Guía para vivir el Año Santo de la Misericordia junto al Papa Francisco: Febrero 2016

Guía para vivir el Año Santo de la Misericordia junto al Papa Francisco: Febrero 2016

La peregrinación es un signo peculiar en el Año Santo, porque es imagen del camino que cada persona realiza en su existencia. La vida es una peregrinación y el ser humano es viator, un peregrino que recorre su camino hasta alcanzar la meta anhelada. También para llegar a la Puerta Santa en Roma y en cualquier otro lugar, cada uno deberá realizar, de acuerdo con las propias fuerzas, una peregrinación. Esto será un signo del hecho que también la misericordia es una meta por alcanzar y que requiere compromiso y sacrificio. La peregrinación, entonces, sea estímulo para la conversión: atravesando la Puerta Santa nos dejaremos abrazar por la misericordia de Dios y nos comprometeremos a ser misericordiosos con los demás como el Padre lo es con nosotros.

En el texto de Lucas, el Señor Jesús indica las etapas de la peregrinación mediante la cual es posible alcanzar esta meta. Dice, ante todo, no juzgar y no condenar. Si no se quiere incurrir en el juicio de Dios, nadie puede convertirse en el juez del propio hermano. Los hombres ciertamente con sus juicios se detienen en la superficie, mientras el Padre mira el interior. ¡Cuánto mal hacen las palabras cuando están motivadas por sentimientos de celos y envidia! Hablar mal del propio hermano en su ausencia equivale a exponerlo al descrédito, a comprometer su reputación y a dejarlo a merced del chisme. No juzgar y no condenar significa, en positivo, saber percibir lo que de bueno hay en cada persona y no permitir que deba sufrir por nuestro juicio parcial y por nuestra presunción de saberlo todo. Sin embargo, esto no es todavía suficiente para manifestar la misericordia. Jesús pide también perdonar y dar. Ser instrumentos del perdón, porque hemos sido los primeros en haberlo recibido de Dios. Ser generosos con todos sabiendo que también Dios dispensa sobre nosotros su benevolencia con magnanimidad.

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(Misericordiae Vultus, 14)

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Peregrinemos juntos en este Año Santo

Escuchamos al Papa Francisco

La peregrinación es un signo peculiar en el Año Santo, porque es imagen del camino que cada persona realiza en su existencia.  La vida es una peregrinación y el ser humano es viator, un peregrino que recorre su camino hasta alcanzar la meta anhelada.  También para llegar a la Puerta Santa en Roma y en cualquier otro lugar, cada uno deberá realizar, de acuerdo con las propias fuerzas, una peregrinación.  Esto será un signo del hecho que también la misericordia es una meta por alcanzar y que requiere compromiso y sacrificio.  La peregrinación, entonces, sea estímulo para la conversión: atravesando la Puerta Santa nos dejaremos abrazar por la misericordia de Dios y nos comprometeremos a ser misericordiosos con los demás como el Padre lo es con nosotros.

En el texto de Lucas, el Señor Jesús indica las etapas de la peregrinación mediante la cual es posible alcanzar esta meta.  Dice, ante todo, no juzgar y no condenar. Si no se quiere incurrir en el juicio de Dios, nadie puede convertirse en el juez del propio hermano.  Los hombres ciertamente con sus juicios se detienen en la superficie, mientras el Padre mira el interior.  ¡Cuánto mal hacen las palabras cuando están motivadas por sentimientos de celos y envidia!  Hablar mal del propio hermano en su ausencia equivale a exponerlo al descrédito, a comprometer su reputación y a dejarlo a merced del chisme. No juzgar y no condenar significa, en positivo, saber percibir lo que de bueno hay en cada persona y no permitir que deba sufrir por nuestro juicio parcial y por nuestra presunción de saberlo todo.  Sin embargo, esto no es todavía suficiente para manifestar la misericordia. Jesús pide también perdonar y dar.  Ser instrumentos del perdón, porque hemos sido los primeros en haberlo recibido de Dios.  Ser generosos con todos sabiendo que también Dios dispensa sobre nosotros su benevolencia con magnanimidad.

Misericordiae Vultus, 14

Guía para vivir el Año Santo de la Misericordia junto al Papa Francisco: Febrero 2016

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Escuchamos la Palabra de Dios

“Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian.  Bendigan a los que los maldicen, rueguen por lo que los difaman.  Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica.  Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.  Hagan por lo demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes.  Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman.  Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores.  Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo. Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio.  Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos.  Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.  No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.  Den, y se les dará.  Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes…” 

Evangelio de Lucas 6, 27-38

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Un salmo para alabar

A cada estrofa del salmo repetimos:

¡Felices los que van por un camino intachable,

los que siguen la ley del Señor!

Tu palabra, Señor, permanece para siempre,
está firme en el cielo.

Tu verdad permanece por todas las generaciones;
tú afirmaste la tierra y ella subsiste.

Todo subsiste hasta hoy conforme a tus decretos,
porque todas las cosas te están sometidas.

Si tu ley no fuera mi alegría,
ya hubiera sucumbido en mi aflicción.

Nunca me olvidaré de tus preceptos:
por medio de ellos, me has dado la vida.

Sálvame, porque yo te pertenezco
y busco tus preceptos.

Los malvados están al acecho para perderme,
pero yo estoy atento a tus prescripciones.

He comprobado que toda perfección es limitada:
¡qué amplios, en cambio, son tus mandamientos!

Salmo 119, 89-96

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Para reflexionar y/o compartir en grupo

  1. ¿Qué diferencias observamos entre “transitar al lado de” otros y “peregrinar junto con” los otros?  Enumeramos una lista con similitudes y diferencias.
  2. ¿Cuáles serán los elementos esenciales y constitutivos de nuestra peregrinación por la vida, según el Papa Francisco? 
  3. ¿Qué significará para nosotros, los cristianos, “alcanzar la meta? ¿Qué es lo importante en la vida?  ¿Qué cosas no son tan necesarias?
  4. ¿Somos instrumentos del perdón para los demás?  ¿Sabemos percibir lo bueno que hay en cada persona o vivimos juzgando y/o hablando mal de nuestros hermanos?
  5. En este Año Santo, ¿en qué situaciones de nuestra vida, personal y comunitaria, necesitamos convertirnos y dejarnos abrazar por la misericordia de Dios?  Realizamos un plenario en común, con todo lo reflexionado.

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Intenciones

A cada intención respondemos:

¡Señor de los peregrinos, ayúdanos en nuestro paso por la vida!

  • Te rogamos por nuestro querido Papa Francisco, para que le des la fuerza y serenidad necesaria para conducir a tu Iglesia por los caminos de la Misericordia Divina.  Oremos…
  • Para que aprendamos a peregrinar, junto a nuestros hermanos, como Pueblo de Dios y construyendo cada día una auténtica patria de hermanos.  Oremos…
  • Haz que vivamos con alegría y paz este Año Santo y que cada día nos encuentre más comprometidos con nuestros hermanos y compañeros de camino.  Oremos…
  • Danos paciencia y fuerza para atravesar la Puerta Santa de tu corazón. Oremos…
  • Ayúdanos asumir la Misericordia como un estilo de vida en nuestras vidas. Oremos…
  • Que en todo momento de nuestras vidas seamos capaces de transmitir y encontrarnos con la Misericordia de tu amor.  Oremos…

Agregamos nuestras intenciones personales y comunitarias…

Rezamos un Padrenuestro, un Avemaría y el Gloria

Repetimos con convicción la advocación: ¡Jesús, en vos confío!  ¡Jesús, en vos confío!  ¡Jesús, en vos confío!

Oración: Señor de los peregrinos, que nos enviaste a Jesús para darnos vida plena y mostrarnos el rostro de la misericordia, te pedimos que tu Hijo nos guíe y conduzca en nuestro peregrinar en este mundo hacia tu presencia.  Ayúdanos a ser pacientes y misericordiosos con quienes peregrinan a nuestro lado en la vida. Enséñanos a amar con un sentimiento profundo, pleno de ternura, compasión, indulgencia y perdón.  ¡Te lo pedimos a Ti, que vives y reinas, por los siglos de los siglos!  ¡Amén!

Señal de la Cruz

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Compromiso personal del mes

Este mes de febrero voy a participar, junto mis familiares y/o amigos de alguna peregrinación, de alguna ceremonia religiosa.  También podré acercarme a participar de la Misa o algún evento que me acerque más a Dios u otro compromiso similar.

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Para memorizar y rezar durante el mes

¡María de Guadalupe, ayúdanos a peregrinar juntos, como pueblo de Dios, en este Jubileo de la Misericordia!

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La misericordia en los santos

san_maximiliano_kolbeSan Maximiliano Kolbe (1894-1941). Por Jesús soy capaz de padecer aún más. En el campo de concentración de Auschwitz, Polonia, aprovechando algún descuido, un prisionero se fugó.  El terror congeló los corazones de aquellos hombres. Todos sabían el castigo: «por cada evadido, 10 de sus compañeros de trabajo, escogidos al azar, serian condenados a morir de hambre y sed en el sótano de la muerte.  Entre los condenados, exclama sollozando, el sargento Gajownieczek: ¡Adiós, adiós, mi pobre esposa!.. ¡Adiós, mis hijitos, hijitos huérfanos!  Las palabras del sargento sin duda tocan el corazón de muchos presos, pero en el corazón del padre Kolbe hacen más.   El P. Maximiliano salió de las filas y quitándose la gorra exclamó firmemente: «Soy sacerdote católico polaco; y quiero tomar su lugar, porque él tiene esposa e hijos…»  y así esperó santamente su terrible muerte.  Muchos años más tarde, el sargento Gajownieczek tuvo la gracia de asistir a la canonización de San Maximiliano Kolbe, su benefactor.

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Un cuento para rumiar

EL MONJE Y EL GURÚ

El gurú, que se hallaba meditando en su cueva del Himalaya, abrió los ojos y descubrió, sentado frente a él, a un inesperado visitante: el abad de un célebre monasterio vecino.

–¿Qué deseas? –le  preguntó el gurú.

El abad le contó una triste historia.  En otro tiempo, su monasterio había sido famoso en todo el mundo occidental, sus celdas estaban llenas de jóvenes novicios, y en su iglesia resonaba el armonioso canto de los monjes.  Pero habían llegado malos tiempos: la gente ya no acudía al monasterio a alimentar su espíritu, la avalancha de jóvenes candidatos había cesado y el templo se hallaba silencioso.  Sólo quedaban unos pocos monjes que cumplían triste y rutinariamente sus obligaciones.  Lo que el abad quería saber era lo siguiente:

–¿Hemos cometido algún pecado para que el monasterio se vea en esta situación?

–¡Sí! –respondió  el gurú: un pecado de ignorancia.

–¿Y qué pecado puede ser ése? –inquirió con curiosidad el abad.

–¡Uno de vosotros es el Mesías disfrazado, y vosotros no lo sabéis!  Y, dicho esto, el gurú cerró sus ojos y volvió a su meditación.

Durante el dificultoso viaje de regreso a su monasterio, el abad sentía cómo su corazón se desbocaba al pensar que el Mesías, ¡el mismísimo Mesías! había vuelto a la tierra y había ido a parar justamente a su monasterio.  ¿Cómo no había sido capaz de reconocerlo?  ¿Y quién podía ser?  ¿Acaso el hermano cocinero?  ¿El hermano sacristán?  ¿El hermano administrador?  ¿O sería él, el hermano prior?  ¡No, él no!  Por desgracia, él tenía demasiados defectos… Pero resulta que el gurú había hablado de un Mesías “disfrazado”  ¿No serían aquellos defectos parte de su disfraz?  Bien mirado, todos en el monasterio tenían defectos ¡y uno de ellos tenía que ser el Mesías!

Cuando llegó al monasterio, reunió a los monjes y les contó lo que había averiguado.  Los monjes se miraban incrédulos unos a otros: ¿¡el Mesías aquí!?  ¡Increíble!  Claro que, si estaba disfrazado… Entonces, tal vez…  ¿Podía ser Fulano o Mengano? ¿O, podía ser…?

Una cosa era cierta: si el Mesías estaba allí disfrazado, no era probable que pudieran reconocerlo.  De modo que, empezaron todos a tratarse con respeto y consideración.  “Nunca se sabe”, pensaba cada cual para sí cuando trataba con otro monje, “tal vez sea éste…”.  El resultado fue que el monasterio recobró su antiguo ambiente de gozo desbordante.  Pronto volvieron a acudir docenas de candidatos pidiendo ser admitidos en la Orden, y en la iglesia volvió a escucharse el jubiloso canto de los monjes, radiantes del espíritu de Amor.

Adaptación – Autor desconocido

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Para disfrutar del buen cine


TÍTULO EN CASTELLANO

ORIGEN

DIRECTOR

PROTAGONISTAS

Título Original / Otro Título

AÑO

DURACIÓN

GÉNERO

CALIFICACIÓN

LA MISIÓN

USA

Roland Joffe

Robert De Niro / Jeremy Irons

The Mission

1986

120 min

Testimonial

ATP

LA ERA DEL HIELO

USA

Chris Wedge

Ray Romano / John Leguizamo

Ice Age

2002

81 min

ANIMACIÓN

atp

La Misión. Hispanoamérica, siglo XVIII, zona de las misiones jesuitas, cercana a las cataratas de Iguazú, el padre Gabriel (Jeremy Irons) se acerca a una comunidad aborigen, sin más armas que su oboe, su gran su fe y el amor al prójimo. Es aceptado por los guaraníes y funda la misión de San Carlos. Entre sus seguidores está Rodrigo Mendoza (Robert De Niro), ex-traficante de esclavos y mercenario, quien arrepentido por haber asesinado a su hermano, se convierte e ingresa a la orden, encontrando la redención entre sus antiguas víctimas.  Después de lidiar juntos, durante años, por llevar adelante la misión, se ven obligados a defender a los nativos de los ataques de colonizadores.  Gabriel confía en el poder de la oración; Rodrigo, en la fuerza de la espada.  Es una película bella y memorable donde puede palparse el gran valor de la misericordia y el testimonio de la fe cristiana.

La Era de Hielo.  Durante la época glacial, un mamut, un perezoso gigante y un tigre encuentran un bebé, extraviado por su familia.  Esta extraña comunidad, decide cuidarlo y ponerse camino para llevarlo con su familia humana, que también están emigrando por los grandes deshielos.  Esta apasionante animación nos muestra cómo lo que verdaderamente importa para formar una comunidad no es el origen común sino el hecho de caminar con el otro, de peregrinar juntos en prosecución de un objetivo en común; que cuando hacemos las cosas guiados por el amor, las diferencias se achican y se agranda el corazón.


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El samurai que murió por no renunciar a la fe

El samurai que murió por no renunciar a la fe

Ell Papa Francisco proclamó, a principios de 2016, como mártir de la fe al samurai japonés del siglo XVI Takayama Ukon, de nombre cristiano Justo.

La declaración de que murió por la fe permite su beatificación sin necesidad de un milagro. Murió en Manila con 62 años de edad, cuando las Filipinas eran territorio español, unas semanas después de exiliarse de Japón con 300 compañeros, expulsados de su tierra porque se negaban a apostatar de la fe católica.

Takayama Ukon, líder militar y político, prefirió perder títulos y riquezas antes que renunciar a su fe y dejó Japón para morir exiliado - Foto de la película La muerte de un samurai, de 2012

Él tenía 12 años cuando su familia, un clan noble, se convirtió al catolicismo en 1567 y él fue bautizado. Se mantuvo firme en su fe sirviendo primero al famoso señor guerrero Oda Nobunaga (1534-1582) y después a Totoyomi Hideyoshi (1537-1598). Hideyoshi proclamaría finalmente la expulsión de los misioneros extranjeros, y más tarde, en 1614, bajo el shogunato Tokugawa llegaría la prohibición total del catolicismo. Ese año Justo Takayama Ukon se exilió, y murió semanas después en Manila. Las autoridades españolas de Manila celebraron para él un funeral con honores militares.

Justo Takayama Ukon

La Iglesia japonesa ha conseguido demostrar durante 2015 que los padecimientos que experimentó el samurai durante la persecución en Japón fueron los que finalmente causaron su muerte diez meses después de llegar a Manila, constatando que murió como mártir.

Virtudes ejemplares

Justo Takayama UkonEn Japón y fuera de Japón, este daimyo (señor feudal) se presenta hoy como un ejemplo de líder político cristiano, que aunque servía a poderosos señores paganos, se mantenía siempre fiel a su fe y su conciencia.

En 2013 los obispos japoneses enviaron a Roma su informe de 400 páginas que presentaba su figura. El arzobispo de Osaka, Leo Jun Ikenaga, en 2012 ya había escrito a Benedicto XVI presentando esta causa de canonización.

Aunque en un momento se pensó que la beatificación llegaría en 2015, finalmente se comprueba que será en 2016, a causa de la necesidad de comprobar los elementos que llevaron a su defunción como mártir. Sin embargo, aunque su vida fue ejemplar, no ha llegado a culminarse su beatificación por la vía de las virtudes heroicas corroboradas con un milagro, y se suma a la nutrida lista de mártires beatos japoneses.

Un ejemplo para políticos

El postulador de la causa, el padre Kawamura, siempre señaló que este daimio es un modelo para los políticos actuales, porque vivió en un entorno hostil, de políticas siempre cambiantes, pero «nunca se dejó extraviar por los que le rodeaban y vivió una vida según su conciencia, de forma persistente, una vida adecuada para un santo, que sigue dando ejemplo a muchos hoy».

Un padre con inquietudes profundas

Takayama adquirió la fe de adolescente cuando trajo al castillo de Sawa a un sacerdote católico, por petición de su padre, el señor Tomoteru, un hombre con inquietudes religiosas, que quería debatir las virtudes del budismo con un sabio cristiano. Era 1564, quince años después de que un barco portugués atracara por primera vez en Japón.

Tomoteru analizó en profundidad y con detenimiento la propuesta cristiana y le gustó, por lo que se bautizó él y su casa: su hijo, el joven Takayama (su nombre real era Hikogoro Shigetomo) recibió como nombre de bautismo el de «Justo».

Los Takayama, señores guerreros pero ahora cristianos, cuando ganaban nuevas tierras y vasallos, asombraban a todos al conceder elaborados funerales con ataúdes, banderas y procesiones a personas que no eran nobles.

En 1576, con el sacerdote italiano Gnecchi Soldo, Ukon Takayama hizo construir la primera iglesia de Kyoto, que durante 11 años sería un centro misionero de Japón. De ella hoy sólo queda la campana.

Fotograma de la película japonesa de 2007

Se entregó como rehén y salvó vidas

En 1578, con 26 años, siendo señor del castillo Takasuki, el joven samurai cristiano dio ejemplo de su temple al encontrarse en una complicada encrucijada. Su hermana era rehén del señor Murashige, que había disgustado al poderoso Nobunaga. Murashige era invitado de Ukon Takayama, pero un ejército de Nobunaga acudió al castillo pidiendo que le entregasen a Murashige. Hiciese lo que hiciese, mucha gente podía morir.

El joven samurai se afeitó la cabeza, se vistió de monje budista –rituales para expresar humildad y rechazo a la violencia- y se entregó como rehén a Nobunaga. Así evitó el derramamiento de sangre. A éste le impresionó la salida del joven y le premió con su confianza y con títulos.

Tres años después, Nobunaga era asesinado, y los Takayama apoyaron a su general y heredero, Hideyoshi, con gran valor en combate. Éste premió a Ukon con el feudo de Akashi, donde en poco tiempo 2.000 personas se convirtieron al cristianismo, la fe de su nuevo daimio.

El tirano y la concubina cristiana

La tolerancia para el cristianismo en Japón acabó en 1587. Hideyoshi no sólo quería un Japón unido, sino absolutamente dominado bajo su poder. Al parecer, una chica cristiana de noble cuna no accedió a ser una más de sus concubinas, debido a su fe, y eso produjo la ira del ya todopoderoso gobernante.

Por esas mismas fechas, un comerciante portugués cuyo barco había sido apresado por los japoneses habló con palabras altaneras a Hideyoshi, asegurando que la flota de guerra portuguesa algún día llegaría a Japón, lo que acabó de enfurecerlo.

El nuevo señor de las islas no quería resistencia alguna, ordenó la expulsión de los misioneros y de todos los extranjeros y presionó a los señores japoneses para que renunciasen a la fe cristiana. Algunos nobles, como Ukon Takayama, podían maniobrar, más o menos, para demorar o esquivar las presiones y proteger a sus vasallos cristianos.

Prohibición total, paciencia y fe

Pero menos de 30 años después, en 1614, el nuevo shogun Ieyasu Tokugawa lanzó la prohibición total del cristianismo. A los cristianos se les pedía pisotear o escupir a un crucifijo como signo de su abandono de la fe.

Ukon, con más de 60 años, respondió al shogun: «No voy a luchar con armas o espadas, sólo tendré paciencia y fe de acuerdo con las enseñanzas de mi Señor y Salvador, Jesucristo».

Ese año 3 barcos dejaron Japón con cristianos japoneses. Dos iban a la portuguesa Macao. Otro, en el que viajaban Ukon Takayama, su esposa, hija y nietos, y unos 100 laicos japoneses, fue a Manila.

«Dios dice que quien toma la espada se arruina con ella. Formad familias en Filipinas y regresad a Japón como enviados para la paz», dijo el daimio en el puerto de Nagasaki a su pueblo que se exiliaba con él.

Su esperanza es que aquellos cristianos volverían a Japón, más numerosos, como un puente entre culturas. Ya no pensaba en ejércitos, sino en algo más poderoso, que vive de generación en generación: pensaba en familias.  Se habló de preparar una expedición militar española a Japón bajo su mando o consejo, pero él se negó.

En una plaza de Manila se levanta una escultura que recuerda a Ukon Takayama, el No podía saber que Japón se iba a cerrar a toda influencia extranjera durante más de 250 años, un fenómeno cultural y político realmente singular en la historia.  Los exiliados japoneses se fundieron con la población católica filipina rápidamente.

Un legado vivo

En una plaza de Manila se levanta una escultura que recuerda a Ukon Takayama, el «samurai de Dios», con la cruz en sus manos.

En Japón los católicos celebran peregrinaciones a los lugares en los que vivió, luchó y rezó.Como sucedió con Cristo y suele suceder con los santos cristianos, su mayores victorias las cosechará después de muerto.

Fuente: religionenlibertad.com

Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2016

Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2016

“Misericordia quiero y no sacrificio” (Mt 9,13).

Las obras de misericordia en el camino jubilar

1. María, icono de una Iglesia que evangeliza porque es evangelizada

En la Bula de convocación del Jubileo invité a que «la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» (Misericordiae vultus, 17). Con la invitación a escuchar la Palabra de Dios y a participar en la iniciativa «24 horas para el Señor» quise hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio. Por eso, en el tiempo de la Cuaresma enviaré a los Misioneros de la Misericordia, a fin de que sean para todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios.

María, después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret, prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del Espíritu Santo, que hizo fecundo su vientre virginal. En la tradición profética, en su etimología, la misericordia está estrechamente vinculada, precisamente con las entrañas maternas (rahamim) y con una bondad generosa, fiel y compasiva (hesed) que se tiene en el seno de las relaciones conyugales y parentales.

2. La alianza de Dios con los hombres: una historia de misericordia

El misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la historia de la alianza entre Dios y su pueblo Israel. Dios, en efecto, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable en la justicia y la verdad. Aquí estamos frente a un auténtico drama de amor, en el cual Dios desempeña el papel de padre y de marido traicionado, mientras que Israel el de hijo/hija y el de esposa infiel. Son justamente las imágenes familiares —como en el caso de Oseas (cf. Os 1-2)— las que expresan hasta qué punto Dios desea unirse a su pueblo.

Este drama de amor alcanza su culmen en el Hijo hecho hombre. En él Dios derrama su ilimitada misericordia hasta tal punto que hace de él la «Misericordia encarnada» (Misericordiae vultus, 8). En efecto, como hombre, Jesús de Nazaret es hijo de Israel a todos los efectos. Y lo es hasta tal punto que encarna la escucha perfecta de Dios que el Shemà requiere a todo judío, y que todavía hoy es el corazón de la alianza de Dios con Israel: «Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Dt 6,4-5). El Hijo de Dios es el Esposo que hace cualquier cosa por ganarse el amor de su Esposa, con quien está unido con un amor incondicional, que se hace visible en las nupcias eternas con ella.

Es éste el corazón del kerygma apostólico, en el cual la misericordia divina ocupa un lugar central y fundamental. Es «la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (Exh. ap. Evangelii gaudium, 36), el primer anuncio que «siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis» (ibíd., 164). La Misericordia entonces «expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer» (Misericordiae vultus, 21), restableciendo de ese modo la relación con él. Y, en Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él. Y esto lo hace con la esperanza de poder así, finalmente, enternecer el corazón endurecido de su Esposa.

3. Las obras de misericordia

La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia. Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales. Ellas nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo. Por eso, expresé mi deseo de que «el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina» (ibíd., 15). En el pobre, en efecto, la carne de Cristo «se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga… para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado» (ibíd.). Misterio inaudito y escandaloso la continuación en la historia del sufrimiento del Cordero Inocente, zarza ardiente de amor gratuito ante el cual, como Moisés, sólo podemos quitarnos las sandalias (cf. Ex 3,5); más aún cuando el pobre es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa de su fe.

Ante este amor fuerte como la muerte (cf. Ct 8,6), el pobre más miserable es quien no acepta reconocerse como tal. Cree que es rico, pero en realidad es el más pobre de los pobres. Esto es así porque es esclavo del pecado, que lo empuja a utilizar la riqueza y el poder no para servir a Dios y a los demás, sino parar sofocar dentro de sí la íntima convicción de que tampoco él es más que un pobre mendigo. Y cuanto mayor es el poder y la riqueza a su disposición, tanto mayor puede llegar a ser este engañoso ofuscamiento. Llega hasta tal punto que ni siquiera ve al pobre Lázaro, que mendiga a la puerta de su casa (cf. Lc 16,20-21), y que es figura de Cristo que en los pobres mendiga nuestra conversión. Lázaro es la posibilidad de conversión que Dios nos ofrece y que quizá no vemos. Y este ofuscamiento va acompañado de un soberbio delirio de omnipotencia, en el cual resuena siniestramente el demoníaco «seréis como Dios» (Gn 3,5) que es la raíz de todo pecado. Ese delirio también puede asumir formas sociales y políticas, como han mostrado los totalitarismos del siglo XX, y como muestran hoy las ideologías del pensamiento único y de la tecnociencia, que pretenden hacer que Dios sea irrelevante y que el hombre se reduzca a una masa para utilizar. Y actualmente también pueden mostrarlo las estructuras de pecado vinculadas a un modelo falso de desarrollo, basado en la idolatría del dinero, como consecuencia del cual las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino de los pobres, a quienes cierran sus puertas, negándose incluso a mirarlos.

La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales. Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre mendigo. A través de este camino también los «soberbios», los «poderosos» y los «ricos», de los que habla el Magnificat, tienen la posibilidad de darse cuenta de que son inmerecidamente amados por Cristo crucificado, muerto y resucitado por ellos. Sólo en este amor está la respuesta a la sed de felicidad y de amor infinitos que el hombre —engañándose— cree poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer. Sin embargo, siempre queda el peligro de que, a causa de un cerrarse cada vez más herméticamente a Cristo, que en el pobre sigue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los poderosos acaben por condenarse a sí mismos a caer en el eterno abismo de soledad que es el infierno. He aquí, pues, que resuenan de nuevo para ellos, al igual que para todos nosotros, las lacerantes palabras de Abrahán: «Tienen a Moisés y los Profetas; que los escuchen» (Lc 16,29). Esta escucha activa nos preparará del mejor modo posible para celebrar la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte del Esposo ya resucitado, que desea purificar a su Esposa prometida, a la espera de su venida.

No perdamos este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión. Lo pedimos por la intercesión materna de la Virgen María, que fue la primera que, frente a la grandeza de la misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez (cf. Lc 1,48), reconociéndose como la humilde esclava del Señor (cf. Lc 1,38).

Vaticano, 4 de octubre de 2015
Fiesta de San Francisco de Assis

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Fuente: vatican.va

‘La Vieja Cuaresma’, catequesis para niños

‘La Vieja Cuaresma’, catequesis para niños

Tras los días de fiesta y excesos que representa el carnaval, llega la Cuaresma. El mismo día que acaban las fiestas, el miércoles de ceniza, empieza un periodo de 40 días, que son los que faltan para llegar al Domingo de Pascua.

Durante esta cuarentena hay que hacer una preparación espiritual para poder llegar a entender el verdadero significado de la Semana Santa. Esto lo podemos llegar a interiorizar haciendo un poco de abstinencia, penitencia, compromiso, revisión de nuestros actos, reflexión…

Con estos objetivos presentamos a nuestro personaje: LA VIEJA CUARESMA, para los más pequeños de nuestra Familia.

Motivación y desarrollo

Los 40 días o 7 semanas de reflexión y compromiso se representan en el personaje, es una mujer viejecita y arrugada con un pañuelo en la cabeza y una característica muy peculiar: tiene 7 piernas, todas distintas, representa cada una las semanas que faltan para la Semana Santa.

Su misión es hacer pensar cada lunes un propósito que nos cueste realizar o que no hagamos bien y colgarlo en el corcho debajo de la pierna, durante toda la semana lo trabajaremos dándole la importancia que se merece.

Llegado el viernes, en asamblea, valoraremos si hemos alcanzado o conseguido el propósito elegido, una vez valorado le quitaremos la pierna correspondiente.

Si el propósito lo hemos conseguido, ella nos lo agradece con un pequeño premio como resultado a nuestro esfuerzo, si no lo hemos alcanzado no nos da nada y se enfada.

Así durante las 7 semanas, con las 7 piernas.

Ejemplos de propósitos:

  1. Caminar derecho. 
  2. Trabajar en silencio. 
  3. Respetar el turno de palabra. 
  4. No pelearse ni pegarse en el patio ni en el parque. 
  5. Compartir los juguetes. 
  6. Ser ordenados con nuestras cosas. 
  7. Mantener limpia y recogida la clase del colegio o el aula de catequesis. 

Ejemplos de premios:

  • Un sugus para cada uno.
  • Ver una película de dibujos.
  • Jugar con un juego nuevo del aula
  • Un lápiz nuevo para cada uno…

Material

Os presentamos el dibujo del personaje, se debe hacer grande para poder colgarlo en el corcho del aula.

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Canción de la vieja cuaresma

Se canta con la música de la cucaracha, y lo hacemos cada vez que le quitamos una pierna.

Vieja cuaresma, vieja cuaresma ¡Ay!
Que no puede caminar,
Tiene muchas piernas y se tropieza,
Entre todos la tenemos que ayudar.
Y es que le tenemos,
que quitar una,
Una, una, una, una,
Y es que le tenemos, que quitar una,
Hasta que pueda caminar.

Fuente: Colegio de la Sagrada Famila de Barcelona (España).

Carta de Dios  – En español y em português

Carta de Dios – En español y em português

Tú que eres un ser humano, eres mi milagro. Y eres fuerte, capaz, inteligente y lleno de dones y talentos. Cuenta con tus dones y talentos. Entusiásmate con ellos. Reconócete. Encuéntrate. Acéptate. Anímate. Y piensa que desde este momento puedes cambiar tu vida para bien si te lo propones y te llenas de entusiasmo. Y sobre todo, si te das cuenta de toda la felicidad que puedes conseguir con solo desearlo.

Eres mi creación más grande. ¡Eres mi milagro!

No temas: comienza una nueva vida.

No te lamentes nunca. No te quejes. No te atormentes. No te deprimas. ¿Cómo puedes temer si eres mi milagro?

Estas dotado de poderes desconocidos para todas las criaturas del universo.

¡Eres ÚNICO!. Nadie es igual a ti. Solo en ti está aceptar el camino de la felicidad y enfrentarlo y seguir siempre adelante, hasta el fin, simplemente porque eres libre.

En ti esta el poder de no atarte a las cosas.

Las cosas no hacen la felicidad. Te hice perfecto para que aprovecharas tu capacidad y no para que te destruyeras con las tonterías.

Te di el poder de PENSAR. Te di el poder de IMAGINAR. Te di el poder de AMAR. Te di el poder de CURAR. Te di el poder de DETERMINAR. Te di el poder de PLANIFICAR. Te di el poder de REIR. Te di el poder de HABLAR. Te di el poder de ORAR… Y te situé por encima de los Ángeles, cuando te di el poder de elección. Te di el poder de elegir tu propio destino usando tu voluntad.

¿Qué has hecho de esas tremendas fuerzas que te di?

¡No importa! De hoy en adelante, olvida tu pasado usando sabiamente ese poder de ELECCIÓN.

Elige AMAR en lugar de ODIAR.

Elige REIR en lugar de LLORAR.

Elige CREAR en lugar de DESTRUIR.

Elige ALABAR en lugar de CRITICAR.

Elige PERSEVERAR en lugar de RENUNCIAR.

Elige ACTUAR en lugar de APLAZAR.

Elige CRECER en lugar de CONSUMIRTE.

Elige VIVIR en lugar de MORIR.

Elige BENDECIR en lugar de BLASFEMAR.

Y, aprende a sentir mi presencia en cada acto de tu vida.

Crece cada día un poco más en el optimismo y la esperanza. Deja atras los miedos y los sentimientos de derrota.

Yo estoy a tu lado siempre: LLÁMAME, BÚSCAME, ACUÉRDATE DE MI.

Vivo en ti desde siempre y siempre te estoy esperando para amarte.

Si has de venir hacia mí algún día … ¡Que sea en este momento!

Cada instante que vivas sin mí, es un instante que pierdes paz.

¡Trata de volverte niño: simple, inocente, generoso, con capacidad de asombro y capacidad para convertirte ante la maravilla de sentirte humano!

Porque puedes conocer mi amor, puedes sentir una lágrima, puedes comprender el dolor… ¡No te olvides que eres el milagro! Que te quiero feliz, con misericordia, con piedad, para que este mundo que transitas pueda acostumbrarse a reír, siempre que tú… aprendas a reír… eres mi milagro, entonces usa tus dones y cambia tu medio ambiente, contagiando esperanza y optimismo sin temor, por que… YO ESTOY A TU LADO.

Dios.

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Versão em português

Que você é um ser humano, você é meu milagre. E você é forte, capaz, inteligente e cheio de dons e talentos. Ele tem seus dons e talentos. Entusiasmate com eles. Reconheça-se. Meet. Aceite-se. Anime-se. E você acha que a partir deste momento você pode mudar sua vida para melhor se você colocar sua mente e você está cheio de entusiasmo. E especialmente se você perceber toda a felicidade que você pode obter apenas por querer.

Você é a minha maior criação. Você é meu milagre!

Medo não começar uma nova vida.

Não lamentam nunca. Nâo se queixe. Mas não se estresse. Não fique deprimido. Como você pode ter medo se você é meu milagre?

Estes dotado de poderes desconhecidos a todas as criaturas no universo.

Você é único!. Ninguém é como você. É só você aceitar o caminho da felicidade e enfrentá-lo e seguir em frente até o fim, simplesmente porque eles estão livres.

Em que você é o poder não para amarrar as coisas.

As coisas não fazem a felicidade. Você fez perfeito para a sua capacidade e vai levar vantagem, não para vós para vos destruir com o absurdo.

Dei-te o poder de pensar. Dei-te o poder de imaginar. Dei-te o poder de amar. Dei-te o poder de curar. Eu dei-lhe o poder de determinar. Dei-te o poder de planejar. Dei-te o poder de rir. Dei-te o poder de falar. Eu dei-lhe o poder de rezar … E eu excedo Anjos, quando eu dei-lhe o poder de escolha. Dei-te o poder de escolher seu próprio destino usando a sua vontade.

O que você fez com essas forças tremendas que você deu?

Não importa! A partir de agora, esquecer de seu passado sabiamente usando esse poder de escolha.

Escolha AMAR, em vez de ódio.

Escolha rir em vez de lamentar.

Opte por criar, em vez de destruir.

Escolha louvor em vez de criticar.

Escolha perseverar em vez de sair.

Escolha a agir em vez de adiados.

Escolha crescer em vez de consumi-lo.

Escolha viver em vez de morrer.

ABENÇOE escolher em vez de blasfemar.

E aprender a sentir a minha presença em todos os atos de sua vida.

Cresce a cada dia um pouco mais de otimismo e esperança. Deixe para trás os medos e sentimentos de derrota.

Eu estarei sempre convosco: Chame-me, encontrar-me, lembro-me.

Eu vivo em você para sempre e sempre Eu estou esperando por amor.

Se você vir a mim um dia … É a esta hora!

Cada momento você viver sem mim, é um momento que você perde a paz.

Tente se tornar criança: simples, inocente, generoso, com sentimento de admiração e capacidade de se tornar a maravilha do sentimento humano!

Porque você pode saber meu amor, você pode sentir uma lágrima, você pode entender a dor … Não se esqueça que você é o milagre! Eu quero que você feliz, com compaixão, com piedade, por esta transitas mundo pode se acostumar a rir sempre que você … aprender a rir … você é meu milagre, em seguida, usar os seus dons e alterar seu ambiente, espalhando esperança e otimismo sem medo, porque … Eu estou ao seu lado.


Fuente: El Blog de Javier.

Evangelio del día: Envió a los discípulos de dos en dos

Evangelio del día: Envió a los discípulos de dos en dos

Marcos 6, 7-13. Jueves de la 4.ª semana del Tiempo Ordinario. Los cristianos debemos hablar en nombre de Jesús y predicar el Reino de Dios, pero sin preocuparnos de tener éxito… el éxito se lo debemos dejar a Dios.

Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas. Les dijo: «Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos». Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.

Sagrada Escritura en el portal web de la Santa Sede

Lecturas

Primera lectura: Libro Primero de Reyes, 1 Re 2, 1-4.10-12

Salmo (tomado del Libro Primero de Crónicas): 1 Crón 29, 10.11-12

Oración introductoria

Señor, me presento ante Ti hambriento de las gracias que deseas darme en este momento de oración. Creo en tu bondad y quiero responder con generosidad a tu llamado de salir a predicar el arrepentimiento y tu Palabra porque te amo sobre todas las cosas.

Petición

Jesús, aumenta en mí el deseo de ser verdaderamente un apóstol de tu Evangelio.

Meditación del Santo Padre Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Ante todo deseo compartir con vosotros la alegría de haber estado, ayer y hoy, con una peregrinación especial del Año de la fe: la peregrinación de los seminaristas, novicios y novicias. Os pido que recéis por ellos, para que el amor por Cristo madure cada vez más en su vida y lleguen a ser auténticos misioneros del Reino de Dios.

El Evangelio de este domingo (Lc 10, 1-12.17-20) nos habla precisamente de esto: del hecho de que Jesús no es un misionero aislado, no quiere realizar solo su misión, sino que implica a sus discípulos. Y hoy vemos que, además de los Doce apóstoles, llama a otros setenta y dos, y les manda a las aldeas, de dos en dos, a anunciar que el Reino de Dios está cerca. ¡Esto es muy hermoso! Jesús no quiere obrar solo, vino a traer al mundo el amor de Dios y quiere difundirlo con el estilo de la comunión, con el estilo de la fraternidad. Por ello forma inmediatamente una comunidad de discípulos, que es una comunidad misionera. Inmediatamente los entrena para la misión, para ir.

Pero atención: el fin no es socializar, pasar el tiempo juntos, no, la finalidad es anunciar el Reino de Dios, ¡y esto es urgente! También hoy es urgente. No hay tiempo que perder en habladurías, no es necesario esperar el consenso de todos, hay que ir y anunciar. La paz de Cristo se lleva a todos, y si no la acogen, se sigue igualmente adelante. A los enfermos se lleva la curación, porque Dios quiere curar al hombre de todo mal. ¡Cuántos misioneros hacen esto! Siembran vida, salud, consuelo en la periferias del mundo. ¡Qué bello es esto! No vivir para sí mismo, no vivir para sí misma, sino vivir para ir a hacer el bien. Hay tantos jóvenes hoy en la Plaza: pensad en esto, preguntaos: ¿Jesús me llama a ir, a salir de mí para hacer el bien? A vosotros, jóvenes, a vosotros muchachos y muchachas os pregunto: vosotros, ¿sois valientes para esto, tenéis la valentía de escuchar la voz de Jesús? ¡Es hermoso ser misioneros! Ah, ¡lo hacéis bien! ¡Me gusta esto!

Estos setenta y dos discípulos, que Jesús envía delante de Él, ¿quiénes son? ¿A quién representan? Si los Doce son los Apóstoles, y por lo tanto representan también a los obispos, sus sucesores, estos setenta y dos pueden representar a los demás ministros ordenados, presbíteros y diáconos; pero en sentido más amplio podemos pensar en los demás ministerios en la Iglesia, en los catequistas, los fieles laicos que se comprometen en las misiones parroquiales, en quien trabaja con los enfermos, con las diversas formas de necesidad y de marginación; pero siempre como misioneros del Evangelio, con la urgencia del Reino que está cerca. Todos deben ser misioneros, todos pueden escuchar la llamada de Jesús y seguir adelante y anunciar el Reino.

Dice el Evangelio que estos setenta y dos regresaron de su misión llenos de alegría, porque habían experimentado el poder del Nombre de Cristo contra el mal. Jesús lo confirma: a estos discípulos Él les da la fuerza para vencer al maligno. Pero agrega: «No estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están escritos en el cielo» (Lc 10, 20). No debemos gloriarnos como si fuésemos nosotros los protagonistas: el protagonista es uno solo, ¡es el Señor! Protagonista es la gracia del Señor. Él es el único protagonista. Nuestra alegría es sólo esta: ser sus discípulos, sus amigos. Que la Virgen nos ayude a ser buenos obreros del Evangelio.

Queridos amigos, ¡la alegría! No tengáis miedo de ser alegres. No tengáis miedo a la alegría. La alegría que nos da el Señor cuando lo dejamos entrar en nuestra vida, dejemos que Él entre en nuestra vida y nos invite a salir de nosotros a las periferias de la vida y anunciar el Evangelio. No tengáis miedo a la alegría. ¡Alegría y valentía!

Santo Padre Francisco

Ángelus del domingo, 7 de julio de 2013

Meditación del Santo Padre emérito Benedicto XVI

Jesús toma la iniciativa de enviar a los doce apóstoles en misión. En efecto, el término «apóstoles» significa precisamente «enviados, mandados». Su vocación se realizará plenamente después de la resurrección de Cristo, con el don del Espíritu Santo en Pentecostés. Sin embargo, es muy importante que desde el principio Jesús quiere involucrar a los Doce en su acción: es una especie de «aprendizaje» en vista de la gran responsabilidad que les espera. El hecho de que Jesús llame a algunos discípulos a colaborar directamente en su misión, manifiesta un aspecto de su amor: esto es, Él no desdeña la ayuda que otros hombres pueden dar a su obra; conoce sus límites, sus debilidades, pero no los desprecia; es más, les confiere la dignidad de ser sus enviados. Jesús los manda de dos en dos y les da instrucciones, que el evangelista resume en pocas frases. La primera se refiere al espíritu de desprendimiento: los apóstoles no deben estar apegados al dinero ni a la comodidad. Jesús además advierte a los discípulos de que no recibirán siempre una acogida favorable: a veces serán rechazados; incluso puede que hasta sean perseguidos. Pero esto no les tiene que impresionar: deben hablar en nombre de Jesús y predicar el Reino de Dios, sin preocuparse de tener éxito. El éxito se lo dejan a Dios.

Santo Padre emérito Benedicto XVI

Homilía del domingo, 15 de julio de 2012

Propósito

Recordar el salmo 23 cuando tenga problemas: «Nada temo porque Tú estás conmigo».

Diálogo con Cristo

Señor, te pedimos confiada y humildemente que nos ayudes a aceptar nuestra vocación al apostolado, porque queremos que muchas almas te conozcan, te amen y te alaben. Fortalécenos para que el egoísmo y la comodidad no nos impidan trabajar generosamente por la salvación de las almas.

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Evangelio del día en «Catholic.net»

Evangelio del día en «Evangelio del día»

Evangelio del día en «Orden de Predicadores»

Evangelio del día en «Evangeli.net»

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San Francisco de Sales, doctor de la Piedad, con recursos audiovisuales

San Francisco de Sales, doctor de la Piedad, con recursos audiovisuales

Los años convulsionados en Francia, después de la Reforma Protestante, formaron el fondo de la vida de Francisco de Sales. Nació el 21 de agosto de 1567 de una familia noble, en el reino de Saboya, situado entre Francia, Italia y Suiza. Estudió en el Colegio de Clermont de los Jesuitas, en París, y en la Universidad de Padua, donde se doctoró en Derecho Canónico y Civil.

Siendo estudiante en París, tuvo que atravesar la tempestad de una severa crisis espiritual, al sufrir la tentación de desesperación respecto a la predestinación.

Para su papá, fue una gran decepción que Francisco no aceptara una carrera espléndida en el mundo, sino que prefiriera el sacerdocio. Después de la ordenación, su obispo lo envió como joven misionero a Chablais, región de Saboya, por cuatro años. Allá adquirió una gran fama por sus folletos en defensa de la fe pero también apenas escapó de un atentado contra su vida. Sus escritos de esa época fueron publicados con el título de Controversias y la Defensa del Estandarte de la Santa Cruz. Al finalizar su apostolado de misionero, había persuadido aproximadamente a 72.000 Calvinistas para que volvieran a la Iglesia Católica.

Fue consagrado obispo de Ginebra en 1602, pero residía en Annecy (ahora ubicada en Francia), ya que Ginebra estaba bajo el dominio de los Calvinistas y, por lo tanto, cerrada para él. Su diócesis se volvió muy conocida en Europa a causa de su eficiente organización, de su celoso clero y de sus laicos bien esclarecidos,  realización monumental en aquella época. Su fama como director espiritual y escritor aumentaba. Lo convencieron para que reuniese, organizase y difundiese sus muchas cartas sobre asuntos espirituales y las publicase. Es lo que hizo en 1609, con el título de Introducción a la Vida Devota. Esta se volvió su obra más famosa y, todavía hoy, se considera una obra clásica que se encuentra en las librerías del mundo entero. Pero su proyecto esencial fue escribir El Tratado del Amor de Dios, fruto de años de oración y de trabajo. Éste también continúa siendo publicado en la actualidad. Quería escribir además una obra paralela al Tratado, o sea, sobre el Amor al Prójimo, pero su muerte el 28 de diciembre de 1622, a los 55 años de edad, frustró este proyecto. Además de las obras arriba mencionadas, sus cartas, predicaciones y coloquios ocupan cerca de 30 volúmenes. El valor permanente y la popularidad de sus escritos llevaron a la Iglesia a concederle el título de Patrono de Escritores y Periodistas Católicos.

Francisco aceptó en su casa a un joven con dificultad de audición y creó un lenguaje de símbolos para posibilitar la comunicación. Esa obra de caridad condujo a la Iglesia a darle otro título, o sea, el de Patrono de los de Difícil Audición.

Junto a Santa Francisca de Chantal fundó la Orden religiosa de las Hijas de la Visitación de Santa María, conocidas por la simplicidad de su regla y tradiciones y por su apertura especial a las viudas. Fue a través de la perseverante insistencia de una de estas hermanas, unos 250 años más tarde, la Madre María de Sales Chappuis, que un sacerdote de Troyes, en Francia, Luis Brisson, fundó a los Oblatos de San Francisco de Sales, una comunidad de sacerdotes y hermanos, dedicados a la vivencia y divulgación del espíritu y de las enseñanzas de San Francisco de Sales. Padre Brisson fundó también una comunidad de Hermanas con el mismo nombre, las Oblatas de San Francisco de Sales.

El espíritu y la fama de Francisco y la influencia de sus escritos se extendieron rápidamente después de su muerte. En 1665 la Iglesia lo declaró santo y le dio el título excepcional de Doctor de la Iglesia en 1867 – un título otorgado sólo a unos 30 santos en la historia, que son famosos por sus escritos. Se celebra su fiesta el día 24 de enero.

A diferencia de muchos santos C cuyas vidas, repletas de acontecimientos maravillosos, parecen estar fuera del alcance de cristianos comunes C la vida de Francisco de Sales no presenta nada de extraordinario. Sus ideales de moderación y caridad, de gentileza y humildad, de alegría y entrega a la voluntad de Dios son expresados con una sensatez que anima a los débiles y alimenta a los fuertes, ocasionándole la reputación de «el Santo Caballero».

Para conmemorar el cuarto centenario de su nacimiento, el Papa Paulo VI escribió una Carta Apostólica, en 1967, en la cual destacó la conveniente actualidad de Francisco de Sales para nuestra época moderna. Él escribe: ANinguno de los Doctores de la Iglesia, más que San Francisco de Sales preparó las deliberaciones y decisiones del Concílio Vaticano II con una visión tan perspicaz y progresista. Él ofrece su contribución por el ejemplo de su vida, por la riqueza de su verdadera y sólida doctrina, por el hecho que él abrió y reforzó las sendas de la perfección cristiana para todos los estados y condiciones de vida. Proponemos que esas tres cosas sean imitadas, acogidas y seguidas.

Fuente: oblatos.net

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Pequeña reseña biográfica de san Francisco de Sales

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San Francisco de Sales, El Santo de la Dulzura, la película completa en español

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Vida de San Francisco de Sales – Don Bosco y San Francisco de Sales

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El combate espiritual según San Francisco De Sales

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¿Cómo ganar la indulgencia plenaria por el Año Santo de la Misericordia?

¿Cómo ganar la indulgencia plenaria por el Año Santo de la Misericordia?

La indulgencia jubilar se gana:

  1. Realizando una breve peregrinación, como signo de sincera conversión, para entrar por la Puerta Santa abierta en cada catedral o en las iglesias establecidas por cada obispo diocesano;
  2. Cada vez que un fiel viva personalmente una de las obras de misericordia corporales o espirituales obtendrá la indulgencia jubilar.

Condiciones generales para los fieles:

  • Estos actos deben estar unidos, ante todo, al Sacramento de la Penitencia y a la celebración de la Eucaristía, con una reflexión sobre la misericordia.
  • Será necesario también añadir la profesión de fe (el Credo) y una oración por el Papa y sus intenciones.
  • La indulgencia se puede ganar para uno mismo o para un difunto (sólo una por día).

Los que están impedidos para llegar a la Puerta Santa:

  • Los enfermos y las personas ancianas y solas que no pueden salir de casa: vivir con fe y gozosa esperanza este momento de prueba, recibiendo la Comunión o participando en la Santa Misa a través de los medios de comunicación.
  • Los presos, que experimentan la limitación de su libertad. En las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia cada vez que atraviesen la puerta de su celda, invocando sinceramente la misericordia de Dios.

(Cfr. Carta del Papa al Presidente del Consejo pontificio para la promoción de la nueva evangelización, 1-IX-2015)

Evangelio del día: Acoger al Señor

Evangelio del día: Acoger al Señor

Lucas 4, 21-30. Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario. Para que haya paz en una familia, en una comunidad, en un país, en el mundo, debemos primero empezar a estar con el Señor, porque donde está el Señor no hay envidias, ni celos… ni criminalidad. Hay fraternidad.

Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír». Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es este el hijo de José?». Pero él les respondió: «Sin duda ustedes me citarán el refrán: «Médico, cúrate a ti mismo». Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaúm». Después agregó: «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio». Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.

Sagrada Escritura en el portal web de la Santa Sede

Lecturas

Primera lectura: Libro de Jeremías, Jer 1, 4-5.17-19

Salmo: Sal 71(70), 1-6.15.17

Segunda lectura: Primera Carta de san Pablo a los Corintios, 1 Cor 12, 31; 13, 1-13

Oración introductoria

Espíritu Santo, acompaña e inspira esta oración para que me identifique con los sentimientos y con la voluntad de nuestro Señor Jesucristo, reconociéndolo, glorificándolo y siguiendo fielmente la voluntad del Padre.

Petición

Jesús, dame la fe para saber reconocerte y seguirte con generosidad a donde quiera que vayas.

Meditación del Santo Padre Francisco

La lengua, la locuacidad, las habladurías son armas que cada día insidian la comunidad humana, sembrando envidia, celos y ansia de poder. Con ellas se puede llegar a matar a una persona. Por eso hablar de paz significa también pensar en el mal que es posible hacer con la lengua. Es la reflexión que propuso el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada en la capilla de la Domus Sanctae Marthae, costumbre reanudada el lunes 2 de septiembre, por la mañana.

El Papa partió del relato del retorno de Jesús a Nazaret, como lo propone Lucas (4, 16-30) en uno de los pasajes del Evangelio entre los más «dramáticos», en el que —dijo el Pontífice— «se puede ver cómo es nuestra alma» y cómo el viento puede hacer que gire de una parte a otra. En Nazaret, como explicó el Santo Padre, «todos esperaban a Jesús. Querían encontrarle. Y Él fue a encontrar a su gente. Por primera vez volvía a su lugar. Y ellos le esperaban porque habían oído todo lo que Jesús había hecho en Cafarnaún, los milagros. Y cuando inicia la ceremonia, como es costumbre, piden al huésped que lea el libro. Jesús hace esto y lee el libro del profeta Isaías, que era un poco la profecía sobre Él y por esto concluye la lectura diciendo: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír»».

La primera reacción —explicó el Pontífice— fue bellísima; todos lo apreciaron. Pero después en el ánimo de alguno empezó a insinuarse la carcoma de la envidia y comenzó a decir: «¿Pero dónde ha estudiado éste? ¿No es éste el hijo de José? Y nosotros conocemos a toda la familia. ¿Pero en qué universidad ha estudiado?». Y empezaron a pretender que Él hiciera un milagro: sólo después creerían. «Ellos —precisó el Papa— querían el espectáculo: «Haz un milagro y todos nosotros creeremos en ti». Pero Jesús no es un artista».

Jesús no hizo milagros en Nazaret. Es más, subrayó la poca fe de quien pedía el «espectáculo». Estos, observó el Papa Francisco, «se enfadaron mucho, y, levantándose, empujaban a Jesús hasta el monte para despeñarle y matarle». Lo que había empezado de una manera alegre corría peligro de concluir con un crimen, la muerte de Jesús «por los celos, por la envidia». Pero no se trata solamente de un suceso de hace dos mil años, evidenció el Obispo de Roma. «Esto —dijo— sucede cada día en nuestro corazón, en nuestras comunidades» cada vez que se acoge a alguien hablando bien de él el primer día y después cada vez menos hasta llegar a la habladuría casi al punto de «despellejarlo». Quien, en una comunidad, parlotea contra un hermano acaba por «quererlo matar», subrayó el Pontífice. «El apóstol Juan —recordó—, en la primera carta, capítulo 3, versículo 15, nos dice esto: el que odia en su corazón a su hermano es un homicida». Y el Papa añadió enseguida: «estamos habituados a la locuacidad, a las habladurías» y a menudo transformamos nuestras comunidades y también nuestra familia en un «infierno» donde se manifiesta esta forma de criminalidad que lleva a «matar al hermano y a la hermana con la lengua».

Entonces, ¿cómo construir una comunidad?, se preguntó el Pontífice. Así «como es el cielo», respondió; así como anuncia la Palabra de Dios: «Llega la voz del arcángel, el sonido de la trompa de Dios, el día de la resurrección. Y después de esto dice: y así para siempre estaremos con el Señor». Por lo tanto, «para que haya paz en una comunidad, en una familia, en un país, en el mundo, debemos empezar a estar con el Señor. Y donde está el Señor no hay envidia, no está la criminalidad, no existen celos. Hay fraternidad. Pidamos esto al Señor: jamás matar al prójimo con nuestra lengua y estar con el Señor como todos nosotros estaremos en el cielo».

Santo Padre Francisco: La amenaza de la habladuría

Meditación del lunes, 2 de septiembre de 2013

Propósito

Bueno, y nosotros, ¿qué enseñanzas y aplicaciones podemos sacar de este pasaje para nuestras vidas? Muchas. Pero yo sólo voy a proponer aquí dos sugerencias:

Primera: la llamada a la conversión –es decir, a acercarnos más a Dios, a la vida de gracia y a los sacramentos—, basada en la fe y en una humildad profunda de alma. No seamos nosotros como esos judíos, incrédulos y duros de corazón, que no hacen caso a Dios porque se sienten superiores a los demás y con derechos adquiridos. «Yo no necesito confesarme» –dice mucha gente, más por pereza, superficialidad e indiferencia que por verdadera malicia-.

Y segunda: aceptar a los demás con sencillez y caridad, sin criticar ni murmurar del prójimo, pues nosotros no conocemos sus motivos ni sus intenciones. No juzguemos por el exterior, porque casi siempre nos equivocamos. El hombre mira las apariencias, pero Dios mira el corazón.

Diálogo con Cristo

Señor, este domingo, tu día, será especial para mi familia si me decido a vivirlo con plenitud, poniendo todo lo que esté de mi parte para hacer más agradable la vida a todos y propiciando un ambiente que los lleve a participar en la Eucaristía. Con tu gracia, sé que lo podré lograr.

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Evangelio del día en «Catholic.net»

Evangelio del día en «Evangelio del día»

Evangelio del día en «Orden de Predicadores»

Evangelio del día en «Evangeli.net»

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