Situación actual del matrimonio y la familia en nuestra sociedad

Situación actual del matrimonio y la familia en nuestra sociedad

Catecismo la Familia y el Matrimonio.

2. Situación actual del matrimonio y la familia en nuestra sociedad

9. ¿Cuál es la situación de la familia en nuestra sociedad?

Los cambios culturales de las últimas décadas han influido fuertemente en el concepto tradicional de la familia. Sin embargo, la familia es una institución natural dotada de una extraordinaria vitalidad con gran capacidad de reacción y defensa. No todos estos cambios han sido perjudiciales y por eso el panorama actual sobre la familia puede decirse que está compuesto de aspectos positivos y negativos.

10. ¿Qué aspectos positivos se notan en muchas familias?

El sentido cristiano de la vida ha influido para que en nuestra sociedad se promueva cada vez más: una conciencia más viva de la libertad y responsabilidad personales en el seno de las familias; el deseo de que las relaciones entre los esposos y de los padres con los hijos sean virtuosas; una gran preocupación por la dignidad de la mujer; una actitud más atenta a la paternidad y maternidad responsables; un mayor cuidado a la educación de los hijos; una mayor preocupación de las familias para relacionarse y ayudarse entre sí.

11. ¿Qué aspectos negativos encontramos en las familias de nuestro país?

Son muchos y todos ellos revelan las consecuencias que provoca el rechazo del amor de Dios por los hombres y mujeres de nuestra época. De modo resumido podemos señalar: una equivocada concepción de la independencia de los esposos; defectos en la autoridad y en la relación entre padres e hijos; dificultades para que la familia transmita los valores humanos y cristianos; creciente número de divorcios y de uniones no matrimoniales; el recurso fácil a la esterilización, al aborto y la extensión de una mentalidad antinatalista muy difundida entre los matrimonios; condiciones morales de miseria inseguridad y materialismo; la emergencia silenciosa de gran número de niños de la calle fruto de la irresponsabilidad o de la incapacidad educativa de sus padres; gran cantidad de personas abandonadas por falta de familia estable y solidaria.

12. ¿Qué podemos hacer para que los signos negativos no prevalezcan?

La única solución verdaderamente eficaz es que cada hombre y cada mujer se esfuercen por vivir en sus familias las enseñanzas del Evangelio, con autenticidad El sentido cristiano de la vida hará que siempre prevalezcan los signos positivos sobre los negativos, aunque estos nunca falten.

13. ¿Jesucristo nos dio algún ejemplo especial sobre la familia?

Sí, porque Jesucristo nació en una familia ejemplar, Sus padres fueron José y María. Les obedeció en todo (cf. Lc 2,5 1) y aprendió de ellos a crecer como verdadero hombre. Así pues la familia de Cristo es ejemplo y modelo para toda familia.

14. ¿Esas enseñanzas son válidas para la familia de nuestros días?

Los ejemplos de la Sagrada Familia alcanzan a los hombres de todas las épocas y culturas, porque el único modo de conseguir la realización personal y la de los seres amados es crear un hogar en donde la ternura, el respeto, la fidelidad, el trabajo, el servicio desinteresado sean las normas de vida.

15. ¿Quiénes deben sentirse responsables de fortalecer la institución familiar?

Cada hombre es responsable dé una manera u otra de la sociedad en que vive, y por tanto de la institución familiar, que es su fundamento. Los casados, deben responder que la familia que han formado sea según el designio de Dios; los que permanecen solteros, deben cuidar de aquella en que nacieron. Los jóvenes y adolescentes tienen una particular responsabilidad de prepararse para construir establemente su futura familia.


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El plan de Dios sobre la familia

El plan de Dios sobre la familia

Catecismo la Familia y el Matrimonio.

1. El plan de Dios sobre la familia.

1. ¿Qué enseña la Iglesia sobre la familia?

La Iglesia enseña que la familia es uno de los bienes más preciosos de la humanidad.

2. ¿Por qué es un bien tan precioso?

La familia es un don tan precioso porque forma parte del plan de Dios para que todas las personas puedan nacer y desarrollarse en una comunidad de amor, ser buenos hijos de Dios en este mundo y participar en la vida futura del Reino de los Cielos: Dios ha querido que los hombres, formando la familia, colaboren con Él en esa tarea.

3. ¿Dónde están revelados los planes de Dios sobre el matrimonio y la familia?

En la Sagrada Escritura la Biblia se narra la creación del primer hombre y de la primera mujer: Dios los creó a su imagen y semejanza; los hizo varón y mujer, los bendijo y les mandó crecer y multiplicarse para poblar la tierra (cf. Gen 1,27). Y para que esto fuera posible de un modo verdaderamente humano, Dios mandó que el hombre y la mujer se unieran para formar la comunidad de vida y amor que es el matrimonio (cf. Gen 2,19?24).

4. ¿Qué beneficios trae formar una familia como Dios, manda?

Cuando las familias se forman según la voluntad de Dios, son fuertes, sanas y felices; hacen posible la promoción humana y espiritual de sus miembros contribuyendo a la renovación de toda la sociedad y de la misma Iglesia.

5. ¿Cómo ayuda la Iglesia a los hombres para que conozcan el bien de la familia?

La Iglesia ofrece su ayuda a todos los hombres recordándoles cuál es el designio de Dios sobre la familia y el matrimonio. A los católicos corresponde de modo especial comprender Y dar testimonio de las enseñanzas de Jesucristo en este campo.

6. ¿Cómo es posible realizar plenamente el proyecto de Dios sobre el matrimonio y familia?

Solo con la ayuda de la gracia de Dios, viviendo de verdad el Evangelio, es posible realizar plenamente el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia.

7. ¿Por qué hay tantas familias rotas, o con dificultades? ¿Por qué a veces parece tan difícil de cumplir la voluntad de Dios sobre el matrimonio?

Adán y Eva pecaron desobedeciendo a Dios y desde entonces todos los hombres nacen con el pecado original. Este pecado y los que comete cada persona hacen difícil conocer y cumplir la voluntad de Dios sobre el matrimonio. Por eso Jesucristo quiso venir al mundo: para redimirnos del pecado y para que pudiéramos vivir como hijos de Dios en esta vida y alcanzar el Cielo. Hace falta la luz del Evangelio y la gracia de Cristo para devolverle al hombre, y también al matrimonio y a la familia, su bondad y belleza originales.

8. ¿Qué consecuencias tiene para toda la sociedad no cumplir el plan de Dios sobre la familia y el matrimonio?

Cuando la infidelidad, el egoísmo y la irresponsabilidad de los padres respecto a los hijos son las normas de conducta, toda la sociedad se ve afectada por la corrupción, por la deshonestidad de costumbres y por la violencia.


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Jim Caviezel: el matrimonio católico en el cine

Jim Caviezel: el matrimonio católico en el cine

Son muchos los ejemplos que, a diario, conocemos de matrimonios profundamente cristianos: personas que, en cualquier ambiente, son capaces de vivir el sacramento matrimonial, sin tapujos, sin excusas. Quizá uno de los lugares en el que los matrimonios estén más expuestos a la laicización sea el mundo del Séptimo Arte, por lo que es una alegría leer el testimonio de fe de alguna de sus grandes estrellas, en este caso, el actor Jim Caviezel, que interpretó a Jesús en La Pasión de Cristo, filme producido y dirigido por Mel Gibson, y que realizó estas declaraciones cuando se encontraba en Denver para recibir, a nombre de todo el equipo de producción de La Pasión de Cristo, el Premio «Imago Dei», que otorga la Arquidiócesis de Denver.

A continuación reproducimos la entrevista:

P. Jim, respecto de tu fe, ¿cómo ha cambiado esta película tu experiencia del sufrimiento, y qué significa ahora el sufrimiento para ti?

R. Ahora entiendo el sufrimiento mucho más, como nunca antes en mi vida. Durante gran parte de la filmación no estaba seguro de poder hacerlo, no sabía si la hipotermia me iba a impedir lograrlo. Luchar con la hipotermia por un día está bien, aunque es sumamente duro. Pero intenta sobrellevarla por cinco semanas seguidas, en una cruz que sobresale por encima de los 300 metros, y cuando además tu hombro esta dislocado y estás enfermo, con neumonía y vomitando. Al mismo tiempo, eres alcanzado por un rayo. Todas estas cosas influyen en el momento en que gritas: «¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?» Yo dije eso muchas, muchas veces durante la filmación. Llega un momento en que te preguntas si a Dios le importaba que hiciéramos esta película o no. Pero ese es mi lado humano, porque sé que a Él (Jesús) sí le importó. Y si yo no hubiese pasado por todo ese sufrimiento no hubiera podido lograr la actuación que puedes ver en la pantalla. Esta experiencia me arrojó a los brazos de Dios.

P. Tu fe es algo que ocupa un lugar central en tu vida. ¿Has encontrado alguna contradicción o conflicto entre tu vida de fe y tu carrera de actor?

R. Cuando trabajas en un banco, trabajas con dinero. ¿Significa eso que no puedes ser católico y trabajar en un banco? ¿Acaso no puedes ser católico y presidente de los Estados Unidos? Se puede ser católico y estar comprometido con cualquier aspecto, por ejemplo del mundo de las comunicaciones, ya sea como reportero o como cualquier otra cosa. Nosotros necesitamos [a los católicos] en toda misión, en todas las áreas. Necesitamos misioneros y buenas personas en todos los ámbitos de la vida.

P. ¿Qué papel juega tu fe a la hora de escoger las películas en las que trabajas?

R. [Mi fe] no implica que no interprete personajes pecadores. No significa que no vaya a hacer películas con calificación R. Evidentemente, esta película tiene esa calificación. De hecho, si lees la Biblia le darías una calificación más severa –tal vez hasta X–, porque se trata de un libro muy serio lleno de muchos pecadores y muchos santos. He interpretado tanto personajes pecadores como personajes que fueron personas santas, pero siempre procuro encontrar algo rescatable en las historias. Pero eso sí, no blasfemo contra nuestro Señor, y hay cosas en las películas que no haría. Y en esos casos solo espero. Dios me permite esperar. Si encuentro un guión que me gusta, pero que contiene partes inaceptables para mí, les pido que lo cambien y si realmente están interesados en mi trabajo, lo cambiarán.

P. ¿Cuán importante es tu fe en tu vida de casado, y tu matrimonio en tu fe?

R. Es fundamental, como la alimentación. Tienes que comer todos los días; tienes que recibir la Eucaristía. Dios me entregó a mi esposa. Ella es un regalo. Yo la cuido, ella me cuida a mí. Nos encanta la manera en que Dios quiere que amemos. Tratamos de ser un ejemplo para las demás personas. A veces nos equivocamos pero seguimos intentando para luego levantarnos si caemos. Permanecemos juntos y nos amamos tanto como podemos. Mi fe alimenta todo, mi actuación y todo el resto. Es el alma de mi vida.

P. ¿Cuál es tu reacción ante la cobertura que la prensa hace de ti?

R. En la prensa, muchas veces se buscan ángulos para embarrarte. Por ejemplo, continuamente se refieren a mí como «el devoto católico Jim Caviezel». Lo hacen cada vez que hablan de mí en la prensa, y uno piensa: «¿Qué hay de malo en eso?». Pero déjame preguntarte algo, ¿dicen acaso «el devoto cienciologista Tom Cruise» o «el devoto judío Adam Sandler» una y otra vez? Ellos saben lo que están haciendo cuando intentan mancharte: buscan mostrarte como un «fanático religioso» que juzga y condena a los demás. Siempre ha existido este tipo de persecución en todos los tiempos.

P. ¿Y te afecta esto?

R. Cierta prensa no está muy abierta a cómo vives tu vida. Yo no voy e impongo mi fe a los demás. Hablo sobre ella cuando me lo preguntan y algunas veces ni siquiera hablo. Pero la vivo. No se trata de lo que dices; lo importante es lo que haces. Pero no puedo andar preocupado de lo que piensan los demás. Yo tendré que responderle a Dios. Solo tengo miedo de no hacer lo correcto, porque tendré que rendirle cuentas a El algún día.

Jim Caviezel - La Pasión de Cristo

P. ¿Cómo explicas el éxito de «La Pasión de Cristo»? ¿Sabes de algún fruto espiritual que la gente haya recibido luego de ver la película?

R. Puedes navegar por las distintas páginas en Internet y leer acerca de los frutos espirituales, están en todos lados. Pero lo que escuchas en alguna prensa es solo la historia de una señora que murió a causa de un ataque cardiaco mientras veía La Pasión en Kansas. Los que quieren van a encontrar algo negativo entre los millones y millones de buenas cosas. Pero creo que esta película ayudará a promover la verdadera paz en el mundo.

P. ¿Crees que esta película tenga algún impacto en la fe de la gente?

R. Espero que sí. En muchos países alrededor del mundo, atenuamos nuestra fe para acomodarla y así llamar a la «unidad» de las iglesias, y eso está mal. Yo no estoy pidiéndole, por ejemplo, a los Bautistas que acepten la figura de María y que entiendan su significado, ese es el trabajo del Espíritu Santo. Al final, lo que pido es que un hermano evangélico rece por mi conversión y yo rezaré por la suya, pero «aguar» nuestra fe, para acomodarse el uno al otro, es solo acomodarse a una cosa: el pecado.

P. ¿Cuál es tu escena favorita en esta película?

R. En mi escena favorita, Poncio Pilatos le habla a Jesús, y Jesús dice: «Aquellos que me conocen, conocen la Verdad». Pilatos contesta: «¿Qué es la verdad?». Jesús permanece callado. Luego, Pilatos se dirige a su esposa, Claudia, y dice: «¿Qué verdad es esta?». A lo cual ella responde: «Si tú no lo sabes, yo no puedo decírtelo».

Muchas veces, la gente piensa que Jesús es un fanático intolerante; pero no lo es. El habla en verdad. Habla con la plena verdad y plena gracia.


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Fuente original: Aciprensa

Catecismo la Familia y el Matrimonio

Catecismo la Familia y el Matrimonio

En esta ocasión os presentamos un material doctrinal que recoge de manera muy fiel y bastante completa la doctrina de la Iglesia Católica, contenida tanto en la Revelación como en el Magisterio, relativa al matrimonio y la familia, elaborado a instancias de la Conferencia Episcopal Venezolana. Al ser presentado como Catecismo y por tanto, como un compendio doctrinal dirigido a la comprensión de la generalidad de la gente, se aleja de las opiniones o de cuestiones discutibles, para ofrecer solo aquello que el pueblo católico debe tener en cuenta como doctrina y como guía segura en cuestiones tan delicadas y en la sociedad actual debatidas, como es lo relativo a familia, amor y sexualidad.

Creemos que como futuro de los difíciles momentos por los que ha pasado la institución familias y el matrimonio, consecuencia de los rápidos cambios socioculturales y de la imposición de la cultura hedonista, han ido igualmente surgiendo, como respuesta cristiana, desde diversas partes de la Iglesia, múltiples publicaciones y nuevas experiencias pastorales que nos revelan la presencia siempre activa del Espíritu Santo. Todo esto hace que en el campo de la investigación pastoral y catequesis sobre la familia, se vaya atesorando un rico material doctrinal del cual ciertamente el presente trabajo podrá ser material utilísimo de estudio y consulta no solo para las familias, sino también para los agentes de pastoral familiar.

Un Catecismo para la familia y sobre la familia era una necesidad. Sentíamos que cada día que avanzaba, bajo la permanente presión de una nueva cultura, se nos iba desdibujando la imagen misma de la familia y oscureciendo el concepto mismo de verdad. Tarea bien difícil para los jóvenes es descubrir en medio de tanta tiniebla un camino que les pueda garantizar la existencia de una verdad de la que la Iglesia es maestra y garante, relativa a un diseño divino sobre el hombre, sobre la familia, sobre el uso de la sexualidad humana y sobre la tarea de la familia en el futuro mismo de la sociedad.

Particularmente para la familia, la presente publicación será sumamente útil. Es una tarea que en ningún momento puede ser descuidada por los padres, porque les compete como responsabilidad específica, la de educar a sus hijos en los valores humanos y cristianos indispensables para su futuro como personas y como cristianos. Aunque el presente trabajo no es una guía para el uso de los padres en la difícil tarea de educar para el matrimonio y para la vida de familia, los contenidos doctrinales propios de un catecismo y la disposición sistemática de los mismos les será de gran ayuda a la hora de ofrecerles respuestas precisas y seguras.

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Puerto Cabello, agosto 1997

Mons. Ramón Linares Sandoval

Obispo de Puerto Cabello

Presidente de la Comisión de Familia de la Conferencia Episcopal Venezolana.

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ÍNDICE GENERAL


Presentación

Introducción

1. El plan de Dios sobre la familia

2. Situación actual del matrimonio y la familia en nuestra sociedad

I. El Matrimonio en el Plan de Dios

3. El matrimonio obra de Dios

4. El amor humano

5. Un amor perenne y exclusivo: Lo que Dios unió no lo separe el hombre

6. Un amor casto y fecundo: los hijos, don de Dios

7. La vocación matrimonial

II. El plan de Dios sobre la familia

8. Misión de la familia

9. Formar una comunidad de personas

10. El servicio a la vida

11. La participación en el desarrollo de la sociedad

12. La participación en la vida de la Iglesia

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La Biblia más infantil: Reyes, Saúl y David

La Biblia más infantil: Reyes, Saúl y David

Saúl, primer rey de Israel

Samuel nombró a Saúl primer rey de Israel. Era muy fuerte y venció a muchos pueblos. Pero Dios no estaba contento con Saúl, porque empezó a quedarse con las cosas de los pueblos a los que ganaba, sin ofrecérselas a Él ni repartirlas con los demás. Dios le dijo a Samuel: «Te voy a enseñar a otro hombre bueno, que será mejor rey que Saúl».


«Ayúdame a ser generoso con los demás».

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David cuidando el rebaño

David cuidando el rebaño

Dios llevó a Samuel hasta donde estaba David, un joven pastor que cuidaba su rebaño, y le dijo: «Éste será el rey de mi pueblo». Entonces Samuel derramó aceite sobre la cabeza de David para indicar que él sería el rey.



«Que seas el Rey de mi corazón».

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David vence a GoliatDavid vence a Goliat

En el ejército de los filisteos, había un gigante llamado Goliat, con el que nadie se atrevía a luchar. El joven David rezó a Dios y luchó contra el gigante lanzándole una piedra con su honda. La piedra derribó a Goliat al golpearle con gran fuerza en la frente. Goliat murió y los filisteos fueron de nuevo derrotados.



«Ayúdame, porque soy pequeño como David».

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David luchandoDavid luchando

David era un buen guerrero y ganaba muchas batallas. Todo el mundo decía que era más fuerte y valiente que Saúl. Éste se enfadó y empezó a tenerle envidia.



«Quítame la envidia, Señor, que me hace malo».

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David con el arpaDavid con el arpa

Saúl murió en una batalla y David fue el rey de Israel, como Dios había dicho. Era muy bueno, sabía tocar el arpa y escribir versos y canciones, llamados Salmos, que cantaba a Dios. Dios estaba muy contento con él y era su amigo. Un día le dijo: «De tu familia nacerá el Mesías (Jesús)». David convirtió la ciudad de Jerusalén en la capital de todo el reino.


«Quiero ser tu amigo como David».

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De La Biblia más infantil, Casals, 1999. Páginas 50 a 54

Coordinador: Pedro de la Herrán

Texto: Miguel Álvarez y Sagrario Fernández Díaz

Dibujos: José Ramón Sánchez y Javier Jerez


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Evangelio del día: El primer mandamiento

Evangelio del día: El primer mandamiento

Marcos 12, 28 – 34. Trigésimo primer domingo del Tiempo Ordinario. No existe otro camino, para ser un seguidor de Cristo, que el del amor y el del servicio.

En aquel tiempo se acercó a Jesús un letrado y le preguntó: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó: El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos. Le dijo el escriba: Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: No estás lejos del Reino de Dios. Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.

Oración introductoria

Santísima Trinidad, no puedo verte, pero sé que estás en mí. Yo no puedo tocarte, pero sé que estoy en sus manos. No puedo comprenderte totalmente, pero te amo con todo mi corazón. No hay otra cosa más importante que amarte y amar a mi prójimo como a mí mismo. Ven e ilumina mi oración para viva de acuerdo a lo que creo.

Petición

Te suplico, Jesús, me des fe para darte siempre el lugar que te corresponde en mi vida y la gracia de poder vivir la caridad de tu Evangelio.

Meditación del Papa

La fe cristiana, poniendo el amor en el centro, ha asumido lo que era el núcleo de la fe de Israel, dándole al mismo tiempo una nueva profundidad y amplitud. En efecto, el israelita creyente reza cada día con las palabras del Libro del Deuteronomio que, como bien sabe, compendian el núcleo de su existencia: «Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es solamente uno. Amarás al Señor con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas». Jesús, haciendo de ambos un único precepto, ha unido este mandamiento del amor a Dios con el del amor al prójimo, contenido en el Libro del Levítico: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Y, puesto que es Dios quien nos ha amado primero, ahora el amor ya no es sólo un «mandamiento», sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a nuestro encuentro.

En un mundo en el cual a veces se relaciona el nombre de Dios con la venganza o incluso con la obligación del odio y la violencia, éste es un mensaje de gran actualidad y con un significado muy concreto. Por eso, en mi primera Encíclica deseo hablar del amor, del cual Dios nos colma, y que nosotros debemos comunicar a los demás.

Benedicto XVI, Deus caritas est, n. 1.

Reflexión

«Y, acercándose uno de los escribas, le preguntó: Maestro, ¿cuál es el primero de todos los mandamientos?»

Qué pregunta tan comprometedora, pero al mismo tiempo tan esencial en la vida de todo cristiano, de todo católico.

¿Qué buscaría este escriba al preguntar una cosa así? ¿Por qué lo habría hecho? Y pensando un poco lo que buscaba no era otra cosa que saber qué es lo fundamental en esta vida; es decir, lo que buscamos todos para ser felices: el AMOR.

Cristo responde con claridad a ese vacío interior que sufren las personas que no conocen y no aman a Dios. Y la respuesta compromete a toda la persona humana: «Amar a Dios con toda tu mente y con todas tus fuerzas». Allí está la clave para ser feliz, para llegar a ser santo, para ser buen cristiano. No hay otro camino: amar a Dios.

Pero no sólo se reduce a un amor meramente sentimental e ilusorio, sino que baja a lo concreto de la vida. El cómo, Cristo lo clarifica con el segundo mandamiento: «Amar al prójimo como a ti mismo».

Qué mejor camino para amar a Dios, que amar con hechos y obras a mi prójimo, como lo demuestra la parábola del Buen Samaritano. Amar a mi prójimo es dedicarle tiempo, es asistirle en sus necesidades, es colaborar con sus ilusiones, es apoyarle en los momentos de dificultad, en definitiva es DONACIÓN. Porque no hay amor más grande y más heroico que dar la vida por el amigo. Vivir así es acercarse cada día más al Reino de los cielos.

Propósito

Asistir a la celebración de la Eucaristía, preferentemente en familia, como la actividad más importante del domingo, el Día del Señor.

Diálogo con Cristo

No existe otro camino, para ser un seguidor de Cristo, que el del amor y el del servicio. Amar quiere decir servir, servir es amar y el amor de Dios está orientado a lograr una transformación en mí. Gracias, Señor, por el don de la fe y la gracia de tu amor.

Halloween: ¿Cristianismo o paganismo?

Halloween: ¿Cristianismo o paganismo?

No se puede negar que es divertido disfrazar a los pequeños de la casa y salir con ellos a pedir dulces por las calles, muchos de nosotros tenemos recuerdos gratos de las fiestas de Halloween en donde compartíamos dulces y echábamos mano de todo lo que estaba a nuestro alcance para confeccionarnos el mejor de los disfraces.

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Halloween, ¿Lo debe celebrar un cristiano?

Pero no podemos pasar por alto que las fiestas que celebramos reflejan quiénes somos e influyen en nuestros valores. Desgraciadamente muchos cristianos han olvidado el testimonio de los santos y la importancia de rezar por los muertos y se dejan llevar por costumbres paganas para festejar con brujas y fantasmas.

«Halloween» significa (All hallow´s eve), del inglés antiguo, all hallows eve, o Víspera Santa, pues se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. La fantasía anglosajona, sin embargo, le ha robado su sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.

Raíces paganas de Halloween

Ya desde el siglo VI antes de Cristo los celtas del norte de Europa celebraban el fin del año con la fiesta de Samhein (o La Samon), fiesta del sol que comenzaba la noche del 31 de octubre. Marcaba el fin del verano y de las cosechas. El colorido de los campos y el calor del sol desaparecían ante la llegada de los días de frío y oscuridad.

Creían que aquella noche el dios de la muerte permitía a los muertos volver a la tierra fomentando un ambiente de muerte y terror. La separación entre los vivos y los muertos se disolvía aquella noche y haciendo posible la comunicación entre unos y otros. Según la religión celta, las almas de algunos difuntos estaban atrapadas dentro de animales feroces y podían ser liberadas ofreciéndole a los dioses sacrificios de toda índole, incluso sacrificios humanos. Sin duda Samhein no es otro sino el mismo demonio que en todas las épocas busca implantar la cultura de la muerte.

Aquellos desafortunados también creían que esa noche los espíritus malignos, fantasmas y otros monstruos salían libremente para aterrorizar a los hombres. Para aplacarlos y protegerse se hacían grandes hogueras. Estas hogueras tuvieron su origen en rituales sagrados de la fiesta del sol. Otras formas de evitar el acoso de estos macabros personajes era preparándole alimentos, montando macabras escenografías y disfrazándose para tratar de asemejarse a ellos y así pasar desapercibidos sus miradas amenazantes.

¿Como sabía aquella gente la apariencia de brujas, fantasmas y monstruos?. Al no conocer al verdadero Dios vivían aterrorizados ante las fuerzas de la naturaleza y las realidades del sufrimiento y la muerte. De alguna forma buscaban desahogar aquella situación dándole expresión en toda clase de fantasías. Todo lo feo, lo monstruoso y lo amenazante que se puede imaginar en figuras de animales y seres humanos constituye la base para darle riendas libres a la imaginación del terror.

Mezcla con el cristianismo

Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que algunos las mezclaran. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.

Algunos inmigrantes Irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folklore popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Desde USA, Halloween se ha propagado por todo el mundo.

Algunas costumbres de Halloween

Trick or Treat

Los niños (y no tan niños) se disfrazan (es una verdadera competencia para hacer el disfraz mas horrible y temerario) y van de casa en casa exigiendo «trick or treat» (truco o regalo). La idea es que si no se les da alguna golosina le harán alguna maldad al residente del lugar que visitan. Para algunos esto ha sido un gracioso juego de niños. Ultimamente esta práctica se ha convertido en algo peligroso tanto para los residentes (que pueden ser visitados por una ganga violenta), como para los que visitan (Hay residentes que reaccionan con violencia y han habido casos de golosinas envenenadas).

La Calabaza

Según una antigua leyenda irlandesa un hombre llamado Jack había sido muy malo y no podía entrar en el cielo. Tampoco podía ir al infierno porque le había jugado demasiados trucos al demonio. Tuvo por eso que permanecer en la tierra vagando por los caminos, con una linterna a cuesta. Esta linterna primitiva se hace vaciando un vegetal y poniéndole dentro un carbón encendido. Jack entonces se conocía como «Jack of the Lantern» (Jack de la Linterna) o, abreviado, Jack-o-´Lantern. Para ahuyentar a Jack-o-´Lantern la gente supersticiosa ponía una linterna similar en la ventana o frente a la casa. Cuando la tradición se popularizó en USA, el vegetal con que se hace la linterna comenzó a ser una calabaza la cual es parte de las tradiciones supersticiosas de Halloween. Para producir un efecto tenebroso, la luz sale de la calabaza por agujeros en forma del rostro de una carabela o bruja.

Fiestas de Disfraces

Una fiesta de disfraces no es intrínsecamente algo malo. Pero si hay que tener cuidado cuando estas se abren a una cultura desenfrenada como la nuestra. Detrás de un disfraz se pueden hacer muchas cosas vergonzosas con impunidad. Con frecuencia se hace pretexto para esconderse y aprovecharse de la situación. Como hemos visto, los disfraces de Halloween tienen origen en el paganismo y por lo general aluden a miedo y a la muerte. Hoy día con frecuencia los disfraces se burlan de las cosas sagradas. Vemos, por ejemplo, disfraces de monjas embarazadas, sacerdotisas, pervertidos sexuales, etc. Nada de eso es gracioso y solo puede ofender a Dios.

Con el reciente incremento de satanismo y lo oculto la noche de halloween se ha convertido en la ocasión para celebrar en grande toda clase ritos tenebrosos desde brujerías hasta misas negras y asesinatos. Es lamentable que, con el pretexto de la curiosidad o de ser solo por pasar el tiempo, no son pocos los cristianos que juegan con las artes del maligno.

Jesucristo es la victoria sobre el mal

La cultura moderna, jactándose de ser pragmática y científica, ha rechazado a Dios por considerarlo un mito ya superado. Al mismo tiempo, para llenar el vacío del alma, el hombre de hoy retrocede cada vez mas al absurdo de la superstición y del paganismo. Ha cambiado a Dios por el mismo demonio. No es de extrañar entonces que vivamos en una cultura de la muerte en la que millones de niños son abortados cada año y muchos mas mueren de hambre y abandono.

Es más fácil dejarse llevar por la corriente de la cultura y regresar al miedo, a la muerte y a un «mas allá» sin Dios porque, sin la fe, el hombre se arrastra hacia la necesidad de protegerse de fuerzas que no puede dominar. Busca de alguna manera con sus ritos exorcizar las fuerzas superiores.

Como católicos, profesamos que solo Jesucristo nos libera de la muerte. Solo Él es la luz que brilla en la oscuridad de los largos inviernos espirituales del hombre. Solo Él nos protege de la monstruosidad de Satanás y los demonios. Solo Él le da sentido al sufrimiento con su Cruz. Solo Él es vencedor sobre el horror y la muerte. Solo Dios basta para quién ha recibido la gracia y vive como discípulo de Cristo. Ante Cristo la cultura de la muerte cede el paso al amor y la vida.

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Fuente original: Catholic.net


Fiesta de Todos los Santos

Fiesta de Todos los Santos

El día 1 de noviembre celebramos a las personas que han llegado al cielo, conocidas y desconocidas.  Este día se celebran a todos los millones de personas que han llegado al cielo, aunque sean desconocidos para nosotros. Santo es aquel que ha llegado al cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana.


Comunión de los santos

La comunión de los santos, significa que ellos participan activamente en la vida de la Iglesia, por el testimonio de sus vidas, por la transmisión de sus escritos y por su oración. Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra. La intercesión de los santos significa que ellos, al estar íntimamente unidos con Cristo, pueden interceder por nosotros ante el Padre. Esto ayuda mucho a nuestra debilidad humana.

Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios. Podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero.

Aunque todos los días deberíamos pedir la ayuda de los santos, es muy fácil que el ajetreo de la vida nos haga olvidarlos y perdamos la oportunidad de recibir todas las gracias que ellos pueden alcanzarnos. Por esto, la Iglesia ha querido que un día del año lo dediquemos especialmente a rezar a los santos para pedir su intercesión. Este día es el 1ro. de noviembre.

Este día es una oportunidad que la Iglesia nos da para recordar que Dios nos ha llamado a todos a la santidad. Que ser santo no es tener una aureola en la cabeza y hacer milagros, sino simplemente hacer las cosas ordinarias extraordinariamente bien, con amor y por amor a Dios. Que debemos luchar todos para conseguirla, estando conscientes de que se nos van a presentar algunos obstáculos como nuestra pasión dominante; el desánimo; el agobio del trabajo; el pesimismo; la rutina y las omisiones.

Se puede aprovechar esta celebración para hacer un plan para alcanzar la santidad y poner los medios para lograrlo:

¿Como alcanzar la santidad?

  1. Detectando el defecto dominante y planteando metas para combatirlo a corto y largo plazo.
  2. Orando humildemente, reconociendo que sin Dios no podemos hacer nada.
  3. Acercándonos a los sacramentos.

Un poco de historia

La primera noticia que se tiene del culto a los mártires es una carta que la comunidad de Esmirna escribió a la Iglesia de Filomelio, comunicándole la muerte de su santo obispo Policarpo, en el año156. Esta carta habla sobre Policarpo y de los mártires en general. Del contenido de este documento, se puede deducir que la comunidad cristiana veneraba a sus mártires, que celebraban su memoria el día del martirio con una celebración de la Eucaristía. Se reunían en el lugar donde estaban sus tumbas, haciendo patente la relación que existe entre el sacrificio de Cristo y el de los mártires

La veneración a los santos llevó a los cristianos a erigir sobre las tumbas de los mártires, grandes basílicas como la de San Pedro en la colina del Vaticano, la de San Pablo, la de San Lorenzo, la de San Sebastián, todos ellos en Roma.

Las historias de los mártires se escribieron en unos libros llamados Martirologios que sirvieron de base para redactar el Martirologio Romano, en el que se concentró toda la información de los santos oficialmente canonizados por la Iglesia.

Cuando cesaron las persecuciones, se unió a la memoria de los mártires el culto de otros cristianos que habían dado testimonio de Cristo con un amor admirable sin llegar al martirio, es decir, los santos confesores. En el año 258, San Cipriano, habla del asunto, narrando la historia de los santos que no habían alcanzado el martirio corporal, pero sí confesaron su fe ante los perseguidores y cumplieron condenas de cárcel por Cristo.

Más adelante, aumentaron el santoral con los mártires de corazón. Estas personas llevaban una vida virtuosa que daba testimonio de su amor a Cristo. Entre estos, están san Antonio (356) en Egipto y san Hilarión (371) en Palestina. Tiempo después, se incluyó en la santidad a las mujeres consagradas a Cristo.

Antes del siglo X, el obispo local era quien determinaba la autenticidad del santo y su culto público. Luego se hizo necesaria la intervención de los Sumos Pontífices, quienes fueron estableciendo una serie de reglas precisas para poder llevar a cabo un proceso de canonización, con el propósito de evitar errores y exageraciones.

El Concilio Vaticano II reestructuró el calendario del santoral

Se disminuyeron las fiestas de devoción pues se sometieron a revisión crítica las noticias hagiográficas (se eliminaron algunos santos no porque no fueran santos sino por la carencia de datos históricos seguros); se seleccionaron los santos de mayor importancia (no por su grado de santidad, sino por el modelo de santidad que representan: sacerdotes, casados, obispos, profesionistas, etc.); se recuperó la fecha adecuada de las fiestas (esta es el día de su nacimiento al Cielo, es decir, al morir); se dio al calendario un carácter más universal (santos de todos los continentes y no sólo de algunos).

Categorías de culto católico

Los católicos distinguimos tres categorías de culto:

  • Latría o Adoración: Latría viene del griego latreia, que quiere decir servicio a un amo, al señor soberano. El culto de adoración es el culto interno y externo que se rinde sólo a Dios.
  • Dulía o Veneración: Dulía viene del griego doulos que quiere decir servidor, servidumbre. La veneración se tributa a los siervos de Dios, los ángeles y los bienaventurados, por razón de la gracia eminente que han recibido de Dios. Este es el culto que se tributa a los santos. Nos encomendamos a ellos porque creemos en la comunión y en la intercesión de los santos, pero jamás los adoramos como a Dios. Tratamos sus imágenes con respeto, al igual que lo haríamos con la fotografía de un ser querido. No veneramos a la imagen, sino a lo que representa.
  • Hiperdulía o Veneración especial: Este culto lo reservamos para la Virgen María por ser superior respecto a los santos. Con esto, reconocemos su dignidad como Madre de Dios e intercesora nuestra. Manifestamos esta veneración con la oración e imitando sus virtudes, pero no con la adoración.

Fuente original: Catholic.net

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Oremos por los difuntos

Oremos por los difuntos

«Aunque Dios nos lo quitase todo, nunca nos dejaría sin Él, mientras lo deseemos así. Pero, aún hay más: todas nuestras pérdidas y separaciones solo son por breve plazo».

San Francisco de Sales

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¿Podemos orar por los difuntos? ¿Les sirven nuestras oraciones? ¿Cuál es la doctrina católica al respecto?

La Biblia nos dice que después de la muerte viene el juicio: «Está establecido que los hombres mueran una sola vez y luego viene el juicio» (Hebr. 9, 27). Después de la muerte viene el juicio particular donde «cada uno recibe conforme a lo que hizo durante su vida mortal» (2 Cor. 5, 10).

Al fin del mundo tendrá lugar el «juicio universal» en el que Cristo vendrá en gloria y majestad a juzgar a los pueblos y naciones.

Es doctrina católica que en el juicio particular se destina a cada persona a una de estas tres opciones: Cielo, Purgatorio o Infierno.

  • Al Cielo: las personas que en vida hayan aceptado y correspondido al ofrecimiento de salvación que Dios nos hace y se hayan convertido a El, y que al morir se encuentren libres de todo pecado, se salvan. Es decir, van directamente al Cielo, a reunirse con el Señor y comienzan una vida de gozo indescriptible «Bienaventurados los limpios de corazón -dice Jesús- porque ellos verán a Dios» (Mt. 5, 8).
  • Al Infierno: quienes hayan rechazado el ofrecimiento de salvación que Dios hace a todo mortal, o no se convirtieron mientras su alma estaba en el cuerpo, recibirán lo que ellos eligieron: el Infierno, donde estarán separados de Dios por toda la eternidad.
  • Al Purgatorio: finalmente, los que en vida hayan servido al Señor pero que al morir no estén aún plenamente purificados de sus pecados, irán al Purgatorio. Allá Dios, en su misericordia infinita, purificará sus almas y, una vez limpios, podrán entrar en el Cielo, ya que no es posible que nada manchado por el pecado entre en la gloria: «Nada impuro entrará en ella (en la Nueva Jerusalén)» (Ap. 21, 27).

Aquí surge espontánea una pregunta cuya respuesta es muy iluminadora: ¿Para qué estamos en este mundo? Estamos en este mundo para conocer, amar y servir a Dios y, mediante esto, salvar nuestra alma. Dios nos coloca en este mundo para que colaboremos con El en la obra de la creación, siendo cuidadores de este «jardín terrenal» y para que cuidemos también de los hombres nuestros hermanos, especialmente de aquellos que quizás no han recibido tantos dones y «talentos» como nosotros. Este es el fin de la vida de cada hombre: Amar a Dios sobre todas las cosas y salvar nuestra alma por toda la eternidad.

¿Qué acontece, entonces, con los que mueren?

Ya lo dijimos: Los que mueren en gracia de Dios se salvan. Van derechamente al cielo. Los que rechazan a Dios como Creador y a Jesús como Salvador durante esta vida y mueren en pecado mortal se condenan. También aquí la respuesta es clara y coincidente entre católicos y evangélicos.

Pero, ¿qué ocurre con los que mueren en pecado venial o que no han satisfecho plenamente por sus pecados? Ahí está la diferencia entre católicos y evangélicos. Los católicos creemos en el Purgatorio. Según nuestra fe católica, el Purgatorio es el lugar o estado por medio del cual, en atención a los méritos de Cristo, se purifican las almas de los que han muerto en gracia de Dios, pero que aún no han satisfecho plenamente por sus pecados. El Purgatorio no es un estado definitivo sino temporal. Y van allá sólo aquellos que al morir no están plenamente purificados de las impurezas del pecado, ya que en el cielo no puede entrar nada que sea manchado o pecaminoso. (…) En cuanto a su duración podemos decir que después que venga Jesús por segunda vez y se ponga fin a la historia de la humanidad, el Purgatorio dejará de existir y sólo habrá Cielo e Infierno.

Por consiguiente, según nuestra fe católica, se pueden ofrecer oraciones, sacrificios y Misas por los muertos, para que sus almas sean purificadas de sus pecados y puedan entrar cuanto antes a la gloria a gozar de la presencia divina.

(…) No obstante, como que en la práctica, cuando muere una persona, no sabemos si se salva o se condena, debemos orar siempre por los difuntos, porque podrían necesitar de nuestra oración. Y si ellos no la necesitan, le servirá a otras personas, ya que en virtud de la Comunión de los Santos existe una comunicación de bienes espirituales entre vivos y difuntos. Esto explica aquella costumbre popular de orar «por el alma más necesitada del Purgatorio».

La oración por los difuntos

Los primeros misioneros que evangelizaron América introdujeron la costumbre, que aún perdura en algunos lugares, de reunirse y hacer un velorio que se prolonga por una semana o nueve días. Se reza aún una Novena en la que los familiares se congregan para acompañar a los deudos y ofrecen a Dios oraciones por el difunto. También la Iglesia, desde tiempo inmemorial, introdujo la costumbre de celebrar el día 2 de Noviembre dedicado a los difuntos, día en el que los católicos vamos a los cementerios y, junto con llevar flores, elevamos una oración por nuestros seres queridos.

(…) Los católicos no sólo podemos orar por los difuntos, sino que éste es un deber cristiano que obliga, especialmente, a los familiares y a los amigos más cercanos.

Orar por los vivos y por los difuntos es una obra de misericordia. De la misma manera que ayudaríamos en vida a sus cuerpos enfermos, así, después de muertos, debemos apiadarnos de ellos rezando por el descanso eterno de sus almas.

Ente los católicos la tradición es orar por los difuntos y en lo posible celebrar la Santa Misa por su eterno descanso.

Dice la Liturgia: «dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz eterna»

Y san Agustín dijo: «Una lágrima se evapora, una flor se marchita, sólo la oración llega al trono de Dios».


Extractado de P. Paulo Dierckx y P. Miguel Jordá: Para dar razón de nuestra esperanza, sepa defender su fe, Tema 33.

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Algunas oraciones por los difuntos


A nuestros difuntos

Si para recobrar lo recobrado,

debí perder primero lo perdido.

Si para conseguir lo conseguido,

tuve que soportar lo soportado.

Si para estar ahora enamorado,

fue menester haber estado herido.

Tengo por bien sufrido lo sufrido,

tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado,

que no se goza bien de lo gozado,

sino después de haber padecido.

Porque después de todo he comprendido,

que lo que el árbol tiene de florido,

viene de lo que tiene sepultado».


Santa Teresa de Lisieux


Oración por nuestros seres queridos

Oh, buen Jesús, que durante toda tu vida te compadeciste de los dolores ajenos, mira con misericordia las almas de nuestros seres queridos que están en el Purgatorio.

Oh, Jesús, que amaste a los tuyos con gran predilección, escucha la súplica que te hacemos y por tu Misericordia concede a aquellos que Tú te has llevado de nuestro hogar el gozar del eterno descanso en el seno de tu infinito Amor. Amén.

Concédeles, Señor, el descanso eterno y que les ilumine tu Luz perpetua.

Que las almas de los fieles difuntos, por la Misericordia de Dios descansen en paz.

Amén.


Oración por un padre o una madre fallecidos

Cuando pensabas que no te veía, te escuché pedirle al Ser Supremo salud y trabajo para nosotros, y aprendí que existía Alguien con quien yo podría conversar en el futuro.

Cuando pensabas que no te veía, te ví preocuparte por los sanos y por los enfermos, y así aprendí que todos debemos ayudarnos y cuidarnos unos a otros.

Cuando pensabas que no te veía, te ví dar tu tiempo y dinero para ayudar a personas que nada tenían, y aprendí que aquellos que tienen, debemos compartirlo con quienes no tienen.

Cuando pensabas que no te veía, te sentí darme un beso por la noche y me sentí amado y seguro.

Cuando pensabas que no te veía, te vi atender la casa y a todos los que vivimos en ella, y aprendí a cuidar lo que es dado.

Cuando pensabas que no te veía, vi como cumplías con tus responsabilidades, aún cuando no te sentías bien, y aprendí que debo ser responsable cuando crezca.

Cuando pensabas que no te veía, vi tus lágrimas , y entonces aprendí que a veces las cosas duelen, y que está bien llorar.

Cuando pensabas que no te veía, vi que te importaba y quise ser todo lo que puedo llegar a ser.

Cuando pensabas que no te veía, aprendí casi todas las lecciones de la vida que necesito saber para ser una buena persona y también productiva cuando crezca.

Cuando pensabas que no te veía, te vi y quise decir: ¡gracias por todas las cosas que vi, cuando pensabas que no te veía! Y, cuando tal vez no quisiste que te viera, también te vi morir como siempre viviste: mirando a Dios.

Nosotros, tu familia.


Oración por un niño fallecido


Un ángel llamado… (nombre)

Te escapas de la familia que vio nacer tu frágil cuerpo

a los cielos que hoy, en puertas abiertas, te saben acoger

¡Alas!, (nombre)… ¡alas a los cuatro vientos!

Son tus brazos sin apenas, en esfuerzo y tiempo,

haber sido abrazados.

Diamantes, (nombre)… ¡diamantes son tus ojos!

Sin rasgo de impureza ni maldad

más limpios que el agua salida de un recién estrenado manantial.

Asciendes sin haber sentido los azotes de un mundo turbulento

sin tiempo para la felicidad

sin días para haber recorrido las calles de los mil juegos

con tus compañeros y amigos.

Te vas, (nombre)…, con la sonrisa en el rostro

preguntando, tal vez, mil porqués

con el silencio de quien sabe que un gran hueco deja.

Marchas con el alma PURA y RADIANTE,

SANTA, INQUIETA, VIVA e INMACULADA.

Hoy el cielo está de enhorabuena

aún, cuando nosotros, estemos sumidos en el llanto y en la tristeza:

Entra en la ciudad de Dios un nuevo ángel llamado «(nombre)«.

Sonará su trompeta más afinada que ninguna otra,

sus alas resplandecerán como las de ningún otro en la corte angelical,

sus cantos serán los preferidos por Santa María la buena madre

su cuerpo… será mecido por los brazos

de los ángeles mayores que sabrán arrullarle a una sola voz.

Hoy… el cielo abre sus puertas de par en par

Y un nombre resuena con especial emoción : ¡(nombre)!

y Dios, que tiene mucho de Padre y sabe otro tanto del amor,

sabrá acogerlo y enseñarle las plazas y los rincones de su nueva casa,

los amigos y los hermanos… que son felices allá arriba aún sabiendo

que abajo dejaron llanto y dolor.

Naces….naces para el cielo, (nombre)…,

pero, que sepas, que quedas grabado en el corazón de

padres y abuelos, familiares y amigos

que hubieran dado el oro, la fortuna y el todo por ti.

Amén.


J. Leóz


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