por Lucrecia Rego de Planas | Catholic.net | 1 Oct, 2013 | Postcomunión Dinámicas
«[…] invoquemos con confianza su ayuda, así como la protección de los ángeles custodios, cuya fiesta celebraremos dentro de algunos días, el 2 de octubre. La presencia invisible de estos espíritus bienaventurados nos es de gran ayuda y consuelo: caminan a nuestro lado y nos protegen en toda circunstancia, nos defienden de los peligros y podemos recurrir a ellos en cualquier momento. Muchos santos mantuvieron con los ángeles una relación de verdadera amistad, y son numerosos los episodios que testimonian su ayuda en ocasiones particulares. Como recuerda la carta a los Hebreos, los ángeles son enviados por Dios «a asistir a los que han de heredar la salvación» (Hb 1, 14), y, por tanto, son para nosotros un auxilio valioso durante nuestra peregrinación terrena hacia la patria celestial».
Santo Padre emérito Benedicto XVI
Palabras de despedida el lunes 29 de septiembre de 2008
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¿Quiénes son los ángeles custodios?
Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma a este respecto San Jerónimo: «Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia».
En el antiguo testamento se puede observar cómo Dios se sirve de sus ángeles para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando Elías fue alimentado por un ángel (1 Reyes 19, 5.)
En el nuevo testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que se ve la misión de los ángeles: el mensaje a José para que huyera a Egipto, la liberación de Pedro en la cárcel, los ángeles que sirvieron a Jesús después de las tentaciones en el desierto.
La misión de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.
Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como algo infantil, pero no debía ser así, pues si pensamos que la persona crece y que con este crecimiento se tendrá que enfrentar a una vida con mayores dificultades y tentaciones, el ángel custodio resulta de gran ayuda.
Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está cerquísima de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos. Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.
También se les pueden pedir favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinado peligro o las guíen en una situación difícil.
El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.
Cuida tu fe
Actualmente se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden «angelitos» de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres. Hay que tener cuidado al comprar estos materiales, pues muchas veces dan a los ángeles atribuciones que no le corresponden y los elevan a un lugar de semi-dioses, los convierten en «amuletos» que hacen caer en la idolatría, o crean confusiones entre las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.
Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses. No son lo único que nos puede acercar a Dios ni podemos reducir toda la enseñanza de la Iglesia a éstos. No hay que olvidar los mandamientos de Dios, los mandamientos de la Iglesia, los sacramentos, la oración, y otros medios que nos ayudan a vivir cerca de Dios.
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Artículo original de Lucrecia Rego de Planas para el portal web Catholic.net
por Editorial Casals | 30 Sep, 2013 | Confirmación Narraciones
El jesuita P. Juan Ogilvia, padeció duros tormentos y la muerte misma por la fe de cristo, en Glasgow, el día 10 de marzo de 1615.
El crimen de que se le acusó, y por el cual fue condenado, consistía en haber enseñado públicamente la doctrina de la Iglesia que establece la diferencia entre los dos poderes, civil y religioso, y que la autoridad espiritual corresponde al Papa, puesto por Dios para gobernar las almas, y no al rey, que a la sazón era Jacobo I de Inglaterra.
Caminando hacia el cadalso, se le acercó un pastor protestante que le dirigió la palabra, dándole a entender con apacibles maneras la gran compasión que inspiraba su desgraciada suerte.
El P. Ogilvia, simulando tener algún miedo, le contestó en voz baja:
—Si dependiese de mí el morir o no morir… nada puedo hacer ya en el trance en que me veo. Me han declarado reo de alta traición y no tengo más remedio que morir.
—Traición, traición… —dijo el protestante; creed, no hay nada de eso; lo que habéis de hacer es abjurar del Papismo y todo se os perdonará y aun os colmarán de favores.
—¿Os burláis de mí? —dijo el Padre.
—No —replicó el pastor; —os hablo formalmente y en nombre de nuestro arzobispo, que me ha encargado os dijera que, si os pasabais a nuestra iglesia, os daría una buena prebenda.
En esto habían ya llegado al lugar del suplicio, el protestante le importunaba a que mirase por sí, pues tan fácil le era salvarse de la muerte; el jesuita le respondía que de buena gana vendría en ello, si así pudiese salvar también su honra.
—Pero ya os he dicho —decía el hereje— que seréis luego colmado de honores.
—Pues, entonces, decid en alta voz a los que están aquí presentes a este lúgubre espectáculo lo que me acabáis de decir en particular.
—No hay inconveniente; lo haré con gusto.
El jesuita, de pie sobre el cadalso, tendiendo su mano hacia la muchedumbre que en torno se rebullía, impuso silencio; callaron todos, y dijo el Padre en voz alta:
—Señores: escuchad la proposición que me hacen.
Y el ministro protestante dijo también en voz alta y con gran solemnidad:
—Prometo, en nombre de nuestro arzobispo, al doctor Ogilvia, que, si quiere y se resuelve a ser de los nuestros, obtendrá en galardón una rica prebenda.
—¿Lo oís todos —dijo el Padre— y estáis prontos a dar de ello fe cuando fuere necesario?
—Sí, lo hemos oído —clamó la multidud— y daremos testimonio. Bajad, Ogilvia, bajad de ese patíbulo.
Los católicos allí presentes se estremecieron de horror; los herejes batían palmas de triunfo, gozosos por la adquisición para su secta de un hombre tan señalado en saber y elocuencia.
—Entonces —replicó el P. Ogilvia— ¿ya no seré acusado de traición, ya no seré perseguido por traidor al rey?
—No, no; gritaron de todas partes.
—De manera que si estoy en este infame lugar, ¿es solo por defender la religión católica, y que mi único crimen es haber defendido la fe romana?
—Sí, si —exclamaron llenos de alegría. En tanto los católicos, con la cabeza baja, avergonzados y confusos, se disponían para retirarse por no ver la escena que temían.
El P. Ogilvia, con voz más fuerte, resplandeciente de júbilo, dijo en medio de un profundo silencio:
—He conseguido más de lo que deseaba: sólo muero por mi religión, por mi fe solamente, que por ella daría mil vidas, si mil vidas tuviera; la única que tengo tomadla y arrancádmela, pero no me arrancaréis mi religión católica, que es la única verdadera.
Al oír estas palabras, los católicos aplaudieron rebosando de alegría y satisfacción, los protestantes rugieron de cólera; el pastor, corrido y confuso, dio orden al verdugo que cumpliese al punto su oficio.
El ilustre confesor de la fe católica se mantuvo suavemente sereno y apacible. En sus labios florecía una dulce y avasalladora sonrisa; los ojos los tenía vueltos al cielo. La encantadora tranquilidad de su espíritu no era menor que la invencible fortaleza de su alma.
El ejecutor pidió perdón al mártir, y éste le abrazó; antes de atarle las manos, arrojó el P. Ogilvia sus rosarios al pueblo, y fueron a dar en medio del pecho a un joven calvinista que viajaba entonces por Escocia, el barón Juan de Ekersdorff, que fue después gobernador de Tréveris y amigo íntimo del archiduque Leopoldo, hermano de Fernando III.
Ya muy anciano, dijo lo siguiente al P. Boleslao Balbino, de la Compañía de Jesús:
—Cuando la ejecución del P. Ogilvia, sus rosarios me dieron en el pecho, y hubiera podido cogerlos si la impetuosidad de los católicos, que me los arrancaron a viva fuerza, me lo hubiera permitido. No pensaba entonces cambiar de religión; pero aquellos rosarios me habían herido el corazón, y desde aquel momento no hallé reposo ni tuve paz. Perturbada mi conciencia, me decía: «¿Por qué los rosarios del P. Ogilvia cayeron sobre mí y no sobre otra persona?». Y esta idea, durante muchos años no me abandonó un solo momento, y me hice católico. Atribuyo mi conversión a estos rosarios, que compraría a cualquier precio, y que por nada cedería si llegasen a mis manos.
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Noticias Cristianas: «Historias para amar a Dios. II Parte: Historia, n.º 10»
Historias para amar, páginas 32-34
por Carmelitas Descalzas de Toro | Catholic.net | 20 Sep, 2013 | La Biblia
Lucas 9,18-22. Viernes de la 25.ª semana del Tiempo Ordinario. El que confiesa a Jesús como el salvador, su vida estará llena de alegría y paz.
Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado». «Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?». Pedro, tomando la palabra, respondió: «Tú eres el Mesías de Dios». Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. «El hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día».
Sagrada Escritura en el portal web de la Santa Sede
Lecturas
Primera lectura: Ag 1, 15b-2.9
Salmo: Sal 42, 1-4
Oración introductoria
Señor, Tú supiste buscar el mejor lugar y el mejor momento para la oración. Hoy yo quiero hacer lo mismo. Ven, Espíritu Santo, te pido que al comenzar esta meditación enciendas en mí el fuego de tu amor. Hazme dócil a tus inspiraciones y ayúdame a corresponder a ellas con generosidad.
Petición
Jesús, ayúdame a tener ese conocimiento interno de Ti que es un don del Espíritu Santo.
Meditación del Papa emérito
El Evangelio que hemos escuchado nos presenta un momento significativo del camino de Jesús, en el que pregunta a los discípulos qué piensa la gente de él y cómo lo consideran ellos mismos. Pedro responde en nombre de los Doce con una confesión de fe que se diferencia de forma sustancial de la opinión que la gente tiene sobre Jesús; él, en efecto, afirma: «Tú eres el Cristo de Dios». ¿De dónde nace este acto de fe? Si vamos al inicio del pasaje evangélico, constatamos que la confesión de Pedro está vinculada a un momento de oración: «Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él». Es decir, los discípulos son incluidos en el ser y hablar absolutamente único de Jesús con el Padre. Y de este modo se les concede ver al Maestro en lo íntimo de su condición de Hijo, se les concede ver lo que otros no ven; del «ser con él», del «estar con él» en oración, deriva un conocimiento que va más allá de las opiniones de la gente, alcanzando la identidad profunda de Jesús, la verdad.
Benedicto XVI, 20 de junio de 2010
Reflexión
Hay preguntas que no admiten evasivas. En un momento central de la vida cada uno tiene que enfrentarse consigo mismo para hacer luz en su conciencia. Puede ser este el punto de arranque para lograr una vida más serena y comprometida.
Jesús es el Mesías, como reconoce Pedro, pero este mesianismo no se mostrará plenamente más que en la cruz y en la resurrección. Es la piedra de toque. Un cristiano no se entenderá sin la vivencia de la cruz y de la resurrección. Acompañar a Jesús en el triunfo a todos nos agrada, pero seguirlo hasta la muerte requiere coraje, y resulta más fácil salir con evasivas que ligarte a un compromiso que pone en riesgo tu vida. Seguir al Mesías, y un Mesías crucificado, es lo que nos autentifica como cristianos; lo que nos da fuerza para aceptar el dolor; lo que nos capacita para dar una palabra de esperanza ante el sin sentido de la injusticia; lo que nos llena de alegría y paz el sabernos amados por Dios. El que confiesa a Jesús como el salvador de su vida y de la historia, ese es discípulo del Mesías.
Propósito
Revisar la cantidad y calidad de tiempo que dedico diariamente a mi oración personal, ¿cómo puede mejorar?
Diálogo con Cristo
Señor Jesús, purifica nuestros labios para que podamos confesar tu nombre en medio de un mundo autosuficiente, y que la alegría de vivir contigo sea motivo para que los hombres te reconozcan como el Mesías, salvador del mundo.
por CeF | 19 Sep, 2013 | Confirmación Vida de los Santos
Mateo comprendió que la familiaridad con Jesús no le permitía seguir realizando actividades desaprobadas por Dios.
Santo Padre emérito Benedicto XVI
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El cine de Pasolini se alimenta de la vida, de una cercana sensación en la que lo excelso y lo ridículo comparten la fatiga de la existencia. Primero fueron los desheredados -sean los jóvenes de Accattone o la prostituta de Mamma Roma- y ahora el príncipe de todos ellos: Jesús. En sus manos, el Mesías es un sujeto corriente animado por el calor de la rabia; la furia frente a la injusticia. Jesucristo es un personaje comprometido, incómodo y violento, capaz de molestar a todos sin excepción. Rodada con una simplicidad extrema, lejos de los tortuosos amaneramientos posteriores, el director de La trilogía de la vida alcanza a extraer de cada gesto su oculto y revolucionario lirismo. La fotografía casi monocroma, la banda sonora en la que se citan desde Bach a Billie Hollyday, las interpretaciones transparentes (¿dónde están los actores?) o la fuerza de un paisaje desolado son algunos de los elementos que van marcando los límites de una obra sencilla y vorazmente sincera. Una sinceridad que alcanza a Jesucristo tanto como a Judas Iscariote; espejos en los que se refleja la imagen de un director enfermo de esa herida llamada vida.
Crítica de Luis Martínez para el diario El País
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El Evangelio según san Mateo – Película online
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Ficha de la película
Título original: Il Vangelo secondo Matteo
Año: 1964
Duración: 131 min
País: Italia
Director: Pier Paolo Pasolini
Guión: Pier Paolo Pasolini
Música: Luis Enríquez Bacalov (AKA Luis Enrique Bacalov), J.S. Bach, W.A. Mozart, Billie Hollyday
Fotografía: Tonino Delli Colli
Reparto: Enrique Irazoqui, Margherite Caruso, Susanna Pasolini
Productora: Coproducción Italia-Francia; Arco Film Roma / Lux Compagnie Cinématographique de France
Género: Drama | Religión. Biblia
Premios
1964: Festival de Venecia: Premio Especial del Jurado
1966: 3 nominaciones al Oscar: bso (Adaptada), vestuario B&N, direcc. artíst. B&N
1966: Círculo de críticos de Nueva York: Nominada a Mejor película extranjera
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por Dr. Julio Badui Dergal y Dr. Rubén Rodríguez Balderas, Pbros. | 18 Sep, 2013 | Postcomunión Dinámicas
La Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura constituyen un único depósito sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la Iglesia.
La interpretación auténtica de la Palabra de Dios escrita o transmitida, ha sido confiada únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo.
«Es tan grande el poder y la fuerza de la Palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual.» (Constitución Dei Verbum, nn. 10 y 21)
«Estas cosas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.» (Jn 20, 31)
«Bienaventurados más bien los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica.» (Lc 11, 28)
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LA REVELACIÓN
1. ¿Qué es la Revelación?
La revelación es la manifestación que Dios ha hecho a los hombres de Sí mismo y de aquellas otras verdades necesarias o convenientes para la salvación eterna.
2. ¿Dónde se encuentra la Revelación?
La Revelación –también llamada Doctrina cristiana o Depósito de la fe– se encuentra en la Sagrada Escritura y en la Tradición.
3. ¿A quién fue confiada la Revelación?
Jesucristo confió la Revelación a la Iglesia católica por medio de sus Apóstoles, por tanto, solo la Iglesia tiene autoridad para custodiarla, enseñarla e interpretarla sin error.
LA SAGRADA ESCRITURA
4. ¿Qué es la Sagrada Escritura?
La Sagrada Escritura es la Palabra de Dios puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, Al conjunto de los libros inspirados le llamamos Biblia.
LA TRADICIÓN
5. ¿Qué es la Tradición?
La Tradición es la Palabra de Dios no contenida en la Biblia, sino transmitida por Jesucristo a los Apóstoles y por estos a la Iglesia.
6. ¿En dónde están contenidas las enseñanzas de la Tradición?
Las enseñanzas de la Tradición están contenidas en los Símbolos o Profesiones de la fe (por ejemplo, el Credo), en los documentos de los Concilios, en los escritos de los Santos Padres de la Iglesia y en los ritos de la Sagrada Liturgia.
NOMBRES
7. ¿Qué otros nombres tiene la Biblia?
De acuerdo con lo que hemos dicho, a la Biblia se le llama también: Sagrada Escritura, Libros Sagrados, Libros Inspirados, Palabra de Dios.
AUTOR
8. ¿Quién es el Autor principal de la Biblia?
El Autor principal de la Biblia es Dios.
9. ¿Quién es el autor secundario o instrumental de la Biblia?
EL autor secundario o instrumental de la Biblia es el escritor sagrado o hagiógrafo. Por ejemplo, Moisés, el profeta Isaías, san Mateo, san Pablo, etc.
DIVISIÓN
10. ¿Cómo se divide la Biblia?
La Biblia se divide en dos partes: Antiguo y Nuevo Testamento. A su vez los libros del Antiguo y Nuevo Testamento se dividen en: Libros Históricos, Didácticos y Proféticos. Y cada libro se divide en capítulos y versículos.
CONTENIDO
11. ¿Qué contiene el Antiguo Testamento?
El Antiguo Testamento contiene los Libros Inspirados escritos antes de la venda de Jesucristo. Son 46.
12. ¿Qué contiene el Nuevo Testamento?
EL Nuevo Testamento contiene los libros Inspirados escritos después de la venida de Jesucristo. Son 27.
ANTIGUO TESTAMENTO
13. ¿Cuáles son los libros Históricos del Antiguo Testamento?
Loa libros Históricos del Antiguo Testamento son 21:
Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio (que forman el Pentateuco), Josué, Jueces, Ruth, I y II Crónicas (o Paralipómenos), I y II Esdras (el II llamado también Nehemías), Tobías, Judit, Esther, I y II Macabeos.
14. ¿Cuáles son los libros Didácticos del Antiguo Testamento?
Los libros didácticos del Antiguo Testamento son 7:
Job, Salmos, Proverbio, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Sabiduría y Eclesiástico.
15. ¿Cuáles son los libros Proféticos del Antiguo Testamento?
Los libros proféticos del Antiguo Testamento son 18:
- Los cuatro Profetas Mayores: Isaías, Jeremías (con Lamentaciones y Baruc), Ezequiel y Daniel.
- Los doce Profetas Menores: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías.
NUEVO TESTAMENTO
16. ¿Cuáles son los libros Históricos del Nuevo Testamento?
Los libros Históricos del Nuevo Testamento son 5: Los cuatro Evangelios (según san Mateo, san Marcos, san Lucas, san Juan) y los Hechos de los Apóstoles.
17. ¿Cuáles son los libros Didácticos del Nuevo Testamento?
Los libros Didácticos del Nuevo Testamento son 21:
- Las 14 Epístolas o Cartas de san Pablo: Romanos, I y II Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, I y II Tesalonicenses, I y II Timoteo, Tito, Filemón y Hebreos.
- Las 7 epístolas o Cartas llamadas católicas: I y II de san Pedro: I, II y III de san Juan, la de Santiago y la de san Judas.
18. ¿Cuáles son los libros Proféticos del Nuevo Testamento?
El único libro Profético del Nuevo Testamento es el Apocalipsis de san Juan.
INSPIRACIÓN
19. ¿Qué es la Inspiración bíblica?
La inspiración bíblica es una gracia específica que concede el Espíritu Santo, por la cual el escritor sagrado es movido a poner por escrito las cosas que Dios quiere comunicar a los demás hombres.
PROPIEDADES
20. ¿Cuáles son las propiedades de la Biblia?
Las propiedades de la Biblia son:
- La Unidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y entre todas las partes de todos los libros.
- La Inerrancia (no contiene errores) y la Veracidad (contiene las verdades necesarias para nuestra salvación).
- La Santidad (procede de Dios, enseña una doctrina santa y nos conduce a la santidad).
CANON BÍBLICO
21. ¿Qué es el Canon bíblico?
El Canon bíblico es el catálogo de los sesenta y tres libros del Antiguo y del Nuevo Testamentos que forman la Biblia y que la Iglesia ha declarado como divinamente inspirados.
ÉPOCA DE COMPOSICIÓN
22. ¿En qué período se escribió la Biblia?
Los libros del Antiguo Testamento fueron escritos entre el siglo XV y el siglo II antes de Cristo.
Los libros del Nuevo testamento fueron escritos en la segunda mitad del siglo I.
MATERIAL UTILIZADO
23. ¿Sobre qué material se escribieron los Libros Sagrados?
Los Libros Sagrados se escribieron al principio en papiro y más tarde en pergamino.
El papiro es una planta que abunda en Egipto, el pergamino es una piel de cabrito que permite escribir por las dos caras.
FORMATO ORIGINAL
24. ¿Cuál fue el formato primitivo de la Biblia?
Originalmente la Biblia estaba en rollos, es decir, largas fajas de papiro o de piel unidas en los extremos a dos bastones en torno a uno de los cuales giraba.
25. ¿En qué lenguas fueron escritos los Libros Sagrados?
Los Libros del Nuevo Testamento fueron escritos en griego, excepto el Evangelio de san Mateo que se escribió originalmente en arameo.
Los libros del Antiguo Testamento fueron escritos:
- en arameo (unos versículos del Génesis, de Jeremías, de Daniel y de Esdras);
- en griego (dos libros: Sabiduría y II Macabeos);
- en hebreo (todos los restantes).
VERSIONES
26. ¿A qué se llama Versiones de la Sagrada Escritura?
Se llaman Versiones de la Sagrada Escritura a las traducciones que se han hecho de la Biblia a otras lenguas distintas de aquellas en las que se escribieron originalmente los libros que la forman.
29. ¿Cuáles son las Versiones más importantes en la Iglesia?
Las Versiones más importantes en la Iglesia son: La Vulgata y la Neovulgata.
28. ¿Qué es la Vulgata?
La Vulgata es la traducción al latín que hizo san Jerónimo a finales del siglo IV. Esta versión fue solemnemente declarada como auténtica por el concilio de Trento (1546)
29. ¿Qué es la Neovulgata?
La Neovulgata es la misma versión Vulgata, a la que se han incorporado los avances y descubrimientos más recientes.
EL Papa Juan Pablo II aprobó y promulgó como edición Típica en 1979. El Papa lo hizo así para que esta nueva versión sirva como base segura para hacer traducciones de la Biblia a las lenguas modernas y para realizar estudios bíblicos.
30. ¿Puede haber errores en las traducciones o copias de la Sagrada Escritura?
En las traducciones o copias de la Sagrada Escritura puede haber errores por parte de los traductores o copistas, pero en las ediciones aprobadas por la Iglesia no puede haber errores en lo que atañe a la fe o a la moral.
LIBROS APÓCRIFOS
31. ¿Qué son los «libros apócrifos»?
Un «libro apócrifo» es aquel que, teniendo un argumento o título semejante a los libros inspirados, no tiene un autor cierto y no está incluido en el canon Bíblico fijado por la Iglesia, porque no fue divinamente inspirado y por contener algunos errores.
HERMENÉUTICA
32. ¿Qué es la Hermenéutica bíblica?
La Hermenéutica bíblica es la ciencia que trata de las normas para interpretar rectamente los Libros Sagrados.
33. ¿Quién puede interpretar la Biblia?
La Iglesia católica es la única capacitada para interpretar auténticamente (con pleno derecho y sin posibilidad de equivocarse) la Sagrada Escritura porque Dios le confió solamente a Ella la misión de guardar, enseñar y aclarar a los fieles su Palabra.
OTRAS BIBLIAS
34. ¿Qué otras Biblias existen?
Además de la Biblia católica, que es la única completa y verdadera, existen la Biblia Hebrea y las Biblias protestantes.
35. ¿Los hebreos admiten todos los libros contenidos en la Biblia?
No. La Biblia Hebrea solo contiene treinta y nueve libros del Antiguo Testamento. Por tanto, rechazan siete libros del Antiguo Testamento y todos los del Nuevo Testamento que forman la Biblia católica.
36. ¿Qué dicen los protestantes acerca de la interpretación de la Biblia?
Los protestantes admiten solamente el «libre examen» es decir, que cada uno ha de leer e interpretar la Biblia a su manera, sin necesidad de someterse a la autoridad de la Iglesia. Y eso supone un peligro grave para la Fe.
37. ¿La Biblia católica y las protestantes son iguales?
No. A las Biblias protestantes les suprimieron algunos libros que están en la Biblia católica; además en los libros que conservan, modifican algunas palabras para apoyar sus ideas erróneas.
38. ¿Qué otras características tienen las Biblias protestantes?
Carecen de notas y comentarios, no tienen aprobación de la autoridad de la Iglesia; muchas son editadas por las «Sociedades Bíblicas», algunas dicen: «Versión del original llevado a cabo por Cipriano de Valera y C. Reyna»; otras más suprimen varios libros del Antiguo Testamento (Sabiduría, Judit, Tobías, Eclesiástico y II Macabeos) y del Nuevo (Epístolas de Santiago, de san Pedro y de san Juan)
LECTURA DE LA BIBLIA
39. ¿Puede leerse cualquier Biblia?
No. Porque puede contener errores doctrinales o morales. Para evitar esos errores, un católico solo debe leer Biblias con notas y explicaciones aprobadas por la Iglesia católica, es decir, que tengan «Nihil Obstat» (expresión que significa ‘nada impide’) e «Imprimatur» (expresión que significa ‘imprímase’).
40. ¿La Iglesia recomienda la lectura de la Biblia?
Sí. Porque es alimento constante para la vida del alma; produce frutos de santidad, es fuente de oración, gran ayuda para la enseñanza de la doctrina cristiana y para la predicación. El Concilio Vaticano II «exhorta a todos los fieles con insistencia a que, por la frecuente lectura de las Escrituras, aprendan la ciencia eminente de Cristo» (Constitución Dei Verbum, n. 25).
41. ¿Qué disposiciones se deben tener para leer y estudiar la Biblia?
Las disposiciones que se deben tener para leer y estudiar la Biblia son: fe y amor a la Palabra de Dios, intención recta, piedad y humildad para aceptar lo que Dios dice.
42. ¿Cómo podemos conocer y amar la vida de Jesucristo Nuestro Señor?
Podemos conocer y amar la vida de Jesucristo leyendo los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, pero especialmente los cuatro Evangelios.
43. ¿Es recomendable leer los Evangelios diariamente?
Sí. Es recomendable leer los Evangelios diariamente durante unos cuantos minutos. San Jerónimo dice «Lee con mucha frecuencia las divinas Escrituras; es más, nunca abandones la lectura sagrada».
TEMA CENTRAL
44. ¿Cuál es la enseñanza que se obtiene de la Biblia?
La Biblia nos permite conocer el modo de llegar al Cielo, que es el fin de nuestra vida, y eso solo puede lograrse conociendo, amando e imitando la vida de Jesucristo. «Ojala fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: este lee la vida de Jesucristo» (San Josemaría Escrivá de Balaguer, Camino, n. 2).
45. ¿Cuál es, pues, el tema central de la Biblia?
El tema central de la Biblia es Jesucristo Nuestro Señor, que está presente en todas sus páginas. En el Antiguo Testamento, como promesa y esperanza; y en el Nuevo Testamento como realidad visible: Perfecto Dios y Perfecto Hombre.
«Toda Escritura, divinamente inspirada, es útil para enseñar, para convencer, para corregir, para dirigir en la justicia.» (2 Tm 3, 16)
«Siguiendo los ejemplos de los Padres, con igual afecto de piedad e igual reverencia, la Iglesia recibe y venera todos los libros tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, porque un solo Dios es Autor de ambos» (Concilio de Trento, 8 de abril de 1546)
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por Editorial Casals | 18 Sep, 2013 | Despertar religioso Historias de la Biblia
Jesús lleva la cruz
Con la cruz a cuestas va Jesús camino del Calvario, que es una colina que hay muy cerca de Jerusalén.
Sobre sus hombros lleva el enorme peso de la Cruz. La lleva para pagar por los pecados de todos los hombres de todos los tiempos… La gente se burla al verla pasar.
«Jesús, quiero ayudarte a llevar la cruz»
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Jesús muere en la cruz
Jesús está ya en la Cruz, como un ladrón más, entre dos ladrones. Los fariseos se burlan: «Si eres Hijo de Dios, baja de la Cruz y creeremos en Ti». Mientras, Jesús reza y le pide a Dios: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen». Al pie de la cruz están la Virgen María y Juan el apóstol. Jesús nos da a su Madre como Madre nuestra antes de morir. Luego dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, murió.
Canción poesía: «Madrecita»
Madrecita de todos los niños,
Que estás en el cielo rezando por mí,
Si algún día tu hijito no es bueno,
Cógelo en tus brazos y acurrúcale.
Por las noches, cuando esté dormido,
Ven junto a mi cama,
Ven y bésame.
Con tu manto de luna y estrellas,
Cúbreme en tus brazos y acurrúcame.
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Jesús es bajado de la cruz
Dos hombres buenos y valientes bajan el cuerpo de Jesús y se lo dan a su Madre, que lo recibe en sus brazos con inmenso cariño y dolor. Después, le vendan con aromas y perfumes y lo ponen en un sepulcro nuevo, cavando en una roca que estaba cerca de allí.
«Jesús, que vaya a hacerte compañía en el Sagrario»
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Jesús es sepultado
El sepulcro donde ha sido enterrado Jesús tiene una gran piedra en la puerta. Los fariseos han pedido a Pilato que ponga guardias en la entrada, pues oyeron decir a Jesús que resucitaría al tercer día y temen que los discípulos se lleven el cuerpo de Jesús y luego digan que ha resucitado.
«Jesús, no quiero decir mentiras»
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De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 115 a 118
Coordinador: Pedro de la Herrán
Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz
Dibujos: José Ramón Sánchez y Javier Jerez
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por evangeliodeldia.org | Catholic.net | 12 Sep, 2013 | Confirmación Liturgia
La comunión y el testimonio cristiano, ¿acaso no se fundan en el Misterio pascual, en la crucifixión, en la muerte y resurrección de Cristo? ¿No alcanzan en él su pleno cumplimiento? Hay un vínculo inseparable entre la cruz y la resurrección, que un cristiano no puede olvidar. Sin este vínculo, exaltar la cruz significaría justificar el sufrimiento y la muerte, no viendo en ello más que un fin inevitable. Para un cristiano, exaltar la cruz quiere decir entrar en comunión con la totalidad del amor incondicional de Dios por el hombre. Es hacer un acto de fe. Exaltar la cruz, en la perspectiva de la resurrección, es desear vivir y manifestar la totalidad de este amor. Es hacer un acto de amor. Exaltar la cruz lleva a comprometerse a ser heraldos de la comunión fraterna y eclesial, fuente del verdadero testimonio cristiano. Es hacer un acto de esperanza.
Santo Padre emérito Benedicto XVI
Discurso en su visita a la basílica de San Pablo de Harissa (Libano)
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Hacia el año 320 la Emperatriz Elena de Constantinopla encontró la Vera Cruz, la cruz en que murió Nuestro Señor Jesucristo, La Emperatriz y su hijo Constantino hicieron construir en el sitio del descubrimiento la Basílica del Santo Sepulcro, en el que guardaron la reliquia.
Años después, el rey Cosroes II de Persia, en el 614 invadió y conquistó Jerusalén y se llevó la Cruz poniéndola bajo los pies de su trono como signo de su desprecio por el cristianismo. Pero en el 628 el emperador Heraclio logró derrotarlo y recuperó la Cruz y la llevó de nuevo a Jerusalén el 14 de septiembre de ese mismo año. Para ello se realizó una ceremonia en la que la Cruz fuellevada en persona por el emperador a través de la ciudad. Desde entonces, ese día quedó señalado en los calendarios litúrgicos como el de la Exaltación de la Vera Cruz.
El cristianismo es un mensaje de amor. ¿Por qué entonces exaltar la Cruz? Además la Resurrección, más que la Cruz, da sentido a nuestra vida.
Pero ahí está la Cruz, el escándalo de la Cruz, de San Pablo. Nosotros no hubiéramos introducido la Cruz. Pero los caminos de Dios son diferentes. Los apóstoles la rechazaban. Y nosotros también.
La Cruz es fruto de la libertad y amor de Jesús. No era necesaria. Jesús la ha querido para mostrarnos su amor y su solidaridad con el dolor humano. Para compartir nuestro dolor y hacerlo redentor.
Jesús no ha venido a suprimir el sufrimiento: el sufrimiento seguirá presente entre nosotros. Tampoco ha venido para explicarlo: seguirá siendo un misterio. Ha venido para acompañarlo con su presencia. En presencia del dolor y muerte de Jesús, el Santo, el Inocente, el Cordero de Dios, no podemos rebelarnos ante nuestro sufrimiento ni ante el sufrimiento de los inocentes, aunque siga siendo un tremendo misterio.
Jesús, en plena juventud, es eliminado y lo acepta para abrirnos el paraíso con la fuerza de su bondad: «En plenitud de vida y de sendero dio el paso hacia la muerte porque El quiso. Mirad, de par en par, el paraíso, abierto por la fuerza de un Cordero» (Himno de Laudes).
En toda su vida Jesús no hizo más que bajar: en la Encarnación, en Belén, en el destierro. Perseguido, humillado, condenado. Sólo sube para ir a la Cruz. Y en ella está elevado, como la serpiente en el desierto, para que le veamos mejor, para atraernos e infundirnos esperanza. Pues Jesús no nos salva desde fuera, como por arte de magia, sino compartiendo nuestros problemas. Jesús no está en la Cruz para adoctrinarnos olímpicamente, con palabras, sino para compartir nuestro dolor solidariamente.
Pero el discípulo no es de mejor condición que el maestro, dice Jesús. Y añade: «El que quiera venirse conmigo, que reniegue de sí mismo, que cargue con su cruz y me siga». Es fácil seguir a Jesús en Belén, en el Tabor. ¡Qué bien estamos aquí!, decía Pedro. En Getsemaní se duerme, y, luego le niega.
«No se va al cielo hoy ni de aquí a veinte años. Se va cuando se es pobre y se está crucificado» (León Bloy). «Sube a mi Cruz. Yo no he bajado de ella todavía» (El Señor a Juan de la Cruz). No tengamos miedo. La Cruz es un signo más, enriquece, no es un signo menos. El sufrir pasa, el haber sufrido -la madurez adquirida en el dolor- no pasa jamás. La Cruz son dos palos que se cruzan: si acomodamos nuestra voluntad a la de Dios, pesa menos. Si besamos la Cruz de Jesús, besemos la nuestra, astilla de la suya.
Es la ambigüedad del dolor. El que no sufre, queda inmaduro. El que lo acepta, se santifica. El que lo rechaza, se amarga y se rebela.
La Exaltación de la Santa Cruz – Himno (laudes)
Brille la cruz del Verbo luminosa,
Brille como la carne sacratísima
De aquel Jesús nacido de la Virgen
Que en la gloria del Padre vive y brilla.
Gemía Adán, doliente y conturbado,
Lágrimas Eva junto a Adán vertía;
Brillen sus rostros por la cruz gloriosa,
Cruz que se enciende cuándo el Verbo expira.
¡ Salve cruz de los montes y caminos,
junto al enfermo suave medicina,
regio trono de Cristo en las familias,
cruz de nuestra fe, salve, cruz bendita!
Reine el señor crucificado,
Levantando la cruz donde moría;
Nuestros enfermos ojos buscan luz,
Nuestros labios, el río de la vida.
Te adoramos, oh cruz que fabricamos,
Pecadores, con manos deicidas;
Te adoramos, ornato del Señor,
Sacramento de nuestra eterna dicha.
Amén.
La Exaltación de la Santa Cruz – Oración
Señor, Dios nuestro, que has querido salvar a los hombres por medio de tu Hijo muerto en la cruz, te pedimos, ya que nos has dado a conocer en la tierra la fuerza misteriosa de la Cruz de Cristo, que podamos alcanzar en el cielo los frutos de la redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
La Exaltación de la Santa Cruz – Himno (vísperas)
Las banderas reales se adelantan
Y las cruz misteriosa en ellas brilla:
La cruz en que la vida sufrió muerte
Y en que, sufriendo muerte, nos dio vida.
Ella sostuvo el sacrosanto cuerpo
Que, al ser herido por la lanza dura,
Derramó sangre y agua en abundancia
Para lavar con ellas nuestras culpas.
En ella se cumplió perfectamente
Lo que David profetizó en su verso,
Cuándo dijo a los pueblos de la tierra:
«Nuestro Dios reinará desde un madero».
¡Árbol lleno de luz, árbol hermoso,
árbol hornado con la regia púrpura
y destinado a que su tronco digno
sintiera el roce de la carne pura!
¡Dichosa cruz que con tus brazos firmes,
en que estuvo colgado nuestro precio,
fuiste balanza para el cuerpo santo
que arrebató su presa a los infiernos!
A ti, que eres la única esperanza,
Te ensalzamos, oh cruz, y te rogamos
Que acrecientes la gracia de los justos
Y borres los delitos de los malos.
Recibe, oh Trinidad, fuente salubre
La alabanza de todos los espíritus,
Y tú que con tu cruz nos das el triunfo,
Añádenos el premio, oh Jesucristo.
Amén.
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Artículo original: Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz
Fuente original: Evangelio del día
por CeF | 12 Sep, 2013 | Confirmación Narraciones
«Con este signo vencerás»… La decisión del emperador Constantino a favor de los Cristianos fue, indudablemente influenciada por razones de conciencia; razones resultantes de las impresiones dejadas en cada persona libre de prejuicios tanto por los Cristianos como la fuerza moral de la Cristiandad y el conocimiento práctico que los emperadores poseían de los oficiales militares y oficiales estatales Cristianos. Tales razones, sin embargo no son mencionadas en la historia la cual le da primaria importancia al evento milagroso. Antes de que Constantino avanzara en contra de su rival Majencio y de acuerdo con las antiguas costumbres, convocó a los arúspices, los cuales profetizaron el desastre de acuerdo con un panegirista pagano. Sin embargo, cuando los dioses le negaban su ayuda, continúa dicho panegirista, hubo un dios en particular que lo animó ya que Constantino tenia cercana relación con dicha divinidad. Lactancio. (De mort. persec., ch. xliv) y Eusebio (Vita Const., I, xxvi-xxxi). Nos narran la manera cómo la conexión con dicha deidad se manifestó. El primero dice que fue en un sueño, el segundo a través de una visión como una manifestación celestial, una luz brillante en la cual vislumbró a la cruz o al monograma de Cristo. Fortalecido con dicha aparición, avanzó corajudamente a la batalla, venció a su rival y conquistó el poder supremo. Fue el resultado lo que dio importancia a la visión, ya que, posteriormente cuando el emperador reflexionaba respecto del evento le fue claro que la cruz llevaba la inscripción HOC VINCES (en éste signo conquistarás). Un monograma que combinaba las primeras letras del nombre de Cristo (CHRISTOS) X y P, una forma que no puede asegurarse que fuera utilizada antes por los Cristianos, fue convertida en uno de los símbolos de actualidad y puesta en el Labarum (q. v.). Esta insignia fue también puesta en la mano de una estatua del emperador en Roma, en cuyo pedestal se leía la siguiente inscripción «Con la ayuda de este beneficioso símbolo de fortaleza he liberado a mi ciudad del yugo de la tiranía y devuelto al Senado Romano y al Pueblo su antiguo esplendor y gloria». Enseguida después de su victoria, Constantino otorgó tolerancia a los Cristianos y al año siguiente (313) dio un paso mas en su favor. En el 313 Licinio y él emitieron en Milán el famoso edicto de tolerancia. En él se declaraba que los dos emperadores habían reflexionado respecto de lo que sería más ventajoso para la seguridad y bienestar del imperio y, sobre todo, habían tomado en consideración el servicio que el hombre debía a la «deidad». Por consiguiente resolvieron dar a los Cristianos y a otros libertad en el ejercicio de la religión.
Constantino el Grande – Enciclopedia católica
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Película Constantino el Grande
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Ficha de la película
Año: 1962
Género: Histórico / Aventuras
País: Yugoslavia / Italia
Formato: Color
Duración: 109 minutos
Título Original: Costantino il Grande
Dirección: Lionello De Felice
Producción: Ferdinand Felicioni
Guión: Lionello De Felice / Fulvio Palmieri / Michael Audley
Fotografía: Massimo Dallamano
Música: Mario Nascimbene
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por Xavier Villalta | Catholic.net | 11 Sep, 2013 | Catequesis Magisterio
La Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del Señor, no dejando de tomar de la mesa y de distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo, sobre todo en la Sagrada Liturgia. Siempre las ha considerado y considera, juntamente con la Sagrada Tradición, como la regla suprema de su fe, puesto que, inspiradas por Dios y escritas de una vez para siempre, comunican inmutablemente la palabra del mismo Dios, y hacen resonar la voz del Espíritu Santo en las palabras de los Profetas y de los Apóstoles.
Constitución Dogmática Dei Verbum
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La intención es que durante este mes, en todas las comunidades cristianas, se desarrollen algunas actividades que nos permitan acercarnos mejor y con más provecho a la Palabra de Dios.
Propuestas para escuchar la Palabra
1. La lectura diaria de los textos bíblicos litúrgicos es una excelente ayuda para profundizar en la Palabra de Dios. De esta manera nos unimos a toda la Iglesia que ora al Padre meditando los mismos textos. También nos acostumbramos a una lectura continuada de la Biblia, donde los textos están relacionados y lo que leemos hoy se continua con lo de mañana. La lectura diaria de los textos (para lo cual Liturgia Cotidiana es una excelente herramienta) constituye una «puerta segura» para escuchar a Dios que nos habla en la Biblia.
2. – ¿Has leído alguna vez un evangelio entero «de corrido»? Es muy interesante descubrir la trama de la vida de Jesús escrita por cada evangelista. Muchos detalles y relaciones entre los textos que cada evangelista utiliza quedan al descubierto cuando uno hace una lectura continuada. Este mes es propicio para ofrecerle a Dios este esfuerzo. Te recomendamos la lectura del evangelio de Marcos. No es muy largo, en unas horas se puede leer. Al ser el primero de los sinópticos, los otros (Mateo y Lucas) lo siguen en el esquema general. Por lo tanto es una muy buena «puerta de entrada» al mensaje de Jesús.
3. Otra posibilidad para poner en práctica este mes (y tal vez iniciar un hábito necesario y constructivo) es la oración con los salmos. Los mismos recogen la oración del pueblo de dios a lo largo de casi mil años de caminata del pueblo de Israel. Nos acercan la voz del pueblo que ora con fe, y la palabra de Dios, que nos señala esta manera de orar para acercarnos y escuchar sus enseñanzas. En los salmos podemos encontrar una inmensa fuente de inspiración para la oración. Hay salmos que nos hablan de la alegría, de las dificultades y conflictos, de la esperanza, del abatimiento, del dolor, de la liberación y la justicia, de la creación, de la misma Palabra de Dios (salmo 118, el más largo de todos). Aprender a rezar con los Salmos es una «puerta siempre abierta» para el encuentro con el Dios de la Vida.
4. La lectura orante de la Palabra, realizada en comunidad, nos pone en sintonía con la voluntad de Dios. Es un ejercicio clave para el crecimiento en la fe. La fuerza de la comunidad nos alienta para encontrar en los textos la fuerza del Espíritu. Todos aprendemos juntos y nos enriquecemos con el aporte de cada uno. Existen muchos métodos de lectura orante. Simplificando al máximo podemos decir que los siguientes cuatro pasos son los más comunes:
- Lectura
- Meditación
- Oración
- Compromiso
La lectura orante siempre desemboca en un desafío para vivir. La Palabra de Dios nos desafía a seguir los pasos de Jesús y cambiar nuestra vida.
La lectura orante, practicada en comunidad, es una «puerta-espejo» que nos interpela y nos ayuda a discernir cómo vivir y practicar su Palabra en nuestros días.
De la la Encíclica Fides et ratio
Capítulo V. N´55 (parcial)
«Tampoco faltan rebrotes peligrosos de fideísmo, que no acepta la importancia del conocimiento racional y de la reflexión filosófica para la inteligencia de la fe y, más aún, para la posibilidad misma de creer en Dios. Una expresión de esta tendencia fideísta difundida hoy es el « biblicismo », que tiende a hacer de la lectura de la Sagrada Escritura o de su exégesis el único punto de referencia para la verdad. Sucede así que se identifica la palabra de Dios solamente con la Sagrada Escritura, vaciando así de sentido la doctrina de la Iglesia confirmada expresamente por el Concilio Ecuménico Vaticano II.
La Constitución Dei Verbum, después de recordar que la palabra de Dios está presente tanto en los textos sagrados como en la Tradición, afirma claramente: « La Tradición y la Escritura constituyen el depósito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia. Fiel a dicho depósito, el pueblo cristiano entero, unido a sus pastores, persevera siempre en la doctrina apostólica ». La Sagrada Escritura, por tanto, no es solamente punto de referencia para la Iglesia. En efecto, la « suprema norma de su fe » proviene de la unidad que el Espíritu ha puesto entre la Sagrada Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia en una reciprocidad tal que los tres no pueden subsistir de forma independiente.
No hay que infravalorar, además, el peligro de la aplicación de una sola metodología para llegar a la verdad de la Sagrada Escritura, olvidando la necesidad de una exégesis más amplia que permita comprender, junto con toda la Iglesia, el sentido pleno de los textos. Cuantos se dedican al estudio de las Sagradas Escrituras deben tener siempre presente que las diversas metodologías hermenéuticas se apoyan en una determinada concepción filosófica. Por ello, es preciso analizarla con discernimiento antes de aplicarla a los textos sagrados.»
Juan Pablo II
Fides et ratio
14 de Setiembre de 1998
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Para finalizar, los católicos durante el mes de septiembre debemos dedicarlo a iniciar el conocimiento y divulgación de los textos bíblicos, ya que quien se llame cristiano tendría que conocer la historia de la salvación y la Palabra de Dios, interpretadas auténtica y fielmente por el Magisterio de la Iglesia.
La Biblia, para todas las denominaciones cristianas, contiene la Revelación y es, como todo libro sagrado, la fuente del conocimiento y el compromiso de vida en lo referente a la fe.
Cada año, la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, la Iglesia Ortodoxa e Iglesias Evangélicas celebrarán el Mes de la Biblia.
Cada comunidad celebrará el mes con énfasis de acuerdo a su historia y tradición.
La Iglesia Católica Romana recordando a San Jerónimo, (a quien conmemoramos el 30 de septiembre), traductor de la Vulgata, la Biblia en lengua latina; la Ortodoxa haciendo memoria que fue en idioma griego que se escribieron los Santos Evangelios y los demás libros del Nuevo Testamento y las Iglesias Evangélicas conmemorando la publicación, el 26 de septiembre de 1569, de la primera traducción de los Textos Bíblicos a la lengua española, traducción realizada por Casiodoro de Reina y conocida como la «Biblia del Oso» ya que en su portada estaba representado dicho animal.
Muy pocos saben que esta Biblia, pese a ser fruto del trabajo de un activo protestante contenía todos los textos propios de la Biblia Vulgata latina de San Jerónimo, mencionada al inicio, que es el texto oficial de la Biblia para toda la iglesia católica romana.
Algo de historia
La palabra Biblia se origina, a través del latín, en la expresión griega τα βιβλία τα ἅγια (ta biblía ta haguia; los libros sagrados), acuñada por vez primera en I Macabeos 12:9, siendo βιβλία plural de βιβλίον (biblíon, ´papiro´ o ´rollo´, usado también para ´libro´). Se cree que este nombre nació como diminutivo del nombre de la ciudad de Biblos (Βύβλος), importante mercado de papiros de la antigüedad.
Esta frase fue empleada por los hebreos helenizados (aquellos que habitaban en ciudades de habla griega) mucho tiempo antes del nacimiento de Jesús de Nazaret para referirse al Tanaj o Antiguo Testamento. Muchos años después empezó a ser utilizada por los cristianos para referirse al conjunto de libros que forman el Antiguo Testamento así como los Evangelios y las cartas apostólicas, es decir, el Nuevo Testamento. Para ese entonces ya era común utilizar las dos primeras palabras de la frase, τα βιβλία, a manera de título.
Ya como título, y habiendo perdido el artículo τα, se empezó a utilizar en latín como biblia sacra (los libros sagrados) y de ahí fue transmitido a las demás lenguas.
La Biblia es una compilación de textos que en un principio eran documentos separados (llamados «libros»), escritos primero en hebreo, arameo y griego durante un dilatado periodo de tiempo y después reunidos para formar el Tanaj (Antiguo Testamento para los cristianos) y luego el Nuevo Testamento. Ambos testamentos forman la Biblia cristiana. En sí la Biblia fue escrita a lo largo de aproximadamente 1000 años (900 a. C. – 100 d. C.). Los textos más antiguos se encuentran en el Libro de los Jueces («Canto de Débora») y en el Pentateuco, que son datadas en la época de los dos reinos (siglos X a VIII a. C.). El libro completo más antiguo, el de Oseas es también de la misma época.
El canon católico romano de la Biblia que conocemos hoy fue sancionado por primera vez en el Concilio de Hipona en el año 393 de nuestra era, por la Iglesia Católica. Dicho canon de 73 libros (46 pertenecientes al llamado Antiguo Testamento, incluyendo 7 libros llamados actualmente Deuterocanónicos -Tobías, Judit, I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc- y 27 al Nuevo Testamento) fue confirmado en el Sínodo de Roma en el año 380, y ratificado en el Concilio de Cartago en el año 397, y luego nuevamente confirmado por decreto en la cuarta sesión del Concilio de Trento del 8 de abril de 1546.
Versiones castellanas de la Biblia Católica
Vienen éstas de la traducción hecha por San Jerónimo (Dalmacia, Yugoeslavia, 342-420) al latín, versión oficial de la Iglesia por casi 15 siglos. El primer intento estuvo a cargo de la corte del Rey Alfonso X, El Sabio, en 1280, conocida como la Biblia Alfonsina; en 1430, el Gran Maestre de la orden de Calatrava, Don Luis de Guzmán, patrocina a Mosé Arragel para realizar otra traducción, conocida como la Biblia de Alba.
En 1944 se publica la llamada de Nácar-Colunga, publicada por la Biblioteca de Autores Cristianos que no usa la traducción de la Vulgata como fuente si no usa los originales.
La Biblia de Jerusalén aparece en 1967, también basada en los textos originales. La primera edición de la Biblia latinoamericana, con el lenguaje propio de la región, es editada por primera vez en 2001. En el año 2005 se presentó, tras 33 años de trabajo, la Biblia de Navarra, para hacerla se tomaron como fuente los textos originales en hebreo, arameo y griego.
Consulta también el Especial del Mes de la Bibia de la Iglesia chilena
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Artículo original en Catholic.net