La Visitación – Catequesis de san Juan Pablo II

La Visitación – Catequesis de san Juan Pablo II

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre». María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Lc 1, 39-56 del Evangelio según san Lucas

Sagradas Escrituras del portal web de la Santa Sede

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En el misterio de la Visitación el preludio de la misión del Salvador

1. En el relato de la Visitación, san Lucas muestra cómo la gracia de la Encarnación, después de haber inundado a María, lleva salvación y alegría a la casa de Isabel. El Salvador de los hombres, oculto en el seno de su Madre, derrama el Espíritu Santo, manifestándose ya desde el comienzo de su venida al mundo.

El evangelista, describiendo la salida de María hacia Judea, usa el verbo anístemi, que significa levantarse, ponerse en movimiento. Considerando que este verbo se usa en los evangelios pare indicar la resurrección de Jesús (cf. Mc 8, 31; 9, 9. 31; Lc 24, 7. 46) o acciones materiales que comportan un impulso espiritual (cf. Lc 5, 27­28; 15, 18. 20), podemos suponer que Lucas, con esta expresión, quiere subrayar el impulso vigoroso que lleva a María, bajo la inspiración del Espíritu Santo, a dar al mundo el Salvador.

El texto evangélico refiere, además, que María realice el viaje «con prontitud» (Lc 1, 39). También la expresión «a la región montañosa» (Lc 1, 39), en el contexto lucano, es mucho más que una simple indicación topográfica, pues permite pensar en el mensajero de la buena nueva descrito en el libro de Isaías: «¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: ‘Ya reina tu Dios’!» (Is 52, 7).

Así como manifiesta san Pablo, que reconoce el cumplimiento de este texto profético en la predicación del Evangelio (cf. Rom 10, 15), así también san Lucas parece invitar a ver en María a la primera evangelista, que difunde la buena nueva, comenzando los viajes misioneros del Hijo divino.

La dirección del viaje de la Virgen santísima es particularmente significativa: será de Galilea a Judea, como el camino misionero de Jesús (cf. Lc 9, 51).

En efecto, con su visita a Isabel, María realiza el preludio de la misión de Jesús y, colaborando ya desde el comienzo de su maternidad en la obra redentora del Hijo, se transforma en el modelo de quienes en la Iglesia se ponen en camino para llevar la luz y la alegría de Cristo a los hombres de todos los lugares y de todos los tiempos.

El encuentro con Isabel presenta rasgos de un gozoso acontecimiento salvífico, que supera el sentimiento espontáneo de la simpatía familiar. Mientras la turbación por la incredulidad parece reflejarse en el mutismo de Zacarías, María irrumpe con la alegría de su fe pronta y disponible: «Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel» (Lc 1, 40).

San Lucas refiere que «cuando oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno» (Lc 1, 41). El saludo de María suscita en el hijo de Isabel un salto de gozo: la entrada de Jesús en la casa de Isabel, gracias a su Madre, transmite al profeta que nacerá la alegría que el Antiguo Testamento anuncia como signo de la presencia del Mesías.

Ante el saludo de María, también Isabel sintió la alegría mesiánica y «quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: ‘Bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno’ » (Lc 1, 41­42).

En virtud de una iluminación superior, comprende la grandeza de María que, más que Yael y Judit, quienes la prefiguraron en el Antiguo Testamento, es bendita entre las mujeres por el fruto de su seno, Jesús, el Mesías.

La exclamación de Isabel «con gran voz» manifiesta un verdadero entusiasmo religioso, que la plegaria del Avemaría sigue haciendo resonar en los labios de los creyentes, como cántico de alabanza de la Iglesia por las maravillas que hizo el Poderoso en la Madre de su Hijo.

Isabel, proclamándola «bendita entre las mujeres» indica la razón de la bienaventuranza de María en su fe: «¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1, 45). La grandeza y la alegría de María tienen origen en el hecho de que ella es la que cree.

Ante la excelencia de María, Isabel comprende también qué honor constituye pare ella su visita: «¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?» (Lc 1, 43). Con la expresión «mi Señor», Isabel reconoce la dignidad real, más aun, mesiánica, del Hijo de María. En efecto, en el Antiguo Testamento esta expresión se usaba pare dirigirse al rey (cf. 1 R 1, 13, 20, 21, etc.) y hablar del rey­mesías (Sal 110, 1). El ángel había dicho de Jesús: «El Señor Dios le dará el trono de David, su padre» (Lc 1, 32). Isabel, «llena de Espíritu Santo», tiene la misma intuición. Más tarde, la glorificación pascual de Cristo revelará en qué sentido hay que entender este título, es decir, en un sentido trascendente (cf. Jn 20, 28; Hch 2, 34­36).

Isabel, con su exclamación llena de admiración, nos invita a apreciar todo lo que la presencia de la Virgen trae como don a la vida de cada creyente.

En la Visitación, la Virgen lleva a la madre del Bautista el Cristo, que derrama el Espíritu Santo. Las mismas palabras de Isabel expresan bien este papel de mediadora: «Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo saltó de gozo el niño en mi seno» (Lc 1, 44). La intervención de María produce, junto con el don del Espíritu Santo, como un preludio de Pentecostés, confirmando una cooperación que, habiendo empezado con la Encarnación, esta destinada a manifestarse en toda la obra de la salvación divina.

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San Juan Pablo II

Audiencia General del miércoles, 2 de octubre de 1996


«Avemaría» – Canción infantil

«Avemaría» – Canción infantil

La otra forma de orar, usada y aprobada por la Iglesia, es el Ave María. Esta decimos que ordenó la Iglesia, porque a las palabras con que el Ángel y Santa Isabel saludaron a Nuestra Señora, añadió otras con que les dio forma de oración; pero se puede decir con verdad lo que dice San Bernardo, que fue compuesta en el cielo por el Espíritu Santo, y vino de allá ordenada casi toda ella. Esta forma de hablar con Nuestra Señora le es a ella muy grata y le place mucho, porque la representamos aquel soberano misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y la renovamos aquel inmenso gozo que tuvo cuando fue saludada del ángel San Gabriel y de Santa Isabel, cuando por obra del Espíritu Santo concibió al Redentor del mundo, porque diciendo nosotros el Avemaría, hacemos lo que ellos hicieron y la refrescamos la memoria de tan soberano beneficio. Así mismo place mucho a todos los cortesanos del cielo oír esta salutación del ángel y renovar la memoria del beneficio de la Encarnación del Señor; porque por este medio han venido ellos a los lugares que allá tienen.

En la otras formas de orar hablamos con Dios; en ésta hablamos con la Virgen María, porque después de Dios, entre las criaturas, ángeles y hombres, ella es la primera y más principal en todo: en santidad y dignidad, por ser Madre del Hijo de Dios y tener la gracia del Espíritu Santo con más cumplimiento que otra criatura alguna, y la gloria en el cielo a la medida de tan alta dignidad. Y por esto, Ella es nuestra principal Abogada sobre todos los Ángeles y Santos.

Fray Bartolomé de Carranza

Orden de los Dominicos

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Avemaría

Dios te salve María

llena eres de gracia

el Señor es contigo;

bendita tú eres

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto

de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora

de nuestra muerte.

Amén.

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«Avemaría» – Karaoke

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«Avemaría» – Canción cantada

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«Avemaría» – Canción recitada

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«Avemaría» – Partitura

Obtener partitura en tamaño real
«Avemaría» - Canción infantil

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Recursos para «Primeros pasos con Jesús»



«Primeros pasos con Jesús»: método y recursos

«Primeros pasos con Jesús»: método y recursos

Primeros pasos con Jesús es un método experimental de catecumenado para la iniciación cristiana de los más pequeños. El primer lugar donde los niños se acercan a la fe es en su propia casa, en su familia, con el ejemplo, el ánimo y la dedicación de sus padres y sus padrinos de Bautismo, sus hermanos, sus abuelos, etc.


¿Por qué decimos «catecumenado»? 

El mundo actual ha alejado a muchas personas y grupos familiares de la práctica religiosa. Los conocimientos sobre la fe y el evangelio de muchos católicos son escasos. Con este método pretendemos que, con el acercamiento del menor a la fe, también se acerquen los mayores: que se evangelicen los progenitores a través de sus hijos y viceversa. Estos pasos con Jesús los harán padres e hijos de la mano, acercándose poco a poco al Señor, haciéndose amigos de Él, conociéndole como si fuera la primera vez.


Materiales adicionales por tema

Dividimos este camino con Jesús en varios encuentros, en los que se irán tratando los temas fundamentales de la fe. Cada uno de ellos tendrá una unidad impresa o imprimible. Además, como la red nos ofrece miles de posibilidades para entrar en contacto con el Evangelio, muchas de las actividades propuestas tendrán complementos audiovisuales, materiales extra —dibujos, vídeos, juegos— imposible de reproducir en el formato clásico. 

En este artículo os ofrecemos una lista de los recursos que podéis utilizar en vuestro «paseo con Jesús», y que van indicados en el cuadernillo de cada encuentro:


Encuentro «Somos hijos de Dios»

Podéis descargar la unidad en formato pdf: Somos hijos de Dios

El Padre Nuestro para niños – Dibujos para colorear

Padrenuestro para niños

«Padre Nuestro» – Karaoke

Entrada al templo – Vídeo

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Encuentro «María, nuestra Madre del cielo»

Podéis descargar la unidad en formato pdf: María, nuestra Madre del cielo.

Vídeo «La Virgen niña»

Canción «Avemaría»

Canción «Venid y vamos todos con flores a María»

Dibujos para colorear a María

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La fe, producto de la vida familiar

La fe, producto de la vida familiar

Personalmente, sé que mi fe ha sido producto de mi vida familiar. Recuerdo muy vivamente momentos y experiencias en las que diversas situaciones se ponían siempre en relación con Dios.

«Religión=Relación» con un Ser que nos transciende, que en nuestro caso es Abba, el Dios que Jesucristo nos ha enseñado. Esta fe o confianza radical en Dios afianzada desde los primeros años de vida y desde las situaciones cotidianas en el hogar, hace que la fe sea una fe sólida y enraizada desde la vida, como todo lo que se aprende desde casa y en los primeros años.

Cuando el niño vive cualquier experiencia buena o mala a la que sus padres le dan buen sentido y además la ponen en relación con Dios esto queda grabado para siempre.

Por poner un ejemplo, si una niña tiene una mala experiencia en el colegio ya que se han reído de ella porque tiene gafas, al llegar a casa su padre la toma en sus brazos, le dice que le quiere mucho y que además está preciosa con esas gafas tan bonitas y después le dice que así como él le quiere Dios también le quiere con sus gafas y todo y que para Él es la niña más preciosa del mundo, esa niña aprende por medio del cariño de su padre el cariño de Dios.

Todo lo que se aprende desde niño y rodeado del calor y del amor de los padres queda grabado para siempre.

Ayudar a los padres a que descubran que la fe es un tesoro que va a hacer mucho bien a sus hijos o hijas, que va a dar sentido a sus vidas y que las va a hacer más plenas es una labor pastoral preciosa. Ellos lo ven y lo viven con agrado.

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Pilar Iceta Olaizola

Delegada de catequesis de la diócesis de San Sebastián (España)


Los primeros años son los mejores para introducir a los niños en el misterio de Dios

Los primeros años son los mejores para introducir a los niños en el misterio de Dios

Está una señora de visita en casa de una amiga suya que tiene seis hijos. Viven en una casa que ocupa dos pisitos pequeños unidos por una escalera interior. Las dos mujeres están en la parte baja de la vivienda. En el rellano de la escalera, los padres han colocado una imagen de María, que ellos y sus hijos saludan con la mirada y el corazón, cuando pasan por allí.

De repente, la visitante escucha el llanto fuerte de la niña pequeña, que está en la parte de arriba y busca a su madre. La oyen acercarse, bajando como puede las escaleras. De repente la madre de la niña le dice a su amiga:

—Ya verás, ahora se callará y al cabo de unos segundos, volverá a llorar.

Y así sucede. La visitante pide una explicación y la madre le cuenta:

—Le hemos enseñado a saludar a la Virgen del rellano y nunca se olvida, y claro no puede saludarla y llorar a la vez.

Los niños imitan a sus padres. Sus ojos son dos cámaras de televisión que graban y guardan lo que hacen sus padres. De adultos, no recordamos lo que nuestros padres nos decían, sino lo que vivían. La mejor catequesis familiar es la alegría de los padres, el amor con que se miran y se hablan, las miradas que papá y mamá lanzan a la imagen de María que está en la habitación…

Un niño capta que la Misa es el milagro más grande que sucede en el mundo, al ver cómo se preparan sus padres, cómo le visten y se visten ellos, con las mejores ropas, cómo le peinan y cómo se arreglan ellos, cómo sacan brillo a los zapatos, y cómo todo el día gira en torno a la Misa. La importancia del domingo les entra por los ojos al ver cómo ese día se festeja con una comida especial, muestra de la alegría de sabernos en manos de un Dios que es nuestro Padre.

Los primeros años son los mejores para introducir a los niños en el misterio de Dios. Cuando están descubriendo la vida envueltos en la sorpresa de los primeros deslumbres de la creación, cuando las preguntas sobre lo que son las cosas surgen continuamente de sus labios, cuando sus ojos se agrandan ante tanta belleza y tanta variedad, en esos primeros años están especialmente preparados para oír hablar de Dios, del misterio de Jesús, el Dios hecho hombre. No se extrañan, Para ellos, todo es «normal», porque todo es nuevo. Los niños tienen una gran capacidad de entender a Dios porque su alma no esta aún manchada, y por eso, aunque tienen las huellas del pecado original y pueden obrar mal, tienen un instinto más vivo que nosotros para Dios.

Los padres transmiten la fe en Dios cuando les cuentan a sus hijos la vida de Jesús, presentándoselo como quien es, una Persona viva, Dios hecho hombre, que muere en la Cruz por amor y resucita al tercer día y así nos salva. Los padres enseñan quién es Dios cuando les hacen ver a sus hijos que el amor que les tienen tiene su origen en Dios, que es amor.

Trabajo de capellán en un colegio de niñas. Enseñadas por sus madres, casi todas ex alumnas, aprenden que lo primero es ir a saludar a Jesús, que está vivo en el Sagrario. Y todas van, y hacen como pueden la genuflexión, y después besan los pies del Jesús en la Cruz que está cerca de la puerta. Algunas vuelven a ver a Jesús durante el recreo porque les atrae esa «cajita dorada» envuelta en un tenue velo, que preside el retablo. Una vez vi cómo una niña de tres años avanzaba decidida hacia el sagrario y se postraba de rodillas unos segundos ante Jesús. A su vuelta, le hice una señal para que se acercara y le pregunté:

—¿Te ha sonreído Jesús?

Y ella, sin inmutarse, como si le hubieran hecho una pregunta evidente, como tantas que hacen los adultos, contestó:

—Pues, claro.

Esa niña era hija de una mamá que visita con frecuencia a Jesús en el Sagrario.

Otro día unos padres me contaron que una compañera de su hija había fallecido en un accidente de tráfico. Los padres fueron a visitar a la familia con la niña y la niña vio a su compañera de pupitre muerta en el tanatorio. Al volver a casa la niña les espetó:

—Y yo, ¿por qué vivo?

Mientras el padre pensaba una respuesta razonada, la madre contestó:

—Porque Dios te ama. Has nacido del amor de papá y mamá y antes Dios te amó y te sigue amando; por eso vives.

La niña, ya serena, respondió:

—Vale.

Lo mejor es dedicarles tiempo y hablarles de Jesús, de que Dios es un Padre lleno de amor y ternura para con nosotros, de que la tierra y todo lo que hay en ella son regalos de Dios para sus hijos, el sol, las montañas, las plantas, los animales, las estrellas, la nieve, hablarles mucho de lo mucho que nos quiere Dios, tanto que ha querido quedarse con nosotros en el Sagrario, escondido en las apariencias de pan.

Todos los padres aprenden historias y cuentos para contarles. A través de ellos se les transmite la sabiduría de la vida, y también la vida cristiana. Entre esas historias, que esté muy presente la vida de Jesús y de la Virgen en Nazaret y después la vida pública de Jesús en Palestina, en Galilea y Judea. Con los más pequeños pueden ser de ayuda las vidas de Jesús con ilustraciones o videos. Así se despierta en ellos ya desde el comienzo de sus vidas la necesidad de agradecer todo a Dios: los papás, la comida, el sol, los animales, los árboles…

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Capellán del Colegio Montealto (Madrid, España)

Aprende el «Ave María» – Dinámica con caligrafía

Aprende el «Ave María» – Dinámica con caligrafía

Os presentamos esta dinámica para aprender el Ave María. Está dirigida a los niños más pequeños, en edad de despertar religioso y el objetivo es el aprendizaje de esta oración básica a Nuestra Señora a la vez que refuerzan el aprendizaje de la caligrafía… todo ello de forma amena y divertida coloreando la oración.

La manera más bonita de terminar esta dinámica sería la de leer (orar) y ofrecer cada trabajo terminado a la Virgen María; por ejemplo, llevando la oración a la iglesia el domingo y acompañado, además de los padres.

Podéis acceder a la lámina en tamaño real pulsando sobre la imagen y sobre su título.

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Aprende el «Ave María»

Aprende el «Ave María»

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Catequesis de san Juan Pablo II sobre la peregrinación a Fátima

Catequesis de san Juan Pablo II sobre la peregrinación a Fátima

Amadísimos hermanos y hermanas:

1. Deseo reflexionar hoy con vosotros sobre la peregrinación a Fátima, que el Señor me permitió realizar el viernes y el sábado de la semana pasada. Siguen vivas en mí las emociones que experimenté. Tengo ante mis ojos la inmensa muchedumbre que se reunió en la explanada frente al santuario, el viernes por la tarde, a mi llegada, y especialmente el sábado por la mañana para la beatificación de los pastorcitos Francisco y Jacinta. Una multitud llena de alegría y, al mismo tiempo, capaz de crear momentos de absoluto silencio y de intenso recogimiento.

Mi corazón rebosa de gratitud: por tercera vez, en la fiesta del 13 de mayo, fecha de la primera aparición de la Virgen en Cova de Iría, la Providencia me ha concedido ir en peregrinación a los pies de la Virgen, donde ella se manifestó a los tres pastorcitos, Lucía, Francisco y Jacinta, de mayo a octubre de 1917. Lucía vive aún, y una vez más he tenido la alegría de encontrarme con ella.

Expreso mi sincera gratitud al obispo de Fátima y a todo el Episcopado de Portugal por la preparación de esta visita y por la cordial acogida. Asimismo, renuevo mi saludo y mi agradecimiento al señor presidente, al primer ministro y a las demás autoridades portuguesas por las atenciones que me dispensaron, así como por el empeño que pusieron para el éxito de esta peregrinación apostólica.

2. Como sucedió en Lourdes, también en Fátima la Virgen eligió a unos niños, Francisco, Jacinta y Lucía, como destinatarios de su mensaje. Ellos lo acogieron tan fielmente que no sólo merecieron ser reconocidos como testigos creíbles de las apariciones, sino también se convirtieron ellos mismos en ejemplo de vida evangélica.

Lucía, la prima, algo mayor, y que vive aún, ha dado retratos significativos de los dos nuevos beatos. Francisco era un niño bueno, reflexivo, de espíritu contemplativo. Jacinta era viva, bastante susceptible, pero muy dulce y amable. Sus padres los habían educado en la oración, y el Señor mismo los atrajo más íntimamente hacia sí mediante la aparición de un ángel que, con un cáliz y una Hostia en las manos, les enseñó a unirse al sacrificio eucaristico para reparación de los pecados.

Esta experiencia los preparó para los sucesivos encuentros con la Virgen, la cual los invitó a orar asiduamente y a ofrecer sacrificios por la conversión de los pecadores. Con los dos pastorcitos de Fátima la Iglesia ha proclamado beatos a dos niños, porque, a pesar de que no fueron mártires, dieron muestras de vivir las virtudes cristianas en grado heroico, no obstante su tierna edad. Heroísmo de niños, pero verdadero heroísmo.

Su santidad no depende de las apariciones, sino de la fidelidad y del esmero con que correspondieron al don singular que recibieron del Señor y de María santísima. Después del encuentro con el ángel y con la hermosa Señora, rezaban el rosario varias veces al día, ofrecían frecuentes penitencias por el fin de la guerra y por las almas más necesitadas de la misericordia divina, y sentían el intenso deseo de «consolar» al Corazón de Jesús y al de María. Además, los pastorcitos tuvieron que sufrir las fuertes presiones de los que los impulsaban, con la fuerza y con terribles amenazas, a negarlo todo y a revelar los secretos recibidos. Pero ellos se animaban mutuamente, confiando en el Señor y en la ayuda de «aquella Señora», de la que Francisco decía: «Es nuestra amiga». Por su fidelidad a Dios, constituyen un luminoso ejemplo, para niños y adultos, de cómo conformarse de modo sencillo y generoso a la acción transformadora de la gracia divina.

3. Por consiguiente, mi peregrinación a Fátima fue una acción de gracias a María por lo que quiso comunicar a la Iglesia a través de estos niños y por la protección que me ha concedido durante mi pontificado: una acción de gracias que he querido renovarle simbólicamente con el don del precioso anillo episcopal que me regaló el cardenal Wyszyñski pocos días después de mi elección a la Sede de Pedro.

Al parecerme que los tiempos estaban maduros, he considerado oportuno hacer público el contenido de la así llamada tercera parte del secreto.

Me alegra haber podido orar en la capilla de las Apariciones, construida en el lugar donde la «Señora resplandeciente de luz» se manifestó en varias ocasiones a los tres niños y habló con ellos. Di gracias por lo que la divina misericordia ha realizado en el siglo XX, gracias a la intercesión materna de María. A la luz de las apariciones de Fátima, los acontecimientos de este período histórico tan convulso asumen una elocuencia singular. Por eso, no es dificil comprender mejor cuánta misericordia ha derramado Dios sobre la Iglesia y sobre la humanidad por medio de María. No podemos por menos de dar gracias a Dios por el testimonio valiente de tantos heraldos de Cristo que han permanecido fieles a él hasta el sacrificio de su vida. Además, me complace recordar aquí a niños y adultos, hombres y mujeres, que, según las indicaciones que dio la Virgen de Fátima, han ofrecido diariamente oraciones y sacrificios, sobre todo con el rezo del santo rosario y con la penitencia. A todos los quisiera recordar una vez más, dando gracias a Dios.

4. Desde Fátima se difunde por todo el mundo un mensaje de conversión y esperanza, un mensaje que, de acuerdo con la revelación cristiana, está profundamente insertado en la historia. Partiendo precisamente de las experiencias vividas, invita a los creyentes a orar con asiduidad por la paz en el mundo y a hacer penitencia para abrir los corazones a la conversión. Este es el Evangelio genuino de Cristo que vuelve a proponer a nuestra generación, particularmente probada por los acontecimientos pasados. La llamada que Dios nos ha comunicado mediante la Virgen santísima sigue siendo plenamente actual.

Acojamos, amadísimos hermanos y hermanas, la luz que viene de Fátima: dejémonos guiar por María. Que su Corazón inmaculado sea nuestro refugio y el camino que nos lleve a Cristo. Que los beatos pastorcitos intercedan por la Iglesia, para que prosiga con valentía su peregrinación terrena y anuncie con fidelidad constante el Evangelio de la salvación a todos los hombres.

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San Juan Pablo II: catequesis sobre su peregrinación apostólica a Fátima

Audiencia General del miércoles, 17 de mayo del año 2000

Dibujos para colorear y aprender la vida de la Virgen María

Dibujos para colorear y aprender la vida de la Virgen María

Os presentamos 24 láminas que muestran la vida completa de la Virgen María para realizar una catequesis en grupos grandes de niños. Que cada niño coloree una lámina y al terminar todos, colocados en orden, lean cada uno el texto de su dibujo y de esta manera reciten la vida de Nuestra Señora para que todo el grupo lo aprenda.

También se puede hacer un libro de dibujo con todas las láminas y que cada niño individualmente lo vaya coloreando sin prisas.

Nota: podéis obtener las imágenes en tamaño real pulsando directamente sobre el título o la imagen de cada capítulo.

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– DIBUJOS PARA COLOREAR LA VIDA DE LA VIRGEN MARÍA –


Vida María 1

Vida María 2

Vida María 3

Vida María 4

Vida Virgen María 1 Vida María 2 Vida María 3 Vida María 4

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Vida María 5

Vida María 6

Vida María 7

Vida María 8

Vida María 5 Vida María 6 Vida María 3 Vida María 8

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Vida María 9

Vida María 10

Vida María 11

Vida María 12

Vida María 9 Vida María 10 Vida María 11 Vida María 12

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Vida María 13

Vida María 14

Vida María 15

Vida María 16

Vida María 13 Vida María 14 Vida María 15 Vida María 16

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Vida María 17

Vida María 18

Vida María 19

Vida María 20

Vida María 17 Vida María 18 Vida María 19 Vida María 20

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Vida María 21

Vida María 22

Vida María 23

Vida María 24

Vida María 21 Vida María 22 Vida María 23 Vida María 24

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Dinámica original en el portal web Florida Center for Peace

Una gran devota de Nuestra Señora de Luján

Una gran devota de Nuestra Señora de Luján

En la historia de la Virgen de Luján hay una mujer que desempeña un papel excepcional: Doña Ana de Matos y Encinas.

¿Quién era?

En el testamento ella misma da sus datos personales:

«Yo, Doña Ana de Matos y Encinas, viuda del sargento mayor Marcos de Sequeira, natural de la Ciudad de Córdoba, en la provincia del Tucumán, hija legítima del Capitán Lázaro de Matos y de doña Francisca de Encinas, vecinos que fueron de dicha ciudad de Córdoba, y yo al presente de esta en Santísima Trinidad, Puerto de Buenos Aires, estando en mi entero juicio y entendimiento,! creyendo como creo verdaderamente en todo lo que tiene, confiesa, enseña y predica Nuestra! Madre Iglesia Católica, Romana, en cuya fe y creencia he vivido y quiero morir, otorgo mi testamento».

Era ella una mujer muy capaz; hace su testamento diciendo de dónde viene, quién es, dónde vive, que vivió en la fe católica y que quiere morir en la fe católica.

Se casó el 5 de marzo de 1630, para el mes en que llega la Virgen de Luján a Buenos Aires. Su esposo era, en aquella época, uno de los vecinos más ricos y nombrados de la ciudad de Buenos Aires; sirvió al Rey en cargos de importancia; en Buenos Aires fue Alcalde Ordinario. Recibió mercedes de tierras; entre ellas, en Arrecifes y en Luján. Falleció el 15 de diciembre de 1643. Ana de Matos Quedó viuda, pero volvió a casarse v tuvo tres hijos: Juan Bautista, Gregorio y María.


Virgen de LujánDevota de la Virgen

Los documentos también nos hablan del papel singular que le toca a esta mujer en la historia de Luján. Es muy importante porque ella es la que cuenta esta historia -de la cual fue contemporánea- al primer historiador de la Virgen, el padre mercedario Pedro Nolasco de Santa María. Este padre mercedario en 1737 relata lo sucedido de esta manera:

«Por ser mucha la frecuencia de devotos, que acudían, movidos de sus muchos milagros -los de la Virgen- y no tener en dicha estancia de Rosendo dónde albergarse, pidió una señora, a quien yo conocí, llamada Doña Ana de Matos, le diesen dicha Imagen de Nuestra Señora, que la llevaría a su hacienda, que estaba en dicho río Luján; y con efecto se la dejaron llevar, y colocola en un Oratorio, también pequeño, donde conocí a dicha imagen».

Y de allí también le viene el conocimiento al otro historiador de la Virgen, Francisco José Maqueda, que en 1812 escribe:

«Padecían los peregrinos algún desconsuelo por no haber en aquel paraje casa, ni rancho donde poderse hospedar y frecuentar las visitas. Deseosa de remediar esta necesidad y ansiosa de que se aumentasen los cultos a la Purísima Madre, cierta señora llamada Doña Ana de Matos, viuda que era del sargento mayor don Marcos de Sequeira, pidió al heredero del dicho Rosendo, le concediese dicha imagen, asegurándole la cuidaría y le haría Capilla en su estancia. No tuvo mucha dificultad en condescender a la propuesta el Maestro Oramas, porque se persuadía que los concurrentes a la Capilla le robaban el ganado de la estancia, y dicha señora Doña Ana correspondió agradecida en darle alguna gratificación, no menos que doscientos pesos. Llevose, pues, la Santa Imagen a su casa, y colocola en un cuarto decente con ánimo de edificarle en breve Capilla pública».

Ana de Matos cumplió con su promesa de levantarle capilla. Así lo afirma el historiador Santa María:

«Se pusieron a fabricar la Capilla, como en efecto fabricaron la que hasta hoy permanece, y haciendo dicha señora Doña Ana de Matos donación de la tierra, que constará de sus instrumentos».

Todo esto lo podemos confirmar con el testimonio de la misma Ana de Matos. Efectivamente, en su testamento relata el hecho, y con mayor amplitud lo hace en la escritura de donación de tierras, que felizmente pudo ser descubierta no hace mucho tiempo, entre los protocolos del Archivo General de la Nación. Allí se lee:

«Porque he tenido y tengo mucho amor y devoción a la advocación de Nuestra Señora de Limpia Concepción y a su Santa Imagen, que ha estado colocada en las tierras de dicha mi estancia de Luján, en Capilla separada, la cual se ha determinado fabricar de nuevo con más decencia y capacidad, y para que con fervor y perpetua permanencia pueda conseguirse lo referido, otorgo a dicha Santa Imagen el sitio que necesitare para fábrica de dicha su Capilla, con más una cuadra de sitio en contorno a ella, y asimismo le hago donación de un cuarto de legua de tierras sobre el dicho río de la otra banda, para que las sementeras y lo demás que fuere conveniente para la conservación y aumento de este Santuario; porque así es mi voluntad. Y esta donación hago con calidad y condición de que dicha Capilla y la Santa Imagen ha de estar perpetuamente en dichas tierras de mi estancia de Luján, y en caso que suceda el trasmutar dicha Santa Imagen a otro paraje, es mi voluntad que quede revocada esta donación de tierras, y entren en su derecho mis herederos, cobrando asimismo la dicha Santa Imagen de Nuestra Señora de la Limpia Concepción, respecto de haberla adquirido con mi dinero, de mano del Maestro Juan de Oramas Filiano, Cura Rector que al presente es de esta ciudad».

La escritura está fechada el 2 de octubre de 1682.

Gracias a la generosidad de Doña Ana de Matos hemos conocido a la Virgen de Luján miles de devotos. Ya desde niños aprendimos a amarla y reconocemos tantas gracias que nos ha hecho a nosotros. De manera especial quiero decir que aún siendo seminarista siempre le pedí a Ella la gracia de poder orientar muchas vocaciones. Por eso, las vocaciones, el que podamos tener tantas vocaciones, es una gracia que le atribuyo a la Virgen de Luján.

Es digno destacar la previsión de esta mujer. Tantas veces se hace el bien, pero no se hace «bien» el bien. Ella podría haber donado, por ejemplo, y no poner el cargo, entonces se le podría haber ocurrido a lo mejor a algún obispo o a algún sacerdote llevar la imagen de la Virgen de Luján;! a Buenos Aires o a otro lugar. Pero ella, era una mujer previsora. La Imagen debería quedarse en esas tierras.

Aprendamos de ella a vivir de tal manera que podamos morir bien. Murió recibiendo los sacramentos. El 16 de setiembre de 1697 hacía doña Ana de Matos su testamento, que firma de puño y letra, a pesar de estar en una edad muy avanzada. Solicita en este testamento la mediación de María Santísima, su Madre, para alcanzar la salvación, e invoca por intercesores la protección de Santa Ana, su patrona; del Ángel de la Guardia, del arcángel San Miguel, y la de los Santos Pedro y Pablo, con los demás de la Corte Celestial y pide humildemente que su cuerpo «sea sepultado en la Iglesia del Seráfico Patriarca San Francisco con el hábito y mortaja de su Orden, y sepultado en la Capilla Mayor en la parte y lugar donde fue enterrado mi marido Marcos del Sequeira».

Pidamos en la fiesta de Nuestra Señora de Luján, por Argentina. Ella es la Patrona. A Ella ha sido consagrada la Patria argentina de manera solemne años atrás por un presidente de la Nación que actuó como cabeza de la sociedad civil.

De tal manera que, a pesar de los grandes problemas que tiene nuestra Patria, siempre hay una luz encendida: ¡la consagración a la Santísima Virgen! Y también demos gracias a Dios por todas las bendiciones que nos ha concedido por medio de la Virqen de Luján.

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