Evangelio del día: El matrimonio es designio de amor

Evangelio del día: El matrimonio es designio de amor

Marcos 10, 2-16. Vigésimo séptimo domingo del Tiempo Ordinario. Cuando un amor fracasa las personas no se deben condenar sino acompañar.

Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?». El les respondió: «¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?». Ellos dijeron: «Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella». Entonces Jesús les respondió: «Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre. y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido». Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. El les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio». Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él». Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.

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Lecturas

Primera lectura: Libro del Génesis, Gén 2, 18-24

Salmo: Sal 128(127), 1-6

Segunda lectura: Carta a los Hebreos, Heb 2, 9-11

Oración introductoria

Señor, quiero encontrarme contigo en este momento de oración, esperando tener la docilidad de corazón para no convertir esta meditación en un interrogatorio, en exigencias, en quejas o para pedirte lo que creo necesitar. ¡Ven Espíritu Santo!

Petición

Jesús, ayúdame a nunca ser duro de corazón.

Meditación del Santo Padre Francisco

Cuando un amor fracasa las personas no se deben condenar sino acompañar. Lo recomendó el Papa Francisco en la misa del [día de hoy]. La belleza y la grandeza del amor, explicó el Pontífice, se reconocen desde la obra maestra de la creación, narrada en el Génesis, y elegido por Dios mismo como «icono» para explicar la esencia del amor entre el hombre y la mujer. Pero también entre Cristo y la Iglesia.

«Jesús estaba siempre con la gente», explicó el Papa refiriéndose al pasaje evangélico de Marcos (10, 1-12) propuesto por la liturgia. Y en medio de la gente el Señor enseñaba, escuchaba y curaba a los enfermos. Alguna vez, sin embargo, entre la multitud, se presentaban también los doctores de la ley que querían, en realidad, «ponerlo a prueba», buscando, en cierto sentido, hacerle caer. La razón se dice inmediatamente: «Ellos —destacó el Pontífice— veían la autoridad moral que tenía Jesús». Un hecho evidente que, sin embargo, percibían como «un reproche para ellos». Y así, «buscaban hacerlo caer para quitarle esa autoridad moral».

El Evangelio de san Marcos relata que los fariseos, precisamente «para ponerlo a prueba», plantearon a Jesús «esta cuestión sobre el divorcio». Una cuestión con su acostumbrado «estilo» basado en la «casuística». Quienes querían poner en dificultad a Jesús, en efecto, no le planteaban jamás «una problemática abierta». Preferían recurrir a la «casuística, siempre al caso pequeño», preguntándole: «¿Es lícito esto o no?».

La «trampa» que querían tender a Jesús está implícita en este modo de ver las cosas. Porque, advirtió el Papa, «detrás de la casuística, detrás del pensamiento casuístico, siempre hay una trampa, siempre». Una trampa, prosiguió, «contra la gente, contra nosotros y contra Dios, siempre». Así, relata el evangelista Marcos, la pregunta que los fariseos hicieron a Jesús: «si era lícito a un marido repudiar a la propia mujer». Y Jesús respondió ante todo preguntándoles «lo que decía la ley y explicando por qué Moisés hizo esa ley de ese modo».

El Señor no se detiene en esta primera respuesta y «de la casuística va al centro del problema». Es más, precisó el Santo Padre, «va precisamente a los días de la creación»: «Desde el inicio de la creación, Dios los hizo varón y mujer; por ello el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne. Así ya no son dos, sino una sola carne».

El Papa Francisco releyó este pasaje, explicando que «el Señor se refiere a la obra maestra de la creación». En efecto, Dios «creó la luz y vio que era buena». Luego «creó los animales, los árboles, las estrellas: todo era bueno». Pero «cuando creó al hombre» llegó a decir «que era muy bueno». En efecto, «la creación del hombre y de la mujer es la obra maestra de la creación». También porque Dios «no quería al hombre solo: lo quería con su compañera, su compañera de camino».

Éste es también el momento, dijo el Pontífice, del «inicio del amor». Y «muy poético» es precisamente el encuentro entre Adán y Eva. A ellos Dios les recomendó seguir adelante juntos «como una sola carne». He aquí entonces que «el Señor toma siempre el pensamiento casuístico y lo conduce al inicio de la revelación». Pero, advirtió el Papa, «esta obra maestra del Señor no acabó allí, en los días de la creación». En efecto, el Señor eligió precisamente «esta imagen para explicar el amor que Él tiene hacia su pueblo, el amor que Él tiene con su pueblo». Un amor grande «hasta el punto que cuando el pueblo no es fiel», de todos modos «Él habla con palabras de amor».

Así «el Señor —explicó— toma este amor de la obra maestra de la creación para explicar el amor que tiene con su pueblo. Y un paso más: cuando Pablo necesitó explicar el misterio de Cristo, lo hizo también en relación, en referencia a su esposa. Porque Cristo está casado: se casó con la Iglesia, su pueblo». Y precisamente «como el Padre se había casado con el pueblo de Israel, Cristo se casó con su pueblo».

«Ésta —afirmó el Papa— es la historia del amor. Ésta es la historia de la obra maestra de la creación. Y ante este itinerario de amor, ante este icono, la casuística cae y se convierte en dolor». Dolor ante el fracaso: «Cuando dejar al padre y la madre para unirse a una mujer, hacerse una sola carne y seguir adelante, cuando este amor fracasa —porque muchas veces fracasa— debemos sentir el dolor del fracaso». Y precisamente en ese momento debemos también «acompañar a esas personas que tuvieron ese fracaso en su amor». No hay que «condenar» sino «caminar con ellos». Y sobre todo «no hacer casuística con su situación».

Todo esto, continuó el Pontífice, hace pensar en un «designio de amor», en el «camino de amor del matrimonio cristiano que Dios bendijo en la obra maestra de su creación, con una bendición que jamás fue retirada. Ni siquiera el pecado original la destruyó». Y «cuando uno piensa en esto», precisó el Papa, encuentra natural reconocer «cuán hermoso es el amor, cuán hermoso es el matrimonio, cuán hermosa es la familia, cuán hermoso es este camino». Pero también «cuánto amor, y cuánta cercanía, también nosotros debemos tener con los hermanos y la hermanas que en su vida tuvieron la desgracia de un fracaso en el amor». Un amor, recordó, que «comienza poéticamente, porque la segunda narración de la creación del hombre es poética, en el libro del Génesis». Y que «termina en la Biblia, poéticamente, en las cartas de san Pablo, cuando habla del amor que Cristo tiene por su esposa, la Iglesia».

Sin embargo, alertó el Papa, «también aquí debemos estar atentos que no fracase el amor», terminando tal vez por «hablar de un Cristo demasiado «soltero»: Cristo se casó con la Iglesia. Y no se puede comprender a Cristo sin la Iglesia» como «no se puede comprender a la Iglesia sin Cristo». Precisamente «esto —afirmó— es el gran misterio de la obra maestra de la creación». El Papa Francisco concluyó su meditación pidiendo al Señor la gracia de comprender este misterio «y también la gracia de no caer nunca en estas actitudes casuísticas de los fariseos y de los doctores de la ley».

Santo Padre Francisco: Cuando fracasa un amor

Meditación del viernes, 28 de febrero de 2014

Propósito

Concretar algunos medios para propiciar la oración familiar: bendecir los alimentos, reflexionar el Evangelio del domingo, rezar el rosario, ir a misa juntos, peregrinación a un santuario mariano, etc.

Diálogo con Cristo

Jesús, concédeme vivir la auténtica caridad fraterna, especialmente con mi familia y amigos. Que nos ayudemos unos a otros a vivir santamente y a perseverar en nuestra vocación cristiana.

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Evangelio del día: Fiesta de los Santos Ángeles Custodios

Evangelio del día: Fiesta de los Santos Ángeles Custodios

Mateo 18, 1-5.10. Fiesta de los Santos Ángeles Custodios. Todos tenemos un ángel siempre al lado, que jamás nos deja solos, y nos ayuda a no errar el camino. Y si somos como niños lograremos evitar la tentación de bastarnos a nosotros mismos, que desemboca en la soberbia.

En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: «¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?». Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo. Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.

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Lecturas

Primera lectura: Libro del Éxodo, Éx 23, 20-23a

Salmo: Sal 91(90), 1-6.10-11

Oración introductoria

Señor, como los Ángeles Custodios, quiero ser sincero y auténtico, en mi mente y en mi corazón, para tener la posibilidad real de tener un encuentro de amor contigo en esta oración. Tú sabes que trato de ser fiel a mi fe, que confío en tu providencia y misericordia, y que te amo con todo mi corazón. Envía tu Espíritu Santo para que ilumine y guíe esta meditación.

Petición

Ángel de mi guarda, ayúdame a ser un auténtico discípulo y misionero de Cristo.

Meditación del Santo Padre Francisco

Todos tenemos un ángel siempre al lado, que jamás nos deja solos, y nos ayuda a no errar el camino. Y si somos como niños lograremos evitar la tentación de bastarnos a nosotros mismos, que desemboca en la soberbia y también en el carrerismo exacerbado. Es precisamente el papel decisivo de los ángeles custodios en la vida de los cristianos lo que el Papa Francisco recordó, el día de la fiesta litúrgica, durante la misa celebrada el [día de hoy] en Santa Marta.

Son dos las imágenes —el ángel y el niño— que, evidenció inmediatamente el Papa, «la Iglesia nos hace ver en la liturgia de hoy». El libro del Éxodo (23, 20-23a), especialmente, nos propone «la imagen del ángel», que «el Señor da a su pueblo para ayudarlo en su camino». Se lee en efecto: «Voy a enviarte un ángel por delante, para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que he preparado». Por lo tanto, comentó, «la vida es un camino, nuestra vida es un camino que termina en ese lugar que el Señor nos ha preparado».

Pero, observó, «nadie camina solo: ¡nadie!». Porque «nadie puede caminar por sí solo». Y «si uno de nosotros creyese que puede caminar solo, se equivocaría mucho» y «caería en ese error, tan feo, que es la soberbia: creer ser grande». Terminando por tener esa actitud de «suficiencia» que le lleva a decirse así mismo: «Yo puedo, yo lo hago» solo.

Sin embargo, el Señor da una clara indicación a su pueblo: «Ve, harás lo que yo te diga. Seguirás tu vida, pero te daré una ayuda que te recordará continuamente lo que debes hacer». Y así «dice a su pueblo cómo debe ser la actitud con el ángel». La primera recomendación es: «Respeta su presencia». Y luego: «Escucha su voz y no te rebeles». Por ello, además de «respetar» se debe también saber «escuchar» y «no rebelarse».

En el fondo, explicó el Papa, «es esa actitud dócil, pero no precisamente, de la obediencia hacia al padre, que es justo la obediencia del hijo». Se trata en esencia de «esa obediencia de la sabiduría, esa obediencia de escuchar los consejos y elegir lo mejor según los consejos». Y se necesita, añadió, «tener el corazón abierto para pedir y escuchar consejos».

El pasaje del Evangelio de san Mateo (18, 1-5.10) propone en cambio la segunda imagen, la del niño. «Los discípulos —dijo el obispo de Roma comentando el pasaje— discutían sobre quién era el más grande entre ellos. Había una disputa interna: el carrerismo. Estos que son los primeros obispos tenían esta tentación del carrerismo» y decían entre ellos: «¡Yo quiero llegar a ser más grade que tú!». Al respecto el Papa señaló: «No es un buen ejemplo que los primeros obispos hayan hecho esto, pero es la realidad».

Por su parte «Jesús les enseña la verdadera actitud»: llama a un niño, lo pone en medio de ellos —refiere san Mateo— y haciendo así indica explícitamente «la docilidad, la necesidad de consejo, la necesidad de ayuda, porque el niño es precisamente el símbolo de quien necesita ayuda, de docilidad para ir adelante».

«Este es el camino», afirmó el Pontífice, y no el de determinar «quién es el más grande». En realidad, confirmó repitiendo las palabras de Jesús, «será el más grande» aquel que llegue a ser como un niño. Y aquí el Señor «hace ese vínculo misterioso que no se puede explicar, pero es verdad». Dice en efecto: «Cuidado con despreciar a uno de estos niños pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en los cielos el rostro de mi Padre celestial».

En concreto, sugirió el Pontífice, «es como si dijera: si vosotros tenéis esa actitud de docilidad, esa actitud de estar y escuchar los consejos, de corazón abierto, de no querer ser el más grande, esa actitud de no querer caminar solo el camino de la vida, estaréis más cerca a la actitud de un niño y más cercano a la contemplación del Padre».

«Todos nosotros según la tradición de la Iglesia —explicó de nuevo el Papa— tenemos un ángel con nosotros, que nos protege, nos hace oír las cosas». Por lo demás, dijo, «cuántas veces hemos escuchado: «Pero, esto… debería hacer así… esto no está bien… ¡ten cuidado!»». Es precisamente «la voz de este compañero nuestro de viaje». Y podemos estar «seguros que él nos llevará al final de nuestra vida con sus consejos». Por eso se necesita «escuchar su voz, no rebelarnos». Sin embargo, «la rebelión, las ganas de ser independiente, es algo que todos tenemos: es la misma soberbia, la que tuvo nuestro padre Adán en el paraíso terrestre». De aquí la invitación del Papa a cada uno: «¡No te rebeles, sigue sus consejos!».

En realidad, confirmó el Pontífice, «nadie camina solo y nadie de nosotros puede pensar que está solo: está siempre este compañero». Cierto, sucede que «cuando no queremos escuchar su consejo, escuchar su voz, le decimos: «¡Bah desaparece!»». Pero «poner de patitas en la calle al compañero de camino es peligroso, porque ningún hombre, ninguna mujer puede aconsejarse a sí mismo: yo puedo aconsejar a otro, pero no aconsejarme a mí mismo». En efecto, recordó el Papa, «Está el Espíritu Santo que me aconseja, está el ángel que me aconseja» y por eso lo «necesitamos».

El Papa invitó a no considerar «esta doctrina de los ángeles algo fantasiosa». Se trata, por el contrario, de una «realidad». Es «lo que Jesús, lo que Dios dijo: Voy enviarte un ángel por delante, para que te cuide, para que te acompañe en el camino, para que no te equivoques».

Al concluir el Papa Francisco propuso una serie de preguntas para que cada uno pueda hacer un examen de conciencia consigo mismo: «¿Cómo es mi relación con mi ángel custodio? ¿Lo escucho? ¿Le doy los buenos días en la mañana? ¿Le digo que me proteja durante el sueño? ¿Hablo con él? ¿le pido consejo? ¿Está a mi lado?». A estas preguntas, dijo, «podemos responder hoy»: cada uno de nosotros puede hacerlo para comprobar «cómo es la relación con este ángel que el Señor ha enviado para protegerme y acompañarme en el camino, y que ve siempre el rostro del Padre que está en el cielo».

Santo Padre Francisco: Todos tenemos un ángel

Meditación del jueves, 2 de octubre de 2014

Meditación de san Juan Pablo II

Despreciar a los pequeños significa en cierto modo, despreciar nuestra misma humanidad.

Vuestra presencia me invita a hacer una vez más un llamamiento apremiante a todos los hombres de buena voluntad, en particular a los que desempeñan una función gubernativa y legislativa, a reavivar la conciencia y la humanidad, para que se proteja toda vida humana, sobre todo la de los más débiles, la de los más pequeños y los más pobres, y para que cesen todas las acciones encaminadas a eliminar a los niños concebidos y aún no nacidos, indefensos, convirtiéndose así el hombre en dueño de la vida. Despreciar a los pequeños significa, en cierto modo, despreciar nuestra misma humanidad, puesto que entre todos nosotros existe una misma fraternidad y una misma solidaridad.

San Juan Pablo II

Discurso del sábado, 13 de noviembre de 2004

Propósito

Aprender de los ángeles el deseo de servir siempre.

Diálogo con Cristo

Jesús, no quiero aparecer ni hacer más, mi aspiración es amarte más, y como consecuencia, a los demás. No pretendo conocer más, sino tener una relación íntima contigo. Por ello quiero ofrecerte mi esfuerzo de perseverar en la oración, de acrecentar mi vida sacramental y de meditar más tu Palabra, sólo así lograré mi anhelo y podré dar un testimonio que atraiga a los demás.

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Padre Pío: la miniserie

Padre Pío: la miniserie

Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración… La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús, no solo con tus labios sino con tu corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle solo con el corazón.

San Pío de Pietrelcina

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Francesco Forgione, es un muchacho nacido en el seno de una pobre familia campesina que desde niño ha tenido visiones de la Virgen María, de Jesús y también del Diablo. Todo ello forja en él el deseo de llegar a ser sacerdote. Tras entrar en la orden de los Capuchinos con el nombre de Pío de Pietrelcina, se hace evidente para los miembros del convento que tiene unos poderes para los que no hay explicación científica: sana a enfermos, conoce el nombre y los problemas de desconocidos a quines predice el futuro… Todo ello empieza a movilizar a la gente que acude al Padre Pío en busca de milagros. Cuando en 1918 aparecen estigmas en sus manos y pies, los devotos seguidores se multiplican, provocando en el Vaticano una reacción de acoso y desprestigio, acusándole de embaucador.

A pesar de no permitírsele ejercer como sacerdote, la gente sigue creyendo en sus milagros. Poco antes de su muerte en 1968, la Iglesia reconoce una obra que lo llevará a ser santificado en 2002 por Juan Pablo II, el mismo a quien décadas atrás, cuando sólo era Karol Wojtyla, el Padre Pío le predijo que llegaría a ser Papa.

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Esta miniserie televisiva se articula en torno a la visita que un obispo hace al Padre Pío, ya anciano y enfermo; su encuentro se convierte en un verdadero «tour de force», pues el visitante toma al monje capuchino por un farsante, y pone mil pegas a su trayectoria, lo que sirve de excusa argumental para desplegar ante el espectador lo que ha sido su vida. El padre Pío fue canonizado por Juan Pablo II en 2002. Esta emotiva película recoge los hechos más relevantes de su vida, de modo convincente y respetuoso. Interpreta de modo genial, en uno de sus mejores trabajos, Sergio Castellitto (Deliciosa Martha). El actor sabe recoger la veta espiritual del santo con su prodigiosa humanidad, que le hace tener un corazón grande, y un divertido sentido del humor.

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Padre Pío, en IMDb

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Ficha de la película

País: Italia

Año de producción: 2000

Dirección: Carlo Carlei

Intérpretes: Sergio Castellitto, Gianni Bonagura, Andrea Buscemi, Lorenza Indovina, Pietro Biondi, Jürgen Prochnow

Guión: Carlo Carlei, Massimo De Rita, Mario Falcone

Música: Paolo Buonvino

Fotografía: Gino Sgreva

Duaración: 200 Minutos.

Evangelio del día: La mies es mucha y los obreros pocos

Evangelio del día: La mies es mucha y los obreros pocos

Lucas 10, 1-12. Jueves de la 26.ª semana del Tiempo Ordinario. Cristo necesita de nuestra ayuda, necesita de nuestra vocación de católicos.

Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: «¡Que descienda la paz sobre esta casa!». Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: «El Reino de Dios está cerca de ustedes». Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: ¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca». Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad. 

Sagrada Escritura en el portal web de la Santa Sede

Lecturas

Primera lectura: Neh 8, 1-4a.5-6.7b-12

Salmo: Sal 19(18), 8-11

Oración introductoria

Señor Jesús, gracias por esta oportunidad de poder dialogar contigo en la oración. Tú lo sabes todo, sabes que quiero responder a la misión que me has encomendado, porque la cosecha es mucha para tan pocos misioneros. Te ofrezco toda mi atención y confío en que me darás las gracias necesarias para dedicarme a trabajar con mucho entusiasmo y amor en la extensión de tu Reino.

Petición

Señor, concédeme la gracia de aceptar tus indicaciones para ser un auténtico discípulo y misionero de tu Iglesia.

Meditación del Santo Padre emérito Benedicto XVI

Jesús envía a setenta y dos discípulos a la gran mies que es el mundo, invitándoles a rezar para que el Señor de la mies, mande obreros a su mies; pero no les envía con medios potentes sino «como corderos en medio de lobos», sin bolsa ni cayado, ni sandalias. San Juan Crisóstomo, en una de sus homilías, comenta: Siempre que seamos corderos, venceremos y aunque estemos rodeados de muchos lobos, conseguiremos superarlos. Pero si nos convertimos en lobos, seremos derrotados, porque nos faltará la ayuda del Pastor. Los cristianos no deben ceder nunca a la tentación de convertirse en lobos entre lobos; el reino de paz de Cristo no se extiende con el poder, con la fuerza, con la violencia sino con el don de uno mismo, con el amor llevado al extremo, también a los enemigos. Jesús no vence al mundo con la fuerza de las armas, sino con la fuerza de la Cruz, que es la verdadera garantía de la victoria. Y esto tiene como consecuencia para quien quiere ser discípulo del Señor, su enviado, el estar preparado para la pasión y para el martirio, para perder la propia vida por Él, para que en el mundo triunfe el bien, el amor, la paz. Esta es la condición para poder decir, entrando en toda realidad: «Paz a esta casa».

Santo Padre emérito Benedicto XVI

Audiencia General del 26 de octubre de 2011

Propósito

Acompañemos nuestras actividades de este día con cinco minutos de oración pidiendo también a Dios por las vocaciones, para que envíe más obreros a su mies.

Diálogo con Cristo

Jesús, Tú me enseñas que quien te lleva en el corazón se llena de paz y transmite la paz. Necesito crecer en la paciencia y la humildad para ser ese instrumento que pueda llevar tu paz, donde haya desunión, egoísmo, tristeza, etc., como nos dice san Francisco de Asís que celebramos hoy. No permitas que me autoengañe «aparentando» seguir tu voluntad cuando en el fondo busco hacer siempre mi parecer.

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Celebración del comienzo de la catequesis

Celebración del comienzo de la catequesis

Hemos redescubierto que también en la catequesis tiene un rol fundamental el primer anuncio o «kerygma», que debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora y de todo intento de renovación eclesial. El kerygma es trinitario. Es el fuego del Espíritu que se dona en forma de lenguas y nos hace creer en Jesucristo, que con su muerte y resurrección nos revela y nos comunica la misericordia infinita del Padre. En la boca del catequista vuelve a resonar siempre el primer anuncio: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte». Cuando a este primer anuncio se le llama «primero», eso no significa que está al comienzo y después se olvida o se reemplaza por otros contenidos que lo superan. Es el primero en un sentido cualitativo, porque es el anuncio principal, ese que siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis, en todas sus etapas y momentos[126]. Por ello, también «el sacerdote, como la Iglesia, debe crecer en la conciencia de su permanente necesidad de ser evangelizado»

SS Francisco, Evangeli Gaudium, n 164.

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En este artículo os presentamos un ejemplo de celebración para el inicio de la catequesis para niños, en cualquiera de sus etapas.

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Celebración del comienzo de la catequesis

Monición de entrada

En esta Misa del Domingo vamos a hacer una celebración especial dedicada a las personas que van a ser catequistas de niños de nuestra comunidad parroquial.

Ser catequista es una labor muy importante dentro de una comunidad cristiana.

Es compromiso para trabajar en la tarea que Jesús nos ha confiado a sus seguidores: ser luz para los demás, servir a los más pequeños y necesitados, ejercer nuestros dones y carismas en bien de toda la comunidad creyente.

Estos catequistas se han mostrado dispuestos a aceptar este compromiso de servir con alegría y esmero a nuestra Comunidad. Nos alegramos por su decisión, y también queremos que cuenten con todos nosotros para ayudarles en esta misión.

Saben que no son honores ni favores lo que van a recibir, sino una tarea que les va a llevar trabajo, tiempo y entrega.

Por nuestra oración al Espíritu Santo van a recibir fuerzas para cumplir con la misión que Jesús dio a sus discípulos: “Como el Padre me ha enviado, así os envío yo…Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio a todos los hombres enseñándoles a guardar todo lo que os he anunciado..”

Comenzamos la Eucaristía cantando…

Saludo del sacerdote

Hermanos , es una suerte para la Iglesia, y para nuestra parroquia en particular, tener personas como vosotros que están dispuestas a dedicar parte de su tiempo a una misión tan importante como es la de catequista. Os lo agradecemos de todo corazón y le damos gracias a Dios por haberos escogido para esta tarea.

Reunidos en el nombre del Señor, celebramos esta acción de gracias al Padre y pedimos por nuestros hermanos. El Dios que nos salva, que nos transmite su palabra a través de personas y se hace presente con su Espíritu, esté con todos vosotros.

Nos pedimos perdón

Todos empezamos con muchas ganas el curso de Catequesis, pero a medida que pasa el tiempo, nos desanimamos. Muchas veces es porque no somos fieles a lo que Jesús espera de nosotros. Por eso pedimos su perdón al empezar esta celebración.

— A ti, Señor, te pedimos perdón por no responder a tu llamada. Señor, ten piedad…

— A ti, Señor, te pedimos perdón por nuestra falta de compromiso. Cristo, ten piedad…

— A ti, Señor, te pedimos perdón por nuestra pereza y desgana por extender tu Reino entre los hombres. Señor, ten piedad…

Gloria

En el Padre confiamos y en Jesús, que es su Palabra, y el Hijo del Eterno Padre. Por eso le decimos: Gracias, mil gracias, Señor, por tu inmenso y tierno amor.

Oración

Oh Dios, fuente de luz y de bondad,

que has mandado a tu único Hijo, Palabra de vida,

a revelar a los hombres el Misterio de tu Amor,

bendice a estos miembros de nuestra comunidad,

elegidos para el ministerio de catequistas.

Ayúdales a meditar tu Palabra,

para que la anuncien fielmente a sus hermanos.

Por nuestro….

Liturgia de la Palabra del día…

Homilía

La mano

A la pregunta del Escriba ¿Qué mandamiento es el primero de todo?. Jesús no duda. Lo primero de todo es amar. El amor es lo que justifica la existencia. De tal forma que se puede decir que quien ama acierta en la vida y quien no ama se equivoca, por muchos que sean sus logros en otros campos…

Cada día vamos construyendo en nosotros o un pequeño monstruo de egoísmo, frialdad e insensibilidad o un ser tierno, fraterno y solidario…Porque el amor es algo que no se improvisa, sino algo que hay que ir construyendo cada día..

El amor hay que aprenderlo y contagiarlo a los seres que tenemos a nuestro lado… especialmente con los gestos y obras…. y no tanto con palabras, porque el amor no es para hablarlo sino para vivirlo…

Son los gestos los que educan y marcan a las personas… Como el caso de Martín…

Se acercaba el día de Acción de Gracias y la maestra pidió a sus alumnos de primer grado que dibujaran algo por lo que estuvieran muy agradecidos. Pensó que esos niños, en su mayoría muy pobres, no tendrían muchas cosas que agradecer: Sabía que la mayoría de ellos pintarían pavos horneados, tortas, helados, tal vez la playa…

La maestra se quedó helada con el dibujo que le entregó Martín: una simple mano dibujada con dificultad, sin gracia.

¿Qué querría expresar con esa mano? ¿De quién sería esa mano? La clase quedó cautivada con el dibujo de Martín. .

— Maestra, esa es la mano de Dios que nos da la comida —dijo un alumno.

— Yo creo que es la mano del señor que vende los gallitos en el portón de la escuela —aventuró una niña.

— Es la mano del panadero que hace el pan y las tortas —expresó otra.

— Es la mano del médico que curó a Martín cuando estuvo hospitalizado —gritó con entusiasmo un niño. Martín permanecía en silencio negando con su cabeza. La maestra se acercó a él, se inclinó cariñosamente sobre su pupitre y le preguntó de quién era esa mano.

— Es su mano, señorita —dijo ruborizado. Entonces recordó la maestra que muchas veces, a la hora del recreo, había llevado a Martín, un niño muy débil y desamparado, de la mano. Y comprendió que ese gesto tan simple para ella era la experiencia más placentera en la vida de Martín.

Ser educador (padre, catequista, sacerdote, profesor…) es tener la mano siempre abierta, dispuesta a ayudar al que lo necesite. Frente a una cultura que separa, excluye, rechaza o convierte la mano en puño que golpea, abramos manos y corazones, enseñemos con la palabra y el ejemplo, el valor de la aceptación que crea alegría y esperanza.

Convirtámonos todos hoy en esa mano que acompaña, que apoya y que sostiene… Y así expresaremos el amor que hay en nuestro corazón y haremos este mundo más habitable y más bonito.

Oración de los fieles

— Para que nuestra catequesis sea un gran hogar donde se viva el espíritu de amistad y trabajo, y donde quepan todos los niños y los jóvenes. ROGUEMOS AL SEÑOR…

— Para que logremos crecer a lo largo del curso como personas y como cristianos. ROGUEMOS AL SEÑOR…

— Para que nos ayudemos entre todos, cada uno con las cualidades que tiene. ROGUEMOS AL SEÑOR…

— Para que nos respetemos y no haya entre nosotros abusos, ni peleas, ni marginaciones. Y que sepamos perdonar las ofensas de los demás, como Dios nos perdona a nosotros. ROGUEMOS AL SEÑOR…

— Empezar el curso como si nuestra parroquia fuera una isla perdida en el océano, ignorando la cruda realidad del resto de niños y niñas que nada tienen de lo mucho que tenemos nosotros, sería una gran injusticia, un gran olvido, una mala forma de empezar el curso. Te pedimos que todos los niños del mundo tengan escuela, familia, pan y cariño. ROGUEMOS AL SEÑOR…

— Para que Jesús sea nuestro amigo a lo largo del curso. ROGUEMOS AL SEÑOR…

Llamada y presentación de los catequistas

Ahora, van a ser llamados los que durante este curso impartirán la catequesis en nuestra parroquia.

Nuestros catequistas van a recibir ahora la Biblia y el Catecismo que van a utilizar en la catequesis. El sacerdote se los va a entregar y a la vez va a pronunciar una oración:

“Transmite fielmente la Palabra de Dios”

Todos seguiremos con mucha atención este momento tan importante de la entrega de la palabra de Dios.

Sacerdote: N., recibe el Libro de la Sagrada Escritura y el Catecismo para la Vida Cristiana. Transmite fielmente la Palabra de Dios para que tome fuerza y vigor en tu grupo de amigos de Jesús.

(Los catequistas se quedan haciendo un semicírculo enfrente del altar para recibir la bendición)

Sacerdote: El Señor esté en vuestro corazón y en vuestros labios, para que podáis anunciar dignamente su Evangelio….Amén.

María, Madre y modelo de los catequistas, os acompañe con su protección… Amén.

Id y enseñad lo que el Señor nos ha mandado, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Asamblea: (da un aplauso en señal de aceptación)

Hermanos, estos son los que van a recibir la misión de catequistas durante este curso. Demos gracias a Dios.

Todos: Demos gracias a Dios.

Rito de las ofrendas

Gesto simbólico

Cirio Pascual encendido. Un niño realiza el gesto mientras se va explicando

Vamos a hacer un gesto simbólico. Ahí está el Cirio Pascual que representa a Jesús y se enciende el Sábado de Resurrección. El es la luz que ilumina a todo hombre que quiere escucharle y ser su discípulo.

Ahora encendemos con su luz tres cirios que están en este lado del altar.

  • un cirio representa a los chicos y chicas que vais a participar en catequesis: que la luz de Jesús os aclare para que este año sepáis elegir bien, os eduquéis y hagáis lo que es bueno;
  • otro cirio representa al catequista: que la luz de Jesús le ilumine para que enseñe bien;
  • el otro cirio representa al grupo: que entre todos nos demos buenos ejemplos para aprender y hacer lo mejor.

Para una celebración de catequistas

Se entrega a cada uno una pequeña vela encendida del Cirio Pascual

La llama encendida simboliza luz y calor. Nosotros, los catequistas, llevamos luz y calor a los niños y debemos darnos cuenta de la importancia de nuestra acción en las vidas de los niños.

Como educadores cristianos, la luz que llevamos es la misma luz de Cristo.

¿Qué pasaría ahora si alguna vela se os apaga? Sin duda, los compañeros de al lado os la volverían a encender:

De la misma manera, si alguna vez a lo largo del curso nuestra luz se empieza a apagar, no estaremos solos, somos una comunidad de compañeros que nos podemos dar luz y nos podemos ayudar.

Prefacio

Te damos las gracias, Padre de bondad,

por habernos dado a Jesús, tu Hijo,

amigo y hermano nuestro.

Su amor se manifestó a los pobres y enfermos,

a los pequeños y sencillos.

Su vida y su mensaje son para nosotros la prueba

de que eres un Dios que cuidas de los hombres,

como un padre se preocupa de sus hijos.

Por eso te alabamos y glorificamos,

y con los ángeles y los santos

proclamamos y cantamos tu bondad…

Santo, Santo, Santo…

Preparamos el banquete

Pedimos el pan

De todas las oraciones que aprendemos en la catequesis, la más bonita es el Padrenuestro. Una oración que rezaba Jesús, se la enseñó a sus amigos y se ha ido transmitiendo de generación en generación hasta llegar a nosotros. Es la más bonita porque en ella decimos que todos somos una gran familia y tenemos un Padre extraordinario, que nos da el pan de cada día. Por eso unidos decimos: Padre nuestro…

Sellamos la Paz

“Mi paz os dejo, mi paz os doy”, son las palabras de Jesús al enviar a sus Apóstoles a anunciar el Evangelio. Ese va a ser nuestro saludo de hoy y el de todos los días.

— Que la paz de Jesús esté con vosotros…

— Nos damos como amigos y hermanos la paz…

(Los niños van a dar la paz a los catequistas)

Compartimos el pan

Jesús es un pan distinto al de todos los días. Si alguien come de ese pan, vivirá para siempre, porque el pan de Jesús es su amor, su vida entregada por nosotros.

— Dichosos los invitados a su mesa…

Ritos finales

Gracias a los catequistas

No hace falta ser rico para ser agradecido, sino tener un corazón que sepa reconocer lo que otros hacen por ti. Por eso decimos:

Todos: Gracias, Señor, por la gente que nos quiere.

Quiero ser agradecido, por los vestidos que llevo, por el alimento que como y por todas las cosas que tengo.

Todos: Gracias, Señor, por la gente que nos quiere.

Gracias, Señor, por las personas que me quieren y cuidan todos los días. Porque tengo una casa y una familia, para descansar y disfrutar.

Todos. Gracias, Señor, por la gente que nos quiere.

Gracias por los ratos que paso en la Iglesia. Por los catequistas, por el cura y los amigos. Gracias por tratarnos con tanto cariño.

Todos: Gracias, Señor, por la gente que nos quiere.

Entrega de los Catecismos

Celebrante: (Llama a un niño/a y le entrega el catecismo)

Recibid este catecismo. Durante el curso, en él encontraréis la luz del Evangelio. Descubrirla y vivirla cada día.

(Se va llamando a los niños y entregándoles el Catecismo…)

Celebrante: (Llama a un padre o madre de familia y le entrega la Biblia)

En nombre de todos los padres de familia de la parroquia, recibid el Libro de la Palabra de Dios. Que ella os ilumine para guiar a vuestros hijos por el camino de la fe y hacer de vuestra familia una familia cristiana.

Oración del Catequista:

Señor,

tu elección llega por caminos insospechados.

Nos llamas a través de otras personas.

Nos llamas, sobre todo, por medio de los niños.

Te doy gracias, porque me has llamado y me has elegido

para acompañar a unos niños

en su despertar a la vida y a la fe.

¿Sabré corresponder a tu confianza?

Envía tu lluvia y tu sol

sobre el desierto de mi tierra

para que produzca flores y frutos de vida.

Agarra mi mano con tu mano

para que juntos, agarremos muchas manos

y alcemos muchas vidas hacia las alturas.

Gracias porque nos has llamado

y nos has elegido.

Canto de acción de gracias:

Oración final

La recitan todos a dos coros… Con niños, conviene leérsela antes y glosarla levemente para que entiendan lo que rezan. Motivarles también a que rezar es más que leer, es decirlo dirigiéndose a Jesús, no hace falta gritar:

Aquí estoy, Señor,

junto a ti que eres la luz.

Miro tu luz y, a veces, apenas la veo

porque me ciegan otras cosas.

Pero yo te busco y te quiero.

Yo te necesito, Jesús.

Quiero tu luz más que ninguna.

Abre mis ojos, Señor,

y alumbra mi mirada.

Aquí estoy, Señor, con mis amigos

y mi curso recién estrenado. Me gusta estrenar.

Aquí estoy, Señor,

junto a ti que eres la luz.

Miro tu luz y, a veces, apenas la veo

porque me ciegan otras cosas.

Pero yo te busco y te quiero.

Yo te necesito, Jesús.

Quiero tu luz más que ninguna.

Abre mis ojos, Señor,

y alumbra mi mirada.

Quiero que tu luz crezca dentro de mí.

Quiero que mi cerilla sea antorcha un día,

y la antorcha, hoguera que dé calor, el calor de la alegría y la amistad.

Yo te prometo, Señor, esforzarme

en no dejar que se apague la luz y en hacerla crecer día a día

a lo largo del curso y de la vida.

Quiero ver con tu luz

en cada hombre un hermano,

en la naturaleza un regalo de tu parte,

y en cada día otra oportunidad para saber corresponderte.

Señor, quiero amarte y servirte en todo y en todos.

Alumbra mi vida con la tuya

y ayúdame a ser antorcha encendida

por tu amor.

Bendición

— Dios Padre, que nos ha enviado a su Hijo para revelarnos su plan de amor, os colme de toda bendición. Amén.

— Jesús, salvador, que llama a los hombres a vivir en comunión con el Padre y con el Espíritu, os acompañe con su gracia. Amén.

— El Espíritu del Señor Resucitado, que concede a la Iglesia sus carismas para el bien de todos, os conceda su luz y el gozo de actuar en comunión con los demás ministerios de la comunidad. Amén.

La bendición de Dios todopoderoso…

Artículo original de Juan Jáuregui

50 dinámicas para catequesis de Primera Comunión (II)

50 dinámicas para catequesis de Primera Comunión (II)

El corazón del catequista vive siempre este movimiento de «sístole y diástole»: unión con Jesús y encuentro con el otro. Son las dos cosas: me uno a Jesús y salgo al encuentro con los otros. Si falta uno de estos dos movimientos, ya no late, no puede vivir. Recibe el don del kerigma, y a su vez lo ofrece como don. Esta palabrita: don. El catequista es consciente de haber recibido un don, el don de la fe, y lo da como don a los otros. Y esto es hermoso. ¡Y no se queda para sí su tanto por ciento! Todo lo que recibe lo da. No se trata de un negocio. No es un negocio. Es puro don: don recibido y don transmitido. Y el catequista se encuentra allí, en ese intercambio del don. La naturaleza misma del kerigma es así: es un don que genera la misión, que empuja siempre más allá de uno mismo. San Pablo decía: «El amor de Cristo nos apremia», pero este «nos apremia» también puede traducirse como «nos posee». Así es: el amor te atrae y te envía, te atrapa y te entrega a los demás. En esta tensión se mueve el corazón del cristiano, especialmente el corazón del catequista. Preguntémonos todos: ¿Late así mi corazón de catequista: unión con Jesús y encuentro con el otro? ¿Con este movimiento de “sístole y diástole”? ¿Se alimenta en la relación con Él, pero para llevarlo a los demás y no para quedárselo él? Les digo una cosa: no entiendo cómo un catequista puede permanecer firme sin este movimiento. No lo entiendo.

SS Francisco

* * *

En este segundo artículo os presentamos las restantes dinámicas de catequesis para niños, especialmente recomendadas para la preparación de la Primera Comunión. Las primeras 25 las encontraréis en este enlace: http://catequesisenfamilia.org/primera-comunion/dinamicas/3675-50-dinamicas-para-catequesis-de-primera-comunion-i.html

* * *

26. Contenidos de los libros de la Biblia

27. Jesucristo es…

28. Mis carismas

29. Tus carismas

30. Dones, carismas y ministerios

31. El cofre espiritual

32. Jesucristo: palabras y obras

33. Los siete sacramentos

34. En mi parroquia hay… (Sacramentos)

35. Se iba a celebrar un bautismo, pero…

36. Ministerios para la celebración eucarística

37. El baúl de las oraciones

38. Teología de los sacramentos

39. En mi parroquia hay un señor que… (Mandamientos)

40. Mi madrina

41. La señora Caridad

42. Escuchando problemas

43. Uno, dos, tres, cristianos

44. Persignándose

45. Dones y frutos del Espíritu Santo

46. Contenido de los libros de la Biblia

47. María, Nuestra Patrona

48. Libros y personajes

49. La unidad entre los dos testamentos

50. María, la Nueva Eva

 

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26. Contenidos de los libros de la Biblia

Es para grupos avanzados y comprometidos. Se elige un determinado libro, que todos han leído previamente.

El catequista puede iniciar diciendo: Estoy leyendo el libro tal y encontré esto, luego los demás por turno van diciendo: no solamente trata de eso, yo también encontré tal cosa.

Ejemplo: Libro del Génesis

Catequista: Leí el libro del Génesis y encontré la historia del diluvio universal.

Catequizando 1: En el Génesis no solamente está la historia del diluvio universal, yo también encontré la historia de Abraham.

Catequizando 2: En el Génesis no solamente está la historia de Abraham, yo también encontré la creación.

Catequizando 3: En el Génesis no solamente está la creación, yo también encontré la historia de Esaú y Jacob.

Y así sucesivamente.

Si al catequista le parece, puede indicar qué libro se va a tratar en la siguiente sesión, para que lo lean o repasen el resumen, de acuerdo a la edad y condición de los catequizandos.

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27. Jesucristo es…

Se distribuyen entre los participantes las diferentes frases: Jesucristo es el camino, Jesucristo es la verdad, Jesucristo es el buen pastor, Jesucristo es la Palabra de Dios, y otras.

El que inicia dice por ejemplo: Jesucristo es el camino.

El que tiene esa frase interviene: Jesucristo es el camino y también Jesucristo es la vida.

El que tiene la vida, dice: Jesucristo es la vida y también Jesucristo es el buen pastor.

Y así continúa la dinámica.

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28. Mis carismas

Se reparten a todos pequeñas llamitas de papel, para que cada uno reflexione unos momentos sobre lo que es el carisma. El catequista puede ir orientando la reflexión, para que cada uno de los catequizando reconozca los carismas que le ha regalado el Espíritu Santo. Cada uno escribe su carisma en la llamita.

* * *

29. Tus carismas

Se reparten a los catequizandos llamitas con los nombres, procurando que a nadie le toque el suyo. Cada uno debe escribir un carisma que ha descubierto en el compañero. Después se les pide que roten la llamita dos o tres puestos a su derecha, el que la recibe observa y escribe lo que considere conveniente. Así se procede una o dos veces más. Luego se recoge todo y se le entrega a cada uno su llamita.

Variante: Primero cada cual escribe su carisma, y luego se rotan las llamitas.

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30. Dones, carismas y ministerios

Cuando el grupo ya ha madurado, y se reconocen bien los dones y carismas de los participantes, se pueden realizar las anteriores dinámicas y añadir cómo puede usarse para servir a su comunidad. Según sea el grupo, pueden conformarse diversos ministerios, ya sea al interior del mismo grupo, ya para trabajos en su parroquia, en su colegio o en su comunidad.

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31. El cofre espiritual

Cuando ya se han descubierto los dones y carismas, cada uno escribe en una hoja aquello que puede hacer por el grupo o por su comunidad, ofreciéndose para ello cuando lo necesiten. Por ejemplo: servir de monaguillo, visitar a los enfermos, orar en los velorios, elaborar carteleras….

Cualquiera puede ir a buscar al cofre cuando necesite un servicio. El catequista debe conocer bien el contenido del cofre, para ayudar a todos a ubicarse como servidores de la comunidad.

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32. Jesucristo: palabras y obras

Jesucristo confirmaba con sus milagros las enseñanzas que impartía y explicaba con sus enseñanzas el sentido de sus milagros. Entonces, buscamos por ejemplo: Jesucristo afirmó «Yo soy la luz» y dio la vista al ciego de nacimiento.

Se puede organizar con dos equipos:

La primera persona del equipo uno dice: Jesucristo afirmó «Yo soy la luz»; y la primera persona del equipo dos responde: Y dio la vista al ciego de nacimiento.

Asimismo puede hacerse con otras frases:

¾    Dijo «Yo soy el camino» e hizo caminar al paralítico

¾    Dijo «Yo soy la vida» y resucitó a Lázaro

¾    Y otras más

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33. Los siete sacramentos

Se asignan sacramentos a las personas, de manera que estén representados todos siete. Cuando el sacramento se mencione, ellos deben cambiar de puesto. Cuando se diga «sacramentos», todos deben cambiar.

Quien dirige el juego, va inventando una pequeña historia, o frases sueltas, nombrando los sacramentos:

Ejemplo:

El guía dice: El domingo pasado en la Parroquia hubo Primeras Comuniones. (Todos los que tiene el sacramento de la Eucaristía cambian de puesto).

El guía continúa: pero se habían confesado el sábado. (Todos los que tiene la confesión cambian de puesto). Y en esta Misa un adulto recibió el Bautismo, la Confirmación y la Primera Comunión. (Los que tienen esos sacramentos cambian).

Se puede observar quién se equivoca, o no cambia y tener una penitencia al final.

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34. En mi parroquia hay… (Sacramentos)

Deben participar en el juego siete niños. Si son más. Algunos actúan como observadores y llevan la cuenta de las equivocaciones.

Se le asigna a cada uno un sacramento. Puede iniciar el juego el catequista, o alguno de los miembros.

Ejemplo:

Alguien dice: En mi parroquia hubo un bautismo.

El que tiene el bautismo responde: No fue un bautismo, sino un matrimonio.

El que tiene el matrimonio dice: No fue un matrimonio, sino solamente una misa.

El que tiene la eucaristía dice: No fue una misa, sino la ordenación de un sacerdote.

Es mejor dejarlos jugar, aunque se equivoquen. Ir corrigiendo, pero sin sacarlos, para que se graben bien los sacramentos.

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35. Se iba a celebrar un bautismo, pero…

Se asigna a cada uno algo de lo que es necesario para la celebración del bautismo: sacerdote, padrino, bautizando, agua, cirio, crisma, etc.

El que guía, o uno de los miembros dice: Se iba a celebrar un bautismo, pero faltó…

Ejemplo:

Se iba a celebrar un bautismo, pero faltó el padrino. Al que le correspondió el padrino, dice: El padrino sí estaba, pero faltó el sacerdote. El otro dice: el sacerdote sí estaba, pero faltó el agua, y así sucesivamente.

No deben sacarse cuando se equivocan, pues se trata de que recuerden bien lo necesario para el bautismo.

Asimismo puede procederse con los demás sacramentos.

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36. Ministerios para la celebración eucarística

Se asignan a los miembros los diferentes ministerios: presbítero, lector, salmista, comentador, monaguillo, recolector, cantor, etc.

El que comienza dice: Estábamos listos para la misa del domingo, pero faltaba…

Y se procede igual que en el anterior.

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37. El baúl de las oraciones

En un pequeño baúl se recogen papeletas con solicitud de oración de los mismos catequizandos, de sus familias, o de la comunidad. Por ejemplo: por la señora que está operada, por el papá que no tiene trabajo, por la conversión de alguien. Y en el momento de orar cada uno toma una papeleta y ora por esas necesidades.

Variante: Cada uno se lleva a la casa el papelito y ora por esa intención durante la semana.

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38. Teología de los sacramentos

Se puede practicar con grupos avanzados, con un sacramento cada vez, destacando lo esencial del sacramento a través de frases clave.

Ejemplo:

El Bautismo.

Frases: el bautismo borra el pecado original, el bautismo une a Cristo muerto y resucitado, por el bautismo somos hijos de Dios, por el bautismo somos miembros de la Iglesia… A cada participante se le asigna una frase.

Si el que comienza dice: por el bautismo soy hijo de Dios. El que tenga esa frase interviene para decir: por el bautismo soy hijo de Dios y además participo de la misión mesiánica de Cristo. El que tiene esta frase la escucha, la repite y añade otra. Y así se continúa.

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39. En mi parroquia hay un señor que… (Mandamientos)

Es similar al anterior, pero con los mandamientos, indicando algo que el mandamiento prohíbe, es decir, nombrando los pecados.

Ejemplo:

El que inicia dice: En mi parroquia hay un señor que roba

El que tiene el 7 mandamiento dice: El no roba, lo que pasa es que no va a misa.

El que tiene el 3 dice: El sí va a misa, lo que pasa es que practica el espiritismo.

El que tiene el 1 dice: el no practica el espiritismo, lo que pasa es que…

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40. Mi madrina

Similar al anterior, pero con lo que los mandamientos ordenan.

Ejemplo:

El que inicia dice: Mi madrina va todos los domingos a misa.

El que tiene el tercer mandamiento dice: Y mi madrina siempre dice la verdad

El que tiene el octavo mandamiento dice: Y mi madrina es fiel a su esposo.

Y así se continúa.

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41. La señora Caridad

Con esta dinámica se repasan las obras de misericordia. A cada cual se le asigna una.

Se puede trabajar de varias maneras, tal como se hizo con los mandamientos y los sacramentos.

También al terminar cada cual puede comunicar al grupo su compromiso para realizar esta semana un acto de caridad, por ejemplo: visitar a un enfermo, ayudar a un pobre, aconsejar a un amigo que anda en malos pasos, participar en un novenario de difuntos, tener paciencia con su vecino, etc.

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42. Escuchando problemas

Se expone un caso de la vida real, algo que se escogerá de acuerdo a las condiciones del grupo. Por ejemplo: el caso de una hija rebelde, de un niño ladrón.

Cada caso debe estar bien detallado, «con pelos y señales», ya sea que se tome de algo que sabemos, o que sea un relato verosímil preparado por el catequista. El grupo en plenario, o dividido en grupitos pequeños, reflexiona y luego se busca entre todos, a la luz de la Palabra de Dios, con todo lo que hemos aprendido, cuál es la actitud más conveniente para tomar ante este caso.

Puede usarse con grupos de adultos, pero también con adolescentes, pues a ellos les ayuda cuando se tratan cosas de la vida corriente y a veces es un punto de partida para empezar a confiar sus problemas.

Si hay miembros del grupo que conocen algún caso especial, pueden traerlo escrito y detallado para que sirva de tema a todos. Siempre se debe presentar por escrito, para que quede muy claro y tenga seriedad.

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43. Uno, dos, tres, cristianos

Es una dinámica que se usa con niños, para afianzar en ellos que la cruz es la señal del cristiano.

Se reparten los niños en un espacio más o menos grande. El que dirige se pone de espaldas, contra la pared o contra un árbol, o simplemente vendado, y dice: uno, dos, tres, cristiano. Entretanto, los otros se vienen caminando o corriendo hacia él, pero mientras habla deben ponerse en cruz. Cuando él vuelva la cara, todos deben estar quietos y en cruz. Si alguno todavía se mueve, o no está en cruz, se le corrige para que lo haga bien. Vuelven a jugar, hasta que alguno logre llegar por detrás y tocar al líder, pasando inmediatamente a dirigir el juego.

Variante: Cuando el líder se vuelve y un niño aún se está moviendo, o no está en cruz, mandarlo para atrás, al sitio del inicio.

Después, uno de los niños puede ponerse de espaldas.

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44. Persignándose

Variante del anterior.

Cuando todos están en cruz, se les ordena: santiguarse, signarse o persignarse y se observa cómo lo hacen, corrigiendo los errores.

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45. Dones y frutos del Espíritu Santo

Pueden distribuirse entre los presentes, e irlos repitiendo como se hizo con los libros de la Biblia, o adaptarse otras dinámicas.

Ejemplo:

Se reparten entre los participantes los dones del Espíritu.

El que inicia dice: Estoy pidiéndole al Espíritu Santo el don de fortaleza.

El que lo tiene, responde: Yo también le estoy pidiendo el don de consejo

Y así se continúa.

En la misma forma puede hacerse con los frutos, o con los carismas.

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46. Contenido de los libros de la Biblia

Es para grupos avanzados y comprometidos. Se elige un determinado libro, que todos han leído previamente.

El catequista puede iniciar diciendo: Estoy leyendo el libro tal y encontré esto, luego los demás por turno van diciendo: no solamente trata de eso, yo también encontré tal cosa.

Ejemplo:

Libro del Génesis

Catequista: Leí el libro del Génesis y encontré la historia del diluvio universal.

Catequizando 1: En el Génesis no solamente está la historia del diluvio universal, yo también encontré la historia de Abraham.

Catequizando 2: En el Génesis no solamente está la historia de Abraham, yo también encontré la creación.

Catequizando 3: En el Génesis no solamente está la creación, yo también encontré la historia de Esaú y Jacob.

Y así sucesivamente.

Si al catequista le parece, puede indicar qué libro se va a tratar en la siguiente sesión, para que lo lean o repasen el resumen, de acuerdo a la edad y condición de los catequizandos.

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47. María, Nuestra Patrona

Puede prepararse durante el mes de mayo, o para alguna fiesta de la Virgen.

Se preparan las banderas de los diferentes países, departamentos o poblaciones, según se organice; y aparte están unas papeletas con las advocaciones de Nuestra Señora: Inmaculada Concepción Patrona de España, Chiquinquirá Patrona de Colombia, Coromoto Patrona de Venezuela, etc., cada catequizando saca una y la coloca junto a la bandera correspondiente.

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48. Libros y personajes

Se puede realizar con grupos bastante avanzados. Hay que elegir un personaje bíblico que sea muy conocido e importante, buscando lo que se dice de él en los diversos libros de la Biblia. Si se quiere, se anuncia con anticipación, para que todos busquen, ayudándose de las concordancias bíblicas.

Ejemplo: Moisés

El primer participante dice: En el libro del Exodo se relata cómo llamó Dios a Moisés cuando vio la zarza ardiente.

El segundo dice: En el Deuteronomio aparece que Moisés murió en el Monte Nebo.

El tercero dice: En los evangélicos sinópticos se afirma que Moisés apareció junto con Elías en la Transfiguración

Y así se continúa.

Si se quiere, se hace repitiendo lo que dijo el anterior: En el libro del Exodo se relata cómo llamó Dios a Moisés cuando vio la zarza ardiente; y también en el Deuteronomio aparece que Moisés murió en el Monte Nebo.

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49. La unidad entre los dos testamentos

Con grupos avanzados, cuando se estudia la unidad entre los dos testamentos, se toman los grandes personajes, explicando por qué son figuras de Cristo.

¾    Jesucristo es el nuevo Adán, porque….

¾    Jesucristo es el nuevo Isaac….

¾    Jesucristo es el nuevo Moisés…

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50. María, la Nueva Eva

En forma similar al anterior:

¾    María es la nueva Eva porque es la madre de la humanidad redimida

¾    María es la nueva Ester…

¾    María es la nueva Judit…

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Fuente original en Aciprensa.

50 dinámicas para catequesis de Primera Comunión (II)

50 dinámicas para catequesis de Primera Comunión (I)

Aunque a veces pueda ser difícil, se trabaje mucho, con mucho empeño, y no se vean los resultados deseados, educar en la fe es hermoso. Es, quizás, la mejor herencia que podemos dejar: la fe. Educar en la fe, para hacerla crecer. Ayudar a niños, muchachos, jóvenes y adultos a conocer y amar cada vez más al Señor, es una de las más bellas aventuras educativas: se construye la Iglesia. «Ser» catequistas. No trabajar como catequistas: eso no vale. Uno trabaja como catequista porque le gusta la enseñanza… Pero si tú no eres catequista, ¡no vale! No serás fecundo, no serás fecunda. Catequista es una vocación: “ser catequista”, ésta es la vocación, no trabajar como catequista. ¡Cuidado!, no he dicho «hacer» de catequista, sino «serlo», porque incluye la vida.

SS Francisco

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Presentamos en dos artículos una serie de 50 dinámicas de catequesis para niños, especialmente recomendadas para la preparación de la Primera Comunión. En este documento ofrecemos las primeras 25, y el resto las encontraréis en este enlace: http://catequesisenfamilia.org/primera-comunion/dinamicas/3676-50-dinamicas-para-catequesis-de-primera-comunion-ii.html

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1. Junto a mi casa vive un señor que no cree

2. Cabeza y cola

3. Dramatizaciones bíblicas

4. Dramatizaciones para analizar la realidad

5. El bautismo de emergencia

6. Venimos de Jerusalén

7. La Biblia incompleta

8. La biblioteca del catequista

9. Un profeta

10. Hablando con los personajes de la Biblia

11. El personaje desconocido

12. Béisbol bíblico

13. Bolsitas de sorpresa

14. Alcance la estrella

15. Coleccionando estrellas

16. Orden del día

17. Descubriendo a los personajes de la Biblia

18. Que me pueden decir

19. Que tenemos en común

20. Adivina el personaje

21. Los libros de la Biblia

22. Contenido de los libros de la Biblia

23. Por qué se llaman así

24. A quién te pareces

25. Dones y frutos del Espíritu Santo

 

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1. Junto a mi casa vive un señor que no cree

Con este juego se afianza el Credo.

Se reparte a los miembros el credo, una parte para cada uno. Por ejemplo:

. Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra

. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

. Y nació de Santa María Virgen

Y así, de acuerdo al número de miembros. Un miembro comienza diciendo: Junto a mi casa vive un señor que no cree en… El miembro que tiene la parte del Credo que se ha mencionado responde: El sí cree en… (lo dicho), pero no cree en…

Ejemplo:

El que inicia dice: Junto a mi casa vive un señor que no cree en la Virgen

El que tiene «y nació de Santa María Virgen» responde: Él sí cree en la Virgen, pero no cree en la Iglesia

El que tiene «creo en la santa Iglesia Católica» responde: Él sí cree en la Iglesia, pero no cree en la vida eterna.

Y así sucesivamente.

No hay que sacar a los que pierden, pues se trata de que repasen bien y ellos son los que más necesitan afianzarse. Solamente alguna vez, cuando ya todos están peritos, podría jugarse retirando a los que pierdan, se equivoquen, o se demoren, y otorgando un premio al que gana.

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2. Cabeza y cola

Es bueno especialmente para aquello que hay que aprender de memoria, o para las oraciones comunes. Igualmente, pueden prepararse preguntas para respuesta breve, a juicio del catequista.

Los niños se sientan en semicírculo. En un extremo está la cabeza y en otro la cola. La primera pregunta se le dirige al niño de la cabeza, si responde bien se queda ahí, pero si no sabe se le pregunta al segundo y a los que siguen, hasta que alguno responda bien. Cuando eso sucede, el que respondió bien sube al puesto del primero que recibió la pregunta y todos se corren un puesto hacia la cola. Se siguen haciendo preguntas y así los niños pueden conservar el puesto, subir o bajar.

Esta dinámica nos permite detectar quiénes son los que generalmente se quedan cerca de la cola, o sea los que saben menos, los distraídos, los que tienen dificultad para aprender. Al darse cuenta, hay que tomar a estos niños en tiempo extra para buscar la forma de afianzar en ellos el conocimiento.

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3. Dramatizaciones bíblicas

Puede dramatizarse algún pasaje de la Biblia, por ejemplo: el llamado de Dios a Samuel, o la visita de Jesús a la casa de Marta y María, o cualquier texto que pueda servir para el mensaje que se presenta.

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4. Dramatizaciones para analizar la realidad

También pueden dramatizarse hechos de la vida real, que puedan servir para iniciar la catequesis o realizar el análisis de la realidad. Por ejemplo: relaciones entre padres e hijos.

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5. El bautismo de emergencia

En la misma forma que el anterior.

Es bueno que los catequizandos aprendan cómo se bautiza a un niño en peligro de muerte. Esto desde cuando se preparan para la primera comunión.

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6. Venimos de Jerusalén

Se reparte a los miembros en dos bandos, o en más si son muchas personas. Cada equipo debe ir preparando la mímica de un pasaje de la Biblia, para que el otro pueda descubrir de qué se trata.

Al principio, pueden ser sólo pasajes del Evangelio. Y con grupos más avanzados, de toda la Biblia.

Los que van a representar llegan y los otros les preguntan: De dónde vienen?

Respuesta: De Jerusalén.

Pregunta: Qué oficio traen?

Respuesta: Ya lo verán.

E inmediatamente comienzan a representar su mímica. Los otros observan y cuando crean que ya saben de qué se trata, lo dicen en voz alta. Si está correcto, ahí se termina y pasan a actuar ellos. Si no lograron saber, pierden un miembro y el equipo que actuó dice a quién deben dar.

Se pueden dar una, dos, o tres posibilidades de «adivinar», según el grupo.

Los equipos siguen actuando en forma alterna. Cuando el tiempo termine, gana el equipo que tenga mayor número de miembros.

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7. La Biblia incompleta

Se distribuyen entre los participantes los nombres de los libros de la Biblia, o de una parte de la Biblia, por ejemplo: los profetas.

El que inicia dice: Esta Biblia está incompleta porque le falta el libro de Jeremías.

El que tiene asignado ese libro dice: El libro de Jeremías no le falta, el que le falta es el libro de Amós.

El otro dice: El libro de Amós no le falta, el que le falta es el libro de Sofonías.

Y así se continúa.

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8. La biblioteca del catequista

Es muy similar al de la Biblia incompleta, pero con los libros que debe tener un catequista. Por ejemplo: La Biblia, Vaticano II, Medellín, Puebla, Catecismo de la Iglesia Católica y otros.

A cada uno se le asigna el nombre de un libro.

El que inicia dice: Yo quiero comprar una Biblia. Al que le corresponde la Biblia interviene: Yo ya tengo la Biblia, pero quiero comprar el libro de Medellín. El otro dice: Yo ya tengo el libro de Medellín, pero quiero comprar el Catecismo de la Iglesia Católica, etc.

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9. Un profeta

Se van nombrando las diferentes clases de personajes que aparecen en la Biblia: profetas, reyes, apóstoles, evangelistas, patriarcas, fariseos, etc.

Se ponen todos en círculo. El primero dice: Un profeta

El que sigue dice: Un profeta y dos…

El que sigue dice: Un profeta, dos… y tres…

Y así sucesivamente.

Ejemplo

¾    Un profeta

¾    Un profeta y dos apóstoles

¾    Un profeta, dos apóstoles y tres reyes

¾    Un profeta, dos apóstoles, tres reyes y cuatro evangelistas

Cuando alguien pierde, se vuelve a comenzar.

Gana el que queda de último.

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10. Hablando con los personajes de la Biblia

A uno de los miembros se le asigna con tiempo un personaje bíblico, conocido por todos, para que se estudie bien quién fue ese personaje, qué hizo, cómo fue su vida, etc.

La persona se presenta, ojalá vestida como el personaje, y les comienza a contar su vida. También, si se quiere, se permite a los asistentes que le hagan preguntas.

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11. El personaje desconocido

Variante del anterior.

Cuando se quiere presentar a un personaje desconocido por los participantes, para que así lo conozcan.

Por ejemplo: Si se está estudiando los jueces de Israel, alguien -en algunos casos el mismo catequista y en otros algún estudiantes que se ha preparado con tiempo-

Se presenta ante los demás, si quiere ataviado como el personaje y comienza a contarles de su vida.

Por ejemplo: Yo me llamo Gedeón, estaba trabajando cuando el Señor me llamó de tal y tal manera, yo le pedí una señal, etc.

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12. Béisbol bíblico

Se reparten en dos o más equipos. Cada equipo elige su líder.

Debe haber tres clases de preguntas: hit, doble y jonrón. Estas preguntas se habrán preparado y clasificado con anterioridad, revisadas por el catequista.

El líder de un grupo dirige una pregunta al primer miembro del equipo que está jugando. Si responde bien, se anota un hit, doble, o jonrón. Si no responde, puede responder el segundo miembro, si no sabe puede responder el tercero y así sucesivamente. Si nadie responde, es un out y ahí termina la ronda, pero un miembro del equipo del líder debe responder correctamente o de lo contrario también e out.

Se inicia entonces la segunda ronda, cambiando de equipo. Y así se continúa de acuerdo al tiempo que se programe.

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13. Bolsitas de sorpresa

Se tiene una bolsita, con diversas preguntas sobre los temas de la catequesis. Cada miembro va sacando una y la debe responder. Si no la responde, el compañero puede hacerlo y se va llevando la cuenta de las respuestas correctas.

Es preferible que todos participen durante todo el tiempo, sin sacarlos, para que los que no saben mucho escuchen y así tengan la oportunidad de repasar lo que no saben bien.

Cuando están ya muy adelantados, se puede alguna vez ir sacando a los que fallan y dar un premiecito al ganador.

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14. Alcance la estrella

Se realiza en forma de concurso, con dos o tres equipos, que deben tener igual número de miembros.

Las estrellas estarán prendidas en un tablero un poco alejado de los asientos. Por detrás cada estrella lleva una pregunta.

Los miembros se numeran: 1, 2, 3… Y cuando sea el momento, quien dirige el juego indica: salgan los números tal. El primero que llegue, coge la estrella que desee, lee en voz alta la pregunta y da su respuesta. Si no lo sabe, no o responde bien, otro de su mismo número puede responder. De lo contrario, devuelve la estrella a su sitio. Se va notando la puntuación, para saber al final cuál es el equipo ganador.

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15. Coleccionando estrellas

Es una variante del anterior. No hay equipos. Es personal.

En cada estrella figuran la pregunta y la respuesta correcta. Todos se sientan en rueda. El primero alcanza la estrella, lee la pregunta y se la lanza al segundo. Si este responde correctamente recibe su estrella y pasa a tomar otra para seguir el juego. Si no responde bien, el que trajo la estrella le dice la respuesta y regresa la estrella a su sitio. El segundo, aunque no hubiera respondido bien, pasa a buscar otra estrella y le hace la pregunta al tercero y así se continúa.

Gana el que haya recogido más estrellas.

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16. Orden del día

Se puede usar especialmente para un día de encuentro o convivencia.

El catequista, de acuerdo a la programación, prepara tarjetas con diversos servicios o ministerios. Por ejemplo: adornar el salón, dirigir la oración inicial, preparar una dinámica, mantener todo en orden, repartir algo, encargarse de distribuir el refrigerio, explicar un tema, preparar una cartelera, etc. Guarda estas tarjetas en una bolsa. Cada catequizando saca una y se preparar para hacer lo indicado.

Esto ayuda a fomentar la responsabilidad y el espíritu de servicio y además permite ver que uno es capaz de hacer las cosas bien, si se preparara convenientemente.

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17. Descubriendo a los personajes de la Biblia

Uno de los catequizandos, o el propio catequista, representa a un personaje de la Biblia, que sea bastante conocido. Les va indicando algunas cosas sobre su vida, de manera que ellos puedan descubrir de quién se trata.

Si hay varios participantes, el que logró descubrir pasa a representar a otro personaje.

De acuerdo a la madurez del grupo, esto puede traerse preparado, o repartir y dejar unos momentos para prepararse, o cuando la persona deba actuar, saca a la suerte la papeleta con el nombre del personaje que deberá representar.

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18. Que me pueden decir

Uno de los miembros sale del salón y los demás seleccionan un personaje de la Biblia, que sea muy conocido.

Cuando regresa, pregunta: Del Antiguo o del Nuevo Testamento? Y cuando le responden, continúa: Qué me saben decir?

Cada miembro le dice, sin repeticiones, algo sobre el personaje, hasta que logre detectar quién es.

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19. Que tenemos en común

Cada miembro saca una papeleta, en la cual figura el nombre de un personaje de la Biblia y reflexiona qué tiene en común con ese personaje: por ejemplo: que es varón, que el joven, que es tímido, que vive en el campo, que se desanima fácilmente.

Después hay socialización.

En grupos adelantados, los otros miembros pueden intervenir diciéndole en qué más se parece.

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20. Adivina el personaje

Se tiene ya preparadas unas series de «pistas» sobre diferentes personajes de la Biblia. Puede ser verbalmente o con papeletas, para que se pueda descubrir de quién se trata. De acuerdo a la madurez del grupo, se puede preguntar a todos en general, o a cada uno en particular. Es posible establecer quipos.

Ejemplo:

¾    Un profeta

¾    Tuvo un encuentro especial con Dios en el monte Horeb

¾    Puso en ridículo a los sacerdotes de Baal

¾    Fue arrebatado en un carro de fuego.

Las pistas se escogen de acuerdo con la madurez del grupo y su conocimiento de la Biblia.

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21. Los libros de la Biblia

Se toma un grupo de libros de la Biblia, por ejemplo los profetas o las epístolas paulinas. Se sientan todos en rueda y a cada uno se le asigna el nombre de un libro (puede ser en el orden en que aparecen en la Escritura). El primero lo dice, el segundo repite ese y dice el siguiente, y así se continúa.

Ejemplo: Epístolas Católicas

El primero dice: Primera de Pedro

El segundo dice: Primera de Pedro, segunda de Pedro

El tercero dice: Primera de Pedro, segunda de Pedro, carta de Santiago

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22. Contenido de los libros de la Biblia

Cuando el grupo ya conoce, aunque sea a grandes rasgos, el contenido de los libros de la Biblia, se puede realizar la siguiente dinámica:

El que inicia menciona un libro y su contenido general, pero luego añade: me gustaría saber de qué se trata el libro tal, mencionando otro. El que sigue debe responder, y así sucesivamente. Si alguno no sabe, se da la oportunidad de que el siguiente responda, pero sin retirar a nadie, pues lo que necesitamos es que afiancen y memoricen los contenidos.

También se puede jugar entre dos o más equipos, anotando qué equipo ha respondido mejor.

Ejemplo:

¾    Yo se que el libro del Éxodo narra cómo Dios sacó al pueblo de la esclavitud en Egipto y lo puso en camino hacia la tierra prometida. Me gustaría saber de qué trata el libro de los jueces.

¾    El libro de los jueces trata sobre el pueblo establecido ya en la tierra prometida, liderado por hombres carismáticos llamados jueces. Me gustaría saber de qué trata el libro de la Sabiduría.

¾    El libro de la sabiduría trata de…

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23. Por qué se llaman así

Esta dinámica está relacionada con la anterior y permite memorizar la razón por la cual cada libro lleva su nombre.

El catequista y en grupos más avanzados los mismos catequizandos, pueden referirse al libro, para que el que va a contestar lo identifique.

Ejemplo:

¿Por qué se llama así el libro de los Números?

O bien:

¿Qué libro lleva un nombre que significa «segunda ley»?

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24. A quién te pareces

Se selecciona a uno de los miembros y los demás le van diciendo a qué personaje de la Biblia se parece y por qué.

También se le puede pedir a uno que se retire unos momentos del salón, mientras todos deciden a qué personaje se parece. Cuando llega, cada uno le va diciendo una característica y él debe detectar de quién se trata.

Ejemplo: El grupo lo encuentra parecido a San Pedro.

Cuando llega le van diciendo: eres entusiasta, te gusta hablar en nombre de todos, a veces eres imprudentes, eres, líder, tienes suegra…

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25. Dones y frutos del Espíritu Santo

Pueden distribuirse entre los presentes, e irlos repitiendo como se hizo con los libros de la Biblia, o adaptarse otras dinámicas.

Ejemplo:

Se reparten entre los participantes los dones del Espíritu.

El que inicia dice: Estoy pidiéndole al Espíritu Santo el don de fortaleza.

El que lo tiene, responde: Yo también le estoy pidiendo el don de consejo

Y así se continúa.

En la misma forma puede hacerse con los frutos, o con los carismas.

 

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Fuente original en Aciprensa.

La familia y la comunidad cristiana, según el Papa Francisco

La familia y la comunidad cristiana, según el Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!

Quisiera hoy detener nuestra atención en el vínculo entre la familia y la comunidad cristiana. Es un vínculo, por así decir, «natural», porque la Iglesia es una familia espiritual y la familia es una pequeña Iglesia (cfr. Lumen Gentium, 9).

La Comunidad cristiana es la casa de aquellos que creen en Jesús como la fuente de la fraternidad entre todos los hombres. La Iglesia camina en medio de los pueblos, en la historia de los hombres y de las mujeres, de los padres y de las madres, de los hijos y de las hijas: esta es la historia que cuenta para el Señor. Los grandes eventos de las potencias mundanas se escriben en los libros de historia, y allí permanecen. Pero la historia de los afectos humanos se escribe directamente en el corazón de Dios; y es la historia que permanece eternamente. Es este el lugar de la vida y de la fe. La familia es el lugar de nuestra iniciación –insustituible, indeleble– a esta historia.

Esta historia de vida plena que terminará en la contemplación de Dios para toda la eternidad en el cielo, pero que comienza en la familia y por eso, es tan importante la familia.

El Hijo de Dios aprendió la historia humana por este camino, y la recorre hasta el final (cfr Eb 2,18; 5,8). Es bonito volver a contemplar a Jesús y ¡los signos de este vínculo! Él nació en una familia y allí «aprendió el mundo»: una tienda, cuatro casas, un pueblo. Y sin embargo, viviendo por treinta años esta experiencia, Jesús asimiló la condición humana, acogiéndola en su comunión con el Padre y en su misma misión apostólica. Después, cuando dejó Nazaret y comenzó la vida pública, Jesús formó en torno a él una comunidad, una «asamblea», es decir una con-vocación de personas. Este es el significado de la palabra «iglesia».

En los Evangelios, la asamblea de Jesús tiene la forma de una familia y de una familia hospitalaria, no de una secta exclusiva, cerrada: nos encontramos con Pedro y Juan, pero también el hambriento y el sediento, el extranjero y el perseguido, la pecadora y el publicano, los fariseos y la multitud. Y Jesús no cesa de recibir y de hablar con todos, también con quien no espera más encontrar a Dios en su vida. ¡Es una lección fuerte para la Iglesia! Los discípulos mismos han sido elegidos para cuidar esta asamblea, esta familia de huéspedes de Dios.

Para que sea viva hoy esta realidad de la asamblea de Jesús, es indispensable reavivar la alianza entre la familia y la comunidad cristiana. Podremos decir que la familia y la parroquia son dos lugares en donde se realiza esta comunión de amor que encuentra su fuente última en Dios mismo. Una Iglesia de verdad según el Evangelio no puede no tener la forma de una casa acogedora con las puertas abiertas siempre. Las iglesias, las parroquias, las instituciones con las puertas cerradas no se deben llamar iglesias, se deben llamar museos.

Hoy, esta es una alianza crucial. «En contra de los «centros de poder» ideológicos, financieros y políticos, volvemos a poner nuestras esperanzas en estos centros ¿de poder? ¡No! en centros del amor. Nuestra esperanza está en estos centros del amor. Centros evangelizadores, ricos de calor humano, basados en la solidaridad y la participación» también en el perdón entre nosotros. (Pont. Cons. para la familia, Papa Francisco sobre la familia y sobre la vida 1999-2014 LEV 2014, 189).

Reforzar el vínculo entre la familia y la comunidad cristiana es hoy indispensable y urgente. Cierto, es necesario una fe generosa para reencontrar la inteligencia y la valentía para renovar esta alianza. Las familias a veces dan un paso atrás, diciendo que no están a la altura: «Padre, somos una pobre familia y también un poco destartalada», «no somos capaces», «tenemos ya tantos problemas en casa», «no tenemos la fuerza». Es verdad. Pero ninguno es digno, ninguno está a la altura, ¡ninguno tiene las fuerzas! Sin la gracia de Dios, no podremos hacer nada. Todo se nos da gratuitamente. Y el Señor no llega nunca a una nueva familia sin hacer algún milagro. ¡Recordemos lo que hizo en las bodas de Caná! Si, el Señor, si nos apoyamos en sus manos, nos hace hacer milagros. Milagros de todos los días cuando está el Señor en esa familia.

Naturalmente, también la comunidad cristiana debe hacer su parte. Por ejemplo, buscar superar actitudes demasiado directivas y demasiado funcionales, favorecer el diálogo interpersonal y el conocimiento y la estima recíproca. Las familias tomen la iniciativa y sientan la responsabilidad de llevar los propios dones preciosos para la comunidad. Todos debemos ser conscientes que la fe cristiana se juega en el campo abierto de la vida compartida con todos, la familia y la parroquia deben cumplir el milagro de una vida más comunitaria para la sociedad completa.

En Caná, estaba la Madre de Jesús, la «madre del buen consejo». Escuchemos nosotros sus palabras: «Hagan todo lo que él les diga» (cfr Jn 2, 5). Queridas familias, queridas comunidades parroquiales, dejémonos inspirar de esta Madre hagamos todo lo que Jesús nos dirá y ¡nos encontraremos frente al milagro, al milagro de cada día! Gracias.

SS Francisco, Audiencia general del miércoles, 9 de septiembre de 2015.

San Roberto Belarmino y la conversión

San Roberto Belarmino y la conversión

San Roberto Belarmino […] nos lleva con la memoria al tiempo de la dolorosa escisión de la cristiandad occidental, cuando un grave crisis política y religiosa provocó el distanciamiento de naciones enteras de la Sede Apostólica

Nació el 4 de octubre de 1542, en Montepulciano, cerca de Siena, era sobrino, por parte de madre, del papa Marcelo II. Tuvo una excelente formación humanística antes de entrar en la Compañía de Jesús el 20 de septiembre de 1560. Los estudios de filosofía y teología, que realizó entre el Colegio Romano, Padua y Lovaina, centrados en santo Tomás y en los Padres de la Iglesia, fueron decisivos para su orientación teológica. Ordenado sacerdote el 25 de marzo de 1570, fue, durante algunos años, profesor de teología en Lovaina.

Sucesivamente, llamado a Roma como profesor en el Colegio Romano, le fue confiada la cátedra de «Apologética»; en la década en la que desempeñó tal encargo (1576-1586), elaboró un curso de lecciones recogidas después en el Controversia,obra súbito célebre por la claridad y la riqueza de contenidos y por el corte prevalentemente histórico. Había terminado hacía poco tiempo el Concilio de Trento y para la Iglesia Católica era necesario reforzar y confirmar su propia identidad también respecto a la Reforma protestantes. La acción de Belarmino se insertó en este contexto. Desde el 1588 al 1594 fue, primero, padre espiritual de los estudiantes jesuitas del Colegio Romano, entre los cuales conoció y dirigió a san Luis Gonzaga, después superior religioso. El Papa Clemente VII lo nombró teólogo pontificio, consultor del Santo Oficio y rector del Colegio de Confesores de la Basílica de San Pedro. Del 1597 al 1598 escribe su catecismo, Dottrina cristiana breve, que fue su trabajo más famoso.

El 3 de marzo de 1599 fue nombrado cardenal por el Papa Clemente VIII y, el 18 de marzo de 1602, fue nombrado arzobispo de Capua. Recibió la ordenación episcopal el 21 de abril del mismo año. En los tres años en los que fue obispo diocesano, se distinguió por el celo con que predicaba en la catedral, por la visita que realizaba semanalmente en las parroquias, por los tres Sínodos diocesanos y un Concilio provincial al que dio vida. Después de haber participado en los cónclaves que eligieron a los Papas León XI y Pablo V, fue llamado a Roma, donde formó parte de las Congregaciones del Santo Oficio, del Índice, de los Ritos, de los Obispos y de la Propagación de la Fe. Tuvo también encargos diplomáticos, en la República de Venecia e Inglaterra, defendiendo los derechos de la Sede Apostólica. En sus últimos años compuso varios libros de espiritualidad, en los cuales condensó el fruto de sus ejercicios espirituales anuales. De la lectura de los mismos el pueblo cristiano obtiene, todavía hoy, gran edificación. Murió en Roma el 17 de septiembre de 1621. El Papa Pío XI lo beatificó en 1923, lo canonizó en 1930 y lo proclamó Doctor de la Iglesia en 1931.

San Roberto Belarmino tuvo un papel importante en la Iglesia en las últimas décadas del siglo XVI y de los primeros años del siglo sucesivo. Sus Controversiaeconstituyeron un punto de referencia, todavía válido, para la eclesiología católica sobre las cuestiones acerca de la Revelación, la naturaleza de la Iglesia, los Sacramentos y la antropología teológica. En estos se acentúa el aspecto institucional de la Iglesia, con motivo de los errores que circulaban sobre tales cuestiones. Incluso Belarmino aclaró los aspectos invisibles de la Iglesia como el Cuerpo Místico y lo ilustró con la analogía del cuerpo y del alma, con el fin de describir la relación entre las riquezas internas de la Iglesia y los aspectos exteriores que la vuelven perceptible. En esta obra monumental, que intenta sistematizar las varias controversias teológicas de la época, él evita todo corte polémico y agresivo respecto a las ideas de la Reforma, y usa los argumentos de la razón y de la Tradición de la Iglesia e ilustra de un modo claro y eficaz la doctrina católica

Sin embargo, su legado se encuentra en la forma en la que concibió su trabajo. Los tediosos oficios de gobierno no le impidieron, de hecho, caminar hacia la santidad con la fidelidad a las exigencias de su propio estado de religioso, sacerdote y obispo. De esta fidelidad surge su compromiso con la predicación. Siendo, como sacerdote y obispo, antes que nada un pastor de almas, sintió el deber de predicar asiduamente. Hay centenares de sermones -las homilías- realizadas en Flandes, en Roma, en Nápoles y en Capua con ocasión de las celebraciones litúrgicas. No menos abundantes son sus expositiones y las explanationes a los párrocos, a las religiosas, a los estudiantes del Colegio Romano, que a menudo hablan de la Sagrada Escritura especialmente de las Epístolas de san Pablo. Su predicación y sus catequesis tienen este mismo carácter de sencillez que obtuvo de la educación jesuita, toda dirigida concentrar las fuerzas del alma en Jesús, profundamente conocido, amado e imitado.

En los escritos de este hombre de gobierno se advierte de modo claro, incluso en la reserva en la que esconde sus sentimientos, la primacía que asigna a las enseñanzas de Cristo. San Belarmino ofrece de esta manera un modelo de oración, alma de toda actividad: una oración que escucha la Palabra del Señor, que se colma con la contemplación de la grandeza, que no se encierra en sí misma, que se alegra de abandonarse a Dios. Un signo distintivo de la espiritualidad del Belarmino y la percepción viva y personal de la inmensa bondad de Dios, por el que nuestro Santo se sentía verdaderamente hijo amado por Dios y era fuente de gran alegría el recogerse, con serenidad y sencillez, en la oración, en la contemplación de Dios. En su libro De ascensione mentis in Deum -Elevación de la mente a Dios- compuesto sobre la estructura del Itinerarium de san Buenaventura, exclama: «Oh alma, tu ejemplo es Dios, belleza infinita, luz sin sombras, esplendor que supera el de la luna y del sol. Alza los ojos a Dios en el que se encuentran los arquetipos de todas las cosas, y del cual, como desde una fuente de infinita fecundidad, deriva esta variedad casi infinita de las cosas. Por tanto debes concluir: quien encuentra a Dios encuentra todas las cosas, quien pierde a Dios pierde todo».

En este texto se oye el eco de la célebre contemplatio ad amorem obtineundum-contemplación para obtener el amor- de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola. El Belarmino, que vivió en la fastuosa y a menudo malsana sociedad de los últimos años del siglo XVI y la primera del siglo XVII, de esta contemplación recoge aplicaciones prácticas y proyecta la situación de la Iglesia de su tiempo con animosa inspiración pastoral. En el libro De arte bene moriendi -el arte de morir bien- por ejemplo, indica como norma segura del buen vivir y también del buen morir, el meditar a menudo y seriamente que se deberá rendir cuentas a Dios de las propias acciones y del propio modo de vivir, y evitar la acumulación de riquezas en esta tierra, sino de vivir sencillamente y con caridad para acumular bienes en el cielo. En el libro De gemitu columbae -El gemido de la paloma, donde la paloma representa a la Iglesia- exhorta con fuerza al clero y a todos los fieles a una reforma personal y concreta de la propia vida siguiendo lo que enseñan las Escrituras y los Santos, entre los cuales cita en particular a san Gregorio Nacianceno, san Juan Crisóstomo, san Jerónimo y san Agustín, además de los grandes fundadores de órdenes religiosas como san Benito, santo Domingo y san Francisco. Belarmino enseña con gran claridad y con el ejemplo de su propia vida que no puede haber una verdadera reforma de la Iglesia si primero no se da nuestra reforma personal y la conversión de nuestro corazón.

En los Ejercicios espirituales de san Ignacio, Belarmino daba consejos para comunicar de un modo profunda, también a los más sencillos, la belleza de los misterios de la fe. Escribió «Si tienes sabiduría, comprendes que has sido creado para la gloria de Dios y para tu salvación eterna. Esta es tu finalidad, este es el centro de tu alma, este es el tesoro de tu corazón. Por esto, considera bueno para ti, lo que te conduce a esta finalidad, verdadero mal lo que no lo hace. Sucesos prósperos o adversos, riquezas y pobreza, salud y enfermedad, honores y ultrajes, vida y muerte, el sabio no debe ni buscarlos ni evitarlos por sí mismo. Son buenos y deseables solo si contribuyen a la gloria de Dios y a tu felicidad eterna, son malos y evitables si la obstaculizan» (De ascensione mentis in Deum, grad. 1).

Estas, obviamente no son palabras pasadas de moda, sino palabras para meditar largamente hoy por nosotros para orientar nuestro camino sobre esta tierra. Nos recuerdan que el fin de nuestra vida es el Señor, el Dios que se ha revelado en Jesucristo, en el cual Él continua llamándonos y prometiéndonos la comunión con Él. Nos recuerdan la importancia de confiar en el Señor, de vivir una vida fiel al Evangelio, de aceptar e iluminar con la fe y con la oración toda circunstancia y toda acción de nuestra vida, siempre deseosos de la unión con Él. Gracias.

SS Benedicto XVI, Audiencia general del miércoles 23 de febrero de 2011