Cuando fracasa un amor (meditación del Santo Padre Francisco)

Cuando fracasa un amor (meditación del Santo Padre Francisco)

Cuando un amor fracasa las personas no se deben condenar sino acompañar. Lo recomendó el Papa Francisco en la misa del viernes 28 de febrero. La belleza y la grandeza del amor, explicó el Pontífice, se reconocen desde la obra maestra de la creación, narrada en el Génesis, y elegido por Dios mismo como «icono» para explicar la esencia del amor entre el hombre y la mujer. Pero también entre Cristo y la Iglesia.

«Jesús estaba siempre con la gente», explicó el Papa refiriéndose al pasaje evangélico de Marcos (10, 1-12) propuesto por la liturgia. Y en medio de la gente el Señor enseñaba, escuchaba y curaba a los enfermos. Alguna vez, sin embargo, entre la multitud, se presentaban también los doctores de la ley que querían, en realidad, «ponerlo a prueba», buscando, en cierto sentido, hacerle caer. La razón se dice inmediatamente: «Ellos —destacó el Pontífice— veían la autoridad moral que tenía Jesús». Un hecho evidente que, sin embargo, percibían como «un reproche para ellos». Y así, «buscaban hacerlo caer para quitarle esa autoridad moral».

El Evangelio de san Marcos relata que los fariseos, precisamente «para ponerlo a prueba», plantearon a Jesús «esta cuestión sobre el divorcio». Una cuestión con su acostumbrado «estilo» basado en la «casuística». Quienes querían poner en dificultad a Jesús, en efecto, no le planteaban jamás «una problemática abierta». Preferían recurrir a la «casuística, siempre al caso pequeño», preguntándole: «¿Es lícito esto o no?».

La «trampa» que querían tender a Jesús está implícita en este modo de ver las cosas. Porque, advirtió el Papa, «detrás de la casuística, detrás del pensamiento casuístico, siempre hay una trampa, siempre». Una trampa, prosiguió, «contra la gente, contra nosotros y contra Dios, siempre». Así, relata el evangelista Marcos, la pregunta que los fariseos hicieron a Jesús: «si era lícito a un marido repudiar a la propia mujer». Y Jesús respondió ante todo preguntándoles «lo que decía la ley y explicando por qué Moisés hizo esa ley de ese modo».

El Señor no se detiene en esta primera respuesta y «de la casuística va al centro del problema». Es más, precisó el Santo Padre, «va precisamente a los días de la creación»: «Desde el inicio de la creación, Dios los hizo varón y mujer; por ello el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne. Así ya no son dos, sino una sola carne».

El Papa Francisco releyó este pasaje, explicando que «el Señor se refiere a la obra maestra de la creación». En efecto, Dios «creó la luz y vio que era buena». Luego «creó los animales, los árboles, las estrellas: todo era bueno». Pero «cuando creó al hombre» llegó a decir «que era muy bueno». En efecto, «la creación del hombre y de la mujer es la obra maestra de la creación». También porque Dios «no quería al hombre solo: lo quería con su compañera, su compañera de camino».

Éste es también el momento, dijo el Pontífice, del «inicio del amor». Y «muy poético» es precisamente el encuentro entre Adán y Eva. A ellos Dios les recomendó seguir adelante juntos «como una sola carne». He aquí entonces que «el Señor toma siempre el pensamiento casuístico y lo conduce al inicio de la revelación». Pero, advirtió el Papa, «esta obra maestra del Señor no acabó allí, en los días de la creación». En efecto, el Señor eligió precisamente «esta imagen para explicar el amor que Él tiene hacia su pueblo, el amor que Él tiene con su pueblo». Un amor grande «hasta el punto que cuando el pueblo no es fiel», de todos modos «Él habla con palabras de amor».

Así «el Señor —explicó— toma este amor de la obra maestra de la creación para explicar el amor que tiene con su pueblo. Y un paso más: cuando Pablo necesitó explicar el misterio de Cristo, lo hizo también en relación, en referencia a su esposa. Porque Cristo está casado: se casó con la Iglesia, su pueblo». Y precisamente «como el Padre se había casado con el pueblo de Israel, Cristo se casó con su pueblo».

«Ésta —afirmó el Papa— es la historia del amor. Ésta es la historia de la obra maestra de la creación. Y ante este itinerario de amor, ante este icono, la casuística cae y se convierte en dolor». Dolor ante el fracaso: «Cuando dejar al padre y la madre para unirse a una mujer, hacerse una sola carne y seguir adelante, cuando este amor fracasa —porque muchas veces fracasa— debemos sentir el dolor del fracaso». Y precisamente en ese momento debemos también «acompañar a esas personas que tuvieron ese fracaso en su amor». No hay que «condenar» sino «caminar con ellos». Y sobre todo «no hacer casuística con su situación».

Todo esto, continuó el Pontífice, hace pensar en un «designio de amor», en el «camino de amor del matrimonio cristiano que Dios bendijo en la obra maestra de su creación, con una bendición que jamás fue retirada. Ni siquiera el pecado original la destruyó». Y «cuando uno piensa en esto», precisó el Papa, encuentra natural reconocer «cuán hermoso es el amor, cuán hermoso es el matrimonio, cuán hermosa es la familia, cuán hermoso es este camino». Pero también «cuánto amor, y cuánta cercanía, también nosotros debemos tener con los hermanos y la hermanas que en su vida tuvieron la desgracia de un fracaso en el amor». Un amor, recordó, que «comienza poéticamente, porque la segunda narración de la creación del hombre es poética, en el libro del Génesis». Y que «termina en la Biblia, poéticamente, en las cartas de san Pablo, cuando habla del amor que Cristo tiene por su esposa, la Iglesia».

Sin embargo, alertó el Papa, «también aquí debemos estar atentos que no fracase el amor», terminando tal vez por «hablar de un Cristo demasiado «soltero»: Cristo se casó con la Iglesia. Y no se puede comprender a Cristo sin la Iglesia» como «no se puede comprender a la Iglesia sin Cristo». Precisamente «esto —afirmó— es el gran misterio de la obra maestra de la creación». El Papa Francisco concluyó su meditación pidiendo al Señor la gracia de comprender este misterio «y también la gracia de no caer nunca en estas actitudes casuísticas de los fariseos y de los doctores de la ley».

Santo Padre Francisco: Cuando fracasa un amor

Meditación del viernes, 28 de febrero de 2014

Carta a unos novios que se van a casar

Carta a unos novios que se van a casar

«¿Qué entendemos por «amor»? ¿Solo un sentimiento, una condición psicofísica? Ciertamente, si es así, no se puede construir encima nada sólido. Pero si el amor es una relación, entonces es una realidad que crece y también podemos decir, a modo de ejemplo, que se construye como una casa. Y la casa se edifica en compañía, ¡no solos! No querréis construirla sobre la arena de los sentimientos que van y vienen, sino sobre la roca del amor verdadero, el amor que viene de Dios.

»El matrimonio es un trabajo de orfebrería que se hace todos los días a lo largo de la vida. El marido hace madurar a la esposa como mujer, y la esposa hace madurar al marido como hombre. Los dos crecen en humanidad, y esta es la principal herencia que pasan a los hijos».

Santo Padre Francisco

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En primer lugar regálate escuchar este audio, en donde el Santo Cura de Ars, el cual al comienzo de sus estudios, era torpe y tenía muy limitada su capacidad de memoria. Incluso una vez ordenado, sus superiores le restringieron la capacidad de confesar temporalmente, pues le veían muy limitado… Pero la Obra de Dios se hace grande en los sencillos, en los humildes, y así este santo llegó a pasar hasta 12 horas en el confesionario… su fama llegó tan lejos que en los ultimos años la localidad de Ars recibía unos 120.000 peregrinos anualmente (pese a las limitaciones en la movilidad de aquella época) Os invito a escuchar un sermón que dió sobre el matrimonio. Es un poco fuerte, pero a veces es la única manera de remover nuestro corazón.

Sermón sobre el matrimonio del Santo Cura de Ars – fuente: Radio Cristiandad

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Hola Amigo y Futura señora de mi amigo:

Según me he enterado se van a casar, y bueno, quisiera mucho que esto lo leyeran juntos y pusieran atento cuidado a cada uno de los consejos que te voy a dar.

Comencemos por el principio, por que me tomo esta molestia, o me encargo de molestarlos, pues a mi no me ha ido muy bien en el matrimonio, soy experto en separarme de la misma mujer, el último periodo fue de dos años, pero ya gracias a Dios por estos días ajustamos dos años juntos nuevamente, el regreso y reconstrucción de mi hogar fue debido de rezar, rosario, misa y mucha entrega a Dios, mucha conversión y oración. De cuenta de esa experiencia nació esta pagina web jesussalvamifamilia.org cuyos miembros lamentablemente aumentan día a día de cuenta del divorcio y de las separaciones.

Son muchas las ideas que se me amontonan en este momento, lo divino, lo humano, la comunicación, la intimidad, por lo tanto, pidamos pues a Espíritu Santo que me ilumine como empezar logre comunicarles lo que quiero y logren entender lo que les quiero decir.

Las ideas son las siguientes:

  1. El matrimonio es una vocación
  2. El matrimonio se hizo para hacer feliz al otro
  3. Mi compromiso es para siempre (en las buenas y las malas)
  4. Te casas con la familia
  5. La gente por lo general no cambia
  6. No nos podemos casar para solucionar un problema
  7. Dios tiene que ser el centro del matrimonio
  8. Darse besos con la novia cada fin de semana es una cosa, vivir con ella es otra
  9. Ser fiel 
  10. Lo primero que se pierde: la comunicación
  11. Cuando hay que amar con la razón. Amar es una decisión.
  12. Eso le pasa a los demás, a mi no.
  13. El matrimonio como compromiso con la vida
  14. El matrimonio es un sacramento
  15. Nuestro deber con la eternidad
  16. La intimidad es un regalo de amor
  17. Los familiares, suegros, etc.
  18. Escogiendo los padrinos
  19. Ante cualquier situación, elijan amar

Que pena muchachos escribir algo tan largo pero como más, si es una decisión tan importante, pues por lo menos quiero como plasmarles todo lo fundamental y que no se me escapara un detalle, para que no les vaya a ir como me fue a mi.

Comencemos pues:

Aquel, pues, que escucha estas palabras mías y las pone por obra, se asemejará a un varón prudente que edificó su casa sobre la roca; y bajó la lluvia y vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y se echaron sobre aquella casa, pero no se derrumbó, porque estaba cimentada sobre la roca. Pero todo aquél que escucha estas palabras mías pero no las pone por obra, se asemejará a un hombre necio que edificó su casa sobre la arena; y bajó la lluvia y vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y se estrellaron contra aquella casa, y se derrumbó y su ruina fue grande.

Mateo 7, 24-27

Una cosa les prometo si le hacen caso a estos consejos y fundan su hogar sobre Dios… cuando vengan las dificultades «saldrán vencedores«. Jesús no promete eximirnos de las dificultades… promete que la casa no se derrumbó porque estaba bien cimentada.

1. El matrimonio es una vocación

Miren, vámonos por un ejemplo de psicología inversa, imagínense que DIos los hubiera llamado a ser monje y monja, o sacerdote y monja, ustedes hubieran pasado por una etapa de enamoramiento con Dios, le hubieran dicho que si, y luego de muchos años (cinco para algunas congregaciones religiosas) harían sus votos perpetuos, bueno, el tema es, hacen sus votos, y después de la gran ceremonia se dedican a trabajar y dejan de orar y de hablar con Dios, solo trabajo y trabajo, activismo y activismo,.. como lo venían haciendo cuando eran novicios.. les aseguro que en cuestión de cinco meses ya están afuera del convento, del monasterio o buscando novia.. siendo sacerdotes. pues dejaron de cuidar la vocación con oración y unión con Dios.

Conclusiones:

  • Las vocaciones son dadas por Dios y junto con Dios hay que cuidarlas, sino desaparecen.
  • Vocación matrimonial que no es cuidada con el mismo celo que una vocación religiosa, sera mediocre y propensa al fracaso.

2. El matrimonio se hizo para hacer feliz al otro

La idea es muy clara, cada cónyuge debe preocuparse por hacer feliz al otro, olvidándose de si, si se dan .. si su felicidad es ver feliz al otro, ambos serán felices. Uno no se casa para ser feliz a uno mismo… eso es egoísmo… en el darse sin condiciones y sin esperar nada a cambio está la clave.

3. Mi compromiso es para siempre (en las buenas y las malas)

Para un par de novios que se van a casar es fácil entender esto, y se que se miran a los ojos, suspiran y se dicen con voz profunda y enamorada, «siempre estaré contigo«, miren, nuestro cónyuge es el unico familiar que uno puede elegir y ante Dios ustedes dos son una sola carne, la union es mas fuerte que la que hay entre padres e hijos, ustes nunca se divorciarian de su papa, su mama, sus hermanos, tios, etc.. pues bien nunca se podran divorciar de esa persona a la que eligen, si compromiso es en las buenas y las malas. Y bueno uno dice, las malas son cuando estes enferma y/o estemos pobres… esa es una clase de «las malas» pero otra clase de en «la malas» es…:

  • Cuando seas un borracho
  • Cuando huelas mal
  • Cuando seas mal ejemplo
  • Cuando seas insoportable
  • Cuando seas una borracha
  • Cuando seas un adicto
  • Cuando seas un adultero
  • Cuando no me ames yo te voy a amar y voy a rezar a para que estés mejor y vuelvas (de ahi salió este sitio)
  • Cuando uno de los dos cónyuges se va… pues hoy en dia la gente se va por cualquier cosa.. el otro queda en medio de la nada y con entrega a Dios recupera su vida y luego tiene fuerzas para recuperar su cónyuge pues esta en peligro de condenación eterna. Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos llegan a ser una sola persona (Gn 2, 21-25)

4. Te casas con la familia

Bueno acá va una parte que ustedes me darán la razón mucho tiempo después. y es que uno se casa con la familia, puede ser que el esposo se consiga el trabajo de su vida y se vayan a vivir juntos y felices a noruega, lejos de papa y mama, de suegros y suegras, y de la decisión horrible que con quien pasamos la navidad y el año nuevo (que por lo general es una de las primeras discusiones), pues bien , la verdad es que se casan con la familia, alla en ese lugar donde vieron crear relaciones, donde son egoistas, o comprensivos, atentos o desconsiderados, asi van a a ser cuando se casen, un tiempo despues.. cuando la magia pase… él y ella se van a transformar en lo que son en casa en este momento.. cuando la nueva persona en la vida pase de ser novedad y se convierta en alguien normal y familiar. Si en la casa son conflictivos, en esta nueva casa ella o el seran conflictivos… si en casa son parranderos… es muy probable que en esta nueva casa el quiera ser parrandero o ella… el tema es que uno es su familia… su reacción ante las circunstancias… es como uno aprendió a ser en familia… por eso es que las abuelas decían… y de qué familia es… tal vez preguntando por los apellidos.. pero preguntando mas.. de como eran y si los vicios los iban a transmitir a la nueva familia.

5. La gente por lo general no cambia

Esta es una realidad, eso solo lo logra el cancer, un accidente gravísimo, una pérdida, o un vicio que nos envuelva y nos eche a perder, pero la gente no cambia, quien se caso pensando que el otro iba a cambiar.. o que lo iba a cambiar se equivoca, a uno lo aman como es o no lo aman. El que fue mujeriego… por lo general seguira siendo mujeriego, la que es soberbia y dura de corazón, por lo general lo seguira siendo y asi con un sinnúmero de defectos.

6. No nos podemos casar para solucionar un problema

El título lo dice todo, cuando uno de los dos cónyuges deje de ser esa solución al problema, el interés desaparecerá. Ejemplo: la mujer se casa para resolver un tema económico o salir del hogar, cuando la situación se de de salir del hogar y el problema ecónomico se solucione, si no hay verdadero amor, la relación esta condenada al fracaso.

7. Dios tiene que ser el centro del matrimonio

Dios fuente del amor, debe ser quien siga dando amor a la pareja, en el momento del sacramento , Dios da todas las gracias para llevarlo santamente, pues bien la unica manera de unir dos anillos es a través de un lazo, Dios es ese lazo, quien se encarga de dar fuente de amor a la pareja, invoquen siempre a Dios… al levantarse, al acostarse, al comer, bendiganse mutuamente antes de ir a trabajar, bendigan los alimentos juntos, entreguen su dia a Dios, consagren su intimidad a Dios para que los fortalezca y los una mas a través de ella. Dios quiere que los matrimonios sean felices y si ustedes lo tienen de centro siempre… Él se encargará de que nada ni nadie los separe.

Más valen dos que uno, pues mayor provecho obtienen de su trabajo. Y si uno de ellos cae, el otro lo levanta. ¡Pero ay del que cae estando solo, pues no habrá quien lo levante! Además, si dos se acuestan juntos, uno al otro calientan; pero uno solo, ¿Cómo va a entrar en calor? Uno solo puede ser vencido, pero dos podrán resistir. Y además, la cuerda de tres hilos no se rompen fácilmente (Ecl 4, 9-11).

8. Darse besos con la novia cada fin de semana es una cosa, vivir con ella es otra

El texto no esta solo orientado hacia la mujer, una cosa es darse besos cada fin de semana (y hasta tener intimidad con la novia o novio… cosa que es pecado, es fornicación y es pecar contra el sexto mandamiento) y otra cosa es convivir, son cosas completamente distintas y diferentes, como se expuso en el punto «4. te casas con la familia» y es cuando aparece la familiaridad, las manias, el orden o desorden propio, la forma de hacer las cosas que incomodan al otro, el estar solo y no poder, el no querer a ratos sonreir y tener que dar explicaciones cuando no se quieren dar, ahi la cosa cambia. Siempre de novios guardabamos lo mejor para la pareja, y aunque en el matrimonio deberia ser asi, no lo es, y no siempre guardamos lo mejor, y nuestra persona amada… le tocara ver los ires y venires de nuestra vida, nuestro genio y de nuestra forma de hacer las cosas… verá nuestras inconsistencias e incoherencias y nosotros también las de ella… en esos casos ahí… es donde se ponde a prueba el amor… ahí es donde uno ama a la persona por su ser y no por su forma de ser.

9.  Ser fiel

Sé que ambos se casan para ser fiel el uno al otro. Ok y ambos saben la herida tremenda que es el adulterio en las familias, en las parejas, el engaño etc. y es devastador. Pero bueno hay mas tipos de infidelidades, la primera y que es gravisima, la del corazón. miremos esta cita: Todo el que mira con malos ojos a una mujer ya cometió con ella adulterio en su corazón (Mt 5, 28)

Ese adulterio tambien daña a la pareja, al individuo, la pornografía y el erotismo de las peliculas y las novelas incitan a que deseemos a otros hombres y mujeres, y que se desquebraje la unión que Dios quiere darnos. Igual se es infiel cuando hay algo mas importante que nuestra pareja (obvio… primero Dios) pero si hay algo como… el trabajo, el dinero, mi madre, mi padre, etc., le estoy faltando en el amor a mi pareja y estoy permitiendo que se desquebraje la relación.

10. Lo primero que se pierde: La comunicación

Estamos juntos, vivimos juntos, nos bañamos juntos, comemos juntos, dormimos juntos… siempre nos vemos, siempre esta ella o el ahi, ambos dejan de ser novedad, ella esta muy ocupada en cosas de la casa, el muy ocupado en el trabajo, conclusión se dejaron de comunicar, se dejaron de contar los detalles que se contaban todos los días por telefono, las minucias, que me dijo y que le dije, como me senti y como se sitió y la seguridad de tenerse en casa… se convirtió en el enemigo que los separó y los termino convirtiendo en un par de extraños. Y cuando alguien de nuevo se interese en mi o en ella, diré «a esta(e), si le intereso, en casa no…» y empiezan las historias de infidelidades minimo de corazón.

11. Cuando hay que amar con la razón: ¡Amar es una decisión!

Esto pasa, y lo pueden leer en todos los libros de sicolgía, y es que el enamoramiento dura entre dos y tres años, luego hay que amar con la razón. El corazón, late mas despacio y la razón comienza a mostrarnos el lado flaco de nuestra pareja, pues bien ahi es donde amar se constituye en una decisión y donde amar es un ejercicio de la razón. Les dejo de tarea profundizar en este tema, aunque en general se toca en todos los cursillos prematrimoniales.

12. Eso le pasa a los demás, ¡a mí no o a nosotros no!

Actualmente ustedes se toman de la mano cual pimpollo y pimpinela, cual par de enamorados y miran las parejas de sus amigos y familiares, encuentran similitudes y diferencias, y mirándose a los ojos… dicen nosotros nunca nos trataremos asi, nosotros nunca haremos esto, bueno, les cuento que ellos tambien se prometieron amor eterno y se miraron como se miran ahora ustedes, deben saber perdonar y superar las dificultades.. superar las heridas… aprender de ellas y enterrarlas pero… si todo eso que les pasa a las parejas tanto bueno como malo.. les pasara a ustedes muy probablemente. Trabajen juntos, en fortalecer su amor y en sanar rapido las heridas. para cuando vengan los tiempos dificiles sepan afrontarlos.

Y si una familia está dividida contra sí misma, esa familia no puede mantenerse en pie (Mc 3, 25).

13. El matrimonio como compromiso con la vida

Esta se las dejo de consulta, pero les pregunto: ¿Quieren la bendición completica de Dios para ustedes y sus hijos?… no usen metodos anticonceptivos abortivos como la T de cobre, (en general todos los métodos anticonceptivos son abortivos a excepción del condón); les sugiero estudiar los métodos naturales, es posible llevarlos, por mera curiosidad.

14. El matrimonio es un sacramento, ¿qué significa eso?

Si ustedes analizan todo sacremento lleva a la unión con Dios, ustedes como sacramento vivo estan llamados a traer hijos de Dios y formarlos en el amor y a llevar el amor de DIos a los hombres. Eso es lo que significa ser sacramento vivo. Con el tiempo comprenderán qué es eso.

15. Nuestro deber con la eternidad

Leamos este texto: Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo. Las mujeres a sus maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador del Cuerpo. Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada. Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo. Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia (Ef 5, 21-29).

Me puse a subrayarlo y termine subrayando todo… pero en este texto tan clave para ustedes miren estos dos detalles resaltados, que quiero que mediten:

  • Entregarse a uno mismo por el cónyuge (esto no es solo para el propósito).
  • El deber es presentar al cónyuge ante Dios, al momento de la muerte, santos e inmaculados… o sea, toda su vida debe ser un trabajo continuo por la santidad del otro

16. La intimidad es un regalo de amor

Consejos breves respecto a la intimidad:

  • No es un premio
  • No es un castigo
  • Es darse
  • Unirse
  • No es una obligación
  • No es para saciar la pasión que se siente por otro u otra (lamentablemente)
  • No es para saciar la genitalidad
  • Es para manifestarse el amor y entrega mutua (Dios nos hizo sexuados… pudo no haberlo hecho… pero quiso que en el momento culmen de amor y entrega, se pudiera generar vida)
  • No es para faltarle a la dignidad de la otra persona

17. Los familiares, los suegros, etc. (cómo manejarlos)

En el noviazgo muchas veces se nos olvida una parte importante que viene a hacer parte de la pareja… los suegros, los tios, sobrinos… los postizos. Eventualmente cuando los novios ya han tomado la decision de formalizar la relacion y buscar ya una union para siempre les toca incluir en ese diario vivir a estas partes de las familias que siempre estaran en sus vidas.

Muchas veces por querer congraciarnos con los futuros suegros y demás parentela asumimos ciertas posiciones y aparecemos como los agradables, siempre alegres, dispuestos a todo inclusive a aceptar un consejo pero que a la hora de la verdad puede ser para ese novio o novio un consejo inapropiado, de mal gusto e incluso que son invitados sin ser llamados.

Para poder mantener una Buena relacion entre la pareja y los futures suegros y demas familiars es indispensable desde el principio sentar ciertos precedentes que puedan evitar en el futuro malos entendiods y disgustos que pueden llevar a la division no solo entre las familias sino entre los novios y/o ya esposos de llegar a darse la boda.

Desde el principio de una relacion que al parecer llegara a los altarse esbueno que cada uno por aparte siente a sus propios padres y comunicarles la importancia de mantener buenas relaciones entre todos y que para que eso se de haya respeto en la intimidad de ellos esperenado ser invitados. Con amor explicarles que entre la pareja se han puesto de acuerdo en mantener su intimidad sin que nadie opine a no ser que se les llame.

Toda pareja necesita su espacio y desde el principio es algo que deben dejar claro para evitar que se dañe la relacion entre los esposos… Hay un dicho que dice «el casado casa quiere… y nadie puede tocar a la puerta sin ser invitado…» y otro que solía decir mi papá es «detras de la puerta de cada hogar hay un mundo distinto al del otro»… por ende los suegros y familias postizas deben entender que nadie debe meterse en las intimidades de la pareja y dejar cada quien viva su independencia.

Algunos puntos importantes a tener en cuenta para que los novios y/o futuros esposo lleguen a vivir plenamente felices aunque lleguen momentos dificiles:

  1. De antemano conocerse, conocer bien las costmbres de ambas partes, saber que hay cosas en comun entre ellos y de las familias de cada uno como son creencias religiosas, intereses, educacion..etc.
  2. Ser siempre amables, cortes, utilizar buen vocabulario y buenos modales.
  3. Evitar discutir delante de los suegros y/o familiares de parte y parte auqnue en un momento dado entre la pareja haya diferencias, esto daria para que ellos tomaran partes y a la vez discusiones que lo que harian es indisponer a la pareja y danar la relacion. Los padres siempre seguiran viendo a los hijos como sus «hijitos», y no les gustaran por mas que disimulen que esa otra persona le trate mal.
  4. Cada uno debe demostrar interes por la familia del otro y estar enterado de ellos en cuanto a salud, logros y demas eso dara a cada uno de las partes incluyendo a los suegros y familiares mucho gusto de saber que hay interes por ellos y que sean tomados en cuenta.
  5. Mucho respeto por los suegros y familiares de cada uno. Por muy parecidos que sean las familias en costumbres,tradiciones siempre hay algo distinto y eso debe ser respetado auqnue no vaya de acuerdo con la pareja y viceversa.

Tengan en cuenta que de la unión de la pareja todos seran una familia y mantener los valores basicos como la prudencia, tolerancia daran a que la relacion entre las familias sea agradable y se maneje siempre las situaciones con sabiduria, elegancia, altura y armonía.

La pareja debe siempre tener en cuenta que no se casan entre sí solamente… se casan con las familias de cada quien y se les debe amar y aceptar buscando siempre mantener la distancia necesaria para que la relacion siempre se mantenga solida y para siempre.

Pero ante cualquier situacion o problema leve o grave, es mejor que la pareja lo solucione sin tener enterado a todo el circulo opinando sin el contexto de lo que realmente sucede y trayendo problema y distrayendo. Si se debe elegir entre los familiares… y la nueva familia… se debe elegir la nueva familiam el nuevo hogar, el nuevo matrimonio, pues escrito está: Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne (Gn 2, 24), por lo que se corta cualquier cordón umbilical con los padres y se comienza una nueva aventura de familia acompañada por la mano de Dios.

18. Escoger a los padrinos

En la escogencia de los padrinos solemos ser ligeros, y solo hacerlo por afinidad, familiridad, acto social, o simpatía excesiva; y en realidad no debería ser así.

Veamos algunas definiciones:

Según el diccionario de la real academia de la lengua es: «Persona que tiene, presenta o asiste a otra persona que recibe el sacramento del bautismo, de la confirmación, del matrimonio o del orden si es varón, o que profesa, si se trata de una religiosa».

Según el derecho canónico es: «El padrino es una figura principalmente de las religiones cristianas, que asiste a otra persona en ciertos sacramentos».

He escuchado mucho entre mis abuelos, padres y familiares de edad decir que el niño bautizado tiene las mismas virtudes, y defectos del padrino.

Bajo esta afirmación es muy recomendable escoger para padrinos un matrimonio santo, donde tanto el esposo como la esposa sean modelos ejemplares de la vida cristiana, y que esa gracia que está depositada en ellos, se multiplique en el nuevo hogar como una vela enciende a otra.

19. Ante cualquier situación, elijan amar

Llegarán, momentos oscuros, de pelea, de dificultad y de confrontación, ante esos momentos, aunque el otro no lo quiera y no lo haga elijan amar.

No se trata de ser tontos y hacerse el tonto, se trata de buscar un bien mayor, muestrenle al otro como se ama.aunque solo reaccione favorablemente en el lecho de muerte.

Ahí les va, para terminar este laaaaaaaaaaarrrgo correo electónico, el himno al amor:

Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.

Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo amor, nada soy.

Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada me aprovecha.

El Amor es paciente, es servicial; el Amor no es envidioso, no es jactancioso, no se engríe; es decoroso; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. 

Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta.

El Amor no acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia. Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía. Cuando venga lo perfecto, desaparecerá lo parcial. 

Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Al hacerme hombre, dejé todas las cosas de niño. Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido. 13,13 Ahora subsisten la fe, la esperanza y el Amor, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es el Amor.

Co 13, 1-13

Oración de los esposos

Alabado seas, Dios de nuestros antepasados, alabado sea tu nombre por siempre. Que el cielo y la creación entera te alaben por todos los siglos. Tu creaste a Adán y le diste a su esposa Eva como compañera y apoyo. Y de ellos dos nació todo el género humano. Tú dijiste: «No es bueno que el hombre este solo. Le voy a hacer alguien que sea una ayuda adecuada para él». Ahora y no tomo esta mujer movido por deseos impuros sino con intenciones sinceras. Dígnate tener compasión de mí y de ella y concédenos llegar juntos a la vejez (Tb 8, 5-7).

Citas bíblicas sobre el matrimonio

  • Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor (Ef 5, 22)
  • Porque el esposo es cabeza de su esposa (Ef 5, 23.1)..
  • Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo (Ef 5, 23.2-24).
  • Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella (Ef 5, 25).
  • El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo hace con la iglesia, porque somos miembros de Su cuerpo (Ef 5, 28-30).
  • En todo caso, cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo (Ef 5, 33).

Fuente original de este artículo en catholic.net.

Tres amores para un matrimonio – Santo Padre Francisco

Tres amores para un matrimonio – Santo Padre Francisco

Ha sido una pequeña fiesta, para quince parejas de esposos que recordaban el aniversario de matrimonio, la misa celebrada por el Papa el lunes 2 de junio, por la mañana, en la capilla de la Casa Santa Marta. Precisamente partiendo de la experiencia vivida por estas familias, el Pontífice indicó las líneas esenciales del sacramento del matrimonio y «del amor esponsal de Jesús para la Iglesia», es decir, «para todos nosotros»: fidelidad, perseverancia, fecundidad.

Reflexión sobre el amor nacida ante todo del discurso de despedida de Jesús a los apóstoles (Jn 16, 29-33). Jesús, explicó el Papa, «vuelve sobre el mismo tema: el mundo, el espíritu del mundo, que nos hace tanto mal, y el Espíritu que Él trae, el Espíritu de las bienaventuranzas, el Espíritu del Padre». Él dice expresamente: «El Padre está conmigo». Y es por esto que «vence al mundo».

«El Padre nos envió a Jesús», afirmó el obispo de Roma, porque «ha tanto amado al mundo que, para salvarlo, envió a su Hijo, por amor». Por lo tanto, «Jesús es enviado por amor y Jesús ama». ¿Cuál es el amor de Jesús? «Muchas veces —destacó— hemos leído tonterías sobre el amor de Jesús. Pero el amor de Jesús es grande». Y, en especial, indicó «tres amores de Jesús».

Ante todo Jesús «ama mucho al Padre en el Espíritu Santo». Es un amor «misterioso» y «eterno». Tanto que «nosotros no podemos imaginar cuán grande, cuán hermoso es este amor»; podemos «sólo pedir la gracia de poder verlo una vez, cuando nosotros estaremos allí». El «segundo amor de Jesús es su Madre». Lo vemos «al final: con tantos dolores, tantos sufrimientos, desde la cruz pensó en su mamá y dijo: «Cuida de ella»». Por último, «el tercer amor de Jesús es la Iglesia, su esposa por amor: hermosa, santa, pecadora, pero la ama igualmente».

La presencia de las quince parejas inspiró al Papa la segunda parte de la meditación. «San Pablo —explicó— cuando se refiere al sacramento del matrimonio, lo llama sacramento grande, porque Jesús se casó con su Iglesia y cada matrimonio cristiano es un reflejo de estas bodas de Jesús con la Iglesia».

El Papa confesó luego que querría preguntar a cada una de las parejas que contara «lo sucedido en este tiempo, en estos sesenta años, cincuenta años, veinticinco años». Pero, añadió inmediatamente, «no acabaríamos ni siquiera a mediodía: así que lo dejamos». Sin embargo, continuó, «podemos decir algo sobre el amor esponsal de Jesús con la Iglesia». Un amor que tiene «tres características: es fiel; es perseverante, no se cansa nunca de amar a su Iglesia; es fecundo».

Ante todo «es un amor fiel. Jesús es el fiel», como nos recuerda también san Pablo. «La fidelidad —afirmó el Pontífice— es precisamente el ser del amor de Jesús. Y el amor de Jesús a su Iglesia es fiel. Esta fidelidad es como una luz sobre el matrimonio: la fidelidad del amor, siempre». El Papa reconoció que «hay momentos malos, muchas veces se litiga. Pero al final se vuelve, se pide perdón y el amor matrimonial sigue adelante».

La vida matrimonial, además, es «también un amor perseverante», porque, si falta esta determinación «el amor no puede seguir adelante». Es necesaria «la perseverancia en el amor, en los buenos momentos y en los momentos difíciles, cuando hay problemas con los hijos, los problemas económicos». También en estas circunstancias «el amor persevera, sigue siempre adelante, tratando de resolver las cosas para salvar la familia». Y dirigiéndose nuevamente a los esposos presentes, sobre todo a los que festejaban sus sesenta años de vida matrimonial, el obispo de Roma subrayó que es hermosa esta experiencia de la perseverancia, testimoniada por el «hombre y la mujer que se levantan cada mañana y llevan adelante la familia».

El Pontífice indicó en la fecundidad «el tercer rasgo del amor de Jesús hacia su esposa, la Iglesia. El amor de Jesús hace fecunda a su esposa, hace fecunda a la Iglesia con nuevos hijos, bautismos. Y la Iglesia crece con esta fecundidad nupcial del amor de Jesús». Sin embargo «algunas veces el Señor no envía hijos: es una prueba». Y «existen otras pruebas: cuando viene un hijo enfermo, muchos problemas». Y «estas pruebas llevan adelante los matrimonios, cuando miran a Jesús y toman la fuerza de la fecundidad que Jesús tiene con su Iglesia, del amor que Jesús tiene con su Iglesia».

El Papa Francisco recordó al respecto «que a Jesús no le gustan esos matrimonios que no quieren hijos, que quieren permanecer sin fecundidad». Son el producto de la «cultura del bienestar de hace diez años», según la cual «es mejor no tener hijos, así puedes ir a conocer el mundo en vacaciones, puedes tener un chalé en el campo y estás tranquilo». Es una cultura que sugiere que «es más cómodo tener un perrito y dos gatos», así «el amor se dirige a los dos gatos y al perrito». Pero obrando así «este matrimonio, al final, llega a la vejez en soledad, con la amargura de una mala soledad: no es fecundo, no hace lo que Jesús hace con su Iglesia».

Como conclusión, el Papa rezó por las parejas de esposos pidiendo «al Señor que vuestro matrimonio sea hermoso, con las cruces pero hermoso, como el de Jesús con la Iglesia: fiel, perseverante y fecundo».

Lunes, 2 de junio de 2014

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Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 23,
viernes 6 de junio de 2014

Sínodo Extraordinario sobre la Familia – Homilía del Santo Padre Francisco

Sínodo Extraordinario sobre la Familia – Homilía del Santo Padre Francisco

El profeta Isaías y el Evangelio de hoy usan la imagen de la viña del Señor. La viña del Señor es su «sueño», el proyecto que él cultiva con todo su amor, como un campesino cuida su viña. La vid es una planta que requiere muchos cuidados.

El «sueño» de Dios es su pueblo: Él lo ha plantado y lo cultiva con amor paciente y fiel, para que se convierta en un pueblo santo, un pueblo que dé muchos frutos buenos de justicia.

Sin embargo, tanto en la antigua profecía como en la parábola de Jesús, este sueño de Dios queda frustrado. Isaías dice que la viña, tan amada y cuidada, en vez de uva «dio agrazones» (5,2.4); Dios «esperaba derecho, y ahí tenéis: asesinatos; esperaba justicia, y ahí tenéis: lamentos» (v. 7). En el Evangelio, en cambio, son los labradores quienes desbaratan el plan del Señor: no hacen su trabajo, sino que piensan en sus propios intereses.

Con su parábola, Jesús se dirige a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo, es decir, a los «sabios», a la clase dirigente. A ellos ha encomendado Dios de manera especial su «sueño», es decir, a su pueblo, para que lo cultiven, se cuiden de él, lo protejan de los animales salvajes. El cometido de los jefes del pueblo es éste: cultivar la viña con libertad, creatividad y laboriosidad.

Pero Jesús dice que aquellos labradores se apoderaron de la viña; por su codicia y soberbia, quieren disponer de ella como quieran, quitando así a Dios la posibilidad de realizar su sueño sobre el pueblo que se ha elegido.

La tentación de la codicia siempre está presente. También la encontramos en la gran profecía de Ezequiel sobre los pastores (cf. cap. 34), comentada por san Agustín en su célebre discurso que acabamos de leer en la Liturgia de las Horas. La codicia del dinero y del poder. Y para satisfacer esta codicia, los malos pastores cargan sobre los hombros de las personas fardos insoportables, que ellos mismos ni siquiera tocan con un dedo (cf. Mt 23,4).

También nosotros estamos llamados en el Sínodo de los Obispos a trabajar por la viña del Señor. Las Asambleas sinodales no sirven para discutir ideas brillantes y originales, o para ver quién es más inteligente… Sirven para cultivar y guardar mejor la viña del Señor, para cooperar en su sueño, su proyecto de amor por su pueblo. En este caso, el Señor nos pide que cuidemos de la familia, que desde los orígenes es parte integral de su designio de amor por la humanidad.

Somos todos pecadores y también nosotros podemos tener la tentación de «apoderarnos» de la viña, a causa de la codicia que nunca falta en nosotros, seres humanos. El sueño de Dios siempre se enfrenta con la hipocresía de algunos servidores suyos. Podemos «frustrar» el sueño de Dios si no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo. El Espíritu nos da esa sabiduría que va más allá de la ciencia, para trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad.

Hermanos sinodales, para cultivar y guardar bien la viña, es preciso que nuestro corazón y nuestra mente estén custodiados en Jesucristo por la «paz de Dios, que supera todo juicio» (Flp 4,7). De este modo, nuestros pensamientos y nuestros proyectos serán conformes al sueño de Dios: formar un pueblo santo que le pertenezca y que produzca los frutos del Reino de Dios (cf. Mt 21,43).

Homilía del Santo Padre Francisco
en la Misa de apertura de Sínodo Extraordinario sobre la Familia, 
Basílica Vaticana, Domingo, 5 de octubre de 2014.

Catequesis-Guía didáctica sobre el Santo Rosario: Los misterios del Rosario

Catequesis-Guía didáctica sobre el Santo Rosario: Los misterios del Rosario

A la contemplación del rostro de Cristo sólo se llega escuchando, en el Espíritu, la voz del Padre, pues «nadie conoce bien al Hijo sino el Padre» (Mt 11, 27). Cerca de Cesarea de Felipe, ante la confesión de Pedro, Jesús puntualiza de dónde proviene esta clara intuición sobre su identidad: «No te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos» (Mt 16, 17). Así pues, es necesaria la revelación de lo alto. Pero, para acogerla, es indispensable ponerse a la escucha: «Sólo la experiencia del silencio y de la oración ofrece el horizonte adecuado en el que puede madurar y desarrollarse el conocimiento más auténtico, fiel y coherente, de aquel misterio»

El Rosario es una de las modalidades tradicionales de la oración cristiana orientada a la contemplación del rostro de Cristo. Así lo describía el Papa Pablo VI: « Oración evangélica centrada en el misterio de la Encarnación redentora, el Rosario es, pues, oración de orientación profundamente cristológica. En efecto, su elemento más característico –la repetición litánica del «Dios te salve, María»– se convierte también en alabanza constante a Cristo, término último del anuncio del Ángel y del saludo de la Madre del Bautista: «Bendito el fruto de tu seno» (Lc 1,42). Diremos más: la repetición del Ave Maria constituye el tejido sobre el cual se desarrolla la contemplación de los misterios: el Jesús que toda Ave María recuerda es el mismo que la sucesión de los misterios nos propone una y otra vez como Hijo de Dios y de la Virgen».

San Juan Pablo II, Rosarium Virginis Mariae, n. 18

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El Rosario

El Rosario que la Virgen nos entrega es camino de oración vocal, mental y contemplativa. Libro abierto donde contemplamos a María totalmente entregada a la obra redentora de su Hijo. Es también, el compañero inseparable en nuestra peregrinación terrena y a la hora de la muerte.

Los misterios del Rosario

Los misterios del Rosario son como un «Evangelio abreviado» que fácilmente podemos retener en la memoria. Recorren la vida de Cristo que recordamos «con consideración», meditamos o contemplamos con los sentimientos del Corazón de María. Son los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos.

Misterios gozosos

Los misterios gozosos se refieren a la infancia de Jesús. Su contemplación nos introduce en el interior del corazón de la Virgen María. Llamada ser Madre de Dios, es privilegiada y excepcionalmente redimida y llena de gracia. Se entrega sin condiciones. Hace donación total de todo su ser. Es Madre y Virgen por obra del Espíritu Santo. Desbordando el misterio de Dios hecho hombre, sale al encuentro de su parienta Isabel como peregrina de la caridad.

Llegada la plenitud de los tiempos, María da a luz por obra del Espíritu Santo. Comienza la presencia histórica del Redentor, suprema expresión del amor del Padre para que todos los hombres se salven (Cf. Jo.3, 16). Fiel a la Ley, acude al templo de Jerusalén donde recibe el anuncio del precio de dolor que ha de pagar como Madre y Corredentora. En silencio reverencial acoge la respuesta del Hijo que permanece tres días en el templo porque ha de dedicarse a las cosas del Padre.

Misterios luminosos

Los misterios luminosos nos introducen en la vida pública de Jesús. Con María, contemplamos espiritualmente el bautismo de Jesús, los cielos abiertos. Oímos la voz del Padre y vemos al Espíritu Santo sobre Jesucristo. Se inaugura el Nuevo Testamento. Cristo es confirmado en su misión por el Padre.

Con María participamos en la boda de Caná. La Madre intercede ante el Hijo y Cristo realiza su primer milagro. María nos interpela: Haced lo que Él os diga. Es una invitación a abrir el corazón a la predicación de Cristo que nos habla del Reino y nos invita a la conversión. María nos pide que nos dejemos inundar por la luz de la Transfiguración, gracia de Dios en nuestras almas, y nos atrae irresistiblemente a la Eucaristía Sacrificio, Comunión y Tabernáculo.

Misterios dolorosos

La Virgen María nos ayuda a penetrar el sentido de la Pasión y Muerte de Cristo en los misterios dolorosos. Acompañamos a Cristo en la oración del huerto que nos enseña la necesidad que tenemos de tiempos suficientemente largos de oración que darán sentido a nuestra vida y misión como bautizados. Contemplamos la agonía de Getsemaní en comunión con la humillación extrema de Jesús. Lo reconocemos como Rey universal en la paradoja de la coronación de espinas. Permanecemos junto a la Cruz con María: Ella nos acoge como hijos y nosotros la acogemos como Madre. Permanecemos adorando a Cristo muerto por nosotros en silenció, acompañando a su Madre.

Misterios gloriosos

La contemplación de los misterios gloriosos en el secreto del corazón de la Virgen nos convierte en testigos de la gran alegría: Cristo ha resucitado, triunfador sobre el pecado y la muerte, sube a los cielos y allí nos prepara un lugar (Cf. Jn14, 2), nos envía su Espíritu para que nos santifique y conduzca la Iglesia a la plenitud, glorifica a su Madre que, en cuerpo y alma, nos precede en el cielo como miembro destacado de la Iglesia y es coronada como Reina.

Los misterios gloriosos del Rosario nos estimulan a ser sembradores de esperanza y alegría, dando testimonio de la Resurrección de Cristo imitando a María Magdalena. Caminamos mirando al cielo donde está Cristo nuestra Cabeza, animados por la fuerza del Espíritu Santo. La Virgen del Rosario, asunta al cielo en cuerpo y alma, intercede por nosotros que somos sus hijos.

Conclusión

Llevamos el Rosario en el corazón como recuerdo amoroso de la vida de Cristo. En los labios, recitando litánicamente las avemarías. Y en las manos, como defensa ante el mal. Renovamos nuestra consagración a la Virgen del Rosario: somos totalmente de la Virgen María como la mejor manera de ser totalmente de Cristo y de su Iglesia.

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Catequesis-Guía didáctica sobre el Santo Rosario: Los misterios del Rosario

Catequesis-Guía didáctica sobre el Santo Rosario: El Rosario, oración meditativa

El Rosario, precisamente a partir de la experiencia de María, es unaoración marcadamente contemplativa. Sin esta dimensión, se desnaturalizaría, como subrayó Pablo VI: «Sin contemplación, el Rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica repetición de fórmulas y de contradecir la advertencia de Jesús: «Cuando oréis, no seáis charlatanes como los paganos, que creen ser escuchados en virtud de su locuacidad» (Mt 6, 7). Por su naturaleza el rezo del Rosario exige un ritmo tranquilo y un reflexivo remanso, que favorezca en quien ora la meditación de los misterios de la vida del Señor, vistos a través del corazón de Aquella que estuvo más cerca del Señor, y que desvelen su insondable riqueza».

San Juan Pablo II, Rosarium Virginis Mariae, n. 12

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Estos textos son una adaptación de la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, nn. 12-17.

El Rosario, oración meditativa

El Rosario es oración meditativa. Quiere decir que hemos de rezarlos con serenidad, tratando de recordar y meditar los misterios de la vida Cristo. Así nos ayuda a profundizar en el conocimiento, amor e imitación de Cristo, a configurarnos con Él, a interceder por medio de Él y a poder anunciarlo con el testimonio de vida y con la palabra.

Desde la experiencia y el recuerdo de María, el Rosario es oración marcadamente meditativa. La meditación es dimensión esencialmente necesaria. Lo contrario sería un cuerpo sin alma, rutina, locuacidad (Mt.6,7). Requiere un ritmo tranquilo, reflexivo… ver, recordar, meditar. contemplar… haciendo, al menos, unos instantes de silencio al enunciar cada misterio. Entonces, estamos celebrando el Rosario con los sentimientos del Corazón de María.

Recordar a Cristo con María

En el Rosario, meditamos la vida de Cristo con María, actualizando los misterios de la salvación. Dicha actualización se realiza eminentemente en la Liturgia, pero no exclusivamente (S.C.10) porque no agota la riqueza de la vida espiritual. Sigue siendo necesaria la oración personal incesante (S.C.12). Véase la sección: El Rosario en la doctrina de la Iglesia.

El Rosario es oración incesante. El Rosario es oración que brota de la Liturgia, la acompaña, la enriquece y la sigue. El Rosario es recuerdo, meditación o contemplación personal de los misterios de Cristo que ayuda a la comunión y configuración con Cristo y a celebrar los tiempos litúrgicos.

Comprender a Cristo desde María

El Rosario meditado nos ayuda a comprender a Cristo desde María. María Madre es la criatura que mejor conoce a Cristo. Por lo tanto, es la que mejor nos puede conducir a conocerlo en su vida, en sus misterios y en su doctrina, a comprenderlo, desde la Encarnación a la Resurrección, desde el anonadamiento a la exaltación.

Para aprender a meditar la vida de Cristo en el Rosario, vayamos a la «escuela de María» María es la Maestra eficaz que mejor nos enseña a conocer y amar a Cristo, a leer su vida en los misterios del Rosario. Así como María orientó a los invitados de Caná hacia su Hijo, así nos orienta a nosotros en el Rosario. Así como María perseveró en oración con los discípulos en Pentecostés, así nos alienta a perseverar en la oración por medio del Rosario. María es la «Maestra eficaz» que nos enseña a ser fieles a Cristo con su ejemplo desde la Anunciación hasta la Resurrección y Ascensión en la meditación del Rosario y que nos obtiene las gracias que necesitamos para grabar y asimilar los misterios del Hijo y ser cristianos consecuentes.

Configurarse a Cristo con María

La meditación del Rosario nos configura a Cristo con María. Ella respira el misterio del Hijo porque vive en intima comunión con Él. María se parece al Hijo y el Hijo, también se parece a la Madre como dos amigos íntimos.

La espiritualidad cristiana tiene como centro la configuración con Cristo: vivir las exigencias del Bautismo según el Evangelio, vivir según la lógica de Cristo.

El Rosario ayuda a ello porque crea una asiduidad amistosa con Cristo, con sus costumbres, sentimientos, palabras y gestos que van calando en el alma. De esta manera, María, Madre y Educadora, nos va educando y modelando según el Corazón de su Hijo.

Por eso, ser totalmente de María (que vive en Cristo y en función de Cristo) es la mejor manera de ser totalmente de Cristo.

Rogar a Cristo con María

Cristo nos invita a orar con insistencia (Mt. 7,7; Rm 8, 26). María, cuando meditamos el Rosario, viene en ayuda de nuestras necesidades como en Caná. Nos apoyamos en Ella que nos muestra el camino (Jo.2, 3). María, «omnipotencia por gracia», intercede, ruega por nosotros, sale a nuestro encuentro.

Anunciar a Cristo con María

El Rosario meditado es itinerario de anuncio de los misterios de Cristo en la oración, catequesis, predicación, momentos difíciles… que ha marcado la labor pastoral de la Iglesia durante siglos como lo confirman la vida y predicación de Sto. Domingo de Guzmán y de los dominicos.

Conclusión

Hagamos el propósito de rezar el Rosario con serenidad, meditativamente, como sentados a los pies de la Madre recordando la vida del Hijo, haciéndola nuestra y propagándola.

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Catequesis-Guía didáctica sobre el Santo Rosario: El Rosario, mirar a Cristo con María

Catequesis-Guía didáctica sobre el Santo Rosario: El Rosario, mirar a Cristo con María

 

La contemplación de Cristo tiene en María su modelo insuperable. El rostro del Hijo le pertenece de un modo especial. Ha sido en su vientre donde se ha formado, tomando también de Ella una semejanza humana que evoca una intimidad espiritual ciertamente más grande aún. Nadie se ha dedicado con la asiduidad de María a la contemplación del rostro de Cristo. Los ojos de su corazón se concentran de algún modo en Él ya en la Anunciación, cuando lo concibe por obra del Espíritu Santo; en los meses sucesivos empieza a sentir su presencia y a imaginar sus rasgos. Cuando por fin lo da a luz en Belén, sus ojos se vuelven también tiernamente sobre el rostro del Hijo, cuando lo «envolvió en pañales y le acostó en un pesebre» (Lc 2, 7).

San Juan Pablo II, Rosarium Virginis Mariae, n. 10

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Estos textos son un resumen de la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae nn. 9-11.

Contemplar el rostro de Cristo

Contemplar el rostro de Cristo es el contenido esencial del Rosario. Así como la Transfiguración de Cristo (Mt.17, 2) es el «icono de la contemplación cristiana», el Rosario es una invitación a fijar los ojos de la fe en el rostro de Cristo, a contemplar su misterio desde la infancia, la vida pública, la pasión, muerte, resurrección y el envío del Espíritu Santo, como don del Padre y del Hijo. Al mismo tiempo, la contemplación de Cristo nos dispone a acoger el misterio trinitario porque el Hijo es Dios como el Padre en el amor del Espíritu Santo que es Dios como el Padre y como el Hijo.

Mirar a Cristo con María

María es modelo insuperable para aprender a mirar el rostro de Cristo en fe. Cristo le pertenece especialmente porque es el Hijo de sus entrañas por obra del Espíritu Santo, porque contempla su rostro como como una madre el de su hijo, porque lo acompaña maternalmente desde la concepción, nacimiento, infancia, apostolado, pasión, muerte y resurrección hasta la ascensión, en actitud de adoración, porque ama a su Hijo, que es Dios con amor de comunión.

María contempla a su Hijo con mirada «interrogadora» y de asombro.

Así sucede en el templo (Lc. 2, 48). María y José hallan a Jesús, adolescente, «sentando en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándoles. Cuantos le oían quedaban estupefactos de su inteligencia y de sus respuestas. Cuando sus padres le vieron quedaron sorprendidos y le dijo su madre: ¿por qué has obrado así con nosotros? … Y Él les dijo: ¿Por qué me buscabáis? ¿No sabíais que es preciso que me ocupe en las cosas de mi Padre?

Nosotros también contemplamos a Cristo con mirada interrogadora y asombrados. Con María respondemos: Cristo es el Hijo de Dios, Dios como el Padre, y adoramos a Cristo como Dios. Con Ella nos asombramos y nos postramos sobrecogidos ante su Hijo.

Con mirada penetrante

Caná (Jn.2,5). María está identificada con el querer del Hijo. Por eso no duda en decir en las bodas de Caná ante la falta del vino: «Haced lo que Él os diga»

María dice al Hijo con mirada penetrante de madre: «No tienen vino». Madre e Hijo se entienden con la mirada. Hay como un guiño del Hijo a la Madre. Y el Hijo realiza el milagro.

María también nos mira a nosotros con mirada penetrante porque somos sus hijos: «Haced lo que Él os diga» Y nosotros, miramos a María con mirada penetrante porque es nuestra Madre. María y nosotros nos entendemos. Se realiza el milagro. Nos convertimos y nos comprometemos a ser fieles a Cristo en la Iglesia, a vivir como cristianos.

Con mirada dolorida

María contempla a su Hijo con mirada dolorida, eminentemente en la Cruz (Jn 19,26-27). También nos contempla a nosotros con mirada dolorida. Somos causantes de la muerte del Hijo con nuestro pecado.

Nosotros aliviamos el dolor de nuestra Madre con el Rosario. Al contemplar amorosamente la pasión y muerte del Hijo estamos acompañando a la Madre y aliviando su dolor.

Con mirada espiritualmente parturienta

María acoge a Juan como a hijo porque se lo pide Cristo desde la Cruz (Jo. 19, 26-27.) En San Juan, nos acoge a nosotros como hijos suyos.

San Juan acoge a María como a su Madre porque se lo pide Cristo. En San Juan, nosotros acogemos a la Virgen como Madre nuestra, cuidamos de Ella y nos acogemos bajo su protección con el Rosario.

Con mirada radiante

María contempla a su Hijo resucitado con mirada radiante, llena de gozo. Es el culmen del Magnificat.

María también contempla a sus hijos con mirada radiante porque hemos pasado de la muerte a la vida por la gracia que recibimos del Hijo resucitado. Con el Rosario, miramos a Cristo resucitado con la mirada radiante y gozosa de la Madre.

Con mirada ardorosa

Es la mirada de Pentecostés (He.1,14). María participa privilegiadamente del fuego del Espírtu Santo como don del Hijo. María nos invita a perseverar meditando el Rosario en clima de Pentecostés para ser renovados en el fuego del Espíritu.

El Rosario con María

María guarda en su corazón las miradas, la contemplación de Cristo (Lc.2. 19. 51), la vida de su Hijo… es su Rosario vivo. Hacemos nuestra la mirada de Maria cuando rezamos el Rosario y, con Ella contemplamos la vida de su Hijo: es nuestro Rosario.

María, Asumpta al Cielo, nos propone los Misterios de su Hijo para que sean contemplados por nosotros.

Rezar el Rosario: estar en sintonía con el corazón, el recuerdo y la mirada de María, Rosario vivo.

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Catequesis-Guía didáctica sobre el Santo Rosario: Los misterios del Rosario

Catequesis-Guía didáctica sobre el Santo Rosario: El Rosario en la doctrina de la Iglesia

A esta oración le han atribuido gran importancia muchos de mis Predecesores. Un mérito particular a este respecto corresponde a León XIII que, el 1 de septiembre de 1883, promulgó la Encíclica Supremi apostolatus officio, importante declaración con la cual inauguró otras muchas intervenciones sobre esta oración, indicándola como instrumento espiritual eficaz ante los males de la sociedad. Entre los Papas más recientes que, en la época conciliar, se han distinguido por la promoción del Rosario, deseo recordar a san Juan XXIII y, sobre todo, al beato PabloVI, que en la Exhortación apostólica Marialis cultus, en consonancia con la inspiración del Concilio Vaticano II, subrayó el carácter evangélico del Rosario y su orientación cristológica.

San Juan Pablo II, Rosarium Virginis Mariae, n. 2

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La importancia del Rosario viene confirmada por la doctrina de la Iglesia. No menos de cincuenta y siete Papas y más de quinientos documentos pontificios lo avalan con su autoridad. Recordamos la doctrina de los últimos Pontífices:

León XIII

Presenta el Rosario como «Fórmula eximia y excelente de oración» y «Santísima devoción».

San Pío X

El Rosario es «la oración por excelencia» de los medios más eficaces para obtener gracias del Cielo.

Benedicto XV

El Rosario es instrumento para alcanzar la paz que Europa y el mundo necesitan.

Pío XI

Destaca el poder espiritual del Rosario para librarnos del mal y alcanzar el bien.

San Juan XXIII

El Rosario tiene su lugar después de los sacramentos para los fieles, y después de la Liturgia de las Horas, para los sacerdotes.

Beato Pablo VI

Destaca la Exhortación Apostólica Marialis cultus. Desarrolla el sentido cristocéntrico y mariano del Rosario. Cómo es medio para contemplar y configurarnos con Cristo, para agradar a Nuestra Señora, para alcanzar la paz… Lo enmarca en el Concilio Vaticano II: en Lumen Gentium y en Sacrosantum Concilium. Tiene su lugar después de la Liturgia de las Horas.

San Juan Pablo II

«Cada grupo que se reúne a rezar el Rosario es un regalo para la causa del Reino de Dios. Sí, donde dos o tres se reúnen en el nombre de Cristo, allí está Él» (A Obispos USA,10.6.89; OR.1,029 [89] 7).

«El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa!. Maravillosa en su sencillez y en su profundidad. En esta plegaria repetimos muchas veces las palabras que la Virgen María oyó del Arcángel y de su prima Isabel. Palabras a las que se asocia la Iglesia entera.

EL Rosario es en cierto modo un comentario-oración a Lumen Gentium VIII: Presencia de María en el misterio de Cristo y de la Iglesia. En el trasfondo de las Avemarías pasan los episodios principales de Cristo y de la Iglesia. Sus misterios gozosos, (luminosos) dolorosos y gloriosos nos ponen en contacto vital con Jesucristo a través del corazón de su Madre. Y nuestro corazón puede incluir en las decenas del Rosario, los hechos de la vida individual, familiar y social, la nación, la Iglesia, la humanidad. Experiencias personales o del prójimo que llevamos en el corazón. Así, el Rosario sintoniza con el ritmo de la vida humana… A todos os exhorto o recitarlo fervorosamente» (Ang. 29, Oct. 78).

Invita a rezar con Él, la oración del B. Bartolomé Longo: «Oh Rosario Bendito de María, dulce cadena que nos vuelves a unir con Dios, vínculo de amor que nos unes a los ángeles. Torre de salvación en los asaltos del infierno. Puerto seguro en el naufragio común, nosotros no te dejaremos jamás. Tú serás consuelo en la hora de la agonía, a ti el último beso de la vida que se apaga. Y el último acento de nuestros labios será tu nombre suave, oh Reina del Rosario (de Pompeya), oh Madre nuestra querida, oh Refugio de los pecadores, oh Soberana consoladora de los afligidos, seas bendita en todas partes, hoy y siempre, en la tierra y en el cielo. Amén. – Dios te salve Reina y Madre…»

«El Rosario es contemplación de Cristo en sus misterios, en íntima unión con María Santísima. La espiritualidad contemporánea siente vivamente la exigencia de ir, por decirlo así, a lo esencial. Por eso, se está llevando a cabo hoy un prometedor redescubrimiento de la auténtica naturaleza del Rosario, como plegaria que ayuda a estar en compañía de Cristo, para conocerlo mejor, asimilar sus enseñanzas y vivir su misterio. ¿Y quién mejor que María puede acompañarnos en este itinerario de la mente y del corazón? Este es el sentido de la repetición del Ave María, que constituye la trama sobre la cual se desarrolla la contemplación de los misterios» (M.C.46; O.R.1.712 [19.10.01] 454.

«El mes de octubre es tradicionalmente dedicado por la Iglesia a redescubrir el Rosario, oración tradicional, tan sencilla y al mismo tiempo tan profunda».

«El Rosario es un camino de contemplación del rostro de Cristo realizado -por así decir- con los ojos de Maria. Por tanto, es una oración que, si se arraiga en el corazón mismo del Evangelio, está en plena sintonía con la inspiración del Concilio Vaticano II».

El Rosario está «en perfecta línea con la indicación que he dado en la carta apostólica Novo millennio ineunte: es necesario que la Iglesia reme «mar adentro» en el nuevo milenio, recomenzando la contemplación del rostro de Cristo». «Deseo encomendar a la oración del Rosario, una vez más, la gran causa de la paz Estamos ante una situación internacional llena de tensiones, en ocasiones incandescentes».

«Precisamente en esta perspectiva, el Rosario se revela una oración particularmente indicada. Construye la paz, pues siembra en quien lo reza esa semilla de bien, de la que se pueden esperar los frutos de justicia y de solidaridad en el vida personal y comunitaria».

«¡Cuánta paz se aseguraría en las relaciones familiares, si se retomara el rezo del Santo Rosario en la familia » (Ángelus, 29. 09. 02).

Destaca Carta Apostólica «Rosarium Virginis Mariae», verdadera síntesis teológica del Rosario y testamento espiritual del Siervo de Dios. Recomendamos su lectura. la Carta se encuentra en nuestra Web.

Benedicto XVI

Ángelus, apertura del Sínodo sobre la Eucaristía. Domingo 2 Octubre de 2005

Encomendémonos con confianza, sobre todo a la bienaventurada Virgen María, a quien veneraremos el próximo 7 de octubre con el título de Virgen del Rosario. El mes de octubre está dedicado al santo Rosario, singular oración contemplativa con la que, guiados por la celestial Madre del Señor, fijamos la mirada en el rostro del Redentor para ser conformados en su misterio de alegría, de luz, de dolor y de gloria. Esta antigua oración está experimentando un providencial reflorecimiento, gracias en parte al ejemplo y a la enseñanza del querido Papa Juan Pablo II. Os invito a releer su carta apostólica «Rosarium Virginis Mariae» y a llevar a la práctica sus indicaciones a nivel personal, familiar y comunitario. Confiamos a María las labores del Sínodo: que ella conduzca a la Iglesia entera a una conciencia cada vez más clara de su propia misión al servicio del Redentor, realmente presente en el sacramento de la Eucaristía.

Ángelus, 16 de Octubre de 2005 (27º elección Juan Pablo II)

Queridos hermanos y hermanas: Hace 27 años, un día como éste, el Señor llamó al cardenal Karol Wojtyla, arzobispo de Cracovia, para suceder a Juan Pablo I, fallecido poco después de un mes de su elección. Con Juan Pablo II comenzó uno de los pontificados más largos de la historia de la Iglesia, durante el que un Papa, «venido de un país lejano», fue reconocido como autoridad moral incluso por muchas personas no cristianas y no creyentes, como lo demostraron las conmovedoras manifestaciones de cariño con motivo de su enfermedad y de profundo pésame después de su muerte. Ante su tumba, en las grutas vaticanas, continúa todavía sin interrupción la peregrinación de muchísimos fieles y esto constituye también un signo elocuente de hasta qué punto el querido Juan Pablo II ha entrado en el corazón de la gente, sobre todo por su testimonio de amor y de entrega en el sufrimiento. En él hemos podido admirar la fuerza de la fe y de la oración, y la manera en que se encomendó totalmente a María Santísima, quien siempre le acompañó y protegió, especialmente en los momentos más difíciles y dramáticos de su vida.

Podríamos definir a Juan Pablo II como un Papa totalmente consagrado a Jesús por medio de María, como lo manifestaba claramente su lema: «Totus tuus». Fue elegido en el corazón del mes del Rosario, y el Rosario, que con frecuencia llevaba entre sus manos, se convirtió en uno de los símbolos de su pontificado, sobre el que veló la Virgen inmaculada con materna solicitud. A través de la radio y de la televisión, los fieles del mundo entero pudieron unirse en muchas ocasiones a él en esta oración mariana y, gracias a su ejemplo y enseñanzas, redescubrir su sentido auténtico, contemplativo y cristológico (Cf. carta apostólica «Rosarium Virginis Mariae», 9-17).

En realidad, el Rosario no se contrapone a la meditación de la Palabra de Dios y a la oración litúrgica; es más, constituye un complemento natural e ideal, en particular como preparación y como acción de gracias a la celebración eucarística. Contemplamos al Cristo encontrado en el Evangelio y en el Sacramento en los diferentes momentos de su vida gracias a los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos. En la escuela de la Madre, aprendemos así a conformarnos con su Hijo divino y a anunciarlo con nuestra misma vida. Si la Eucaristía es para el cristiano el centro de la jornada, el Rosario contribuye de manera privilegiada a dilatar la comunión con Cristo, y educa a vivir manteniendo fija en Él la mirada del corazón para irradiar sobre todos y sobre todo su amor misericordioso.

Contemplativo y misionero: así fue el querido Papa Juan Pablo II. Lo fue gracias a la íntima unión con Dios, alimentada cotidianamente por la Eucaristía y por prolongados momentos de oración.

En el momento del Ángelus, para él tan querido, es dulce y un deber recordarle en este aniversario, renovando a Dios la acción de gracias por haber dado a la Iglesia y al mundo un sucesor tan digno del apóstol Pedro. Que la Virgen María nos ayude a hacer un tesoro de su preciosa herencia.

Audiencia general. Exhortación a rezar el Rosario. 17 de Mayo de 2006

Benedicto XVI se despidió de los 45.000 peregrinos presentes este miércoles en la audiencia general invitándoles a rezar el Rosario, como «momento de crecimiento espiritual».

Antes de dejar la plaza de San Pedro, el Papa saludó en particular a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, que habían venido con sus trajes de bodas, para exhortarles a todos «a intensificar» esta oración, «especialmente en este mes de mayo, dedicado a la Madre de Dios».

«Queridos jóvenes: os invito a valorar esta tradicional oración mariana que ayuda a comprender mejor los momentos centrales de la salvación realizada por Cristo».

«Queridos enfermos: os exhorto a dirigiros con confianza a la Virgen, a través de este ejercicio de piedad, confiándole todas vuestras necesidades».

Por último, a los recién casados, les invitó a «hacer del rezo del Rosario en familia un momento de crecimiento espiritual bajo la mirada de la Virgen María».

Rezo del Rosario en el Santuario de la Virgen del Amor Divino en «Castel di Lava». Los misterios gozosos. 2 de Mayo de 2006

…Hemos rezado el santo Rosario, recorriendo los cinco misterios «gozosos», que pasan ante los ojos de nuestro corazón los inicios de nuestra salvación, desde la concepción de Jesús por obra del Espíritu Santo, en el seno de la Virgen María, hasta encontrarle, cuando ya tenía doce años, en el Templo de Jerusalén, mientras escuchaba e interrogaba a los doctores. Hemos repetido las palabras del ángel: «Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo», así como las expresiones con las que Isabel acogió a la Virgen, que inmediatamente había ido para ayudarle y ponerse a su servicio. «Bendita tú eres entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre». Hemos contemplado la fe dócil de María, que se fía sin reservas de Dios y se pone totalmente en sus manos. Nos hemos sentido también nosotros, con los pastores, cerca del Niño Jesús, que yace en un pesebre y hemos reconocido y adorado en Él al Hijo eterno de Dios, que por amor se hizo nuestro hermano, y de este modo, nuestro único Salvador.

También nosotros hemos entrado con María y José en el Templo para ofrecer el Niño a Dios y cumplir con el rito de la purificación: y se nos han anticipado, con las palabras del anciano Simeón, la salvación, la contradicción y la cruz, y esa espada que, bajo la cruz del Hijo, atravesará el alma de la Madre y, de este modo, hará que no sólo sea madre de Dios, sino también nuestra madre común.

Ángelus. El valor del Rosario. 1 de Enero de 2006

Hoy, primer día de octubre, desearía detenerme en dos aspectos que, en la Comunidad eclesial, caracterizan este mes: la oración del Rosario y el compromiso por las misiones. El día 7, sábado próximo, celebraremos la fiesta de la Virgen del Rosario, y es como si, cada año, Nuestra Señora nos invitara a redescubrir la belleza de esta oración, tan sencilla y profunda.

El amado Juan Pablo II fue gran apóstol del Rosario: le recordamos arrodillado con la corona (el Rosario) entre las manos, inmerso en la contemplación de Cristo, como él mismo invitó a hacer con la Carta Apostólica «Rosarium Virginis Mariae».

El Rosario es oración contemplativa y cristocéntrica, inseparable de la meditación de la Sagrada Escritura. Es la oración del cristiano que avanza en la peregrinación de la fe, en el seguimiento de Jesús, precedido por María. Desearía invitaros, queridos hermanos y hermanas, a rezar el Rosario durante este mes en familia, en las comunidades y en las parroquias por las intenciones del Papa, por la misión de la Iglesia y por la paz del mundo…

El Rosario en familia. 8 de Octubre de 2006

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, especialmente a los feligreses de la Basílica de Nuestra Señora de las Angustias, de Granada. Reitero la invitación a rezar el Santo Rosario también en familia, para que la intercesión maternal de la Virgen María ayude a los esposos a vivir fielmente su compromiso matrimonial y a fortalecer la unidad en todos los hogares.

En los jardines vaticanos. 31 de Mayo de 2007

Meditando los Misterios Gozosos del Santo Rosario, habéis subido a esta colina donde habéis revivido espiritualmente, en el relato del evangelista Lucas, la experiencia de María, que desde Nazaret de Galilea «se puso en camino hacia la montaña» (Lc. 1,39) para llegar a una aldea de Judá donde vivía Isabel con su Marido Zacarías.

¿Qué impulsó a María, una muchacha joven, a afrontar aquel viaje? ¿Qué, sobre todo, le empujó a olvidarse de sí misma para pasar los primeros tres meses de su embarazo al servicio de su prima, necesitada de ayuda? La respuesta está escrita en un Salmo: «Corro por el camino de tus mandamientos, [Señor], pues tú mi corazón dilatas» (Sal 118,32). El Espíritu Santo, que hizo presente al Hijo de Dios en la carne de María, dilató su corazón a las dimensiones del de Dios y le impulsó por la vía de la caridad. La Visitación de María se comprende a la luz del acontecimiento que le precede inmediatamente en el relato del Evangelio de Lucas: el anuncio del Ángel y la concepción de Jesús por obra del Espíritu Santo. El Espíritu Santo fue sobre la Virgen, el poder del Altísimo le cubrió con su sombra (v. Lc 1,35). Aquel mismo Espíritu le impulsó a «levantarse» y a partir sin tardanza (v. Lc 1,39), para ser de ayuda a su anciana pariente. Jesús apenas ha comenzado a formarse en el seno de María, pero su Espíritu ya ha llenado su corazón, de forma que la Madre comienza ya a seguir al Hijo divino: en el camino que de Galilea conduce a Judá es el mismo Jesús el que «impulsa» a María, infundiéndole el ímpetu generoso de salir al encuentro del prójimo que tiene necesidad, el valor de no poner por delante las propias y legítimas exigencias, dificultades, peligros para su propia vida. Es Jesús quien le ayuda a superar todo dejándose guiar por la fe que actúa por la caridad (v. Ga 5,6).

Meditando este misterio, vemos bien qué significa que la caridad cristiana sea una virtud «teologal». Vemos que el corazón de María es visitado por la gracia del Padre, es penetrado por la fuerza del Espíritu e impulsado interiormente por el Hijo; esto es, vemos un corazón humano perfectamente introducido en el dinamismo de la Santísima Trinidad. Este movimiento es la caridad, que en María es perfecta y se convierte en modelo de la caridad de la Iglesia, como manifestación del amor trinitario (Encíclica Deus caritas est, 19). Todo gesto de amor genuino, también el más pequeño, contiene en sí un destello del misterio infinito de Dios: la mirada de atención al hermano, hacerse cercano a él, compartir su necesidad, atender sus heridas, la responsabilidad por su futuro, todo, hasta en los más mínimos detalles, se hace «teologal» cuando está animado por el Espíritu de Cristo. Que María nos obtenga el don de saber amar como Ella supo amar…

Francisco

«El Rosario es la oración que acompaña siempre la vida, es también la oración de los sencillos y de los santos… es la oración de mi corazón” (Introducción del pequeño libro El Rosario. Oración del corazón de la edición Shalom).

«En este mes de mayo, quisiera recordar la importancia y la belleza de la oración del santo Rosario. Rezando el Ave María, somos conducidos a contemplar los misterios de Jesús, es decir a reflexionar sobre los momentos centrales de su vida, para que, como para María y para san José, Él sea el centro de nuestros pensamientos, de nuestras atenciones y de nuestras acciones. ¡Sería hermoso si, sobre todo en este mes de mayo, se rezase juntos en familia, con los amigos, en Parroquia, el santo Rosario o alguna oración a Jesús y a la Virgen María! La oración en conjunto es un momento precioso para hacer aún más sólida la vida familiar, la amistad! ¡Aprendamos a rezar cada vez más en familia y como familia!» (Roma, 1 de mayo de 2013).

Conclusión

La oración del Rosario nos ayuda a crecer en el conocimiento, amor e imitación de Cristo, nos introduce en el corazón de la Iglesia y a sentir con Ella. Es medio para ayudar a la santificación personal, a la unidad de la familia, a la conversión de los pecadores y a la salvación del mundo.

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Catequesis-Guía didáctica sobre el Santo Rosario: Los misterios del Rosario

Catequesis-Guía didáctica sobre el Santo Rosario: El Rosario en la vida de la Iglesia

«El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad. […] Se puede decir que el Rosario es, en cierto modo, un comentario-oración sobre el capítulo final de la Constitución Lumen gentium del Vaticano II, capítulo que trata de la presencia admirable de la Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia. En efecto, con el trasfondo de las Avemarías pasan ante los ojos del alma los episodios principales de la vida de Jesucristo. El Rosario en su conjunto consta de misterios gozosos, dolorosos y gloriosos, y nos ponen en comunión vital con Jesús a través –podríamos decir– del Corazón de su Madre. Al mismo tiempo nuestro corazón puede incluir en estas decenas del Rosario todos los hechos que entraman la vida del individuo, la familia, la nación, la Iglesia y la humanidad. Experiencias personales o del prójimo, sobre todo de las personas más cercanas o que llevamos más en el corazón. De este modo la sencilla plegaria del Rosario sintoniza con el ritmo de la vida humana».

San Juan Pablo II, Rosarium Virginis Mariae, n. 2

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El Rosario en la vida de la Iglesia

El Rosario en la vida de la Iglesia ha sido instrumento de predicación de la vida y de las enseñanzas de Cristo según el Evangelio y de la actualización de la presencia maternal, corredentora y medianera de la Virgen María. Ha sido, también, medio eficaz de renovación en la fe y costumbres de las gentes, especialmente las más sencillas.

Así lo testifican Asociaciones del Rosario esparcidas por el mundo, las naciones y pueblos que tienen a la Virgen del Rosario como Patrona, los templos, santuarios, monumentos… Y, sobre todo, lo confirma el Magisterio de la Iglesia a lo cual dedicaremos una reflexión aparte.

Tenemos que recuperar la filial devoción a la Virgen que está latente en nuestros pueblos y volver al rezo y a la oración del Rosario.

El Rosario en la vida personal

El Rosario va marcando nuestro estilo de vida que debe ser el de Cristo. La repetición meditativa de la vida de Cristo va profundizando en nosotros y marcando nuestro ser y obrar cristianos como discípulos de Cristo.

Así, los misterios gozosos nos van marcando con el amor, la humildad, la sencillez y la pobreza de Cristo. Los misterios luminosos nos enseñan a acoger la palabra de Dios y a buscar en todo la voluntad del Padre a ejemplo de Cristo. Los misterios dolorosos nos centran en el misterio de la Cruz y nos enseñan a ser corredentores con Cristo. Los misterios gloriosos nos trazan el camino del Cielo y nos enseñan a ir marchando tras las huellas de Cristo.

Vivamos con el Rosario

Es el mejor compañero, por eso, lo llevamos siempre con nosotros. Es el Rosario itinerante: nos acompaña, y los podemos rezar, en la intimidad, en familia, en comunidad. También, por la calle, en los viajes, en la salud, en las circunstancias difíciles, en la enfermedad, a la hora de la muerte… «Los dieces del Rosario son escaleras para subir al Cielo las almas buenas».

El Rosario nos permite meditar el decreto de amor del Padre, su realización en la obediencia de Cristo por obra del Espíritu Santo, al calor del corazón virginal de María.

Podemos vivir el Rosario durante el día, centrados en un misterio, en su espíritu, en un propósito… que nos permite permanecer en la presencia de Dios en actitud humilde y confiada.

Necesitamos vivir el Rosario

Necesitamos vivir el Rosario porque necesitamos profundizar en el conocimiento, amor e imitación de Jesucristo, en la Iglesia. El Rosario es la «escuela de María» y Ella es la Madre y Maestra que nos enseña el conocimiento, amor e imitación de su Hijo.

Necesitamos vivir el Rosario porque es compendio de fe, fácilmente a nuestro alcance, como un libro grabado en la mente y en el corazón, que nos ayuda a vivir según el Evangelio.Necesitamos vivir el Rosario como medio privilegiado de oración. Experimentamos un «imperativo categórico de oración». Necesitamos orar alabando a Dios y bendiciendo su nombre, dándole gracias por los beneficios recibidos, pidiendo su ayuda en las necesidades espirituales y materiales, reparando nuestros pecados y falta de amor… y el Rosario es el mejor manual de oración que nos ayuda a ello por la meditación de los misterios de Cristo y el rezo del Padre nuestro, de las avemarías y del Gloria..

La Virgen María, en Lourdes y en Fátima, nos invita a rezar el Rosario que nos ayuda a perseverar en la gracia, a cultivar la vida sacramental, especialmente la Confesión y la Eucaristía, a ser buenos cristianos y a obtener el don la paz y la reconciliación.

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