por Dr. Julio Badui Dergal y Dr. Rubén Rodríguez Balderas, Pbros. | 18 Sep, 2013 | Postcomunión Dinámicas
La Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura constituyen un único depósito sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la Iglesia.
La interpretación auténtica de la Palabra de Dios escrita o transmitida, ha sido confiada únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo.
«Es tan grande el poder y la fuerza de la Palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual.» (Constitución Dei Verbum, nn. 10 y 21)
«Estas cosas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.» (Jn 20, 31)
«Bienaventurados más bien los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica.» (Lc 11, 28)
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LA REVELACIÓN
1. ¿Qué es la Revelación?
La revelación es la manifestación que Dios ha hecho a los hombres de Sí mismo y de aquellas otras verdades necesarias o convenientes para la salvación eterna.
2. ¿Dónde se encuentra la Revelación?
La Revelación –también llamada Doctrina cristiana o Depósito de la fe– se encuentra en la Sagrada Escritura y en la Tradición.
3. ¿A quién fue confiada la Revelación?
Jesucristo confió la Revelación a la Iglesia católica por medio de sus Apóstoles, por tanto, solo la Iglesia tiene autoridad para custodiarla, enseñarla e interpretarla sin error.
LA SAGRADA ESCRITURA
4. ¿Qué es la Sagrada Escritura?
La Sagrada Escritura es la Palabra de Dios puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, Al conjunto de los libros inspirados le llamamos Biblia.
LA TRADICIÓN
5. ¿Qué es la Tradición?
La Tradición es la Palabra de Dios no contenida en la Biblia, sino transmitida por Jesucristo a los Apóstoles y por estos a la Iglesia.
6. ¿En dónde están contenidas las enseñanzas de la Tradición?
Las enseñanzas de la Tradición están contenidas en los Símbolos o Profesiones de la fe (por ejemplo, el Credo), en los documentos de los Concilios, en los escritos de los Santos Padres de la Iglesia y en los ritos de la Sagrada Liturgia.
NOMBRES
7. ¿Qué otros nombres tiene la Biblia?
De acuerdo con lo que hemos dicho, a la Biblia se le llama también: Sagrada Escritura, Libros Sagrados, Libros Inspirados, Palabra de Dios.
AUTOR
8. ¿Quién es el Autor principal de la Biblia?
El Autor principal de la Biblia es Dios.
9. ¿Quién es el autor secundario o instrumental de la Biblia?
EL autor secundario o instrumental de la Biblia es el escritor sagrado o hagiógrafo. Por ejemplo, Moisés, el profeta Isaías, san Mateo, san Pablo, etc.
DIVISIÓN
10. ¿Cómo se divide la Biblia?
La Biblia se divide en dos partes: Antiguo y Nuevo Testamento. A su vez los libros del Antiguo y Nuevo Testamento se dividen en: Libros Históricos, Didácticos y Proféticos. Y cada libro se divide en capítulos y versículos.
CONTENIDO
11. ¿Qué contiene el Antiguo Testamento?
El Antiguo Testamento contiene los Libros Inspirados escritos antes de la venda de Jesucristo. Son 46.
12. ¿Qué contiene el Nuevo Testamento?
EL Nuevo Testamento contiene los libros Inspirados escritos después de la venida de Jesucristo. Son 27.
ANTIGUO TESTAMENTO
13. ¿Cuáles son los libros Históricos del Antiguo Testamento?
Loa libros Históricos del Antiguo Testamento son 21:
Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio (que forman el Pentateuco), Josué, Jueces, Ruth, I y II Crónicas (o Paralipómenos), I y II Esdras (el II llamado también Nehemías), Tobías, Judit, Esther, I y II Macabeos.
14. ¿Cuáles son los libros Didácticos del Antiguo Testamento?
Los libros didácticos del Antiguo Testamento son 7:
Job, Salmos, Proverbio, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Sabiduría y Eclesiástico.
15. ¿Cuáles son los libros Proféticos del Antiguo Testamento?
Los libros proféticos del Antiguo Testamento son 18:
- Los cuatro Profetas Mayores: Isaías, Jeremías (con Lamentaciones y Baruc), Ezequiel y Daniel.
- Los doce Profetas Menores: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías.
NUEVO TESTAMENTO
16. ¿Cuáles son los libros Históricos del Nuevo Testamento?
Los libros Históricos del Nuevo Testamento son 5: Los cuatro Evangelios (según san Mateo, san Marcos, san Lucas, san Juan) y los Hechos de los Apóstoles.
17. ¿Cuáles son los libros Didácticos del Nuevo Testamento?
Los libros Didácticos del Nuevo Testamento son 21:
- Las 14 Epístolas o Cartas de san Pablo: Romanos, I y II Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, I y II Tesalonicenses, I y II Timoteo, Tito, Filemón y Hebreos.
- Las 7 epístolas o Cartas llamadas católicas: I y II de san Pedro: I, II y III de san Juan, la de Santiago y la de san Judas.
18. ¿Cuáles son los libros Proféticos del Nuevo Testamento?
El único libro Profético del Nuevo Testamento es el Apocalipsis de san Juan.
INSPIRACIÓN
19. ¿Qué es la Inspiración bíblica?
La inspiración bíblica es una gracia específica que concede el Espíritu Santo, por la cual el escritor sagrado es movido a poner por escrito las cosas que Dios quiere comunicar a los demás hombres.
PROPIEDADES
20. ¿Cuáles son las propiedades de la Biblia?
Las propiedades de la Biblia son:
- La Unidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y entre todas las partes de todos los libros.
- La Inerrancia (no contiene errores) y la Veracidad (contiene las verdades necesarias para nuestra salvación).
- La Santidad (procede de Dios, enseña una doctrina santa y nos conduce a la santidad).
CANON BÍBLICO
21. ¿Qué es el Canon bíblico?
El Canon bíblico es el catálogo de los sesenta y tres libros del Antiguo y del Nuevo Testamentos que forman la Biblia y que la Iglesia ha declarado como divinamente inspirados.
ÉPOCA DE COMPOSICIÓN
22. ¿En qué período se escribió la Biblia?
Los libros del Antiguo Testamento fueron escritos entre el siglo XV y el siglo II antes de Cristo.
Los libros del Nuevo testamento fueron escritos en la segunda mitad del siglo I.
MATERIAL UTILIZADO
23. ¿Sobre qué material se escribieron los Libros Sagrados?
Los Libros Sagrados se escribieron al principio en papiro y más tarde en pergamino.
El papiro es una planta que abunda en Egipto, el pergamino es una piel de cabrito que permite escribir por las dos caras.
FORMATO ORIGINAL
24. ¿Cuál fue el formato primitivo de la Biblia?
Originalmente la Biblia estaba en rollos, es decir, largas fajas de papiro o de piel unidas en los extremos a dos bastones en torno a uno de los cuales giraba.
25. ¿En qué lenguas fueron escritos los Libros Sagrados?
Los Libros del Nuevo Testamento fueron escritos en griego, excepto el Evangelio de san Mateo que se escribió originalmente en arameo.
Los libros del Antiguo Testamento fueron escritos:
- en arameo (unos versículos del Génesis, de Jeremías, de Daniel y de Esdras);
- en griego (dos libros: Sabiduría y II Macabeos);
- en hebreo (todos los restantes).
VERSIONES
26. ¿A qué se llama Versiones de la Sagrada Escritura?
Se llaman Versiones de la Sagrada Escritura a las traducciones que se han hecho de la Biblia a otras lenguas distintas de aquellas en las que se escribieron originalmente los libros que la forman.
29. ¿Cuáles son las Versiones más importantes en la Iglesia?
Las Versiones más importantes en la Iglesia son: La Vulgata y la Neovulgata.
28. ¿Qué es la Vulgata?
La Vulgata es la traducción al latín que hizo san Jerónimo a finales del siglo IV. Esta versión fue solemnemente declarada como auténtica por el concilio de Trento (1546)
29. ¿Qué es la Neovulgata?
La Neovulgata es la misma versión Vulgata, a la que se han incorporado los avances y descubrimientos más recientes.
EL Papa Juan Pablo II aprobó y promulgó como edición Típica en 1979. El Papa lo hizo así para que esta nueva versión sirva como base segura para hacer traducciones de la Biblia a las lenguas modernas y para realizar estudios bíblicos.
30. ¿Puede haber errores en las traducciones o copias de la Sagrada Escritura?
En las traducciones o copias de la Sagrada Escritura puede haber errores por parte de los traductores o copistas, pero en las ediciones aprobadas por la Iglesia no puede haber errores en lo que atañe a la fe o a la moral.
LIBROS APÓCRIFOS
31. ¿Qué son los «libros apócrifos»?
Un «libro apócrifo» es aquel que, teniendo un argumento o título semejante a los libros inspirados, no tiene un autor cierto y no está incluido en el canon Bíblico fijado por la Iglesia, porque no fue divinamente inspirado y por contener algunos errores.
HERMENÉUTICA
32. ¿Qué es la Hermenéutica bíblica?
La Hermenéutica bíblica es la ciencia que trata de las normas para interpretar rectamente los Libros Sagrados.
33. ¿Quién puede interpretar la Biblia?
La Iglesia católica es la única capacitada para interpretar auténticamente (con pleno derecho y sin posibilidad de equivocarse) la Sagrada Escritura porque Dios le confió solamente a Ella la misión de guardar, enseñar y aclarar a los fieles su Palabra.
OTRAS BIBLIAS
34. ¿Qué otras Biblias existen?
Además de la Biblia católica, que es la única completa y verdadera, existen la Biblia Hebrea y las Biblias protestantes.
35. ¿Los hebreos admiten todos los libros contenidos en la Biblia?
No. La Biblia Hebrea solo contiene treinta y nueve libros del Antiguo Testamento. Por tanto, rechazan siete libros del Antiguo Testamento y todos los del Nuevo Testamento que forman la Biblia católica.
36. ¿Qué dicen los protestantes acerca de la interpretación de la Biblia?
Los protestantes admiten solamente el «libre examen» es decir, que cada uno ha de leer e interpretar la Biblia a su manera, sin necesidad de someterse a la autoridad de la Iglesia. Y eso supone un peligro grave para la Fe.
37. ¿La Biblia católica y las protestantes son iguales?
No. A las Biblias protestantes les suprimieron algunos libros que están en la Biblia católica; además en los libros que conservan, modifican algunas palabras para apoyar sus ideas erróneas.
38. ¿Qué otras características tienen las Biblias protestantes?
Carecen de notas y comentarios, no tienen aprobación de la autoridad de la Iglesia; muchas son editadas por las «Sociedades Bíblicas», algunas dicen: «Versión del original llevado a cabo por Cipriano de Valera y C. Reyna»; otras más suprimen varios libros del Antiguo Testamento (Sabiduría, Judit, Tobías, Eclesiástico y II Macabeos) y del Nuevo (Epístolas de Santiago, de san Pedro y de san Juan)
LECTURA DE LA BIBLIA
39. ¿Puede leerse cualquier Biblia?
No. Porque puede contener errores doctrinales o morales. Para evitar esos errores, un católico solo debe leer Biblias con notas y explicaciones aprobadas por la Iglesia católica, es decir, que tengan «Nihil Obstat» (expresión que significa ‘nada impide’) e «Imprimatur» (expresión que significa ‘imprímase’).
40. ¿La Iglesia recomienda la lectura de la Biblia?
Sí. Porque es alimento constante para la vida del alma; produce frutos de santidad, es fuente de oración, gran ayuda para la enseñanza de la doctrina cristiana y para la predicación. El Concilio Vaticano II «exhorta a todos los fieles con insistencia a que, por la frecuente lectura de las Escrituras, aprendan la ciencia eminente de Cristo» (Constitución Dei Verbum, n. 25).
41. ¿Qué disposiciones se deben tener para leer y estudiar la Biblia?
Las disposiciones que se deben tener para leer y estudiar la Biblia son: fe y amor a la Palabra de Dios, intención recta, piedad y humildad para aceptar lo que Dios dice.
42. ¿Cómo podemos conocer y amar la vida de Jesucristo Nuestro Señor?
Podemos conocer y amar la vida de Jesucristo leyendo los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, pero especialmente los cuatro Evangelios.
43. ¿Es recomendable leer los Evangelios diariamente?
Sí. Es recomendable leer los Evangelios diariamente durante unos cuantos minutos. San Jerónimo dice «Lee con mucha frecuencia las divinas Escrituras; es más, nunca abandones la lectura sagrada».
TEMA CENTRAL
44. ¿Cuál es la enseñanza que se obtiene de la Biblia?
La Biblia nos permite conocer el modo de llegar al Cielo, que es el fin de nuestra vida, y eso solo puede lograrse conociendo, amando e imitando la vida de Jesucristo. «Ojala fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: este lee la vida de Jesucristo» (San Josemaría Escrivá de Balaguer, Camino, n. 2).
45. ¿Cuál es, pues, el tema central de la Biblia?
El tema central de la Biblia es Jesucristo Nuestro Señor, que está presente en todas sus páginas. En el Antiguo Testamento, como promesa y esperanza; y en el Nuevo Testamento como realidad visible: Perfecto Dios y Perfecto Hombre.
«Toda Escritura, divinamente inspirada, es útil para enseñar, para convencer, para corregir, para dirigir en la justicia.» (2 Tm 3, 16)
«Siguiendo los ejemplos de los Padres, con igual afecto de piedad e igual reverencia, la Iglesia recibe y venera todos los libros tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, porque un solo Dios es Autor de ambos» (Concilio de Trento, 8 de abril de 1546)
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por Editorial Casals | 18 Sep, 2013 | Despertar religioso Historias de la Biblia
Jesús lleva la cruz
Con la cruz a cuestas va Jesús camino del Calvario, que es una colina que hay muy cerca de Jerusalén.
Sobre sus hombros lleva el enorme peso de la Cruz. La lleva para pagar por los pecados de todos los hombres de todos los tiempos… La gente se burla al verla pasar.
«Jesús, quiero ayudarte a llevar la cruz»
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Jesús muere en la cruz
Jesús está ya en la Cruz, como un ladrón más, entre dos ladrones. Los fariseos se burlan: «Si eres Hijo de Dios, baja de la Cruz y creeremos en Ti». Mientras, Jesús reza y le pide a Dios: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen». Al pie de la cruz están la Virgen María y Juan el apóstol. Jesús nos da a su Madre como Madre nuestra antes de morir. Luego dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, murió.
Canción poesía: «Madrecita»
Madrecita de todos los niños,
Que estás en el cielo rezando por mí,
Si algún día tu hijito no es bueno,
Cógelo en tus brazos y acurrúcale.
Por las noches, cuando esté dormido,
Ven junto a mi cama,
Ven y bésame.
Con tu manto de luna y estrellas,
Cúbreme en tus brazos y acurrúcame.
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Jesús es bajado de la cruz
Dos hombres buenos y valientes bajan el cuerpo de Jesús y se lo dan a su Madre, que lo recibe en sus brazos con inmenso cariño y dolor. Después, le vendan con aromas y perfumes y lo ponen en un sepulcro nuevo, cavando en una roca que estaba cerca de allí.
«Jesús, que vaya a hacerte compañía en el Sagrario»
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Jesús es sepultado
El sepulcro donde ha sido enterrado Jesús tiene una gran piedra en la puerta. Los fariseos han pedido a Pilato que ponga guardias en la entrada, pues oyeron decir a Jesús que resucitaría al tercer día y temen que los discípulos se lleven el cuerpo de Jesús y luego digan que ha resucitado.
«Jesús, no quiero decir mentiras»
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De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 115 a 118
Coordinador: Pedro de la Herrán
Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz
Dibujos: José Ramón Sánchez y Javier Jerez
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por evangeliodeldia.org | Catholic.net | 12 Sep, 2013 | Confirmación Liturgia
La comunión y el testimonio cristiano, ¿acaso no se fundan en el Misterio pascual, en la crucifixión, en la muerte y resurrección de Cristo? ¿No alcanzan en él su pleno cumplimiento? Hay un vínculo inseparable entre la cruz y la resurrección, que un cristiano no puede olvidar. Sin este vínculo, exaltar la cruz significaría justificar el sufrimiento y la muerte, no viendo en ello más que un fin inevitable. Para un cristiano, exaltar la cruz quiere decir entrar en comunión con la totalidad del amor incondicional de Dios por el hombre. Es hacer un acto de fe. Exaltar la cruz, en la perspectiva de la resurrección, es desear vivir y manifestar la totalidad de este amor. Es hacer un acto de amor. Exaltar la cruz lleva a comprometerse a ser heraldos de la comunión fraterna y eclesial, fuente del verdadero testimonio cristiano. Es hacer un acto de esperanza.
Santo Padre emérito Benedicto XVI
Discurso en su visita a la basílica de San Pablo de Harissa (Libano)
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Hacia el año 320 la Emperatriz Elena de Constantinopla encontró la Vera Cruz, la cruz en que murió Nuestro Señor Jesucristo, La Emperatriz y su hijo Constantino hicieron construir en el sitio del descubrimiento la Basílica del Santo Sepulcro, en el que guardaron la reliquia.
Años después, el rey Cosroes II de Persia, en el 614 invadió y conquistó Jerusalén y se llevó la Cruz poniéndola bajo los pies de su trono como signo de su desprecio por el cristianismo. Pero en el 628 el emperador Heraclio logró derrotarlo y recuperó la Cruz y la llevó de nuevo a Jerusalén el 14 de septiembre de ese mismo año. Para ello se realizó una ceremonia en la que la Cruz fuellevada en persona por el emperador a través de la ciudad. Desde entonces, ese día quedó señalado en los calendarios litúrgicos como el de la Exaltación de la Vera Cruz.
El cristianismo es un mensaje de amor. ¿Por qué entonces exaltar la Cruz? Además la Resurrección, más que la Cruz, da sentido a nuestra vida.
Pero ahí está la Cruz, el escándalo de la Cruz, de San Pablo. Nosotros no hubiéramos introducido la Cruz. Pero los caminos de Dios son diferentes. Los apóstoles la rechazaban. Y nosotros también.
La Cruz es fruto de la libertad y amor de Jesús. No era necesaria. Jesús la ha querido para mostrarnos su amor y su solidaridad con el dolor humano. Para compartir nuestro dolor y hacerlo redentor.
Jesús no ha venido a suprimir el sufrimiento: el sufrimiento seguirá presente entre nosotros. Tampoco ha venido para explicarlo: seguirá siendo un misterio. Ha venido para acompañarlo con su presencia. En presencia del dolor y muerte de Jesús, el Santo, el Inocente, el Cordero de Dios, no podemos rebelarnos ante nuestro sufrimiento ni ante el sufrimiento de los inocentes, aunque siga siendo un tremendo misterio.
Jesús, en plena juventud, es eliminado y lo acepta para abrirnos el paraíso con la fuerza de su bondad: «En plenitud de vida y de sendero dio el paso hacia la muerte porque El quiso. Mirad, de par en par, el paraíso, abierto por la fuerza de un Cordero» (Himno de Laudes).
En toda su vida Jesús no hizo más que bajar: en la Encarnación, en Belén, en el destierro. Perseguido, humillado, condenado. Sólo sube para ir a la Cruz. Y en ella está elevado, como la serpiente en el desierto, para que le veamos mejor, para atraernos e infundirnos esperanza. Pues Jesús no nos salva desde fuera, como por arte de magia, sino compartiendo nuestros problemas. Jesús no está en la Cruz para adoctrinarnos olímpicamente, con palabras, sino para compartir nuestro dolor solidariamente.
Pero el discípulo no es de mejor condición que el maestro, dice Jesús. Y añade: «El que quiera venirse conmigo, que reniegue de sí mismo, que cargue con su cruz y me siga». Es fácil seguir a Jesús en Belén, en el Tabor. ¡Qué bien estamos aquí!, decía Pedro. En Getsemaní se duerme, y, luego le niega.
«No se va al cielo hoy ni de aquí a veinte años. Se va cuando se es pobre y se está crucificado» (León Bloy). «Sube a mi Cruz. Yo no he bajado de ella todavía» (El Señor a Juan de la Cruz). No tengamos miedo. La Cruz es un signo más, enriquece, no es un signo menos. El sufrir pasa, el haber sufrido -la madurez adquirida en el dolor- no pasa jamás. La Cruz son dos palos que se cruzan: si acomodamos nuestra voluntad a la de Dios, pesa menos. Si besamos la Cruz de Jesús, besemos la nuestra, astilla de la suya.
Es la ambigüedad del dolor. El que no sufre, queda inmaduro. El que lo acepta, se santifica. El que lo rechaza, se amarga y se rebela.
La Exaltación de la Santa Cruz – Himno (laudes)
Brille la cruz del Verbo luminosa,
Brille como la carne sacratísima
De aquel Jesús nacido de la Virgen
Que en la gloria del Padre vive y brilla.
Gemía Adán, doliente y conturbado,
Lágrimas Eva junto a Adán vertía;
Brillen sus rostros por la cruz gloriosa,
Cruz que se enciende cuándo el Verbo expira.
¡ Salve cruz de los montes y caminos,
junto al enfermo suave medicina,
regio trono de Cristo en las familias,
cruz de nuestra fe, salve, cruz bendita!
Reine el señor crucificado,
Levantando la cruz donde moría;
Nuestros enfermos ojos buscan luz,
Nuestros labios, el río de la vida.
Te adoramos, oh cruz que fabricamos,
Pecadores, con manos deicidas;
Te adoramos, ornato del Señor,
Sacramento de nuestra eterna dicha.
Amén.
La Exaltación de la Santa Cruz – Oración
Señor, Dios nuestro, que has querido salvar a los hombres por medio de tu Hijo muerto en la cruz, te pedimos, ya que nos has dado a conocer en la tierra la fuerza misteriosa de la Cruz de Cristo, que podamos alcanzar en el cielo los frutos de la redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
La Exaltación de la Santa Cruz – Himno (vísperas)
Las banderas reales se adelantan
Y las cruz misteriosa en ellas brilla:
La cruz en que la vida sufrió muerte
Y en que, sufriendo muerte, nos dio vida.
Ella sostuvo el sacrosanto cuerpo
Que, al ser herido por la lanza dura,
Derramó sangre y agua en abundancia
Para lavar con ellas nuestras culpas.
En ella se cumplió perfectamente
Lo que David profetizó en su verso,
Cuándo dijo a los pueblos de la tierra:
«Nuestro Dios reinará desde un madero».
¡Árbol lleno de luz, árbol hermoso,
árbol hornado con la regia púrpura
y destinado a que su tronco digno
sintiera el roce de la carne pura!
¡Dichosa cruz que con tus brazos firmes,
en que estuvo colgado nuestro precio,
fuiste balanza para el cuerpo santo
que arrebató su presa a los infiernos!
A ti, que eres la única esperanza,
Te ensalzamos, oh cruz, y te rogamos
Que acrecientes la gracia de los justos
Y borres los delitos de los malos.
Recibe, oh Trinidad, fuente salubre
La alabanza de todos los espíritus,
Y tú que con tu cruz nos das el triunfo,
Añádenos el premio, oh Jesucristo.
Amén.
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Artículo original: Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz
Fuente original: Evangelio del día
por CeF | 12 Sep, 2013 | Confirmación Narraciones
«Con este signo vencerás»… La decisión del emperador Constantino a favor de los Cristianos fue, indudablemente influenciada por razones de conciencia; razones resultantes de las impresiones dejadas en cada persona libre de prejuicios tanto por los Cristianos como la fuerza moral de la Cristiandad y el conocimiento práctico que los emperadores poseían de los oficiales militares y oficiales estatales Cristianos. Tales razones, sin embargo no son mencionadas en la historia la cual le da primaria importancia al evento milagroso. Antes de que Constantino avanzara en contra de su rival Majencio y de acuerdo con las antiguas costumbres, convocó a los arúspices, los cuales profetizaron el desastre de acuerdo con un panegirista pagano. Sin embargo, cuando los dioses le negaban su ayuda, continúa dicho panegirista, hubo un dios en particular que lo animó ya que Constantino tenia cercana relación con dicha divinidad. Lactancio. (De mort. persec., ch. xliv) y Eusebio (Vita Const., I, xxvi-xxxi). Nos narran la manera cómo la conexión con dicha deidad se manifestó. El primero dice que fue en un sueño, el segundo a través de una visión como una manifestación celestial, una luz brillante en la cual vislumbró a la cruz o al monograma de Cristo. Fortalecido con dicha aparición, avanzó corajudamente a la batalla, venció a su rival y conquistó el poder supremo. Fue el resultado lo que dio importancia a la visión, ya que, posteriormente cuando el emperador reflexionaba respecto del evento le fue claro que la cruz llevaba la inscripción HOC VINCES (en éste signo conquistarás). Un monograma que combinaba las primeras letras del nombre de Cristo (CHRISTOS) X y P, una forma que no puede asegurarse que fuera utilizada antes por los Cristianos, fue convertida en uno de los símbolos de actualidad y puesta en el Labarum (q. v.). Esta insignia fue también puesta en la mano de una estatua del emperador en Roma, en cuyo pedestal se leía la siguiente inscripción «Con la ayuda de este beneficioso símbolo de fortaleza he liberado a mi ciudad del yugo de la tiranía y devuelto al Senado Romano y al Pueblo su antiguo esplendor y gloria». Enseguida después de su victoria, Constantino otorgó tolerancia a los Cristianos y al año siguiente (313) dio un paso mas en su favor. En el 313 Licinio y él emitieron en Milán el famoso edicto de tolerancia. En él se declaraba que los dos emperadores habían reflexionado respecto de lo que sería más ventajoso para la seguridad y bienestar del imperio y, sobre todo, habían tomado en consideración el servicio que el hombre debía a la «deidad». Por consiguiente resolvieron dar a los Cristianos y a otros libertad en el ejercicio de la religión.
Constantino el Grande – Enciclopedia católica
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Película Constantino el Grande
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Ficha de la película
Año: 1962
Género: Histórico / Aventuras
País: Yugoslavia / Italia
Formato: Color
Duración: 109 minutos
Título Original: Costantino il Grande
Dirección: Lionello De Felice
Producción: Ferdinand Felicioni
Guión: Lionello De Felice / Fulvio Palmieri / Michael Audley
Fotografía: Massimo Dallamano
Música: Mario Nascimbene
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por Xavier Villalta | Catholic.net | 11 Sep, 2013 | Catequesis Magisterio
La Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del Señor, no dejando de tomar de la mesa y de distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo, sobre todo en la Sagrada Liturgia. Siempre las ha considerado y considera, juntamente con la Sagrada Tradición, como la regla suprema de su fe, puesto que, inspiradas por Dios y escritas de una vez para siempre, comunican inmutablemente la palabra del mismo Dios, y hacen resonar la voz del Espíritu Santo en las palabras de los Profetas y de los Apóstoles.
Constitución Dogmática Dei Verbum
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La intención es que durante este mes, en todas las comunidades cristianas, se desarrollen algunas actividades que nos permitan acercarnos mejor y con más provecho a la Palabra de Dios.
Propuestas para escuchar la Palabra
1. La lectura diaria de los textos bíblicos litúrgicos es una excelente ayuda para profundizar en la Palabra de Dios. De esta manera nos unimos a toda la Iglesia que ora al Padre meditando los mismos textos. También nos acostumbramos a una lectura continuada de la Biblia, donde los textos están relacionados y lo que leemos hoy se continua con lo de mañana. La lectura diaria de los textos (para lo cual Liturgia Cotidiana es una excelente herramienta) constituye una «puerta segura» para escuchar a Dios que nos habla en la Biblia.
2. – ¿Has leído alguna vez un evangelio entero «de corrido»? Es muy interesante descubrir la trama de la vida de Jesús escrita por cada evangelista. Muchos detalles y relaciones entre los textos que cada evangelista utiliza quedan al descubierto cuando uno hace una lectura continuada. Este mes es propicio para ofrecerle a Dios este esfuerzo. Te recomendamos la lectura del evangelio de Marcos. No es muy largo, en unas horas se puede leer. Al ser el primero de los sinópticos, los otros (Mateo y Lucas) lo siguen en el esquema general. Por lo tanto es una muy buena «puerta de entrada» al mensaje de Jesús.
3. Otra posibilidad para poner en práctica este mes (y tal vez iniciar un hábito necesario y constructivo) es la oración con los salmos. Los mismos recogen la oración del pueblo de dios a lo largo de casi mil años de caminata del pueblo de Israel. Nos acercan la voz del pueblo que ora con fe, y la palabra de Dios, que nos señala esta manera de orar para acercarnos y escuchar sus enseñanzas. En los salmos podemos encontrar una inmensa fuente de inspiración para la oración. Hay salmos que nos hablan de la alegría, de las dificultades y conflictos, de la esperanza, del abatimiento, del dolor, de la liberación y la justicia, de la creación, de la misma Palabra de Dios (salmo 118, el más largo de todos). Aprender a rezar con los Salmos es una «puerta siempre abierta» para el encuentro con el Dios de la Vida.
4. La lectura orante de la Palabra, realizada en comunidad, nos pone en sintonía con la voluntad de Dios. Es un ejercicio clave para el crecimiento en la fe. La fuerza de la comunidad nos alienta para encontrar en los textos la fuerza del Espíritu. Todos aprendemos juntos y nos enriquecemos con el aporte de cada uno. Existen muchos métodos de lectura orante. Simplificando al máximo podemos decir que los siguientes cuatro pasos son los más comunes:
- Lectura
- Meditación
- Oración
- Compromiso
La lectura orante siempre desemboca en un desafío para vivir. La Palabra de Dios nos desafía a seguir los pasos de Jesús y cambiar nuestra vida.
La lectura orante, practicada en comunidad, es una «puerta-espejo» que nos interpela y nos ayuda a discernir cómo vivir y practicar su Palabra en nuestros días.
De la la Encíclica Fides et ratio
Capítulo V. N´55 (parcial)
«Tampoco faltan rebrotes peligrosos de fideísmo, que no acepta la importancia del conocimiento racional y de la reflexión filosófica para la inteligencia de la fe y, más aún, para la posibilidad misma de creer en Dios. Una expresión de esta tendencia fideísta difundida hoy es el « biblicismo », que tiende a hacer de la lectura de la Sagrada Escritura o de su exégesis el único punto de referencia para la verdad. Sucede así que se identifica la palabra de Dios solamente con la Sagrada Escritura, vaciando así de sentido la doctrina de la Iglesia confirmada expresamente por el Concilio Ecuménico Vaticano II.
La Constitución Dei Verbum, después de recordar que la palabra de Dios está presente tanto en los textos sagrados como en la Tradición, afirma claramente: « La Tradición y la Escritura constituyen el depósito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia. Fiel a dicho depósito, el pueblo cristiano entero, unido a sus pastores, persevera siempre en la doctrina apostólica ». La Sagrada Escritura, por tanto, no es solamente punto de referencia para la Iglesia. En efecto, la « suprema norma de su fe » proviene de la unidad que el Espíritu ha puesto entre la Sagrada Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia en una reciprocidad tal que los tres no pueden subsistir de forma independiente.
No hay que infravalorar, además, el peligro de la aplicación de una sola metodología para llegar a la verdad de la Sagrada Escritura, olvidando la necesidad de una exégesis más amplia que permita comprender, junto con toda la Iglesia, el sentido pleno de los textos. Cuantos se dedican al estudio de las Sagradas Escrituras deben tener siempre presente que las diversas metodologías hermenéuticas se apoyan en una determinada concepción filosófica. Por ello, es preciso analizarla con discernimiento antes de aplicarla a los textos sagrados.»
Juan Pablo II
Fides et ratio
14 de Setiembre de 1998
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Para finalizar, los católicos durante el mes de septiembre debemos dedicarlo a iniciar el conocimiento y divulgación de los textos bíblicos, ya que quien se llame cristiano tendría que conocer la historia de la salvación y la Palabra de Dios, interpretadas auténtica y fielmente por el Magisterio de la Iglesia.
La Biblia, para todas las denominaciones cristianas, contiene la Revelación y es, como todo libro sagrado, la fuente del conocimiento y el compromiso de vida en lo referente a la fe.
Cada año, la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, la Iglesia Ortodoxa e Iglesias Evangélicas celebrarán el Mes de la Biblia.
Cada comunidad celebrará el mes con énfasis de acuerdo a su historia y tradición.
La Iglesia Católica Romana recordando a San Jerónimo, (a quien conmemoramos el 30 de septiembre), traductor de la Vulgata, la Biblia en lengua latina; la Ortodoxa haciendo memoria que fue en idioma griego que se escribieron los Santos Evangelios y los demás libros del Nuevo Testamento y las Iglesias Evangélicas conmemorando la publicación, el 26 de septiembre de 1569, de la primera traducción de los Textos Bíblicos a la lengua española, traducción realizada por Casiodoro de Reina y conocida como la «Biblia del Oso» ya que en su portada estaba representado dicho animal.
Muy pocos saben que esta Biblia, pese a ser fruto del trabajo de un activo protestante contenía todos los textos propios de la Biblia Vulgata latina de San Jerónimo, mencionada al inicio, que es el texto oficial de la Biblia para toda la iglesia católica romana.
Algo de historia
La palabra Biblia se origina, a través del latín, en la expresión griega τα βιβλία τα ἅγια (ta biblía ta haguia; los libros sagrados), acuñada por vez primera en I Macabeos 12:9, siendo βιβλία plural de βιβλίον (biblíon, ´papiro´ o ´rollo´, usado también para ´libro´). Se cree que este nombre nació como diminutivo del nombre de la ciudad de Biblos (Βύβλος), importante mercado de papiros de la antigüedad.
Esta frase fue empleada por los hebreos helenizados (aquellos que habitaban en ciudades de habla griega) mucho tiempo antes del nacimiento de Jesús de Nazaret para referirse al Tanaj o Antiguo Testamento. Muchos años después empezó a ser utilizada por los cristianos para referirse al conjunto de libros que forman el Antiguo Testamento así como los Evangelios y las cartas apostólicas, es decir, el Nuevo Testamento. Para ese entonces ya era común utilizar las dos primeras palabras de la frase, τα βιβλία, a manera de título.
Ya como título, y habiendo perdido el artículo τα, se empezó a utilizar en latín como biblia sacra (los libros sagrados) y de ahí fue transmitido a las demás lenguas.
La Biblia es una compilación de textos que en un principio eran documentos separados (llamados «libros»), escritos primero en hebreo, arameo y griego durante un dilatado periodo de tiempo y después reunidos para formar el Tanaj (Antiguo Testamento para los cristianos) y luego el Nuevo Testamento. Ambos testamentos forman la Biblia cristiana. En sí la Biblia fue escrita a lo largo de aproximadamente 1000 años (900 a. C. – 100 d. C.). Los textos más antiguos se encuentran en el Libro de los Jueces («Canto de Débora») y en el Pentateuco, que son datadas en la época de los dos reinos (siglos X a VIII a. C.). El libro completo más antiguo, el de Oseas es también de la misma época.
El canon católico romano de la Biblia que conocemos hoy fue sancionado por primera vez en el Concilio de Hipona en el año 393 de nuestra era, por la Iglesia Católica. Dicho canon de 73 libros (46 pertenecientes al llamado Antiguo Testamento, incluyendo 7 libros llamados actualmente Deuterocanónicos -Tobías, Judit, I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc- y 27 al Nuevo Testamento) fue confirmado en el Sínodo de Roma en el año 380, y ratificado en el Concilio de Cartago en el año 397, y luego nuevamente confirmado por decreto en la cuarta sesión del Concilio de Trento del 8 de abril de 1546.
Versiones castellanas de la Biblia Católica
Vienen éstas de la traducción hecha por San Jerónimo (Dalmacia, Yugoeslavia, 342-420) al latín, versión oficial de la Iglesia por casi 15 siglos. El primer intento estuvo a cargo de la corte del Rey Alfonso X, El Sabio, en 1280, conocida como la Biblia Alfonsina; en 1430, el Gran Maestre de la orden de Calatrava, Don Luis de Guzmán, patrocina a Mosé Arragel para realizar otra traducción, conocida como la Biblia de Alba.
En 1944 se publica la llamada de Nácar-Colunga, publicada por la Biblioteca de Autores Cristianos que no usa la traducción de la Vulgata como fuente si no usa los originales.
La Biblia de Jerusalén aparece en 1967, también basada en los textos originales. La primera edición de la Biblia latinoamericana, con el lenguaje propio de la región, es editada por primera vez en 2001. En el año 2005 se presentó, tras 33 años de trabajo, la Biblia de Navarra, para hacerla se tomaron como fuente los textos originales en hebreo, arameo y griego.
Consulta también el Especial del Mes de la Bibia de la Iglesia chilena
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Artículo original en Catholic.net
por Editorial Casals | 9 Sep, 2013 | Despertar religioso Historias de la Biblia
Jesús en el huerto de los olivos
Después de la Última Cena, Jesús se fue a rezar al Huerto de los Olivos. Los Apóstoles le siguieron, pero se quedaron dormidos cerca de donde rezaba Jesús. Jesús estaba muy triste pensando en los pecados de los hombres y en lo mucho que tenía que sufrir para salvarnos. Y le dijo a su Padre Dios: «Padre, si es posible, que no tenga que sufrir tanto; pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres Tú».
«Jesús, yo no quiero ponerte triste»
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Prendimiento de Jesús
Judas, uno de los doce Apóstoles que había dejado de ser amigo de Jesús, llevó hasta el Huerto de los Olivos a los fariseos y a los soldados con espadas, palos y lanzas para coger a Jesús. Jesús, cuando les vio, dijo: «Venís a por mí como si fuera un ladrón… Cogedme a mí, pero dejad marchar a mis amigos».
«Que nunca sea malo y te traicione»
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Jesús es azotado
Los soldados llevaron a Jesús ante Pilato, que era el que más mandaba. Pilato habló con Jesús, y luego dijo que lo ataran a una columna y que le dieran azotes en la espalda con látigos. Jesús sufre en silencio, por nuestros pecados.
«Jesús, yo quiero ofrecerte las cosas que me cuestan»
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La coronación de espinas
El cuerpo de Jesús está destrozado. Los soldados se han burlado de Él, le han quitado sus ropas y le han puesto una corona de espinas y, por manto, un trapo sucio de color púrpura.
Pilato se lo enseña al pueblo, pensando que sentirán lástima y le dejarían en paz. Pero no fue así.
«Ayúdame a no burlarme de nadie»
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¡Crucifícale!
«¡Crucifícale! ¡Crucifícale!» grita la gente como loca. Los fariseos les han convencido para que pidan la muerte de Jesús. A Pilato le dicen: «Si sueltas a Jesús, ya no serás amigo del César», que era el jefe de todos los romanos. A Pilato le da miedo perder su puesto de gobernador y condena a muerte a Jesús, aunque sabía que era inocente.
«Jesús, yo te quiero amar por los que no te quieren»
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De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 110 a 114
Coordinador: Pedro de la Herrán
Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz
Dibujos: José Ramón Sánchez y Javier Jerez
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por Grupo Educativo COAS | 4 Sep, 2013 | Primera comunión Dinámicas
El Departamento de Religión del Grupo Educativo COAS pone a disposición de todos los usuarios una serie de ejercicios que permitirán a los niños trabajar y aprender las parábolas de Jesús. Estos ejercicios, preparados por profesores expertos en la materia, serán de gran utilidad para catequistas y padres.
Nota: los títulos enlazan los ejercicios, los cuales están disponibles en formato pdf que os podréis descargar.
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Aprende las parábolas de Jesús
Ejercicio 1
Buscar un grupo de parábolas en el Evangelio. Identificar las parábolas con los dibujos y explicar qué sucede en las viñetas.
Ejercicio 2
Las parábolas que se proponen buscarlas en el Evangelio y luego relacionar los dibujos con la letra correcta.
Ejercicio 3
Se indican unas parábolas y hay que relacionarlas con un dibujo que representa solamente una parte de la parábola, explicando qué sucede en el dibujo.
Ejercicio 4
Aquí se trata de dibujar la parte de la parábola que no está representada en las viñetas del dibujo.
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Fuente original: Grupo Educativo COAS
por Editorial Casals | 2 Sep, 2013 | Postcomunión Narraciones
Eran dos hermanos que oyeron el mismo día la voz de Dios, que los llamaba a la vida perfecta y, sin demora alguna, con prontitud y generosidad, abandonaron todas las cosas y se retiraron a la soledad del campo a servir a Él solo. A fuerza de rudos trabajos cultivaban un campo, roturaron unas tierras yermas y baldías; cosechaban legumbres y cuando necesitaban para alimentarse sobriamente; además confeccionaban las ropas con que se cubrían, limpiaban con esmero su rústica cabaña y leían las Sagradas Escrituras. El resto del tiempo lo dedicaban a la oración y a la meditación de las cosas divinas.
Esta vida de retiro y de piedad no satisfizo, sin embargo, a uno de ellos, Juan, «el menor», el cual soñaba con éxtasis y visiones y casi consideraba indignos de sí aquellos trabajos que realizaba con su hermano y aquellas lecturas, a las cuales se entregaban.
Así, pues, un día le dijo claramente:
—Siento decirte, hermano, que nuestra vida me parece demasiado común; vivimos como los demás hombres; nos preocupamos demasiado de las cosas terrenas. De ahora en adelante quiero ocuparme sólo de las cosas divinas. Iré a otra parte a vivir como los ángeles, únicamente por amor de Dios. Quiero pasar así los días de mi vida. Aspiro a la sola contemplación de la grandeza inefable de Dios. Adiós, hermano; mi vocación me llama a una vida más perfecta, a una vida angélica… Un efecto desagradable produjeron estas palabras en el hermano mayor, el cual se esforzó inútilmente en disuadirle y detenerle a su lado. Juan, firmemente convencido de la sublimidad del estado al cual quería consagrarse, no se dejó desviar de su propósito. Partió, pues, sin ni siquiera pensar que su vocación pudiera ser un engaño del demonio de la pereza. Marchó, pero afortunadamente no solo. Iba con él el santo Ángel de la Guarda, decidido a no abandonarle y hacerle volver de su temeridad.
En su nuevo retiro pasó el primer día completamente entregado a la oración ya al meditación.
Sólo, al atardecer, se sintió algo desconcertado al ver que no llegaba al cuervo a traerle un buen trozo de pan, como en otro tiempo lo hiciera con san Pablo, el ermitaño.
Le parecía natural que el Señor le diese esa mísera recompensa, ya que él lo había dejado todo por servirle.
Para cenar, tuvo que contentarse con un puñado de raíces silvestres. Una gran piedra le sirvió de colchón durante la noche. Mas era tal la fuerza de su vocación que ofreció al Señor privaciones y se durmió con la persuasión íntima de que llegaría a ser un gran santo.
Su ángel, sin embargo, no dormía; velaba a su lado, no solo para alejar los animales del desierto y las enfermedades, a las cuales imprudentemente se exponía por dormir al raso, sino también para instruirle y corregirle. En las horas de la noche le mandó un sueño, durante el cual vio un cuervo —el cuervo de san Pablo— que revoloteando sobre las arenas movedizas, llevaba un pan blanco en el pico. Juan, hambriento, hacía esfuerzos constantes para cogerlo, pero el ave huía siempre de sus manos, graznando estas palabras.
—Dios, mi amo y Señor, me envía a los ancianos que ponen sus energías a su servicio, no a los jóvenes que tienen brazos robustos para trabajar.
Este sueño turbó bastante a Juan que, al despertarse, se sintió menos satisfecho que al dormirse; por otra parte, tenía los miembros ateridos por el frío de la noche y su estómago estaba vacío. Su ángel le sugirió que aceptase todas las privaciones con espíritu de penitencia, ya que se había retirado al desierto para santificarse.
Llegó el segundo día, Juan multiplicó sus oraciones; se entregó a la meditación más concentrada y absorta y eso, no obstante, el éxtasis tan deseado y el cuervo con el alimento en el pico no se presentaron. Juan pensó que tal vez había tenido distracciones voluntarias en la oración, y por eso Dios no le regalaba con las visiones y los éxtasis tan deseados.
Aquella noche se sintió feliz de tener para cenar un huevo de avestruz, hallado entre la arena caliente: no estaba muy fresco, que digamos; pero, ¿no había venido para hacer penitencia? Era muy natural que la hiciese, lo más terrible para él fue la falta de agua: ni una gota para apagar la sed. ¿Qué hacían los serafines del cielo, a quienes él quería imitar en el desierto? Pensó para sus adentros.
Su Ángel de la Guarda recogió este pensamiento, este deseo de saber y lo presentó en el trono de Dios. A su regreso, Juan dormía y en sus sueños veía animarse el desierto y poblarse de una multitud inmensa de ángeles. Uno de ellos le rozó con las alas y él trató de detenerle.
—No dispongo de tiempo, hermano —dijo el ángel— tengo que trabajar.
Otros dos se encorvaban ante el peso de una hermosa canastilla, llena de aureolas radiantes.
—Deteneos, hermanos; ¿qué lleváis?
—No podemos detenernos; tenemos una orden que cumplir: con estas aureolas hemos de coronar a los que han sudado en su labor diaria.
Otros tenían la misión de abrir las corolas de las flores, de cuidar los nidos de las aves, de consolar a los afligidos, aliviar a los enfermos, gobernar los Estados…. Todos trabajaban lo mismo en el cielo que en la tierra.
Amaneció al tercer día, sin que llegasen las alegrías espirituales que el futuro santo esperaba. Su espíritu estaba en una tensión continua; sentía el tormento del hambre, de la sed y del frío; la desilusión más terrible se cebaba en sus alma; lejos de descansar, experimentaba dolores agudos en todo el cuerpo. Pues, ¿qué tenía Dios contra él, que consumía todas las horas en su servicio? Así preguntaba angustiado y abrumado por una tristeza infinita, cuando en las horas de la noche le mandó su ángel custodio un tercer sueño.
Durante él se vio transportado a Nazaret y, sin ser visto, penetró en las santa casa de María: la Virgen estaba hilando con sus blancas manos la túnica inconsútil para su divino Hijo.
A través de un respiradero vio también el taller. San José estaba encorvado sobre el banco de la carpintería y Jesús, que con una sola señal hubiera podido llamar a una legión de ángeles, manejaba la garlopa y demás herramientas vulgares del oficio paterno.
Se despertó sobresaltado. ¿Para qué ha trabajado Nuestro Señor, sino para darnos ejemplo y para cumplir el precepto impuesto al primer hombre y en él a toda la humanidad «Comerás el pan con el sudor de tu rostro»?
Al llegar el cuarto día, sin casi darse cuenta, Juan había emprendido el regreso hacia la cabaña de su hermano. Mas, sintiéndose extenuado y sin fuerzas, trató de olvidar la tierra, meditando sobre las bellezas del cielo. Entonces el Ángel de la Guarda le inspiró estos pensamientos.
Sobre un trono de nubes, rodeado de serafines y querubines, Dios reina, en medio de su gloria infinita, recibe los hosannas de los bienaventurados y ve sus súplicas. Desde el seno de esa gloria dirige todas las cosas: cuida de que nada se interfiera para poner en peligro el equilibrio admirable y complicado del universo; su solicitud se extiende a todas las criaturas, hasta las más pequeñas que viven en el fondo del mar o en las entrañas de la tierra; sujeta a la tempestad, pronta y dispuesta para trastornar la naturaleza; dice a las aguas del océano: «Llegaréis hasta aquí y no pasaréis de los límites establecidos»; impera a los astros y endereza la florecilla, inclinada sobre sus tallo.
Juan se concentró en sí mismo para aplicarse el fruto de la meditación
—¿Cómo? —pensó—. ¡Yo desprecio el trabajo, yo que soy un miserable gusanillo de la tierra, mientras el Dios omnipotente, el Creador de todas las cosas, está operando siempre, realiza un trabajo infinito con la infinitud de su poder!
Al amanecer del quinto día, extenuado, sí, pero del todo cambiado, con andar vacilante y casi arrastrándose, se acercó a la cabaña de su hermano y llamó a la puerta.
—¿Quién es? —preguntó su morador.
—Soy yo, Juan, tu hermano.
—¿Qué? ¿No te has convertido en un ángel?
—Todavía no; pero al menos he adquirido el convencimiento de que, para asemejarse a los ángeles del Señor, es preciso unir el trabajo a la plegaria y a la contemplación.
Y así lo hizo durante todas sus vida.
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Noticias Cristianas: «Historias para amar a Dios. I Parte: Cuentos y leyendas, n.º 2», en Historias para amar, páginas 7-11.
por Chechu García | 2 Ago, 2013 | Confirmación Dinámicas
Una vez terminada la JMJ Río 2013, viene lo más bonito: la esperanza y los frutos que ésta proporcionará si Dios quiere…
Con estos sentimientos y pensamientos os presentamos este vídeo musical como homenaje a esta maravillosa experiencia.
El vídeo está realizado por Chechu García, editor y cámara de Goya producciones, con música de Marc Anthony.
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Vivir mi vida: homenaje a la JMJ de Río de Janeiro
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Vivir mi vida (letra de la canción)
Voy a reír, voy a bailar
vivir mi vida, la, la, la, la
Voy a reír, voy a gozar
vivir mi vida, la, la, la, la
A veces llega la lluvia
para limpiar las heridas
A veces sólo una gota
puede vencer la sequía
Y para qué llorar, ¿Pa’ qué?
Si duele una pena, se olvida
Y para qué sufrir, ¿Pa’ qué?
Si así es la vida, hay que vivirla
Voy a reír, voy a bailar
vivir mi vida, la, la, la, la
Voy a reír, voy a gozar
vivir mi vida, la, la, la, la
Voy a vivir el momento
para entender el destino
Voy a escuchar en silencio
para encontrar el camino
Y para qué llorar, ¿Pa’ qué?
Si duele una pena, se olvida
Y para qué sufrir, ¿Pa’ qué?
Si duele una pena, se olvida
Voy a reír, voy a bailar
vivir mi vida, la, la, la, la
Voy a reír, voy a gozar
vivir mi vida, la, la, la, la
¡Mi gente!
Voy a reír, voy a bailar
¿Pa’ qué llorar? ¿Pa’ qué sufrir?
Empieza a soñar, a reír
Voy a reír, voy a bailar
Siente y baila y goza,
que la vida es una sola
Voy a reír, voy a bailar
Vive, sigue, siempre pa’lante,
no mires pa’ atrás
Mi gente, la vida es una
Voy a reír, voy a bailar
vivir mi vida, la, la, la, la
Voy a reír, voy a gozar
vivir mi vida, la, la, la, la
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