Trece cuestiones del papa Francisco sobre la familia

Trece cuestiones del papa Francisco sobre la familia

El Día Internacional de las Familias es promovido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) “para crear conciencia sobre el papel fundamental de las familias en la educación de los hijos desde la primera infancia, y las oportunidades de aprendizaje permanente que existen para niños y jóvenes”, considerando que “la familia constituye la unidad básica de la sociedad”, indica la web de la ONU.

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Padrenuestro para niños

Padrenuestro para niños

  1. En este artículo recopilamos diversos recursos para enseñar a los niños la oración por excelencia, aquella que Cristo nos enseñó: el Padrenuestro.

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Recemos juntos el Padrenuestro

 

Significado del Padrenuestro para niños, explicado por Infancia Misionera.

 

1.— Padre nuestro que estás en el cielo.

 

Si Jesucristo no nos llega a revelar que Dios es nuestro Padre, jamás se le hubiera ocurrido ni al más santo de la tierra. —¿Dónde está Dios nuestro Padre, además de su casa del cielo…? Pregunta sabrosa como para escuchar las verdades más bellas y los disparates más inocentes.

 

padrenuestroninos012.— Santificado sea tu nombre.

 

O sea, que todos bendigamos y glorifiquemos a Dios, que más falta nos hace a nosotros que El sea glorificado y más bienes se nos siguen, porque así nos bendice y nos ayuda como PADRE NUESTRO.

 

padrenuestroninos023.— Venga a nosotros tu reino.

 

Sin votaciones ni elecciones, ni peleas. Los misioneros se la pasan en eso toda su vida. Anunciando el Reino de Dios.

 

padrenuestroninos034.— Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

 

¡Qué golilla para el mundo entero! Viviríamos casi como en el paraiso; lo de casi es porque allí no necesitamos médicos ni farmacias; aquí en la tierra, hasta los santos se enferman y mueren.

 

padrenuestroninos045.— Danos hoy nuestro pan de cada día.

 

Jesús pensó en nosotros. Tres peticiones en honor de Dios y cuatro en provecho de la gente (cuenten y verán). Claro que lo del pan es lo primero; sin comer no se puede rezar.

 

padrenuestroninos056.— Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

 

O sea, «dando y dando, pajarito volando». Con Dios nadie se las puede echar de vivo. Si tú perdonas, te perdonan, si no olvídate de eso y cambia.

 

padrenuestroninos067.— No nos dejes caer en la tentación.

 

Vean al muchachito que se acuesta de puro flojo y deja la tarea y todos sus deberes, para cuando venga su mamá…

 

padrenuestroninos078.— Líbranos del mal. Amen

 

Advertencia

 

Con lo que usted sabe del Padrenuestro y con estos dibujos a la vista, tiene un poco de catequesis sabrosas y profundas, tal como se contienen en la oración del Señor. Es cuestión de corazón y un poco de fantasía de la buena. Pueden salir estupendos misioneros, ¡aunque usted no lo crea!

 

 

Padrenuestro para niños pequeños

padrenuestropeques

Padrenuestro con música de Simon & Garfunkel

a) Partitura con acordes

Padrenuestro_partitura_SG

b) Vídeo de ejemplo cantado por niños

Padrenuestro con música de Martín Valverde

a) Letra y acordes

padrenuestro_martinvalverde

Padrenuestro en inglés (Our Father)

Our Father,

who are in Heaven,

hallowed by Thy name,

Thy kingdom come,

Thy will be done

on earth as it is in Heaven.

 

Give us this day our daily bread,

and forgive us our trespasses

as we forgive those who trespass against us.

And lead us not into temptation

but deliver us from evil.

 

Amen.

padrenuestro_cartela

 

Evangelio del día: Rectitud de intención

Evangelio del día: Rectitud de intención

Mateo 6, 1-6.16-18. Miércoles de la 11.ª semana del Tiempo Ordinario. La hipocresía en la Iglesia… ¡Cuánto mal nos hace a todos!

Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Sagrada Escritura en el portal web de la Santa Sede

Lecturas

Primera lectura: Libro Segundo de Reyes, 2 Re 2, 1.6-14

Salmo: Sal 31(30), 20-21.24

Oración introductoria

Señor, te imploro me ayudes a vivir una fe más auténtica, más firme, con una mayor pureza de intención, que busque crecer en el amor. Que tu gracia me guíe para aprovechar todos los medios espirituales que me ofreces a través de nuestra madre, la Iglesia.

Petición

Señor, dame la gracia de convertirme a Ti con todo mi corazón, recordando que polvo soy.

Meditación del Santo Padre Francisco

«Intelectuales sin talento, «eticistas» sin bondad, portadores de bellezas de museo»: éstas son las categorías de «hipócritas que tanto reprende Jesús». Las indicó el Papa Francisco en la misa del [día de hoy], por la mañana, en la capilla de la Domus Sanctae Marthae, deteniéndose en la hipocresía, que existe también en la Iglesia, y en el daño que produce. El Pontífice recordó que «el Señor en el Evangelio habla numerosas veces de la hipocresía» y «contra los hipócritas».

Existen «los hipócritas de la casuística: son los intelectuales de la casuística», que «no cuentan con la inteligencia de encontrar y explicar a Dios»; permanecen sólo en la «casuística: «hasta aquí se puede, hasta aquí no se puede»»; son «cristianos intelectuales sin talento». Otros, en cambio, son los de los preceptos, que llevan al pueblo de Dios por un camino sin salida —prosiguió—. Son «eticistas» sin bondad. No saben lo que es la bondad. Son «eticistas»: «se debe hacer esto, esto, esto…». «Llenan de preceptos», pero «sin bondad». Y se adornan con «mantos, con muchas cosas para aparentar ser majestuosos, perfectos»; sin embargo «no tienen sentido de la belleza. Llegan sólo a una belleza de museo».

«El Señor habla de otra clase de hipócritas, quienes se mueven en ámbito sacro». Este caso es el más grave —advirtió el Santo Padre—, porque roza el pecado contra el Espíritu Santo. «El Señor habla de ayuno, oración y limosna —dijo—: los tres pilares de la piedad cristiana, de la conversión interior que la Iglesia nos propone a todos en Cuaresma. Y en este camino están los hipócritas, que presumen al hacer ayuno, al dar limosna, al rezar. Pienso que cuando la hipocresía llega a ese punto, en la relación con Dios estamos bastante cerca del pecado contra el Espíritu Santo. Éstos no saben de belleza, no saben de amor, no saben de verdad; son pequeños, viles».

No todo está perdido. Una ayuda para emprender «el camino contrario» viene de lo que dice Pablo en su segunda carta a los Corintios (9, 6-11): «nos habla de largueza, de alegría —prosiguió el Santo Padre—. Todos hemos tenido la tentación de la hipocresía. Todos. Todos los cristianos. Pero todos tenemos también la gracia, la gracia que viene de Jesucristo, la gracia de la alegría, la gracia de la magnanimidad, de la largueza». Pues bien: si «el hipócrita no sabe lo que es la alegría, no sabe lo que es la largueza, no sabe lo que es la magnanimidad», Pablo nos indica un camino alternativo hecho precisamente «de alegría, largueza y magnanimidad».

No dudó el Papa Francisco en referirse «a la hipocresía en la Iglesia». «¡Cuánto mal nos hace a todos!» —exclamó—. Incluso porque «todos nosotros tenemos la posibilidad de convertirnos en hipócritas». Por ello invitó a pensar en Jesús, «que nos habla de rezar en lo secreto, perfumar la cabeza el día del ayuno y no tocar la tromba cuando hacemos una obra buena». En esto, en la oración —aseguró, citando la parábola de Jesús del Evangelio de Lucas (18, 9-14)—, «nos hará bien la imagen tan bella del publicano: «Ten piedad de mí, Señor, que soy un pecador». Y esta es la oración que nosotros debemos hacer todos los días, con la conciencia de que somos pecadores, con pecados concretos, no teóricos».

Santo Padre Francisco: Esos tipos de hipócritas

Meditación del miércoles, 19 de junio de 2013

Propósito

Hacer un examen de conciencia y averiguar en qué momentos no tuve rectitud de intención.

Diálogo con Cristo

Qué difícil, Señor, es confiar plenamente en tu divina Providencia. Por naturaleza me gusta el aplauso y el reconocimiento de los demás; frecuentemente convierto mi oración en un pliego de peticiones, o lo que es peor, en reclamos. No me gusta renunciar a algo y sacrificarme. Gracias por tu paciencia y tu misericordia, con tu gracia podré vencer mis malas inclinaciones para poder cumplir así el mandamiento de tu amor.

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Evangelio del día en «Catholic.net»

Evangelio del día en «Evangelio del día»

Evangelio del día en «Orden de Predicadores»

Evangelio del día en «Evangeli.net»

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Canción «Padrenuestro»

Canción «Padrenuestro»

El canto es una forma intensa de expresión verbal, poética y musical a la vez. Es una de las maneras más completas de la expresión humana y quizás uno de los mejores momentos para alabar y comunicarse con Dios.

El canto ocupa un lugar destacadísimo en la oración infantil. Junto al gesto es uno de los medios de expresión que más gusta y atrapa a los niños. El canto penetra de tal modo en el corazón de los pequeños que muchas canciones aprendidas en la infancia se recuerdan de por vida.

El canto religioso es un recurso educativo-recreativo-pastoral importantísimo. En la catequesis de niños el canto debe ser un elemento cotidiano y permanente. Especialmente cuando unimos cantos con gestos. Esta fusión “mágica” de canto y gesto genera en los pequeños una respuesta que ni siquiera imaginamos, cuya potencia educadora es de difícil dimensionamiento. Quienes ya han hecho la experiencia sabrán que pocas cosas les gustan más a los chicos que «cantar con todo el cuerpo»; es decir, hacer una sola cosa del gesto, la canción y la oración.

Orar a través del canto

Luis M. Benavides

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Canción «Padrenuestro»

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Canción «Padrenuestro»: letra

Padre nuestro que estás en el Cielo

santificado sea tu nombre,

venga a nosotros tu Reino,

hágase tu voluntad

en la tierra como en el Cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día,

perdona nuestras ofensas

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden,

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

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Cantar es propio del que ama… Cantar es orar dos veces.

 

San Agustín

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El hombre en oración (II): El hombre es un ser religioso

El hombre en oración (II): El hombre es un ser religioso

Hoy quiero seguir reflexionando sobre cómo la oración y el sentido religioso forman parte del hombre a lo largo de toda su historia.

Vivimos en una época en la que son evidentes los signos del laicismo. Parece que Dios ha desaparecido del horizonte de muchas personas o se ha convertido en una realidad ante la cual se permanece indiferente. Sin embargo, al mismo tiempo vemos muchos signos que nos indican un despertar del sentido religioso, un redescubrimiento de la importancia de Dios para la vida del hombre, una exigencia de espiritualidad, de superar una visión puramente horizontal, material, de la vida humana. Analizando la historia reciente, se constata que ha fracasado la previsión de quienes, desde la época de la Ilustración, anunciaban la desaparición de las religiones y exaltaban una razón absoluta, separada de la fe, una razón que disiparía las tinieblas de los dogmas religiosos y disolvería el «mundo de lo sagrado», devolviendo al hombre su libertad, su dignidad y su autonomía frente a Dios. La experiencia del siglo pasado, con las dos trágicas guerras mundiales, puso en crisis aquel progreso que la razón autónoma, el hombre sin Dios, parecía poder garantizar.

El Catecismo de la Iglesia católica afirma: «Por la creación Dios llama a todo ser desde la nada a la existencia… Incluso después de haber perdido, por su pecado, su semejanza con Dios, el hombre sigue siendo imagen de su Creador. Conserva el deseo de Aquel que lo llama a la existencia. Todas las religiones dan testimonio de esta búsqueda esencial de los hombres» (n. 2566). Podríamos decir —como mostré en la catequesis anterior— que, desde los tiempos más antiguos hasta nuestros días, no ha habido ninguna gran civilización que no haya sido religiosa.

El hombre es religioso por naturaleza, es homo religiosus como es homo sapiens y homo faber: «El deseo de Dios —afirma también el Catecismo— está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios» (n. 27). La imagen del Creador está impresa en su ser y él siente la necesidad de encontrar una luz para dar respuesta a las preguntas que atañen al sentido profundo de la realidad; respuesta que no puede encontrar en sí mismo, en el progreso, en la ciencia empírica. El homo religiosus no emerge sólo del mundo antiguo, sino que atraviesa toda la historia de la humanidad. Al respecto, el rico terreno de la experiencia humana ha visto surgir diversas formas de religiosidad, con el intento de responder al deseo de plenitud y de felicidad, a la necesidad de salvación, a la búsqueda de sentido. El hombre «digital», al igual que el de las cavernas, busca en la experiencia religiosa los caminos para superar su finitud y para asegurar su precaria aventura terrena. Por lo demás, la vida sin un horizonte trascendente no tendría un sentido pleno, y la felicidad, a la que tendemos todos, se proyecta espontáneamente hacia el futuro, hacia un mañana que está todavía por realizarse. El concilio Vaticano II, en la declaración Nostra aetate, lo subrayó sintéticamente. Dice: «Los hombres esperan de las diferentes religiones una respuesta a los enigmas recónditos de la condición humana que, hoy como ayer, conmueven íntimamente sus corazones. ¿Qué es el hombre? [—¿Quién soy yo?—] ¿Cuál es el sentido y el fin de nuestra vida? ¿Qué es el bien y qué el pecado? ¿Cuál es el origen y el fin del dolor? ¿Cuál es el camino para conseguir la verdadera felicidad? ¿Qué es la muerte, el juicio y la retribución después de la muerte? ¿Cuál es, finalmente, ese misterio último e inefable que abarca nuestra existencia, del que procedemos y hacia el que nos dirigimos?» (n. 1). El hombre sabe que no puede responder por sí mismo a su propia necesidad fundamental de entender. Aunque se haya creído y todavía se crea autosuficiente, sabe por experiencia que no se basta a sí mismo. Necesita abrirse a otro, a algo o a alguien, que pueda darle lo que le falta; debe salir de sí mismo hacia Aquel que pueda colmar la amplitud y la profundidad de su deseo.

El hombre lleva en sí mismo una sed de infinito, una nostalgia de eternidad, una búsqueda de belleza, un deseo de amor, una necesidad de luz y de verdad, que lo impulsan hacia el Absoluto; el hombre lleva en sí mismo el deseo de Dios. Y el hombre sabe, de algún modo, que puede dirigirse a Dios, que puede rezarle. Santo Tomás de Aquino, uno de los más grandes teólogos de la historia, define la oración como «expresión del deseo que el hombre tiene de Dios». Esta atracción hacia Dios, que Dios mismo ha puesto en el hombre, es el alma de la oración, que se reviste de muchas formas y modalidades según la historia, el tiempo, el momento, la gracia e incluso el pecado de cada orante. De hecho, la historia del hombre ha conocido diversas formas de oración, porque él ha desarrollado diversas modalidades de apertura hacia el Otro y hacia el más allá, tanto que podemos reconocer la oración como una experiencia presente en toda religión y cultura.

Queridos hermanos y hermanas, como vimos el miércoles pasado, la oración no está vinculada a un contexto particular, sino que se encuentra inscrita en el corazón de toda persona y de toda civilización. Naturalmente, cuando hablamos de la oración como experiencia del hombre en cuanto tal, del homo orans, es necesario tener presente que es una actitud interior, antes que una serie de prácticas y fórmulas, un modo de estar frente a Dios, antes que de realizar actos de culto o pronunciar palabras. La oración tiene su centro y hunde sus raíces en lo más profundo de la persona; por eso no es fácilmente descifrable y, por el mismo motivo, se puede prestar a malentendidos y mistificaciones. También en este sentido podemos entender la expresión: rezar es difícil. De hecho, la oración es el lugar por excelencia de la gratuidad, del tender hacia el Invisible, el Inesperado y el Inefable. Por eso, para todos la experiencia de la oración es un desafío, una «gracia» que invocar, un don de Aquel al que nos dirigimos.

En la oración, en todas las épocas de la historia, el hombre se considera a sí mismo y su situación frente a Dios, a partir de Dios y en orden a Dios, y experimenta que es criatura necesitada de ayuda, incapaz de conseguir por sí misma la realización plena de su propia existencia y de su propia esperanza. El filósofo Ludwig Wittgenstein recordaba que «orar significa sentir que el sentido del mundo está fuera del mundo». En la dinámica de esta relación con quien da sentido a la existencia, con Dios, la oración tiene una de sus típicas expresiones en el gesto de ponerse de rodillas. Es un gesto que entraña una radical ambivalencia: de hecho, puedo ser obligado a ponerme de rodillas —condición de indigencia y de esclavitud—, pero también puedo arrodillarme espontáneamente, confesando mi límite y, por tanto, mi necesidad de Otro. A él le confieso que soy débil, necesitado, «pecador». En la experiencia de la oración la criatura humana expresa toda la conciencia de sí misma, todo lo que logra captar de su existencia y, a la vez, se dirige toda ella al Ser frente al cual está; orienta su alma a aquel Misterio del que espera la realización de sus deseos más profundos y la ayuda para superar la indigencia de su propia vida. En este mirar a Otro, en este dirigirse «más allá» está la esencia de la oración, como experiencia de una realidad que supera lo sensible y lo contingente.

Sin embargo, la búsqueda del hombre sólo encuentra su plena realización en el Dios que se revela. La oración, que es apertura y elevación del corazón a Dios, se convierte así en una relación personal con él. Y aunque el hombre se olvide de su Creador, el Dios vivo y verdadero no deja de tomar la iniciativa llamando al hombre al misterioso encuentro de la oración. Como afirma el Catecismo: «Esta iniciativa de amor del Dios fiel es siempre lo primero en la oración; la iniciativa del hombre es siempre una respuesta. A medida que Dios se revela, y revela al hombre a sí mismo, la oración aparece como un llamamiento recíproco, un hondo acontecimiento de alianza. A través de palabras y de acciones, tiene lugar un trance que compromete el corazón humano. Este se revela a través de toda la historia de la salvación» (n. 2567).

Queridos hermanos y hermanas, aprendamos a permanecer más tiempo delante de Dios, del Dios que se reveló en Jesucristo; aprendamos a reconocer en el silencio, en lo más íntimo de nosotros mismos, su voz que nos llama y nos reconduce a la profundidad de nuestra existencia, a la fuente de la vida, al manantial de la salvación, para llevarnos más allá del límite de nuestra vida y abrirnos a la medida de Dios, a la relación con él, que es Amor Infinito. Gracias.

Santo Padre emérito Benedicto XVI: El hombre en oración

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Sagrado Corazón de Jesús (dinámica completa para niños)

Sagrado Corazón de Jesús (dinámica completa para niños)

El Corazón del Verbo encarnado

Jesús, durante su vida, su agonía y su pasión nos ha conocido y amado a todos y a cada uno de nosotros y se ha entregado por cada uno de nosotros: «El Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mí» (Ga 2, 20). Nos ha amado a todos con un corazón humano. Por esta razón, el sagrado Corazón de Jesús, traspasado por nuestros pecados y para nuestra salvación (cf. Jn 19, 34), «es considerado como el principal indicador y símbolo […] de aquel amor con que el divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres» (Pio XII, Enc.Haurietis aquas: DS, 3924; cf. ID. enc. Mystici Corporis: ibíd., 3812).

Catecismo de la Iglesia Católica, n.º 478

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Con motivo de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús os proponemos esta dinámica en la que los niños interiorizan el amor que Jesús y la Virgen María tienen por nosotros y que por amor a ellos debemos amar y ser buenos con los demás.

Es una dinámica para un grupo numeroso de al menos 10-12 niños en la que vamos a construir un mural que explica paso a paso la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Para ello, se reparten los dibujos que los niños tienen que colorear a su gusto. Una vez terminados todos los dibujos hacemos el mural colocando los dibujos en orden (vienen numerados): cada niño lee primero su dibujo y luego lo coloca ordenadamente. A medida que los niños van leyendo y entregando sus dibujos, se pueden comentar todos los aspectos y dudas que surjan.

Esta dinámica debería durar unos 45 minutos y solo se necesitan cartulinas o paredes donde hacer los murales, lápices de colores y los dibujos impresos. 

Si sobrara tiempo (o también como actividad para casa con los padres), el catequista puede repartir las láminas «Díselo al Sagrado Corazón de Jesús» y que los niños, además de pintar los dibujos, escriban algo que ellos le quieran contar a Jesús. 

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Mural del Sagrado Corazón de Jesús

Se puede acceder a las láminas en tamaño grande pulsando sobre el título o sobre la imagen. 

Portada
Portada

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Lámina 1

Lámina 2

Lámina 3

Lámina 1 Lámina 2 Lámina 3

Lámina 4

Lámina 5

Lámina 6

Lámina 4 Lámina 5 Lámina 6

Lámina 7

Lámina 8

Lámina 9

Lámina 7 Lámina 8 Lámina 9

Lámina 10

Lámina 11

Lámina 12

Lámina 10 Lámina 11 Lámina 12

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Díselo al Sagrado Corazón de Jesús

Niñas Niños
Díselo al Sagrado Corazón de Jesús - Niñas Díselo al Sagrado Corazón de Jesús - Niño

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Catequesis adaptada de los materiales encontrados en el blog La Catequesis

El autor original corresponde al Taller «Jugando me acerco a María»


Canción «Padrenuestro»

Canción «El mandamiento del Amor»

El canto es una forma intensa de expresión verbal, poética y musical a la vez. Es una de las maneras más completas de la expresión humana y quizás uno de los mejores momentos para alabar y comunicarse con Dios.

El canto ocupa un lugar destacadísimo en la oración infantil. Junto al gesto es uno de los medios de expresión que más gusta y atrapa a los niños. El canto penetra de tal modo en el corazón de los pequeños que muchas canciones aprendidas en la infancia se recuerdan de por vida.

El canto religioso es un recurso educativo-recreativo-pastoral importantísimo. En la catequesis de niños el canto debe ser un elemento cotidiano y permanente. Especialmente cuando unimos cantos con gestos. Esta fusión “mágica” de canto y gesto genera en los pequeños una respuesta que ni siquiera imaginamos, cuya potencia educadora es de difícil dimensionamiento. Quienes ya han hecho la experiencia sabrán que pocas cosas les gustan más a los chicos que «cantar con todo el cuerpo»; es decir, hacer una sola cosa del gesto, la canción y la oración.

Orar a través del canto

Luis M. Benavides

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Canción «El mandamiento del Amor»

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Canción «El mandamiento del Amor»: letra

Jesús, Amigo,

los niños te queremos saludar.

Jesús, Maestro,

enséñanos a amarnos de verdad. (Estribillo)

 

Nos diste el Mandamiento del Amor,

sellado con tu muerte en una Cruz,

en ella nos dejaste tu perdón,

camino para hallar la eterna luz.

Jesús, Amigo,

los niños te queremos saludar.

Jesús, Maestro,

enséñanos a amarnos de verdad. (Estribillo)

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Cantar es propio del que ama… Cantar es orar dos veces.

 

San Agustín

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Fiesta del Inmaculado Corazón de María

Fiesta del Inmaculado Corazón de María

Esta fiesta está íntimamente vinculada con la del Sagrado Corazón de Jesús, la cual se celebra el día anterior, viernes. Ambas fiestas se celebran, viernes y sábado respectivamente, en la semana siguiente al domingo de Corpus Christi. Los Corazones de Jesús y de María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad desde el momento de la Encarnación. La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de María. Por eso nos consagramos al Corazón de Jesús por medio del Corazón de María.

La fiesta del Corazón Inmaculado de María fue oficialmente establecida en toda la Iglesia por el papa Pío XII, el 4 de mayo de 1944, para obtener por medio de la intercesión de María «la paz entre las naciones, libertad para la Iglesia, la conversión de los pecadores, amor a la pureza y la práctica de las virtudes». Esta fiesta se celebra en la Iglesia todos los años el sábado siguiente al segundo domingo después Pentecostés.

Después de su entrada a los cielos, el Corazón de María sigue ejerciendo a favor nuestro su amorosa intercesión. El amor de su corazón se dirige primero a Dios y a su Hijo Jesús, pero se extiende también con solicitud maternal sobre todo el género humano que Jesús le confió al morir; y así la alabamos por la santidad de su Inmaculado Corazón y le solicitamos su ayuda maternal en nuestro camino a su Hijo.

Una práctica que hoy en día forma parte integral de la devoción al Corazón de María, es la Devoción a los Cinco Primeros Sábados. En diciembre de 1925, la Virgen se le apareció a Lucía Martos, vidente de Fátima y le dijo: «Yo prometo asistir a la hora de la muerte, con las gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que en los primeros sábados de cinco meses consecutivos, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen la tercera parte del Rosario, con intención de darme reparación». Junto con la devoción a los nueve Primeros Viernes de Mes, ésta es una de las devociones más conocidas entre el pueblo creyente.

El Papa Juan Pablo II recientemente declaró que la conmemoración del Inmaculado Corazón de María, será de naturaleza «obligatoria» y no «opcional». Es decir, por primera vez en la Iglesia, la liturgia para esta celebración debe de realizarse en todo el mundo Católico.

Entreguémonos al Corazón de María diciéndole: «¡Llévanos a Jesús de tu mano! ¡Llévanos, Reina y Madre, hasta las profundidades de su Corazón adorable! ¡Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros!».

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Artículo original en EWTN

Promesas del Sagrado Corazón Jesús

Promesas del Sagrado Corazón Jesús

Jesús mío dulcísimo, que en vuestra infinita y dulcísima misericordia prometisteis la gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de vuestro Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes seguidos: acordaos de esta promesa, y a mí, indigno siervo vuestro, que acabo de recibiros sacramentado con este fin e intención, concededme que muera detestando todos mis pecados, esperando en vuestra inefable misericordia y amando la bondad de vuestro amantísimo y amabilísimo Corazón. Amén.

Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, tened piedad de nosotros.

Padrenuestro…

Corazón de Jesús, rico en todos los que os invocan, tened piedad de nosotros.

Padrenuestro…

Corazón de Jesús, esperanza de los que mueren en Vos, tened piedad de nosotros.

Padrenuestro…

Oración de ofrecimiento al Sagrado Corazón de Jesús

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Promesas del Sagrado Corazón Jesús

Promesas principales hechas por el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita de Alacoque:

  1. A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
  2. Daré la paz a las familias.
  3. Las consolaré en todas sus aflicciones.
  4. Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte
  5. Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas
  6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia
  7. Las almas tibias se harán fervorosas
  8. Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección
  9. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
  10. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos
  11. Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
  12. A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.

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Artículo original en Aciprensa