesús! Se trata de permanecer unidos a Él, dentro de Él, con Él, hablando con Él: permanecer en Jesús.

Para un discípulo, lo primero es estar con el Maestro, escucharle, aprender de él. Y esto vale siempre, es un camino que dura toda la vida. Me acuerdo de haber visto tantas veces, cuando estaba en la diócesis que tenía antes, a los catequistas salir de los cursos del seminario catequístico, diciendo: “¡Ya tengo el título de catequista!”. Eso no vale, no tienes nada, has dado un pequeño paso. ¿Quién te ayudará? ¡Esto vale siempre! No es un título, es una actitud: estar con Él, y dura toda la vida. Se trata de estar en la presencia del Señor, de dejarse mirar por Él. Y les pregunto: ¿Cómo están ustedes en la presencia del Señor? Cuando vas a la Iglesia, miras el Sagrario, ¿qué hacéis? Sin palabras… Pero yo hablo y hablo, pienso, medito, siento… ¡Muy bien! Pero ¿te dejas mirar por el Señor? Dejarse mirar por el Señor. Él nos mira y ésta es una manera de rezar. ¿Te dejas mirar por el Señor? ¿Cómo se hace? Miras el Sagrario y te dejas mirar… Así de sencillo. Es un poco aburrido, me duermo… ¡Duérmete, duérmete! De todas formas Él te mirará, igualmente te mirará. Pero tienes la certeza de que Él te mira. Y esto es mucho más importante que el título de catequista: forma parte del “ser” catequista. Esto caldea el corazón, mantiene encendido el fuego de la amistad con el Señor, te hace sentir que verdaderamente te mira, está cerca de ti y te ama. En una de las salidas que he hecho, aquí en Roma, en una Misa, se me acercó un señor, relativamente joven, y me dijo: “Padre, encantado de conocerlo, pero yo no creo en nada. No tengo el don de la fe”. Había entendido que era un don. “No tengo el don de la fe. ¿Qué me dice usted?”. “No te desanimes. Él te ama. Déjate mirar por Él. Solamente eso”. Y lo mismo les digo a ustedes: Déjense mirar por el Señor. Comprendo que para ustedes no sea tan sencillo: es difícil encontrar un tiempo prolongado de calma, especialmente para quienes están casados y tienen hijos. Pero, gracias a Dios, no es necesario que todos lo hagan de la misma manera; en la Iglesia hay variedad de vocaciones y variedad de formas espirituales; lo importante es encontrar el modo adecuado para estar con el Señor; y esto se puede hacer; es posible en todos los estados de vida. En este momento, cada uno puede preguntarse: ¿Cómo vivo yo este «estar» con Jesús? Ésta es una pregunta que les dejo: “¿Cómo vivo yo este estar con Jesús, este permanecer con Él?”. ¿Hay momentos en los que me pongo en su presencia, en silencio, me dejo mirar por él? ¿Dejo que su fuego inflame mi corazón? Si en nuestros corazones no está el calor de Dios, de su amor, de su ternura, ¿cómo podemos nosotros, pobres pecadores, inflamar el corazón de los demás? Piensen en esto.

2. El segundo elemento es el siguiente: Caminar desde Cristo significa imitarlo en el salir de sí e ir al encuentro del otro. Ésta es una experiencia hermosa y un poco paradójica. ¿Por qué? Porque quien pone a Cristo en el centro de su vida, se descentra. Cuanto más te unes a Jesús y él se convierte en el centro de tu vida, tanto más te hace Él salir de ti mismo, te descentra y te abre a los demás. Éste es el verdadero dinamismo del amor, éste es el movimiento de Dios mismo. Dios es el centro, pero siempre es don de sí, relación, vida que se comunica… Así nos hacemos también nosotros si permanecemos unidos a Cristo; Él nos hace entrar en esta dinámica del amor. Donde hay verdadera vida en Cristo, hay apertura al otro, hay salida de sí mismo para ir al encuentro del otro en nombre de Cristo. Y ésta es la tarea del catequista: salir continuamente de sí por amor, para dar testimonio de Jesús y hablar de Jesús, predicar a Jesús. Esto es importante porque lo hace el Señor: es el mismo Señor quien nos apremia a salir.

El corazón del catequista vive siempre este movimiento de «sístole y diástole»: unión con Jesús y encuentro con el otro. Son las dos cosas: me uno a Jesús y salgo al encuentro con los otros. Si falta uno de estos dos movimientos, ya no late, no puede vivir. Recibe el don del kerigma, y a su vez lo ofrece como don. Esta palabrita: don. El catequista es consciente de haber recibido un don, el don de la fe, y lo da como don a los otros. Y esto es hermoso. ¡Y no se queda para sí su tanto por ciento! Todo lo que recibe lo da. No se trata de un negocio. No es un negocio. Es puro don: don recibido y don transmitido. Y el catequista se encuentra allí, en ese intercambio del don. La naturaleza misma del kerigma es así: es un don que genera la misión, que empuja siempre más allá de uno mismo. San Pablo decía: «El amor de Cristo nos apremia», pero este «nos apremia» también puede traducirse como «nos posee». Así es: el amor te atrae y te envía, te atrapa y te entrega a los demás. En esta tensión se mueve el corazón del cristiano, especialmente el corazón del catequista. Preguntémonos todos: ¿Late así mi corazón de catequista: unión con Jesús y encuentro con el otro? ¿Con este movimiento de “sístole y diástole”? ¿Se alimenta en la relación con Él, pero para llevarlo a los demás y no para quedárselo él? Les digo una cosa: no entiendo cómo un catequista puede permanecer firme sin este movimiento. No lo entiendo.

3. Y el tercer elemento –tres– va siempre en esta línea: caminar desde Cristo significa no tener miedo de ir con Él a las periferias. Aquí me viene a la memoria la historia de Jonás, una figura muy interesante especialmente en nuestros tiempos de cambio e incertidumbre. Jonás es un hombre piadoso, con una vida tranquila y ordenada; esto lo lleva a tener sus esquemas muy claros y a juzgar todo y a todos con estos esquemas de manera rígida. Tiene todo claro: la verdad es ésta. Es inflexible. Por eso, cuando el Señor lo llama y le dice que vaya a predicar a Nínive, la gran ciudad pagana, Jonás se resiste. ¡Ir allí! Si yo tengo toda verdad aquí… Se resiste. Nínive está fuera de sus esquemas, se encuentra en la periferia de su mundo. Y entonces huye, se va a España, escapa, se embarca en un barco que zarpa hacia esos lugares. Vayan a leer de nuevo el libro de Jonás. Es breve, pero es una parábola muy instructiva, especialmente para nosotros que estamos en la Iglesia.

¿Qué es lo que nos enseña? Nos enseña a no tener miedo de salir de nuestros esquemas para seguir a Dios, porque Dios va siempre más allá. ¿Saben una cosa? ¡Dios no tiene miedo! ¿Lo sabían? ¡No tiene miedo! ¡Va siempre más allá de nuestros esquemas! Dios no tiene miedo de las periferias. Y si ustedes van a las periferias, allí lo encontrarán. Dios es siempre fiel, es creativo. Por favor, no se entiende un catequista que no sea creativo. Y la creatividad es como la columna vertebral del catequista. Dios es creativo, no está encerrado, y por eso nunca es rígido. Dios no es rígido. Nos acoge, sale a nuestro encuentro, nos comprende. Para ser fieles, para ser creativos, hay que saber cambiar. Saber cambiar. ¿Y para qué tengo que cambiar? Para adecuarme a las circunstancias en las que tengo que anunciar el Evangelio. Para permanecer con Dios, hay que saber salir, no tener miedo de salir. Si un catequista se deja ganar por el temor, es un cobarde; si un catequista se queda impasible, termina siendo una estatua de museo: ¡y tenemos tantos! ¡Tenemos tantos! Por favor, nada de estatuas de museo. Si un catequista es rígido, se hace apergaminado y estéril. Les pregunto: ¿Alguno de ustedes quiere ser un cobarde, una estatua de museo o estéril? ¿Alguno quiere ser así? [Catequistas: No]. ¿No? ¿Seguro? ¡Está bien! Lo que les voy a decir ahora, lo he dicho muchas veces, pero me sale del corazón. Cuando los cristianos nos cerramos en nuestro grupo, en nuestro movimiento, en nuestra parroquia, en nuestro ambiente, nos quedamos cerrados y nos sucede lo que a todo lo que está cerrado; cuando una habitación está cerrada, empieza a oler a humedad. Y si una persona está encerrada en esa habitación, se pone enferma. Cuando un cristiano se cierra en su grupo, en su parroquia, en su movimiento, está encerrado y se pone enfermo. Si un cristiano sale a la calle, a las periferias, puede sucederle lo que a cualquiera que va por la calle: un percance. Muchas veces hemos visto accidentes por las calles. Pero les digo una cosa: prefiero mil veces una Iglesia accidentada, y no una Iglesia enferma. Una Iglesia, un catequista que se atreva a correr el riesgo de salir, y no un catequista que estudie, sepa todo, pero que se quede encerrado siempre: éste está enfermo. Y a veces enfermo de la cabeza…

Pero ¡cuidado! Jesús no dice: vayan y apáñense. ¡No, no dice eso! Jesús dice: Vayan, yo estoy con ustedes. Aquí está nuestra belleza y nuestra fuerza: si vamos, si salimos a llevar su evangelio con amor, con verdadero espíritu apostólico, con parresía, él camina con nosotros, nos precede, -lo digo en español- nos «primerea». El Señor siempre nos “primerea”. A estas alturas ya han aprendido el significado de esta palabra. Y esto lo dice la Biblia, no lo digo yo. La Biblia dice, el Señor dice en la Biblia: Yo soy como la flor del almendro. ¿Por qué? Porque es la primera que florece en primavera. ¡Él está siempre el “primero”! ¡Es el primero! Esto es crucial para nosotros: Dios siempre nos precede. Cuando pensamos que vamos lejos, a una extrema periferia, y tal vez tenemos un poco de miedo, en realidad él ya está allí: Jesús nos espera en el corazón de aquel hermano, en su carne herida, en su vida oprimida, en su alma sin fe. Una de las periferias que más dolor me causa y que vi en la diócesis que tenía antes, ¿saben cuál es? La de los niños que no saben santiguarse. En Buenos Aires hay muchos niños que no saben santiguarse. ¡Ésta es una periferia! Hay que abordarla. Jesús está ahí, y te espera, para ayudar a ese niño a santiguarse. Él siempre nos precede.

Queridos catequistas, se han acabado los tres puntos. ¡Siempre caminar desde Cristo! Les doy las gracias por lo que hacen, pero sobre todo porque están en la Iglesia, en el Pueblo de Dios en camino, porque caminan con el Pueblo de Dios. Permanezcamos con Cristo –permanecer en Cristo-, tratemos de ser cada vez más uno con él; sigámoslo, imitémoslo en su movimiento de amor, en su salir al encuentro del hombre; y vayamos, abramos las puertas, tengamos la audacia de trazar nuevos caminos para el anuncio del Evangelio.

Que el Señor les bendiga y la Virgen les acompañe. Gracias.

María es nuestra Madre, María siempre nos lleva a Jesús.

Hagamos una oración, los unos por los otros, a la Virgen.

Muchas gracias.

Papa Francisco,
Discurso en el Congreso Internacional sobre la Catequesis,
Roma, Sala Pablo VI, viernes, 27 de septiembre de 2013

Catequesis para jóvenes en la Jornada Mundial de las Misiones

Catequesis para jóvenes en la Jornada Mundial de las Misiones

En la celebración del día del Domund, la Jornada Mundial de las Misiones, os presentamos esta catequesis orientada a los jóvenes, y elaborada por Alejandro Martínez, de la Delegación Diocesana de Misiones de Granada para las Obras Misionales Pontificias.

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Para romper el hielo y crear un clima distendido

Alfil, caballero y jinete

En el siguiente enlace se pueden encontrar dinámicas para crear un ambiente distendido; puede hacerse una de las que aparecen u otra parecida:

10 excelentes dinámicas de recreación

1 Alegría

Globos sonrisa

(Se comenta el juego anterior y el rato divertido que han pasado).

Todos tenemos experiencias que nos han hecho sentir alegría, pero de la buena, de esa que queda grabada dentro y no se olvida, que te deja un buen sabor de boca y dices: «Esto sí que vale, se tiene que repetir más veces». Te has sentido feliz.

1.º Se invita a cada chico a que escriba en un papelito una experiencia/momento en que haya podido sentir esa alegría a la que nos hemos referido. Una vez escrita, se enrolla la hoja como si fuera un canuto. Se infla un globo, se introduce el canuto en él y luego se anuda (se puede dibujar una sonrisa a cada globo).

2.º Los globos se colocan por la sala como decoración. Más tarde los volveremos a usar.

3.º Repartimos ahora unas hojitas con un emoticono con la cara triste. Se invita al grupo a reflexionar: ¿cuáles son los motivos de tristeza o preocupación? Que cada cual elija un motivo que le provoca tristeza y lo escriba de manera anónima en el papelito entregado. El catequista los recoge; más tarde se usarán.

Para el catequista

Decir alegría suena a fiesta. Hoy fiesta es sinónimo de evasión. Las fiestas las hace el consumo, la marcha a los bares o las promociones de agencias de tiempo libre. Aquí la alegría es triste, pasa y se la lleva el río de la vida. La alegría no es la euforia de los momentos de subidón, ni la chispa de un momento jocoso. No es risa floja ni alboroto y algazara. No es alegría etílica ni televisiva, pastillera ni hooligan, histérica ni simple, cervecera o evasiva, ni digitalizada en un videojuego.

La alegría del Evangelio es algo muy diferente. Es optimista sin ser ciega. Es constante sin ser fácil. Tiene que ver con palabras como sentido, fe, lucha, opción, camino, reto, humanidad.

Es la alegría que puede reír, y también llorar.

4.º Escuchamos la canción Alegría de Nico Montero.

Puedes descargarla en pinchando en el siguiente enlace de su blog, blog.nicomontero.com.

Repartir a los chavales la canción por escrito (escuchar dos veces; la segunda, subrayar aquellas expresiones que llamen la atención).

Alegría

Quiero ser la alegría

que le falta a tu mirada,

que se adentra en los abismos,

y no alcanza otra mirada.

Quiero ser la alegría

que le falta al que se calla,

al que espera y desespera

y no encuentra las palabras.

Quiero ser la alegría

que le falta a quien no ama,

al que está lleno de odio

y se quema en sus entrañas.

Hay una alegría que nunca se termina,

que no pasa y que no acaba, que no es mentira.

Por ella doy mi vida, y en ella se hacen risas

cada una de las penas que me visitan.

Y es que hay una alegría que nunca se termina,

que no pasa y que no acaba, que no es mentira.
 

A mal tiempo buena cara, y si es bueno aún mejor,

que a este mundo le hacen falta menos guerras,

más humor (4 veces).

Recitado:

«Hoy, Alegría, encontrada en la calle,

lejos de todo libro, ¡acompáñame!

Contigo quiero ir de casa en casa;

quiero ir de pueblo en pueblo;

de bandera en bandera.

No eres para mí solo.

¡Contigo por el mundo! ¡Con mi canto!

Voy a cumplir con todos

porque debo a todos mi alegría.

No se sorprenda nadie porque quiero

entregar a los hombres los dones de la tierra;

porque aprendí luchando

que es mi deber terrestre propagar la alegría.

Y cumplo mi destino con mi canto».
 

Coros:

A mal tiempo buena cara, y si es bueno aún mejor,

que a este mundo le hacen falta menos guerras,

MÁS AMOR.

5.º Nos hacemos eco de la canción:

  • ¿Qué te ha llamado la atención?
  • Nico, el autor de la canción, ¿qué entiende por alegría? ¿Estás de acuerdo? ¿Por qué?
  • ¿Cómo entiendes las palabras «Y es que hay una alegría que nunca se termina, que no pasa, que no acaba, que no es mentira»?
  • ¿Cómo crees que se puede lograr esa alegría?
  • Los miembros de este grupo ¿somos «rostros alegres», según la canción? ¿En qué se nota? ¿Dónde fallamos?
  • ¿Cómo nos ven los compañeros del instituto? ¿Nos ven como gente alegre, que contagia alegría, o vamos como un borrego más que no aporta nada, como «pardillos»?
  • ¿Dónde podemos encontrar esta alegría? ¿Cómo puede nacer en nosotros?
  • Motivos que nos crean tristeza, depresión, angustia. Leemos los papeles que hemos escrito antes, en los que hemos puesto nuestros motivos de tristeza. Los comentamos.

6.º Ahora se reparten los globos y se pinchan. Cada uno lee el papel que estaba en el globo.

Escuchamosatentamente y comentamos.

  • ¿Qué tienen en común estas experiencias de alegría?
  • ¿Por qué eres alegre?
  • ¿Qué actitudes, circunstancias, momentos… nos hacen vivir con optimismo y serenidad?

2 La alegría del Evangelio

El Evangelio recoge la experiencia vivida por las primeras comunidades cristianas. El Evangelio insiste desde el principio en la alegría:

Lc 1, 28: «Alégrate» es el saludo del ángel a María.

Lc 15, 8-9: «¿Qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice: «¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido»».

Mt 13, 44: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo».

Jn 15, 11: «Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud».

Flp 4, 4-5: «Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca».

Para que lo entiendas: Imagina un desfiladero profundo. Mucho verde, rocas, árboles. Al fondo se oye el agua de un río. Según avanzas por ese sendero, que a veces baja y luego vuelve a subir, en ocasiones el agua está cerca, a la vista, casi puedes tocarla. Otras, desaparece y solo se oye un murmullo. Pero está ahí. A lo largo del camino, a veces te sientes cansado; otras, lleno de energía. Tal vez has parado a recuperar fuerzas. Ahora vas hablando con tu gente, o cantando; luego hay silencio. Pero el murmullo del torrente, el agua que corre, sigue ahí. La alegría profunda del Evangelio es algo parecido. Es descubrir, en el fondo, un manantial fresco, una fuerza vital que, por más barreras que encuentre, siempre halla un espacio para ser parte de tu vida, de los momentos fáciles y de los problemas, del canto y del silencio.

Para el catequista

El papa Francisco dice: «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría» (La alegría del Evangelio, 1).

¿Podrías decir que el Evangelio es para ti fuente de alegría? En concreto, ¿qué tiene el Evangelio de buena noticia, de esas que te alegran el día?

Dedicar un momento a imaginar el mundo mejor de lo que es… y a creer que es posible… y a soñar caminos para conseguirlo. Se escribe en una cartulina. (El mundo es muy grande; se puede empezar por lo más cercano: la familia, el instituto, el grupo, el pueblo/barrio…).

3 Misioneros: alegres por anunciar el Evangelio

Los misioneros son gente como tú, que se sintieron atraídos por el mensaje del Evangelio y experimentaron el gozo, la alegría, de vivir la Palabra; que se sienten llamados a anunciar y compartir la Buena Noticia con otras gentes.

Visionado del vídeo Misioneros por el mundo: Turkana (del minuto 33:20 al 42:25):

o bien el realizado para el DOMUND 2014:

Comentar en el grupo: ¿qué te ha llamado la atención del misionero? Además de compartir la fe, ¿qué comparte con la gente? ¿Cómo celebran la fe? ¿Qué es lo más importante o necesario para que el misionero esté allí? ¿Por qué crees que la alegría es vital allá donde están los misioneros? ¿Y dónde estás tú? ¿Qué puedes mejorar de tu vida: actitudes, acciones, comportamientos, sueños…?

Pedimos por nuestros hermanos misioneros, para que sigan anunciando con alegría el Evangelio, y por cada uno de nosotros, para que Jesús nos llene el corazón y la vida entera; con Él siempre nace la alegría. También pedimos al Señor que cuente con cada uno de nosotros para llamarnos a la vocación misionera. Rezamos el padrenuestro.

Terminamos nuestra oración con la canción Magia, a modo de compromiso:

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Puedes descargarte esta dinámica en pdf en las Obras Misionales Pontificias

Catequesis infantil para la Jornada Mundial de las Misiones

Catequesis infantil para la Jornada Mundial de las Misiones

En la celebración del día del Domund, la Jornada Mundial de las Misiones, os presentamos esta catequesis orientada a los niños, y elaborada por Alejandro Martínez, de la Delegación Diocesana de Misiones de Granada para las Obras Misionales Pontificias.

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Para ir creando ambiente

Bailando sobre el papel

El catequista prepara hojas de periódico. Los participantes se dividen en parejas, cada una de las cuales tendrá una página. Las parejas bailan sobre esta mientras suena música o el catequista da palmadas. Cuando la música o las palmadas paren, cada pareja permanecerá inmóvil sobre su hoja de periódico. La siguiente vez que la música o las palmadas paren, la pareja deberá doblar por la mitad su papel. Después de varios turnos, los papeles se hacen muy pequeños, porque han sido doblados repetidamente, y resulta cada vez más difícil bailar sobre ellos. Las parejas que saquen los pies de su papel, quedan fuera del juego, que continúa hasta que una pareja gane.

Sagidi sagidi sapopó

El grupo forma un círculo o una línea. El catequista enseña a todos este simple canto monótono: «Sagidi sagidi sapopó». Cada vez que el grupo recita «Sagidi sagidi sapopó», el catequista hace una acción diferente, tal como chasquear los dedos, aplaudir al ritmo del canto, mover la cabeza, dar patadas al aire… Con cada nueva repetición del canto, cada uno copia las acciones de la persona de su izquierda, moviéndose siempre por detrás de ella.

1 El regalo de la alegría

domund_2014_catequesis_01Este juego sirve para promover la valoración y el estímulo positivo entre los miembros del grupo. Se necesitan hojas de papel y lápices.

Desarrollo

domund_2014_catequesis_02

Cada chico deberá tener tantos papeles como integrantes del grupo sean, incluido el catequista.

Se invita a los participantes a que cada uno escriba un mensaje a cada compañero de su grupo; un mensaje que tienda a despertar en cada cual sentimientos positivos respecto de sí mismo, incluso en el caso de aquellas personas por las que no se sienta gran simpatía.

  • El mensaje debe ser concreto y específico para cada persona, es decir, que describa rasgos de su personalidad, y debe expresarse, por ejemplo, así: «Me gusta cómo ríes cuando…», en vez de: «Me gusta tu actitud», pues este es muy general.
  • Procura decir algo bueno que le hayas observado o que admires, sus mejores momentos, sus éxitos; y haz siempre la presentación de tu mensaje de un modo personal: «A mí me gusta tu…», «Yo veo que tu…».
  • Escribe a quién va dirigido y fírmalo.
  • A continuación se ponen los papeles en una caja, doblados, con el nombre del destinatario por fuera; luego cada uno saca los dirigidos a él y los lee.

Esta actividad es muy valiosa, porque nos permite expresar lo mejor del otro y que este sepa lo que valoramos de él, además de mejorar considerablemente nuestros lazos amistosos. Terminar la dinámica recordando: «Los mejores regalos no son los que cuestan más dinero. Los mejores regalos son los que se dan desde el corazón».

2 En busca del tesoro perdido: ser felices

Los participantes deberán buscar un «tesoro escondido» lo más rápido posible. El catequista muestra lo que va a ser el «tesoro escondido» a todos los jugadores.

Todos, menos el catequista, salen de la sala. El catequista esconde el «tesoro» en un lugar donde sea difícil verlo. Luego llama a los chicos y chicas para que entren.

Deben buscar el «tesoro escondido» sin decir ninguna palabra y de una forma disimulada. Cuando un jugador lo encuentre, deberá hacer como si no lo hubiera visto y, discretamente, ir junto al catequista y contarle en un susurro dónde lo encontró. Si acierta, permanece al lado del catequista. El juego termina cuando el último jugador encuentra el «tesoro escondido». Comentar el juego: cómo me ha ido, cómo me he sentido, por qué…

3 Jesús y el tesoro escondido

Algo parecido ocurre en esta parábola que contó Jesús:

«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo» (Mt 13, 44).

O bien ver este vídeo de la parábola:

Para el catequista

En esta parábola, el compromiso que exige el Reino (el seguimiento de Jesús) no se hace por un esfuerzo ascético y personal (no por méritos personales), sino por la alegría de haber descubierto un valor insospechado e incomparable («va a vender todo lo que tiene y compra el campo»).

  • ¿Por qué quería el hombre comprar el campo?
  • ¿Por qué estaba gozoso el hombre de vender todo lo que tenía?
  • ¿Alguna vez te has imaginado cómo sería descubrir un tesoro escondido? Si descubrieras un tesoro enterrado en un campo, ¿venderías todo lo que tienes para poder comprar ese campo?
  • ¿Qué se necesita para encontrar un tesoro? ¿Qué compartirías de tu tesoro?

Existe un tesoro escondido. Algunos ya lo han descubierto, pero lamentablemente hay otros muchos que todavía no han tenido posibilidad de descubrirlo. Ese tesoro es el Reino de Dios. Las cosas de este mundo son fáciles de ver, pues siempre están frente a nosotros. Si eso es todo lo que vemos, es fácil atesorar solo esas cosas materiales. Pero las cosas de Dios son el verdadero tesoro, mucho más precioso que todo este mundo junto. Y este tesoro, su Reino, es ALEGRÍA. Dios quiere que tú, todos nosotros, seamos felices, y que ayudemos a otros, especialmente a los pobres, a ser felices también.

  • ¿Qué estarías dispuesto a compartir de tu tesoro?
  • Actividad: El tesoro es tan grande que se va descubriendo poco a poco lo que hay en él. A veces nuestros ojos no perciben algo, pero sabemos que existe (por ejemplo, el aire que respiramos no lo vemos, pero sabemos que esta ahí). Seguro que hemos encontrado parte de ese tesoro. En una cartulina vamos a escribir y poner en común lo que hemos descubierto cada uno de él (por ejemplo: compartir, alegría, perdonar, saludar, acompañar, amor, solidaridad, entrega, sonreír, tirar para delante…).

4 Misioneros, su tesoro es comunicar la alegría del Evangelio

¿Has pensado cuál es el tesoro de un misionero?

¿Qué han vendido para tener ese tesoro?

¿Lo pierden al llevarlo a otros? ¿Sí o no? ¿Por qué?

¿Están locos? ¿Por qué?

Se puede ver el DVD/vídeo de la campaña del DOMUND 2014 o visionar aquí el vídeo:

Comentar en el grupo y ver cómo colaborar con la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND).

5 Oración: como María

María también encontró su tesoro: tener a Jesús y entregarlo a la humanidad. Ella aceptó la llamada del ángel Gabriel de parte de Dios para ser la madre del Mesías: «Alégrate, llena de gracia». Y ni corta ni perezosa, se puso en camino, y con rapidez, para echar una mano a su prima Isabel, que también estaba embarazada y era muy mayor.

María no se quedó en Nazaret, no se quedó paralizada… Rápidamente, con prisa, se fue a ayudar a su prima. Y de ese encuentro brotó más alegría: «En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó [de alegría] la criatura en su vientre»; María cantó diciendo: «Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador». «Hay más dicha en dar que en recibir», enseñará Jesús.

Recordamos cómo dimos comienzo a la catequesis, enviando esos mensajes que alegraban a nuestros compañeros.

Que aprendamos a ser como María: a amar con generosidad. Unimos nuestras manos y damos gracias a Dios por nuestros misioneros.

Rezamos el avemaría y acabamos con el padrenuestro: «Venga tu Reino a toda la Tierra».

Puedes descargarte esta dinámica en pdf en las Obras Misionales Pontificias

¿Qué es el Domund?

¿Qué es el Domund?

El DOMUND es el día en que la Iglesia universal reza por los misioneros y misioneras y colabora con ellos en su labor evangelizadora desarrollada entre los más pobres.

El Domund ayuda a los misioneros

La Jornada Mundial de las Misiones, conocida en España como DOMUND, se celebra en todo el mundo el cuarto domingo de octubre. El DOMUND es una llamada de atención sobre la común responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización e invita a amar y apoyar la causa misionera. Los misioneros dan a conocer a todos el mensaje de Jesús, especialmente en aquellos lugares del mundo donde el Evangelio está en sus comienzos y la Iglesia aún no está asentada.

Estos lugares son conocidos como Territorios de Misión, están confiados a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y dependen en gran medida de la labor de los misioneros y del sostenimiento económico las Obras Misionales Pontificias de todo el mundo. Mediante el DOMUND, la Iglesia trata de cubrir estas carencias y ayudar a los más desfavorecidos a través de los misioneros.

El DOMUND es el momento culminante de una corriente de animación misionera y de cooperación con las misiones que se realiza durante todo el año, pero de una manera muy especial durante el «Octubre Misionero», el mes de las misiones.

¿Por qué celebramos el DOMUND?

La supervivencia de los Territorios de Misión depende de los donativos. El DOMUND es una llamada a la colaboración económica de los fieles. Gracias a su generosidad se construyen templos, se compran vehículos, se forman catequistas, se atienden proyectos sociales, sanitarios y educativos en las misiones.

Cada año llevan se llevan a cabo Proyectos Pastorales como:

La construcción de iglesias y capillas; la compra y sostenimiento de vehículos para la pastoral; la formación básica y permanente de los responsables de la pastoral; el sostenimiento de comunidades religiosas; el mantenimiento de los catequistas misioneros;

También se realizan Proyectos Sociales, Educativos y Sanitarios:

La Iglesia tiene una amplia labor social y educativa en todo el mundo: atiende a 117.119 instituciones sociales: hospitales, residencias de ancianos, orfanatos y comedores para personas necesitadas en todo el mundo. Se encarga de 209.688 instituciones educativas: guarderías, escuelas, universidades y centros de formación profesional.

En los Territorios de Misión la Iglesia atiende a 26.711 instituciones sociales. Esto significa que el 22,81% de las instituciones sociales del mundo están en la Misión. La Iglesia en estos territorios también se encarga de 99.045 instituciones educativas, lo que representa el 47,23% del total de instituciones educativas que tiene la Iglesia.

Todos estos proyectos son financiados con los donativos recogidos en el DOMUND. Las misiones siguen necesitando nuestra ayuda económica por eso muy necesaria toda nuestra colaboración.

Colabora con un donativo en OMP.ES

Fuente de este artículo: domund.org