La Inmaculada Concepción y la familia cristiana

La Inmaculada Concepción y la familia cristiana

1. Celebramos de nuevo la Solemnidad de La Inmaculada Concepción de Santa María Virgen en pleno tiempo de Adviento, a la espera de la venida del Señor en la humildad de nuestra carne. El Misterio de la Concepción Inmaculada de María está profundamente relacionado con su vocación para ser Madre del Hijo unigénito de Dios. La carne y la sangre de ese Hijo eterno de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, será la suya. ¡La carne y la sangre de Jesús son de María! La íntima unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el mismo instante en que ella es concebida en el vientre de su madre. “La Santísima Virgen, predestinada desde la eternidad como Madre de Dios junto con la encarnación del Verbo de Dios por decisión de la divina Providencia” (LG 61), había sido “preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano” (Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 1854).

En el plan salvador de Dios se establecía que la victoria del Redentor sobre el pecado y la consiguiente salvación del hombre se iniciase ya en la mujer llamada a ser su Madre desde el primer instante de su concepción: ¡Una Madre inmaculada! ¡Una Madre Virgen! ¡Una nueva Eva!

2. “Purísima había de ser, Señor, la Virgen que nos diera el Cordero que quita el pecado del mundo. Purísima la que entre todos los hombres es abogada de gracia y ejemplo de santidad”. La plenitud de la gracia de la que le habla el Ángel Gabriel cuando la saluda en Nazareth –“alégrate llena de gracia, el Señor está contigo”– la Iglesia no podía haberla interpretado de otro modo que reconociéndola y declarándola “Inmaculada”. Ella fue elegida y bendecida “en la persona de Cristo”, su divino Hijo, “antes de crear el mundo”, como santa e inmaculada desde el preciso momento en que empieza a existir en el interior del seno materno. ¡Así es la Madre del Señor que esperamos de nuevo, gozosos de esperanza, en este Adviento del 2010! Así es nuestra Madre: ¡Inmaculada! Ella es la más grande maravilla del Dios que nos salva después de la inaudita maravilla del Misterio de la Encarnación de su Hijo, Redentor del hombre, al que está subordinada. ¿Cómo no le vamos a cantar hoy a María en la fiesta de su Inmaculada Concepción “un cántico nuevo”? ¿Si en ella, “los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios”?

3. La fiesta de “la Inmaculada Concepción” es pues una gran fiesta para toda la Iglesia, pero, muy especialmente, una fiesta de la Iglesia en España. ¡Es la fiesta de su Patrona! Hace 250 años, en noviembre de 1760, por la Bula Quantum Ornamenti, el Papa Clemente XIII la proclamaba nuestra celestial Patrona. Pocas semanas más tarde, en enero de 1761, el Rey Carlos III reconocía este Patronazgo para todos los territorios de España y de las Indias. En la disputa multisecular en torno a la verdad de “la Inmaculada”, cuyos orígenes hay que remontar a los comienzos del siglo XIV, el pueblo cristiano de España había tomado siempre partido a favor del dogma de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, con un fervor sin igual y, no pocas veces, con una pasión desbordante. La figura de María, Madre Purísima, Virgen amada y venerada ardientemente, venciendo a “la serpiente” y/o con el Hijo divino en sus brazos, reflejará una de las convicciones más íntimas y arraigadas del pueblo creyente y de muchos de sus pastores y santos en la España del Renacimiento y del Barroco; e inspirará con su mirada serena y radiante el alma de sus mejores y más geniales artistas. La belleza espiritual de María Inmaculada había dado curso popular a una nueva y emotiva “estética”. El pueblo cristiano de aquella España de “los siglos de oro” coincidía plenamente con la opinión expresada magistralmente por uno de sus grandes poetas:


“Decir que pudo y no quiso
parece cosa cruel,
y, si es todopoderoso,
¿con vos no lo habrá de ser?”


Y, más adelante:


“Porque es justo, porque os ama,
porque vais su madre a ser,
os hizo Dios tan purísima

como Dios merece y es”.


4. Juan Pablo II llamaba a España “Tierra de María”. El 4 de mayo del año 2005, después de la gran e inolvidable celebración eucarística de la canonización de cinco santos españoles del siglo XX en la Plaza de Colón –San Pedro Poveda, San José Mª Rubio, Santa Ángela de la Cruz, Santa Genoveva Torres y Santa Maravillas de Jesús– el Papa, anciano y enfermo, se despedía de nosotros con aquel emocionado y conmovedor: “Hasta siempre España! ¡Hasta siempre, tierra de María!”. Desde esa profunda devoción a la Virgen del pueblo español, centrada en el Misterio de su Concepción Inmaculada y enraizada en una honda y lúcida fe en Jesucristo, el Hijo de Dios, hecho hombre y redentor del hombre, se explica y se comprende muy bien la valoración que el Papa Benedicto XVI hace del catolicismo español en sus palabras a los periodistas en el vuelo a Santiago de Compostela el pasado 6 de noviembre: “España era siempre, por una parte, un país originario de la fe. Pensemos que el renacimiento del catolicismo en la época moderna ocurrió, sobre todo, gracias a España. Figuras como San Ignacio de Loyola, Santa Teresa y San Juan de Ávila, son figuras que han renovado el catolicismo y conformado la fisonomía del catolicismo moderno”. Y, en su recientísimo libro, “Luz del Mundo”, contesta a la pregunta del entrevistador por la razón del gran eco popular que encontró en sus viajes a España, abundando en esa percepción positiva de nuestra historia cristiana: “España ha sido siempre uno de los grandes países católicos con vitalidad creadora… precisamente allá existe también una vitalidad de la fe que, por lo visto, los españoles llevan en la sangre”. Junto a esa ardiente fe de los españoles, siempre profesada y siempre actual, el Papa constata, sin embargo, en la citada entrevista, que en la historia contemporánea de España “ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo”.

5. En este año 2010, a la vista de la gran Jornada Mundial de la Juventud de agosto del próximo Año 2011 que presidirá el Santo Padre en Madrid, la celebración de la fiesta de la Inmaculada nos invita a entrar en una renovada comprensión del gran don y del consiguiente reto que se nos presenta en este Misterio del Amor infinitamente misericordioso de Dios Padre. En esa liberación del pecado original y en el comienzo del tiempo de la nueva vida por Jesucristo, su Hijo, que goza desde el primer instante de su concepción su Madre María –¡Madre suya e, inseparablemente, Madre nuestra!–, ese don y ese reto se nos hacen cercanos y convincentes. Precisamente en esa fe en el Dios de indecible misericordia, Creador y Salvador del hombre, se contiene una visión del mundo y de la historia, liberada del pecado y de la muerte, de la que surge una propuesta exigente de vida a la luz de la Ley y de la Gracia de Dios, que ha de ser asumida diligentemente por los hijos de Dios con la fuerza liberadora de esa gracia que sana su libertad y la capacita para el amor más grande. Una libertad, pues, “liberada”; comprensiblemente no compartida e, incluso, rechazada por un mundo que solo piensa en “el amor a sí mismo”. El relativismo ético y la pérdida de la conciencia del bien común en la vida personal y profesional, en los ámbitos de las actividades privadas y en el contexto de la acción pública, constituyen hoy la prueba más fehaciente de ello. El verdadero amor al hombre implica necesariamente ese desprendimiento de sí mismo y de los intereses particulares que se manifiesta en María y en su respuesta a una vocación cuyo cumplimiento sobrepasa toda imaginación y posibilidad humanas. Con el “he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”, María se entregaba sin reservase nada para ella a los designios amorosos de Dios: a su plan de salvación del hombre. ¿Cómo no recurrir a ese modelo y a esa intercesora en el momento presente de nuestra patria, de España, cuando la necesidad de una ética del bien común es tan patente? Que el servicio prioritario y consecuente al bien común sea el que oriente y guíe el comportamiento de las personas, los grupos sociales, las instancias públicas y los responsables del justo, solidario y pacífico funcionamiento de la sociedad, resulta, como lo demuestran los acontecimientos más recientes, cada vez más urgente. Confundir pluralismo social, cultural, económico y político con “egoísmo” es una tentación, en la que caemos, incluso los cristianos, cada vez más frecuentemente.

6. En el Misterio de la Inmaculada Concepción se descubre igualmente la vocación para con la vida ¡una vida en gracia y santidad!, que necesita del matrimonio y de la familia como su lugar natural e irrenunciable para la posibilidad de su realización fecunda. El don de la vida, desde su inicial manifestación en la concepción del ser humano, es sagrado y, por tanto, inviolable. El amor del padre y de la madre, fiel hasta la indisolubilidad, es imprescindible para el hijo, su fruto más maduro y valioso. Sin él, no crecerá y se desarrollará de forma expedita, humana y espiritualmente, hasta llegar a conformarse como persona responsable: responsable de sí misma y responsable de los demás, en la familia y en la sociedad, ante Dios y ante los hombres. El llamado “pluralismo familiar” no puede tampoco sostenerse a costa de los bienes esenciales del matrimonio y de la familia: de la familia que nace de la unión fiel del varón y de la mujer y que sobre él se edifica y mantiene. María, “la Inmaculada”, es Virgen y Madre. Precisamente, porque estaba llamada a ser Madre del Salvador y Madre de la Gracia, Madre, por tanto, de todos los hombres, convenía ¡debería! ser “Inmaculada”, liberada desde el principio de su existencia en este mundo del pecado que esclaviza, del pecado que es rechazo de la ley de Dios, ley del amor. Rechazo que conlleva inevitablemente el que el hombre quiera colocarse por encima de Dios, dominando y explotando con forzosa consecuencia a sus semejantes. El pecado que convierte al hombre fatalmente en “manipulador” imprevisible y tiránico de “lo humano”.

7. En la fiesta de la Inmaculada Concepción del año 2010, 250 años después de su proclamación como Patrona de España, camino de la próxima Natividad del Señor, debemos de alzar de nuevo nuestra mirada agradecida a Ella, nuestra Madre y Señora, y confiarle a España: a la Iglesia en España y al pueblo de España. Una mirada que sea expresión sincera de un decidido propósito de renovación de nuestra vida de oración, de penitencia y de amor cristiano. Su recomendación de rezar “el Santo Rosario”, hecha a la vidente de Lourdes, cuatro años después de la definición dogmática de su Inmaculada Concepción, sigue y resuena más actual y más urgentemente que nunca. Su intercesión es omnipotente. Nuestro compromiso apostólico con las nuevas generaciones y nuestro empeño comprometido generosamente en el servicio al bien común del que dependen tantos hermanos nuestros –sin trabajo, en no pocas ocasiones con sus familias rotas, solos y abandonados…–, no admite demora alguna. Se lo debemos.

¡Ella, la Inmaculada, Virgen de La Almudena, no nos fallará!

Amén.

Plan de Catequesis de Adviento: Acércate, Jesús va a nacer

Plan de Catequesis de Adviento: Acércate, Jesús va a nacer

Entre los diversos materiales que hemos barajado para ofrecer en este Adviento, figuraba un plan de actuación catequética para este tiempo litúrgico que implicara la interacción de progenitores, catequistas, niños y la parroquia; y en el Secretariado Diocesano de Catequesis de la Diócesis de Canarias hemos encontrado un material utilizable en España e Hispanoamérica. Nos propone una catequesis con la que poder trabajar el Adviento y la Navidad en conexión con el objetivo de su Plan Pastoral: Creyentes en Cristo para ser sus testigos.


Objetivos

1. Trabajar el Adviento y la Navidad en la catequesis.

2. Hablar de algunos de los personajes importantes del Belén.

3. Conectar la catequesis con la celebración de la Eucaristía del fin de semana.


Explicación de la catequesis

A los niños se les va a decir que un amigo muy especial quiere acercarse a conocerles. Para ello a lo largo de cuatro semanas nos va a ir haciendo preguntas que vamos a tener que responder en la catequesis y en la Eucaristía del fin de semana. Además tendrán que realizar algunas pruebas e investigar un poco, ayudados de sus padres para poder encontrar a este amigo que quiere acercarse a nosotros.


Cuestiones a tener en cuenta

1. Cada semana se les entregará un papel a los niños en la catequesis con la pregunta que tienen que responder, se puede pedir colaboración a sus padres.

2. En la Eucaristía del fin de semana se les preguntará a los niños por las respuestas que han escrito y se les pondrá una “tarea o prueba” que tendrán que realizar en la semana y que compartirán en catequesis.

3. Los catequistas cada semana al concluir la Eucaristía le entregarán una figura del portal de Belén.


Otras sugerencias

1. Cada semana se va a tener un símbolo, se podría presentar junto con el pan y el vino haciendo una monición, ej.:

1.ª semana del Adviento: junto con el pan y el vino te ofrecemos Señor esta vela encendida que quiere expresar nuestra vigilancia a tu venida.

2.ª semana del Adviento: junto con el pan y el vino te ofrecemos Señor este megáfono que quiere expresar nuestro compromiso de gritar las injusticias que se producen en nuestro mundo y acallan tu venida.

3.ª semana del Adviento: junto con el pan y el vino te ofrecemos Señor estos/as prismáticos/gafas que quieren expresar nuestra tarea de ver los signos de tu presencia en medio de nuestro mundo que nos hablan de tu venida.

4.ª semana del Adviento: junto con el pan y el vino te ofrecemos Señor esta Biblia que quieren expresar nuestro compromiso de querer escuchar tu Palabra que nos habla de tu venida.

2. Se podría preparar con los niños, padres y catequistas un encuentro de villancicos donde se invite a todas las personas que quieran asistir. Sería bueno que ese día pudieran ir vestidos de pastores o típicos.

3. Aprovechando este encuentro u otros se podría invitar a que trajeran alimentos para compartir con los más necesitados ese día en las Eucaristías del fin de semana.

4. Se podría ver películas que hablan sobre la navidad en dibujos animados.

5. Realizar en la parroquia o arciprestazgos “Sembradores de estrellas”.

6. Hacer una “Ruta de los Belenes”, no solo para los niños sino los padres y la comunidad.


Estructura de las catequesis

Las cuatro catequesis, correspondientes con las semanas del adviento, habría que trabajarlas antes en la coordinadora de catequistas, para distribuirse tareas y elegir qué acciones de las que se sugieren u otros van a realizar en este curso.

1. Texto del Evangelio.

2. Trabajo previo a realizar por las catequistas.

3. Catequesis con los niños donde se les entregará la hoja con la pregunta que tienen que llevar respondida a la misa del fin de semana.

4. Se sugiere que sería bueno terminar la catequesis en este tiempo acudiendo a la Iglesia para rezar e ir explicando qué es el Adviento, el por qué no hay flores, el sentido de las cuatro velas que se van encendiendo cada semana…

5. La Eucaristía del fin de semana donde el sacerdote le preguntará a los niños que han respondido y lo pondrá en conexión con el Evangelio de ese fin de semana. Además se le marcará la tarea o prueba que han de realizar en la semana.

6. A la semana siguiente en la catequesis o en la Eucaristía se les preguntará por la tarea o prueba realizada, el cómo les ha ido, si les ha sido fácil o difícil…

Nota: es importante que en todo este proceso se cuente con la ayuda de los padres o los abuelos, explicándoles antes del adviento lo que se va a hacer y las acciones que se realizarán para que acompañen a los niños. Se trata en la medida de lo posible de vivir el “verdadero sentido de la Navidad” tan desvirtuado por el consumismo de esas fechas y que con estas acciones lo puedan experimentar.


Acércate, Jesús va a nacer

  • 1.ª Semana del Adviento: Acércate Jesús va a nacer estando vigilantes.
  • 2.ª Semana del Adviento: Acércate Jesús va a nacer gritando.
  • 3.ª Semana del Adviento: Acércate Jesús va a nacer viendo sus signos.
  • 4.ª Semana del Adviento: Acércate Jesús va a nacer escuchándole.
  • Navidad: Acércate, Jesús ha nacido.


adviento-catequesis011.ª Semana del Adviento.

Símbolo: una vela encendida o un candelabro.

Personaje: los pastores.

1. Texto del Evangelio. Marcos 13, 33-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: —»Miren, vigilen: pues no saben cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejo su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.

Velen entonces, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y les encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes lo digo a todos: !Velen!»

2. Trabajo previo de los catequistas

El objetivo es ayudar a los niños a descubrir la importancia de estar vigilantes. Para ello nos podemos fijar en los pastores y el trabajo que realizan, turnándose para cuidar del rebaño y que nadie se los lleve o se lo coma algún animal, en el cómo vigilan para que no se pierda… Se les puede hablar de cómo los pastores fueron los primeros en ir a ver al niño Jesús.

3. Catequesis con los niños

Se les entregará un trozo de papel con una lámpara dentro y la siguiente pregunta que responderán a lo largo de la semana llevándola a la Eucaristía del fin se semana:

— ¿En qué trabajos es necesario no quedarse dormidos y estar vigilantes? (obtenga el material en este enlace)

4. La Eucaristía del fin de semana

El sacerdote les dirá a los niños que les respondan a la pregunta hecha y se profundizará en lo importante que es estar atentos para acercarnos al nacimiento de Jesús. Si se quiere se puede hablar de los pastores.

  • Compromiso de la semana: Al finalizar la Eucaristía se les dirá a los niños que para estar vigilantes y despiertos a la llegada de Jesús esta semana tendrán que rezar con sus padres antes de acostarse, pueden ayudar las oraciones que hay en el Catecismo.
  • Entrega de la figura: Al finalizar la Eucaristía cada catequista les entregará la figura de los pastores.
  • Sugerencia: Si se va a ir montando el Belén en la Iglesia se podría colocar al finalizar la homilía a los pastores dentro del portal.

5. Tarea o prueba realizada

En la catequesis o en la Eucaristía del fin de semana siguiente se preguntará si han rezado en familia.


adviento-catequesis022.ª Semana del Adviento.

Símbolo: un megáfono.

Personaje: Juan el Bautista.

1. Texto del Evangelio. Marcos 1, 1-8

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías: Yo envío mi mensajero delante de ti para que 1 te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: «Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.» Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo les he bautizado con agua, pero él les bautizará con Espíritu Santo.»

2. Trabajo previo de los catequistas

El objetivo es ayudar a los niños a descubrir la importancia de gritar, denunciar las injusticias que hay en nuestro mundo para ser un buen cristiana: hambre, guerra, violencia, enfermedades… Para ello nos podemos fijar en Juan Bautista, que denunció las injusticas de su tiempo, preparó el camino de Jesús, bautizó a los que querían convertirse… y dio la vida por decir y denunciar todo esto.

3. Catequesis con los niños

Se les entregará un trozo de papel con megáfono dentro y la siguiente pregunta que responderán a lo largo de la semana llevándola a la Eucaristía del fin se semana:

— ¿Qué habría que cambiar de nuestro mundo para que todos podamos vivir: unidos, en paz…? (Pídele ayuda a tus padres, abuelos, hermanos, profesores…) (Obtenga el material en este enlace.)

4. La Eucaristía del fin de semana

El sacerdote les dirá a los niños que les respondan a la pregunta hecha y se profundizará en lo importante que es no quedarse callados antes las injusticias de nuestro mundo que fue lo que hizo Juan el bautista.

  • Compromiso de la semana: Al finalizar la Eucaristía se les dirá a los niños que para gritar las injusticias de nuestro mundo vamos a ser como Juan el Bautista, y todas las cosas que veamos mal en el colegio, con los amigos, en la familia… las “denunciaremos”, es decir nos dirigiremos a la persona que ha hecho eso mal y se lo diremos.
  • Entrega de la figura: Al finalizar la Eucaristía cada catequista les entregará la figura de Juan el Bautista.
  • Sugerencia: si se va a ir montando el Belén en la Iglesia se podría colocar al finalizar la homilía a Juan el Bautista dentro del portal.

5. Tarea o prueba realizada

En la catequesis o en la Eucaristía del fin de semana siguiente se preguntará si han denunciado y gritado las cosas que han visto mal.


adviento-catequesis033.ª Semana del Adviento

Símbolo: Unos prismáticos o gafas.

Personaje: La estrella.

1. Texto del Evangelio. Juan 1, 6-8.19-28

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. Y este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: —“¿Tú quién eres?” El confesó sin reservas: —“Yo no soy el Mesías”. Le preguntaron: —“Entonces, ¿qué? ¿Eres tú Elías?” El dijo: —”No lo soy”. —“¿Eres tú el Profeta?” Respondió: — “No”. Y le dijeron: —“¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?”. Contestó: —“Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Allanad el camino del Señor’, como dijo el profeta Isaías”. Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: —“Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?” Juan les respondió: —“Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia”. Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

2. Trabajo previo de los catequistas

El objetivo es ayudar a los niños a descubrir la importancia de estar atentos para ver los signos de la presencia de Dios en nuestro mundo. Para ello nos podemos fijar en la Estrella, que nos lleva hacia el portal, es un signo de esperanza, también en las personas que hay a nuestro alrededor que con su testimonio nos acercan a Jesús.

3. Catequesis con los niños

Se les entregará un trozo de papel con unos prismáticos o unas gafas con la siguiente pregunta que responderán a lo largo de la semana llevándola a la Eucaristía del fin se semana:

— ¿Di qué cosas hay buenas en nuestro mundo? ¿Qué personas conoces que hacen el bien? (obtenga el material en este enlace).

4. La Eucaristía del fin de semana

El sacerdote les dirá a los niños que les respondan a la pregunta hecha y se profundizará en lo importante que es estar atentos para ver los signos de Dios en nuestro mundo, y como nosotros los cristianos tenemos que ser testigos en nuestro mundo (Se puede hablar del plan pastoral que se esté realizando en cada diócesis).

  • Compromiso de la semana: Al finalizar la Eucaristía se les dirá a los niños que para ver los signos de Dios esta semana van a tener que ir por la calle, en la familia, en el colegio… y le van a tener que preguntar a la gente: — ¿Qué te gusta más de la Navidad?
  • Entrega de la figura: Al finalizar la Eucaristía cada catequista les entregará la figura de la estrella.
  • Sugerencia: si se va a ir montando el Belén en la Iglesia se podría colocar al finalizar la homilía a la estrella dentro del portal.

5. Tarea o prueba realizada

En la catequesis o en la Eucaristía del fin de semana siguiente se preguntará que les han respondido la personas.


adviento-catequesis044.ª Semana del Adviento.

Símbolo: una Biblia.

Personajes: María y José.

1. Texto del Evangelio. Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo: —«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú eres entre las mujeres.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: —«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: —«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: —«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: —«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y, entonces, el ángel la dejó.

2. Trabajo previo de los catequistas

El objetivo es ayudar a los niños a descubrir la importancia de escuchar la Palabra de Dios. Para ello nos podemos fijar en María y José en cómo estuvieron atentos a la voz del Señor y por eso llegaran a ser los padres del Salvador.

3. Catequesis con los niños

Se les entregará un trozo de papel con una Biblia dentro y la siguiente pregunta que responderán a lo largo de la semana llevándola a la Eucaristía del fin se semana:

—¿Escuchas siempre la voz de tus padres, abuelos, amigos, catequista? ¿Haces siempre lo que te dicen? (obtenga el material en este enlace).

4. La Eucaristía del fin de semana

El sacerdote les dirá a los niños que les respondan a la pregunta hecha y se profundizará en lo importante que es estar atentos a la Palabra de Dios y escucharla como lo hizo María y José.

  • Compromiso de la semana: Al finalizar la Eucaristía se les dirá a los niños que para escuchar la voz de Dios van a tener que traer a sus padres, abuelos, amigos… a celebrar la Noche Buena o el día de Navidad.
  • Entrega de la figura: Al finalizar la Eucaristía cada catequista les entregará la figura de María y José.
  • Sugerencia: si se va a ir montando el Belén en la Iglesia se podría colocar al finalizar la homilía a María y San José dentro del portal.

5. Tarea o prueba realizada

Después de las vacaciones se les preguntarán a los niños que han hecho en Navidad.


Navidad

En la Noche Buena o en los días de Navidad cada catequista les entregará la figura de Jesús.

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El desarrollo histórico del Adviento

El desarrollo histórico del Adviento

Preparar la Navidad es transformar jornadas tristes por instantes llenos de ilusión. Los romanos y los galos creían que la celebración del “son invencido” en el solsticio de invierno, conjuraba toda clase de males que crean la imaginación por el frío y la noche. Era como conjurar la degeneración y la muerte mediante la vuelta del sol, señal de vida. El sol se esconde, vuelve, ¡viva el sol y celebrémoslo!

Se comprende que ante esta ignorancia del día aniversario del nacimiento de Cristo. La Iglesia de Occidente sobrepuso a la fiesta pagana el nacimiento histórico de “quien es la luz verdadera que ilumina a todo hombre en el mundo”.

La fecha de Navidad

La fecha de Navidad no ha sido elegida porque tuviera algún trasfondo de tradición cristiana, contrariamente a la Pascua, tiempo en el que se conmemora el misterio central del cristianismo: la muerte y la resurrección de Cristo que tuvo lugar en el tiempo de la Pascua judía que corresponde a la liberación de los judíos de Egipto.

Al mismo tiempo, el impulso dado a la celebración de la Natividad del salvador no se hizo para eliminar una fiesta pagana. Se inició por la fe de las comunidades cristianas de Oriente y Occidente en la época de las grandes disputas teológicas a propósito de la divinidad de Cristo. Algunos lo constataban afirmando que él era un ser humano que tenía “cualidades divinas”.

Los Concilios

Los primeros concilios ecuménicos (siglo IV) explicitaron y reafirmaron la doble naturaleza de Cristo en cuanto hombre y Dios. Se apoyaban en el Evangelio de la Natividad, en el nacimiento virginal de Cristo, al mismo tiempo que esclarecían la fe con las palabras de Jesús en la víspera de su pasión.

La polémica de Nestorio y Eutiques provocó los grandes concilios de Efeso y Calcedonia en los que se proclamó solemnemente el dogma de las dos naturalezas (divina y humana) en la única persona del Señor Jesús y, como consecuencia, se exaltaron las glorias y prerrogativas de María, Madre de Dios (Théotkos). Todo eso dio un impulso vigoroso a la piedad católica respecto al misterio de la Encarnación que encontró en san León el Grande y en san Pedro Crisólogo los predicadores más entusiastas.

De este modo se reencontró la importancia de su nacimiento y la celebración del mismo, no como un aniversario, sino como un misterio. La elección de la fecha en diciembre es pues”segunda” en relación con esta afirmación doctrinal fundamental.

Navidad y Pascua celebran la penetración de nuestra historia mediante otra dimensión. La Resurrección es una brecha hacia el futuro, mientras que la Encarnación, la Natividad es una apertura del infinito y del Amor en nuestra historia.

Adviento en Occidente

En la Iglesia latina nació hacia el siglo Vº como una forma de oponerse a las herejías de Nestorio. La fiesta de Navidad tuvo una preparación ascética en Ravena, Francia y España desde el fin del siglo IV y principios del Vº. La duración era de tres semanas, unidas a la preparación de los bautismos que se administraban entonces en la Epifanía. El concilio de Zaragoza (380) recuerda y prescribe a sus fieles que vayan a la iglesia desde el 17 de diciembre hasta la Epifanía.

Ascesis, oración, asambleas más frecuentes son las primeras características del tiempo de preparación a la Navidad, disciplina que se precisa con los años. San Perpetuo de Tours (480) instituye un ayuno de tres días por semana que van desde san Martín a la Natividad.

En la Liturgia Romana

En laliturgia de Roma, el Adviento aparece más tarde, en la segunda mitad del siglo VIº. Es un tiempo de preparación, pero sin consideraciones ascéticas. Se centra mucho más en la alegre espera de la fiesta de Navidad que se prolonga hasta la vuelta del Señor glorioso al fin del mundo. Los textos de Isaías y las palabras de san Juan Bautista son las grandes voces litúrgicas del Adviento.

Efectivamente, no se sabe nada con precisión acerca de los orígenes del Adviento litúrgico en Roma porque el sacramentario leonino (siglo Vº) se mutiló desde su inicio, aunque no mucho. Se puede sostener que el uso del patriarcado pontifical fue aquí idéntico al de Nápoles o al de Ravena. El sacramentario gelasiano habla de cinco semanas (siglo VII).

Las homilías de san Gregorio Magno(604) señalan cuatro semanas para el tiempo litúrgico del Adviento, pero sin la observancia del ayuno. Las cuatro semanas del sacramentario gregoriano se convirtieron en ley en Francia en el siglo 8º.

Hay u observar que los formularios de las semanas preparatorias a la Navidad tuvieron alguna dificultad en encontrar su sitio en el ciclo litúrgico anual. En el sacramentario gelasiano del siglo VII, las oraciones y las antífonas de este tiempo del Adviento se encuentran al final del santoral. Será preciso aguardar a los siglos 8-9 para encontrar las misas del Adviento al principio del ciclo litúrgico de Navidad.

La preparación de la Natividad en Oriente

La Iglesia de Oriente ha visto en el Adviento más bien la espera de la luz que va a nacer.

El Adviento bizantino tiende sobre todo hacia la Epifanía “fiesta de las luces” mientras que el Adviento latino lo hace hacia la Navidad, fiesta de la venida del Señor en nuestra carne. Para preparar la victoria de la luz debemos abrirnos cada vez más a esta luz y examinarnos en nuestra luz interior. Debemos dejar que “la luz que hay en e fondo de nosotros, guíe nuestros actos diarios. Hemos de vivir en una atmósfera de docilidad, verdad y sinceridad.

En la liturgia bizantina, el domingo que precede es el de la conmemoración de todos los que, desde Adán y Eva, los primeros creados hasta José, el esposo de la Madre de Dios, han anunciado la venida en la carne del Hijo de Dios con sus obras y palabras.

La liturgia une así a todos los antepasados según la carne, al mismo tiempo que los Justos y los Profetas, según las propias palabras del Señor: ”Cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es para mí un hermano, una hermana y una madre” (Mt 12,49).

En el rito caldeo y sirio, las semanas que preceden a la Navidad son las “semanas de la anunciación”. El Adviento se llama “Saboura” o el anuncio de la buena noticia. Evocan la Anunciación a Zacarías, la Anunciación a María seguida de la Visitación, la Natividad de Juan Bautista y la Anunciación a José.

San Roque González, un ejemplo para los jóvenes

San Roque González, un ejemplo para los jóvenes

Roque González de Santa Cruz es el primer santo paraguayo y jesuita. Es un ejemplo de amor ardiente a Jesucristo, muy adecuado para los jóvenes de hoy, y fue un esforzado evangelizador y fundador de las primeras Reducciones Jesuíticas. Su fiesta se celebra el 20 de noviembre.

Antes de leer su biografía, es conveniente acceder a algún material videográfico, como el que ofrecemos a continuación.

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Vídeo de presentación de la vida y virtudes de san Roque, realizado por los Matris Milites con la intención de recordar al único santo paraguayo, como ejemplo de vida para la juventud y, especialmente, para todo su país, el Paraguay.

Documental San Roque González, el santo paraguayo, de ValdesTV Comunicaciones.

San Roque González de Santa Cruz

Nacido en Asunción, Paraguay, en 1576. Desde joven demostró una gran piedad ya que a los 14 años dirigió una procesión por el bosque en honor a la Eucaristía.

Fue ordenado sacerdote a la edad de 22 años y poco después nombrado párroco de la catedral de Asunción por el Obispo Martín Ignacio de Loyola.

El 9 de mayo de 1609 San Roque entró en la Compañía de Jesús y dos años mas tarde fue nombrado superior de la primera Reducción de Paraguay, San Ignacio Guazú. En la plaza de esta ciudad existe hoy una enorme estatua en su honor.

El deseo de llevar el evangelio a todo el mundo lo animaba a seguir adelante. El 22 de marzo de 1615 fundó una reducción en Itapúa (actual ciudad de argentina de Posadas) la cual pronto se trasladó a la otra orilla del río, en lo que es hoy Encarnación, Paraguay. Por eso se le reconoce como fundador y patrono de ambas ciudades. Otras dos Reducciones fundadas por San Roque González son: Concepción (1619) y Candelaria (1627).

El 15 de noviembre de 1628, celebró la Santa Misa cerca de Caaró (hoy día en Brasil), donde se planeaba una nueva reducción. Allí fue asesinado por un cacique llamado Nezú. Los asaltantes quemaron su cuerpo pero, milagrosamente, quedó intacto el corazón. Para gran asombro de los asesinos, el corazón del santo les habló haciéndoles ver lo que habían hecho e invitándoles al arrepentimiento. Este corazón tan lleno del amor divino para todos los hombres, se mantuvo incorrupto. Cinco años mas tarde fue llevado a Roma junto con el instrumento del martirio: un hacha de piedra.

Alonso Rodríguez y Juan del Castillo

El corazón de San Roque y el hacha fueron trasladados a Paraguay en 1960 tras una breve estancia en Argentina. Ahora están expuestos en la Capilla de los Mártires en el colegio de Cristo Rey, Asunción, Paraguay. En la misma capilla hay una placa con los nombres de 23 misioneros jesuitas martirizados en la región.

Es de notar que ninguno murió a manos de los indios guaraníes de las Reducciones sino por miembros de otras tribus que no les conocían o de los «paulistas». Estos últimos eran cazadores de esclavos procedentes de San Paulo, Brasil, que tenían a los padres por enemigos por su defensa de los indios.

La visión de San Roque sobre las Reducciones se conserva en una carta a su hermano Francisco: «Nosotros trabajamos por la justicia. Los indios necesitan estar libres de la esclavitud y de la dura servidumbre personal en la que ahora se encuentran. En justicia ellos están exentos de esto por ley natural, divina y humana»

En 1931 Roque de Santa Cruz y sus dos compañeros mártires, Alonso Rodríguez y Juan del Castillo, fueron beatificados.

Su corazón incorrupto y el hacha del martirio están en la Capilla de los Mártires en el colegio de Cristo Rey, Asunción, Paraguay.

San Roque fue canonizado por Su Santidad Juan Pablo II en su visita al Paraguay, en la ciudad de Asunción, Mayo de 1988. El primer Santo Paraguayo e inspiración para toda la humanidad

La familia del santo

La opinión de que Roque González de Santa Cruz era criollo, “hijo de la tierra”, por haber nacido de padres españoles de Asunción, se ve últimamente cuestionada por las investigaciones del jesuita Rafael Carbonell, que nos hacen pensar cada vez con mayor fuerza que doña María Santa Cruz no era una dama española, sino que nació de la unión entre Pedro Santa Cruz, abuelo de Roque, miembro del primer grupo de españoles que arribaron a las tierras del Paraguay, y la hija de un cacique guaraní.

El padre de Roque

De Bartolomé González de Villaverde, nacido en León por 1512, padre de Roque, consta que embarcó en una de las once naves de la expedición del adelantado don Pedro Mendoza, que puso rumbo al Río de la Plata el 24 de agosto de 1534. Soltero y joven, se desempeñó como uno de los capitanes de la gran armada conquistadora.

Entre las mil y una desventuras de esta accidentada expedición, Bartolomé González pasó a ejercer la profesión de escribano, dejando a un lado la de soldado, y para obtener las debidas licencias embarcó a España en abril de 1539, en una expedición enviada en busca de apoyo por Domingo Martínez de Irala, que asumiera el mando de los pocos españoles sobrevivientes en Asunción. Partió de regreso con 25 años, el 2 de noviembre de 1540, con su título de escribano real y público, oficio que ejerció hasta el fin de su vida.

Como señala Carbonell, “al destacar aquellas características fundamentales del escribano, comprenderemos sus requisitos y ponderaremos el ambiente en el ejercicio de su profesión. Asimismo, el influjo de su carácter y su modo de expresarse en sus propios hijos: desde la alternancia de la vida militar y la de escribano, hasta el castellano, gramaticalmente correcto con la palabra precisa, peculiar de los escritos del P. Roque González de Santa Cruz, o la capacidad para adecuarse a personas de muy diversa condición”

La madre mestiza

En contraste a los sólidos datos sobre Bartolomé González antes de su casamiento, en España y América, sobre María de Santa Cruz apenas se tienen datos que no sean los relacionados a su matrimonio y a los procesos posteriores relacionados a los diez hijos de la familia González de Santa Cruz.

Carbonell ha encontrado vínculos documentales en procesos en los que el escribano Bartolomé González actúa de oficio a favor de Pedro de Santa Cruz, ambos miembros del primer grupo de expedicionarios que vinieron con Mendoza.

Esta estrecha relación está corroborada por un documento recientemente descubierto por el investigador correntino Gustavo Sorg: “En la ciudad de Asunción, cabeza de estas provincias y gobernación del Río de la Plata, en 18 de enero 1602, el capitán Francisco González de Santa Cruz solicitó hacer una probanza de los mucho y calificados servicios que Bartolomé González mi legítimo padre hizo en estas provincias y gobernación del Río de la Plata a la majestad del Rey nuestro señor como uno de los primeros conquistadores y descubridores de estas dichas provincias, y por el consiguiente de los que hizo Pedro de Santa Cruz mi abuelo que también fue uno de los primeros conquistadores que vinieron de los reinos de Castilla con el Adelantado y gobernados don Pedro de Mendoza los cuales vinieron de estos dichos reinos a su costa misión” (Documento n. 12 en el Archivo General de Indias, Charcas 81).

El hermano mayor de Roque declara a Bartolomé González, su padre, y a Pedro González de Santa Cruz, su abuelo, compañeros de la primera expedición de don Pedro de Mendoza. Es sabido, por un lado, que los españoles solteros de dicha expedición que aparecieron por primera vez en Asunción, los caciques les ofrecieron sus hijas, con lo que la conquista se impuso más por vía del cuñadazgo que de las armas. Por otro lado, dadas las características riesgosas de estos viajes, de hecho, la mayor parte de los expedicionarios eran solteros.

Según las investigaciones de Carbonell, del mismo Bartolomé González consta descendencia fuera de su posterior matrimonio y es altamente probable que Pedro de Santa Cruz haya tenido asimismo su propia descendencia en Asunción. Teniendo en cuenta el viaje de Bartolomé González a España, sumado al hecho de que se casó con cuarenta años según Carbonell, hubo suficiente tiempo para que una hija de Pedro de Santa Cruz, nacida en Asunción, tuviera la edad suficiente para ser desposada por su compañero de viaje, el ya escribano Bartolomé González. El hecho de que éste se haya casado más bien tarde, no era una práctica rara, ya que los varones solían establecer unas bases económicas sólidas antes de hacerlo; de hecho, el hijo mayor de la familia, Francisco González de Santa Cruz, siguió la costumbre de su padre al casarse después de los cuarenta años. El promedio de edad de las mujeres para el matrimonio, sin embargo, estaba entre los 17 y 18 años.

Supuestos estos datos, se nos impone de manera más que probable que María de Santa Cruz haya sido engendrada por Pedro de Santa Cruz y la hija de un cacique guaraní, rango que se podía equiparar a la nobleza, con lo que Roque González tendría raíz bien plantada en la cultura guaraní, por la sangre de su madre y de su abuela.

La familia

Los hijos del matrimonio González de Santa Cruz eran diez hermanos, siete varones y tres mujeres: María, Francisco, Diego, Mateo, Bartolomé, Mariana, Pedro, Roque, una mujer sin nombre conocido y Gabriel. Entre los varones, tres fueron capitanes (Francisco, Diego y Bartolomé) y cuatro sacerdotes (Mateo, Pedro, Roque y Gabriel). La familia usufructuaba el beneficio de la concesión de tierras, con el servicio personal de indígenas asignados por encomienda.

Como nos dice Carbonell: “El modo de tratar a los indios del servicio dependía de cada familia. En el hogar de los González de Santa Cruz, familia numerosa, con la chacra y el viñedo en Tacumbú, cerca de Asunción, la convivencia con los guaraníes era cotidiana. Por la conducta de los diez hijos, el conocimiento de la lengua guaraní, la capacidad y el hábito de trabajo personal, la colaboración entre ellos y el respeto a la vocación y responsabilidad específica de cada uno, no dudamos en admirar a los padre; y más, en particular, a María de Santa Cruz, la madre entregada en el anonimato de la vida hogareña cotidiana y, como muy probable indicamos, con sangre guaraní en sus venas”.

La sangre no es agua

Son conocidos el gran amor y el compromiso irrenunciable a favor de los guaraníes que Roque González manifestó desde temprana edad. Su primera misión apostólica como sacerdote diocesano fue entre los guaraníes de la región del Mbaracuayú, de la que volvió para ser párroco de la catedral de Asunción. Sin duda uno de los motivos que llevaron a Roque a dejar de lado un brillante futuro eclesiástico y unirse a los jesuitas para iniciar la experiencia de las reducciones en el Paraguay, fue una opción muy definida por la causa de la evangelización de los indígenas.

Su gran dominio y elocuencia en el uso del guaraní junto con la fuerza de su determinación por catequizar, organizar y defender a los guaraníes de la voracidad colonial, por un lado, y de la rapacidad esclavista de los bandeirantes, por otro lado, no hacen sino reforzar la idea de que en su corazón corría sangre guaraní.

roquegonzalez_y_caciqueArasunu Marangatu, el anciano cacique guarani compañero de martirio de Roque González.

Las crónicas contemporáneas más importantes de cinco jesuitas sobre el martirio de Roque González, ocurrido el 15 de noviembre de 1628, en la recientemente fundada reducción de Todos los Santos del Caaro, coinciden en señalar que junto a Roque y a Alonso Rodríguez, que fueron ejecutados el mismo día y en el mismo lugar, también cayó asesinado por el Cacique Ñeesu y sus compañeros, un anciano cacique guaraní que levantó la voz en defensa de los dos jesuitas.

Denuncia

Pedro Romero, compañero de Roque González, encargado de la vecina Reducción de Candelaria de Caazapamini, que recogió los restos de sus compañeros mártires, incluido el corazón de Roque, cuenta en 1529 en carta al P. Vitelleschi, Superior general de los jesuitas, que este noble cacique no contuvo su reacción “pareciéndole mal que los tratasen de aquella suerte” encarándoles “que para qué trataban así a los sacerdotes; y luego allí le quebraron la cabeza, y le mataron con grande rabia y coraje”. Evidentemente la reprensión fue mucho más que un tímido comentario en voz baja, ya que generó una rabia mortal en su propio daño. Francisco Vázquez Trujillo, superior de las Misiones guaraníticas, en su carta del 21 de diciembre de 1629 hace referencia a “la muerte que padeció (el cacique); por defender los predicadores del Evangelio”.

Indignación

Juan Bautista Ferrufino, Procurador de la Provincia del Paraguay, llevó a Roma el corazón de Roque González. Pasando por España en 1633 presentó al Rey Felipe IV un relato del martirio de Roque, Alonso Rodríguez y Juan del Castillo; en el texto traducido del guarani al castellano barroco de la época, nos impacta el enérgico reproche del cacique: “¿Por qué, bárbaros, les habéis intentado tan atroz alevosía?… ¿Por qué pasasteis a encrueleceros con estos venerables cadáveres?… ¡Oh viles pechos!”. La incontenible indignación del venerable anciano, según hace notar esta crónica, habría sido por el escarnio al que sometieron los cuerpos de los muertos. “Cerraron con él y lo mataron”, comenta Ferrufino y añade “aunque no estaba bautizado, tan grande celo no parece que pudo ser sino sobrenatural impulso y luz de fe”.

Fiel amigo

Diego de Boroa, superior de la Provincia jesuítica del Paraguay, sensibilizado por el testimonio y el coraje de este buen hombre, consigna un pasaje muy significativo de su visita al Caaro en sus cartas anuas de 1632-1634: “Quedé impresionado ante un espacio de tierra acotado donde el viejo cacique, el fiel amigo de los jesuitas martirizados, también vertió su sangre… diciendo misa adonde cayó muerto el Santo viejo”.

Ejemplo para jóvenes

Antonio Ruiz de Montoya en su libro La conquista espiritual del Paraguay impreso en Madrid en 1639, también se hace eco de la muerte del cacique contando como “cerraron con él, y a crueles golpes lo mataron”. Y, por lo que nos cuenta Montoya, el coraje del viejo hizo con que otros también levantaran la voz ante el crimen, ya que según nos relata, “la misma reprensión hicieron dos muchachos atravesados de filial dolor de ver el destrozo que en brevísimo tiempo hicieron en sus queridos Padres; tuvieron los por matar, pero escaparon la vida, y aún la dieron a los Padres de otras reducciones, yendo por ocultos caminos a avisarles del fin del P. Roque y su compañero”.

Un trueno en el cielo

Aunque en 1932 al presentar en Roma la causa de los mártires del Caaro, se incluyeron referencias históricas del valiente anciano, no se ha consignado su nombre puesto que ninguna de las crónicas de la época del martirio lo registra. Sabemos por los cronistas que no estaba aún bautizado, que se estaba preparando como catecúmeno para recibir el bautismo y que era suegro de Guarobay, uno de los primeros caciques que recibieron a Roque en las riberas del Río Uruguay.

En los últimos años se ha reavivado el interés por recuperar la figura y el testimonio cristiano de este hombre ejemplar y el deseo de exaltar su testimonio cristiano. Cabe pues darle el nombre de “Arasunu”, conforme al papel que cumplió de encarar con “voz de trueno” la violencia y la crueldad, al precio de su propia vida. Actualizando, como profeta, la denuncia de Dios a Caín: “¿Qué has hecho? Habla la sangre de tu hermano y desde la tierra grita hasta mi” (Génesis 4, 10).

El coraje para defender la verdad y despreciar el peligro que evidentemente conocía, movido por su fe, han bastado a la Iglesia católica para dar el título de mártires a muchos que venera a lo largo de los siglos, a muchos cuyos nombres no registraron las crónicas y aún a quienes no estaban bautizados, por considerar su martirio como un “bautismo de sangre”, que los asocia de una manera muy especial a Jesucristo en su muerte y por lo tanto a su gloria.

La fiesta de Cristo Rey

La fiesta de Cristo Rey

El último domingo del año litúrgico celebramos la pertenencia de todo y de todos a Dios. ¡Prepárate para la fiesta del Rey del universo!

Cristo es el Rey del universo y de cada uno de nosotros. Es una de las fiestas más importantes del calendario litúrgico, porque celebramos que Cristo es el Rey del universo. Su Reino es el Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y la paz.

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Un poco de historia

La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925.

El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo Rey.

Posteriormente se movió la fecha de la celebración dándole un nuevo sentido. Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta se quiso resaltar la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es el alfa y el omega, el principio y el fin. Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre y para todos los hombres.

Con la fiesta de Cristo Rey se concluye el año litúrgico. Esta fiesta tiene un sentido escatólogico pues celebramos a Cristo como Rey de todo el universo. Sabemos que el Reino de Cristo ya ha comenzado, pues se hizo presente en la tierra a partir de su venida al mundo hace casi dos mil años, pero Cristo no reinará definitivamente sobre todos los hombres hasta que vuelva al mundo con toda su gloria al final de los tiempos, en la Parusía.

Si quieres conocer lo que Jesús nos anticipó de ese gran día, puedes leer el Evangelio de Mateo 25,31-46.

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En la fiesta de Cristo Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en nuestros corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos, y así el Reino de Dios puede hacerse presente en nuestra vida. De esta forma vamos instaurando desde ahora el Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros hogares, empresas y ambiente.

Jesús nos habla de las características de su Reino a través de varias parábolas en el capítulo 13 de Mateo:

“es semejante a un grano de mostaza que uno toma y arroja en su huerto y crece y se convierte en un árbol, y las aves del cielo anidan en sus ramas”;

“es semejante al fermento que una mujer toma y echa en tres medidas de harina hasta que fermenta toda”; “es semejante a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta, y lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo”;

“es semejante a un mercader que busca perlas preciosas, y hallando una de gran precio, va, vende todo cuanto tiene y la compra”.

En ellas, Jesús nos hace ver claramente que vale la pena buscarlo y encontrarlo, que vivir el Reino de Dios vale más que todos los tesoros de la tierra y que su crecimiento será discreto, sin que nadie sepa cómo ni cuándo, pero eficaz.

cristo-rey3La Iglesia tiene el encargo de predicar y extender el reinado de Jesucristo entre los hombres. Su predicación y extensión debe ser el centro de nuestro afán vida como miembros de la Iglesia. Se trata de lograr que Jesucristo reine en el corazón de los hombres, en el seno de los hogares, en las sociedades y en los pueblos. Con esto conseguiremos alcanzar un mundo nuevo en el que reine el amor, la paz y la justicia y la salvación eterna de todos los hombres.

Para lograr que Jesús reine en nuestra vida, en primer lugar debemos conocer a Cristo. La lectura y reflexión del Evangelio, la oración personal y los sacramentos son medios para conocerlo y de los que se reciben gracias que van abriendo nuestros corazones a su amor. Se trata de conocer a Cristo de una manera experiencial y no sólo teológica.

Acerquémonos a la Eucaristía, Dios mismo, para recibir de su abundancia. Oremos con profundidad escuchando a Cristo que nos habla.

Al conocer a Cristo empezaremos a amarlo de manera espontánea, por que Él es toda bondad. Y cuando uno está enamorado se le nota.

El tercer paso es imitar a Jesucristo. El amor nos llevará casi sin darnos cuenta a pensar como Cristo, querer como Cristo y a sentir como Cristo, viviendo una vida de verdadera caridad y autenticidad cristiana. Cuando imitamos a Cristo conociéndolo y amándolo, entonces podemos experimentar que el Reino de Cristo ha comenzado para nosotros.

Por último, vendrá el compromiso apostólico que consiste en llevar nuestro amor a la acción de extender el Reino de Cristo a todas las almas mediante obras concretas de apostolado. No nos podremos detener. Nuestro amor comenzará a desbordarse.

Dedicar nuestra vida a la extensión del Reino de Cristo en la tierra es lo mejor que podemos hacer, pues Cristo nos premiará con una alegría y una paz profundas e imperturbables en todas las circunstancias de la vida.

A lo largo de la historia hay innumerables testimonios de cristianos que han dado la vida por Cristo como el Rey de sus vidas. Un ejemplo son los mártires de la guerra cristera en México en los años 20, quienes por defender su fe, fueron perseguidos y todos ellos murieron gritando “¡Viva Cristo Rey!”.

La fiesta de Cristo Rey, al finalizar el año litúrgico es una oportunidad de imitar a estos mártires promulgando públicamente que Cristo es el Rey de nuestras vidas, el Rey de reyes, el Principio y el Fin de todo el Universo.


Que viva mi Cristo (Himno mexicano)

Que viva mi Cristo, que viva mi Rey
que impere doquiera triunfante su ley,
que impere doquiera triunfante su ley.
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cristo Rey!

Mexicanos un Padre tenemos
que nos dio de la patria la unión
a ese Padre gozosos cantemos,
empuñando con fe su pendón.

Él formó con voz hacedora
cuanto existe debajo del sol;
de la inercia y la nada incolora
formó luz en candente arrebol.

Nuestra Patria, la Patria querida,
que arrulló nuestra cuna al nacer
a Él le debe cuanto es en la vida
sobretodo el que sepa creer.

Del Anáhuac inculto y sangriento,
en arranque sublime de amor,
formó un pueblo, al calor de su aliento
que lo aclama con fe y con valor.

Su realeza proclame doquiera
este pueblo que en el Tepeyac,
tiene enhiesta su blanca bandera,
a sus padres la rica heredad.

Es vano que cruel enemigo
Nuestro Cristo pretenda humillar.
De este Rey llevarán el castigo
los que intenten su nombre ultrajar.


Vida y milagros de San Martín de Tours, con recursos audiovisuales

Vida y milagros de San Martín de Tours, con recursos audiovisuales

San Martín es un gran santo queridísimo para los franceses, y muy popular en todo el mundo. Su fiesta la celebra la Iglesia universal el día 11 de noviembre.

Nació en Hungría, pero sus padres se fueron a vivir a Italia. Era hijo de un veterano del ejército y a los 15 años ya vestía el uniforme militar.

Durante más de quince siglos ha sido recordado nuestro santo por el hecho que le sucedió siendo joven y estando de militar en Amiens (Francia). Un día de invierno muy frío se encontró por el camino con un pobre hombre que estaba tiritando de frío y a medio vestir. Martín, como no llevaba nada más para regalarle, sacó la espada y dividió en dos partes su manto, y le dio la mitad al pobre. Esa noche vio en sueños que Jesucristo se le presentaba vestido con el medio manto que él había regalado al pobre y oyó que le decía: «Martín, hoy me cubriste con tu manto».

Sulpicio Severo, discípulo y biógrafo del santo, cuenta que tan pronto Martín tuvo esta visión se hizo bautizar (era catecúmeno, o sea estaba preparándose para el bautismo). Luego se presentó a su general que estaba repartiendo regalos a los militares y le dijo: «Hasta ahora te he servido como soldado. Déjame de ahora en adelante servir a Jesucristo propagando su santa religión». El general quiso darle varios premios pero él le dijo: «Estos regalos repártelos entre los que van a seguir luchando en tu ejército. Yo me voy a luchar en el ejército de Jesucristo, y mis premios serán espirituales».

En seguida se fue a Poitiers donde era obispo el gran sabio San Hilario, el cual lo recibió como discípulo y se encargó de instruirlo.

martin_tours_el_grecoComo Martín sentía un gran deseo de dedicarse a la oración y a la meditación, San Hilario le cedió unas tierras en sitio solitario y allá fue con varios amigos, y fundó el primer convento o monasterio que hubo en Francia. En esa soledad estuvo diez años dedicado a orar, a hacer sacrificios y a estudiar las Sagradas Escrituras. Los habitantes de los alrededores consiguieron por sus oraciones y bendiciones, muchas curaciones y varios prodigios. Cuando después le preguntaban qué profesiones había ejercido respondía: «fui soldado por obligación y por deber, y monje por inclinación y para salvar mi alma».

Un día en el año 371 fue invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un enfermo grave, pero era que el pueblo quería elegirlo obispo. Apenas estuvo en la catedral toda la multitud lo aclamó como obispo de Tours, y por más que él se declarara indigno de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar.

En Tours fundó otro convento y pronto tenía ya 80 mojes. Y los milagros, la predicación, y la piedad del nuevo obispo hicieron desaparecer prontamente el paganismo de esa región, y las conversiones al cristianismo eran de todos los días. A los primeros que convirtió fue a su madre y a sus hermanos que eran paganos.

Un día un antiguo compañero de armas lo criticó diciéndole que era un cobarde por haberse retirado del ejército. Él le contestó: «Con la espada podía vencer a los enemigos materiales. Con la cruz estoy derrotando a los enemigos espirituales».

Recorrió todo el territorio de su diócesis dejando en cada pueblo un sacerdote. Él fue fundador de las parroquias rurales en Francia.

Dice su biógrafo y discípulo, que la gente se admiraba al ver a Martín siempre de buen genio, alegre y amable. Que en su trato empleaba la más exquisita bondad con todos.

Un día en un banquete San Martín tuvo que ofrecer una copa de vino, y la pasó primero a un sacerdote y después sí al emperador, que estaba allí a su lado. Y explicó el por qué: «Es que el emperador tiene potestad sobre lo material, pero al sacerdote Dios le concedió la potestad sobre lo espiritual». Al emperador le agradó aquella explicación.

martindetours3En los 27 años que fue obispo se ganó el cariño de todo su pueblo, y su caridad era inagotable con los necesitados. Los únicos que no lo querían eran ciertos tipos que querían vivir en paz con sus vicios, pero el santo no los dejaba. De uno de ellos, que inventaba toda clase de cuentos contra San Martín, porque este le criticaba sus malas costumbres, dijo el santo cuando le aconsejaron que lo debía hacer castigar: «Si Cristo soportó a Judas, ¿por qué no he de soportar yo a este que me traiciona?».

Con varios empleados oficiales tuvo fuertes discusiones, porque en ese tiempo se acostumbraba torturar a los prisioneros para que declararan sus delitos. Nuestro santo se oponía totalmente a esto, y aunque por ello se ganó la enemistad de altos funcionarios, no permitía la tortura.

Supo por revelación cuándo le iba a llegar la muerte y comunicó la noticia a sus numerosos discípulos. Estos se reunieron junto a su lecho de enfermo y le suplicaban llorando: «¿Te alejas padre de nosotros, y nos dejas huérfanos y solos y desamparados?». El santo respondió con una frase que se ha hecho famosa: «Señor, si en algo puedo ser útil todavía, no rehuso ni rechazo cualquier trabajo y ocupación que me quieras mandar».

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Pero Dios vio que ya había trabajado y sufrido bastante y se lo llevó a que recibiera en el cielo el premio por sus grandes labores en la tierra.

El medio manto de San Martín (el que cortó con la espada para dar al pobre) fue guardado en una urna y se le construyó un pequeño santuario para guardar esa reliquia. Como en latín para decir «medio manto» se dice «capilla», la gente decía: «Vamos a orar donde está la capilla». Y de ahí viene el nombre de capilla, que se da a los pequeños salones que se hacen para orar.


Otras biografías de san Martín de Tours

Recursos audiovisuales

San Martín de Tours, biografía animada

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Biografía de san Martín de Tours en Tusantodeldia

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Martín de Tours, por Encarni Llamas en DiócesisTV

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San Martín de Tours, por Erika Rotenks

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San Carlos Borromeo, el patrón de los catequistas – Recursos audiovisuales

San Carlos Borromeo, el patrón de los catequistas – Recursos audiovisuales

San Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en serio las palabras de Jesús; «Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su vida por Mí, la ganará».  Llegó a ser Arzobispo de Milán y Cardenal, su fiesta se celebra el 4 de noviembre, y es el patrón de los catequistas y de los seminaristas. Su nombre, Carlos, significa «hombre prudente».

Era de familia muy rica. Su hermano mayor, a quien correspondía la mayor parte de la herencia, murió repentinamente al caer de un caballo.

Él consideró la muerte de su hermano como un aviso enviado por el cielo, para estar preparado porque el día menos pensado llega Dios por medio de la muerte a pedirnos cuentas. Renunció a sus riquezas y fue ordenado sacerdote y mas tarde Arzobispo de Milán. Aunque no faltan las acusaciones de que su elección fue por nepostismo (era sobrino del Papa), sus enormes frutos de santidad demuestran que fue una elección del Espíritu Santo.

Como obispo, su diócesis que reunía a los pueblos de Lombardía, Venecia, Suiza, Piamonte y Liguria. Los atendía a todos. Su escudo llevaba una sola palabra: «Humilitas», humildad. El, siendo noble y riquísimo, vivía cerca del pueblo, prívandose de lujos. Fue llamado con razón «padre de los pobres».

Decía que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y que a todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder.

Para con los necesitados era supremamente comprensivo. Para con sus colaboradores era muy amigable y atento, pero exigente. Y para consigo mismo era exigentísimo y severo.

Fue el primer secretario de Estado del Vaticano (en el sentido moderno).

Fue blanco de un vil atentado, mientras rezaba en su capilla, pero salió ileso, perdonando generosamente al agresor.

Fundó seminarios para formar sacerdotes bien preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan sabios, que muchos obispos los copiaron para organizar según ellos sus propios seminarios.

Fue amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe Neri, San Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios santos más.

Murió joven y pobre, habiéndo enriquecido enormemente a muchos con la gracia. Murió diciendo: «Ya voy, Señor, ya voy». En Milán casi nadie durmió esa noche, ante la tremenda noticia de que su queridísimo Cardenal arzobispo, estaba agonizando.

Artículo original en corazones.org

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Recursos audiovisuales

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Los dos lobos

Los dos lobos

Al atardecer, cuando los últimos rayos del sol tocaban las puntas de las tiendas de los campamentos sioux, los niños solían sentarse alrededor del fuego junto a los ancianos de la tribu para escuchar sus historias y aprender sobre la vida.

El viejo cacique sioux, Achomawi (que significa hombre del río) estaba teniendo una charla con sus dos nietos Leotie (flor de la pradera) y Pakiutlema (guardián del cañón).

Les decía:

—Me siento como si una gran pelea estuviera ocurriendo en mi corazón y es entre dos lobos.

Uno de los lobos representa la maldad, es violento, rencoroso, y vengador.

El otro, es bondadoso, humilde, generoso y está lleno de amor y compasión.

Esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes, y dentro de todos los seres de la tierra…

Los niños se quedaron contemplando en silencio el fuego por un largo rato. Finalmente, Leotie alzó sus ojos almendrados y profundos y preguntó:

Abuelo, dime: ¿cuál de los lobos ganará?

Y el viejo cacique respondió simplemente:

El que ustedes alimenten…

Adaptación de autor desconocido

Para la reflexión personal

Pelea concreta y cotidiana que todos libramos con nuestros propios lobos y con los de los demás. Estar atentos a qué cosas alimentamos en nuestro interior y sobre todo, con qué lo hacemos, ya estamos mediando en esa lucha. Si nuestra mente y nuestro interior, permanentemente están alimentados de imágenes de violencia, de lecturas superficiales, de amistades interesadas, de pensamientos oscuros, de banalidades y maledicencias, de conversaciones dañinas, de cuestiones superficiales; sin preocuparnos nada más que por nosotros mismos, no tendríamos que sorprendernos que en nuestra vida vayan creciendo dichos sentimientos.

Dicen que en la mitad de la vida, uno tiene la cara que se merece. No estoy tan seguro de que esto sea tan cierto, pero algo de verdad indica, seguramente. Si de jóvenes nos vamos rodeando de buenos compañeros, trabajamos honestamente por cimentar los valores en nuestra personalidad; escuchamos, vemos y leemos cuestiones que nos elevan; examinamos todo y nos quedamos con lo bueno; dialogamos con todo y con todos, pero seguimos firmes a nuestros principios y tenemos una actitud abierta, franca y sincera, probablemente el bien, la bondad y la belleza, por ende, la armonía se constituyan en un disfrute sereno en nuestra vejez.

El lobo que representa la maldad, la violencia, la envidia, el rencor y la venganza, hace que finalmente se enfrente con nosotros, y nos caiga con todo su horror destruyendo lo que somos. La maravilla de esto es que depende exclusivamente de nosotros. Si alimentamos el bien, nos hará crecer cada vez más, agrandando y ennobleciendo eso de ser humanos, haciéndonos felices a nosotros mismos y a los demás. Como Dios quiere…

Para compartir en familia o en grupo

  1. Enumerar diez actitudes, cosas o situaciones que pueden alimentar el lobo del mal en nosotros.
  2. Enumerar diez actitudes, cosas o situaciones que pueden alimentar el lobo del bien en nosotros.
  3. ¿Qué lobo siento que está mejor alimentado en mí? ¿Quién creo que ganará la lucha y por qué?
  4. ¿Qué elementos en nuestro proyecto de vida nos ayudarán a alimentar el lobo del bien, la bondad y la belleza?
  5. Buscar algún adulto mayor de nuestra confianza y estima, leerle el cuento y compartir lo reflexionado, estableciendo semejanzas y diferencias.

Valores en juego

Aprender. Bondad. Consejo. Integridad. Libertad.

Para disfrutar del buen cine

Dersu Uzala

  • Origen: Japón
  • Director: Akira Kurosawa
  • Protagonistas: Maxim Munzg / Yuri Solomine
  • Año: 1975
  • Duración: 120 min
  • Género: Aventuras, drama
  • Calificación: ATP

El hombre sin rostro

  • Origen: EE UU
  • Director: Mel Gibson
  • Protagonistas: Mel Gibson / G. Lewis/ M. Whitton
  • Otro título: The Man Without a Face
  • Año: 1983
  • Duración: 110 min
  • Género: Drama
  • Calificación: SAM 14

La fuerza de uno

  • Origen: EE UU / Francia
  • Director: John G. Vildsen
  • Protagonistas: N. Kubheka / S. Fenton
  • Otro título: The Power of One
  • Año: 1992
  • Duración: 127 min
  • Género: Drama
  • Calificación: SAM 14

La misión

  • Origen: EE UU
  • Director: Roland Joffe
  • Protagonistas: Robert De Niro / Jeremy Irons
  • Otro título: The Mission
  • Año: 1986
  • Duración: 120 min
  • Género: Testimonial, histórico
  • Calificación: ATP
Las diferentes formas de oración con los niños

Las diferentes formas de oración con los niños

Todo cristiano, o mejor, toda persona que sinceramente desea comunicarse con su Señor, va experimentando diferentes formas de oración a lo largo de su vida. Podríamos resumirlas o agruparlas en torno a tres elementos:

1. Los momentos reservados a la oración personal.

2. Una actitud de fe que informa e inspira sus actos diarios.

3. La celebración comunitaria de esa fe.

El niño tendrá que ir experimentando desde pequeño las diferentes formas de oración que han surgido en la historia del Pueblo de Dios. Para cada momento el niño conocerá y vivirá una forma de oración. Así, conocerá la alabanza por todo lo bello y hermoso que Dios nos dio; la oración de súplica; la de acción de gracias; la oración a través del canto, del gesto, del dibujo; las oraciones de carácter repetitivo, los textos breves de la Palabra de Dios, la oración personal, etcétera.

Aunque existen diversas maneras de hacer oración, podríamos hablar de dos formas básicas: la oración personal o silenciosa y la oración comunitaria. Es decir, la oración individual que cada ser humano realiza con su Dios y la oración compartida con los hermanos en torno a un mismo Padre.


La oración personal o silenciosa

Los niños tienen que acostumbrarse paulatinamente a lograr espacios de silencio interior. Es decir, a lograr momentos de comunicación profunda con Dios nuestro Padre. El niño -también el adulto- tiene que poder ponerse delante de Dios, para presentarle sus inquietudes, sus temores y esperanzas, sus peticiones, sus alabanzas, sus acciones de gracias. En todo momento debe captar que Dios es su Padre y que nunca lo abandona, aun en los momentos difíciles. El niño debe aprender a invocar a Dios que nos ama y nos conserva; a Jesús Hijo de Dios y hermano nuestro que nos conduce al Padre; al Espíritu Santo que habita en nosotros y a María, Madre de Jesús y Madre nuestra.


La oración comunitaria

Los niños necesitan ir realizando sus primeras experiencias de oración comunitaria, desde pequeños. Ellos deben poder captar que la comunidad, la familia, los amigos, los demás también están para rezar con uno, para compartir alegrías y dolores, para rezar juntos por una intención personal. Un niño pidiendo a sus amigos que recen por su gatito enfermo está generando un acto salvífico del amor de Dios.

Así, por medio de la oración comunitaria, el niño conocerá:

  • la oración de alabanza por todo lo bello y hermoso que Dios nos da y nos regala constantemente a través de toda la Creación. La alabanza es la forma de orar que reconoce de la manera más directa que Dios es Dios. Le canta por Él mismo, le da gloria no por lo que hace, sino por lo que Él es. La alabanza integra las otras formas de oración y las lleva hacia Aquél que es su fuente y su término. La alabanza tiene su síntesis vital del Antiguo Testamento en la expresión hebrea «¡Hallelu-Ya!» (Aleluya), «¡Alabad al Señor!»
  • la oración de súplica y petición: que no sólo presenta ante Dios todas nuestras necesidades, angustias y miedos sino que nos solidariza con el resto de los hombres, haciéndonos conscientes y responsables de todos aquellos a quienes tenemos presentes en nuestras oraciones, abriéndonos a todos los problemas personales y sociales. Orar por otros, como expresión de la “comunión de los santos”, incluso por los enemigos; nos acerca a la oración de Jesús.
  • la oración de acción de gracias: expresa nuestro continuo agradecimiento por todo lo que Dios nos regala y realiza cada día y en cada momento por nosotros. Agradecemos por que su Amor es infinito. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros (1 Ts 5, 18).

Es muy importante que los niños puedan hacer oración y expresar en voz alta sus propias preocupaciones, sus propias intenciones. Estas oraciones espontáneas -de petición, de alabanza y de agradecimiento- muy gratas a los niños y, estoy convencido, que a Dios también, van a ir despertando el sentido comunitario de la oración.

En ese sentido, tenemos que ayudar a los niños, para que escuchen atentamente las oraciones de los otros y no las repitan por imitación o costumbre y tratar de que las oraciones sean lo más personalizadas posibles. La idea es ponerle rostros concretos de personas a todas las oraciones y siempre en primera persona (singular o plural). Ejemplos:

  • Una cosa es orar diciendo: “Yo le pido al Señor por los chicos pobres…” (impersonal y en 3.ª persona) y, otra muy distinta, es orar diciendo: “Yo te pido Jesús por esos tres chicos que hoy a la mañana observé limpiando los parabrisas de los coches, para que los ayudes…”.
  • Una cosa es pedir “por los enfermos” y otra muy distinta, es compartir con los compañeros: “Buen Jesús, te pido por mi abuela Clara que está enferma…”.
  • Una cuestión es rezar para “que seamos cada vez más buenos” y otra, muy diferente es rezar por “fulano” (con nombre y apellido) ese compañero que no me llevo muy bien, para que pueda comprenderlo mejor y acercarme a él…

De esta manera, por las experiencias de oración junto a los demás (sobre todo, en las Celebraciones de la Palabra), los niños van tomando conciencia paulatina de la gran oración comunitaria de la Iglesia: la Liturgia, que alcanza su expresión máxima en la Eucaristía o Santa Misa. Es de lamentar que a medida que pasan los años, más nos vamos alejando de la oración comunitaria, compartida desde la vida.

*  *  *

No te aflijas si no recibes de Dios inmediatamente lo que pides: es Él quien quiere hacerte más bien todavía mediante tu perseverancia en permanecer con él en oración. El quiere que nuestro deseo sea probado en la oración. Así nos dispone para recibir lo que él está dispuesto a darnos…

San Agustín

(De la Serie «Iniciación en la oración», columna 6.ª)