por Anónimo | Luis M. Benavides | 27 Feb, 2011 | Postcomunión Narraciones
Cuentan que una vez en la carpintería hubo una extraña asamblea: fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando.
El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.
Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso, entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un fino mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:
—¡Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades! ¡Eso es lo que nos hace valiosos! ¡Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos!
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
Autor desconocido
Para la reflexión personal
Un buen trabajo en equipo requiere reconocer las fortalezas y debilidades de cada uno de sus miembros. Pero, si deseamos ir más allá, es decir sentirnos parte de una comunidad, es necesario poner todas nuestras energías en pos del proyecto común. La imagen de la orquesta puede ayudarnos: cada instrumento debe ejecutar su propia música, manteniendo su originalidad; pero al mismo tiempo, todos los instrumentos aportan sus notas a la orquesta, para que todos juntos puedan componer una hermosa y armónica melodía.
Cuando en el trabajo o la vida en común, tratamos con sinceridad, de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros humanos. “Se acercan más abejas con una gota de miel, que con un barril de vinagre” decía San Francisco de Sales. Es fácil encontrar defectos, cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar cualidades y aprovechar esos defectos en pos del bien común, eso es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.
Clave de una sana familia o comunidad es aceptar las debilidades para tratar de mejorarlas, y concentrarse en las fortalezas como punto de partida para construir. Construir juntos desde lo que realmente somos y no, desde lo que creemos ser. Juntos, respetando el lugar único y apreciable que tiene cada ser. Descubriendo que la misión que cada uno de nosotros no podrá ser reemplazada por nada, ni nadie. Lo que dejemos de hacer por prejuicio hará que finalmente esa obra no sea tan fina y sublime como podía haber sido. Juntos transformando, elaborando, creando, sumando, potenciando, esa es una gran comunidad de fortalezas.
Para compartir en familia o en grupo
- ¿Cuándo nos comportamos como el martillo, o el metro, o la lija, o el tornillo? (Señalar las actitudes negativas y las positivas de cada uno).
- ¿Con cuál de las herramientas me identifico más? ¿Por qué?
- Enumera unas listas de tus propias fortalezas y debilidades.
- Las compartimos y cotejamos, primero en parejas y luego en grupos o dentro del grupo familiar.
- ¿Quiénes pueden hacer de carpinteros para nosotros?
Valores en juego
Comunidad. Familia. Confianza. Sabiduría. Tolerancia.
Para disfrutar del buen cine
El tren de la vida
Origen: Co-producción francesa
Director: Radu Mihaileanu
Protagonistas: Rufus Clement / Lionel Abelanski
Título original: Train de Vie
Año: 1998
Duración: 103 min
Género: Comedia romántica
Calificación: ATP
La estrategia del caracol
Origen: Italia / Colombia
Director: Sergio Cabrera
Protagonistas: F. Lamaitre / F. Cabrera / F. Ramírez
Año: 1993 Duración: 116 min
Género: Comedia dramática
Calificación: SAM 14
Lagaan
Origen: India
Director: A. Gowariker
Protagonistas: Aamir Khan / Gracy Singh
Título original: Lagaan (Once Upon a Time in India)
Año: 2001
Duración: 225 min
Género: Drama musical
Calificación: ATP
Los coristas (Los chicos del coro)
Origen: Francia
Director: C. Barratier
Protagonistas: Francois Berleand / Gérard Jugnot
Título original: Les Choristes
Año: 2004
Duración: 97 min
Género: Drama
Calificación: ATP
por Luis M. Benavides | 27 Feb, 2011 | Catequesis Metodología
De la gran variedad de signos sagrados que vivimos en la liturgia y la catequesis, propongo a continuación una descripción de los gestos sagrados que calan de manera profunda en los niños pequeños. Todos estos gestos tienen un carácter iniciático; es decir, que aunque no sean comprendidos en toda su profundidad por los niños, de a poco, van introduciéndolos en la vida de la fe. No olvidemos que los gestos sagrados, nos ayudan a comunicarnos mejor con Dios y forman constitutiva de la comunicación humana.
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Gestos y signos sagrados con niños pequeños
Señal de la cruz
Es el signo de Cristo. Los niños deben aprender a hacerla desde pequeños; al comienzo con la ayuda de los papás. No es tan importante si “está bien hecha” sino que internalicen que es un gesto que nos pone en la presencia de Dios, nos inicia en el misterio cristiano. Se hace lenta, ampliamente, con esmero y en actitud profunda de oración.

Fuente de la imagen: jugandomeacercoamaria.blogspot.com
Arrodillarse
Ante la grandeza y la santidad de Dios, la persona se arrodilla para expresar su pequeñez, su humildad , su alabanza al Dios que le ama y le dio la vida. El hecho de arrodillarse indica que el corazón se inclina con profundo respeto ante Dios. Para los niños (y los grandes, también) es un signo preclaro de actitud orante.
Parados con los brazos abiertos
El alma se abre totalmente delante de Dios en señal de alegría, alabanza, júbil o y acción de gracias. Es un gesto a través del cual expresamos alabanza a Dios. Los niños, naturalmente se expresan así; mucho más cuando el gesto va dirigido a Dios Padre que nos quiere.
Las manos
En modo particular, el rostro y las manos son instrumentos y espejo del alma. Después del rostro, las manos son la parte más expresiva del cuerpo. Con ellas podemos tomar distintas posturas que revelan significados diferentes:
Manos juntas: expresan la unión total de la persona, en dirección a lo alto, a Dios.
Manos entrecruzadas: ante una situación tensionante o una aflicción profunda, las manos entrecruzadas expresan la necesidad de unidad y fortaleza interior para pedir auxilio a Dios.
Manos abiertas y extendidas hacia arriba: expresan la actitud de recibir algo, de recibirlo a Dios; en algunos casos pueden significar implorar ayuda de lo alto.
Tomarse las manos: es señal de unidad y de corriente interna y afectuosa que circula entre quienes realizan el gesto.
Imposición de las manos: las manos extendidas hacia abajo sobre la cabeza de los otros significan la transmisión del poder y de la fuerza del Espíritu, derramado en nosotros en el Bautismo. Es muy plenificante “imponer” las manos sobre los niños para implorar por ellos. Este gesto, se dimensiona más cuando es un sacerdote quien impone las manos sobre todo el núcleo familiar.
Aplaudir para Dios: expresa aprobación y alegría por todo lo recibido. A los pequeños, les encanta aplaudir y dar gritos de alegría y alabanza y gratitud, cuánto más, si están dedicados a Dios
Llevar flores o regalos
Expresan cariño, recuerdo y pensar en el otro. Especialmente cuando se trata de la Virgen María.
Las velas
La vela encendida representa la presencia de Cristo Resucitado, sobre todo en el Cirio Pascual. La luz, que da forma, color y sentido a las cosas es signo de vida, signo de Dios.
Besar la imagen o tirar besos
Son formas de expresar cariño y reverencia. A los niños les agrada en sobremanera este gesto. Siempre es bueno que sea acompañado de un momento de oración interior. Es importante aclarar a los niños el valor relativo que tienen las imágenes.
Tomar gracia
Es decir, acercarse a una imagen, tocarla y hacer la señal de la cruz. Significa implorar la intercesión de ese santo para que Dios derrame su Gracia sobre quien lo implora.
El agua bendita
Plena de misterio es el agua. Clara, simple, purificadora, confortante y poderosa a la vez. Al hacer la señal de la cruz, mojando los dedos en agua bendita, con la debida disposición interior, una corriente de Gracia desciende sobre quien la realiza. A los niños les encanta este gesto. En nuestros hogares, habría que disponer de un recipiente con agua bendita para que los niños se acostumbren a hacer la señal de la cruz con ella; al principio, bajo la mirada de un adulto, luego cuando crecen, podrán utilizarla libremente cuando sientan la necesidad.
Bendición
De la mano de Dios fluye la fuerza santa y buena que hace crecer; solo Él puede bendecir. Sus ministros, entre ellos los papás, por la Gracia recibida en el bautismo, podemos implorar y transmitir su bendición, especialmente a nuestros hijos. Un gesto, cargado de afectividad y profundidad cristiana es bendecir a nuestros hijos. Puede ser la pareja de papás o cada papá por separado. La bendición se hace realizando con el dedo pulgar una señal de la cruz, sobre la frente o sobre el pecho o sobre las manos (depende del sentido) y expresando en voz alta alguna oración pertinente.
Ejemplos de bendiciones en el seno de la familia
- Haciendo una señal de la cruz, con el dedo pulgar, sobre la frente, mirándolo a los ojos y pronunciando primero su nombre:
¡Que el buen Dios te bendiga, te cuide y te proteja en este día! ¡Amén!
¡Que nuestro Padre del Cielo, te bendiga y te acompañe durante este día en la escuela, para que puedas aprender cosas hermosas y hacer buenos amigos! ¡Que así sea!
¡Que el Señor te bendiga y guíe en el camino, para que siempre vivas en su amor! ¡Aleluya! ¡Amén!
- Haciendo una señal de la cruz, con el dedo pulgar, sobre la boca, mirándolo a los ojos y pronunciando primero su nombre:
¡Que el buen Jesús bendiga tus labios, para alabarlo siempre y cantar sus maravillas! ¡Amén! ¡Aleluya!
¡Que nuestro Padre Dios, te cuide, te haga crecer sano y agradecido por los alimentos que comemos todos los días en nuestra mesa! ¡Amén!
- Haciendo una señal de la cruz, con el dedo pulgar, sobre las manos, mirándolo a los ojos y pronunciando primero su nombre:
¡Que el Dios de la vida bendiga tus manos, para que puedas alabarlo en este hermoso día y hacer muchas cosas lindas con las manos! ¡Que así sea! ¡Amén! ¡Aleluya!
¡Que Jesús, el Buen Pastor, guíe tus manos para que puedas jugar con tus amigos y abrazarlos con cariño, como Él lo hacía con sus ovejas! ¡Aleluya! ¡Que así sea!
Y así, se pueden ir realizando distintas bendiciones, sobre diferentes partes del cuerpo o de acuerdo a situaciones particulares que la vida de los niños nos va presentando.
Es muy importante buscar y explicar el significado de los gestos que realizamos. Continuamente hay que detenerse en los gestos sagrados que utilizamos; tomarnos el tiempo que sea necesario para que se internalicen y, si es necesario, recrearlos permanentemente.
Debemos exigirnos y exigirles a los chicos gran autenticidad y sinceridad, de modo que, no realicemos gestos que no respondan a actitudes interiores.
Muchas veces podrán crearse gestos junto con los chicos; lo importante es que ayuden a expresar mejor nuestro amor a Dios, Nuestro Señor.
(De la Serie «Iniciación en la oración», columna 9.ª)
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Todas las catequesis de Luis María Benavides
Catequesis en camino – Sitio web de Luis María Benavides
por webcatolicodejavier.org | 27 Feb, 2011 | Confirmación Taller de oración
La Novena de la Gracia es una tradición antiquísima, que se reza del 4 al 12 de marzo, y reune las oraciones de jóvenes y familias de todo el mundo católico, dando gracias especialmente por la evangelización del Nuevo Mundo y de Asia.
Origen de la Novena de la Gracia
Con ocasión de adornar un altar en Nápoles para una fiesta de la Inmaculada Concepción en 1633, cayó desde los andamios un martillo de dos libras de peso que hirió mortalmente al Padre Marcelo Mastrilli, de la Compañía de Jesús, destrozándole el parietal derecho. De día en día, llegó a agravarse tanto su enfermedad, que iban a darle ya la extrema unción, pues era imposible administrarle el Viático, por no poder el enfermo ni tomar una gota de agua. Pero cuando estaban pensando en esto, he aquí que el P. Mastrilli, se levanta sano y bueno… La herida había desaparecido, la cicatriz no se notaba, el Padre se sentía restablecido de repente. Bien temprano celebró su misa y dio la comunión a muchas personas que concurrieron a ver este prodigio.
Subió en seguida al púlpito, y por su propia voz explicó al pueblo de Nápoles el secreto. Viéndose herido y sin esperanza de vida, había hecho voto en honor de San Francisco Javier de ir a las Misiones de Indias, si le concedía la salud. La noche última se le había aparecido el santo animándolo a cumplir su voto y recibir el martirio en el Japón (como así sucedió). El P. Mastrilli prometió la especial ayuda del santo a cuantos le invoquen y también recomendó hacerle una novena.
Más tarde, el P. Alejandro Filipucci, también curado por el santo en 1658, compuso la novena y fijó como fecha para su realización del 4 al 12 de marzo (aniversario de su canonización), aunque puede hacerse en cualquier época del año. Desde entonces, esta devoción se ha divulgado rápidamente por todas partes. Se la conoce con el nombre de Novena de la Gracia «por su grande y comprobada eficacia en las necesidades de la vida presente» (S. Pío X).
Los Romanos Pontífices han concedido una indulgencia plenaria si se cumplen los siguientes requisitos:
- Rezar la novena completa
- En alguno de estos días de la novena, confesar, comulgar y rogar por las intenciones de Su Santidad.
Novena de la Gracia
Por la señal, etc.
Señor mío Jesucristo…
Oración
Amabilísimo y amantísimo Santo, adoro con Vos, humildemente, a la Divina Majestad y le doy gracias por los singulares dones de gracia que os concedió en vida y por la gloria de que ya gozáis. Suplicoos, con todo el afecto de mi alma, me consigáis por vuestra poderosa intercesión, la gracia importantísima de vivir y morir santamente. Os pido también me alcancéis… (aquí se hace la petición espiritual o temporal) Y si lo que pido, no conviene a mayor gloria de Dios, y bien de mi alma, quiero alcanzar lo que para eso fuere más conveniente. Amén.
(Padrenuestro, Avemaría y Gloria).
Oración que compuso y decía el Santo
Eterno Dios, Creador, de todas los cosas, acordaos que Vos creásteis las almas de los infieles, haciéndolos a vuestra imagen y semejanza. Acordaos, Padre Celestial, de vuestro Hijo Jesucristo que, derramando tan liberalmente su sangre padeció por ellas. No permitáis que sea vuestro Hijo por más tiempo menospreciado de los infieles, antes aplacado con los ruegos y oraciones de vuestros escogidos los Santos y de la Iglesia, Esposa benditísima de vuestro mismo Hijo; acordaos de vuestra misericordia y, olvidando su idolatría e infidelidad, haced que ellos conozcan también al que enviásteis Jesucristo, Hijo vuestro, que es salud, vida y resurrección nuestra, por el cual somos libres y nos salvamos, a quien sea dada la gloria por infinitos siglos de los siglos. Amén.
Oración
Oh, Dios, que quisiste agregar a tu Iglesia las naciones de los Indias por la predicación y por los milagros de San Francisco Javier. Concédenos que, pues veneramos la gloria de sus insignes merecimientos, imitemos también los ejemplos de sus heroicas virtudes: Por Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en los siglos de los siglos. Amén.
por Luis del Real Espanyol | ReL | 23 Feb, 2011 | Primera comunión Vida de los Santos
Nennolina, una niña italiana de 6 años, va camino de convertirse en la santa más joven de la Iglesia. La Iglesia está estudiando seriamente la posibilidad de subir a los altares a Nennolina.
Se llamaba Antonietta Meo, aunque coloquialmente era conocida como Nennolina. Tan sólo tenía seis años y medio cuando murió en Roma de un tumor en 1937, pero inmediatamente a su muerte se suceden una catarata de conversiones y gracias que propicia el interés de una buena parte de Italia.
A los pocos meses se escriben reportajes, artículos de opinión y biografías que se traduciran a varios idiomas. Su fama de santidad se extiende a otras partes del mundo. Concluída, ya hace años, la fase diocesana del proceso de beatificación, la Iglesia podría hacerla santa muy pronto.
«¡Habrá santos entre los niños!»
Si así fuera, Nennolina se convertiría en la santa más joven, no mártir, de la Historia de la Iglesia. Todo un acontecimiento que podría, además, revolucionar el debate emprendido por el Papa Pío X, y avivado últimamente por el cardenal Cañizares y el propio Benedicto XVI, sobre la conveniencia de adelantar la primera comunión de la niños a los seis años, invocando preservar la inocencia de los niños. Ya lo decía san Pío X: «¡Habrá santos entre los niños!».
Una niña alegre, inquieta y traviesa
Nennolina nace en Roma el 15 de diciembre de 1930 en una familia burguesa. Su hermana mayor, Margherita, que todavía vive en la casa familiar, cuenta a la revista 30 Giorni que «Nennolina era una niña alegre, inquieta y traviesa. Iba de buena gana a la guardería de monjas cerca de casa e, incluso, en cierta ocasión me llegó a decir: `¡yo en la escuela me divierto mucho… hasta iría de noche!´».
Comienza la enfermedad
A los cinco años le diagnostican la enfermedad: osteosarcoma, y meses después, en abril de 1936, le amputan la pierna. Los padres de la niña ven conveniente –tras constatar el desarrollo de la enfermedad–, adelantar la primera comunión de Nennolina, encontrando en las monjas del colegio unas colaboradoras comprensivas.
Dicta cartas a su madre
La madre comienza a enseñarle un poco de Catecismo todas las noches, y la hija, en plan de juego, dicta cartas a su mamá, colocándolas en su mesiila de noche, debajo de la estatuilla del Niño Jesús «para que Él viniera de noche a leerlas».
La primera carta es del 15 de septiembre de 1936: «Querido Jesús, hoy voy de paseo y voy a mis monjas y les digo que quiero hacer la primera comunión en Navidad. Jesús ven pronto a mi corazón que yo te abrazaré muy fuerte y te besaré. Oh, Jesús, quiero que te quedes siempre en mi corazón».
Días después dicta otra carta a su madre: «Querido Jesús, yo te quiero mucho, te lo quiero repetir que te quiero mucho. Yo te ofrezco mi corazón. Querida Virgen, tú eres muy buena, toma mi corazón y llévaselo a Jesús».
Apóstol de la gracia
Nennolina, sin saberlo, se convertiría en una apóstol de la gracia: «Hoy he sido algo caprichosa, pero tú Jesús bueno, toma en brazos a tu niña…». En otra ocasión dictará a su madre: «Tú ayúdame que sin tu ayuda no puedo hacer nada» o «tú ayúdame con tu gracia, ayúdame tú, que sin tu gracia nada puedo hacer. Te lo ruego, Jesús bueno, consérvame siempre la gracia del alma».
Encomienda a otros
Con sólo seis años dictaba lo siguiente: «Mi buen Jesús, dame almas, dame muchas, te lo pido de verdad, te lo pido para que hagas que sean buenas y puedan ir contigo al Paraíso». Otros días, decía: «Te rezo por aquel hombre que ha hecho tanto daño»; «te rezo por aquel pecador que ya sabes, que es tan viejo y que está en el hospital de San Juan».
Una muerte serena
El 3 de julio de 1937, a primera hora de la mañana, Nennolina susurró a su padre sus últimas palabras: «Jesús, María, mamá, papá…». Dice la madre que se quedó mirando fijamente frente a ella, y después exhaló un sostenido suspiro.
A la mañana siguiente, una multitud de vecinos conocedores de la vida tan extraordinaria de esta jovencita, transportó con emoción y lágrimas en los ojos el reducido ataúd blando a la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma.
Muchas cartas y un proceso
A su muerte deja más de cien cartas dedicadas a Jesús, a María, a Dios Padre, al Espíritu Santo, a santa Inés y a Teresita del Niño Jesús, que conmueven a sus futuros lectores y acrecientan aún más su fama de santidad.
En 1942 se abrirá el proceso de beatificación en el que se incluirán los testimonios de las personas que le asistieron en los últimos meses de su enfermedad, y que declararon la serenidad y sacrificio con que Nennolina asumió los dolores de la enfermedad, ofreciéndolos siempre por Jesús.
Un Montini consternado
Monseñor Montini, entonces sustituto del Secretario de Estado, y futuro Papa Pablo VI, tras leer algunas cartas de la pequeña Nennolina, ya una vez muerta, escribirá: «Obrando en las almas por las vías más misteriosas, concede a muchos penetrar, mediante la lectura de la vida de esta niña de menos de siete años, el misterio de esa sabiduría que se esconde a los soberbios y se revela a los pequeños».
¿Una niña tan pequeña puede ser santa?
Ésta es la pregunta que se han hecho muchos: De alguna manera, a lo largo de la Historia de la Iglesia se había considerado que hasta que un niño no alcanzara la edad de la razón (siete años), no podría tener aptitudes tan altas para la santidad. No había ninguna ley canónica que determinara la edad límite de todos aquellos a los que se pretendía beatificar, pero pesaba una cierta nebulosa negativa que no hacía factible ser receptivo a considerar posibles «niños santos».
Sin embargo, en 1981, una declaración de la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos dejaba claro que la Iglesia reconoce que «también los niños pueden realizar acciones heroicas de fe, esperanza y caridad, y por consiguiente pueden ser elevados a los altares».
El camino para proclamar santa a Nennolina se despejaba.
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por CeF | Fuentes varias | 13 Feb, 2011 | Confirmación Vida de los Santos
La amistad ha sido siempre cantada en la Sagrada Escritura. «El mejor tesoro es un buen amigo». Hoy más que nunca se habla y escribe de fraternidad y solidaridad. Buen reclamo, pues, estos siete Santos Fundadores, con su mensaje para este mundo que tanta necesidad tiene de verdadera amistad y de generosa entrega.
Estamos en el siglo XIII y en la rica y artística ciudad de Florencia. Es este un caso insólito en la vida de la Iglesia, que ella celebre en su liturgia a tan elevado número de Santos, sin preocuparse de sus nombres ni de sus vidas, siendo que no murieron mártires como en tantos casos a través de los siglos de la Iglesia. Mártires sí que los hay en grupo y sin saber sus nombres. Entre los demás, no.
Apenas si sabemos sus nombres. Parece que fueron estos: Bonfilio, Bonayuto, Manetto, Amidio, Ugoccio, Sostenio y Alejo. Eran unos comerciantes de Florencia pertenecientes a las más distinguidas familias de la ciudad. Formaban parte de una especie de Cofradía en honor de Santa María y que el pueblo conocía como «los laudes» o «los alabadores de la Santísima Virgen». Ellos eran algo así como la Junta directiva de esta Asociación Mariana y estaban llenos del espíritu de Dios y de un filial afecto hacia la Virgen María.
Una de las Crónicas, después de afirmar que nadie sabía distinguirlos entre sí, en cuanto al fervor y observancia regular se refería, escribió: «Hubo siete hombres de tanta perfección, que nuestra Señora estimó cosa digna dar origen a su Orden por medio de ellos. No encontré que ninguno sobreviera de ellos, cuando ingresé en la Orden, a excepción de uno que se llamaba fray Alejo… La vida de dicho fray Alejo, como yo mismo pude comprobar con mis ojos, era tal, que no sólo conmovía con su ejemplo, sino que también demostraba la perfección de sus compañeros y su santidad».
¿Cómo llevaron adelante aquella empresa?
El cielo se encargaría de abrirles los caminos: El día de la Asunción, 15 de agosto, los siete recibieron una común iluminación: «Ponerse, a pesar de sus imperfecciones, a los pies de la Virgen María para que Ella obtuviera de su Hijo el perdón de todas sus faltas y los aceptase para la gloria de su Hijo y la suya… siendo siempre y en todo, los servidores de esta Reina y Señora y por ello se llamarían siervos de María».
Bien pronto fueron aprobados por su propio Obispo y por el Papa después. Las gentes los tenía como santos pues decían que obraban muchos milagros. Cierto día cuando recorrían las calles de Florencia pidiendo limosna, unos niños que ni siquiera hablaban aún, exclamaron al pasar ellos: «He ahí los servidores de la Virgen. Dadles limosna».
El Viernes Santo de 1239 la misma Virgen María se les apareció para señalarles que fuera negro su hábito y que aceptasen la Regla de San Agustín. Pronto empezaron a acudir jóvenes que deseaban abrazar aquella vida de austeridad y de servicio a la Virgen María a la que estaban especialmente dedicados. Desde un principio quisieron hacer hincapié en estas notas distintivas de su espiritualidad: Amor al retiro o soledad y también ejercicio del apostolado cuando fuere necesario pero especialmente con esta dirección: Propagar la devoción a la Virgen María en especial bajo esta faceta de su cooperación dolorosa a la Redención de Jesucristo.
Fueron muriendo poco a poco los seis fundadores. Sólo sobrevivió a todos ellos San Alejo que es el más conocido y el que tuvo la alegría de ver propagada la Orden de la Virgen María por muchas partes con abundancia de vocaciones. Tuvo perseguidores como era natural por ser obra de Dios pero, pasados algunos siglos, el 15 de enero de 1888, el Papa León XIII los elevaba a los siete al honor de los altares.
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Otros recursos en la red
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Recursos audiovisuales
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por cef | ewtn.com | 13 Feb, 2011 | Postcomunión Vida de los Santos
La Iglesia universal celebra el 14 de febrero la fiesta de dos de los más grandes evangelizadores de la historia. Muchos de los países eslavos deben su fe a la labor de estos dos hermanos, un monje y un obispo, quienes también dotaron a estos pueblos de sus primeras obras literarias y del alfabeto, llamado en su honor «cirílico», en el que se escriben muchas de sus lenguas, como el búlgaro, el serbio o el ruso.
Juan Pablo II, polaco y eslavo, los declaró copatrones de Europa junto a san Benito de Nursia o a san Bonifacio, y escribió en su honor la Carta Encíclica Slavorum apostoli.
Eran dos hermanos. En el mundo se llamaban Constanino y Miguel. Recibieron sus nombres de Cirilo y Metodio al entrar a la vida religiosa.
Son los dos grandes apóstoles de los países eslavos, como por ejemplo: Macedonia, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Bulgaria, Serbia, Croacia, etc.
Nacieron en Tesalónica, Grecia. Su padre era un importante funcionario gubernamental. En su ciudad se hablaban varios idiomas, y entre ellos el eslavo. Fueron siete hermanos. Metodio era el mayor y Cirilo el menor de todos.
Cirilo y Metodio ejercieron su misión evangelizadora en el imperio de la Gran Moravia. Este Estado surgió a comienzos del siglo noveno. Su centro se hallaba en Moravia, en la actualidad parte oriental de la República Checa. También pertenecían a la Gran Moravia territorios eslovacos y su influencia se extendía hasta Bohemia.
En la Gran Moravia propagaban el cristianismo misioneros de Italia Septentrional y principalmente de la vecina Baviera. A mediados del siglo noveno Moravia ya era cristiana, mas el príncipe Rostislav, deseando obtener plena independencia con respecto al imperio franco oriental – la posterior Alemania-, solicitó al emperador de Bizancio, Miguel III, de Constantinopla, el envío de sacerdotes cultos que afianzasen el cristianismo en la Gran Moravia y estableciesen una organización eclesiástica independiente de Baviera. El emperador de Bizancio encargó la misión a dos cultos hermanos, Cirilo y Metodio, oriundos de Salónica, que dominaban la lengua eslava.
Cirilo y Metodio llegaron al imperio de la Gran Moravia en el año 863 y desarrollaron aquí una extraordinaria labor religiosa y cultural. Los hermanos Cirilo y Metodio nacieron en el seno de una familia griega radicada en Salónica. Cirilo cuya labor misionera en la Gran Moravia se extendiera durante cuatro años, aportó grande y fundamentalmente la cultura granmorava, así por ejemplo, el alfabeto compuesto de 38 letras, el que reflejaba la gran riqueza sonora del eslavo antiguo. La escritura eslava de Cirilo recibió el nombre de glagólica.
Cirilo es también el fundador de la literatura eslava. Elaborada la escritura eslava, de inmediato se enfrascó en la traducción de libros religiosos al eslavo antiguo. El primer libro traducido por Cirilo fue el evangeliario, elemento indispensable para celebrar las misas y para la catequesis. Con ayuda de sus discípulos vertió al eslavo antiguo también el misal, el apostolario y otros libros litúrgicos.
Al concluir en Moravia la traducción de los cuatro evangelios, Cirilo escribió el prólogo de esta obra, llamado Proglas. Se trata de una composición poética, escrita en versos, según los cánones griegos, considerada una obra fundamental de la literatura eslava.
Terminados sus cuatro años misioneros en la Gran Moravia, Cirilo viajó a Roma e ingresó en un convento de monjes griegos. Falleció a los 50 días de su estancia en la Ciudad Eterna, el 14 de febrero del 869. Al morir, el primer educador y maestro de los eslavos tenía tan sólo 42 años.
Metodio, hermano de Cirilo y colaborador en la misión en la Gran Moravia, nació alrededor del año 815, también en Salónica. El padre lo destinó a la carrera militar para la cual Metodio tenía notables dotes.
Disgustado por violentos sucesos en la corte bizantina, Metodio renunció al puesto de comandante militar e ingresó en un convento ubicado al pie del Olimpo. Metodio se desempeñó cómo archidiácono del templo de Hagia Sofia, de Constantinopla,y como profesor de filosofía.
Metodio fue el arzobispo metropolitano de los granmoravos, aunque no siempre encontró la comprensión y el respaldo del príncipe de la Gran Moravia, Svatopluk.
Bajo la dirección de Metodio se desarrolló la escuela literaria morava de la cual salieron las traducciones al eslavo antiguo de todos los libros del Viejo y del Nuevo Testamento. La traducción de las Sagradas Escrituras fue realizada en la Gran Moravia en ocho meses. Metodio la dictó a los escribanos que utilizaban una especie de taquigrafía.
San Metodio murió el 6 de abril del año 885 y fue enterrado en su templo metropolitano en Moravia. La tradición sitúa el lugar de su sepultura en Velehrad, Moravia del Sur. Sin embargo, el desmoronamiento del imperio de la Gran Moravia como consecuencia de las incursiones de los magiares ocasionó la destrucción de los asentamientos.
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Cargado de trabajos, Constantino Cirilo cayó enfermo; estuvo muchos días con fiebre y un día tuvo una visión de Dios y empezó a cantar así:
«Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»; se regocijan mi corazón y mi espíritu».
Revestido de sus ornamentos, se pasó todo aquel día lleno de contento, diciendo:
«Desde ahora ya no soy siervo ni del emperador ni de hombre alguno sobre la tierra, sino sólo de Dios todopoderoso. Primero no existía, luego existí, y existiré para siempre. Amén».
Al día siguiente se vistió con el santo hábito monástico y, como quien añade luz a la luz, se impuso el nombre de Cirilo. Permaneció con este hábito durante cincuenta días.
Llegada la hora de recibir el merecido descanso y emigrar a las moradas eternas, levantó las manos hacia Dios, diciendo entre sollozos:
«Señor Dios mío, que creaste todas las jerarquías angélicas y las potestades incorpóreas, desplegaste el cielo y afirmaste la tierra y trajiste todas las cosas de la inexistencia a la existencia, que escuchas continuamente a los que hacen tu voluntad, te temen y guardan tus preceptos: escucha mi oración y guarda a tu fiel rebaño, que encomendaste a este tu siervo inepto e indigno.
Líbralos de la impiedad y del paganismo de los que blasfeman contra ti, acrecienta tu Iglesia y reúne a todos sus miembros en la unidad. Haz que tu pueblo viva concorde en la verdadera fe, e inspírale la palabra de tu doctrina, pues tuyo es el don que nos diste para que predicáramos el Evangelio de tu Cristo, exhortándonos a hacer buenas obras que fueran de tu agrado. Te devuelvo como tuyos a los que me diste; dirígelos con tu poderosa diestra y guárdalos bajo la sombra de tus alas, para que todos alaben y glorifiquen el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».
Y, besando a todos con el ósculo santo, dijo:
«Bendito el Señor, que no nos entregó en presa a sus dientes; hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del cazador; la trampa se rompió, y escapamos».
Y con esto se durmió en el Señor. Tenía cuarenta y dos años de edad.
El papa ordenó que todos los griegos residentes en Roma, así como los romanos, asistieran con cirios al funeral de aquel santo varón, y que lo hicieran como si del mismo papa se tratase.
«Acrecienta tu Iglesia, y reúne a todos sus miembros en la unidad», Vida eslava de Constantino Cirilo, cap. 18: Denkschriften der kaiserl. Akademie der Wissenschaften 19, Viena 1870, p. 246.
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Oración
Dios, que iluminaste a los pueblos eslavos mediante los trabajos apostólicos de los santos hermanos Cirilo y Metodio, concédenos la gracia de aceptar tu palabra y de llegar a formar un pueblo unido en la confesión y defensa de la verdadera fe. Por nuestro Señor Jesucristo.
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Fuente audiovisual: Santos Cirilo y Metodio, patronos de Europa
Encarni Llamas en Diócesis TV
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Fuente audiovisual: Santos Cirilo y Metodio, patronos de Europa
Audiencia General de Santo Padre emérito Benedicto XVI
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por San Juan Pablo II | 13 Feb, 2011 | Confirmación Vida de los Santos
Carta Encíclica Slavorum Apostoli en memoria de la obra evangelizadora de los santos Cirilo y Metodio después de once siglos.
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I. Introducción
1. Los apóstoles de los eslavos, santos Cirilo y Metodio, permanecen en la memoria de la Iglesia junto a la gran obra de evangelización que realizaron. Se puede afirmar más bien que su recuerdo se ha hecho particularmente vivo y actual en nuestros días.
Al considerar la veneración, plena de gratitud, de la que los santos hermanos de Salónica (la antigua Tesalónica) gozan desde hace siglos, especialmente en las naciones eslavas, y recordando la inestimable contribución dada por ellos a la obra del anuncio del Evangelio en aquellos pueblos y, al mismo tiempo, a la causa de la reconciliación, de la convivencia amistosa, del desarrollo humano y del respeto a la dignidad intrínseca de cada nación, con la Carta Apostólica Egregiae virtutis, del 31 de diciembre de 1980, proclamé a los santos Cirilo y Metodio compatronos de Europa. Continué así la línea trazada por mis Predecesores y, de modo particular, por León XIII, quien hace algo más de 100 años, el 30 de septiembre de 1880, extendió a toda la Iglesia el culto de los dos santos con la Carta Encíclica Grande munus, (2) y por Pablo VI, quien, con la Carta Apostólica Pacis nuntius, (3) proclamó a San Benito, patrón de Europa, el 24 de octubre de 1964.
2. El documento de hace cinco años quería avivar la conciencia ante estos solemnes actos de la Iglesia e intentaba llamar la atención de los cristianos y de todos los hombres de buena voluntad, que buscan el bien, la concordia y la unidad de Europa, a la actualidad siempre viva de las eminentes figuras de Benito, de Cirilo y Metodio, como modelos concretos y ayuda espiritual para los cristianos de nuestra época y, especialmente, para las naciones del continente europeo, que, desde hace ya tiempo, sobre todo gracias a la oración y a la labor de estos santos, se han arraigado consciente y originalmente en la Iglesia y en la tradición cristiana.
La publicación de mi citada Carta Apostólica, el año 1980, inspirada por la firme esperanza de una superación gradual en Europa y en el mundo de todo aquello que divide a las Iglesias, a las naciones y a los pueblos, se refería a tres circunstancias, que constituyeron objeto de mi oración y reflexión. La primera fue el XI centenario de la Carta pontificia Industriae tuae, (4) mediante la cual Juan VIII, en el año 880, aprobó el uso de la lengua eslava en la liturgia traducida por los dos santos hermanos. La segunda estaba representada por el primer centenario de la ya mencionada Carta encíclica Grande munus. La tercera fue el comienzo, precisamente el año 1980, del feliz y prometedor diálogo teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas en la isla de Patmos.
3. En este documento deseo hacer una mención particular de la citada Carta con la que León XIII quiso recordar a la Iglesia y al mundo los méritos apostólicos de ambos hermanos: no sólo de Metodio que, -según la tradición- terminó su vida en Velehrad, en la Gran Moravia el año 885, sino también de Cirilo, al que la muerte separó de su hermano el año 869 en Roma, ciudad que acogió y custodia todavía con conmovedora veneración sus reliquias en la antigua Basílica de san Clemente.
Al recordar la santa vida y los méritos apostólicos de los dos hermanos de Salónica, el papa León XIII fijó su fiesta litúrgica el día 7 de julio. Después del Concilio Vaticano II, como consecuencia de la reforma litúrgica, la fiesta fue trasladada al 14 de febrero, fecha que, desde el punto de vista histórico, indica el nacimiento al cielo de san Cirilo (5).
A más de un siglo de la publicación de la Carta de León XIII las nuevas circunstancias, en que se celebra el undécimo centenario de la gloriosa muerte de san Metodio, inducen a dar una renovada expresión al recuerdo que la Iglesia conserva de tan importante aniversario. Y se siente particularmente obligado a ello el primer Papa llamado a la sede de Pedro desde Polonia y, por lo tanto, de entre las naciones eslavas.
Los acontecimientos del último siglo y, especialmente, de los últimos decenios han contribuido a reavivar en la Iglesia, junto con el recuerdo religioso, el interés históricocultural por los dos santos hermanos, cuyos carismas particulares se han hecho aún más inteligibles ante las situaciones y las experiencias propias de nuestra época. A ello han contribuido muchos hechos que pertenecen, como auténticos signos de los tiempos, a la historia del siglo XX y, ante todo, a aquel gran acontecimiento que se ha verificado en la vida de la Iglesia con el Concilio Vaticano II. A la luz del Magisterio y de la orientación pastoral de este Concilio, podemos volver a mirar de un modo nuevo -más maduro y profundo- a estas dos santas figuras, de las que nos separan ya once siglos, y leer, además, en su vida y actividad apostólica los contenidos que la sapiente Providencia divina inscribió para que se revelaran con nueva plenitud en nuestra época y dieran nuevos frutos.
II. Referencia biográfica
4. Siguiendo el ejemplo ofrecido por la Carta Grande munus, deseo recordar la vida de san Metodio, sin omitir por esto las vicisitudes -que tan íntimamente le están unidas- de su hermano san Cirilo. Esto lo haré a grandes rasgos, dejando a la investigación histórica las precisiones y las discusiones sobre los puntos más concretos.
La ciudad, que vio nacer a los dos santos hermanos, es la actual Salónica, que en el siglo IX era un importante centro de vida comercial y política en el Imperio bizantino y ocupaba un lugar de notable importancia en la vida intelectual y social de aquella región de los Balcanes. Al estar situada en la frontera de los territorios eslavos, tenía por lo tanto un nombre eslavo: Solun.
Metodio era el hermano mayor y verosímilmente su nombre de pila era Miguel. Nace entre los años 815 y 820. Menor que él, Constantino -posteriormente más conocido con el nombre religioso de Cirilo- vino al mundo el año 827 u 828. Su padre era un alto funcionario de la administración imperial. La situación social de la familia abría a los dos hermanos una similar carrera, que, por lo demás,
Metodio emprendió, alcanzando el cargo de arconte, o sea de gobernador en una de las provincias fronterizas, en la que vivían muchos eslavos. Sin embargo, hacia el año 840 la abandona para retirarse a uno de los monasterios situados en la falda del monte Olimpo -en Bitinia-, conocido entonces bajo el nombre de Sagrada Montaña.
Su hermano Cirilo siguió con particular provecho los estudios en Bizancio, donde recibió las órdenes sagradas, después de haber rechazado decididamente un brillante porvenir político. Por sus excepcionales cualidades y conocimientos culturales y religiosos le fueron confiadas, siendo todavía joven, delicadas tareas eclesiásticas, como la de bibliotecario del Archivo contiguo a la gran iglesia de santa Sofía en Constantinopla y, a la vez, el prestigioso cargo de secretario del Patriarca de aquella misma ciudad. Bien pronto, sin embargo, dio a conocer que quería substraerse a tales funciones, para dedicarse al estudio y a la vida contemplativa, lejos de toda ambición. Y así, se refugió a escondidas en un monasterio en las costas del Mar Negro. Encontrado seis meses más tarde, fue convencido a aceptar la enseñanza de las disciplinas filosóficas en la Escuela Superior de Constantinopla, ganándose por la calidad de su saber el calificativo de Filósofo con el que todavía es conocido. Más tarde fue enviado por el Emperador y el Patriarca a realizar una misión ante los sarracenos. Finalizada con éxito dicha gestión, se retiró de la vida pública para reunirse con su hermano mayor Metodio y compartir con él la vida monástica. Pero nuevamente, y junto con él, fue incluido como experto religioso y cultural en una delegación de Bizancio enviada ante los Jázaros. Durante la permanencia en Crimea, en Cherson, creyeron localizar la iglesia en la que había sido sepultado antiguamente san Clemente, Papa romano y mártir exiliado en aquella lejana región; recogen y llevan consigo las reliquias, (6) que acompañarían después los dos santos hermanos en el sucesivo viaje misionero a Occidente, hasta el instante en que pudieran depositarlas solemnemente en Roma, entregándolas al papa Adriano II.
5. El hecho que debía decidir totalmente el curso de su vida, fue la petición hecha por el príncipe Rastislao de la Gran Moravia al Emperador Miguel III, para que enviara a sus pueblos «un Obispo y maestro, …que fuera capaz de explicarles la verdadera fe cristiana en su lengua». (7)
Son elegidos los santos Cirilo y Metodio, que rápidamente aceptan la misión. Seguidamente se ponen en viaje y llegan a la Gran Moravia -un Estado formado entonces por diversos pueblos eslavos de Europa Central, encrucijada de las influencias recíprocas entre Oriente y Occidente- probablemente hacia el año 863 comenzando en aquellos pueblos la misión, a la que ambos se dedican durante el resto de su vida, pasada entre viajes, privaciones, sufrimientos, hostilidades y persecuciones, que en el caso de Metodio llegan hasta una cruel prisión. Soportan todo ello con una gran fe y firme esperanza en Dios. En efecto, se habían preparado bien a la tarea que les había sido encomendada; llevaban consigo los textos de la Sagrada Escritura indispensables para la celebración de la sagrada liturgia, preparados y traducidos por ellos mismos a la lengua paleoeslava y escritos con un nuevo alfabeto, elaborado por Constantino Filósofo y perfectamente adaptado a los sonidos de tal lengua. La actividad misionera de los dos hermanos estuvo acompañada por un éxito notable, pero también por las comprensibles dificultades que la precedente e inicial cristianización, llevada por las Iglesias latinas lindantes, ponía a los nuevos misioneros.
Después de unos tres años, en el viaje a Roma se detienen en Panonia, donde el príncipe eslavo Kocel -huido del importante centro civil y religioso de Nitra- les ofrece una hospitalaria acogida. Desde aquí, algunos meses más tarde, continúan el viaje a Roma en compañía de sus discípulos para quienes desean conseguir las órdenes sagradas. Su itinerario pasa por Venecia, donde son sometidas a público debate las premisas innovadoras de la misión que están realizando. En Roma el Papa Adriano II, que ha sucedido mientras tanto a Nicolás I, les acoge con mucha benevolencia. Aprueba los libros litúrgicos eslavos, que ordena depositar sobre el altar de la iglesia de Santa María ad Praesepe, llamada en la actualidad Santa María la Mayor, y dispone que sus discípulos sean ordenados sacerdotes. Esta fase de sus trabajos se concluye de un modo muy favorable. Metodio, sin embargo, debe continuar solo la etapa sucesiva: pues su hermano menor, gravemente enfermo, apenas consigue emitir los votos religiosos y vestir el hábito monacal, pues muere poco tiempo después el 14 de febrero del 869 en Roma.
6. San Metodio fue fiel a las palabras que Cirilo le había dicho en su lecho de muerte: « He aquí, hermano, que hemos compartido la misma suerte ahondando el arado en el mismo surco; yo caigo ahora sobre el campo al término de mi jornada. Tú amas mucho -lo sé- tu Montaña; sin embargo, por la Montaña no abandones tu trabajo de enseñanza. En verdad, ¿dónde puedes salvarte mejor? (8)
Consagrado obispo para el territorio de la antigua diócesis de Panonia y nombrado legado pontificio «ad gentes » para los pueblos eslavos, toma el título eclesiástico de la restaurada sede episcopal de Sirmio. La actividad apostólica de Metodio se ve, sin embargo, interrumpida a consecuencia de complicaciones político religiosas que culminan con su encarcelamiento por un período de dos años, bajo la acusación de haber invadido una jurisdicción episcopal ajena. Es liberado sólo gracias a una intervención personal del papa Juan VIII. Finalmente, también el nuevo soberano de la Gran Moravia, el príncipe Svatopluk, se muestra contrario a la acción de Metodio, oponiéndose a la liturgia eslava e insinuando en Roma ciertas dudas sobre la ortodoxia del nuevo arzobispo. El año 880 Metodio es llamado ad limina Apostolorum, para presentar una vez más toda la cuestión personalmente a Juan VIII. En Roma, una vez absuelto de todas las acusaciones, obtiene del Papa la publicación de la bula Industriae tuae, (9) que, por lo menos en lo fundamental, restituía las prerrogativas reconocidas a la liturgia en lengua eslava por su predecesor Adriano II.
Análogo reconocimiento de perfecta legitimidad y ortodoxia obtiene Metodio de parte del Emperador bizantino y del Patriarca Focio, en aquel momento en plena comunión con la sede de Roma, cuando va a Constantinopla el año 881 u 882. Dedica los últimos años de su vida sobre todo a ulteriores traducciones de la Sagrada Escritura y de los libros litúrgicos, de las obras de los Padres de la Iglesia y también de una recopilación de las leyes eclesiásticas y civiles bizantinas, conocida bajo el nombre de Nomocanon. Preocupado por la supervivencia de la obra que había comenzado, designa como sucesor a su discípulo Gorazd. Muere el 6 de abril del año 885 al servicio de la Iglesia instaurada en los pueblos eslavos.
7. La acción previsora, la doctrina profunda y ortodoxa, el equilibrio, la lealtad, el celo apostólico, la magnanimidad intrépida le granjearon el reconocimiento y la confianza de Pontífices Romanos, de Patriarcas Constantinopolitanos, de Emperadores bizantinos y de diversos Príncipes de los nuevos pueblos eslavos.
Por todo ello, Metodio llegó a ser el guía y el pastor legítimo de la Iglesia, que en aquella época se arraigaba en aquellas naciones y es unánimemente venerado, junto con su hermano Constantino, como el heraldo del Evangelio y el Maestro « de parte de Dios y del Santo Apóstol Pedro » (10) y como fundamento de la unidad plena entre las Iglesias de reciente fundación y las más antiguas.Por esto « hombres y mujeres, humildes y poderosos, ricos y pobres, libres y siervos, viudas y huérfanos, extranjeros y gentes del lugar, sanos y enfermos » (11) formaban la muchedumbre que, entre lágrimas y cantos, acompañaban al sepulcro al buen Maestro y Pastor, que se había hecho «todo para todos para salvarlos a todos». (12)
En honor a la verdad, la obra de los santos hermanos, después de la muerte de Metodio sufrió una grave crisis, y la persecución contra sus discípulos se agudizó de tal modo, que se vieron obligados a abandonar su campo misional; no obstante esto, su siembra evangélica no cesó de producir frutos y su actitud pastoral, preocupada por llevar la verdad revelada a nuevos pueblos -respetando en todo momento su peculiaridad cultural-, sigue siendo un modelo vivo para la Iglesia y para los misioneros de todas las épocas.
III. Heraldos del Evangelio
8. Los hermanos Cirilo y Metodio, bizantinos de cultura, supieron hacerse apóstoles de los eslavos en el pleno sentido de la palabra. La separación de la patria que Dios exige a veces a los hombres elegidos, aceptada por la fe en su promesa, es siempre una misteriosa y fecunda condición para el desarrollo y el crecimiento del Pueblo de Dios en la tierra. El Señor dijo a Abrahán: «Salte de tu tierra, de tu parentela, de la casa de tu padre, para la tierra que yo te indicaré; yo te haré un gran pueblo, te bendeciré y engrandeceré tu nombre, que será una bendición». (13)
Durante la visión nocturna que san Pablo tuvo en Tróade en el Asia Menor, un varón macedonio, por lo tanto un habitante del continente europeo, se presentó ante él y le suplicó que se dirigiera a su país para anunciarles la Palabra de Dios: «Pasa a Macedonia y ayúdanos». (14)
La divina Providencia, que en el caso de los dos santos hermanos se manifestó a través de la voz y la autoridad del Emperador de Bizancio y del Patriarca de la Iglesia de Constantinopla, les exhortó de una manera semejante, cuando les pidió que se dirigieran en misión a los pueblos eslavos. Este encargo significaba para ellos abandonar no sólo un puesto de honor, sino también la vida contemplativa; significaba salir del ámbito del Imperio bizantino y emprender una larga peregrinación al servicio del Evangelio, entre unos pueblos que, bajo muchos aspectos, estaban lejos del sistema de convivencia civil basado en una organización avanzada del Estado y la cultura refinada de Bizancio, imbuida por principios cristianos. Análoga pregunta hizo por tres veces el Pontífice Romano a Metodio, cuando le envió como obispo entre los eslavos de la Gran Moravia, en las regiones eclesiásticas de la antigua diócesis de Panonia.
9. La Vida eslava de Metodio recoge con estas palabras la petición, hecha por el príncipe Rastislao al Emperador Miguel III a través de sus enviados: « Han llegado hasta nosotros numerosos maestros cristianos de Italia, de Grecia y de Alemania, que nos instruyen de diversas maneras. Pero nosotros los eslavos… no tenemos a nadie que nos guíe a la verdad y nos instruya de un modo comprensible ». (15) Entonces es cuando Constantino y Metodio fueron invitados a partir. Su respuesta profundamente cristiana a la invitación, en esta circunstancia y en todas las demás ocasiones, está expresada admirablemente en las palabras dirigidas por Constantino al Emperador: «A pesar de estar cansado y físicamente débil, iré con alegría a aquel país»; (16) «Yo marcho con alegría por la fe cristiana». (17)
La verdad y la fuerza de su mandato misional nacían del interior del misterio de la Redención, y su obra evangelizadora entre los pueblos eslavos debía constituir un eslabón importante en la misión confiada por el Salvador a la Iglesia Universal hasta el fin del mundo. Fue una realidad -en el tiempo y en las circunstancias concretas- de las palabras de Cristo, que mediante el poder de su Cruz y de su Resurrección mandó a los Apóstoles: «Predicad el Evangelio a toda creatura»; (18) «id pues; enseñad a todas las gentes». (19) Actuando así, los evangelizadores y maestros de los pueblos eslavos se dejaron guiar por el ideal apostólico de san Pablo: « Todos pues, sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Porque cuantos en Cristo habéis sido bautizados, os habéis vestido de Cristo. No hay ya judío o griego, no hay siervo o libre, no hay varón o hembra, porque todos sois uno en Cristo Jesús ». (20)
Junto a un gran respeto por las personas y a la desinteresada solicitud por su verdadero bien, los dos santos hermanos tuvieron adecuados recursos de energía, de prudencia, de celo y de caridad, indispensables para llevar a los futuros creyentes la luz, y para indicarles, al mismo tiempo, el bien, ofreciendo una ayuda concreta para conseguirlo. Para tal fin quisieron hacerse semejantes en todo a los que llevaban el evangelio; quisieron ser parte de aquellos pueblos y compartir en todo su suerte.
10. Precisamente por tal motivo consideraron una cosa normal tomar una posición clara en todos los conflictos, que entonces perturbaban las sociedades eslavas en vías de organización, asumiendo como suyas las dificultades y los problemas, inevitables en unos pueblos que defendían la propia identidad bajo la presión militar y cultural del nuevo Imperio romanogermánico, e intentaban rechazar aquellas formas de vida que consideraban extrañas. Era a la vez el comienzo de unas divergencias más profundas, destinadas desgraciadamente a acrecentarse, entre la cristiandad oriental y la occidental, y los dos santos misioneros se encontraron personalmente implicados en ellas; pero supieron mantener siempre una recta ortodoxia y una atención coherente, tanto al depósito de la tradición como a las novedades del estilo de vida, propias de los pueblos evangelizados. A menudo las situaciones de contraste se impusieron con toda su ambigua y dolorosa complejidad; pero no por esto Constantino y Metodio intentaron apartarse de la prueba: la incomprensión, la manifiesta mala fe y, en el caso de Metodio, incluso las cadenas, aceptadas por amor de Cristo, no consiguieron hacer desistir a ninguno de los dos del tenaz propósito de ayudar y de servir a la justa causa de los pueblos eslavos y a la unidad de la Iglesia universal. Este fue el precio que debieron pagar por la causa de la difusión del Evangelio, por la empresa misionera, por la búsqueda esforzada de nuevas formas de vida y de vías eficaces con el fin de hacer llegar la Buena Nueva a las naciones eslavas que se estaban formando.
En la perspectiva de la evangelización -como indican sus biografías- los dos santos hermanos se dedicaron a la difícil tarea de traducir los textos de la Sagrada Escritura, conocidos por ellos en griego, a la lengua de aquella estirpe eslava que se había establecido hasta los confines de su región y de su ciudad natal. Sirviéndose del conocimiento de la propia lengua griega y de la propia cultura para esta obra ardua y singular, se prefijaron el cometido de comprender y penetrar la lengua, las costumbres y tradiciones propias de los pueblos eslavos, interpretando fielmente las aspiraciones y valores humanos que en ellos subsistían y se expresaban.
11. Para traducir las verdades evangélicas a una nueva lengua, ellos se preocuparon por conocer bien el mundo interior de aquellos a los que tenían intención de anunciar la Palabra de Dios con imágenes y conceptos que les resultaran familiares. Injertar correctamente las nociones de la Biblia y los conceptos de la teología griega en un con texto de experiencias históricas y de formas de pensar muy distintas, les pareció una condición indispensable para el éxito de su actividad misionera. Se trataba de un nuevo método de catequesis. Para defender su legitimidad y demostrar su bondad, san Metodio no dudó, primero con su hermano y luego solo, en acoger dócilmente las invitaciones a ir a Roma, recibidas tanto en el 867 del papa Nicolás I, como en el año 879 del papa Juan VIII, los cuales quisieron confrontar la doctrina que enseñaban en la Gran Moravia con la que los santos Apóstoles Pedro y Pablo habían dejado en la primera Cátedra episcopal de la Iglesia, junto con el trofeo glorioso de sus reliquias.
Anteriormente, Constantino y sus colaboradores se habían preocupado en crear un nuevo alfabeto, para que las verdades que había que anunciar y explicar pudieran ser escritas en la lengua eslava y resultaran de ese modo plenamente comprensibles y asimilables por sus destinatarios. Fue un esfuerzo verdaderamente digno de su espíritu misionero el de aprender la lengua y la mentalidad de los pueblos nuevos, a los que debían llevar la fe, como fue también ejemplar la determinación de asimilar y hacer propias todas las exigencias y aspiraciones de los pueblos eslavos. La opción generosa de identificarse con su misma vida y tradición, después de haberlas purificado e iluminado con la Revelación, hace de Cirilo y Metodio verdaderos modelos para todos los misioneros que en las diversas épocas han acogido la invitación de san Pablo de hacerse todo a todos para rescatar a todos y, en particular, para los misioneros que, desde la antigüedad hasta los tiempos modernos -desde Europa a Asia y hoy en todos los continentes- han trabajado para traducir a las lenguas vivas de los diversos pueblos la Biblia y los textos litúrgicos, a fin de reflejar en ellas la única Palabra de Dios, hecha accesible de este modo según las formas expresivas propias de cada civilización.
La perfecta comunión en el amor preserva a la Iglesia de cualquier forma de particularismo o de exclusivismo étnico o de prejuicio racial, así como de cualquier orgullo nacionalista. Tal comunión debe elevar y sublimar todo legítimo sentimiento puramente natural del corazón humano.
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por Eduardo Arquer | 30 Ene, 2011 | Postcomunión Historias de la Biblia
Después de ocho plagas, el faraón de Egipto seguía sin ceder. Yahvé envió otra más: Una gran oscuridad sobre Egipto que duró tres días, de modo que no se movía nadie por miedo a tropezar, menos en la tierra de Gosén, donde los israelitas veían brillar el sol igual que siempre.
La Pascua de Yahvé
Y como a pesar de todo, el faraón no hacía caso a Moisés, Yahvé anunció su última y más terrible plaga con la certeza de que tras ella, no solo dejarían salir a su pueblo, sino que hasta los mismos egipcios los forzarían a irse:
Dijo Yahvé a Moisés y a Aarón: “Este mes será para vosotros el comienzo del año. Que cada casa tome una res joven y sin defecto, cordero o cabrito. El día catorce del mes lo sacrificarán por la noche y lo comerán, y
con su sangre pintarán los postes y los dinteles de las casas donde se coma. Deberá asarse a fuego y comerla acompañada de panes ácimos y lechugas silvestres. Si algo sobra, se quemará. Habréis de comerlo de pié, preparados para salir, con los vestidos ceñidos, los pies calzados y el báculo en la mano. Comed de prisa porque en la noche pasaré por Egipto y mataré a todos los primogénitos de su pueblo. Cuando el Ángel Exterminador pase por Egipto no entrará en las casas que estén marcadas con la sangre del animal sacrificado.
Guardaréis este rito perpetuamente para vosotros y para vuestros hijos, será el rito de La Pascua de Yahvé. Recordaréis que pasó de largo por las casas de los israelitas cuando castigó a Egipto.
Y en medio de las tinieblas mató Yahvé a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde el primogénito del faraón hasta el menos importante.
Aquella noche resonó un gran clamor en todo Egipto pues no había casa en donde no hubiera algún muerto. El faraón, abatido por la pena, llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: “Salid de nuestra tierra como habéis pedido, llevaos vuestras cosas, marchaos y dejadme”
Todos los egipcios tenían miedo a morir también y apremiaban al pueblo de Israel para que saliera.
Los hijos de Israel partieron aquella misma noche de las tierras de Egipto conducidos por Moisés hacia la tierra prometida; su número era de seiscientos mil, sin contar los niños y otros muchos que se les habían unido. Habían vivido en Egipto cuatrocientos treinta años cuando la poderosa mano de Dios los liberó de aquella dura esclavitud.
Llevaban los huesos de José, según la voluntad que expresó al morir. Yahvé marchaba delante de su pueblo anunciando su presencia en forma de columna de nube durante el día y de columna de fuego por las noches, para señalarles el camino tanto de día como de noche.
El Faraón persigue a los israelitas. El paso del Mar Rojo
Cuando el faraón y sus cortesanos se vieron privados de los servicios que recibían de Israel, decidieron salir en su busca para obligarlos a regresar. El ejército egipcio se organizó con rapidez y divisó a los israelitas acampados cerca del Mar Rojo; estos, al verlos se asustaron muchísimo y llenos de temor clamaron a Yahvé, pero Moisés les tranquilizó: “No temáis, estaos tranquilos que Yahvé combatirá por vosotros”.
Y dijo Dios a Moisés: “Diles que se pongan en marcha; levanta tu cayado y extiéndelo sobre el mar y divídelo para que el pueblo lo atraviese por en medio, en seco”.
La nube, que iba delante, se colocó detrás, entre Israel y el ejército egipcio, porque caía la noche; de ese modo hacía de barrera entre ambos pueblos para que no pudieran tocarse.
Cuando Moisés tendió su mano sobre el mar, Yahvé hizo soplar durante toda la noche un viento fortísimo que lo dejó seco y dividió las aguas. El pueblo de Israel pudo entrar a pié en medio del mar, y éste formaba para ellos una muralla a derecha e izquierda sin tocarlos.
Los egipcios iniciaron su persecución y entraron en el mar, los carros, con los caballos y los soldados, seguros de que allí mismo los atraparían, pero cuando se dieron cuenta del grave error que habían cometido ya no pudieron dar marcha atrás: las ruedas se hundían en la arena, los caballos y los carros se enredaban unos con otros, no conseguían avanzar, todos los esfuerzos resultaban inútiles. Entonces, una vez que hubieron pasado los israelitas, dijo Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar” Y hecho esto, los egipcios sintieron el gran estruendo de las aguas que, impetuosamente, volvían a su estado ordinario cubriendo los carros, los soldados y los caballeros, y haciendo que todo el ejército egipcio pereciera ahogado. Al ver este prodigio, Israel creyó en Yahvé y en Moisés, su siervo.
Yahvé conduce a Israel por el desierto
Tras el paso por el Mar Rojo, el Señor condujo a su pueblo por el desierto durante cuarenta años antes de llegar a la tierra prometida (Canaán). Durante este tiempo tan largo, Dios quiere darse a conocer mediante muchas señales y prodigios milagrosos, todos a favor de Israel, y les muestra la predilección que siente por ellos. Pero también es tiempo de prueba, ya que en estos cuarenta años les suceden muchas vicisitudes, a veces difíciles de entender para ellos, que poco a poco van aquilatando su fe en Yahvé, el único y verdadero Dios.
Salieron del Mar Rojo y estuvieron tres días avanzando hacia el desierto sin encontrar agua hasta que vieron unos pozos que, al probarlos, contenían aguas amargas; Dios indicó a Moisés que arrojase un madero a las aguas las cuales se volvieron dulces y buenas para beber.
Moisés instaló, algo apartada del campamento, una tienda: “La tienda de la reunión” para que quien quisiese consultar algo al Señor lo hiciera desde allí. Cuando el que entraba era Moisés, el pueblo le seguía con la mirada, luego la nube de Yahvé bajaba y se detenía ante la puerta; entonces todo el pueblo se inclinaba y adoraba a Dios
Yahvé alimenta a su pueblo
Más adelante se les fue acabando la comida y un día apareció sobre el campamento una fina capa como de escarcha caída del cielo. Moisés les dijo: “Este es el pan que os da Yahvé para alimento”
Los hijos de Israel recogieron esta capa a la que llamaron “el maná “ y prepararon el pan con ella. Nadie podía guardar para el día siguiente porque se estropeaba; solamente el día sexto de la semana guardaban para la fiesta y entonces no se estropeaba. El maná era como unas pequeñas semillas blancas que cuando se molían y tostaban sabían como las tortas de harina de trigo con miel, y sirvió de alimento constante al pueblo de Israel durante todo el tiempo que duró su peregrinación por el desierto, es decir, cuarenta años.
Acuérdate de que muchos siglos más tarde, Jesús declararía a sus discípulos que Él es el verdadero pan bajado del cielo que se queda en la Eucaristía. Y les recordaría: “Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron…Yo soy el pan vivo bajado del cielo, el que come de este Pan vivirá para siempre y el pan que yo le daré es mi carne para la vida del mundo”
Muchos discípulos no lo entendieron en aquel momento.
Como había escasez de carne, Moisés les anunció de parte de Yahvé que vendría el alimento llovido del cielo; y una tarde, aparecieron bandadas de codornices que cayeron sobre el campamento y así pudieron saciar sus deseos de comer carne.
Batalla contra Amalec
En otra ocasión, vino una tribu llamada Amalec (o amalecitas) para atacar a Israel y robarle las cosas que habían traído de Egipto. Moisés organizó la defensa y encargó a Josué, un ministro de mucha confianza, que eligiera hombres y formara un ejército para luchar contra Amalec, y le dijo: “Yo estaré en la cima de la colina con el cayado de Dios en la mano”. Durante el combate, mientras Moisés tenía las manos levantadas hacia el cielo rogando a Dios, ganaban los israelitas; pero si se cansaba y bajaba los brazos, entonces ganaba Amalec. Como la batalla duraba mucho tiempo, tuvieron que sentar a Moisés sobre una piedra y sujetarle los brazos entre dos para que no los bajara. Israel consiguió de este modo una gran victoria.
Fíjate cómo durante La Santa Misa, el sacerdote levanta los brazos cuando se dirige a Dios en diversos momentos para suplicarle con mayor afán, igual que hizo Moisés.
El acontecimiento más importante: la Alianza del Sinaí
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Tres meses después de la salida de Egipto, llegaron a los pies del Monte Sinaí. Yahvé llamó a Moisés desde el monte y le dijo: “Dile a mi pueblo de mi parte: Si oís mi voz y guardáis mi alianza, seréis mi propiedad entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra. Seréis para Mí un reino de sacerdotes, una nación santa”
Era costumbre que el hijo primogénito se consagrase a Dios como sacerdote. Yahvé considera a todo Israel como el pueblo primogénito entre los demás.
Todos contestaron: “¡Haremos lo que nos diga el Señor!”.
A los tres días, el pueblo, convocado por Yahvé, estaba a los pies del monte. Una densa nube se situó en la cima, de la cual surgían grandes truenos y relámpagos y se oyó un muy fuerte sonido de trompetas. Moisés hablaba con Dios a la vista del pueblo y Éste respondía con el trueno lo cual les atemorizaba mucho y se mantenían a distancia. Moisés subió y allí escuchó del Señor los mandamientos y preceptos que quería que cumpliera el pueblo de Israel.
Moisés bajó del monte y les explicó lo que había oído del Señor; de nuevo el pueblo contestó: “Todo cuanto ha dicho Yahvé lo cumpliremos y obedeceremos”. Entonces Moisés construyó un altar con doce piedras, una por cada tribu, y ofreció un sacrificio solemne: Tomó sangre del animal sacrificado, que simboliza la fuente de la vida, y la aspergió primero sobre el altar, que representa a Dios, y luego sobre el pueblo diciendo: “Esta es la sangre de la alianza que hace con vosotros Yahvé sobre todos estos preceptos.”
A esta unión especial de Yahvé con su pueblo, por medio de la sangre, a los pies del monte se la conoce como La Alianza del Sinaí, en la que Dios acepta el sacrificio ofrecido por Moisés en nombre de todo Israel y se compromete a conducir hacia Canaán al pueblo elegido. Yahvé renueva así el pacto eterno que hizo con Abraham, y después con Isaac y con Jacob para ellos y para toda su descendencia. Siglos más tarde, Jesús renovaría para siempre la última y definitiva alianza de Dios con toda la humanidad por medio de la sangre de su propio sacrificio en la cruz, con estas palabras pronunciadas ante sus discípulos en la Última Cena: “Éste es el cáliz de Mi sangre, sangre de la Alianza Nueva y Eterna que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración Mía”.
Dios explica a Moisés cómo quiere que se le dé culto
Nuevamente subió Moisés al monte y recibió de Dios instrucciones para construir el Arca de La Alianza, que era un arca pequeña que podían transportar entre cuatro personas porque llevaba dos barras de madera a lo largo; estaba cubierta toda de oro por dentro y por fuera, y portaba encima, en los extremos, dos querubines de oro puro que se miraban el uno al otro y que con sus alas cubrían el arca.
Dentro se guardarían las tablas de piedra con los mandamientos, que el mismo Dios entregaría a Moisés, y allí el Señor hablaría con Moisés.
Además del Arca, Yahvé le mandó fabricar:
- Una mesa de madera cubierta de oro, para las ofrendas: El altar de las ofrendas.
- Un candelabro de oro puro con siete lámparas.
- Una tienda o Tabernáculo hecho con primorosas telas, cortinas y tapices, para colocar en su interior el Arca de La Alianza, que, a su vez, debería estar reservada detrás de un rico velo de tela.
- Un altar de madera cubierta de oro para perfumar con incienso la habitación donde estuviera el arca: El altar de los perfumes.
- Y fuera de la habitación, al aire libre, otro altar de madera y bronce para los sacrificios de los animales: El altar de los sacrificios.

Todo ello rodeado por un atrio de columnas y cortinas de 46 metros de largo por 22 de ancho.
Yahvé también indicó cómo deberían ser las vestiduras de los sacerdotes, con valiosos tejidos, piedras preciosas y bordados.
Que, por cierto, se parecen a las que usan hoy día los sacerdotes al celebrar La Santa Misa, y es un signo de la fidelidad que mantiene La Iglesia para seguir los deseos de Dios desde antiguo.
Por último, Yahvé ordenó que se descansara un día en la semana, el sábado, recordando que la creación del mundo la realizó en seis días, y el séptimo descansó.
Nosotros descansamos el domingo, día en que Jesús, con su resurrección, trajo la alegría de la salvación a toda la humanidad.
Vocabulario
Ácimo: Sin levadura
Aquilatar: Apreciar debidamente
Asperger: Rociar
Atrio: Espacio descubierto
Dintel: Parte superior de una puerta o ventana que carga sobre las jambas.
Jamba: Cualquiera de las dos piezas que, puestas verticalmente en los lados de las puertas o ventanas, sostienen su dintel.
Primogénito: El primero que nace.
Querubín: Una clase de ángel.
Res: Cabeza de ganado.
Rito: Conjunto de reglas establecidas para el culto.
Vicisitud: Suceso. Orden sucesivo o alternativo de cosas diferentes.
Para la catequesis
- ¿Cómo hacía notar Yahvé su presencia entre el pueblo mientras marchaban por el desierto? ¿Está presente hoy Dios entre nosotros?, ¿dónde?
- ¿Por qué levanta las manos el sacerdote en algunos momentos de la celebración de La Santa Misa? Pregúntaselo.
- El mismo Yahvé dio instrucciones para confeccionar las vestiduras sagradas. ¿Sabes cómo se llama cada prenda de las vestiduras sagradas que usa el sacerdote en La Santa Misa? ¿Sabías que cada una tiene un significado? Pregúntale al sacerdote
- ¿Cuál es el sacrificio que sella la Nueva y definitiva Alianza de Dios con los hombres?
por Francisco Daparo | CEF | 30 Ene, 2011 | Confirmación Vida de los Santos
El 31 de enero la Iglesia Universal celebra al santo de los niños, san Juan Bosco (1815-1888). Con intención de dar a conocer su testimonio, os ofrecemos unos pequeños retazos biográficos seleccionados por el padre Francisco Daparo, salesiano argentino, y diversos enlaces a materiales que os servirán para la catequesis.
* * *
1815. Napoleón Bonaparte, Emperador de los franceses, que con tanta jactancia había llevado a sus ejércitos victoriosos, haciendo temblar toda Europa, obcecado por el orgullo, quiso someter también a la Iglesia y se atrevió a llevar prisionero a Fontanebleau al Papa Pío VII. Este le envió la excomunión. El Emperador se rió y dijo: Tal vez la excomunión del Papa podrá hacer caer los fusiles de mano de mis soldados siempre victoriosos!! …. En la campaña militar de Rusia sufrió la tremenda derrota en Waterloo justo porque por el frío les caían los fusiles de las manos congeladas… El astro napoleónico ya se eclipsó… «Dios depone a los poderosos de sus tronos y exalta a los humildes» (Magnificat)
En el mismo año 1815 apareció un nuevo astro destinado a irradiar una luz benéfica para toda la humanidad: JUANITO BOSCO!!!
Nació de una familia humilde el 16 de Agosto de 1815 en un pueblito «Y Becchi… en Castelnuovo d’Asti (ahora Castelnuovo Don Bosco). Su santa madre «mamá Margarita» fue educándolo a la fe protegiéndolo de la prepotencia de su hermano mayor Antonio, que no quería que él estudiara…
El niño quedó huérfano por la muerte del padre, pero bajo el cuidado de la madre, fue creciendo en edad y en gracia como el niño Jesús, lleno de ansia de santidad y de apostolado.
Pequeñito ejercía la tarea de catequista en medio de los compañeritos, que reunía frente a la Iglesia transmitiéndoles lo que le enseñaba la mamá o lo que aprendía en los sermones del Párroco, y también divirtiéndolos con sus capacidades de pequeño saltimbanqui y de mago. Dotado de grande inteligencia, fue creciendo en el estudio: siendo pobre, fue alternando el estudio con el trabajo, para costearse los libros. Fue empleado en distintas actividades.
Tiene grande importancia el Sueño-Visión a los 9 años…
Vio un campo lleno de animales feroces, que al rato se transformaron en corderitos. Vio un campo lleno de niños y muchachos, que peleaban, blasfemaban… Indignado Juanito empezó a darles patadas y golpes a derecha y a izquierda. Pero el personaje que apareció lo paró de inmediato diciéndole:..» Juanito, no con golpes, sino con la bondad y la mansedumbre puedes transformar a estos niños y jóvenes en corderitos…». Juanito lloró, no sabiendo cómo hacer. El Personaje le dijo: «…Juanito, yo te daré la la guía y la maestra»…En el momento le apareció la Virgen vestida de blanco y de azul… Terminó el sueño: Juanito comprendió la misión a la cual lo destinaba Dios: salvar a la juventud… La Virgen Auxiliadora fue acompañándolo en la adolescencia hasta entrar al seminario de Chieri, hasta el sacerdocio (año 1840).
8 de Diciembre de 1841: se preparaba Don Bosco a rezar la Misa en la Iglesia de San Francisco de Asís. Un chico de 14 años (Bartolomé Garelli) estaba a la puerta de la sacristía mirando. El sacristán lo invitó a ayudar la santa Misa…El chico se excusa por no saber… el sacristán indignado fue a golpearlo con la caña de encender las velas y aquél se escapó. Don Bosco, que vio todo esto se entristeció y dijo.: «Qué has hecho!! es mi amigo…llámalo»…. El niño lleno de miedo, regresó y Don Bosco lo trató con mucho cariño y le hizo muchas preguntas. Las respuestas fueron todas negativas: Era un pobre huérfano, no tenía casa, dormía detrás de la puerta de alguna iglesia o bajo los pórticos de Turín, y no sabía nada de religión… Don Bosco lo invitó a rezar con él una Ave María y lo invitó a volver con muchos otros compañeros. En ese momento nació la Obra del Oratorio.
Don Bosco no tenía lugar para el Oratorio y fue juntando a los chicos en cualquier terreno baldío de las afueras de Turín… Cada domingo era un problema por las protestas de los vecinos, que acudían a la policía. Pero un día se le presentó un enviado del Sr. Pirando, que le propuso la venta a buen precio de un tinglado…. Don Bosco lo compró en cuotas. Fue así la «Casa Pinardi»el primer oratorio estable, que fue creciendo de manera milagrosa hasta ser la casa madre de los salesianos con un complejo de grandes construcciones.
La Basílica de María Auxiliadora en Turín fue el monumento material de la gratitud de Don Bosco a la Virgen que «lo había hecho todo…» La construcción de ese maravilloso templo fue milagrosa. Cuando el constructor suspendió los trabajos por falta de pago, Don Bosco quiso pagarle: «Abra las manos….»….Don Bosco arrojó en las manos todo el dinero del monedero (0,40 centavos de aquellos). El constructor se puso pálido….»Esto, » dijo el santo «es lo que puede pagar el pobre Don Bosco, pero pronto lo hará la Virgen y mandará dinero no sólo para la construcción del templo, sino también mandará dinero para la construcción de un gran edificio, para niños pobres»….. y comenzaron los milagros.
Don Bosco quiso agradecer a la Virgen también con un monumento de piedras vivas, fundando con Santa María Dominga Mazzarello el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, la rama femenina de la Obra de Don Bosco.
Don Bosco fue un predestinado, figura de primer plano en la historia de la Iglesia y de la humanidad. Supo realizar una obra religiosa social de gran envergadura y con visión de futuro y sigue creciendo como árbol gigantesco, cuyas ramas se extienden en 124 países de los 5 continentes.
» Dotado de extraordinario talento y fina distinción, pudo ser un gran orador, un gran historiador, un gran estadista:… pudo ser… lo que se hubiera propuesto. Pero se quedó en ser…lo que Dios quiso que fuera:…el hombre que supo amar a todos y hacerse amar por todos….»
(Mons. M. Olaechea s.d.b. – Arzobispo de Valencia)
«Don Bosco es un hombre providencial. En toda su obra se descubre la mano de Dios»
(Papa León XIII)
«…un gigante de enormes brazos que ha logrado abrazar al mundo entero…»
(Cardenal Nina a León XIII)
«Don Bosco es un gigante de santidad. Conviví algunos días con él en los ya lejanos días de mi juventud, desde entonces supe que era Santo…»
(Pío XI)
«Cuando pienso en la obra de Don Bosco, pienso en la multiplicación milagrosa de los panes y peces»
(Mons. Fulton Scheen)
«!San Juan Bosco, su nombre es todo un poema de gracia y de apostolado. Desde una aldea de Piamonte ha llevado la gloria y los triunfos de la caridad de Cristo hasta los más lejanos confines de la tierra…»
(Beato Juan XXIII)
«Don Bosco es un hombre de leyenda…»
(Víctor Hugo)
Fue dotado de grandes dones naturales y sobrenaturales, como los grandes santos. Tuvo el don de profecía, el don de milagros. Se adelantó 100 años al Concilio Vaticano II y eso por su espíritu evangélico.
Don Bosco fue un soñador. A los 9 años Dios le manifestó su misión. Durante toda su vida soñó Oratorios, Colegios, Escuelas Primarias, Secundarias, Escuelas de capacitación laboral, Bachilleratos comerciales, Pedagógicos, Técnicos y Agrícolas, Industriales, Electrónicos, Residencias Universitarias, casas de Retiros Espirituales, Parroquias, Iglesias, Capellanías, Editoriales, Centros de Comunicación Social y misiones para los más desheredados en todas las naciones del mundo….
Soñó la Primera Misión Salesiana en la Patagonia…. Envió la primera expedición de misioneros, que llegaron a Buenos Aires el 14 de diciembre de 1875 al frente del P. Juan Cagliero, (luego obispo y primer cardenal salesiano)
Nuestra Iglesia «Mater Misericordiae», fue la primera sede y el trampolín para la Patagonia, para nuestro país y para los países de América Latina.
¡¡¡ GLORIA A DON BOSCO SANTO !!!
Junio de 2001
Recursos sobre Don Bosco