Aprende y colorea las Advocaciones de la Virgen María (V)

Aprende y colorea las Advocaciones de la Virgen María (V)

En este mes de mayo, mes de la Virgen María, os proponemos esta catequesis sobre las advocaciones a la Madre de Dios para que los niños conozcan mejor a Nuestra Señora.

La catequesis se realiza en tres pasos:

– El primero es el de explicar qué significa «advocación» para los católicos, de tal manera que los niños comprendan que, aunque nombramos de múltiples y diferentes maneras a la Virgen María (Virgen de Lourdes, Virgen de Fátima, Nuestra Señora de la Paz, Madre de la Eucaristía, etc.) siempre nos referimos a la misma y única Madre de Dios; y que esto constituye una de las mayores riquezas de la Iglesia.

– El segundo es el de explicar la «advocación» concreta que se vaya a tratar. Para ello, basta con utilizar los textos que acompañan a cada imagen.

– El tercero es el de imprimir los dibujos para que los niños coloreen cada «advocación».

Para tener bien preparada esta catequeis, y ante cualquier pregunta que pueda surgir, os recomendamos apoyaros en el artículo: Catecismo mariano: todo lo que has de saber sobre la Virgen María.

Os deseamos que disfrutéis con las maravillosas ilustraciones y textos del Hermano Roque Miguel Vernaz, religioso de la Congregación de los Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey.

Nota: podéis obtener las imágenes en tamaño real pulsando directamente sobre el título de cada advocación.

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Advocaciones de la Virgen María (V)

Nuestra Señora de Itatí

9 de julio

Nuestra Señora de Itatí

En el siglo XVII, los franciscanos llegaron a evangelizar el noroeste de Argentina, en la provincia de Corrientes. Al ser atacados por los aborígenes, huyeron con la imagen de la Inmaculada, cuyos rasgos son parecidos a los de las mujeres guaraníes.

Luego de ser robada en un nuevo ataque aborigen, la estatua apareció, inexplicablemente, sobre una punta de piedra (Itatí).

Actualmente la Virgen de Itatí es la patrona de la provincia de Corrientes y la Basílica de Itatí es el centro de peregrinación de los devotos a esta advocación mariana.

Nuestra Señora del Carmen

16 de julio

Nuestra Señora del Carmen

En 1251, la Virgen María se apareció a un religioso carmelita y le entregó el hábito que debía ser su signo distintivo —el Escapulario— y prometió que quien muera usándolo no sufriría el fuego eterno. Ella librará del Purgatorio a quienes lo vistan piadosamente.

Asunción de la Virgen María

15 de agosto

Asunción de la Virgen María

La Iglesia celebra cada año esta fiesta para recordar que la Santísima Virgen se encuentra en cuerpo y alma con su Hijo en el Cielo. El Papa Pío XII proclamó este dogma de fe en 1950. En este día María recibe el premio y el galardón de toda su vida inmaculada y llena de méritos.

Santa María Reina

22 de agosto

Santa María Reina

El beato Juan Pablo II habló de Ella así: «El pueblo cristiano quiere situarla por encima de todas las criaturas, exaltando su papel y su importancia en la vida de cada persona y del mundo entero. Los cristianos miran con confianza a María Reina y esto aumenta su abandono filial en Aquella que es madre en el orden de la gracia».

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Las ilustraciones y los textos son autoría del Hermano Roque Miguel Vernaz, religioso de la Congregación de los Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey.


Evangelio del día: El Corazón Inmaculado de María

Evangelio del día: El Corazón Inmaculado de María

Lucas, 2, 41-51. El Corazón Inmaculado de María. Sábado después del Domingo II después de Pentecostés. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón

Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.

Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando». Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?». Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.

Reflexión

Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón

Hoy celebramos la memoria del Corazón Inmaculado de María. Un corazón sin mancha, lleno de Dios, abierto totalmente a obedecerle y escucharle. El corazón, en el lenguaje de la Biblia, se refiere a lo más profundo de la persona, de donde emanan todos sus pensamientos, palabras y obras. ¿Qué emana del corazón de María? Fe, obediencia, ternura, disponibilidad, espíritu de servicio, fortaleza, humildad, sencillez, agradecimiento, y toda una estela inacabable de virtudes.

¿Por qué? La respuesta la encontramos en las palabras de Jesús: «Donde está tu tesoro allí estará tu corazón» (Mt 6,21). El tesoro de María es su Hijo, y en Él tiene puesto todo su corazón; los pensamientos, palabras y obras de María tienen como origen y como fin contemplar y agradar al Señor.

El Evangelio de hoy nos da una buena muestra de ello. Después de narrarnos la escena del niño Jesús perdido y hallado en el templo, nos dice que «su madre guardaba todas estas cosas en su corazón» (Lc 2,51). San Gregorio de Nisa comenta: «Dios se deja contemplar por los que tienen el corazón purificado». ¿Qué guarda María en su corazón? Desde la Encarnación hasta la Ascensión de Jesús al cielo, pasando por las horas amargas del Calvario, son tantos y tantos recuerdos meditados y profundizados: la alegría de la visita del ángel Gabriel manifestándole el designio de Dios para Ella, el primer beso y el primer abrazo a Jesús recién nacido, los primeros pasos de su Hijo en la tierra, ver cómo iba creciendo en sabiduría y en gracia, su «complicidad» en las bodas de Caná, las enseñanzas de Jesús en su predicación, el dolor salvador de la Cruz, la esperanza en el triunfo de la Resurrección…

Pidámosle a Dios tener el gozo de amarle cada día de un modo más perfecto, con todo el corazón, como buenos hijos de la Virgen.

Historia audiovisual de El Sagrado Corazón de Jesús

Historia audiovisual de El Sagrado Corazón de Jesús

Con motivo de la presencia de las reliquias de santa Margarita María Alacoque en México, las Hermanas de la Visitación realizaron este vídeo sobre la vida de la santa y su encuentro con el Sagrado Corazón de Jesús, el corazón que tanto ha amado a toda la humanidad.

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Historia de El Sagrado Corazón de Jesús – Parte I

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Historia de El Sagrado Corazón de Jesús – Parte II

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Historia de El Sagrado Corazón de Jesús – Parte III

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Historia de El Sagrado Corazón de Jesús – Parte IV

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Yo confío en ti – Canción al Sagrado Corazón de Jesús

Yo confío en ti – Canción al Sagrado Corazón de Jesús

Jesús mío dulcísimo, que en vuestra infinita y dulcísima misericordia prometisteis la gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de vuestro Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes seguidos: acordaos de esta promesa, y a mí, indigno siervo vuestro, que acabo de recibiros sacramentado con este fin e intención, concededme que muera detestando todos mis pecados, esperando en vuestra inefable misericordia y amando la bondad de vuestro amantísimo y amabilísimo Corazón. Amén.

Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, tened piedad de nosotros.

Padrenuestro…

Corazón de Jesús, rico en todos los que os invocan, tened piedad de nosotros.

Padrenuestro…

Corazón de Jesús, esperanza de los que mueren en Vos, tened piedad de nosotros.

Padrenuestro…

Oración de ofrecimiento al Sagrado Corazón de Jesús

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Con motivo del Sagrado Corazón de Jesús, os ofrecemos esta maravillosa canción de la comunidad mexicana Jesed – Ministerio de música.

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Yo confío en ti – Vídeo



Yo confío en ti – Letra


¡Oh, Jesús! A tu Corazón Confio mi Necesidad

Mírala y después deja tu corazón actuar.


Oh, Jesús, yo cuento contigo

Yo confio en Ti.


Oh, Jesús, de Ti estoy seguro,

Yo me entrego a ti

Tú que has dicho: si quieres agradarme Confia en Mí

Si quieres agradarme más, Confia más inmensamente, más,

Confia más inmensamente, más, confiaaaa….


Las almas que confiian en Ti

Serán recompensadas por Ti.

Sagrado corazon de Jesús,

Yo confío en Ti.


Las almas que confiian en Ti

Serán recompensadas por Ti

Sagrado corazon de Jesús,

Yo confío en Ti.


No habrá confusión que dure por siempre

Yo sé en quién he creído

Y mi esperanza no será defraudada

Pues Tú has dicho: si quieres agradarme

confia en Mí,

Si quieres agradarme más,

confia más inmensamente, más confiaa…..


Las almas que confían en Ti

Serán recompensadas por Ti.

Sagrado Corazón de Jesús,

Yo confio en Ti.


Las almas que confían en Ti

Serán recompensadas por Ti.

Sagrado Corazón de Jesús,

Yo confio en Ti.


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Catequesis sobre la familia: Hijos adolescentes

Catequesis sobre la familia: Hijos adolescentes

Respetar las crisis del hijo

En la etapa que va de la adolescencia a la edad adulta, lo normal es que los hijos pasen por períodos de crisis. Es en esta etapa que el joven está llamado a hacer suya la fe recibida a través de los padres, y en este hacer suya la fe siempre hay un proceso de lucha, lo mismo que nos pasó a nosotros. También los hijos están llamados a experimentar la lucha de Dios con Jacob, para hacer de ellos Israel, para que reconociendo y aceptando su debilidad vivan apoyados en Dios, se conviertan en Israel, «fuerte con Dios».

En los momentos de dificultad con algunos hijos los padres están llamados a vivir a la luz de la fe y no de la carne.

En ciertos momentos se tratará de tener paciencia, rezar por el hijo y respetar que tenga unos momentos de crisis, en los que se puede alejar del Camino. Pero, si las bases son buenas, volverá más fortalecido.

No hay fórmulas para solucionar los casos más difíciles. Cada hijo tiene su personalidad y Dios hace una historia con cada uno en el respeto de la libertad personal. Por eso es importante evitar en las comunidades los juicios sobre los hijos de las otras familias, sobre el modo de educar de otros padres. No existen normas únicas para todos; con cada familia el Señor hace una historia particular, como con cada persona. Ciertamente los padres están llamados a confiar en una asistencia particular del Espíritu Santo, ligada al sacramento del matrimonio, que los asiste y aconseja, en cada caso, con cada hijo.

Ni siquiera en la asunción de sus responsabilidades hay que tener demasiado miedo a equivocarse: puesto que cuando se actúa con recta intención, buscando el bien de los hijos, el Señor sabe sacar el bien también de nuestros inevitables errores. Para consuelo de los padres, estas palabras de San Agustín, un hijo rebelde que hizo derramar tantas lágrimas a su madre, y por estas lágrimas y súplicas fue salvado:

«Después que vosotros, padres, hayáis hecho todo lo posible para educar a vuestros hijos, si no creen como os esperabais, no os olvidéis nunca que hay Otro que tiene más interés que vosotros en su educación, el que es su verdadero Padre».


El peligro de la apostasía del hijo

Distinto es el caso de algún hijo, —y gracias a Dios se trata de casos muy puntuales, pero siempre posibles— que para afirmar su autonomía respecto a los padres, reniega de la fe.

A lo mejor se declara ateo y comienza a tener unas actitudes contrarias a la vida cristiana: o metiéndose en la droga, o viviendo una vida libertina, de fornicación o adulterio y, a lo mejor, pretendiendo quedarse en la casa y campar a sus anchas con los horarios, llevando una vida abiertamente pagana, exigiendo a los padres ser respetado e incluso ser apoyado económicamente.

En estos casos es necesaria una actitud decidida y firme por parte de los padres. No de enfado, porque no se trata de eso, sino con serenidad y tranquilamente, pero sobre todo con firmeza, afirmar que la suya es una familia cristiana, y que si el hijo quiere llevar una vida pagana, o respeta las normas de la familia, o bien se marcha de la casa y que haga lo quiera.

Los padres rezarán por él, para que el Señor lo vuelva a traer al recto camino, y como en la casa del hijo pródigo estarán siempre contentos de volver a acogerlo cuando decida llevar una vida cristiana. Para los judíos, a un hijo que apostataba se le consideraba como muerto; la Iglesia, comunidad de comunión, familia de Dios, excomulgaba a quien había tenido un comportamiento contrario a Dios, a los apóstatas, a los adúlteros y a los asesinos, no para su condenación, sino rezando por ellos y esperando y deseando su retorno a la comunión, a la que volvían a ser admitidos después de un tiempo transcurrido en la orden de los penitentes.

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Catequesis sobre la familia: Hijos adolescentes

Catequesis sobre la familia: Educación en los valores de la persona

Espíritu de sacrificio: Santa María Goretti

No tener miedo de proponer unos ideales altos cuyo alcance solicita a veces unas renuncias, unos sufrimientos y el ir contracorriente.

Conscientes de esto y de las dificultades reales que existen hoy en no pocos países para los jóvenes, especialmente en presencia de factores de degradación social y moral, los padres han de atreverse a pedirles y exigirles más. No pueden contentarse con evitar lo peor —que los hijos no se droguen o no cometan delitos— sino que deberán comprometerse a educarlos en los valores verdaderos de la persona, renovados por las virtudes de la fe, de la esperanza y del amor, la libertad, la responsabilidad la paternidad y la maternidad, el servicio, el trabajo profesional, la solidaridad, la honradez, el arte, el deporte, el gozo de saberse hijos de Dios y, con esto, hermanos de todos los seres humanos, etc. (S. h. 49).

El Papa, en la pasada fiesta de Santa María Goretti, ofrecía a los jóvenes de hoy un modelo:

Se concluye hoy, 6 de julio, la celebración del centenario de la muerte de santa María Goretti.

¿Qué dice a los jóvenes de hoy esta muchacha frágil, pero cristianamente madura, con su vida y sobre todo con su muerte heroica?

Marietta —así la llamaban familiarmente— recuerda a la juventud del tercer milenio que la verdadera felicidad exige entereza y espíritu de sacrificio, rechazo de cualquier componenda con el mal y disposición a pagar personalmente, incluso con la muerte, la fidelidad a Dios y a los mandamientos.

¡Qué actual es este mensaje! Hoy se exaltan a menudo el placer, el egoísmo o incluso la inmoralidad, en nombre de falsos ideales de libertad y de felicidad. Es necesario reafirmar con claridad que se debe defender la pureza del corazón y del cuerpo, porque la castidad «custodia» el amor autentico.

Santo Padre Juan Pablo II

Angelus

6 de julio de 2003

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Catequesis sobre la familia: Hijos adolescentes

Catequesis sobre la familia: El futuro de la humanidad depende de la familia

El valor esencial de la familia cristiana

«Responderéis: este es el sacrificio de la Pascua de Yahvé, que pasó de largo por las casas de los israelitas y salvó de Egipto cuando hirió a los egipcios».

Libro del Éxodo (Ex 12, 27)

La elección de Dios y la misión que nos confía no implica solamente a los padres, sino que junto a ellos también a los hijos, según afirmó el Papa entregando el Crucifijo a más de cien familias enviadas en misión a los lugares más pobres y necesitados de la tierra:

«Hoy, queridos hermanos y hermanas, estáis aquí para testimoniar precisamente la dimensión misionera y profética de vuestro camino de fe. Y queréis subrayar que esta dimensión misionera enviste a la familia en cuanto tal, ya que el renacimiento bautismal no atañe a los componentes solo singularmente, sino que los implica todos juntos empeñándolos como comunidad familiar en un más profundo vínculo de unidad en la caridad y en un más vivo impulso misionero».

Santo Padre Juan Pablo II

A los dirigentes del Touring Club Italiano

Lunes, 12 de diciembre de 1994


Importancia de los abuelos en la transmisión de la fe a los nietos

Considerando la vida familiar, hemos examinado las relaciones entre generaciones «en la biología de la generación está inscrita la genealogía de la persona» (Carta a las Familias, 9). Un fuerte realce ha sido dado a la contribución de los abuelos en la educación de sus nietos.

Los abuelos comunican con especial ternura una experiencia de vida y de fe, y son hoy, a menudo, un importantísimo factor de evangelización, especialmente cuando la misión de transmitir la fe va a menos por distintos motivos. En la transmisión de los valores y de manera singular de los religiosos, el papel de los abuelos se revela hoy de una importancia fundamental frente al peligro de un vacío en la educación a este respecto.

Congreso Teológico-Pastoral sobre los hijos

Pontificio Consejo para la Familia

11-13 de octubre de 2000


Seguir el camino del hijo sobre todo en la edad de la adolescencia

Los padres están llamados a seguir a los hijos y a continuar la transmisión de la fe también cuando ellos siguen el Camino en su propia Comunidad [34]. Considerando los tiempos difíciles, sobre todo en la edad de la adolescencia, la etapa más delicada de la formación, el paso de la infancia a la edad adulta, los padres están llamados a seguir con vigilancia el camino de sus propios hijos, animándolos sin desfallecer.

Los hijos, al crecer, entran en un periodo particularmente importante, delicado y difícil de su educación. La necesaria conquista de la propia identidad lleva a los adolescentes a una autoafirmación que con frecuencia va acompañada por la tentación de adoptar una actitud de contestación a la autoridad de los padres, con cierto distanciamiento del ambiente familiar, que hasta entonces había sido casi el único ámbito vital. Precisamente en esta edad se produce el fascinante descubrimiento del otro sexo y se acentúa la influencia de los elementos extra-familiares en la vida del adolescente, sobre toda de los medios de comunicación social, de los grupos de amigos, de la escuela. Todo esto hace más difícil, pero no por esto menos importante, la acción educadora de los padres, confiada ya sobre todo a la fuerza seductora del ejemplo y del influjo discreto de una actitud prudente, que cultive un vínculo profundo con el joven, adecuado en la forma y en el estilo a su edad y a sus características personales.

Dedicándole el tiempo y la atención necesarios, los padres conseguirán ciertamente que el joven experimente cuánto lo quieren de modo fiel, tenaz, respetando su personalidad y libertad, y siempre dispuesto a ayudarlo y acogerlo, sobre todo en los momentos de necesidad.

Santo Padre Juan Pablo II

Al Pontificio Consejo para la Familia

26 de mayo de 1984

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Notas

[34] Aunque los hijos estén en el Camino, los padres continúan la celebración de las Laudes el domingo por la mañana, también porque en tal contexto los hijos pueden hablar de sus dificultades, de las dudas o problemas para seguir haciendo el Camino, y los pueden ayudar e iluminar.

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Catequesis sobre la familia: Hijos adolescentes

Catequesis sobre la familia: La inserción en la Comunidad y en la Parroquia

Los padres están llamados a acompañar a los hijos en su preparación a la Primera Comunión en la parroquia, y después a la Confirmación, explicando mano a mano a los hijos el profundo significado de estos acontecimientos en su vida. Así introducen a los hijos en la propia Comunidad Neocatecumenal después de la Primera Comunión, participando por primera vez en la celebración de la Eucaristía donde hacen las moniciones, proclaman la Palabra y comulgan el Cuerpo y Sangre de Cristo, en un clima de acogida y de fiesta.


La participación en la celebración de la Pascua [32]

Es fundamental para la transmisión de la fe la participación desde la más tierna edad a la fiesta de la Pascua, participando en la medida de lo posible en las solemnidades del Triduo Pascual, sobre todo de la Vigilia Pascual. Según la edad empiezan a participar en parte al ayuno pascual, preparan los cantos, viven la espera de la Vigilia Pascual. A través de los cantos, las tinieblas y la luz, el incienso, los cantos, las preguntas de los niños y las respuestas de los padres, los Bautismos por inmersión, la Eucaristía solemne, los niños empiezan a vivir este evento como el evento principal del año y de su vida.


A la edad de los 13 años los hijos inician la catequesis y entran en una comunidad neocatecumenal

A la edad de los 13 años [33] los hijos inician la catequesis y entran en una comunidad neocatecumenal propia, en la cual junto con los hermanos recorrerá el camino de iniciación hacía una fe adulta, de modo que poco a poco la fe recibida por los padres se convierte en algo propio para afrontar como cristiano adulto la vocación a la que Dios le llama.

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Notas

[32] La Pascua hebrea exige tanto de esos preparativos que es natural preguntarse el porqué, precisamente, las preguntas que los niños hacen a los padres acerca del significado de la Celebración son el núcleo de la misma y tienen que ser satisfechas antes que cualquier otra cosa.

Un particular significado característico de esta celebración es el hecho de evidenciar cómo ninguna educación impartida por terceras personas, como por ejemplo maestro, puede ocupar el lugar de una educación transmitida a través de una implicación personal, por el padre mismo. El saber hebreo no es una cuestión sencillamente teórica o mecánica, sino que se trata de una cuestión práctica que enviste el estilo de vida de un hombre y es por esa razón que no puede ser transmitida únicamente en un nivel casi del todo teórico en la escuela.

Este es un mensaje importante que proviene de la celebración de la Pascua que sitúa en el centro el ambiente familiar.

Así como todo padre tiene el deber de cumplir su función educativa, del mismo modo la ley hebrea se asegura que todo carácter del hijo puede beneficiarse de la instrucción parental.

Escribe Pinchas Lapide: «ningún niño hebreo llega a la mayor edad religiosa (la edad del bar-mitzvà) sin haber vivido como una experiencia personal la historia de la salida de Egipto, y sin haber hablado de ella con participación […]. La Pascua, en efecto, es sobre todo una fiesta de familia, en la cual los niños ocupan un papel central».

Unos cuantos elementos del «Seder» evidencian el papel activo desarrollado por los niños y el intento de solicitar su atención y participación en el transcurso de la celebración: la mesa redonda, bien preparada, los alimentos simbólicos, la preparación a la fiesta, de modo tal que la celebración pascual se transforma en una memorable experiencia educativa y de fe.

Su papel de todas formas, es verdaderamente decisivo en ocasión de la fase llamada ‘maggid’, «contar», o sea, la fase narrativa. La liturgia tiene aquí en su centro la narración del éxodo de la esclavitud egipcia, de manera que refuerza la propia entidad hebraica y, a la vez transmite importantes enseñanzas pedagógicas, dirigidas tanto a los hijos como a los padres y valores universales. Es deber de los padres transmitir la enseñanza histórica de la salida de Egipto contestando a las preguntas de los hijos en concordancia con la inteligencia de cada uno. Para evidenciar la gran variedad de la personalidad humana con la conciencia que cada persona es distinta y única en su género, en el plano pedagógico el texto de la cena pascual se refiere a cuatro simbólicos modelos filiales para otros tantos hijos presentes: uno sabio, uno malvado, el tercero «simplón» y el último incapaz hasta de formular preguntas.

En la boca de los primeros tres se ponen unas preguntas provocadoras, para ofrecer al cabeza de familia unos ejemplos de respuestas pertinentes, que él puede ampliar a su gusto. Todo esto para ilustrar plásticamente y de múltiples maneras, apto para las diversas mentalidades, la epopeya de la liberación del pueblo hebreo. El hebraísmo presenta aquí su característica de libertad, de apertura a distintas posibilidades de interpretación de la fiesta:

—de la del sabio propia de quien conoce el sentido «Pesaj», la Pascua hebrea, de quién experimenta cotidianamente la libertad y la gloria que de ella derivan, al que se le responde que siga por ese camino, profundizando en ella cada vez más

—a la del malvado, el cual nada menos ignora la Pascua, no conoce la libertad; es incapaz de aprender;

—luego está el «simplón», el ingenuo que aparece del todo superficial e imposibilitado a poner verdaderas cuestiones, a evolucionar. Se trata del hombre que cree saber y que, por eso, víctima de su ilusión, está condenado a la ignorancia;

—finalmente el hijo que no sabe hacer preguntas, probablemente el más joven pero está dispuesto a aprender, siguiendo una pedagogía correctamente fundada. La sugerencia del Midrash es la de «abrirle la boca», de manera socrática, estimulándola a interrogar, capturando su atención, haciéndolo participe de la reflexión común. El sustantivo latino ‘infans’, de donde deriva «infante», es decir, aquel que no habla y que tiene que ser introducido a hablar, refleja una fundamental necesidad pedagógica que el hebraísmo dice que consiste esencialmente en inducir al niño ante todo a hacer preguntas.

[33] El Bar-mitzvà: literalmente el término bar/bat-mitzvà significa «hijo/a del mandamiento» e indica tanto el momento en el que se alcanza la madurez religiosa y legal como la ceremonia en ocasión de la adquisición formal del status de madurez religiosa, alcanzada, la edad de trece años por los chicos y doce por las chicas. Una vez que ha alcanzado tal edad, un hebreo está obligado a la observancia de los mandamientos. Esta consiste en una bendición que el padre pronuncia para ser libre de la responsabilidad legal de las acciones de su propio hijo. A su vez, este último, al fin de probar públicamente la madurez alcanzada, el sábado siguiente al cumplimiento de los trece años es convocado para leer la Torah en la sinagoga: pronunciando una serie de bendiciones apropiadas, leyendo una parte de la perícopa semanal y el paso de los profetas y teniendo una exposición homilética al grupo de los presentes; poniéndose por fin a su disposición y respondiendo a eventuales preguntas.

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Catequesis sobre la familia: Hijos adolescentes

Catequesis sobre la familia: La familia, comunión de personas

El matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia; en efecto, dentro de la familia la persona humana no solo es engendrada y progresivamente introducida, mediante la educación, en la comunidad humana, sino que mediante la regeneración por el bautismo y la educación en la fe, es introducida también en la familia de Dios, que es la Iglesia.

La familia humana, disgregada por el pecado, queda reconstituida en su unidad por la fuerza redentora de la muerte y resurrección de Cristo. El matrimonio cristiano, partícipe de la eficacia salvífica de este acontecimiento, constituye el lugar natural dentro del cual se lleva a cabo la inserción de la persona humana en la gran familia de la Iglesia.

El mandato de crecer y multiplicarse, dado al principio al hombre y a la mujer, alcanza de este modo su verdad y realización plenas.

La lglesia encuentra así en la familia, nacida del sacramento, su cuna y el lugar donde puede actuar la propia inserción en las generaciones humanas, y estas, a su vez, en la Iglesia.


Las Laudes en familia en el Día del Señor

Particularmente eficaz se ha demostrado para la transmisión de la fe a los hijos la «celebración doméstica de las Laudes» en familia, el Domingo por la mañana, donde todos se encuentran unidos en la oración litúrgica y en la escucha de la Palabra de Dios: los padres, los hijos, los abuelos, los tíos: todos los que componen la familia.

La experiencia demuestra que estas catequesis familiares, recibidas por los niños, de los 6 a los 12 años, quedan grabadas para toda la vida. En estas celebraciones domésticas, que se desarrollan, cuidando los signos litúrgicos (el mantel blanco sobre la mesa, dos cirios encendidos, las flores, la Biblia), después del canto de los Salmos de las Laudes del Domingo, que los hijos acompañan con algunos instrumentos, el padre proclama un texto de la Escritura, y luego, después de haber actualizado la Palabra, coadyuvado por la madre, empieza un diálogo con los hijos, preguntándoles qué les dice la Palabra proclamada a su vida personal, en la relación con los hermanos y los padres, el ambiente de la escuela, de los amigos.

Para los hijos se trata de una ocasión inmejorable para que se puedan abrir en un contexto litúrgico, por debajo de la Palabra, como también los padres, y poder manifestar los problemas que encuentran y ser ayudados por la experiencia de los hermanos mayores y de los padres. El padre recoge luego el eco de la familia y cierra las Laudes con el canto del Benedictus, las oraciones espontáneas, y al final bendiciendo a los hijos.

La celebración doméstica de las laudes tiene que ser cuidada al máximo y permite un diálogo sincero con los padres, para ver juntos la vida, los aspectos positivos y problemáticos a la luz de la fe. Es una última escuela de saneamiento, sobre todo cuando los hijos van a la escuela. Los padres han recibido el mandato de transmitir la fe: por eso es deber de los padres informarse no solo de cómo les va a los hijos en la escuela, como preocupados sobre todo por el rendimiento escolar, o del éxito, sino preguntar a los hijos sobre lo que aprenden en la escuela, que les enseñan, especialmente en lo concerniente a la moral, a la sexualidad, a la historia de la Iglesia, a la religión, enterándose de que amigos frecuentan. Y que deshagan las mentiras con la verdad de la revelación, de la tradición y del magisterio. No hace falta una gran cultura, ni es cuestión de tener unos complejos de inferioridad respecto a los estudios de las escuelas superiores que hoy están en manos de docentes a menudo laicistas y ateos, basta el «sensus fidei», para desmontar las mentiras del demonio y comunicar la luz de la revelación a los hijos [31].

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Notas

[31] En Louis Isaac Rabrinowitz es posible leer: «La constante insistencia sobre el valor de la familia como unidad social por la propagación de las virtudes domésticas y religiosas, y además el hecho significativo de que la palabra hebrea para el matrimonio es ‘qiddshin’, es decir, ‘santificación’, tuvieron el resultado de hacer de la casa hebraica el factor más vital en la supervivencia del judaísmo y en la preservación del estilo hebreo de vida, mucho más que la sinagoga y la escuela». Si la relación maestro-discípulo es absolutamente fundamental en el desarrollo del judaísmo, es necesario notar cómo las primeras enseñanzas religiosas del vástago son impartidas en la familia por la madre y el padre, según una larga serie de prescripciones bíblicas.

El padre y la madre sienten, pues, como un deber su «hablar» a los hijos por lo menos hasta el bar-mitzvà, de los mandamientos, de los gestos, de los ritos culturales de su fe (L ‘educazione nella famiglia ebraica moderna, tesis de Laura di Rivka Barissever www. morasha. a. it/tesi/brsv/brsv04. html.

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